La disputa entre las facciones y grupos reaccionarios hace que salgan a la superficie y se ventile su genocidio contra los ejemplares hijos del pueblo, de la clase y la revolución. Lo cual afirmamos, en vista de la noticia aparecida el día de hoy en el diario reaccionario “Perú 21“, del monopolio de la prensa de la familia Miro Quesada de el grupo “El Comercio”, que a la letra dice:
"Caso Madre Mía despierta después de seis años de encontrar el primer cadáver:
La investigación fiscal avanza, aunque con lentitud, en el despacho de DD.HH. El Ministerio Público identificó 16 cuerpos que desaparecieron entre 1991 y 1992 alrededor de la base que comandó el expresidente Humala a quien familiares y soldados señalan como el sanguinario ‘capitán Carlos’.
Así, la sangre artera y
perversamente vertida, hoy recia y estruendosa acusación pública contra el
Estado Peruano y sus Fuerzas Armadas y Policiales, sus dirigentes políticos y
jerarcas criminales de lesa humanidad, que muestra lo embarrado en sangre que
está el gobierno de la genocida Boluarte, que gobierna junto a los compinches
políticos del genocida Humala (Capitan Carlos); la sangre derramada, se
convertirá más y más en ardiente bandera tremolante del vórtice de la tormenta
revolucionaria y palpitando luminosa en la guerra popular triunfante recibirá
la cumplida y cabal justicia que hoy se le niega.
Solo el pueblo con la
guerra popular hará justica al pueblo. Como se denunció oportunamente y a
quedado estampado para siempre:
Parte del genocidio es
la política de ejecuciones extrajudiciales y desaparecidos, se inició desde el
ingreso de las Fuerzas Armadas para combatir la guerra popular y se intensificó
grandemente los anos siguientes y prosigue hasta hoy, como lo muestra los pocos
meses del gobierno de la genocida Boluarte, que gobierna con los socios civiles
y militares del genocida Humal (Capitán Carlos).. Suman miles los desaparecidos
pero todas las denuncias y protestas se estrellan contra el mutismo oficial o
el peloteo de la justicia reaccionaria, que niega o ignora las demandas
entabladas y pese a todo da la callada por respuesta. Esta perversa política
desde antiguo practicada por la reacción y acrecentada contemporáneamente,
tiene su inmediato antecedente en el siniestro plan de desaparecidos del
gobierno militar argentino que en los años setenta bañó en sangre a su pueblo
aumentando su ignominio con decenas de miles de desaparecidos. Es similar
política la que aquí se aplica cebándose también en las masas populares más
pobres, muy especialmente en campesinos, aquellos cuyos nombres no aparecen
denunciados por falta de documentación o las limitaciones y persecuciones que golpean
a sus familiares, pero que, sin embargo, son el grueso de los miles no habidos
porque yacen envueltos en las sombras de fosas aún desconocidas o cementerios
clandestinos de los múltiples campos de concentración, junto a los restos de
otros ejemplares hijos del pueblo, de la clase y la revolución. Estos miles son
otra acusación histórica implacable que socavará las bases de las Fuerzas
Armadas reaccionarias propiciando, bajo los golpes demoledores del pueblo
armado, su destrucción que aparejará el del orden podrido del estado Peruano
que sostiene.
Y logró sus objetivos, aplastó la guerra popular,
acabó con ella? No, pues la guerra popular, como corresponde a su carácter de
clase, ha demostrado su superioridad, ha probado ser capaz de enfrentar
violentas ofensivas persistentes y siniestras y todo un genocidio de grandes
proporciones y seguir desarrollándose más templada y creciente; en estos duros
tiempos de forja y heroísmo, trompetas turbulentas de un Nuevo Estado que
comienza a nacer pletórico de provenir, las masas se muestran aprestadas y
dispuestas a cambiar nuestra sociedad y lo están haciendo y el Partido, el
Partido Comunista del Perú, dirigiendo la guerra popular demuestra
palmariamente su condición de vanguardia del proletariado, su estricta sujeción
al marxismo-leninismo-maoísmo y su justa y correcta aplicación a las condiciones
concretas y específicas de la revolución democrática en el país y, más aún, que
con firmeza y decisión mantiene el rumbo de la guerra popular que marcha y
marchará indoblegable a la conformación de la República Popular del Perú
abriendo paso al socialismo hasta el objetivo final. La guerra popular, pues,
no ha sido aplastada, con la reorganización general del PCP, ésta superara las
difíciles y complejas circunstancias del recodo y la inflexión a causa de la
traición de las ratas de la línea oportunista de derecha revisionista y
capitulacionista.
