Como hemos analizado en ediciones anteriores, la lucha de la clase obrera viene en alza. Los trabajadores pierden el temor, se organizan en sindicato aunque saben que pueden ser despedidos y las obreras salen a la calle enfrentando a la policía en las huelgas. Sin embargo, las conquistas obtenidas pueden ser fácilmente arrebatadas si no se alcanza el poder.

A modo de ejemplo podemos citar al Sindicato Único de Cela Cosméticos, que protagonizó una heroica huelga de 40 días, la que finalizó el 2 de octubre de este año. En esta huelga, 128 mujeres y 7 hombres dieron ejemplo de valentía, mostrando a la empresa que nunca más se dejarían pasar a llevar, pues ahora están organizadas en un sindicato.

Sin embargo, a dos meses de terminada, la empresa comenzó a despedir a las socias del sindicato, buscando hacerlo desaparecer. Y los despidos al cierre de esta edición ya alcanzan a 9 trabajadoras. Por esta razón, el sindicato está reagrupando sus fuerzas para defender lo conquistado. Esto demuestra que el sindicato es una organización destinada a obtener conquistas, pero existe todo un sistema legal, económico y político propicio para que éstas sean arrebatadas. Desde este ejemplo y de muchos otros en que la patronal busca pulverizar la organización sindical, vemos la necesidad de que la clase obrera luche también y principalmente, por el cambio del sistema completo. Para ello necesita construir su propio partido, uno distinto y opuesto a todos los demás, un partido para la lucha por conquistar el poder político en beneficio de la clase obrera y el pueblo.


Las condiciones de la  clase obrera

En 1917 se llevó a cabo la Revolución Rusa, que conmemoramos en octubre y noviembre de este año 2017. Ya los años previos, Lenin, el jefe de la Revolución Rusa y del Partido Bolchevique, analizaba la situación de Rusia en 1905 y en especial de la clase obrera. Aunque son períodos lejanos de la actualidad, los problemas que debe resolver la clase obrera, los campesinos y la pequeña burguesía para liberarse son en esencia los mismos.

Decíamos entonces, que Lenin señaló: “En países como Rusia, la clase obrera no sufre tanto del capitalismo como de la insuficiencia del desarrollo del capitalismo”.

Esto significa que los problemas de la clase obrera de Rusia se debían, principalmente, a que el capitalismo no era lo suficientemente desarrollado y aún existían relaciones sociales y laborales feudales y semifeudales, lo que hace aún más pesada la carga para los pobres del mundo.

Las relaciones semifeudales también existen en el Chile actual y los países del Tercer Mundo, donde no hay un capitalismo desarrollado, sino un capitalismo burocrático.

Por ejemplo, esto se expresa en que la clase obrera debe luchar contra un patrón y contra la opresión semifeudal, la que  se expresa en  todos los planos de la vida. Sólo por dar un ejemplo, las empresas tratan de engañar a los trabajadores, tratándolos como “colaboradores” o diciéndoles que “todos son parte de una misma gran familia”, mientras actúan con total mezquindad cuando los trabajadores exigen aumentos salariales. Además, las mujeres de la clase obrera deben romper una de las trabas familiares para poder organizarse en un sindicato, tienen que resolver todos los quehaceres domésticos junto con su trabajo en la empresa y cuando quieren ser dirigentas deben barrer con la creencia de que las mujeres son incapaces de tomar decisiones y dirigir a las masas.

Aun así la clase obrera y, especialmente las mujeres -quienes son doblemente oprimidas y, por lo tanto, doblemente luchadoras-, nunca han dejado de mostrar el valor y entrega en la organización y lucha. En el último tiempo ha aumentado muchísimo la organización sindical y la cantidad de huelgas, especialmente las huelgas ilegales.

Los sindicatos y el partido de la clase

El sindicato es la forma en que los obreros se organizan para luchar por los derechos de los trabajadores y, asimismo, mantener las conquistas que se hayan ganado, tales como horas de descanso, bonos, alzas del salario, etc.  Es por esto que Lenin identificó la lucha de la huelga como la autodefensa de los obreros y una escuela de lucha para luchas mayores, para luchar por la revolución política.

Sin embargo, si los obreros limitan su lucha sólo al ámbito sindical no se puede garantizar que las conquistas se mantengan, porque es, a fin de cuentas, la gran burguesía y los terratenientes quienes tienen el poder de dictar leyes, organizar la economía, controlar el Estado e imponer una cultura dominante. Es decir, ellos tienen el poder político.

Es por esto que Lenin también comprendió que la única forma de defender las conquistas es organizarse como clase para la conquista del poder político. Para ello es insuficiente el sindicato y la huelga. Para ello la clase obrera debe organizarse en un partido distinto y opuesto a los demás partidos políticos. Marx y Engeles bautizaron a ese partido como Partido Comunista y lo concibieron como máquina de combate, como el destacamento de los mejores hijos del pueblo para tomar el cielo por asalto.

El legado de Luis Emilio Recabarren

En nuestro país, Luis Emilio Recabarren fue quien mejor entendió este problema, el que Lenin había comprendido y resuelto anteriormente. Recabarren fue un obrero que recorrió el país organizando a la clase obrera, al proletariado. Por esta razón él, junto a otros comunistas, fundaron el Partido Comunista de Chile – Sección de la Internacional Comunista, que tenía en ese entonces un programa revolucionario. Sin embargo, tras la muerte de Recabarren, la conducción del partido fue usurpada por el ala derecha del mismo y el día de hoy está en bancarrota, defendiendo encubiertamente los intereses de quienes explotan a las amplias masas de trabajadores.

Recabarren pudo comprender la necesidad de este partido y cómo debía ser la revolución en nuestro país, especialmente después de su viaje a Rusia y ver son sus propios ojos lo que significaba una sociedad organizada en un Estado obrero y campesino. Los trabajadores y el pueblo debemos retomar hoy el largo camino recorrido por Recabarren y su tarea fundamental: reconstituir el Partido Comunista que fundó.