Wednesday, November 21, 2018

El Maoísta Nro. 2 - Octubre 2018: La cuestión filosófica en Lenin (continuación)


III. Materialismo y Empiriocriticismo, la formulación leninista de la teoría materialista
 dialética del conocimiento

La obra de Lenin, Materialismo y Empririocriticismo, publicada en 1909, fue su principal trabajo filosófico. En ella está fundamentado el principal aporte leninista a la filosofia marxista, que es la sistematización de la teoría materialista dialéctica del conocimiento, denominada por Lenin como “teoría del reflejo”. Esa no fue una obra expositiva, fue una obra de combate, un arma poderosa en la lucha de clases, durante la denominada “reacción stolipiniana”, y una lucha de dos líneas dentro de la Fracción Bolchevique. Después del periodo revolucionario de 1905-1907 sobrevino una ofensiva contrarrevolucionaria del gobierno zarista, que en el terreno ideológico se manifestó en un ambiente de decadencia social4, donde proliferaban las publicaciones que promovían el idealismo y atacaban el marxismo. Esta situación de la lucha de clases se refleja en el partido, donde un grupo de intelectuales emprenden una crítica contra el marxismo, especialmente contra sus fundamentos filosóficos, critica que camuflan como “mejoras” al marxismo, hechas a partir de las concepciones filosóficas de Mach y Avenarius, quienes eran los más destacados representantes de la corriente filosófica denominada empiriocriticismo.

La feroz reacción desencadenada en Rusia no era, entretanto, un fenómeno exclusivamente ruso, sino internacional. En la época del imperalismo, la burguesía pasaba de la democracia a la reacción en toda la línea, en lo económico, político e ideológico. La aparición de posiciones revisionistas que buscaban fundamentación filosófica en el empiriocriticismo, también eran una realidad del movimiento comunista en Europa. Kautsky, por ejemplo, consideraba que era posible “completar” el marxismo con la gnoseología de Mach. En su artículo Marxismo y revisionismo, de 1908, 4 Lenin caracterizó así el ambiente en dicho periodo: “Abatimiento, desmoralización, escisiones, dispersión, apostasías y pornografía en vez de política. Reforzamiento de la inclinación hacia el idealismo filosófico: tendencias contrarrevolucionarias con ropaje de misticismo” (Lenin, OC t. 41, citado en el prólogo OC t.18). Lenin afirma:

“El carácter inevitable del revisionismo está determinado por sus raíces de clase en la sociedad actual. El revisionismo es un fenómeno internacional. (...) la “división” en el movimiento socialista internacional de nuestra época se produce ya, ahora, en los diversos países del mundo, esencialmente en una misma línea, lo cual muestra el formidable paso adelante que se ha dado en comparación con lo que ocurría hace 30 ó 40 años, cuando en los diversos países luchaban tendencias heterogéneas dentro del movimiento socialista internacional único.”
 (V. I. Lenin, Marxismo e revisionismo)

En la sociedad rusa, el empiriocriticismo será defendido, también, por intelectuales que habían adherido a la Fracción Bolchevique, dentro de los cuales estaban Bogdánov, Bazárov y Lunacharski. En su obra, Lenin aplastó esas posiciones revisionistas. El menchevique Plekhánov, al atacar la influencia internacional del empiriocriticismo, de manera oportunista intentaba asociar esa filosofía burguesa al bolchevismo. En Materialismo y empiriocriticismo, estaba en las manos de Lenin, por tanto, la tarea extremadamente compleja de combatir una filosofía burguesa reaccionaria, que intentaba indebidamente apropiarse de los últimos descubrimientos de las ciencias naturales; de combater el revisionismo internacional; de aplastar esa posición que intentaba infiltrarse entre los bolcheviques; y de rechazar a los mencheviques en la crítica limitada e insuficiente de Plekhánov al empiriocriticismo. En esta obra teórica de combate están los fundamentos ideológicos de la Reconstitución del Partido, dirigida por Lenin, y la cual se consumó en 1912.

La revolución de las ciencias naturales y la falsa generalización empiriocriticista

Los filósofos burgueses Mach y Avenarius iniciaron su carrera académica en la década de los 70 del siglo XIX, dentro del período conocido como retorno a Kant, ocurrido en las universidades alemanas y austriacas. En el año 1896 es descubierto el fenómeno de la radioactividad y seguidamente se descubre la existencia del electrón, partícula atómica de carga eléctrica negative y masa casi igual a cero. Mediante esos descubrimientos revolucionarios, Mach y Avenarius iban a desenvolver el empiriocriticismo, un conjunto de generalizaciones filosóficas idealistas y reaccionarias (como los devaneos de “desaparición de la materia” o de “movimiento sin materia”), supuestamente apoyados en esos avances ciencíficos. Una de las grandes tareas de Lenin fue demostrar la inconsecuencia y las falsedades de esas generalizaciones, defendiendo que todo el avance de la física de entonces comprobaba, una vez más, la materialidad del mundo y la dialéctica del proceso del conocimiento.
Engela había concluido muy justamente que todo descubrimiento trascendental en el campo de la historia natural obliga al materialismo a modificar su forma. Esa fue una de las tareas fundamentales del gran Lenin para imponer una derrota consistente y decisiva contra el revisionismo.

Los filósofos burgueses Mach y Avenarius

¿Pero a fin de cuentas ¿qué es la filosofia empiriocriticista? El empiriocriticismo, como Lenin nos informa, se presentaba como una corriente filosófica que pretendia superar la “unilateralidad”, tanto del idealismo como del materialismo. Los empiriocriticistas tomaban nuestras sensaciones como una realidad con existencia objetiva. Para ellos, cualquier especulación que sobrepasaba los límites de la “experiencia” era dogmatismo. La posición empírica se basaba en lo sensorial, aparentemente aproximaba el empiriocriticismo al materialismo. Lenin, por su parte, desenmascara esa farsa y revela que el empiriocriticismo, en ninguna forma, se situaba encima de las corrientes idealistas y materialistas, mucho menos se aproximaba al materialismo, el empiriocriticismo no era otra cosa que puro idealismo. Lenin revela que cuando decían que todos los objetos del mundo existen apenas como sensaciones, lo que los empiriocriticistas querían era eliminar la materia objetiva que existe independientemente de nuestra observación, lo cual es origen y causa de todas nuestras sensaciones.
Para explicar la concepción de mundo y la gnoseología empiriocriticista, Lenin toma el propio ejemplo de Mach, en que éste dice que podemos ver la punta de una aguja sin experimentar el pinchazo, que la punta visible es la médula constante, que el pinchazo es algo accidental, que puede o no acompañar esa médula; según Mach, la repetición de esos accidentes crea en los hombres el hábito de asociar esas médulas constants a determinadas sensaciones (en este caso, el pinchazo); para Mach, conocemos únicamente esas sensaciones, por lo tanto, para su teoría del conocimiento, la hipótesis de la existencia de aquella médula constant es completamente innecesaria. Desde el punto de vista filosófico el empiriocriticismo aparenta cierto absurdo, pues el idealismo es siempre un contrasentido lógico, sin embargo, la cuestión se torna más compleja cuando se traza en el terreno político. El empirismo, como el pragmatismo, tan comunes en las organizaciones revolucionarias, nada más son una variante de la misma base filosófica del empiriocriticismo. El militante empirista juzga su experiencia individual como criterio de verdad, de la misma forma que Mach y Averanius consideraban que la sensación puede concebirse como existente.

