Thursday, April 4, 2019

INFORME: El alcance de Moscú en América Latina está limitado por sus modestos recursos

Hemos seleccionado, las partes que consideramos más importantes para la comprensión de la situación internacional y en especial de América Latina y de la actual agresión del imperialismo yanqui contra Venezuela, del informe: Rusia en América Latina: repercusiones para Espana, de El Real Instituto Elcano, el think-tank de estudios internacionales y estratégicos al servicio de la política exterior del Estado imperialista español.

 Los subrayados son nuestros y sirven para destacar la información y evaluación que hace este Instituto reaccionario de la colusión y pugna entre la superpotencia hegemónica única y enemigo principal de los pueblos del mundo, el imperialismo yanqui (el perro gordo) y la superpotencia atómica Rusia (el perro flaco) en América Latina, que la caracteriza por su debilidad económica en el mundo y la región lo que le incapacita para sostener una campaña militar en Venezuelaen caso de una invasión delimperialismo yanqui y consciente de sulimitaciónmilitar a escala mundial y reducida a superpotencia atómica tiene límites muy claros en su estrategía: .

"Desde 2016 Rusia proporcionó un salvavidas político y financiero al gobierno venezolano,
en marcado contraste con EEUU, que ha amenazado con la intervención militar y que está
aumentando la presión sobre el régimen mediante sanciones. Mientras se está acabando la
redacción de este informe (mediados de febrero de 2019), las tensiones políticas en Venezuela van aumentando exponencialmente. El 23 de enero el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, juró como presidente interino de Venezuela ante miles de ciudadanos, en un desafío abierto a la legitimidad del régimen del presidente venezolano Nicolás Maduro (...)

 
Tanto Rusia como China, con estrategias diferentes, quieren desafiar a EEUU por lo que se han
convertido en los dos principales apoyos internacionales del gobierno de Maduro. En una hipotética intervención militar de EEUU, que por ahora no se descarta, Rusia no va a intervenir militarmente para sostener el régimen de Maduro, como hizo en Siria para garantizar la supervivencia del régimen de Bashar al-Assad, por dos razones principales:(1) Rusia carece de medios económicos para sostener una campaña militar en Venezuela; y(2), como señala Ana Palacio, Rusia tiene unos límites muy claros en su estrategia. El apoyo a Maduro se está suavizando y el Kremlin ha comenzado a respaldar el diálogo entre el régimen y la oposición. El compromiso ruso con Maduro se debilita porque los vecinos de Venezuela han optado por una posición común, junto con EEUU y la UE. Esto contrasta con
el conflicto sirio, donde las divisiones profundas entre Turquía, Arabia Saudí e Irán crearon
oportunidades para la intervención de Rusia. En Siria, igual que en Ucrania, Rusia llenó
el vacío dejado por Occidente, que no estaba dispuesto a actuar. En Venezuela, EEUU ha
indicado que responderá militarmente a una provocación. “No hay un vacío de poder de
Occidente en Venezuela que Rusia podría llenar”, afirma Palacio, sugiriendo que esta puede
ser una gran lección para la UE y Occidente en su conjunto".


Leer selección de extractos del Informe que les hemos preparado para Ustedes:
  
Rusia en América Latina:
repercusiones para España

Mira Milosevich-Juaristi - Real Instituto Elcano - Marzo 2019, España, www.realinstitutoelcano.org,Documento de Trabajo

Resumen ejecutivo

 
La desaparición de la Unión Soviética a finales de 1991 redujo significativamente la
influencia de Moscú en América Latina. La influencia geopolítica de Rusia en la región fue
recuperándose entre 1997 y 1999, después de que el Kremlin asumiera que su tentativa de
integrarse en las instituciones occidentales había fracasado, y gracias en gran medida a la
relación recién iniciada con el gobierno bolivariano de Venezuela.
Desde la llegada al poder de Vladimir Putin como presidente de la Federación de Rusia en
2000, pero sobre todo desde 2008, Rusia ha intensificado su presencia en América Latina a
través de reuniones bilaterales al más alto nivel y de los medios de comunicación financiados por el Gobierno ruso: televisión RT, RT Noticias (impreso) y la agencia de noticias Sputink News. Sin embargo, según los criterios tradicionales (comercio e inversión, participación diplomática y venta de armas), la participación de Rusia es pequeña en comparación con el resto del mundo. La reaparición política y virtual de Rusia en América Latina a través de los medios de comunicación y las redes sociales coincide cronológicamente con la ruptura de la cooperación entre Rusia y Occidente a raíz de la Guerra de Georgia en 2008, y de la anexión de Crimea y la guerra de Ucrania de 2014. Sin intereses comerciales significativos, venta de armas tibia y compromiso diplomático a medias, la presencia de Rusia en América Latina es débil. Sin embargo, hay evidencia de que quiere ejercer influencia en la región a bajo coste, aparentar ser una gran potencia e irritar a EEUU. Ahora bien, sin influencia real, la virtual no será suficiente para alcanzar ninguno de los objetivos estratégicos de Rusia en el hemisferio occidental.

(...)
La presencia de Rusia en el continente latinoamericano forma parte de una estrategia
internacional más amplia cuyo objetivo principal es alcanzar el estatus de gran potencia capaz de socavar el liderazgo de EEUU en la región y en el orden internacional y de competir con la otra gran potencia emergente, China. América Latina es el “patio trasero” de EEUU, su “extranjero cercano”, donde Moscú busca construir un sistema de relaciones internacionales sin hegemonía de los estadounidenses, y en la medida de lo posible, colaborando con China.
Brasil y México son los mayores socios comerciales de Rusia, mientras el “triángulo del
Caribe” –Venezuela, Cuba y Nicaragua–, con estrechos vínculos políticos y militares con el
Kremlin, favorece la penetración geopolítica rusa en el continente.

(...) Todavía no está claro cuál va a ser el futuro papel de Rusia en América Latina y cómo sus
acciones podrían beneficiar o perjudicar a España. Sin embargo, son perceptibles ciertas
pautas de la acción exterior rusa, que repite el patrón histórico, político y propagandístico de la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Las actitudes hostiles hacia EEUU en lo relacionado con el comercio y las cuestiones de inmigración, el aumento de los candidatos populistas y la profundización de los desafíos económicos y sociales internos que afrontan muchos países latinoamericanos, crean circunstancias favorables para que Rusia promueva sus intereses.
Sin embargo, teniendo en cuenta que EEUU sigue siendo el socio comercial más importante
de América Latina y el extraordinario auge económico de China en la región (y a nivel
internacional), el futuro de la influencia de Rusia en la zona dependerá de su capacidad
de ir más allá de los lazos históricos que tiene con Cuba y Nicaragua y de su papel de
proveedor de armas y equipos militares a Venezuela, México y Perú. Lo más probable es que
la influencia y presencia de Rusia en la zona siga siendo muy limitada a causa de la debilidad
económica rusa, sin afectar a los intereses económicos españoles.

1. Introducción


(...) El principal objetivo de este Documento de Trabajo es analizar las actuales relaciones entre Rusia y América Latina, y las posibles repercusiones de dichas relaciones para España. Sentrata de entender cómo la interacción entre los países de América Latina y Rusia condiciona la evolución de la región y las decisiones de los actores latinoamericanos, ya sea alterando dinámicas internas de los diferentes países o de carácter internacional.

