El Presidente Gonzalo dice al respecto: “... el Perú contemporáneo es una sociedad semifeudal y semicolonial en la cual se desenvuelve un capitalismo burocrático”; carácter que si bien Mariátegui lo definiera en el punto 3 del Programa de la Constitución del Partido, es a la luz del marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente del maoísmo que el Presidente Gonzalo ha demostrado cómo el carácter semifeudal y semicolonial se mantiene y desarrolla nuevas modalidades, y particularmente cómo es que se ha desarrollado el capitalismo burocrático sobre esta base en todo el proceso de la sociedad contemporánea, problema de trascendencia para comprender el carácter de la sociedad y de la revolución peruana”.
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¿QUÉ ES EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO?
- Del libro “Transformación Socialista de la Economía Nacional de China”. Süe Mu-chino, Su Sing y Liu Te i-li.
- Del libro “Una vez más sobre las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros”. Partido Comunista de China.
- De la recopilación “Lenin sobre El Imperialismo es la antesala de la revolución social-del proletariados”. V.I. Lenin, Pekin, 1960.
En el quinto año de la dictadura militar fascista, se ve aún más la necesidad de contar con un correcto análisis de la situación del país. En particular el análisis económico nos proporciona una radiografía del proceso actual de contra-revolución corporativista que se vive en nuestra patria. Retrasado el plan económico y el plan político, la reacción debe pugnar al máximo por la “industrialización” del país manu militari. Y esto espresa que la lógica consecuencia del desarrollo del capitalismo burocrático es la aparición del fenómeno fascista.
Es por ello que cae por su propio peso la urgencia de contar con una comprensión acertada de lo que es el capitalismo burocrático. Muchos se empantanan en vacuas discusiones de si, por ejemplo, tal o cual medida del Gobierno es mala o no, si tiene “aspectos positivos”, si hay “enterrados aspectos de reafirmación nacional”, etc. La tan propagandizada cháchara de las “nacionalizaciones” se desinfla rápidamente comprendiendo lo que es esta forma de capitalismo impulsada por el imperialismo en los países atrasados.
En esta publicación incluimos una serie de extractos de un libro chino, es de cardinal importancia el estudio del capitalismo burocrático en China, por ser una de las más valiosas experiencias en el mundo. Por otro lado ponemos en manos de los estudiantes un Esquema para el estudio del capitalismo burocrático y es nuestro deseo constribuya al conocimiento de esta importante arma para la comprensión científica de nuestra realidad. Ahora, que la lucha revolucionaria en el mundo se desplaza cada vez más a Nuestra América, hay que comprender, armados con la ciencia del marxismo-leninismo, pensamiento Mao Tsetung, el proceso de desarrollo del capitalismo burocrático que viene impulsándose con el Poder político de la gran burguesía burocrática, representada por los ejércitos reaccionarios.
Respecto al carácter de clase del actual régimen hay muchas posiciones. Una de ellas es la de “Vanguardia Revolucionaria”, quien sostiene que la clase que se encuentra en el Poder es la burguesía nacional. Velada afirmación de que éste es un proceso revolucionario, porque supone que la burguesía nacional a desplazado al imperialismo, los grandes burgueses y los terratenientes, lo cual en el pensamiento de Lenin se conoce como revolución. Además, esto es no comprender que la burguesía nacional sólo adopta una actitud antiimperialista ante la agresión armada del imperialismo, tesis sustentada por Mariátegui en “Punto de vista antiimperialista” y por Mao Tsetung , años después en su célebre ensayo “Sobre la Contradicción”. Y no es la primera vez en que se incurre en esta aberración en nuestra patria. Por su lado, los “patrias rojas” dicen que la clase que se encuentra en el Poder es una supuesta “burguesía industrial-financiera”. Disparatada “tesis” es ésta, en primer lugar, según Lenin, en “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, el capital financiero es la fusión del capital bancario con el capital industrial; en segundo lugar, nuestros “industriales” no son otra cosa que ensambladores y los “financieros”, usureros. La gran burguesía tiene más el sentido de la renta que el de la producción, ha constatado Mariátigui en sus insuperados “Siete Ensayos”. La discusión de estas cuestiones posee cardinal importancia, por dirimirse con las conclusiones el lugar que ocupan dichas organizaciones de “izquierda” en el ámbito de nuestra sociedad, para nosotros en particular, en el plano universitario. Así, los de “Vanguardia Revolucionaria” están ubicados definitivamente en el campo burocrático, esto es, son agentes del fascismo, y, los “patrias rojas”, se encaminan peligrosamente por el mismo camino.
Tenemos en suma, el invalorable análisis del camarada Mao Tsetung sobre el capitalismo que impulsa el imperialismo en los países atrasados. Este es un importantísimo desarrollo de la teoría marxista de la sociedad, constituye un aporte genial al materialismo histórico, esto es, a la sociología marxista. La teoría desarrollada por Mao Tsetung sobre el capital burocrático se ha integrado definitivamente a la economía marxista.
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Del libro “Transformación Socialista de la Economía Nacional China”
Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín. 1964
Introducción
El 1° de octubre de 1949 surgió en el Oriente la República Popular China, que abarca 1/4 de la población total del mundo. Después de la Gran Revolución Socialista de Octubre constituyó otro giro importante en la historia mundial.
La victoria de la revolución china rompió una enorme brecha en el frente imperialista en el Oriente y asestó un golpe fatal al imperialismo. Cambió aún más la fisonomía del mundo, vigorizó inmensamente las fuerzas del campo socialista y debilitó las del campo imperialista.
La fundación de la República Popular marcó para China la coronación fundamental de la revolución democrático-burguesa y el comienzo de la revolución socialista proletaria. Desde entonces se ha cerrado para siempre la vieja era del semi-colonialismo y semi-feudalismo. El pueblo trabajador de China ha empezado la gran causa de la revolución y construcción socialistas.
Durante los últimos cien años la vieja China se encontraba en el curso de una sociedad semicolonial y semifeudal. Por un largo período, los imperialistas controlaron los principales cauces de la vida económica del país, tranformándolo en un mercado al cual arrebataban las materias primas, lo saturaban de sus mercancias, y donde exportaban sus capitales. Antes de la Guerra de Resistencia contra el Japón (1937-1945), los imperialistas monopolizaron el 56% de la producción de carbón, el 80% de la de hierro, el 76% de la de electricidad, el 64% de la de algodón (...tela de), el 63% del tonelaje de transporte naval (del cual el 80% pertenecía a rutas de ultramar) y la gran mayoría de los servicios de utilidad pública. También ejercían control sobre la banca, sobre los seguros y el comercio exterior. Aprovechándose de sus diversos privilegios sacaron de nuestro país numerosas ganancias. Antes de la Segunda Guerra Mundial, China era un campo de batalla donde los imperialistas -Inglaterra, Japón, Estados Unidos, Francia, etc.- se disputaban las esferas de influencia y entablaban luchas agudas unas contra otras. En el curso de la guerra, el imperialismo japonés llevó a cabo una abierta agresión armada contra China, desplazó a Inglaterra, a Estados Unidos y a los otros, y apoderándose por la fuerza de la mayor parte del territorio chino, la convirtió en su colonia. Con la victoria sobre el Japón, el imperialismo de E.E.U.U. sustituyó a los imperialistas japoneses, pasando a ser la principal fuerza agresiva en China.