El planteamiento del problema filosófico por Engels

Lenin, refutando la falsa superación de la “unilateralidad del materialismo y del idealismo” de los impiriocriticistas, retoma la fundamentación del problema hecha por Engels, que señala en su Ludwig Feuerbach que el pensamiento filosófico se divide en dos grandes campos de acuerdo a cómo conciben “el problema supremo de toda la filosofía”: la relación entre el ser y el pensamiento. El materialismo defiende que el ser es lo primario y el pensamiento lo secundario, el idealismo todo lo contrario. Y ligado a esto hay otra cuestión importante que se plantea la filosofía: “¿Qué relación guardan nuestros pensamientos acerca del mundo que nos rodea con este mismo mundo? ¿Es nuestro pensamiento capaz de conocer el mundo real; podemos nosotros, en nuestras ideas y conceptos acerca del mundo real, formarnos una imagen exacta de la realidad?”.

Para el materialismo – afirma Lenin – la materia es lo primario y la sensación y la conciencia son secundarios; la sensibilidad es una propiedad de formas orgánicas superiores. Y una vez más citando a Engels: “El materialismo: reconocimiento de los ‘objetos en sí’ o fuera de la mente; las ideas y las sensaciones son copias o reflejos de estos objetos. La doctrina opuesta (el idealismo): los objetos no existen ‘fuera de la mente’; los objetos son ‘combinaciones de sensaciones’”. De la caracterización precisa de Engels no resta duda sobre la base idealista y agnóstica de los empiriocriticistas. Aunque estos no expresaran la posición explícita del idealismo, de una razón, deidad o dios como origen del mundo, y situaran la realidad como un complejo de sensaciones, adoptaban la posición idealista de negar la existencia de los objetos independiente de nuestro pensamiento y nuestras sensaciones. Por otro lado, los empiriocriticistas decían que lo único posible de ser conocido son las representaciones provenientes de nuestros órganos sensoriales, que la única relación causal y necesaria posible de ser establecida está en el ámbito de estas representaciones, y al defender esto adoptan la posición agnóstica de imposibilidad del conocimiento objetivo de la realidad que nos circunda. Como precisamente afirmó Lenin, la postura de los empiriocriticistas, en relación a nuestros órganos de lossentidos es:

“El sofisma de la filosofía idealista consiste en considerer la sensación, no como vínculo de la conciencia con el mundo exterior, sino como un tabique, un muro que separa la conciencia del mundo exterior (...).”
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

La sensación, por tanto, es el vínculo con el mundo exterior, pero éste existe independientemente de la percepción sensorial. Cuando los empiriocriticistas afirman que los cuerpos son complejos de sensaciones están presuponiendo que el mundo físico y natural solo existe en la medida en que son percibidos por los seres humanos. Esa condición de existencia dependiente del mundo exterior es llamada por Avenarius de conexión indisoluble entre “el medio y el Yo”. O sea, el mundo objetivo sólo existe en la medida en que es percibido por el sujeto. Lenin va a desenmascarar cómo esa concepción idealista del mundo es completamente incompatible con todo el conocimiento acumulado por las ciencias naturales. Lenin demuestra cómo las tesis del “complejo de sensaciones” y “Yo indisoluble unido al medio”, son absurdas frente al hecho comprobado por la ciencia de la existencia de la tierra antes de la existencia del hombre. Este hecho solo puede ser explicado desde el punto de vista materialista que afirma que la materia es lo primario y el pensamiento, la conciencia y la sensación son derivados, son productos de un alto desarrollo de la materia, y que el mundo exterior, que se refleja en nuestra conciencia a través de los sentidos, existe independiente de nuestro pensamiento.

Nuestras sensaciones, nuestra conciencia son sólo la imagen del mundo exterior, y de suyo se comprende que el reflejo no puede existir sin lo reflejado, mientras que lo reflejado existe independientemente de lo que lo refleja.
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo)

La filiación filosófica del empiriocriticismo

Como parte de la crítica al empiriocriticismo, preparando los argumentos demoledores contra el revisionismo empiriocriticista, Lenin analiza los orígenes filosóficos de las concepciones de Mach y Averanius, particularmente la relación del pensamiento de éstos con las filosofías de Kant, Hume y Berkeley. La crítica al kantismo tenía particular importancia, como ya lo planteara Lenin en Marxismo y revisionismo, en el cual analiza la base filosófica neo-kantiana del revisionista Bernstein. Lenin caracteriza a Kant, desde el punto de vista ideológico, como la tentativa burguesa de conciliación entre materialismo e idealismo:

Cuando Kant admite que a nuestras representaciones corresponde algo existente fuera de nosotros, una cierta cosa en sí, entonces Kant es materialista. Cuando declara a esta cosa en sí incognoscible, trascendente, ultraterrenal, Kant habla como idealista. Reconociendo como único origen de nuestros conocimientos la experiencia, las sensaciones, Kant orienta su filosofía por la línea del sensualismo, y, a través del sensualismo, bajo ciertas condiciones por la línea del materialismo. Reconociendo la aprioricidad del espacio, del tiempo, de la causalidad, etc., Kant orienta su filosofía hacia el idealismo.
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

La posición de los empiriocriticistas parte de esa conciliación kantiana, propia de la burguesía, para posiciones filosóficas aún más atrasadas, como las del empiricmo e idealismo inglés del siglo XVII. Si para los empiriocriticistas la sensación es un muro que interpone el pensamiento y los cuerpos, para Kant la razón es la divisoria entre los fenómenos y sus respectivas esencias. Los empiriocriticistas se apoyan justamente en los aspectos idealistas de la filosofía kantiana, concuerdan que nuestro entendimiento solo puede alcanzar el conocimiento de aquello que nos es provisto por nuestra observación; y admás de concordar con la incognoscibilidad de la cosa en si, retroceden hasta el punto de vista escéptico de Hume que afirma ser imposible decir si las causas de las sensaciones son de hecho una realidad objetiva independiente de nuestra percepción. O sea, apoyados en el agnosticismo de Kant, niegan la realidad objetiva del mundo.