(...) La interacción de Rusia con América Latina condicionará significativamente el futuro orden político regional (no tanto el económico), así como el internacional, en el que Rusia apuesta por un modelo “multipolar” o “post occidental”.3
 Aunque las actividades de Rusia en América Latina están impulsadas principalmente por incentivos financieros, la motivación de Vladimir Putin para devolver a Rusia el estatus de gran potencia se halla firmemente enraizada en la geopolítica. Moscú ha buscado desarrollar asociaciones con países que comparten un interés en crear instituciones y relaciones que no estén dominadas por EEUU o la UE.

Teniendo en cuenta que EEUU sigue siendo el socio comercial más importante de América
Latina y el extraordinario auge económico de China en la región y como potencia global,
que se traduce en una mayor influencia en la política internacional, lo más probable es que
la presencia de Rusia en la zona siga siendo limitada
. Para concluir cuáles serían las posibles
repercusiones del creciente papel de Rusia en América Latina es necesario averiguar con qué
eficacia puede expandir Rusia su papel, hasta ahora bastante limitado más allá de los lazos
históricos con Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El papel que tendrá España en este nuevo orden internacional o en América Latina dependerámucho de las acciones que se lleven a cabo desde Madrid. En cualquier caso, los riesgos y las oportunidades para las empresas españolas se verán más afectadas por lo que haga China, mucho más que Rusia. En este sentido, sería conveniente emprender sobre esta
base un análisis sectorial y por países más detallado, que pudiera dar lugar a propuestas de
actuación específicas.

(...)
2. Evolución de la relación bilateral: entre geopolítica y pragmatismo

Para comprender la actual relación entre Rusia y América Latina es necesario analizar
brevemente la evolución de sus relaciones bilaterales.
Las relaciones entre Rusia y América Latina vienen de lejos y pueden dividirse en tres grandes períodos: el primero iría desde 1732 hasta la Revolución bolchevique en 1917, con la desaparición del Imperio zarista; el segundo, desde 1922, año en el que se fundó la Unión
Soviética, hasta su desintegración en 1991, que coincide con el final de la Guerra Fría; el
tercer período se extiende desde el final de la Guerra Fría hasta la actualidad.

(...)
2.2. América Latina y la Unión Soviética durante la Guerra Fría
 
(...)La presencia de la URSS en América Latina durante la Guerra Fría pasó por tres importantesmomentos de inflexión: la crisis de los misiles en Cuba en 1962, la ayuda a la consolidación
del régimen sandinista en Nicaragua en 1979 y la Guerra de las Malvinas en 1982.

(...) Desde los años 60 hasta el final de la Guerra Fría, los soviéticos, con su presencia en la
región, intentaron distraer la atención de EEUU de otras regiones. Se trataba de una política
relativamente barata en términos económicos y que no requería compromisos importantes
con los aliados locales.
Desde la década de 1970 hasta la década de 1990, la Unión Soviética brindó apoyo abierto
y encubierto a numerosos movimientos revolucionarios de toda la región, incluidos los de
El Salvador, Guatemala, Granada y la República Dominicana, y además ayudó a establecer
relaciones entre ellos. Fomentó, asimismo, amplias coaliciones revolucionarias entre los
partidos comunistas prosoviéticos y sus tradicionales rivales de izquierda, la captación de
militares y el entrenamiento de revolucionarios (CIA Historical Review Program, 1982).

En Argentina, Brasil, México y Perú, la política de Moscú se orientó a las exportaciones
comerciales, sobre todo de material militar. Aunque estos esfuerzos no se tradujeron en un
aumento de la influencia soviética, dieron a algunos países latinoamericanos oportunidades
adicionales para afirmar su independencia de EEUU. El gobierno peruano compró cantidades sustanciales de armas y recibió asesores militares de la Unión Soviética. En los años 80, y pese a la existencia de dictaduras militares aliadas de EEUU y anticomunistas, Argentina y Brasil se convirtieron en los principales proveedores de grano a la URSS, después de la suspensión por EEUU de la venta de cereales a los soviéticos. Junto a la venta de alimentos, los lazos económicos soviéticos con la región durante la Guerra Fría se basaron en la participación en la construcción de centrales hidroeléctricas en Brasil, México y Colombia, proyectos de irrigación en Perú y Venezuela, y compra de azúcar cubano, cacao brasileño y plátano colombiano y ecuatoriano (Ellis, 2015).
La Unión Soviética mantuvo lazos de distinta índole con algunos líderes nacionales
latinoamericanos, aunque éstos no fueran comunistas. Entre ellos destacan Salvador Allende
en Chile (hasta que fue destituido y asesinado en septiembre de 1973), Juan Perón en
Argentina, Getulio Vargas en Brasil y el general José Torres en Bolivia.
En los años 80 el sentimiento antiestadounidense en la región, acentuado por la crisis de la
Guerra de las Malvinas, y el apoyo de EEUU al Reino Unido, ofreció a los soviéticos nuevas
oportunidades para ampliar su influencia.

(...) El progreso de América Latina hacia la gobernabilidad
democrática en las décadas de los 80 y los 90 limitó la influencia soviética y rusa, al igual
que la implosión de la economía rusa tras el colapso soviético (Fernández Luiña, 2018).
Sin embargo, los vínculos establecidos durante este período proporcionaron a Moscú una
base de experiencia y redes a las que puede recurrir hoy en día, en particular para negociar
acuerdos comerciales o ventas de armas.

2.3. América Latina y la Rusia de Vladimir Putin: entre el pragmatismo económico y el interés geopolítico
En los años 90, Rusia disminuyó considerablemente su peso en la economía mundial e
incluso en el comercio internacional en comparación con los tiempos de la Unión Soviética.
Uno de los vínculos más perjudicados fue el latinoamericano, en especial con aquellos países en los que se había construido una relación político-estratégica, como Cuba. En este caso, Rusia pasó del primer puesto a un lugar muy secundario en la lista de socios económicos, y el volumen de intercambio comercial disminuyó de varios miles de millones de dólares a unos pocos cientos de millones.
Pero esta realidad comenzó a cambiar entre fines de los 90 e inicios de la primera década
del siglo XXI como resultado de varios procesos y acontecimientos; en primer lugar, del
restablecimiento del potencial económico de Rusia (debido a la subida de los precios del
petróleo) a partir de 2000 y, por lo tanto, de la necesidad de ampliar sus mercados externos.


(...)El final de la Guerra Fría marcó el declive del estatus de superpotencia de la Unión Soviética, así como el gradual abandono de Rusia, su heredera, de los principales campos de batalla de la rivalidad soviético-estadounidense en la Guerra Fría, el del comienzo de la política exterior de Boris Yeltsin –Occidentalismo Liberal (1991-1996)–, y auspició la convicción de que el principal interés nacional de Rusia en su integración en Occidente (Tsygankov, 2013).