Después de la invasión de capitales extranjeros y el desarrollo del capitalismo chino, la estructura económica feudal sufrió cierta alteración. Pero tal como escribió el camarada Mao Tsetung:
En el campo chino los terratenientes y los campesinos ricos, quienes sumaban menos del 10% de la población, poseían más del 70% de la tierra cultivada; pero los campesinos medios, campesinos pobres y los asalariados agrícolas, que sobrepasaban el 90% de la población poseían sólo menos del 30% de la superficie total de la tierra cultivada. Para poder arrendar y labrar un campo tenían que entregar, como terrazgo, más del 50% de lo que producían. Aunque trabajaban en la tierra el año entero, no tenían suficiente para comer, ni para protegerse del frío.
La economía capitalista de China comprenía dos partes diferentes. Una era el capitalismo nacional, que consistía principalmente en empresas capitalistas medias y pequeñas. Estas estaban relacionadas de una y mil formas con el imperialismo y el feudalismo, pero como eran desplazadas y oprimidas por aquél y encadenadas a la vez por éste, existían contradicciones entre ellas por un lado, y entre el imperialismo y el feudalismo, por el otro. La burguesía nacional que representaba este sector era, en comparación, débil política y economicamente. La otra parte era el capitalismo monopolista de Estado, comprador y feudal, es decir, el capitalismo burocrático. Estaba representado por las 4 grandes familias: Chiang Kai-shek, T.V. Soong, H.H. Kung y los hermanos Chen Kuo-fu y Chen Li-fu. Se formó principalmente durante el curso de los veinte y tantos años del régimen de los reaccionarios del Kuomintang, quienes se valieron en forma de su poder político contra-revolucionario para explotar y saquear a toda la nación. Era completamente dependiente del imperialismo extranjero y ligado al feudalismo dentro del país. Después de la victoria sobre el Japón, cuando el gobierno reaccionario del Kuomintang nacionalizó las propiedades imperialistas establecidas en China -de Japón, Alemania e Italia-, el capitalismo burocrático alcanzó la cumbre de su desarrollo y controló los causes principales de la economía del país. Este capitalismo monopolista de Estado no sólo oprimió y explotó a los obreros y campesinos, sino que también estranguló el crecimiento de la industria nacional y perjudicó los intereses de la burguesía nacional. Al igual que el imperialismo y el feudalismo, éste fue un gran obstáculo para el desenvolvimiento de las fuerzas productivas de la sociedad. Por esto, el camarada Mao Tsetung senaló:
“Además de abolir los privilegios del imperialismo en China, la tarea de la revolución de nueva democracia, es eliminar en el país la explotación y opresión ejercidas por la clase terrateniente y la clase capitalista burocrática (la gran burguesía), liquidando las relaciones de producción compradoras y feudales y liberar las fuerzas productivas encadenadas”.
Obras Escogidas de Mao Tsetung, Tomo IV. p. 170-171, “La Situación Actual y nuestras tareas”.
La Confiscación del capital burocrático y la expansión de la economía estatal socialista.
Momentos antes de la fundación de la R.P.Ch. e inmediatamente después, el gobierno confiscó todas las empresas del capital burocrático, con lo que se logró desenvolver poderosamente la economía estatal de China.
Por economía del capitalismo burocrático nosotros entendemos aquellas empresas capitalistas, monopolistas del Estado, de caracter comprador y feudal que estaban controladas por la pandilla de la burguesía burocrática encabezada por Chian Kai-shek. En relación con esto dijo el camarada Mao Tsetung:
“Durante los veinte años de su dominación, las 4 grandes familias -Chiang, Soong, Kung y Chen- han amasado enormes fortunas que alcanzan de diez a veinte mil millones de dólares norteamericanos y han monopolizado las arterias vitales de la economía del país. Este capital monopolista, combinado con el poder del Estado, se ha convertido en capitalismo monopolista de Estado. Este capitalismo monopolista, estrechamente vinculado al imperialismo extranjero y a la clase terrateniente y a los campesinos ricos de viejo tipo del país, se ha convertido en el capitalismo monopolista estatal, comprador y feudal”.
Obras Escogidas de Mao Tsetung, T. IV, p. 170. “La Situación Actual y nuestras tareas”.
Este tipo de capitalismo monopolista de Estado no creció principalmente a través de la acumulación de la producción, sino a través del saqueo abierto, con la ayuda del Poder del Estado, y mediante la explotación al pueblo trabajador, y el desplazamiento y anexión de las empresas capitalistas medias y pequeñas, por medio de la especulación comercial, la inflación de la moneda y distintas medidas de control económico. Habiendo coludido con el imperialismo y el feudalismo, impidió seriamente el crecimiento de las fuerzas productivas.
La economía del capital burocrático se formó con anterioridad a la Guerra de Resistencia contra el Japón y llegó a la cumbre de su desarrollo al término victorioso de esta guerra, cuando el gobierno reaccionario del Kuomintang se hizo cargo, en el país, de las empresas imperialistas japonesas, alemanas e italianas. En 1948, el capital burocrático correspondía más o menos a las 2/3 partes del capital industrial en las regiones controladas por el Kuomintang. En vísperas de la liberación, la comisión de recursos del gobierno del Kuomintang controlaba el 90% de la producción de hierro y acero del país, el 33% del carbón, el 67% de la energía eléctrica, el 45% del cemento y todo el petróleo y metales no ferrosos. El capital burocrático no sólo controlaba la industria pesada sino también la ligera. En 1947, la Corporación China de la Industria Textil sola poseía el 37.6% de todos los husos del país y el 60% de los telares mecanizados. Además, el capital burocrático tenía bajo su control los grandes bancos, todos los ferrocarriles, carreteras y líneas aéreas, el 44% del tonelaje del transporte naval y más de diez corporaciones comerciales monopolistas.
En vísperas de la Revolución Socialista de Octubre, Lenin dijo: “El capitalismo monopolisita de Estado es la preparación material más completa del socialismo, su fase previa” (Obras Completas, T. XXV, Edic. China). Esto también fue verdad para el capitalismo monopolista de Estado en la vieja China. El capital burocrático no estaba densamente concentrado, sino directamente ligado a los organismos reaccionarios del Poder. En estas circunstancias, las empresas del capital monopolista estatal de carácter comprador y feudal pudieron rápidamente ser transformadas en la economía estatal socialista tan pronto como fue destruído el Estado que representaba a la dictadura de la clase de los grandes terratenientes y de la gran burguesía, y reemplazada por el Estado de la dictadura del proletariado.