La “crítica” que Mach y Avenarius hacen a Kant es contra el apriorismo, esto es, la existencia de categorías lógicas anteriores a la experiencia que determinan las posibilidades de nuestras observaciones y de nuestro entendimiento. Pero hacen esa crítica no desde un punto de vista dialéctico, que revela que esas categorías lógica son justamente el reflejo en el pensamiento humano del movimiento objetivo de la materia, en sus diferentes calidades, a partir de la acción transformadora del hombre de esta misma realidad material. La crítica empiriocriticista al apriorismo de Kant es la crítica empirista que desestima el segundo salto del proceso del conocimiento, que niega la existencia de una verdad objetiva, presente en todas las cosas, como parte de una verdad absoluta que puede ser descubierta por el pensamiento humano a través de su percepciónsensorial, pero que no se queda ahí.

Como parte de la crítica histórica al empiriocriticismo, Lenin demostraba la filiación de Mach y Avenarius al idealismo subjetivista del obispo inglés Berkeley. Así como los empiriocriticistas, Berkelay decía que el ser de las cosas está en su percepción, que sólo existen las sensaciones, que la hipótesis de la existencia de un mundo material anterior a esas sensaciones era una posición dogmática y metafísica, que la realidad material del mundo no podía ser comprobada por la filosofía, etc. Lenin nos muestra que lo que no se mantiene en pie es justamente el idealismo subjetivo, pues como sistema filosófico sólo puede sustentarse a partir de los supuestos deísta, de que todos los humanos y todo el mundo somos sensaciones de una inteligencia superior, esto es, de dios. Sin una explicación divina como causa de todas las sensaciones que nos llegan a nuestra percepción, la filosofía de Berkeley llega al absurdo filosófico del solipsismo, que es la conclusión ilógica de que sólo existe el Yo, todas las otras cosas, inclusive los otros seres humanos, son sensaciones mías, las cuales no puedo atribuir una existencia independiente de mi Yo. Lenin desenmascara filosóficamente el empiriocriticismo mostrando con sus teorías de complejos de sensaciones, de coordinación entre el Yo y el medio, llevaban inevitablemente al solipsismo de Berkeley, una filosofía sustentada en la religion.

En contra del idealismo subjetivo, de su absurda lógica solipsista, Lenin cita un pasaje en el cual el filósofo materialista francés del siglo XIX, Diderot, afirma que esa concepción es la más absurda y la más difícil de ser refutada teóricamente. Como respuesta de Marx a esa cuestión (de la existencia del mundo objetivo y de la posibilidad de su conocimiento), Lenin nos va a traer las Tesis sobre Feuerbach (1845) en las cuales nos dice el fundador del comunismo: el problema si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema teórico, es un problema práctico; es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, la realidad y la potencia, la terrenalidad de su pensamiento; la pugna sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica es un problema puramente escolástico.

La gnoselogia revisionista y empiriocriticista

Al retomar el concepto científico de Engels sobre cuál es el verdadero criterio de distinción entre el materialismo e idealismo, esto es de la existencia anterior del mundo objetivo en relación al ser humano y de la independencia de esa existencia en relación al sujeto, al precisar esa definición, Lenin ya combatía firmemente a los revisionistas rusos, que apoyándose de los “descubrimientos filosóficos de Mach”, repetían la supuesta superación de la distinción entre materialism e idealismo. Al demostrar, a partir de los criterios de Engels, el carácter idealista y agnóstico de la filosofía empiriocriticista, Lenin develaba el carácter no marxista de la filosofía de los revisionistas rusos. Es al revelar la filiación de Mach y Avenarius a las filosofías de Kant, Hume y, sobretodo, de Berkeley, que Lenin demolió toda la fundamentación filosófica de los empiriocriticistas rusos. Hecha esa crítica, sólo restaba revelar la propia letra de esos revisionistas y su renegación al marxismo; es lo que Lenin hace al desenmascarar tanto la gnoseología de Bogdánov, así como sus “correcciones” al materialismo histórico de Marx.

El revisionista Bogdánov formuló su gnoseología basado en dos principios fundamentales del empiriocriticismo, el idealismo y el agnosticismo. Así como Mach, para el idealista Bogdánov, el mundo físico es la “experiencia socialmente acordada”, o sea, el mundo físico no existe objetivamente, él es el resultado de nuestra experiencia sensorial, lo que llamamos de mundo es la sensación comun que tenemos, es el resultado de la interpretación de esas sensaciones y de forma alguna del descubrimiento de las leyes objetivas que rigen ese mundo. Así como todos los agnósticos, Bogdánov afirma que las leyes no pertenecen absolutamente a la esfera de la experiencia, son apenas las creaciones del pensamiento para organizar esa experiencia.

Lenin demuestró que Bogdánov, al negar la existencia de leyes que rigen los fenómenos independientemente de la percepción humana, niega la existencia de la verdad objetiva y de la verdad absoluta. Para el materialismo dialéctico la verdad objetiva es aquella que existe en la naturaleza o en la base económica de la sociedad e independientemente de la observación o de la voluntad de un sujeto. Como caracteriza Hegel, esa verdad corresponde a la necesidad inherente a un fenómeno. Los descubrimientos de los hombres, según la filosofía marxista, corresponden a la verdad relativa, que siempre se aproximan a esa verdad objetiva sin nunca abarcarla en su totalidad porque la realidad está siempre en constante transformación. Según Engels, la suma de las verdades relativas constituye la verdad absoluta.

La gnoseología revisionista de Bogdánov, como revela Lenin, constituye justamente la negación de la verdad objetiva y de la verdad absoluta. Según las propias palabras de Bogdánov: la verdad es una forma ideológica, una forma organizadora de la experiencia humana. Lenin revela el idealismo de esa proposición al afirmar que si la verdad es sólo una forma ideológica o podría haber verdad independiente del sujeto, de la humanidad. Revela así el carácter falso de esa conclusión, pues si la verdad es una verdad apenas relativa, una forma ideológica, el catolicismo también lo es, ¿sería entonces la religión una forma de verdad?

Esa es la consecuencia del razonamiento revisionista de la negación de la verdad objetiva y absoluta hecha por Bogdánov, después de todo la doctrina de la religion tendría una significación universal más vasta que la doctrina de la ciencia. En ese sentido, Lenin no niega el carácter ideológico de la verdad, por el contrario, defiende que sólo la ideología científica es la verdadera:
En una palabra, toda ideología es históricamente condicional, pero es incondicional que a toda ideología científica (a diferencia, por ejemplo, de la ideología religiosa) corresponde una verdad objetiva, una naturaleza absoluta.
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