(...) Vladimir Putin, desde su llegada al poder en 2000, ha intentado promover una política
exterior más activa que su antecesor. Sin embargo, entre 2000 y 2008, año en el que se
produjo la guerra de los cinco días en Georgia (con Putin ejerciendo de primer ministro y
Dmitri Medvedev de presidente de la Federación de Rusia), la presencia de Rusia en América
Latina fue muy limitada.
Periódicamente, desde 2008, Rusia ha aumentado su actividad en América Latina a
través de la venta de armas y equipamiento militar, el comercio, acuerdos de lucha contra
el narcotráfico, y la propaganda. Aunque el documento oficial “Concepto de la Política
Exterior de la Federación Rusa” (CPEFR), de 2013 y 2016, recoge ecos de la Doctrina
Primakov, América Latina no encabeza las prioridades de la política exterior rusa. Entre los
104 artículos del CPEFR de 2013, América Latina ocupa los puestos 92 y 93, justo antes
de África y después del espacio post soviético, EEUU, Europa y Asia. En el CPEFR de 2016,
América Latina no ocupa un lugar destacado, pero se reconoció su creciente importancia:
“Rusia sigue comprometida con el fortalecimiento integral de las relaciones con los Estados
de América Latina y el Caribe, teniendo en cuenta el creciente papel de esta región en los
asuntos mundiales” (Russian Federation Foreign Policy Concept, 2016).
Los dos documentos enfatizan el interés geopolítico de Moscú en profundizar la cooperación con los países de América Latina, subrayando su creciente importancia en la economía mundial, y especificando la meta de colaborar más estrechamente con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, Unasur, MERCOSUR y la Alianza del Pacífico (AdeP). Se afirma que Rusia aspira a comprometerse en las interacciones políticas, en promover el comercio y las inversiones mutuas directas e indirectas, gubernamentales y privadas, así como en cooperar más estrechamente en los campos de la cultura, educación, innovación científico-tecnológica y ayuda humanitaria. Se resalta el interés de Rusia en asegurar el posicionamiento de sus empresas estatales o privadas en los sectores más crecientes y dinámicos (los industriales y energéticos), así como en los de comunicaciones y transporte. Además, se destaca la importancia de “coordinar respuestas conjuntas ante nuevas amenazas y desafíos” (CPEFR 2013 y 2016).
Desde el comienzo de su mandato, Vladimir Putin ha subrayado en varias ocasiones
que el diálogo político y los lazos económicos con la región han sido importantes y lo
serán por beneficio mutuo. El Kremlin empezó a ver a América Latina como un área de
creciente importancia económica a partir del año 2003, y reanudó la venta de armamento
y equipamiento militar con más intensidad a partir del año 2004, cuando Vladimir Putin
visitó México, Chile y Brasil. En 2006, Sergei Lavrov escribió que “los países de América
Latina ocupan un puesto notablemente importante en las relaciones internacionales
contemporáneas. Nuestro contacto con ellos […] es un componente importante en los
esfuerzos de Rusia por lidiar con los problemas comunes de la comunidad mundial. […]
Las relaciones con América Latina son de ‘interés privilegiado’ (Blank, 2009)”. Llama la
atención que Lavrov usara la expresión “interés privilegiado” ya que es el mismo concepto
que Moscú usa para describir la importancia de los países del espacio post-soviético en
la política nacional de Rusia. En 2008, el entonces presidente de la Federación de Rusia,
Dmitri Medvedev, visitó Perú, Brasil, Venezuela y Cuba. Sólo en 2009, visitaron Rusia los
presidentes de Chile, Brasil, Bolivia, Venezuela, Cuba y Ecuador.
Desde 1997, el interés de Rusia en América Latina ha ido aumentando, pero destacan dos
picos en su actividad diplomática y política, en 2008 y 2014, que coinciden con la ruptura
de la cooperación entre Rusia y Occidente a raíz de las guerras en Georgia y Ucrania. En
muchos sentidos, la reaparición de Rusia en la región es una respuesta a lo que el Kremlin
considera injerencia estadounidense en el conflicto de Georgia y Ucrania. Moscú se ha
sentido especialmente atraída por el desarrollo de relaciones con países que forman parte
de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), fundada por Cuba
y Venezuela y que incluye a Bolivia y Nicaragua, entre otros.
Esta alianza ha buscado crear
alternativas económicas a las instituciones financieras dominadas por Occidente, mantiene
puntos de vista contrarios a los de EEUU, y está dirigida por populistas que buscan conservar el poder, lo que la convierte en un socio de ideas afines, ideal para Moscú.
En los últimos años, Moscú se ha basado principalmente en la venta de armas y en acuerdos
comerciales –especialmente en el sector energético– como principales puntos de su regreso
a la región. Otras actividades también han incluido el aprovechamiento de sus nuevos
medios de comunicación en español, así como el fortalecimiento de los vínculos culturales y
políticos mediante visitas de alto nivel
.
La presencia de Rusia en América Latina está condicionada por sus relaciones bilaterales
con EEUU, como lo fue durante la Guerra Fría, por las relaciones entre la Unión Soviética y
EEUU. Sin embargo, a diferencia de los soviéticos, guiados por los principios ideológicos que
dividían el mundo en dos bloques, la estrategia de la Rusia actual oscila entre el pragmatismo económico y los objetivos geopolíticos.

3. Relaciones políticas
3.1. Rusia y América Latina en relación con el papel de la UE, EEUU y
China en la región

(...)El compromiso de Rusia con América Latina debe verse en el contexto del creciente papel
de China en la región. Si bien EEUU sigue siendo el socio comercial más importante de la
región, el comercio con China está aumentando rápidamente. El comercio total entre China
y América Latina entre 2006 y 2016 aumentó en más del 200%, en comparación con un
aumento del 38% del comercio entre EEUU y América Latina. El papel de Rusia como socio
comercial es claramente menor, aunque su comercio con la región aumentó en un 44,1%.

En este sentido, Rusia no es una amenaza para la relevancia económica de la UE o España
en los países latinoamericanos
. A diferencia de China, que por su interés en América Latina
lo ha aumentado también en España, como lo prueban las consultas bilaterales sobre esta
región y el establecimiento en España de sedes regionales para América Latina de algunas
empresas chinas (Investinspain, 2015), Rusia no ha demostrado un interés en España como
posible mediador entre sus empresas y las latinoamericanas, ya que tiene lazos históricos
directos con la región y varias instituciones, fundadas durante la Guerra Fría, que se dedican
al estudio e investigación de América Latina.
Las compañías y diplomáticos rusos han intentado proyectar en América Latina un nuevo
papel de Rusia como un actor que está entre un Occidente desarrollado y una Asia en
ascenso.

(...)China es tanto un aliado como un competidor de Rusia en la región. Los
dos países comparten un interés en erosionar la hegemonía de EEUU en América Latina
(Milosevich-Juaristi, 2019), pero compiten en algunas esferas, como la venta de armas y los
derechos a la explotación de los campos petrolíferos. Aunque Moscú no tiene los recursos
para igualar a China como actor económico en América Latina, ha sido capaz de aprovechar
otros instrumentos de su caja de herramientas para ganar, sostener y expandir su presencia,
sobre todo sus lazos históricos con los países de la región y los medios de comunicación.
3.2. Fundamentos geoestratégicos
Hay tres objetivos geoestratégicos principales que cimentan la relación entre Rusia y América
Latina: (1) diversificar sus relaciones exteriores; (2) contrapesar el poder estadounidense en
la región y en el mundo con vistas a la creación de un orden internacional multipolar o “post
occidental”; y (3) ser una gran potencia en la región (o, por lo menos, dar imagen de gran
potencia).

(...)