La confiscación de las empresas del capital burocrático se llevó a cabo en escala nacional, seguido a la victoria de la revolución popular. En un breve espacio de tiempo, todas las fábricas, minas, ferrocarriles, embarcaciones, servicios postales, bancos, establecimientos comerciales y otras empresas, anteriormente de propiedad del gobierno reaccionario del Kuomintang y de la burguesía burocrática, pasaron a manos del Estado dirigido por la clase obrera, el cual tomó así bajo su control las arterias económicas vitales de la nación. Las estadísticas señalan que para 1949 el Estado había confiscado 2,853 empresas industriales con más de 750,000 obreros. La confiscación del capital burocrático condujo al crecimiento sin precedentes de la economía estatal socialista. En 1949, el valor de la producción de las empresas industriales socialistas del Estado llegaba al 41.3% del valor global de la producción de las grandes industrias chinas. El sector estatal de la economía poseía también el 58% de la energía eléctrica del país, el 68% de su producción de carbón, el 92% del hierro fundido, el 97% del acero, el 68% del cemento y el 53% de hilados de algodón. Además, el sector estatal controlaba todos los ferrocarriles del país, la mayor parte de las comunicaciones y transportes modernos, la mayoría abrumadora de los negocios bancarios y del comercio interior y exterior.
La confiscación de las empresas del capital burocrático no sólo significó la transformación legal de sus fondos de propiedad de la burguesía burocrática en fondos del Estado de la democracia popular, sino que, dirigidas directamente por el Estado, estaban obligadas a producir de acuerdo a las necesidades de la sociedad. Las empresas del capital burocrático tenían ya originalmente sus propios cuerpos y sistemas de administración que eran de una doble naturaleza. Estos cuerpos y sistemas originados en las relaciones de producción del capitalismo burocrático servían de instrumento para esclavizar y oprimir a los obreros. Estos aspectos tenían que ser eliminados. También tenían otros aspectos relacionados con la producción social en gran escala tales como los sistemas de la administración de la producción, del manejo técnico y de la contabilidad. Estos podían en parte continuarse preservando para cubrir las necesidades del desarrollo del sector socialista de la economía. En otros aspectos, sin embargo, eran irrazonables y desfavorables para el entusiasmo de los obreros y empleados en la producción y para el desarrollo de las empresas, y debieron ser reformadas. Pero la reforma de estos sistemas fue diferente al cambio de propiedad de los medios de producción. Antes que nada, debían ser estudiados y comprendidos en forma cabal. Luego, de acuerdo a las condiciones concretas y a las posibilidades existentes, los sistemas improcedentes fueron reemplazados por sistemas razonables y las organizaciones técnicas de bajo nivel cambiadas por otras más avanzadas. Si hubiéramos llevado a cabo las reformas a ciegas y en forma desordenada, se habrían producido sólo desbarajustes en el proceso de la producción y la circulación y se habría destruído la vida económica.
Esta es la razón por la cual al hacerse cargo de las empresas del capital burocrático, las medidas que se adoptaron fueron esencialmente diferentes a aquellas empleadas al tomar los organismos de Poder del Kuomintang. Las primeras se tomaron con el objeto de proteger la producción. Se conservaron las estructuras de estas empresas en vez de destruirlas. En otras palabras, la organización técnica y los sistemas de producción de estas viejas empresas se dejaron intactos temporales, se pusieron bajo supervisión y se reformaron paso a paso, con posterioridad.
Se abolieron por ejemplo, aquellos sistemas por los cuales, en la industria textil, los obreros eran sometidos a registro al salir de la fábrica, el de los capataces en las minas de carbón, el de los capataces-contratistas en las empresas de transportes y otros sistemas feudales. Además se tomaron medidas para desembarazar a las empresas de los contrarrevolucionarios y residuos de las fuerzas feudales ocultos en ellas.
La transformación socialista de la economía de la propiedad individual de los campesinos y artesanos.
Sección 1. Las condiciones económicas en el campo después de la reforma agraria y la política del Partido Comunista de China respecto a la cooperación agrícola.
Los dos caminos para el desarrollo económico del campo después de la reforma agraria.
En China, la reforma agraria comenzó en las regiones liberadas durante el período de la revolución democrática. Después de la fundación de la República Popular China, el movimiento de la reforma agraria se emprendió en gran escala a través del país. El objetivo de la reforma agraria fue el de confiscar la tierra perteneciente a la clase terrateniente y distribuirla entre los campesinos con poca tierra y entre aquellos que no la tuvieran para pasar la propiedad feudal de la tierra a propiedad de los campesinos. Este cambio de suma grandeza en la historia de China fue concluído básicamente en 1952.
La reforma agraria dió gratuitamente 700 millones de mu (más de 46 millones de hectáreas) de tierra a unos 300 millones de campesinos, junto con otros medios de producción, todo lo que produjo fue un cambio fundamental en las relaciones económicas en el campo. El sistema económico feudal que en China había prevalecido por varios miles de años, fue abolido. Los campesinos ricos perdieron su poderío económico cuando se les expropió parte del exceso del campo, y los campesinos pasaron a ser dueños de tierras y de otros medios de producción. Más aún, los campesinos dejaron de pagar a los terratenientes el exorbitante arriendo anual por la tierra, el que totalizaba unos 70,000 millones de jiu (35 millones de toneladas) de cereales, y aprovecharon esa disposición para extender su producción y mejorar su nivel de vida. Por lo tanto, se despertó un gran entusiasmo por la producción, como hasta entonces nunca antes se había observado. En esos momentos el entusiasmo en la esfera de la economía individual campesina era bueno para recobrar y desarrollar la agricultura y toda la economía individual.
Sección 3. La transformación socialista de la artesanía individual y del pequeño comercio.
Características de la artesanía individual.
Al comienzo del período de la transición había un gran número de artesanos individuales. Según las estadísticas de 1954, en toda China cerca de 20 millones de personas estaban dedicadas a la artesanía individual, y el valor de la producción era aproximadamente 9,300 millones de yuanes. De esta cifra total, más o menos ocho millones eran artesanos individuales independientes, cuya producción se avaluó en unos 6,800 millones de yuanes y unos doce millones restantes eran campesinos que dedicaban parte de su tiempo a la producción artesanal con fines comerciales. El valor de la producción de estos últimos era de alrededor de 2,500 millones de yuanes. Había también otros dos grupos dedicados a la artesanía. Uno trabajaba en las manufacturas capitalistas y el otro lo formaban gran número de campesinos que se dedicaban a la artesanía para el propio consumo y como una ocupación subsidiaria. Ninguno de los dos está comprendido en la categoría de los artesanos individuales.
La artesanía individual, tal como la agricultura individual, se basaba en la propiedad privada de los trabajadores sobre los medios de producción. Sin embargo, comparada con esta última, tenía ciertas caracteríticas distintas.