Como resultado de la fundamentación empiriocriticista de la igualdad entre la sensación y la realidad exterior, la principal innovación revisionista de Bogdánov, en el campo de la sociología, corresponde la igualdad entre el ser social y la consciencia social. Bogdánov afirma que: en su lucha por la existencia, los hombres no pueden asociarse más que por medio de la consciencia: sin consciencia no existe relación; por eso, la vida social es en todas sus manifestaciones una vida psíquica consciente. Y utilizando el concepto filosófico de “identidad”, en el sentido de igualdad, concluye que: el ser social y la conciencia social, en el sentido estricto de ambos términos, son idénticos. Como Lenin ya había explicado, de manera bastante completa y profunda, en ¿Quiénes son los amigos del pueblo?, para Marx el ser social son las relaciones sociales, dentro de las cuales la principal, por tanto, la determinante, es la relación de producción; son las relaciones de producción las que, en última instancia, determinan la superestructura o la consciencia social. Cuando Bogdánov iguala la consciencia social al ser social, simplemente está sustrayendo el fundamento materialista del análisis histórico del marxismo. Así está decayendo hasta el análisis subjetivista de los populistas rusos, criticado por Lenin en 1894. De la misma forma que este revisionist considera la verdad relativa como una negación no dialéctica de la verdad absoluta, para él la existencia de conciencia en las relaciones entre los hombres negaría el carácter inconsciente establecido por los hombres en
sus relaciones económicas. Lenin, de manera brillante, refuta así esa sociología revisionista:

Todo productor aislado en la economía mundial, tiene conciencia de introducir alguna modificación en la técnica de la producción; todo propietario tiene conciencia de que cambia ciertos productos por otros, pero esos productores y esos propietarios no tienen conciencia de que con ello modifican el ser social. (...) Todo lo más, se han descubierto las leyes de estas modificaciones, se ha demostrado en lo principal y en lo fundamental la lógica objetiva de estas modificaciones y de su desarrollo histórico, (...) sino en el sentido de que el ser social es independiente de la conciencia social de los hombres.
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

De esta manera, Lenin critica en los revisionistas empiriocriticistas no sólo su falta de materialismo, sino también su incapacidad dialéctica. En la sociología de Bogdánov esto se expresa en el hecho de que no analiza la consciencia y la inconsciencia en las relaciones económicas como unidad de contrarios, de la misma forma que en su gnoseología machista (de Mach) no consigue precibir que la verdad absoluta y la verdad relativa también constituyen una unidad contradictoria.

En el análisis de las generalizaciones filosóficas hechas a partir de la revolución en la Ciencia de la Naturalea, en el cambio de siglo XX, Lenin demuestra cabalmente que el idealismo de esas generalizaciones no se funda en el carácter de los nuevos descubrimientos, sino se basan únicamente en la falta de dominio del pensamiento dialéctico por parte de los físicos y científicos en general. Al no ver una relación dialéctica entre la verdad relative y la verdad absoluta, esos investigadores, frente a los descubrimientos revolucionarios ocurridos en la física, tendían a caer en un relativismo al negar el carácter  objetivo de la verdad. Ese fenómeno se iría a repetir rápidamente en la física, con la Teoría de la Relatividad de Einstein, que Lenin comenta en Sobre el significado del materialismo militante, y con los descubrimientos que llevarían a la fundación de la denominada “física cuántica”, cuyos descubrimientos son empleados en forma abusiva como falsos presupuestos para toda clase de revisionismo y de teorías post-modernistas. Como nos muestra Lenin, los nuevos descubrimientos no hablan de la no existencia del mundo, sino que nos hablan de una aproximación mayor de nuestra verdad relativa en dirección a la verdad absoluta.

 “La materia desaparece”: esto quiere decir que desaparecen los limites dentro de los cuales conocíamos la materia hasta ahora, y que nuestro conocimiento se profundiza; desaparecen propiedades de la materia que anteriormente nos parecian absolutas, inmutables, primarias (impenetrabilidad, inercia, masa, etc.) y que hoy se revelan como relativas, inherentes solamente a ciertos estados de la materia. Porque la única “propiedad” de la materia con cuya admisión está ligado el materialism filosófico, es la propiedad de ser una realidad objetiva, de existir fuera de nuestra conciencia.
(V. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

Lenin mostró como esa tendencia entre los científicos, era fruto de la propia práctica social limitada de estos investigadores, dentro de la sociedad capitalista, lo que constituía la base objetiva y de clase para las limitaciones filosóficas de esos grandes científicos, pero pésimos filósofos. Ese aspecto ideológico y de clase de la filosofía es denominado por Lenin de carácter partidista de la filosofía, carácter que siempre dividió las diferentes corrientes filosóficas a lo largo de la historia del pensamiento de la humanidad entre las corrientes que servían a las masas, por un lado -esto es, aquellas que tendían al materialismo y la dialéctica y sustentaban la posición política de la posibilidad y la necesidad de transformar el mundo objetivo en el cual vivimos- y, por otro lado, las corrientes en el campo del idealism y de la metafísica.

La teoría del reflejo de Lenin

Lenin no sistematiza la teoria materialista del conocimiento como una innovación separada del marxismo, por el contrario, desenvuelve la Teoría del Reflejo como un desarrollo del própio marxismo sobre nuevas condiciones de la lucha de clases, el imperialismo, y sobre una nueva forma de lucha de dos líneas contra el revisionismo en su búsqueda de fundamentar su concepción idealista y metafísica con los nuevos descubrimientos de las ciencias naturales. Lenin sistematiza la teoría marxista del conocimiento a partir del desenvolvimiento del materialismo histórico dialéctico, generalizando lo específico de la sociología a la cuestión central de la filosofía:
Que la conciencia en general refleja el ser, es una tesis general de todo materialismo. Y no es posible no ver su conexión directa e indisoluble con la tesis del materialism histórico que dice: la conciencia social refleja el ser social.
(Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo)

De la conclusión materialista histórica y dialéctica de Marx, en el estudio de la sociedad humana, de que la consciencia social refleja el ser social, esto es, que la superestructura de una sociedad es determinada, en última instancia, por su estructura económica, de esa gran ley social descubierta por Marx, Lenin concluyó que el pensamiento es el reflejo del ser. La tesis leninista resuelve la cuestión suprema de la filosofía destacada por Engels y está en total consonancia con los criterios materialistas dialécticos establecidos por este maestro del proletariado internacional: de que el ser es anterior al pensamiento y que el pensamiento puede conocer al ser.

En la Teoría del Reflejo, Lenin nos enseña que las sensaciones son la única vía de acceso al conocimiento, o sea, los pensamientos no brotan del cerebro, no son una secreción cerebral, como suponían los materialistas vulgares del siglo XVIII. Todas nuestras ideas pasan antes pode nuestras sensaciones. Esas sensacione constituyenla imagen de los objetos materiales existentes independientes de nuestra percepción; nuestro pensamiento, por su parte, constituye el reflejo de esos objetos. Reflejar un objeto material corresponde a conocer la esencia de un fenómeno determinado. Ese pensamiento es verdadero en la medida en que refleja la verdad objetiva presente en la materia, esa verdad objetiva son las leyes necesarias de un determinado fenómeno, esas leyes existen independientemente de nuestras sensaciones y nuestros pensamientos. Sin embargo, la verdad de ese reflejo es relativa y constituye siempre una aproximación a la verdad absoluta que es el conjunto infinito de leyes que rigen la materia infinita y eterna en su constante transformación. El criterio de esa verdad no puede encontrarse ni en las sensaciones (como querían los empiristas) ni en el pensamiento puro (como querían los racionalistas). El único criterio posible para que se establezca el pensamiento como reflejo y abarcar la esencia de un fenómeno es la práctica social. En la Teoría del Reflejo, leninista, la práctica es la base del proceso de conocimiento, pues es de ella que se originan todas las sensaciones que se convierten en reflejos, como también el criterio decisive para comprobar la correspondencia o no de esos pensamientos con la realidad.

