Saturday, July 29, 2017

A propósito de una lectura crítica del artículo: Venezuela la crisis económica de 2016 de Manuel Sutherland (continuación cuarta entrega: segunda parte )




IMPORTACIÓN DE ALIMENTOS  Y "DESARROLLO ENDÓGENO" Y CARACTER DEL PAÍS

En la parte final de la entrega anterior bajo este mismo título hemos adelantado algunas citas, a manera de introducción al tema que ahora tratamos. Estas citas pertenecen  a  Tierra, poder y revolución en Venezuela por Modesto Emilio Guerrero, II Tomo de Capitalismo: Tierra y poder en América Latina (1982-2012) Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Universidad Autónoma Metropolitana, México, primera edición 2014, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), Ediciones Continente, Buenos Aires -Argentina, 2014”.   

Debajo de todos los datos anteriores está la siguiente información: “Clacso cuenta con el apoyo de la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (ASDI)”. Entonces es una publicación detrás de la cual están los intereses del imperialismo sueco, que no es ningún imperialismo bueno, lo que no existe en absoluto, el imperialismo sueco como todo imperialismo es monopolista en economía y, por tanto, monopolista en política; es decir reacción y violencia en toda la línea. El autor del punto 5. Tierra, poder  y revolución en Venezuela es un troskista mentiroso y calumniador que se alinea en la campaña contrarrevolucionaria general contra el comunismo. Como tal no desperdicia oportunidad de achacar los crímenes del revisionismo venezolano al c. Stalin. Lo hemos citado en estos apuntes críticos para aplastar sus posiciones sobre el “capitalismo” en Venezuela “como fracción  del capitalismo mundial” y del “capitalismo en el agro” venezolano y porque pertenece a la misma corriente del autor que criticamos, es decir de Manuel Sutherland.

 Siempre tenemos  que establecer el carácter de la institución o instituto que publica el informe o estudio, que intereses están detrás del mismo, quién es el autor, su filiación o escuela del pensamiento, su trayectoria, etc., del estudio o informe , luego establecer que parte del contenido o información puede ser útil, es decir la parte racional del mismo, diferenciando de lo que es pura basura reaccionaria o revisionista.

En cuanto a la parte citada en cuanto a la importación de alimentos y sus consecuencias, por ejemplo, el autor explica todo por un “círculo perverso de una economía perversa”, para eludir que en este problema está concentrado el carácter semifeudal y semicolonial  del país, donde se desarrolla un capitalismo burocrático al servicio del imperialismo principalmente yanqui. Veamos otra vez lo que dice este troskista en la cita:
.
„Durante la década de 1970, “los precios de los productos agrícolas en el mercado internacional, salvo algunas excepciones circunstanciales, eran más bajos que los precios internos en Venezuela”, señala el experto Agustín Morales Espinoza. En las décadas siguientes esa relación desigual se incrementó.
El efecto fue irremediable. Las importaciones comenzaron a crecer. Bajo la presión de esta práctica, la producción agrícola nacional “se mostró incompetente para regularla demanda de productos importados”, afirma el autor (Morales, 2009). Estados Unidos, de donde salían casi 65% de los alimentos consumidos en Venezuela. Aunque la importación desde Estados Unidos se redujo a casi la mitad en 2012, no ha dejado de funcionar como mecanismo de exacción incontrolable entre el precio relativo externo protegido y el precio interior, de lo cual resulta el costo-beneficio del importador.

Allí nace el círculo perverso de una economía perversa. Sus características se aproximan a las conocidas en otros países de nuestro continente, aunque se agraven por el condimento volátil del petróleo: 93 de cada cien dólares que sostienen la economía salen de la venta de crudo. Por décadas enteras, el Estado venezolano estimuló y amplió los mercados de alimentos procesados con un fuerte componente importado y destruyó el mercado nacional de agroalimentos“.

Sobre la cita, decimos: Venezuela como los demás países semicoloniales son colonias económicas de los imperialistas, es decir, no son colonias económicas de uno sólo de estos países, sino de varios, en caso contrario sería una colonia. Esto quiere decir, que en lo económico estos países están sometidos al monopolio económicos de los países imperialistas donde siempre uno es principal, en este caso, como lo demuestra la misma importación de alimentos,  los EE.UU. Los países capitalistas ( esto es, ahora, imperialistas como los EE.UU.) tienen una agricultura intensiva, altamente técnificada y , por lo tanto, de más alta productividad que la agricultura de los países atrasados como Venezuela. 