En primer lugar, aunque la agricultura individual era fundamentalmente pequeña producción de mercancías, poseía más supervivencias de la economía natural que la artesanía individual, la cual producía íntegramente para el mercado, en consecuencia, era una pura economía de mercancías. Más aún, los artesanos individuales debían adquirir todos los medios de producción y bienes de consumo que necesitaban. Por esta razón se mantenían en estrecho contacto con el mercado, el comercio y las organizaciones de crédito. En la vieja China un gran número de artesanos estaba bajo el control del capital comercial que les proveía materia prima y mercado para sus productos. Hasta el comienzo del período de transición, aún sobrevivía la explotación impuesta a los artesanos por el comercio privado y los dueños de talleres. Con el desarrollo de la economía socialista estatal y la realización gradual de la transformación socialista de las empresas capitalistas, los artesanos se liberaron paulatinamente de su dependencia del capital comecial. Establecieron estrechas relaciones con la economía socialista, y el suministro de materias primas y de mercado para los productos pasó a mano de las empresas comerciales socialistas.
“La ruptura de los estudiantes socialdemócratas con los revolucionarios y los políticos de las demás tendencias no significa, en modo alguno, la ruptura de las organizaciones estudiantiles generales y las relacionadas con el estudio; por el contrario, sólo sobre la base de un programa plenamente definido se puede y se debe trabajar en los más amplios círculos estudiantiles para ensanchar sus perspectivas académicas y propagar el socialismo científico, es decir, el marxismo”.
Las Tareas de la Juventud Revolucionaria. Carta Primera. V.I. Lenin, setiembre de 1903.
“La cultura revolucionaria es una poderosa arma revolucionaria para las grandes masas del pueblo. Antes de la revolución, prepara ideológicamente el terreno, y durante ella constituye una parte necesaria e importante del frente general de la revolución”.
Sobre la Nueva Democracia. Mao Tsetung, enero de 1940.
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Del libro “Una vez más sobre las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros”.
Por la Redacción de la revista Hongqi
(Bandera Roja del P.C.Ch.).
¿Podría el capital monopolista de Estado convertirse en un “instrumento más eficaz para contrastar el desarrollo del capital monopolista”?
En un artículo escrito el 4 de enero de 1963 como respuesta a una editorial del Remin Ribao, el camarada Luigi Longo, uno de los dirigentes principales del P.C.I., dijo: “Nuestro X Congreso a reafirmado también con fuerza que el punto firme de lo que hoy llamamos el camino italiano al socialismo es reconocer que hoy, en las actuales condiciones internacionales y nacionales, aunque perdure el régimen capitalista, es posible y necesario llegar a la liquidación de los monopolios y de su poder económico y politíco”. Consideran que, con las medidas que han propuesto, podrán transformar las actuales relaciones de producción capitalista de Italia y el “régimen de la gran propiedad” de la burguesía monopolista italiana.
Las medidas económicas de las “reformas estructurales” propuestas por Togliatti y otros camaradas radican, según sus propias palabras, en la realización de “la demanda de ciertas nacionalizaciones, la demanda de una planificación y de intervención del Estado en la vida económica a través de la programación, la nacionalización de sectores productivos enteros, etc.“
Probablemente el camarada Togliatti y otros camaradas podrán idear otras medidas más.
Desde luego, ellos tienen derecho a pensar y decir lo que quieran; nadie tiene derecho a intervenir en ello, ni tampoco nosotros intentamos hacerlo. Pero ya que quieren que otros, piensen y hablen como ellos, no podemos por menos de continuar la discusión sobre problemas que han planteado.
Empecemos por el problema de la intervención del Estado en la vida económica.
Desde la aparición del Estado, ¿cuál de los Estados de distinta naturaleza, sea de los esclavistas, de los señores feudales o de la burguesía, no ha intervenido en la vida económica? Cuando estas clases se encuentran en ascenso, la intervención de su Estado en la vida económica puede tomar una forma, y cuando se encuentran en decadencia, dicha intervención puede adoptar otra forma. En diferentes países donde el Poder estatal es de la misma naturaleza, la intervención del Estado en la vida económica se puede realizar en formas diferentes. Por lo pronto, no hablaremos de cómo el Estado esclavista o feudal intervenía en la vida económica, sino de cómo interviene el Estado burgués en ella.
La política adoptada por el Estado burgués, sea política de luchar por las colonias o por la hegemonía mundial, sea política de comercio libre o de protección aduanera, etc., constituye la intervención del Estado en la vida económica, y los Estados burgueses la han aplicado desde hace tiempo para proteger los intereses de la burguesía. Semejante intervención ha desempeñado un papel importante en el desarrollo del capitalismo. Por lo tanto, la intervención del Estado en la vida económica no es algo nuevo que haya aparecido recién en Italia.
Posiblemente la “intervención del Estado en la vida económica“ del que hablan el camarada Togliatti y otros camaradas no se refiere a la citada política aplicada ya desde hace tiempo por la burguesía, sino principalmente a la “nacionalización“ como ellos la llaman.
Pues bien, pasemos a tratar el problema de la “nacionalización”.
En realidad, desde la sociedad eclavista, los Estados de diferente naturaleza tienen diferentes clases de “economía nacionalizada”. El Estado esclavista tenía su economía nacionalizada y el feudal también la suya. El Estado burgués, desde su nacimiento, ha tenido su economía nacionalizada. Por eso el problema radica en aclarar cuál es la naturaleza de la nacionalización y a qué clase sirve.
Un comunista veterano como el camarada Togliatti, por supuesto, no puede ignorar lo que dice Engels en Del socialismo utópico al socialismo científico.
“De un modo o de otro, con o sin trusts, el representante oficial de la sociedad capitalista, el Estado, tiene que acabar haciéndose cargo del mando de la producción. La necesidad que responde esta transformación de ciertas empresas en propiedad del Estado empieza manifestándose en las grandes empresas de transporte y comunicaciones, tales como el correo, el telégrafo y los ferrocarriles”.
