17. April 2022
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Proletarios de todos los países, ¡uníos!
CRISIS POLÍTICA EN AUSTRIA
„Toda crisis política,
cualquiera sea su resultado, es útil porque saca a relucir cosas que
permanecían ocultas, pone de relieve las fuerzas que actúan en política,
desenmascara los engaños y los autoengaños, las frases y ficciones, y
proporciona una brillante demostración de “cómo son las cosas”, metiéndolas,
por así decirlo, a la fuerza en la cabeza.“1 (V. I. Lenin)
Como parte de la
crisis general del sistema mundial dominante, que actualmente se está
produciendo de forma desigual pero a gran escala, la crisis política de la
burguesía también se está profundizando. Es una expresión de la intensificación
de las luchas de clase, así como del creciente alejamiento de importantes
sectores de la clase obrera y de las masas del sistema fraudulento del
parlamentarismo y de su rebelión y lucha contra el viejo orden podrido. Estamos
en el periodo de declive del imperialismo y sus fenómenos de descomposición
vuelven a tener una expresión más fuerte sobre todo a partir de los años 90 del
siglo XX, lo que confirma plenamente que la “revolución es la tendencia principal y sigue siendo así, lo que el
Presidente Mao afirmó sigue desarrollándose.”2
La profundización de
la crisis política de la burguesía en Austria tiene lugar en medio y como parte
de la crisis política a escala mundial. En Austria, la agudización de las
contradicciones se expresa en las luchas de la clase obrera, que, aunque en su
mayoría siguen desarrollándose a nivel regional, ocurren más frecuentemente y
también son cada vez más prolongadas. Sectores significativos de las masas
también están entrando en una contradicción más profunda con la clase
dominante, que en el último período ha encontrado su expresión en un movimiento
popular de larga duración. Al mismo tiempo, los cambios prematuros de gobierno,
las nuevas elecciones o el intercambio de ministros expresan la crisis del
parlamentarismo, en la que cada vez se logra apaciguar menos a las masas con
los medios de engaño anteriores. En los últimos dos años, el sector de salud
también se convirtió en un importante escenario de la lucha de clases y aceleró
la crisis política, llevando, entre otras cosas, a la sustitución de dos
ministros de salud en los dos primeros años de la pandemia (vemos desarrollos
similares en otros países, por ejemplo, más de la mitad de todos los ministros
de salud en los países de la UE fueron reemplazados en el primer año de la
pandemia). Sin embargo, la crisis política no se desarrolló con la pandemia,
sino que se intensificó y condensó con ella, y es esencial comprender sus
fundamentos y condiciones específicas. Como enseña el Presidente Mao Zedong,
las contradicciones internas forman el lado principal y las contradicciones
externas funcionan a través de las internas. El imperialismo austriaco, como
imperialista pequeño pero con una gran influencia regional, se ve sometido a
una presión especial en medio de la crisis general, que acelera aún más la
crisis política. Un cambio de canciller dos veces en sólo tres meses (a finales
de 2021), pero también el ascenso relativamente rápido de nuevas “alternativas”
parlamentarias como el reformista KPÖ Steiermark (Partido Comunista de Austria
Styria) o el MFG (Menschen. Freiheit. Grundrechte) (Gente. Libertad. Derechos
fundamentales) expresan la necesidad de nuevos medios de engaño para la
burguesía. La crisis del parlamentarismo experimenta una condensación en medio
de la crisis política: en los últimos 20 años sólo uno de los seis gobiernos
que hubo, duró toda la legislatura, mientras que en los 40 años anteriores
“sólo” cada segundo gobierno se disolvió debido a las contradicciones internas
entre las diferentes facciones del capital y a la pérdida de confianza de
amplios sectores de las masas.
Como fue planteado al
principio del artículo, la crisis política se desarrolla en medio de la crisis
general y como parte de ella. En la siguiente sección se tratarán dos premisas
importantes para la actual profundización de la crisis política en Austria.