Al formular la Teoría del Reflejo, Lenin no solo combate el idealismo de los empiriocriticistas y de los revisionistas machistas rusos, él contrapone también algunos aspectos metafísicos de la formulación materialista de Dietzgen. Lenin destaca de manera relevante el papel revolucionario de la obra de ese gran obrero que llegó, de manera independiente, a conclusiones análogas a las de Marx y Engels en el campo de la filosofía. Sin embargo, presenta algunas incosecuencias importantes en su pensamiento filosófico. Lenin está de acuerdo cuando Dietzgen afirma que el pensamiento es product del cerebro, pero no concuerda con sus conclusiones de que la representación sensorial también sea material, de que el espíritu no se diferencie ni de una mesa, de la luz, del sonido, de que esas cosas se distinguen unas de otras. Lenin afirma que el hecho que el pensamiento y la materia sean reales, esto es, que existen, es una verdad materialista, pero “calificar el pensamiento de matrial es dar un paso en falso para la confusion entre materialismo e idealismo” (p. 267). Lenin critica la visión de Dietzgen que defendía que el concepto de materia debiera ser ampliado de manera de comprender todos los fenómenos de la realidad y también nuestra capacidad de conocer:

Es una confusión pretender que en la noción de la materia hay que incluir también el pensamiento, como lo repite Dietzgen en sus Excursiones, puesto que con tal inclusión pierde sentido la antítesis gnoseológica entre la materia y el espíritu, entre el materialismo y el idealismo, antítesis en la que el mismo Dietzgen insiste.
 (V.I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo.)

El camarada Lenin muestra que dicha ampliación, aparentemente unificadora y monista, en verdad corresponde a la ocultación de la materia como primaria, de la materia como “límite del espíritu”. AL destacar como una antítesis el pensamiento y la materia, esto es, como una contradicción, Lenin da un carácter profundamente dialéctico a su Teoría del Reflejo; esto no está en oposición a la concepción monista del mundo, propia del materialismo, que es la concepción de que no existen dos mundos (uno natural y uno social), sino sólo uno. Sin embargo, esa unidad material del mundo sólo puede ser una unidad dialéctica, pues si todo fuese una misma sustancia, sea ésta material o ideal, no tendría sentido hablar de unidad, pues la unidad presupone una diferencia y toda diferencia es una contradicción. Al decir que el pensamiento no puede ser confundido en un mismo concepto con la materia, Lenin destaca el mérito del “materialista dialéctico Dietzgen” de caracterizar que la antítesis entre pensamiento y materia no debe ser muy excesiva, esto es, esos conceptos son una contradicción dialéctica y no metafísica. Esa antítesis no muy excesiva está relacionada primeramente con el hecho de que el pensamiento es un producto, una manifestaión de la materia, o como afirma Lenin de manera brillante: “la conciencia es un estado interno de la materia”. O sea, el pensamiento es interno a un determinado proceso de movimiento de la materia, no de cualquiera o de todos ellos, sino resultado del desenvolvimiento natural del cerebro humano, que según la justa definición leninista, constituye el órgano del pensamiento.

IV. Cuadernos Filosóficos, la dialética como teoria marxista del conocimiento y la ley de la contradicción

La dialéctica es precisamente la teoría del conocimiento (de Hegel y) del marxismo: he aquí en qué “aspecto” de la cuestión (y esto no es un “aspecto” de la cuestión, sino la esencia de la cuestión) no fijó su atención Plejánov, sin hablar ya de otros marxistas.
 (V. I. Lenin, En torno a la cuestión de la dialéctica.)

En los años de 1914-1916, período en que se estaba desenvolviendo la Primera Guerra Mundial, Lenin escribe varios resúmenes y fragmentos que forman parte de sus Cuadernos Filosóficos, dentro de los cuales se destacan el Resumen de la Ciencia de la Lógica de Hegel y el fragmento Sobre la cuestión de la dialéctica. En estos documentos Lenin profundiza sus conocimientos sobre la dialéctica y a partir de ahí da un gran avance en la teoría leninista del conocimiento, la Teoría del reflejo, y un importante salto en la sistematización de la contradicción como única ley de la dialéctica.
En primer lugar, aunque no sea el aspecto más importante, debemos tomar los Cuadernos Filosóficos como un complemento necesario a Materialismo y Empiriocriticismo. El estudio pormenorizado de la obra filosófica de Hegel, aumento el instrumental leninista para la crítica al empiriocriticismo y, en particular para una demarcación más clara, en el campo filosófico, con las posiciones de Plekhánov:

Acerca del problema de la crítica del kantismo contemporáneo, del machismo, etc.: 1.Plejánov critica el kantismo (y el agnosticismo en general), más desde un punto de vista materialista vulgar que desde un punto de vista materialista dialéctico, en la medida en que simplemente rechaza sus opiniones a limine (desde el umbral), pero no los corrige (como Hegel corrigió a Kant), profundizándolos, generalizándolos y ampliándolos, mostrando la conexión y las transiciones de todos y cada uno de los conceptos. 2. Los marxistas criticaron (a principios del siglo XX) a los kantianos y a los discípulos de Hume, más a la manera de Feuerbach (y de Büchner) que de Hegel.
(V.I. Lenin, Resumen del Libro de Hegel ‘Ciencia de la Lógica’)

En este sentido, Lenin confirma lo anteriormente destacado por Engels, de que la crítica decisiva a Kant que viene desde Hegel, y lo que esta misma tuvo en profundidad en Feuerbach, fue solamente ingenio. Lo que nos interesa en el momento actual, por otra parte, es percibir cómo la mayor comprensión de la dialéctica a través de la crítica de Hegel a Kant, armó a Lenin para ese importante desarrollo de su Teoría del Reflejo. Lenin pasa a percibir con mayor claridad dos aspectos ya abordados en Materialismo y Empiriocriticismo, pero hasta entonces no plenamente desarrollados. En primer lugar, percibe la dialéctica del proceso reflexivo del pensamiento: el pensamiento refleja la materia y la práctica confirma la verdad de ese pensamiento. Lenin comprende mejor el sentido del concepto de identidad, que desde el punto de vista diaéctico corresponde a la transformación de un aspecto en su contrario:

La dialéctica como conocimiento vivo, multilateral (...) he aquí el contenido inconmensurablemente rico, en comparación con el materialismo “metafísico”, cuya desgracia principal es la de no ser capaz de aplicar la dialéctica a la Bildertheorie (Teoría del Reflejo) al proceso y desarrollo del conocimiento. 
(V. I. Lenin, En torno a la cuestión de la dialéctica)

En este sentido Lenin estaba percibiendo el doble sentido dialéctico de la reflexión, de cómo la materia se refleja en el pensamiento y de cómo la práctica es la transformación del pensamiento en objetividad, de cómo el proceso del conocimiento no es un proceso pasivo o un reflejo espontáneo: “La consciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo como lo crea”  (V.I. Lenin, Resúmen del Libro de Hegel ‘Ciencia de la Lógica’, p. 192). Un segundo aspecto en que Lenin avanza en su Teoría del Reflejo es cuando percibe que hay también un movimiento dialéctico en la representación de la sensación en el pensamiento reflexivo: “Es dialéctica no sólo la transición de la materia a la conciencia, sino también de la sensación al pensamiento, etc.” (V.I. Lenin, Resúmen del Libro de Hegel ‘Lecciones de historia de la filosofía, p. 245).

La abstracción de la materia, de una ley de la naturaleza, la abstracción del valor, etc.; en una palabra, todas las abstracciones científicas (correctas, serias, no absurdas) reflejan la naturaleza en forma más profunda, veraz y completa. De la percepción viva al pensamiento abstracto,y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva. (Resumen del Libro de Hegel, Ciencia de la Lógica)

Sin embargo, como afirmamos más arriba, el avance más importante destacado por Lenin en sus Cuadernos Filosóficos, fue caracterizar la contradicción como la esencia de la dialéctica, cuestión que posteriormente fue plenamente desenvuelta por el Presidente Mao.

Las conclusiones leninistas son un importante avance en relación a la sistematización hecha por Engels, que hablaba de tres leyes fundamentales. 1) unidad y lucha de los contrarios; 2) transformación de la cantidad y calidad; y 3) negación de la negación. La definición de la ley de la contradicción como única ley fundamental de la dialéctica corresponde a lo que el Presidente Gonzalo denominó “monismo filosófico”. Será en sus Cuadernos Filosóficos donde Lenin más avanzara en esta cuestión:

“La división de un todo único y el conocimiento de sus partes contradictorias ... es la esencia la dialéctica.” (Sobre el problema de la Dialéctica)

“La condición para el conocimiento de todos los procesos del mundo en su “automovimiento”, en su desarrollo espontáneo, en su vida real, es el conocimiento de los mismos como una unidad de contrarios. El desarrollo es la “lucha” de contrarios.” (Sobre el problema de la Dialéctica)

En las citas de arriba están contenidos los aspectos más importantes que resultan de la comprensión de la contradicción es la esencia de la dialéctica: todo se divide en dos, conocer los aspectos de esa contradicción es la esencia de la dialécica; todos los procesos del mundo (físicos, naturales y sociales) se dan como “unidad de opuestos” y se hayan en conexión a través de la contradicción, sólo así es posible el conocimiento de esos procesos; los contrarios son mutuamente excluyentes y en determinadas condiciones se transforman los unos en los otros. El movimiento de la naturaleza y de la sociedad es dialéctico, el movimiento del pensamiento para conocer la naturaleza y la sociedad debe, necesariamente, ser también dialéctico.

El pensamiento como reflejo de la sociedad o de la naturaleza debe ser dialectico para conseguir reflejar a esencia de esos fenómenos, en sí dialécticos. Solamente con el desenvolvimiento de la Ley de la Contradicción es posible la correcta solución de la cuestión planteada por Engels, como parte del problema supremo de la filosofía que es el de la “identidad entre el pensamiento y el ser”.
V. El problema de la identidad entre el penamiento y el ser y entre la consciencia social y el ser social.

Como el propio camarada Lenin afirmó, uno de los problemas centrales de la dialéctica, de su esencia que es la contradicción, es la cuestión de la identidad de los contrarios. En esta cuestión es posible notar un expresivo desarrollo de la posición leninista en los Cuadernos Filosóficos en relación a Materialismo y Empiriocriticismo. De una forma general, en la sistematización filosófica de Lenin, la cuestión de la dialéctica va ganando mayor importancia en el curso del proceso revolucionario. Eso no significa que Lenin no haya aplicado la dialéctica y la propia ley de la contradicción en sus obras anteriores a 1914. 

La riqueza de las obras como ¿Qué Hacer?, de 1903, Dos tácticas de la socialdemocracia, de 1905, y claro, el propio Materialismo y Empiriocriticismo son pruebas cabales del gran manejo de Lenin en la aplicación de la dialéctica. No es necesario comprender profundamente la sistematización filosófica marxista, el materialism dialéctico, para conseguir asimilar las obras básicas del marxismo, sea el Manifiesto del Partido Comunista o El Capital.

Sin embargo, para que determinada teoría sea aplicada a una realidad diferente, o en una época diferente, el dominio filosófico se torna fundamental para la aplicación creadora y el desarrollo de la ideología científica del proletariado.La importancia de percibir el desarrollo en el proceso de sisteatización de la filosofía marxista a lo largo de la obra de Lenin, nor sirve para percibir que su filosofía completa debe ser tomada a partir del conjunto: Materialismo y Empiriocriticismo y Cuadernos Filosóficos. Tomar solamente una de esas obras puede conducir a errores de unilateralidad. La aprehensión de los contenidos de los Cuadernos, por no ser una obra acabada, evidentemente es más difícil. Ese contenido sólo fue debidamente sistematizado y desenvuelto por el maoísmo, por eso otras posiciones que pretenden desarrollar el leninism sin considerer la tercera etapa derivarán, inevitablemente, en desviaciones metafísicas.

En su obra ¿Quénes son los amigos del pueblo?, Lenin trata la dialéctica como una forma de lenguaje y expression utilizada por Marx, como marca de origen hegeliana de la doctrina, sin embargo refuta caretóricamente la “triada” como expresión de la dialéctica citando al mismo Marx que partía del análisis del objeto, cosa, fenómeno, como contradicción, dialécticos. El materialismo se ha presentado como una concepción del mundo y la dialéctica como un método. Esa sistematizavión de la dialéctica apenas como un método y no con un carácter ideológico, tuvo gran influencia en el pensamiento filosófico soviético después de la muerte de Lenin. En la monumental obra Historia de la Filosofía, organizada por la Academia de Ciencias de la URSS, bajo la dirección de Dynnik, esa visión está bastante presente y conduce a una apreciación excesivamente crítica de Hegel. En los Cuadernos Filosóficos, el propio Lenin corrige y avanza en esta cuestión:

Las dos concepciones fundamentales (¿o dos posibles?, ¿o dos históricamente observables?) del desarrollo (evolución) son: el desarrollo como aumento y disminución, como repetición, y el desarrollo como unidad de contrarios (la división de una unidad en contrarios mutuamente excluyentes y su relación recíproca). (Sobre el problema de la Dialéctica)