Engels hizo una nota muy importante para este párrafo:
“Y digo que tiene que hacerse cargo, pues, la nacionalización sólo representará un progreso económico, un paso de avance hacia la conquista por la sociedad de todas las fuerzas productivas, aunque esta medida sea llevada a cabo por el Estado actual, cuando los medios de producción o de transporte se desborden ya realmente de los causes directivos de una sociedad ánonima, cuando, por tanto, la medida de la nacionalización sea ya económicamente inevitable. Pero recientemente, desde que Bismarck emprendió el camino de la nacionalización, ha surgido una especie de falso socialismo, que degenera alguna que otra vez en un tipo especial de socialismo, sumiso y servil, que en todo acto de nacionalización, hasta en los dictados de Bismarck, ve una medida socialista. Si la nacionalización de la industria del tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores del socialismo a Napoleón y a Metternich. Cuando el Estado belga, por razones políticas y financieras perfectamente vulgares, decidió construir por su cuenta las principales líneas ferreas del país, o cuando Bismarck, sin que ninguna necesidad económica le impulsase a ello, nacionalizó las líneas más importantes de la red ferroviaria de Prusia, pura y simplemente para así poder manejarlas y aprovecharlas mejor en caso de guerra, para convertir el personal de los ferrocariles en ganado electoral sumiso al gobierno y, sobre todo, para procurarse una nueva fuente de ingreso sustraída a la fiscalización del parlamento, todas estas medidas no tenían, ni directa ni indirectamente, ni consciente ni inconscientemente, nada de socialistas. De otro modo, habría que clasificar también en las instituciones socialistas a la Real Compañía de Comercio Marítimo, la Real Manufactura de Porcelanas, y hasta los sastres de compañía del ejército, sin olvidar la nacionalización de los prostíbulos, propuesta muy en serio, allá por el año treinta y tantos, bajo Federico Guillermo III, por un hombre muy listo”.
Más adelante, Engels expuso con énfasis el carácter de la llamada “propiedad del Estado” en los países capitalistas. Él escribió:
“Pero las fuerzas productivas no pierden su condición de capital al convertirse en propiedad de las sociedades anónimas y de los trusts o en propiedad del Estado. Por lo que a las sociedades anónimas y a los trusts se refiere es palpablemente claro. Por su parte, el Estado moderno no es más que una organización creada por la sociedad burguesa para defender las condiciones exteriores generales del modo capitalista de producción contra los atentados, tanto de los obreros como de los capitalistas aislados. El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma en propiedad, tanto más se convertirá en capitalista colectivo y tanto mayor cantidad de ciudadanos explotará. Los obreros siguen siendo obreros asalariados, proletarios. La relación capitalista, lejos de abolirse con estas medidas, se agudiza. Más, al llegar a la cúspide, se derrumba. La propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es solución del conflicto, pero alberga ya en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución”.
Engels escribió dichos párrafos en la época en que el capital monopolista hacia su primera aparición y cuando empezaba a producirse en el capitalismo el paso de la libre competencia al monopolio. ¿Han perdido validez ahora estas argumentaciones de Engels cuando el capital monopolista ocupa la posición de completo predominio? ¿Se puede afirmar que en estos momentos la nacionalización en los países capitalistas ha transformado y hasta liquidado la “naturaleza capitalista de las fuerzas productivas”? ¿Se puede decir que el capitalismo monopolista de Estado, formado en esta época mediante la nacionalización capitalista o de otras maneras, ya ha dejado de ser capitalismo? ¿Puede decirse, quizás, que este no sea así en los demás países, pero sí en Italia?
Aquí tenemos que investigar el problema sobre el capitalismo monopolista de Estado y sobre el capitalismo monopolista de Estado en Italia.
La concentración del capital conduce al monopolio. Después del estallido de la Primera Guerra Mundial, el capitalismo mundial dio un paso adelante no solamente hacia el monopolio en general, sino también del monopolio en general hacia el monopolio de Estado. Después de la Primera Guerra Mundial, sobre todo después de la crisis económica que se produjo en 1929 en el mundo capitalista, el capitalismo monopolista de Estado cobró un nuevo desarrollo en todos los países imperialistas. Durante la Segunda Guerra Mundial, a fin de sacar fabulosas ganancias del conflicto bélico, la burguesía monopolista de los países imperialistas beligerantes utilizó al máximo el capital monopolista estatal. Después de la guerra, en algunos países imperialistas el capital monopolista de estado llegó a ser, en diferentes grados, la fuerza dominante en la vida económica del Estado.
En comparación con los otros principales países imperialistas, la base del capitalismo de Italia es relativamente débil. Con el fin de concentrar las fuerzas de capital para obtener las máximas ganancias, competir con el capital monopolista internacional por la expansión de mercados y por un nuevo reparto de las colonias, Italia emprendió el camino del capitalismo estatal. En 1914, el gobierno italiano constituyó el Sindicato de Préstamos para las empresas industriales con el objeto de facilitar créditos y subsidios a los grandes bancos y empresas industriales. Durante el régimen fascista de Musolini, el organismo estatal y las organizaciones del capital monopolista se fusionaron aún más. Particularmente durante la gran crisis de 1929-1933, el gobierno italiano compró, a precios anteriores a la crisis, una gran cantidad de acciones de los bancos y empresas en bancarrota, colocando muchos bancos y empresas bajo el control del Estado y organizó el Instituto de Reconstrucción Industrial, estableciendo una colosal organización del capital monolista estatal. Después de la Segunda Guerra Mundial, el capital monopolista de Italia, incluído el capital monopolista estatal, que había sido la base del régimen fascista, no solamente quedó intacto, sino que se desarrolló a un ritmo aún más elevado. Hoy, las empresas del capital monopolista estatal y las empresas mixtas de capital monopolista estatal y privado, representan alrededor de un 30% de toda la economía de Italia.
¿Qué conclusiones deben sacar los marxista-leninistas del desarrollo del capitalismo monopolista de Estado? ¿Pueden las empresas nacionalizadas, o sea, el capital monopolista estatal en Italia estar “en contraste con los monopolios”, ser la “expresión de las masas populares” y convertirse en “un instrumento más eficaz para contrastar el desarrollo del capital monopolista” como lo han afirmado el camarada Togliatti y algunos otros camaradas del P.C.I.?
Los marxista-leninistas jamás podrán llegar a tal conclusión.
El capitalismo monopolista de Estado es una forma del capitalismo monopolista en que el capital monopolista y el Poder estatal se han fusionado. Aprovechando a plenitud el Poder del Estado, acelera la centralización y concentración de capital, intensifica la explotación del pueblo trabajador, la anexión de las empresas medianas y pequeñas y la anexión de unos grupos del capital monopolista por otros y refuerza al capital monopolista italiano para la expansión en la arena internacional. Bajo el rótulo de “intervención del Estado en la vida económica” y de “oposición al monopolio” y en nombre del “Estado”, engaña y traspasa, por medios encubiertos y sutiles, enorme cantidad de ganancias a las manos de los grupos del capital monopolista.
Las formas principales de los servicios que presta el capital monopolista de Estado a la burguesía monopolista son los siguientes:
Primero, utiliza los fondos del erario público y los impuestos pagados por el pueblo para proteger a los capitalistas del riesgo que confrontan al hacer inversiones, garantizando así a los grupos monopolistas fabulosas ganancias.
Por ejemplo, el Estado paga interés y garantiza el principal de todos los bonos de capitalización emitidos por el Instituto de Reconstrucción Industrial, la mayor organización monopolista de Estado de Italia. Los tenedores de estos bonos reciben por lo general un tipo anual de interés, de 4,5 a 8 por ciento, además de lo cual devengan los dividendos que reparte la empresa cuando obtiene utilidades.