La estrategía
reaccionaria de guerra de baja intensididad dirigida por el imperialismo yanqui
ha servido para bañar una vez más, pero como nunca antes en la historia
republicana, a las Fuerzas Armadas del Estado Peruano en la sangre del pueblo;
el genocidio que han perpetrado se levantará cada vez en su contra atizado por
el concentrado odio de clase que han potenciado en las masas con su barbarie
criminal; la innúmera memoria del pueblo ya registró imborrablemente este hito
de infamia, su sanción caerá aplastante sobre sus responsables políticos y
militares, cualquiera sea el tiempo que transcurra; la sangre artera y
perversamente vertida, hoy recia y estruendosa acusación pública contra el
Estado Peruano y sus Fuerzas Armadas y Policiales, sus dirigentes políticos y
jerarcas criminales de lesa humanidad, se convertirá más y más en ardiente
bandera tremolante del vórtice de la tormenta revolucionaria y palpitando
luminosa en la guerra popular triunfante recibirá la cumplida y cabal justicia
que hoy se le niega.
Lo visto y vivido en la guerra popular del Perú
nos reafirma más hondamente en la ley ineluctable establecida por el Presidente
Mao Tsetung: "Todos los reaccionarios intentan eliminar la revolución por
medio de matanzas en masa y piensan que cuanta más gente asesinen tanto más
débil será la revolución. Pero, en contra de este deseo subjetivo de la
reacción, los hechos muestran que cuanta más gente asesina la reacción, mayor
es la fuerza de la revolución y más se acercan los reaccionarios a su fin. Esta
es una ley ineluctable".
LEA A CONTINUACIÓN LA NOTICIA COMPLETA
Caso Madre
Mía despierta después de seis años de encontrar el primer cadáver, “Perú 21”
La
investigación fiscal avanza, aunque con lentitud, en el despacho de DD.HH. El
Ministerio Público identificó 16 cuerpos que desaparecieron entre 1991 y 1992
alrededor de la base que comandó el expresidente Humala a quien familiares y
soldados señalan como el sanguinario ‘capitán Carlos’.
OSCAR
QUISPE
oscar.quispe@peru21.com
Actualizado
el 14/06/2023 07:10 a. m.
Después de
seis años de la exhumación del primer cadáver del caso Madre Mía, el Ministerio
Público informó que después de todo este tiempo consiguió identificar los
restos óseos de 16 personas desaparecidas entre 1991 y 1992 alrededor de la
base contrasubversiva que tuvo como jefe al exoficial conocido como ‘capitán
Carlos’.
Diversos
testigos, y una investigación realizada en el Congreso de la República,
concluyeron que el expresidente Ollanta Humala fue el ‘capitán Carlos’. El
mismo exmilitar, en una entrevista en 2018, dijo que “he sido un ‘capitán
Carlos’, pero no era el único. Cuando termina el problema del terrorismo y empiezan
a amenazar, los jueces se tapan el rostro y a los militares nos dieron un
seudónimo con un manual de operaciones”.
El problema
para Humala es que las pericias realizadas por el Ministerio Público (MP)
confirman que las fechas de desapariciones de las víctimas concuerdan, en su
mayoría, con el periodo en el que se desempeñó como jefe de la base
contrasubversiva de Madre Mía: enero de 1992 a diciembre de 1993.