Además, que todos estos países imperialistas otorgan subsidios a la agricultura y llevan una política agresiva de exportación de sus productos a los países del Tercer Mundo. Son también específicamente exportadores de capital en forma de maquinaria, equipos e insumos agrícolas a nuestros países y han establecido filiales de sus monopolios en nuestros países y sometido a las empresas agrícolas grandes, medianas y pequeñas a estas cadenas de sus monopolios. Así como las industrias de procesamiento de alimentos, que por más nacionales que parezcan están sometidas a estas cadenas monopólicas por múltiples lazos visibles e invisibles. 

Con la penetración del capital imperialista en el país semifeudal se genera empresas en el sector  agrario o de la industria alimentaria – de propiedad particular o estatal- que actúan como simples intermediarias del capital extranjero (empresas del capital burocrático) que en alianza con los terratenientes de viejo y nuevo tipo y los campesinos ricos ( ver que en Venezuela el Estado figura como el dueño de las tierras y que este otorga su uso como capital propio a las grandes empresas y también organiza cooperativas, propiedad asociativa sometida a la burocracia estatal) con lo cual va arruinando mediante la importación de alimentos y desplazando del mercado de productos agrícolas a los campesinos pequeños y medios y lo mismo se desplaza a la industria alimenticia de la burguesía media y la pequeña burguesía por la gran industria monopolista de pertenencia directa a los imperialistas o de sus intermediarios nativos particulares o estatales. 

Como se lee en la parte que habiamos adelantado y reproducimos nuevamente:

“Si seguimos los datos de la Cámara Venezolana de Alimentos (Cavidea), entre 1959
y 1977 se construyeron 80 grandes y medianas empresas de alimentos en el país, 112
procesadoras y 13 proveedoras de insumos y maquinarias para 37 sectores alimenticios,
agrupadas en 16 cámaras empresariales. En 2012 funcionan 60 empresas de alimentos.
La merma se explica por el surgimiento de una gigantesca corporación estatal de alimentos
y las nacionalizaciones iniciadas en 2007. Aun así, la presencia de las casas importadoras
es dominante. La única gran industria que le resta a la burguesía venezolana,
después de las nacionalizaciones bolivarianas, se llama Polar y es un emporio de alimentos,
señal latente de la hegemonía tradicional de la burguesía comercial importadora.
Según la misma fuente empresaria, en 2012 funcionan 1 159 firmas de importación
de alimentos y similares en el país; 220 en la capital. Todas viven de la importación en
forma directa e indirecta. Un caso único en el continente. p. 211

Si revisamos la estructura de distribución urbana de alimentos, correspondiente al
modelo importador, encontraremos el mismo resultado de gran monopolización comercial.
La empresa Makro es el emblema de esta historia. Esta superempresa se estableció
en 1990, apenas un año después de la más importante rebelión por alimentos en
la historia nacional. Esta aparente “locura comercial” se explica por la confianza de la
burguesía comercial en la capacidad de consumo estadístico de la petroeconomía venezolana
concentrada en las ciudades. La asociación de capitales que la originó tampoco
es casual. El mayor consorcio agrocomercial del país se juntó con el monopolio holandés
de distribución, Steekolen, Handels Vereenningin. Es un modelo de distribución
usado en la Europa neoliberal, cuya base es el control de las fuentes de alimento, o sea,
la agroproducción, asentada en la propiedad o arriendo de la tierra. La Polar fue denunciada,
en 2012, por poseer más de 80 000 hectáreas improductivas (Ciudad ccs, 2012).
Para el imperialismo europeo son los fértiles campos ibéricos y mediterráneos, Europa
oriental, además de África y América Latina. Makro modificó el sistema de distribución
del país y se transformó en la empresa marcadora del precio de mercado mayorista de los
alimentos.