Segundo, a través de la legislación y el presupuesto del Estado, redistribuye una parte de la renta nacional en forma favorable a las organizaciones del capital monopolista con el fin de asegurar fabulosas ganancias a los grupos del capital monopolista.
Por ejemplo, en 1955, el gobierno italiano asignó alrededor de un tercio del presupuesto del Estado para compras y pedidos de mercancias a los grupos del capital monopolista privado.
Tercero, a través de una de las dos formas alternativas, es decir , la compra o la devolución de las empresas, el Estado a veces toma posesión de las empresas que sufren pérdidas o quiebran o de las empresas que, una vez nacionalizadas, se harán beneficiosas para ciertos grupos monopolistas, traspasando a veces a las manos de los grupos del capital monopolista privado las empresas que obtienen ganancias.
Por ejemplo, según las estadísticas proporcionadas por el economista italiano Gino Longo, para comprar las acciones de los bancos y otras empresas en quiebra, los sucesivos gobiernos de Italia gastaron en total, de 1920 a 1955, 1,647 mil millones de liras (en términos de precios de 1953), cifra que equivalía a más de la mitad del capital nominal de todas las sociedades anónimas de Italia con un activo mayor de 50 millones de liras en 1955. Aún más, según estadísticas incompletas, desde su establecimiento hasta 1958, tan sólo el Instituto de Reconstrucción Industrial revendió sucesivamente a las organizaciones del capital monopolista privado acciones de las empresas lucrativas, por un valor total de 491 mil millones de liras (en terminos de precios de 1953).
Cuarto, utilizando el poder del estado, refuerza la centralización y concentración del capital y agrava la anexión de las empresas medianas y pequeñas por el capital monopolista.
Por ejemplo, durante el periodo comprendido entre 1948 y 1958, el capital nominal total de los diez mayores grupos del capital monopolista que controlan las arterias de la economía de Italia y el estado aumentó en 15 veces. De ellos el de la FIAT (Fabrica Italiana Automoboli Torino) aumentó en 25 veces, y el de la compañía de cemento de Italia en 40 veces. Aunque las compañías pertenecientes a estos diez grandes grupos del capital monopolista constituyen apenas un 0.04% del número total de las sociedades anónimas de Italia, el capital en acciones privadas dominado y controlado directamente por ellos mismos representa el 64% del capital total en acciones privadas del país. Durante el mismo periodo, el número de empresas medianas y pequeñas arruinadas iba en aumento.
Quinto, a nombre del “Estado” y por medios diplomáticos, la lucha encarnizadamente por mercados internacionales y sirve de instrumento útil a la burguesía monopolista de Italia para extender el neocolonialismo.
Por ejemplo, en los pocos años comprendidos entre 1956 y 1961, la ENI (Ente Nazionale Idrocarburi) logró el derecho a explorar y extraer el petróleo, o venderlo, o construir oleoductos y refinerías de petróleo en países tales como la República Arabe Unida, Irán, Libia, Marruecos, Túnez, Etiopía, Sudán, Jordania, India, Yugoslavia, Austria y Suiza, conquistando así una posición para la burguesía monopolista de Italia en el mercado internacional de petróleo.
En los hechos citados se puede observer claramente que el monopolio estatal y el monopolio privado constituyen en realidad dos formas que la burguesía monopolista usa de manera coordinada para obtener fabulosas ganancias. El desarrollo del capital monopolista estatal hace recrudecer las constradicciones propias del sistema imperialista y de ninguna manera puede, como dijera el camarada Togliatti y otros camaradas, “limitar y quebrantar el poder de los grandes grupos monopolistas”, ni cambiar las contradicciones inherentes del sistema imperialista.
Entre algunas gentes de Italia, está en boga el punto de vista de que el capitalismo italiano de hoy es ya diferente del de hace cincuenta años y que ha entrado en una “nueva etapa”. Estas gentes califican el actual capitalismo italiano de “nuevo capitalismo”. Afirman arbitrariamente que bajo el “nuevo capitalismo”, o en la llamada “nueva etapa” del capitalismo, han resultado ínutiles los principios fundamentales del marxismo-leninismo tales como los de la lucha de clases, la revolución socialista, la conquista del poder por el proletariado y la dictadura del mismo. A su modo de ver, el llamado “nuevo capitalismo” parede poder desempeñar tal que puede resolver, dentro del sistema capitalista, las contradicciones fundamentales del capitalismo mediante la “programación”, el “progreso técnico”, el “empleo pleno”, el “estado de bienestar”, etc., y a través de una “Alianza Internacional”. En Italia, los primeros partidarios y predicadores de esta “teoría” son el movimiento católico y los reformistas sociales. En realidad, en esta “teoría” en la que Togliatti y otros camaradas han encontrado un nuevo fundamento para su teoría de “reformas estructurales”.
El camarada Togliatti y otros camaradas sostienen que “los conceptos de planificación y programación de la economía considerados un tiempo como prerrogativas socialistas, son hoy discutidos y aceptados de modo cada vez más amplio”.
La opinión del camarada Togliatti consiste en lo siguiente: primero, la economía nacional se puede desarrollar de manera planificada, no sólo en los países socialistas sino también bajo el sistema capitalista; segundo, en la Italia capitalista, pueden ser aceptadas la planificación y programación de la economía, prerrogativas del socialismo.
Los marxista-leninistas han sostenido siempre que es preciso y posible que los países capitalistas adopten cierta política de regulación respecto a la economia nacional en interés de la burguesía en su conjunto. Semejante idea la observamos en las palabras de Engels que citamos más arriba. En la época del capital monopolista, esta función reguladora del estado capitalista está principalmente al servicio de los intereses de la burguesía monopolista. Esta regulación, a veces, puede realizarse incluso a expensas de ciertos grupos monopolistas, pero jamás perjudicará, sino precisamente representa, los intereses de la burguesía monopolista en su conjunto.
Lenin dijo muy bien: “…el error más generalizado está en la afirmación reformista-burguesa de que el capitalismo monopolista o monopolista de Estado no es ya capitalismo, puede ya llamarse ‘socialismo de Estado’, y otras cosas por el estilo. Naturalmente, los trusts no entrañan, no han entrañado hasta hoy y ni pueden entrañar una completa sujeción a planes. Pero en tanto trazan planes, en tanto los magnates del capital calculan de antemano el volumen de la producción en un plano nacional o incluso en un plano internacional, en tanto regulan la producción con arreglo a planes, seguimos moviéndonos, a pesar de todo, dentro del capitalismo, aunque en una nueva fase suya, pero que no deja, indudablementa, de ser capitalismo”.
Pero, algunos camaradas del P.C.I. sostienen que en la Italia dominada por la burguesía monopolista, la realización de la llamada “planificación” puede resolver los importantes problemas formados en la historia de Italia, incluídos “los problemas de la libertad y la emancipación de la clase obrera”. ¿Cómo es posible que se produzca tal milagro?