Debe subrayarse que el apoyo diplomático de Moscú a estos países no implica el
establecimiento de alianzas militares o el apoyo directo en caso de un conflicto bélico
regional. Sin embargo, la relación bilateral con Venezuela es particular, ya que Rusia hace
de ella, como en otro tiempo con Cuba, el principal escenario para desafiar a EEUU en su
vecindad
.
En agosto de 2008, durante la crisis de Georgia y como respuesta a corto plazo a la presencia naval de EEUU en el Mar Negro, Rusia envió dos bombarderos supersónicos con capacidad nuclear Tu-160 a Venezuela para realizar ejercicios en el Caribe. Aproximadamente un mes después (tiempo requerido para planear y ejecutar un movimiento naval transatlántico), envió a Venezuela una flotilla naval de cuatro barcos: el crucero Pedro el Grande, el destructor Almirante Chabanenko, un dragaminas y un transporte de suministros. Estos buques realizaron un ejercicio naval con homólogos venezolanos antes de hacer escala en puertos de Cuba y Nicaragua. En septiembre de 2008, los líderes venezolanos afirmaron que existía la posibilidad de establecer una base militar rusa en Venezuela, “para impedir que EEUU invadiera el país”.4
 Rusia repitió la operación de 2008 en diciembre de 2018, esta vez por la crisis de Ucrania.
En el foro de los gobiernos del ALBA Rusia promueve activamente el discurso contra
la “hegemonía estadounidense”. A pesar de ello, ha rechazado ser incluida como país
observador del grupo. El nulo apoyo de algunos países del ALBA (Bolivia y Cuba) a secundar
el reconocimiento de Abjasia y Osetia del Sur ha desalentado algunas de las expectativas
rusas con respecto a esta organización, llevándolas en cambio a estrechar relaciones
bilaterales con el “núcleo duro” formado por Venezuela, Nicaragua y Cuba Rusia y los países latinoamericanos se prestan respaldo diplomático y político en el marco de
las organizaciones internacionales, ante posibles sanciones de EEUU o la ONU, y en general
para asegurar su neutralidad si se diera el caso de intervenciones internacionales sobre esos
Estados. Después del envío, en dos ocasiones, de dos bombarderos nucleares Tu-160 a
Venezuela, está claro que Rusia está dispuesta a ir muy lejos para desafiar a EEUU y reforzar
su presencia militar en la región.
Moscú busca el apoyo de los países latinoamericanos frente al liderazgo diplomático
estadounidense a la hora de articular diferentes iniciativas orientadas a censurar a Rusia.
Es muy significativo que en 2008 Nicaragua haya reconocido la independencia de Abjasia y
Osetia del Sur de Georgia, y que en 2014 Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela hayan votado en contra de la Resolución de las Naciones Unidas que condena la anexión de Crimea. Rusia
a su vez, junto con China suele impedir las votaciones del Consejo de Seguridad de la ONU,
cuyo objetivo es condenar el régimen de Venezuela. Esto no implica que Rusia y los países
de la región actúen como un bloque a nivel internacional.
El último ejemplo del apoyo de Rusia y China en la ONU a un país latinoamericano ha sido
el bloqueo (con la ayuda de Sudáfrica y Guinea Ecuatorial) de una declaración de apoyo a la
Asamblea Nacional de Venezuela el 26 de enero de 2019. El embajador ruso Vasily Nebenzia
acusó a Washington de “iniciar un golpe de Estado” contra Nicolás Maduro, mientras que
el representante chino Ma Zhaoxu rechazó la “interferencia extranjera en los asuntos de
Venezuela”.

La promoción de los intereses estratégicos compartidos por Rusia y América Latina se ha
visto favorecida por tres factores: (1) la ausencia de conflictos históricos entre Rusia y los
países de la región; (2) los lazos históricos creados durante la Guerra Fría; y (3) un enfoque
pragmático por ambas partes de su relación bilateral. En general, existe una buena sintonía
política entre Rusia y la región.
La obsesión de Rusia por ser una gran potencia es una aspiración histórica que arranca
desde la creación del Estado ruso en el siglo XV y que culminó durante la Guerra Fría,
cuando la URSS era capaz de competir con EEUU, sobre todo en el campo militar. Rusia es
una sombra de la antigua URSS, pero, como ha demostrado en Oriente Medio, todavía tiene
aún instrumentos y voluntad de influir significativamente en las relaciones internacionales.

(...)
3.4. Interacciones con otros actores extrarregionales

Otro aspecto de la expansión de Rusia en América Latina es la competencia y la
complementariedad con las entidades comerciales y gubernamentales de otros actores
extrarregionales también presentes en la región. En asuntos políticos, militares y comerciales
estas interacciones se han caracterizado por una compleja mezcla de cooperación y
complementariedad. En foros como el de los BRICS, por ejemplo, Rusia ha presentado un
frente unido con Estados de fuera del hemisferio, como China y la India, contra los intereses
de las “naciones desarrolladas” establecidas en la región. En asuntos militares, Rusia ha
cooperado con la India para desarmar el misil hipersónico BrahMos, que se comercializa en
países latinoamericanos como Brasil, Chile y Venezuela (Ellis, 2015).
Al mismo tiempo, Rusia compite con otros actores extrarregionales por el mercado de
defensa de América Latina (que se analizará con detalle en el apartado “Seguridad y
defensa”). Algunos ejemplos incluyen una licitación en 2012 para un contrato de sistemas
de defensa aérea en Perú, en el que empresas rusas y chinas se enfrentaron entre sí. En
Venezuela las ventas de armas rusas han sido desplazadas hasta cierto punto por las ventas
a empresas chinas, comenzando por un contrato de 500 millones de dólares en julio de
2012 con la empresa china de armas NORINCO. El contrato incluía la compra de vehículos
blindados, aviones de combate y otros equipos avanzados que antes eran suministrados casi
exclusivamente por empresas rusas al mercado venezolano
(Ellis, 2015).
Con respecto al comercio, empresas rusas, chinas e indias han competido por bloques
petroleros y concesiones mineras en Venezuela, Ecuador y otros países de la región. En
Argentina, por ejemplo, las empresas rusas y chinas han sido rivales en el sector energético
en proyectos hidroeléctricos como las instalaciones de Néstor Kirchner y Jorge Copernic en
Santa Cruz, así como en la construcción de nuevas instalaciones nucleares (Ellis, 2015).

La UE y Rusia, dos actores extrarregionales en América Latina


(...)
Los datos económicos, analizados en el capítulo cuatro, claramente demuestran que Rusia
no es un actor capaz de competir con la UE (ni siquiera con España por separado) en la
región, en ninguna de las áreas analizadas excepto en el comercio militar. A pesar de que la
UE ha sido desbancada por China al tercer lugar como socio comercial de la región, la UE
tiene la capacidad de crear nuevas oportunidades para el crecimiento económico y avanzar
en un orden mundial más cooperativo.