En un reciente estudio de la Cepal (2007) se muestra al país en la lista de los que
aportan menos valor agregado agrícola al pib general de su economía. En una larga
evaluación de 22 años, 1985 a 2007, Venezuela aparece en la cuarta fila, cerca del límite
más bajo, de aporte al pib nacional, por debajo de 6.5%, entre el nivel más alto de
aporte que es de 34%, y el más bajo, que es de 5%. Entre 1981 y 1990, la importación
de alimentos y bebidas fue de 75.4 dólares por persona y año. En la década siguiente
(1991-2000) la cifra disminuyó a 65.9 y en la que acaba de concluir (2001-2010) se
duplicó para alcanzar 134.6 de promedio (...)".

Lo que acabamos de leer, como lo que hemos dicho antes de esto, se refiere a  la forma concreta en  que se expresa el carácter de la sociedad en la cuestión de la alimentación del país y de la llamada “seguridad alimenticia”. De aquí que sólo con la revolución de nueva democracia que mediante la guerra popular destruya las tres montañas que oprimen al pueblo de Venezuela se puede solucionar el problema de la alimentación en Venezuela y dar seguridad alimentaria a la población. Los demagogos como los del actual régimen fascista diran que la “renta petrolera” y las divisas son para la “seguridad alimentaria” de la población, pero llegado el momento se deja morir de hambre al pueblo para pagar la deuda externa y cumplir todos los compromisos o acuerdos desiguales que han firmado con sus patrones imperialistas. Además, está en la propia cita y la realidad lo muestra, que antes de Chávez-Maduro y, después,  con ellos:  “el Estado venezolano estimuló y amplió los mercados de alimentos procesados con un fuerte componente importado y destruyó el mercado nacional de agroalimentos“.

El PCP al respecto dice: “A su vez ver que la importación de alimentos genera disminución de la producción en el campo y una parte de la masa campesina se ve obligada a emigrar del campo a las ciudades (allí vemos como el propio sistema es el que genera el despoblamiento del campo) emigra en busca de trabajo, este fenómeno engrosa la demanda de mano de obra y esta se abarata, pero a su vez, la industria no la asimila porque hay crisis y de esta manera, por desocupación, el campesinado regresa otra vez a su tierra. Pero a su vez la base semifeudal de la sociedad va a generar por el agravamiento critico en que se encuentra una creciente migración del campesinado hacia las ciudades (y eso lo comprobamos en las ciudades pequeñas, medianas y grandes, incluido la propia capital donde los “cinturones de hierro”, “las barriadas” cercan a la urbe limeña) migración que al no encontrar trabajo en las fábricas por desocupación, va a engrosar el sector de servicios y a la informalidad que es por donde se desagua la falta de empleos; se conforma así la micro y pequeña producción (que es su “colchón social” al cual hoy atan bajo su llamada “cultura de los emprendedores” embaucados con el talismán de ser propietarios “falsos”) que por datos de ellos es un sector muy amplio, pero que trabajen en condiciones muy duras y difíciles. A esto se suma que el proletariado disminuya en proporción y reciba el siniestro ataque en todos los planos. Así el Presidente Gonzalo nos enseña: “no hay país en el mundo que se haya industrializado sin pasar por el desarrollo agrícola” ( PCP, Cuatro pro y cuatro Contra, Perú, 2010).

 La sguiente crónica de viaje nos muestra el atraso semifeudal del campo venezolano: 

“El viajero que se aleja de Maracaibo por carretera hacia Perijá, entra al municipio Machiques, en el sur del estado Zulia, en una zona de tierras tórridas y salpicadas por algunas colinas en el trayecto. Cercas de alambre de púas corren paralelas durante gran parte de la ruta para definir 2 cosas: asegurar que el ganado permanezca fuera del tránsito intermitente y marcar los límites de la propiedad.

Los geógrafos dicen que Machiques de Perijá es una pradera tropical. La verdad es que son potreros, cubiertos por segmentos inmensos de pasto y enmarañados matorrales de árboles muy viejos. 3 horas de trayecto con el mismo paisaje hacen parecer que se tratara de un viaje hacia la soledad, porque la tierra tiene aspecto de abandono, como si los humanos hubieran querido quedarse, pero se hubieran retirado ante el poderío de la tierra vacía.