El camarada Togliatti dice: “El capitalismo monopolista de Estado, que es el aspecto moderno del régimen capitalista en casi todos los grandes países, es esa etapa –ha afirmado Lenin– fuera de la cual, para avanzar, no hay otra cosa sino el socialismo. De esta necesidad objetiva es necesario, sin embargo, hacer brotar un movimiento consciente”.
Bien se sabe que Lenin dijo que “…el capitalismo … avanzó del capitalismo al imperialismo, del monopolio al control estatal. Todo esto ha hecho la revolución socialista más próxima y ha creado para la misma las condiciones objetivas” (V.I. Lenin; Obras Completas, t. XXIV, pág. 211, versión china). En otros lugares Lenin también pronunció semejantes palabras. La idea de Lenin es muy clara: El desarrollo del capitalismo monopolista de estado “solo prueba la proximidad…de la revolución socialista” y no es “en modo alguno, un argumento para mantener una actitud de tolerancia ante los que niegan esta revolución y ante los que encubren las lacras del capitalismo, como hacen todos los reformistas” (V.I. Lenin: El estado y la revolución). Al hablar de las llamadas “reformas estructurales” y el “movimiento consciente”, el camarada Togliatti, precisamente como los reformistas, usa un lenguaje ambiguo para eludir el problema de la revolución socialista planteada por el marxismo-leninismo y para hacer más atractivo el capitalismo italiano.
“Hay que subrayar en particular lo siguiente. La Guerra ha acarreado tan increíbles calamidades a los países beligerantes y, al mismo tiempo, ha acelerado a pasos tan agigantados el desarrollo del capitalismo, transformando el capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de estado, que ni el proletariado ni la democracia pequeñoburguesa revolucionaria pueden limitarse al marco del capitalismo”.
Epílogo a El Programa Agrario de la Socialdemocracia en la Primera Revolución Rusa de 1905-1907. V.I. Lenin, 28 de setiembre de 1917.
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De la recopilación “Lenin sobre ‘El imperialismo es la antesala de la revolución social del proletariado’”. Publicada en conmemoración del 90 aniversario del nacimiento de Lenin.
El capitalismo mundial, que en las décadas del sesenta y del setenta del siglo pasado era una avanzada y progresista fuerza de la libre competencia, y que ha comienzos del siglo veinte se transformó en el capitalismo monopolista, en el imperialismo, dio un gran salto adelante durante la Guerra, no solo hacia una más grande concentración del capital financiero, sino también hacia su transformación en el capitalismo de Estado.
De: Un viraje en la política mundial (31 de enero de 1917).
…en oposición a éste, el grupo anglo-francés principalmente, surgió otro grupo capitalista, aún más rapaz, aún más voráz, el grupo de aquellos que llegaron a participar del banquete del capitalismo cuando todos los asientos de la mesa estaban ocupados, pero que introdujo en la lucha nuevos métodos para desarrollar la producción capitalista, técnicas mejores, una organización sin paralelo, que transformó el viejo capitalismo, el capitalismo de la era de la libre competencia, en el capitalismo de los inmensos trusts, sindicatos y cartels. Este grupo introdujo la nacionalización en la producción capitalista, combinando las fuerzas gigantescas del capitalismo con las fuerzas gigantescas del Estado a fin de formar un solo mecanismo que condujo a decenas de millones de gentes a la organización única del capitalismo de Estado.
De: Guerra y revolución (14 de mayo de 1917)
El desarrollo del capitalismo ha dado saltos gigantescos, particularmente en el siglo veinte, y la Guerra ha hecho lo que no se había hecho en veinticinco años. La nacionalización de la industria ha avanzado no solo en Alemania, sino también en Inglaterra. El monopolio en general se ha transformado en el monopolio de Estado. Las condiciones objetivas muestran que la guerra ha acelerado este desarrollo del capitalismo, que avanza del capitalismo al imperialismo, del monopolio a la nacionalización. Todo esto ha aproximado aún más la revolución socialista y ha creado las condiciones objetivas para ella. De esta manera, el curso de la Guerra ha aproximado la revolución socialista.
De: VII Conferencia (de abril) del P.O.S.D.R. (b) de toda Rusia: Informe sobre la situación actual (24 de abril de 1917)
MILITAR PARA LOS TRABAJADORES Y UN PARAÍSO PARA LOS CAPITALISTAS.
Las premisas objetivas para una revolución socialista que sin duda existían ya antes de la Guerra en los países desarrollados y avanzados, han madurado aún más y están madurando con tremenda rapidez como resultado de la guerra. La suplantación y la ruina de las empresas económicas de tamaño pequeño y mediano se está efectuando a un ritmo acelerado. La concentración e internacionalización del capital está dando saltos gigantescos, el capitalismo monopolista se está convirtiendo en capitalismo monopolista estatal. La regulación social de la producción y de la distribución está siendo introducida, bajo la presión de las circunstancias, en muchos países. Algunos están implantando el servicio universal del trabajo.
Cuando se mantiene la propiedad privada de los medios de producción, todos estos pasos hacia una mayor monopolización y nacionalización de la producción se ven inevitablemente acompañados de una creciente explotación de las masas trabajadoras, de un aumento de la opresión, de crecientes dificultades para ofrecer resistencia a los explotadores, de un crecimiento de la reacción y el despotismo militar. Al mismo tiempo estos pasos conducen a un gigantesco aumento de las ganancias de los grandes capitalistas a expensas de todas las otras capas de la población; conducen, durante muchas décadas, a la servidumbre de las masas trabajadoras, por medio de tributos pagados a los capitalistas, bajo la forma de billones de intereses por los préstamos.
De: VII Conferencia (de abril) del P.O.S.D.R. (b) de toda Rusia: Resolución sobre la situación actual (Suplemento del periódico Soldatskaya Pravda, N° 13, 16 de mayo de 1917)
Y en particular el imperialismo, la época del capital bancario, la época de los gigantescos monopolios capitalistas, la época de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado, revela un extraordinario fortalecimiento de la “máquina estatal”, un desarrollo inaudito de su aparato burocrático y militar, en relación con el aumento de la represión contra el proletariado, así en los países monárquicos como en los países republicanos más libres.
De: El estado y la revolución (agosto-septiembre de 1917)
En Alemania las cosas han llegado a un punto en el cual la dirección de la vida económica de 66 millones de personas se realiza desde un centro, en donde la organización desde un centro de la economía nacional de 66 millones de gentes ha impuesto los mayores sacrificios a la abrumadora mayoría del pueblo y todo esto a fin de que los “30,000 de más arriba” sean capaces de echarse al bolsillo ganancias bélicas de billones y para que así millones deban perecer en la matanza en beneficio de estos “muy nobles y excelsos” representantes de la nación.