(...)
3.5. Relaciones bilaterales
Las relaciones bilaterales de Rusia con los países de América Latina pueden dividirse en
tres grupos principales: (1) los antiguos aliados del período soviético (Cuba y Nicaragua);
(2) los países del ALBA con claras posiciones antiestadounidenses (Venezuela y, en menor
medida, Bolivia); y (3) los socios comerciales. Por el orden del valor de la cuota comercial
(importaciones y exportaciones) de América Latina desde la perspectiva rusa, sus mayores
socios son Brasil, México, Ecuador, Chile, Paraguay, Argentina y Trinidad y Tobago. Desde
2005 Rusia ha firmado acuerdos para elevar sus relaciones bilaterales al nivel de “asociación
estratégica”, con Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia y Ecuador. Conferir este estatus a
la relación bilateral es una forma de reconocer la importancia que le otorgan ambas partes,
11así como un modo de intensificar las relaciones bilaterales.
Independientemente de los tres grupos de países definidos, las siguientes figuras demuestran
la extraordinaria actividad diplomática del presidente y del ministro de Exteriores de Rusia
en la región, con claros picos en 2008, 2014 y 2015 (a nivel ministerial). El compromiso
diplomático de Rusia con la región parece ser más importante que los intereses comerciales
o militares.

(...)
3.5.2. Los países del grupo ALBA
Venezuela
Las relaciones bilaterales entre Rusia y Venezuela están marcadas por su cooperación militar
y en el área de energía. Venezuela ocupa el lugar 29º en el comercio internacional de Rusia
.14
Desde 2016 Rusia proporcionó un salvavidas político y financiero al gobierno venezolano,
en marcado contraste con EEUU, que ha amenazado con la intervención militar y que está
aumentando la presión sobre el régimen mediante sanciones. Mientras se está acabando la
redacción de este informe (mediados de febrero de 2019), las tensiones políticas en Venezuela van aumentando exponencialmente. El 23 de enero el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, juró como presidente interino de Venezuela ante miles de ciudadanos, en un desafío abierto a la legitimidad del régimen del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Argumentando que la elección de mayo de 2018 que le dio a Maduro otro mandato fue
una farsa, Guaidó invocó una disposición constitucional que permite al presidente de la
Asamblea Nacional asumir el cargo de un presidente ausente o incapacitado, mientras
se organiza una nueva elección (art. 233 de la Constitución de Venezuela). Guaidó fue
reconocido rápidamente por EEUU y otros países, pero, por ahora, a Nicolás Maduro le
apoyan tanto la cúpula militar venezolana como el Kremlin, junto con Cuba, China, Turquía
e Irán.
En el momento actual, marcado por el enfrentamiento entre el presidente encargado Juan
Guaidó y el presidente Nicolás Maduro, la ayuda humanitaria que EEUU están llevando a
Venezuela a través de la frontera colombiana se presenta como un factor clave. En efecto,
su llegada masiva o su rechazo abierto gracias a una dura represión podría decantar la
actual correlación de fuerzas favorable al chavismo o de las de la oposición que apoyan
a Guaidó. Los dos principales motivos que explican esta conducta son el temor a la
injerencia internacional que busque desestabilizar al gobierno de Maduro, junto al impacto
negativo sobre la población en general y sobre los seguidores chavistas en particular del
reconocimiento tácito del fracaso del proyecto bolivariano. De ahí la negativa frontal a la
entrada de alimentos y productos médicos.15 China y Rusia han apoyado esta decisión de
Nicolás Maduro, enviando sus propios cargamentos de ayuda humanitaria al país. Tanto
Rusia como China, con estrategias diferentes, quieren desafiar a EEUU por lo que se han
convertido en los dos principales apoyos internacionales del gobierno de Maduro. En una hipotética intervención militar de EEUU, que por ahora no se descarta, Rusia no va
a intervenir militarmente para sostener el régimen de Maduro, como hizo en Siria para
garantizar la supervivencia del régimen de Bashar al-Assad, por dos razones principales:
(1) Rusia carece de medios económicos para sostener una campaña militar en Venezuela; y
(2), como señala Ana Palacio, Rusia tiene unos límites muy claros en su estrategia. El apoyo
a Maduro se está suavizando y el Kremlin ha comenzado a respaldar el diálogo entre el
régimen y la oposición. El compromiso ruso con Maduro se debilita porque los vecinos de
Venezuela han optado por una posición común, junto con EEUU y la UE. Esto contrasta con
el conflicto sirio, donde las divisiones profundas entre Turquía, Arabia Saudí e Irán crearon
oportunidades para la intervención de Rusia. En Siria, igual que en Ucrania, Rusia llenó
el vacío dejado por Occidente, que no estaba dispuesto a actuar. En Venezuela, EEUU ha
indicado que responderá militarmente a una provocación. “No hay un vacío de poder de
Occidente en Venezuela que Rusia podría llenar”, afirma Palacio, sugiriendo que esta puede
ser una gran lección para la UE y Occidente en su conjunto.
16


La actitud de Rusia en la actual crisis de Venezuela estará marcada por su principal interés, que es salvar sus intereses económicos.
La deuda pública de Venezuela se estima en más de 150.000 millones de dólares.17 Sólo en
2017 Rusia acordó refinanciar 3.150 millones de dólares en préstamos bilaterales y retrasar
casi todos los pagos de la deuda venezolana hasta después de 2023. En 2017 la empresa
energética estatal rusa Rosneft tomó el control del 49,9% de la refinería Citgo, con sede en
EEUU y propiedad de Venezuela. Tales inversiones han sido vitales para apuntalar el régimen
de Maduro. A cambio, Moscú está obteniendo acceso preferencial a las enormes reservas de
petróleo de Venezuela, y también puede aprovechar su poder para promover sus intereses al tratar con los gobiernos venezolanos actuales y futuros. Nicolás Maduro ganó las elecciones presidenciales celebradas el 20 de mayo de 2018 a pesar del colapso económico y social de Venezuela. Si bien Moscú tiene un aliado en Maduro, también es probable que se posicione para mantener una presencia en medio de una transición de liderazgo.
La energía y la trampa de la deuda venezolana
La cooperación rusa en el área de energía existe con varios países latinoamericanos,
aunque hay que subrayar que los datos fiables de esta cooperación son inaccesibles. La
cooperación energética entre Rusia y Venezuela está articulada por sus gobiernos –con
una relación personal entre Putin y Chávez y posteriormente Maduro– y por las empresas
Rosneft y PDVSA, las petroleras estatales de Rusia y Venezuela, respectivamente. Según un
detallado informe de Reuters publicado en 2017,18 la participación de Rosneft en Venezuela
se remonta a un acuerdo de 4.000 millones de dólares en armas por petróleo en 2006
que cimentó el vínculo entre los gobiernos de Hugo Chávez y Vladimir Putin. Chávez, un
ex oficial militar, firmó el acuerdo él mismo en Moscú. Rechazado por EEUU, que desde 2006 se ha negado a suministrar piezas de repuesto para la flota de aviones de combate
F-16 de Venezuela, Chávez compró a Putin aviones de combate, helicópteros, tanques y
otras armas rusas. Los altos ejecutivos de Rosneft y PDVSA se involucraron más tarde en
negociaciones relacionadas con las compras militares porque Rosneft era la entidad rusa
que recibía los cargamentos de petróleo venezolanos utilizados para pagar una parte de las
armas. Rosneft está dirigida por Igor Sechin, un ex agente de la inteligencia soviética cercano a Putin que ha desempeñado un papel primordial en el apoyo a la industria petrolera y continúa expandiendo sus operaciones a medida que las compañías extranjeras se retiran ante el colapso de PDVSA. Esta última ha confiado en Rosneft para los pagos anticipados de futuras entregas de petróleo con el fin de cumplir con sus compromisos financieros y comercializar volúmenes físicos de crudo venezolano a refinerías en EEUU y otros países.
Ingenieros rusos participan en los trabajos conjuntos entre PDVSA y Rosneft. En diciembre
de 2017 una filial de Rosneft ganó licencias para desarrollar dos campos de gas en alta mar
y un equipo de Rosneft está revisando planes para hacerse cargo de la antigua refinería de
Amuay. El consorcio petrolero ruso Rosneft participa en el Plan de la Patria, cuyo objetivo es
duplicar la extracción de crudo para 2019 y que requerirá inversiones rusas por unos 65.000
millones de dólares. A medida que otras compañías rusas y extranjeras se han retirado de las operaciones petroleras en la Faja del Orinoco, Rosneft ha ido concentrando las actividades petroleras.
El creciente control de Rusia sobre el crudo venezolano le da una posición más fuerte en los
mercados de energía en las Américas. Rosneft revende cerca de 225,000 barriles por día de
petróleo venezolano, alrededor del 13% de las exportaciones totales de la nación. Rosneft
posee actualmente porciones sustanciales de los cinco principales proyectos petróleos de
Venezuela: cinco en Orinoco, la región productora de petróleo más grande de Venezuela,
junto con tres en el lago Maracaibo, su segunda área productora más grande y antigua, y
un proyecto de petróleo de aguas poco profundas en el Golfo de Patria.
Los opositores políticos al régimen de Nicolás Maduro han criticado los tratos que respaldan
los esfuerzos de Maduro por establecer una dictadura y se oponen a cualquier nuevo acuerdo petrolero con Rusia. Según Reuters, en total, hasta 2017 Rusia y Rosneft han entregado a Venezuela al menos 17.000 millones de dólares en préstamos y líneas de crédito anunciadas por el gobierno. Pero, hasta ahora, el estatus de Rusia como prestamista principal de PDVSA ha puesto a Rosneft en una posición para aumentar sus ganancias en la región.
Durante el régimen de Nicolás Maduro la gran cuestión para Moscú era hasta qué punto
quería seguir inyectando liquidez en una economía tan mal gestionada como la venezolana,
y cómo actuar en el caso de que Venezuela no pudiera hacer frente a su deuda acumulada.