Crisis de la socialdemocracia y del reformismo
La crisis de la
socialdemocracia es una de las condiciones más esenciales para la
profundización de la crisis política, ya que sigue representando el principal
instrumento de la burguesía para la supresión política de la clase obrera y la
influencia del reformismo en ella. Respecto a esto, los comunistas y
revolucionarios deben estar muy atentos y comprender el significado de esta
crisis para desarrollar y aplicar una línea política correcta. “La novedad de este momento es que, a diferencia de los últimos periodos en
los que el semiproletariado, los trabajadores de cuello blanco y los
funcionarios eran los principales portadores de la protesta política y sindical
cotidiana de los trabajadores, ahora también entra en actividad el proletariado
industrial, el núcleo del movimiento obrero, incluso fuera de la negociación
colectiva, que es un bastión de la socialdemocracia y de la dirección sindical
y que, por tanto, está especialmente controlado por ella de forma exhaustiva y
firme.”3 La base de la crisis de la socialdemocracia, además del proceso
progresivo de desmoronamiento de la aristocracia obrera, se encuentra en el
alejamiento de capas cada vez más amplias de la clase obrera de ella, siendo el
aumento de la actividad del proletariado industrial de especial importancia
para los comunistas y revolucionarios. La huelga espontánea y “salvaje” de
abril de 2020 en la planta industrial de Greiner (región de Alta Austria), que
se llevó a cabo sin la burocracia sindical y en contra de ella, debe
considerarse como un presagio de esta evolución. Entre otros ejemplos, la lucha
contra el cierre de la empresa automovilística MAN en Steyr (región de Alta
Austria) es el punto de inflexión de este desarrollo, en el que el proletariado
industrial por toda una parte de la lucha dejó de estar bajo la dirección
reformista y socialdemócrata y estuvo bajo dirección proletaria. Aunque la
socialdemocracia todavía no está perdiendo su hegemonía dentro de la clase
obrera a escala nacional, la creciente pérdida de influencia y hegemonía en las
luchas locales y regionales de la clase obrera debe entenderse como parte de la
consolidación de la hegemonía relativa. La relativa hegemonía de la
socialdemocracia significa, que se encuentra en erosión, que está podrida y
porosa, pero que lo nuevo aún no es lo suficientemente fuerte como para a
escala nacional avanzar en su conjunto en esta “brecha”. Las fuerzas comunistas
y revolucionarias deben entender bien como luchar por la dirección y la
hegemonía de la clase obrera en esas luchas locales y regionales, pero no
perderse en ellas, sino al mismo tiempo promover la unificación nacional de las
luchas de clase para de esta manera desarrollar la conciencia de clase y
elevarla a un nivel superior. Por otra parte, sería un error no emprender la
lucha por la dirección del proletariado industrial con el pretexto de que este
todavía está fuertemente ligado a la socialdemocracia a escala nacional, porque
eso significaría cerrar los ojos a lo nuevo: que este vínculo es frágil y está
podrido.
La aristocracia
obrera, el pilar social principal de la socialdemocracia, está sometida a una
presión creciente en medio de la crisis general, perdiendo privilegios y
tendiendo a ser desmoronada y disminuida. Entre otras cosas, esto significa que
ya no puede ejercer su influencia sobre la clase obrera en la misma medida e
intensidad que antes, acelerando así la crisis del reformismo. El declive de la
influencia del socialdemocratismo en el movimiento obrero se expresa claramente
en los cambios en la cantidad de miembros en el partido. Mientras que el
Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) aún contaba con 620.000 afiliados en
1990, en 2017 solo contaba con 180.000, lo que corresponde a un descenso de la
afiliación de 440.000 personas en 27 años, o 16.296 por año. La crisis de la
socialdemocracia se refleja también en los sindicatos, aunque allí la
influencia ha disminuido menos rápidamente en comparación, lo que demuestra que
el aparato sindical (ÖGB) sigue siendo un instrumento extremadamente importante
para mitigar los síntomas de crisis del SPÖ. Sin embargo, en 1981 la ÖGB
todavía alcanzó una densidad de organización del 60% de todos los trabajadores,
mientras que en 2019 sólo fue del 32%. La reducción de la aristocracia obrera y
el creciente alejamiento de las masas proletarias del SPÖ obligan a éste a
buscar cada vez más una nueva base de masas, la cual la encuentra en la pequeña
burguesía4.