De: Principios esenciales en la cuestión de la guerra (diciembre de 1916)
La guerra imperialista ha acelerado y agudizado extraordinariamente el proceso de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado. La monstruosa opresión de las masas trabajadoras por el Estado, que se va fundiendo cada vez más estrechamente con las asociaciones omnipotentes de los capitalistas, adquiere proporciones cada vez más monstruosas. Los países adelantados se convierten –y al decir esto nos referimos a su “retaguardia”– en presidios militares para los obreros.
De: El estado y la revolución. Prefacio a la primera edición (agosto de 1917)
Tanto los Estados Unidos como Alemania “regulan la vida económica” haciendo todo por crear para los obreros (y en parte también para los campesinos) un presidio militar y para los banqueros y capitalistas un paraíso. Toda su reglamentación consiste en “apretar” a los obreros hasta llevarlos al hambre, mientras que a los capitalistas se les garantiza (bajo cuerda, por vía burocrático-reaccionaria) beneficios más crecidos que antes de la guerra.
De: La catástrofe que nos amenaza y como combatirla. (10-14 de septiembre de 1917)
Los magnates bancarios pareen temer que el monopolio del Estado se deslice hasta ellos cuando menos lo esperen. Pero, naturalmente, dicho temor no rebasa los límites de la competencia entre dos jefes de despachos de una misma oficina, porque de un lado son al fin y al cabo esos mismos magnates del capital bancario los que disponen de hecho de los miles de millones concentrados en las cajas de ahorro; y de otro lado, el monopolio del Estado en las sociedades capitalistas no es más que un medio de elevar y asegurar los ingresos de los millonarios que están a punto de quebrar en una u otra rama de la industria.
De: El imperialismo, fase superior del capitalismo (enero-junio de 1916)
La guerra, al acelerar extraordinariamente la transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado, pone de este modo a la humanidad extraordinariamente cerca del socialismo: tal es, precisamente, la dialéctica de la historia.
La guerra imperialista es la víspera de la revolución socialista. Ello no sólo se debe a que la guerra engendra, con sus horrores, la insurrección proletaria –pues no hay insurrección capaz de instaurar el socialismo si no han madurado las condiciones económica para él–, sino a que el capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo, no hay ningún peldaño intermedio.
De: La catástrofe que nos amenaza y como combatirla (10-14 de septiembre de 1917)
Para aclarar más aún la cuestión citaremos, ante todo, un ejemplo muy concreto del capitalismo de Estado. Todo el mundo conoce este ejemplo: Alemania. Allí tenemos la “ultima palabra” de la gran técnica capitalista moderna y de la organización planificada, subordinada al imperialismo burgués-terrateniente. Quitad las palabras subrayadas y poned en lugar de Estado militar terrateniente, burgués, imperialista, también un Estado, pero un Estado de un tipo social distinto, de un distinto contenido de clase, un Estado soviético, es decir, proletario, y obtendréis toda aquella suma de condiciones de las que resulta el socialismo.
De: Sobre el impuesto en especie. (21 de abril de 1921)
Aquí se encierra lo más fundamental de la apreciación teórica del capitalismo moderno, es decir del imperialismo, a saber: que el capitalismo se convierte en un capitalismo monopolista. Conviene subrayar esto, pues el error más generalizado está en la afirmación reformista-burguesa de que el capitalismo monopolista o monopolista de Estado no es ya capitalismo, que puede llamarse ya “socialismo de Estado”, y otras cosas por el estilo. Naturalmente, los trusts no entrañan, no han entrañado hasta hoy ni pueden entrañar una planificación completa. Pero en cuanto son ellos los que trazan los planes, por cuanto son los magnates del capital quienes calculan de antemano el volumen de la producción en escala nacional o incluso internacional, por cuanto son ellos quienes regulan la producción con arreglo a planes, permanecemos, a pesar de todo, dentro del capitalismo: aunque en una nueva fase de éste, permanecemos, indudablemente, dentro del capitalismo. La “proximidad” de tal capitalismo al socialismo debe constituír, para los verdaderos representantes del proletariado, un argumento a favor de la cercanía, de la facilidad, de la viabilidad y de la urgencia de la revolución socialista, pero no, en modo alguno, un argumento para mantener una actitud de tolerancia ante los que niegan esta revolución y ante los que hermocean el capitalismo, como hacen todos los reformistas.
De: El estado y la revolución. (agosto-septiembre de 1917)
“Ningún partido político que dirija un gran movimiento revolucionario podrá alcanzar la victoria si no posee una teoría revolucionaria, un conocimeinto de la historia y una comprensión profunda del movimiento práctico”. Mao Tsetung
“El fundamento de toda la situación internacional que ha surgido ahora radica en las relaciones económicas del imperialismo. En el transcurso del siglo veinte, esta nueva, más alta, y última fase del capitalismo ha llegado a definirse plenamente“.
De: II Congreso de la Internacional Comunista: Informe sobre la situación internacional y las areas fundamentales de la Internacional Comunista. V.I. Lenin, 19 de Julio de 1920
“EL QUE SEA CORRECTA O NO LA LÍNEA EN IDEOLOGÍA Y POLÍTICA LO DETERMINA TODO”. MAO TSETUNG
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ESQUEMA PARA EL ESTUDIO DEL CAPITALISMO BUROCRATICO.
Mao Tsetung (1956): Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo.
I. Planteamiento de la Cuestión.
1. El capital y el capitalismo.
2. El capital monopolista y el imperialismo.
3. El capitalismo monopolista de Estado.
4. El capitalismo monopolista de Estado, de carácter comprador y feudal: Capitalismo Burocrático.
II. En el pensamiento de José Carlos Mariátegui.
1. Semicolonialidad, condición económica de nuestra sociedad y nuestra estructura económica.
2. Esquema de la evolución económica.
III. Situación actual.
1. El impulso del desarrollo del país por la línea burocrática total, en el presente régimen fascista.
2. Las líneas de desarrollo del capitalismo burocrático.
a) Línea terrateniente: en el agro.
b) Línea burocrática: en la industria, comercio y finanzas.
c) Línea burocrática: en lo ideológico
BIBLIOGRAFÍA
Lenin:
- Carlos Marx. La doctrina económica de Carlos Marx.
- El imperialismo, fase superior del capitalismo.
- El desarrollo del capitalismo en Rusia.
- La Revolución China y el Partido Comunista de China.
- La situación actual y nuestras tareas.
P.C.Ch.:
- Una vez más acerca de las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros.
- ¿Es Yugoslavia un país socialista?
Mariátegui:
- Defensa del marxismo.
- Siete Ensayos, I.
- Programa del PCP.
- Punto de vista antiimperialista.
Cheprákov:
- El capitalismo monopolista de Estado.
I.N.P.:
- Documentos, Marcé del Pont.
- Plan Global de Desarrollo, 1971-1975.
Lewis:
- Planeación económica.
V. Roel:
- Esquema de la evolución económica.