Con la autoproclamación de Guaidó como presidente, Rusia se plantea otra cuestión: cómo
actuar si la inestabilidad política en Venezuela lleva finalmente al colapso del gobierno,
pues las empresas rusas podrían quedarse con impagos de préstamos o perder el acceso
a proyectos energéticos potencialmente lucrativos. Muchos de los acuerdos de petróleo y
gas19 alcanzados en los últimos dos años se negociaron a nivel presidencial y no recibieron aprobación legislativa. Cualquier gobierno de Venezuela tendrá que enfrentarse a las deudas acumuladas con Rusia (y China). En este sentido y más allá de la retórica del Kremlin sobre el apoyo de Maduro y en contra del “golpe de Estado e injerencia estadounidense”, Rusia estaría dispuesta a colaborar con un gobierno que no sea presidido por Nicolás Maduro. Rusia no va a crear una alianza con los países regionales que apoyan a Venezuela –Cuba, Bolivia y Nicaragua (como hizo durante la Guerra Fría con Cuba para apoyar a Nicaragua)–.
Los países del grupo ALBA no pueden respaldar a Venezuela más allá de darle un apoyo
verbal, por falta de recursos económicos (Cuba depende directamente del petróleo de
Venezuela). Además, estos tres países son los restos de lo que en su día fue una gran alianza
regional que reunía a socios y aliados del régimen bolivariano en la época de Hugo Chávez,
que había conseguido construir una amplia coalición regional basada en su liderazgo
personal como proyecto alternativo a la hegemonía estadounidense. Como observa Carlos
Malamud, el “imperio” chavista fue decreciendo desde 2009, a medida que le abandonaban
socios y aliados (Honduras en 2009, Paraguay en 2012, Argentina en 2015, Brasil en 2016,
Ecuador en 2017 y El Salvador en 2019) y tras el fallecimiento de Hugo Chávez en 2013.
El vacío creado por la desaparición de Chávez nunca lo pudo llenar Maduro. Está claro que
el proyecto bolivariano antiestadounidense está cada vez más aislado y cuenta con menos
apoyo. El ciclo político de la región que se ha iniciado con las elecciones que se celebrarán
entre 2017 y 2019, sugiere que habrá más gobiernos de la ideología de centroderecha que
no apoyarán el proyecto bolivariano. Por lo tanto, una de las claves del posible éxito de
Juan Guaidó en Venezuela es el apoyo de los países regionales, la poca relevancia de los
tres países latinoamericanos que apoyan al régimen de Maduro y la incapacidad de Rusia,
China, Irán y Turquía de crear consensos regionales o de enfrentarse militarmente a EEUU.

(...)
3.6. Seguridad y defensa
La cooperación en materia de seguridad y defensa, en sus dos principales formas –venta de
armamento, diplomacia militar y seguridad no tradicional– es la clave de la re-emergencia
de Rusia en América Latina.
Como ya se ha señalado, Rusia ha reactivado y construido
relaciones con los Estados clientelares de la era soviética, Nicaragua y Cuba, así como con
países que compraron bienes militares rusos durante la Guerra Fría y que han mantenido
algunos vínculos con las Fuerzas Armadas rusas, como Perú y, en menor medida, México
y Brasil. Colombia, que era un comprador habitual de armamento estadounidense y que
ha demostrado su preocupación por las ventas rusas a Venezuela,29 adquirió en 2006 ocho vehículos blindados para transporte de tropas BTR-80 así como cuatro helicópteros Mi-8/
Mi-17 y otros cinco en 2008. En 2018 el gobierno colombiano expresó su interés en adquirir
más helicópteros Mi-17 de Rusia.30
Rusia no representa una amenaza militar para país alguno en la región, de no apoyar
militarmente cambios de gobierno y de no establecer alianzas militares. Sin embargo, su
estrecha colaboración con las Fuerzas Armadas de Venezuela y Nicaragua crean tensiones
con los países vecinos
.
3.6.1 Ventas de armamento
En términos generales, hasta 2014, Rusia es el principal proveedor de armamento de la
región, debido fundamentalmente a las compras multimillonarias de Venezuela. Como se
puede ver en la Figura 4 sus ventas son cíclicas. En la Figura 5 se aprecia que el 73%
de todas las ventas de armamento se realizan con Venezuela, mientras que el 9% están
dirigidas a México y el 8% a Perú. Es obvio que Venezuela es el país que más ha recurrido a
Rusia (y a China) para modernizar sus fuerzas armadas, no sólo para adquirir equipos sino
también para construir varios centros de mando y controEl producto ruso con más éxito en América Latina es el helicóptero. Hay más de 400 aparatos
de transporte Mi-17 en servicio en la región, representando el 42% de la flota militar de
helicópteros. Prácticamente todos los países principales de la región tienen al menos algunos
helicópteros rusos en su inventario, incluyendo Venezuela, Perú, Brasil, Ecuador, Colombia,
Argentina y México. Fuera de las ventas a Venezuela (el 73%) y a México (el 9%), cabe
destacar Perú (el 8%) y Colombia (el 3%), que no son socios comerciales de Rusia en otros
productos de armamento y equipos militares.
Actualmente Perú es uno de los más importantes compradores de armas y socio militar de
Rusia en América Latina
. Respecto a las interacciones políticas, el presidente ruso Medvedev
incluyó a Perú en una de las cuatro etapas de su viaje a América Latina en noviembre de
2008, diseñado para destacar el nuevo compromiso de Rusia con la región. Casi cuatro años
después, en septiembre de 2012, el presidente peruano Ollanta Humala se reunió con su
homólogo ruso durante la cumbre de líderes de APEC en Vladivostok. Los dos se reunieron
de nuevo en julio de 2014 en Brasil, cuando la presencia de Putin en la cumbre de los
BRICS coincidió con la visita de Humala al país para el foro de la CELAC. Cuatro meses más
tarde, en noviembre de 2014, Humala fue el primer presidente peruano en visitar Rusia. En
contraste con el nivel sustancial de compromiso político y militar entre Perú y Rusia, los lazos económicos bilaterales son relativamente modestos. Perú ocupa el 19º lugar en el comercio internacional de Rusia.