Esa distribución de ganado en potreros distantes, la apariencia de una tierra que acoge sólo la soledad y unos inmensos portones de hierro forjado, asegurados con cadenas que separan y definen los límites entre una y otra poderosa hacienda, evidencian un problema que ha pesado en forma extraordinaria sobre la historia de Venezuela: el del latifundio o la hacienda improductiva.

La subutilización de la tierra y la concentración en pocas manos sugieren una contradicción que podría hacerse más visible si el viajero se dirigiera hacia unos 700 kilómetros al norte, hacia Carabobo, donde está el puerto más importante y dinámico del país. Allí se descargan barcos y camiones con toneladas de carne, verduras, legumbres y frutas: 85% de lo que consumimos, según el Banco Central de Venezuela (BCV). Es notable el contraste entre el latifundio y una economía poderosamente importadora. Esta tierra no pare la comida que necesitamos. 

Desde hace 10 años, el gobierno del presidente Hugo Chávez ha impulsado -como proyecto bandera de su gestión una reforma agraria estructural y profunda para erradicar el latifundio del país. Pero, luego de una década, surgen varias dudas: ¿Por qué es posible que las fincas venezolanas estén estancadas mientras las tierras extranjeras proporcionan el alimento para la alimentación del venezolano? ¿Por qué si existen alternativas gubernamentales de repartición de tierras al campesino y asistencia crediticia como alternativas lucrativas frente al latifundio continúan las tierras cubiertas de matorrales y, peor aún, con poca productividad? Este tema de discusión, según expertos, pasa por responder estas preguntas para el impulso de un objetivo prioritario del Estado: construir su soberanía alimentaria”. Johandry Hernández, 01.09.2010, http://www.agenciadenoticias.luz.edu.ve -  LUZ Agencia de noticias Potenciado por Mambo Generado:25 July, 2017, 10:13
 
Luego continúa, la misma agencia LUZ, con el desarrollo posterior al 2010 : “La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario se reformó por tercera vez en junio de 2010 y con la modificación surgió una nueva definición de latifundio: Es toda aquella extensión de tierras que supere el promedio de ocupación de de la región y no alcance el rendimiento idóneo de 80%. Responderá a la capacidad de uso de los suelos y a la vocación de uso agroproductivo, de acuerdo con planes de desarrollo de la nación“.

Decimos: Chávez prometió acabar con el latifundio, pero, no definió los límites del latifundio, creo nuevas formas del latifundio como propiedad asociativa; también, prometió lograr la „seguridad alimentaria para 2019“, el SPS también lo consigna así; pero, como el PPS, éste es también un plan fracasado.  

 El problema de la semifeudalidad sigue allí sin resolver, se expresa en latifundio y servidumbre y sobre esa base se desarrolla el capitalismo burocrático que penetra cada vez más en el campo impulsado por las leyes agrarias que se han dado, y por la penetración del capital imperialista en el país. Por el actual proceso de profundización del capitalismo burocrático y de reorganización corporativa del campo a travéz de las cooperativas y las misiones.

Contra lo que sostiene el autor troskista, en Venezuela no se desarrola el capitalismo a secas en el agro o en el país, sino que la penetración del capitalismo burocrático en el campo está evolucionado la semifeudalidad, está aumentando la presencia del Estado, apoyando y defendiendo las concesiones mineras y de hidrocarburos de los imperialistas y grandes burgueses como en la Franja del Orínoco, con diversas formas de integración del campesinado en el Estado y en la economía del capitalismo burocrático, organizándolo corporativamente.

Por tanto: La situación de atraso del campo venezolano es producto del capitalismo burocrático que evoluciona la semifeudalidad y oprime más y más al campesinado, es así como se expresa el sistema en Venezuela. Cada vez crecen los productos importados para la alimentación, se importa hasta la leche fresca, en un país de grandes pastizales como hemos visto en la crónica. El país se ve obligado a depender de las importaciones de alimentos, situación grave porque fácilmente se cae en ser presa del imperialismo, máxime si ahora están planteando que el imperialismo quiere o pretende sojuzgar a las naciones oprimidas por el hambre nos dice el PCP. Ahora se destinan parte de los recursos que eran para la importación de alimentos para el pago de la deuda externa en beneficio del imperialismo y el pueblo padece habre y escasez de todo tipo.

Cintinuará próximamente......