México: El escenario político hacia 2024
Publicamos el artículo encontrado en la página web de Periódico Mural respecto a las elecciones presidenciales de 2024.
A nuestro correo llega el siguiente análisis sobre la situación nacional ante las elecciones venideras, creemos importante darle difusión a este artículo que nos envían los camaradas del Centro Cultural y de Estudios de la Ciencia para la Revolución Proletaria.
Crece la contienda entre las facciones de la gran burguesía de cara a la elección presidencial de 2024; el choque entre sus actores debe entenderse, principalmente, como el reflejo de las contradicciones interburguesas que se disputan la gerencia del viejo Estado, y este choque se manifiesta no solamente entre las coaliciones, sino incluso en su interior tal como nos lo demuestra la convulsión morenista.
Si bien es cierto que a nadie sorprenden las definiciones tanto del archi-reaccionario Frente Amplio por México como de la autoproclamada “cuarta transformación”, es importante interpretar cómo, tanto la burguesía compradora como la burocrática, mantienen el férreo control corporativo de sus plataformas políticas traduciéndose en dedazos disfrazados de “procesos internos” que luego se visten con aureolas de bisutería o “bastones de mando” clonados que no representan ninguna autoridad moral, pero si un dictamen político.
Por el lado del FAM, Xóchitl Gálvez resultó abanderada del PAN-PRI-PRD, y como ya lo había anticipado AMLO en sus mañaneras, iba a ser impuesta como la candidata de Claudio X. y la reacción.
Del lado de la 4T, Claudia Sheinbaum quedó al frente de MORENA-PT-PVEM, y como ya se veía venir ante el derroche de propaganda, recursos, acarreos y apoyo presidencial, resultó impuesta como la candidata del oficialismo obradorista.
Claramente no existe ninguna diferencia de fondo por cuanto a los proyectos políticos de nación entre ambas coaliciones o entre ambas candidatas, la primera representa a la burguesía compradora; la segunda a la burguesía burocrática. Ambas poseen vocación tecnócrata, ambas también comparten vasos comunicantes con el imperialismo, principalmente yanqui, y por supuesto ambas garantizan la continuidad del plan reaccionario del imperialismo para redinamizar el capitalismo burocrático imponiendo megaproyectos de despojo y muerte, profundizar la corporativización y militarización del Estado, y ahogar en sangre y fuego la rebelión de las masas que, no obstante, es inevitable.
En próximos días observaremos las desbandadas y reacomodos de los no favorecidos dentro de ambas coaliciones y la definición final de los derechistas de Movimiento Ciudadano (también agentes de la gran burguesía). Así arrancará la desvergonzada carrera de compra de conciencias y votos aprovechando la ruina, el desempleo, el hambre y la violencia que los parásitos han creado. ¡Tal es el escenario político hacia 2024!
Es un círculo vicioso y abrumador. El FAM dirá “México tiene que cambiar” y la 4T dirá “hay que continuar la transformación”; el MC sin nada concreto que aportar estará pepenando candidatos, votos e incautos, amen de no perder su registro. ¡Todos son iguales, sin distinción del género ni la franquicia! ¡Los intereses de las clases dominantes los unen!
Lo cierto es que las elecciones de 2024 ocurrirán en un contexto de guerra contra el pueblo, la cual no se puede seguir ocultado. Por todas partes la violencia reaccionaria confirma la colusión entre las fuerzas armadas y los señores de la guerra, pero las víctimas principales, es decir: los muertos y los desaparecidos, los pone el pueblo.
Demócratas y revolucionarios debemos trabajar la ruta unitaria que permita agitar entre las masas la necesidad del boicot organizado y activo en contra de la farsa electoral. Este, por sus objetivos, debe ser un boicot que no solamente refleje el hartazgo de las masas, sino que fundamentalmente permita elevar sus formas de organización.
El pueblo de México tiene derecho a ver que ahí donde los partidos electoreros construyen sus bases, los terratenientes y los grandes burgueses imponen su feroz dictadura con violencia inaudita en su santa alianza con los señores de la guerra y el crimen organizado.
Las determinaciones asamblearias de decenas de pueblos y comunidades en estados como Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas de no permitir la instalación de casillas electorales y rechazar la intromisión de partidos electoreros en sus territorios es una decisión justa que permite entender la desconfianza de las masas hacia el sistema electoral, pero también la toma de conciencia de clase entre el pueblo trabajador que confía en sus propias fuerzas y su capacidad de hacer nacer embriones de Nuevo Poder. ¡Hay que seguir expulsando a los partidos electoreros de nuestras comunidades y nuestros barrios!
Hoy, este tipo de organización y luchas comunitarias necesitan hilvanar sus esfuerzos en un proceso unitario que garantice la independencia económica, política y militar del pueblo ante el viejo Estado, haciendo de estos gérmenes de poder popular el referente inmediato de las tareas a cumplir para la Revolución de Nueva Democracia que el México de abajo reclama.
La ruta del pueblo tiene que ser: autodeterminación, autogobierno y autodefensa, como los tres criterios fundamentales para la liberación de territorios y el ejercicio del Nuevo Poder. En las palabras del comunista David Alfaro Siqueiros: ¡No hay más ruta que la nuestra!
¡Las elecciones no son la solución, la solución es la Revolución!
¡No votar, organizarse y luchar!