MIRA:
Nuevos testigos complican a Ollanta Humala en caso Madre Mía
Al entonces
‘capitán Carlos’ lo señalan tanto los familiares como sus propios exsoldados de
haber sido quien ordenó las desapariciones. Su tropa, desde 2017, desfila
arrepentida por la Fiscalía por los asesinatos cometidos.
Fuentes del
MP confirmaron a este diario que lo primero que harán después de identificar a
los 16 cadáveres es reparar a las familias de las víctimas y que son parte, en
calidad de testigos, del caso Madre Mía. La entrega de restos se realizará el
próximo jueves 20 de julio.
¿HUMALA
DECLARARÁ?
Perú21 pudo
confirmar que el caso dejó de estar en manos de la fiscal Edith Chamorro y
ahora lo tiene a su cargo la magistrada Jhousy Aburto Garavito de la Primera
Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e
Interculturalidad.
Ollanta
Humala aún no ha rendido su manifestación ante la fiscal Aburto. Sin embargo,
lo hará en cualquier momento después de la devolución de los cuerpos.
El despacho
de Derechos Humanos ha confirmado la identidad de Edgardo Isla Pérez, Nemer
Acuña Silva, Pablo Castro Jáuregui, Elizabeth Castro Salazar, Elvya Salazar
Aguirre, José Castro Salazar, Sonia Salazar Aguirre, Dionisio Espinoza
Palomino, Rosas Fabián Evaristo, Paulino Espinoza Palomino, Gerónimo Fabián
Duran, Yovana Durand Sandoval, Juan Orlando Mendoza López, Casimiro Nicasio
Santamaría y José Raúl Herrera Ibarra.
Las
identificaciones se lograron tras un peritaje que abarcó validaciones de ADN,
análisis antropológico de restos óseos y dentales hecho por antropología y
odontología forense. Además, los cuerpos corresponden a los caseríos de
Yanajanca y San Miguel, así como a los centros poblados de La Perla y
Shapajilla, en el departamento de Huánuco. Todos cercanos a la base
contrasubversiva de Madre Mía.
IMPUNIDAD
El 14 de
agosto de 2006 el fiscal de Tocache, Arturo Campos, denunció a Ollanta Humala
por desaparición forzada, homicidio y tortura. Sin embargo, en Lima, fue el
fiscal Víctor Cubas Villanueva quien decidió no continuar con el caso porque a
su criterio “no había mérito para pasar a juicio oral a Humala por delito de
desaparición forzada y asesinato contra Natividad Ávila y Benigno Sulca”.
Campos murió repentinamente en un atentado en la selva.
Desde
entonces la impunidad ha reinado alrededor de las víctimas del ‘capitán Carlos’
y el caso Madre Mía. Pero, fue en junio de 2017, gracias a nuevas denuncias
periodísticas, que el caso revivió. En esa fecha, un equipo de fiscales,
peritos forenses especializados y periodistas del programa Primer Plano y el
diario El Comercio, participaron en la exhumación de un cuerpo el centro
poblado Yanajanca a 25 minutos de la base contrasubversiva.
El cadáver,
según los familiares, era de Edgardo Isla Pérez (hoy confirmado) un motorista
que trabajaba sobre el río Huallaga. Los deudos contaron que la madrugada del
25 de junio de 1992 una patrulla del Ejército se llevó de su casa a Isla por
orden del ‘capitán Carlos’, horas después —de ser torturado— su cuerpo fue
hallado en una chacra.
Hoy, los
deudos de Isla y de las otras15 víctimas, claman justicia.
TENGA EN
CUENTA
■ El primer fiscal que denunció a Ollanta Humala, en 2006, fue Arturo
Campos. Falleció en un misterioso atentado en 2007. Desde 2017, fue declarado
mártir del Ministerio Público.
■ El Congreso de la República formó una comisión investigadora para desenredar el caso Madre Mía. Sin
embargo, el informe final nunca fue debatido en el Pleno.