(...) La venta por parte de Rusia de una cantidad significativa de armas a la vecina Venezuela
es vista con preocupación en Colombia, más por la inestabilidad venezolana que por la
percepción de una capacidad ofensiva creíble del ejército venezolano. Por otra parte,
los colombianos están preocupados por los planes anunciados en febrero de 2014 por
el ministro de Defensa ruso Serguey Shoigu para restablecer las instalaciones militares en
Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como por la intención rusa de reanudar la instalación de
vigilancia electrónica en Lourdes, Cuba.
Con respecto a las actividades militares más allá de la venta de armas, los despliegues
rusos, las visitas institucionales y otras formas de compromiso militar con América Latina
han aumentado y se han reducido a tenor de los dos ciclos de tensiones más intensas
anteriormente mencionados con EEUU, en 2008 con la crisis en Georgia y en 2014 con la
escalada de tensiones en Ucrania.

3.6.2. Diplomacia militar
Para Moscú, desde la Guerra Fría la diplomacia militar es un cauce excelente para estrechar
lazos con las fuerzas armadas latinoamericanas. No es de extrañar que las iniciativas
bilaterales en este campo, como visitas de alto nivel, intercambios de personal, ejercicios
militares o acciones de carácter humanitario hayan proliferado y hayan involucrado sobre
todo a los países que son clientes tradicionales del armamento ruso.
En el ámbito de la educación y el entrenamiento, Venezuela, Cuba y Nicaragua y, en menor
medida México, Perú, Brasil y Colombia, envían personal a formarse en Rusia (o reciben a
los militares rusos en sus países). Rusia ha donado equipamiento militar a Cuba y Nicaragua.
En cuanto a los ejercicios militares conjuntos destaca el ejercicio con Venezuela en 2008 y
2018 con los Su-160, antes mencionados.


(...)
3.6.4. Riesgos y oportunidades para España
Rusia es el segundo proveedor de armas del mundo y sus equipos militares son apreciados
en América Latina. Sin embargo, aparte de Venezuela, que es su mayor cliente, las ventas
rusas de armamento en la región son bastante limitadas. El mayor competidor de Rusia en
la región por detrás de EEUU es China,
cuya irrupción hace que los países latinoamericanos
tengan más opciones para cooperar en materia de seguridad, lo que reduce la capacidad
de España para influir en las Fuerzas Armadas latinoamericanas y genera una mayor
competencia para la industria española de defensa.37
En cuanto a la competencia para la industria armamentística española, más allá de sus
propias limitaciones, como la falta de transferencias tecnológicas y de compensaciones o respecto a las licencias de exportación, la presión de Rusia (y de China) y su ventaja
comparativa en precios y financiación es creciente.

(...)
4. Relaciones económicas
4.1. Vínculos comerciales

La cuota sobre el comercio total (importaciones y exportaciones) a nivel mundial de Rusia
con América Latina es pequeña, ya que en 2017 era sólo del 2,28% de todo su comercio
exterior
. En 2000 era del 3,83%. A pesar de las actuales sanciones económicas, la UE sigue
ostentando la mayor cuota sobre el comercio total de Rusia: en 2000 era del 51,77% y en
2017, a causa de las sanciones económicas, del 38,44%. El segundo cliente económico
a nivel mundial es China, con una clara tendencia al crecimiento. En el año 2000 China
representaba sólo un 4,88% de la cuota sobre el comercio total de Rusia, mientras que en
2017 representaba el 14,29%.
En comparación con otros socios comerciales, la cuota de Rusia sobre el comercio total
de América Latina (exportaciones e importaciones) es la más baja:
en 2017 fue del 0,7%
aunque ha aumentado desde 2000, cuando representaba sólo el 0,4%. El comercio total de
América Latina con Rusia en 2000 sumaba 3.017 millones de dólares, mientras que en 2017
alcanzaba los 13.589 millones. En 2008 y 2014, los dos picos del aumento de la presencia
rusa en la región que coinciden cronológicamente con la ruptura de su cooperación con
Occidente, las proporciones eran del 0,9% y del 0,8%, respectivamente. El pequeño
aumento de la actividad comercial desde 2000 hasta 2017 refleja que Rusia busca mercados
alternativos, pero que su presencia económica en la región es aún muy débil.



EEUU sigue siendo el socio comercial más importante de América Latina, aunque se percibe
una evolución negativa de la cuota sobre el comercio total: en 2000 era del 53,9% y en
2017 del 37,9%. La cuota española ha evolucionado mínimamente: en 2000 fue del 1,6%
y en 2017 del 1,7%. China es el único país cuya cuota sobre el comercio total en América
Latina ha crecido notablemente. En 2000 fue sólo del 1,7% mientras que en 2017 llegaba
al 13,9%, confirmando la tendencia de desbancar a la UE como segundo socio comercial
de la región. En 2000 el comercio total chino con América Latina fue de 12.610 millones
de dólares (el de EEUU 398.749 millones y el de la UE 97.067 millones) y en 2017 fue de
276.573 millones (el de EEUU 754.278 y el de la UE 242.648 millones).3
9

El peso medio de Rusia como socio comercial de América Latina es del 5,24%. Sin embargo,
cabe destacar que el 39,6% de todo el comercio de Rusia con América Latina es con Brasil
y el 12,6% con México. Los países cuya cuota comercial con Rusia está por encima de la
media –el 5,24%– son Ecuador (7,5%), Trinidad y Tobago (7,3%), Argentina (6,3%), Chile
(5,7%) y Paraguay (5,3%).
Los mayores socios políticos en la región –Cuba, Nicaragua y Venezuela– no son los
mayores socios comerciales de Rusia, ya que sólo representan el 3,5%, el 0,5% y el 1,7%,
respectivamente, de todo el comercio de Rusia con América Latina
. Más que las alianzas
políticas preferentes, influyen sus dos principales intereses: (1) el geopolítico –estar presente
en el patio trasero de EEUU–, por lo que Moscú está fortaleciendo los lazos históricos de
Rusia con los antiguos aliados de la Guerra Fría y los países del grupo ALBA; y (2) el genuino
interés económico, a causa del cual Rusia fomenta las relaciones comerciales con los países
más desarrollados de la región.