La crisis de la
socialdemocracia debe ser objeto de gran atención por parte de los comunistas y
los revolucionarios porque es una expresión del declive del imperialismo y la
tendencia principal de la revolución como parte de la crisis general. También
hay que destacar aquí las enseñanzas del Generalísimo Stalin, que señaló la
crisis de la socialdemocracia como parte del declive general del imperialismo.
„Co se puede acabar con el capitalismo sin acabar con la
ideología socialdemócrata en el movimiento obrero. Por
eso, la era de la agonía del capitalismo es, al mismo
tiempo, la era de la agonía de la
ideología socialdemócrata en el movimiento obrero.“[4] Aunque la
socialdemocracia puede seguir ejerciendo una influencia en el movimiento obrero
que no debe subestimarse, hay que hablar de una hegemonía relativa, con
tendencia a la erosión en sectores cada vez más amplios. La profundidad y la
rapidez de esta erosión dependen no sólo de diversos factores objetivos, sino
también de la manera en que los comunistas comprendan cómo aplicar esta
doctrina general del marxismo a las luchas de clase en desarrollo, aumentar su
influencia en las capas industriales del proletariado, desenmascarar el
reformismo y el revisionismo y hacer retroceder la influencia de la
socialdemocracia.
Proceso de desmoronamiento de la pequeña burguesía
La segunda premisa
mencionada para la profundización de la crisis política se encuentra en el
proceso de desmoronamiento de la pequeña burguesía, que en la situación actual
se está produciendo a una escala particularmente rápida y profunda. Este
proceso encuentra su expresión política directa en el movimiento popular contra
las medidas contra la pandemia, que se desarrolla de forma desigual en todo el
país desde hace aproximadamente un año y medio. La orientación política de este
movimiento de masas no sólo corresponde en muchos aspectos con una pequeña
burguesía sometida a presión, sino que, por su composición social, es un
movimiento de las capas intermedias que, sin embargo, también moviliza a
ciertos sectores del proletariado. Para los comunistas, este movimiento tiene
un significado especial, porque se trata de la cuestion de los aliados del
proletariado.
¿Cuál es la base del
desmoronamiento acelerado de la pequeña burguesía? La actual crisis cíclica,
que tiene lugar en el marco de la crisis general del sistema dominante, conduce
en términos económicos a una mayor concentración y centralización del capital.
Para sobrevivir frente a esto, la pequeña burguesía tiene que aumentar sus
esfuerzos, lo que a su vez la somete a una mayor presión. La presión aumenta,
en particular, por el hecho de que los ciclos de las crisis se acortan y sus
efectos duran más tiempo. Sin embargo, con cada crisis aumenta el esfuerzo que
hay que hacer para transformar una determinada suma de valor en capital.
Respecto a esto, el fundador del marxismo, Karl Marx, enseña: “El mínimo de la
suma de valor de que debe disponer el propietario individual de dinero y
mercancías para convertirse en capitalista cambia en las diferentes etapas del desarrollo
de la producción capitalista y, en una etapa determinada del desarrollo, es
diferente en las distintas esferas de producción, según sus condiciones
técnicas”.[5] La
profundización de la crisis general significa para una parte relevante de las
capas intermedias pequeñoburguesas el descenso al proletariado y se reduce el
número de aquellas partes de la pequeña burguesía para las que existe realmente
la perspectiva de ascenso social. Los comunistas tienen que saber bien cómo
aumentar su influencia entre estos sectores del pueblo y luchar para
movilizarlos, organizarlos y politizarlos bajo la dirección del proletariado.