En este pasaje Lenin pasa a valorar la dialéctica no sólo como un método, sino como una “concepción del desenvolvimiento”, a lo cual el Presidente Mao denomnará como “concepción acerca de las leyes de desenvolvimiento del mundo”. En Sobre la Contradicción, el Presidente Mao sistematiza, a partir de la experiencia de la lucha de dos líneas del PCCh, contra el dogmatismo, la caracterización de la metafísica como una visión del mundo correspondiente a idealista, subjetivista. Otro elemento importante en el cual Lenin avanza en los Cuadernos Filosóficos está en la cuestión de la de identidad entre el pensamiento y el ser. En Materialismo y Empiriocriticismo, Lenin de manera muy correcta muestra que no puede haber una unidad de contrarios del pensamiento y el ser social en general, pues la materia es anterior a la sociedad y a la propia naturalea orgánica. Pensamiento y ser en general no puede, por tanto, tener una relación absoluta de identidad, pues no son contrarios mutuamente excluyentes.

Sin embargo, la situación cambia cuando hablamos de la relación entre ser social y consciencia social. En esta cuestión, como vimos en pasajes más arriba, Lenin de manera muy correcta y precisa critica la posición del revisionista Bogdánov que hababa de identidad, en el sentido de igualdad, entre la consiencia social y el ser social; como vimos, hablar de una relación de igualdad no contradictoria entre la base económica de la sociedad y su superestructura es caer en métodos subjetivistas de estudios históricos. Sin embargo, no admitir la posibilidad de identidad en determinadas circunstancias constituye un error de unilateralidad, Lenin en Materialismo y Empiriocriticismo, se manifestaba así acerca de la identidad: “El ser social y la consciencia social no son idénticos, de la misma forma que no lo son el ser en general y la consciencia en general”. En el contexto de la polémica, como vimos, esa afirmación está correcta, pero tomada de manera absoluta se torna incompleta, pues niega la posibilidad de la identidad de los contrarios. En los Cuadernos Filosóficos, Lenin resuelve esa cuestión y caracteriza así la identidad de los contrarios:

La identidad de los contrarios (…) constituye el reconocimiento (el descubrimiento) de la existencia de tendencias contradictorias, que se excluyen mutuamente y antagónicas en todos los fenómenos y procesos de la naturaleza (entre ellos también los del espíritu y los de la sociedad).
(V. I. Lenin, En torno a la cuestión de la Dialética)

La dialéctica es la teoría que muestra cómo los contrarios pueden y suelen ser (cómo devienen) idénticos; en qué condiciones son idénticos, al transformarse unos en otros, por qué la inteligencia humana no debe entender estos contrarios como muertos, rígidos, sino como vivos, condicionales, móviles, que se transforman unos en otros.
 (V.I. Lenin, Resúmen del Libro de Hegel ‘Ciencia de la Lógica’)

El descubrimiento de Lenin, de la identidad de los contrarios como parte de la ley de la contradicción, corresponde a un gran avance en el desarrollo de la dialéctica marxista. Lenin ve claramente que la identidad está presente en todos los fenómenos y que consiste fundamentalmente en la posibilidad de transformación de un aspecto en su contrario. Pero es con el Presidente Mao que la Ley de la Contradicción será plenamente desarrollada, necesidad de desarrollo que había quedado explícitamente expuesta por Lenin en sus Cuadernos Filosóficos. En Sobre la Contradicción, el Presidente Mao al explicar la Ley de la Contradicción nos demostrará: que en todos los fenómenos existen contradicciones y que esas contradicciones recorren el procesod de inicio a fin; que esas contradicciones se componen de dos aspectos, siendo uno de ellos el dominante y que determina la cualidad del fenómeno; que esos contrarios están siempre en lucha y son mutuamente excluyentes; que en determinadas condiciones un contrario se transforma en el otro, hecho que determina el cambio de calidad del fenómeno.

Es la comprensión de la dialéctica que permitirá al Presidente Mao desarrollar la Teoría del Reflejo leninista al demostrar que la práctica social y el conocimiento constituyen una unidad de contrarios; el ser en general prescinde del conocimiento para existir, pero la práctica social es la base material de la sociedad humana y, por tanto, sólo existe en contradicción con el pensamiento humano que es su complement opuesto y necesario (es a esto que Lenin denomina de antítesis entre el pensamiento y la materia en su crítica a Dietzgen).

 La identidad entre estos aspectos contradictorios se expresa en los dos saltos dialécticos del proceso del conocimiento, el primer salto: del conocimiento sensorial al conocimiento racional corresponde a la transformación de la práctica social en su contrario que es el conocimiento lógico, en seguida se demanda un segundo salto: del conocimiento a la práctica, que es la transformación del pensamiento en acción transformadora. En la medida que se alcanzan progresivamene los objetivos determinados, en la medida que se tienen éxitos, se expresa que se alcanzó, en lo fundamental, el dominio de las leyes objetivas de determinado fenómeno. De manera análoga, ese movimiento del conocimiento ocurre en toda la sociedad. El ser social y la consciencia social representan una unidad de contrarios, el ser social determina, en última instancia, la consciencia social. Como aspectos contradictorios no pueden ser la misma cosa, como pretendía el revisionista derrotado por Lenin, pero también por el hecho de ser contrarios significa que, en determinadas condiciones, un aspecto se transformará en su contrario. Como afirma Lenin, la consciencia social refleja el ser social, ese reflejo es una primera transformación de un aspecto en su contrario, el ser social se transforma en consciencia social bajo la forma ideológica (esto en el caso de la época de las sociedades de clases); sin embargo, en determinadas circunstancias esa misma consciencia social es la que transforma la base económica de la sociedad y sus relaciones sociales.

El hecho de que esas transformaciones, hasta el advenimiento de la revolución proletaria, hayan sido en su mayor parte procesos inconscientes en cuanto a los resultados sociales en curso, no significa que no haya ocurrido la identidad de los contrarios. Fue a partir de esa aplicación de la ley de la contradicción al estudio de la historia de la humanidad que permitió al Presidente Mao la fundamentación filosófica del proceso de la Gran Revolución Cultural proletaria, que trata justamente de la necesidad de una revolución en la consciencia social, como condición para que se complete plenamente la transformación de la estructura de la sociedad y conducir la sociedad humana hacia el luminoso comunismo.

Palabras finales

Lenin, gran maestro del proletariado, encarnó, explicó, defendió y desarrolló la filosofía marxista en medio de la lucha implacable contra los oportunistas y revisionistas de toda ralea -tanto sus representantes rusos como extranjeros-, y en función de la conquista del poder para el proletariado y el pueblo ruso, para el proletariado internacional y los pueblos del mundo.