(...)
4.3. Análisis por países
Las relaciones comerciales de Rusia con América Latina se encuentran altamente concentradas
en las mayores economías de la región. De todas las exportaciones de Rusia a nivel mundial,
América Latina representa sólo el 2,04% (7.321 millones de dólares), del que Brasil y México
suponen más de la mitad del total, el 1,15%. El tercer, cuarto y quinto lugar, por este orden,
lo ocupan Trinidad y Tobago, Cuba y Argentina.
Brasil representa el 0,74% (2.644 millones de dólares) de las exportaciones rusas en la
región. El 55% de todas las exportaciones rusas a Brasil son fertilizantes, el 14% petróleo,
el 9,4% aluminio y un 6% carbón.
De todas las exportaciones rusas a nivel mundial, México representa el 0,41% (1.461
millones de dólares). Rusia exporta a México hierro (56,1%), fertilizantes (12,7%), aluminio
(7,2%) y trigo (6,4%).

(...)Rusia no es el socio comercial prioritario de ninguno de los países latinoamericanos, pero los datos reflejan que Brasil, como la mayor economía de la región y país miembro de los BRICS, es su mayor socio. Teniendo en cuenta la reciente firma de un acuerdo comercial entre el Kremlin y los países de MERCOSUR, se puede esperar un aumento de la cuota comercial entre ellos.
Aunque Brasil es el principal socio comercial de Rusia en la región, en el ránking de los
países importadores de Brasil, Rusia ocupa el lugar 19º, representando el 1,2% (2.030
millones de dólares) de todas las exportaciones de Brasil. EEUU se sitúa en primer lugar, con
importaciones por valor de 37.220 millones de dólares, recibiendo un 22,5% de todas las
exportaciones brasileñas. China, en segundo lugar, importa productos brasileños por valor
de 28.950, y representa el 7,5% de todas sus exportaciones.
(...)
4.2. Inversiones de Rusia en América Latina
Hay bastantes dificultades para analizar los datos y su significado sobre la inversión extranjera directa (IED) de Rusia en el mundo. En el caso de América Latina, por ejemplo, los datos de IED en Brasil y Venezuela son confidenciales. Otro de los problemas para acceder a estos datos es que se trata de inversiones tan pequeñas que no figuran en la mayoría de los
informes.
(...)
En general la IED rusa no supone importantes beneficios para América Latina, sobre todo
si se compara, por ejemplo, con las inversiones de EEUU, la UE o China, que influyen en
la creación de empleo directo e indirecto, la entrada de cuantiosos flujos del capital y
su contribución a la inserción de los productos latinoamericanos en las cadenas de valor
internacionales
.43

(...)
4.3. Financiación
No hay datos accesibles y fiables sobre la financiación de Rusia de los países latinoamericanos,
aunque se puede hablar de dos modelos de la misma. El primero consiste en el perdón
de la deuda adquirida durante la Guerra Fría a cambio de nuevos contratos, como es el
caso de Cuba y Nicaragua. El segundo modelo es paradigmático en el caso de Venezuela.
Según datos de prensa, Rusia ha realizado varios préstamos a Venezuela44 para apuntalar
la deficiente industria petrolera del país. Desde 2015, Rosneft ha prestado 10.000 millones
de dólares al sector petrolero venezolano, mientras ha tomado una participación del 49%
como garantía parcial (en 2013, Rosneft también compró una participación del 45% en la
TNK-BP de Brasil, así como la participación del 55% de PetroRio en el proyecto Solimões). Sin embargo, dado que estos son esencialmente prepagos garantizados por futuras entregas de petróleo, la “generosidad” de Rosneft no cuenta como verdadera inversión directa. A pesarde la inestabilidad política del país, Venezuela cuenta con las mayores reservas mundiales comprobadas de petróleo, con 316.000 millones de barriles, lo que sirve como garantía de cualquier impago.
En cualquier caso, como regla general, los principales receptores de la financiación rusa
en América Latina son países que tienen dificultad para acceder a la financiación en los
mercados
. Los préstamos rusos se ejecutan fundamentalmente a través del Sberbank de
Rusia. Es importante subrayar que este banco es de propiedad estatal, por lo que todas las
operaciones financieras están controladas por el Kremlin, y/o directamente negociadas.

(...)
Conclusiones
Las relaciones entre la Federación Rusa y los países latinoamericanos no son coyunturales
y se encuentran en un proceso de descubrimiento mutuo en el terreno económico. Rusia
aspira a que la creciente importancia del G-20 (y, en menor medida, los BRICS) contribuya
decisivamente a fortalecer los vínculos políticos y económicos con la región. Aunque el
nuevo presidente de Brasil es un firme aliado de EEUU, lo más probable es que mantendrá
relaciones comerciales con Rusia y no retirará a Brasil de los BRICS.

Teniendo en cuenta el contexto actual –la ruptura de la cooperación entre Rusia y Occidente
a causa de la anexión de Crimea y el apoyo militar, económico y político del Kremlin a
los rebeldes pro rusos en sur este de Ucrania, y la Doctrina Primakov, que ha marcado
directrices de la política exterior rusa desde finales de los 90-, Moscú seguirá apostando en
los próximos años por tender más puentes hacia América Latina
.

No obstante, el análisis de esta relación debe alejarse de expectativas “catastrofistas”, muy
frecuentes en los medios de comunicación occidentales
. Es cierto que Moscú está utilizando
sus vínculos militares y comerciales para establecer una presencia significativa en la zona,
y mejorar así su imagen como potencia global. A medida que las relaciones entre Rusia y
EEUU continúen deteriorándose, es probable que Rusia recurra al hemisferio occidental
como un símbolo importante de su alcance global para desafiar a EEUU
. Cuba, Nicaragua
y Venezuela sirven como cabezas de puente de este esfuerzo, pero no proporcionan por sí
solas una masa crítica suficiente para que Moscú pueda configurar la dirección general de la
región
. Si Guaidó se convierte en el presidente reconocido de Venezuela, Rusia se quedará
sólo con sus históricos aliados de la Guerra Fría, lo que limitará aún más su presencia en la
región, por lo que se puede concluir que Moscú no aumentará su influencia y presencia en
la región de manera significativa.


Más allá de los imperativos geopolíticos, el enfoque del Kremlin hacia América Latina se
caracteriza por ser realista y pragmático, consciente de sus potencialidades pero también
de sus limitaciones. El alcance de Moscú en América Latina está limitado por sus modestos
recursos
. Los despliegues militares rusos allí son costosos y complicados, y carecen de los
recursos financieros para satisfacer las necesidades de inversión en América Latina o para
servirse de ella como un importante mercado para sus exportaciones. Sin embargo, Moscú
se ha convertido en una “potencia virtual” en la región
; se ha esforzado en promover su
presencia virtual a bajo coste, y puede sostener este enfoque durante mucho tiempo, lo
que, teniendo en cuenta su orientación política, puede contribuir a la desestabilización de
los países de la región. Los ejemplos recientes del apoyo de los medios de comunicación
rusos a los candidatos populistas en México y Colombia es un ejemplo de ello.

Los riesgos para Moscú en su influencia de bajo coste y sus esfuerzos de participación son
relativamente limitados, pero se enfrentan a la perspectiva de pérdidas financieras de sus
inversiones en Cuba y Venezuela
.