Al mismo tiempo, las características de la pequeña burguesía traen consigo
tareas específicas para la vanguardia proletaria, que también exigen métodos y
formas de lucha específicos. También en este caso, las enseñanzas de Karl Marx
son de gran importancia para el desarrollo actual de la lucha de clases: „El pequeño burgués consta de «por una parte» y de «por otra parte». Como
tal se nos aparece en sus intereses económicos, y por consiguiente, también en
su política y en sus concepciones religiosas, científicas y artísticas. Así se
nos aparece en su moral e en todo. Es la contradicción personificada.“5
Elevación de las luchas de clase y los movimientos populares y el papel del
proletariado
Es sólo el
proletariado, la única clase en crecimiento, la que, debido a su posición de
clase, es capaz de reunir a la amplia masa de oprimidos y explotados a su
alrededor y dirigirla al derrocamiento de la burguesía. El proceso de
producción capitalista multiplica, centraliza y organiza al proletariado,
aunque políticamente el movimiento proletario sigue estando fragmentado y
regionalizado en gran parte. Secciones sustanciales de los estratos intermedios
pequeñoburgueses y semiproletarios se ven sometidos a una mayor presión y se
ponen en movimiento, ampliando significativamente la crisis política de la
burguesía, ya que afecta a sectores que hasta ahora han sido relativamente bien
apaciguados por la burguesía. Por lo tanto, la vanguardia proletaria debe
desarrollar la táctica y establecer los métodos adecuados que le permitan
movilizar, politizar y organizar al proletariado como una fuerza dirigente
capaz de dirigir y organizar a los sectores del pueblo en el frente. El gran
maestro Lenin definió el papel especial del proletariado de producción en gran
escala de la siguiente manera: „El derrocamiento de
la dominación de la burguesía sólo puede llevarlo a cabo el proletariado, como
clase especial cuyas condiciones económicas de existencia le preparan para ese
derrocamiento y le dan la posibilidad y la fuerza de efectuarlo. Mientras la
burguesía desune y dispersa a los campesinos y a todas las capas
pequeñoburguesas, cohesiona, une y organiza al proletariado. Sólo el
proletariado — en virtud de su papel económico en la gran producción — es capaz
de ser el jefe de todas las masas trabajadoras y explotadas, a quienes con
frecuencia la burguesía explota, esclaviza y oprime no menos, sino más que a
los proletarios, pero que no son capaces de luchar por su cuenta para alcanzar
su propia liberación.“6
La crisis política de
la burguesía se profundiza con el desarrollo de la crisis general. Los viejos
instrumentos de la burguesía para involucrar y subyugar a las masas son cada
vez menos adecuados para evitar que la clase obrera y el pueblo se desprendan.
Las luchas de clase en el período actual, la nueva situación, reflejan una
cierta culminación de las contradicciones, que sacude aún más la hegemonía
política de la burguesía y acelera el desarrollo de una aguda crisis
prerrevolucionaria. Para preparar la revolución proletaria, que hoy tiene lugar
en forma de guerra popular, hay que ganar la vanguardia del proletariado y
poner bajo la hegemonía del proletariado a sectores importantes del pueblo. La
nueva situación en la que se encuentran hoy los comunistas y revolucionarios
debe llenarlos con optimismo respecto a estas tareas y debe elevar los
esfuerzos para su cumplimiento a nuevas alturas!
Referencias
1. V. I. Lenin: Mas sobre
la Crisis Politica, 1914
2. Presidente Gonzalo: La
Entrevista al Presidente Gonzalo, 1988
3. Comités para la
Fundación del Partido Comunista (maoísta) de Austria: Situación del movimiento
obrero en Austria, 2021
4. La cuestión de la
sustitución de la base de masas de la socialdemocracia es relevante en muchos
aspectos para las fuerzas comunistas y revolucionarias de hoy, pero tratarla
aqui rompería el marco de este artículo.
5. J. W. Stalin: El
carácter internacional de la revolución de octubre, 1927
6. Karl Marx: La Capital,
Vol. 1, P. 327
7. Karl Marx: Sobre
Proudhon (Carta a J. B. Schweitzer), 1865
8. W. I. Lenin: El estado
y la revolucion, 1917
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