En la primera gran tarea que tomó sobre sus hombros, la formación del Partido del proletariado ruso, Lenin luchó férreamente contra los populistas, los “marxistas legales” y los economistas, defendiendo, difundiendo y principalmente aplicando el marxismo al análisis de la sociedad rusa, con miras a sentar bases ideológicopolíticas,a organizar y unificar a los obreros de vanguardia y a la intelectualidad revolucionaria en el Partido del proletariado, el Partido Comunista. Es en cumplimiento de esta tarea que Lenin defiende, aplica y desarrolla el materialismo histórico en lucha contra la sociología subjetivista de los populistas y contra el objetivismo burgués de los marxistas legales. Estos últimos, en ese entonces, (y luego los mencheviques) fueron la expresión rusa del revisionismo europeo que encabezara Berstein en Alemania, y en filosofía eran seguidores de la corriente burguesa del neokantismo, con el cual pretendían “enmendar” el marxismo.

En 1908, en su brillante artículo Marxismo y Revisionismo5, Lenin sintetizaba que “en el campo de la filosofía, el revisionismo iba a remolque de la ‘ciencia’ académica burguesa. Los profesores ‘retornaban a Kant’, y el revisionismo se arrastraba tras los neokantianos6; los profesores repetían las vulgaridades que los curas habían pronunciado mil veces contra el materialism filosófico, y los revisionistas, sonriendo complacidos, murmuraban (repitiendo palabra por palabra el ultimo manual) que el materialismo había sido ‘refutado’ desde hacía mucho tiempo. Los profesores trataban a Hegel como a ‘perro muerto’, y mientras ellos mismos predicaban el idealismo, solo que mil veces más mezquino y superficial que el hegeliano, encogiéndose desdeñosamente de hombros ante la dialéctica, los revisionistas se hundían tras ellos en el pantano del envilecimiento filosófico de la ciencia, sustituyendo la ‘sutil’ (y revolucionaria) dialéctica por la ‘simple’ (y pacífica) “evolución”. Los profesores ganaban su sueldo oficial ajustando sus idealistas y ‘críticos’ sistemas a la dominante ‘filosofía’ medieval (es decir, a la teología), y los revisionistas se acercaban a ellos, esforzándose por hacer de la religión un ‘asunto privado’, no en relación al Estado moderno, sino en relación al partido de la clase de vanguardia.”

Posterior a la formación del Partido del proletariado ruso, en el proceso de su construcción como partido de nuevo tipo, como partido para la revolución, antioportunista y antirevisionista, Lenin combate contra los mencheviques, los machistas, los liquidadores, los otsovistas y los trotskistas. En medio de este proceso -en la coyuntura de contrarrevolución y decadentismo posterior al periodo revolucionario de 1905-1907, es cuando Lenin escribe su obra Materialismo y Empiriocriticismo, en la que hace una magnífica labor de exposición, defensa y desarrollo del materialism dialéctico, explicando a su luz los nuevos desarrollos científicos y enriqueciéndolo con ellos, así como desenmascarando el fondo idealista del “machismo” y su carácter reaccionario.

En los años de 1914 a 1916 Lenin profundiza en el estudio de la dialéctica y llega a plantear que su esencia está en la ley de la unidad de los contrarios, claridad que enriquece todo su análisis que desarrolla en las obras de este periodo y posteriores: sobre el imperialismo, la guerra, el Estado, el problema militar, etc., en férrea lucha contra los mencheviques, los socialchovinistas de la II Internacional, los trotskistas, etc.

En el resumen de las principales ideas filosóficas de Lenin que hemos presentado, puede verse con claridad la riqueza del pensamiento filosófico del gran Lenin, su desarrollo del materialismo dialéctico e histórico, de la teoría del conocimiento y de la historia de la filosofía.

Lenin, el gran maestro del proletariado, es en filosofía -como en el marxismo en general- continuador y desarrollador de Marx y Engels, firme defensor y aplicador de manera creadora de los principios del marxismo al análisis de la realidad concreta con el único fin de revolucionarla al servicio del proletariado y el pueblo y a través de la dictadura del proletariado transitar la sociedad humana a la meta luminosa del comunismo. Fue aplicando creadoramente el marxismo al análisis de la época, a la práctica revolucionaria, en medio de férreas luchas de dos líneas, que Lenin desarrolló el marxismo en sus tres partes integrantes, deviniendose en marxismo-leninismo.

Guiado enteramente por los principios marxistas y aplicándolos a la condición concreta de su época Lenin fue el indiscutible jefe de la revolución rusa; su firme y brillante dirección del Partido Comunista de Rusia condujo al proletariado a la conquista de uno de sus grandes hitos: La Gran Revolución Socialista de Octubre, dando nacimiento a la primera nación en que el proletariado asumió el Poder y cambió la sociedad de raíz en beneficio del pueblo trabajador, y abriendo una nueva era en la historia mundial, la era de la Revolución Proletaria Mundial en que nos desenvolvemos y en la que mediante Guerras Populares alcanzaremos el glorioso comunismo.
Así como Lenin, en medio de la gesta del gran hito proletario de la revolución rusa, fue en filosofía (y en todo el marxismo como unidad), el continuador de Marx, así el Presidente Mao, en la construcción de otro gran hito proletario, la revolución china hasta la mas alta cumbre de la GRCP, fue el continuador de Lenin, llevando a nuevas alturas la filosofía, como parte de la elevación a nueva, tercera y superior etapa del marxismo: el maoísmo.

¡Viva el marxismo leninismo maoísmo, principalmente maoísmo
y los aportes de validez universal del presidente Gonzalo!

¡Combatir al imperialismo, a la reacción y al revisionismo implacable e indesligablemente!

¡Viva el Centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre!


Notas:

4 Lenin caracterizó así el ambiente en dicho periodo: “Abatimiento, desmoralización, escisiones, dispersión, apostasías y pornografía en vez de política. Reforzamiento de la inclinación hacia
el idealismo filosófico: tendencias contrarrevolucionarias con ropaje de misticismo” (Lenin, OC t. 41, citado en el prólogo OC t.18).

5 V. I. Lenin, Marxismo y Revisionismo, 1908. En Obras Completas, 5a Edición, t. 17.

6 Neokantianos: partidarios de la corriente filosófica burguesa surgida en Alemania en la segunda mitad del siglo XIX. Reproducía las tesis idealistas más reaccionarias de la filosofía de Kant. Bajo la consigna de “retorno a Kant”, los neokantianos combatían el materialismo dialéctico e histórico, trataban de conciliar la ciencia con la filosofía idealista de Kant, negaban la “cosa en sí”, rechazaban la admisión de ley objetiva de la sociedad. En la socialdemocracia alemana, los neokantianos (E. Bernstein, C. Schmidt y otros) revisaron la filosofía de Marx, su teoría económica y sus tesis sobre la lucha de clases y la dictadura del proletariado. En Rusia, los partidarios del neokantismo fueron los “marxistas legales”, los eseristas y mencheviques. Nota tomada de la Fuente de la cita.