Editorial
- 2016: la politiquería y el aprieto salarial serán rechazados con rebeliones
Traducción Enrique Chiappa
Los titulares de los periódicos y los noticieros de
las radios y canales de televisión empeñados, por un lado, en atraer la
atención del pueblo para las falsas polarizaciones de la politiquería entre PT
x PSDB, el impeachment o no de Dilma y la exoneración o no de Cunha, y por
otro, el alarde sensacionalista y policialesco sobre la “violencia” que asola
el país, mezclando con las luchas, protestas y rebeliones populares por
derechos, contra las injusticias y la represión policial que aumentan día a
día, terminan revelando las dos fases de la realidad brasileña. Mientras se arrastra
el devenir en el Partido Único de sus nauseabundos capítulos, Dilma, Luiz Inácio,
Eduardo Cunha, Temer y Renan Calheiros siguen riñendo en la cloaca de la
política para ver cuál de las facciones detendrá el dominio de la gestión del
viejo Estado, el pueblo enfrenta el empeoramiento de la ya dura realidad.
Bajo permanente ataque de los aparatos represivos, el
pueblo resiste y protesta contra la total falencia de los servicios públicos de
salud, educación, saneamiento, transporte, vivienda etc. El desempleo se
propaga mientras el apriete salarial se profundiza y la delincuencia llega a
niveles alarmantes.
Pero, ya hace
muy tiempo que el pueblo viene perdiendo la paciencia y reacciona a todo esto
con más decisión y furia. Estudiantes ocuparon las escuelas públicas en São
Paulo. Habitantes apedrean autobuses en Guarulhos para protestar contra
inundaciones causadas por la falta de saneamiento básico. En Río de Janeiro, el
total descalabro de la salud lleva la población a protestar delante de
hospitales contra las muertes de parientes. Habitantes de la periferia de São
Paulo colocan fuego en maderas y neumáticos para protestar contra los baches en
las calles. Trabajadores del Centro Olímpico incendian instalaciones protestando
contra el no pago de sus derechos. La juventud lucha contra los absurdos
aumentos de los pasajes, sale a las calles de las principales capitales en
protestas y enfrenta la represión policial. En Santa Catarina, el pueblo sale a
las calles en protesta contra el asesinato de un niño indígena. Campesinos
toman tierras por todo el país y en Rondônia no retroceden delante de la
escalada de asesinatos de los grupos de exterminio de pistoleros y policías
bancados por el latifundio y bajo la cobertura del “gobernador” y jueces
corruptos.
Si 2015 fue extremamente negativo para la mayoría de
los brasileños, particularmente para las masas populares, al finalizar el año
ya quedó evidente el aprieto económico con el peor natal y año nuevo de los
últimos tiempos. El lloro de los comerciantes por la caída de las ventas de electro-electrónicos
y, principalmente, para las masas el futuro preocupante quedó patente con la
drástica reducción en sus compras en el supermercado y, hasta, por la falta de
comida en muchos hogares. La sobra de un fabuloso stock de pan dulce navideño
en los mercados muestra bien que, delante de la insoportable inflación para los
más pobres, sumada al desempleo y a la pérdida adquisitiva de los salarios, las
fiestas de fin de año sólo podrían tener el sabor amargo. Para los pequeños y
medios comerciantes una perspectiva sombría.
Como todo lo
que está mal aún puede agravarse, el gobierno federal, los gobernadores,
alcaldes, los monopolios de transporte y de la distribución de alimentos
desencadenaron un verdadero tsunami de aumentos de precio de los pasajes,
energía, gasolina, alimentos básicos y otros ítems que inciden, principalmente,
en la cesta básica de los más pobres. Para no quedar por ahí, los gastos del
Estado con salud, educación y saneamiento fueron cortados (para asegurarse con
antelación el pago harto de intereses a los banqueros) en los tres niveles de
gestión, prenunciando un verdadero caos en el cumplimiento de estos servicios.
En los municipios, que es donde el pueblo vive, ayuntamientos ya cierran las
puertas, atrasan salarios de profesores y funcionarios, dejan de recoger la
basura y cierran puestos de salud.
No resta duda de que, con el agravamiento de la
crisis, las masas, que ya vienen luchando en las escuelas, hospitales, barrios
y favelas, aún de forma aislada, van a levantarse en grandes ondas por todo el
año de 2016.
2016 en todo el mundo será tormentoso
De la misma forma, en el plano internacional, en que
la crisis del imperialismo está agravándose a pasos largos, asistimos la radicalización
de la lucha de clases, lucha que los monopolios de la comunicación,
principalmente yanqui, como portavoces de la industria de la muerte, pintan
como guerra de civilizaciones. En realidad, guerra de rapiña, camuflando su
ansia belicista que llega al punto de armar los dos lados en disputa en Oriente
Medio, conflagrando la región en una lucha fratricida para, de ahí, satisfacer
su insaciable gula por las fuentes de energía, materias primas, mercado
consumidor y ocupación geopolítico-militar estratégica.
Las lágrimas de cocodrilo de Obama no pueden esconder
sus crímenes hediondos a través del indiscriminado bombardeo con drones, todo
para intentar sofocar la resistencia persistente de los pueblos, destacadamente
de esta región, que, a pesar de no disponer aún de dirección proletaria
revolucionaria, combaten bravamente y no se rendirán.
Las masas están combatiendo, y combaten a su modo. De
su furia no escaparán ni los yanquis ni sus cómplices de Francia, Alemania,
Inglaterra, Japón e Italia: que practican el genocidio contra los migrantes que
huyen de la guerra y de la miseria. Tampoco escaparán los principales imperialistas
contestadores del dominio hegemónico único de USA, Rusia y China. Guerra imperialista
de saqueo y dominación de los pueblos oprimidos.
Ciertamente, en 2016, los pueblos oprimidos del mundo
entero darán pasos decisivos en la formación de un poderoso Frente
Antiimperialista, hoy, vanguardiada por los países que desarrollan la lucha
armada revolucionaria como Guerra Popular, teniendo al frente los pueblos de la
India, de las Filipinas, del Perú y de Turquía, y ampliada por el bravo pueblo
palestino en su heroica resistencia contra el sionismo israelí, la resistencia
de los pueblos iraquí, sirio, afgano y demás de Asia, África y América Latina.