Índice:
1. ¿Qué es la prostitución?
2. Violencia, abuso y problemas de salud
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución en el capitalismo
4. Consecuencias perjudiciales para la salud
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
6. El modelo de igualdad
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
8. El modelo de igualdad se fortalece, mientras que la legalización de los compradores debilita a las mujeres
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
11. Violación de la ley burguesa: La legalización y la despenalización son crímenes de lesa humanidad
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad
13. Resistencia legal burguesa
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
1. ¿Qué es la prostitución?
Si la falta de vivienda simboliza lo que está mal con la propiedad privada, entonces la prostitución encarna lo que está mal con el capitalismo. Exalta las necesidades de los hombres por encima de la subordinación de las mujeres, especialmente de las mujeres de clase obrera, que son las más pobres y marginadas. Dentro de un Estado burgués, incluso en una democracia representativa, nunca será posible erradicar ni abolir esta cruel opresión.
¿Qué es la prostitución? La prostitución implica comprar a una persona para tener relaciones sexuales. Quienes compran sexo son comúnmente llamados "bacalaos", "pikes", "johns", "prostitutos", "citas", "pasajeros" y términos similares. La trata sexual o "comercio sexual" es la explotación económica de terceros, como proxenetas, dueños de burdeles, "gerentes", "novios", "agencias de acompañantes", caseros cómplices y otros facilitadores.
Según el derecho internacional, reconocido por más de 180 países (el Protocolo de Palermo de 2002), la trata de personas se define mínimamente como alguien que se aprovecha de tu "vulnerabilidad" y te deja sin "alternativa real y aceptable" más que someterte a la trata. Como señaló el Relator Especial de la ONU sobre la Trata de Personas en 2006, el Protocolo de Palermo simplemente describe "la prostitución tal como se practica realmente en el mundo". Por lo tanto, una situación de vulnerabilidad puede surgir de factores sociales y económicos o de otros medios de coerción, como la violencia, el fraude o los problemas psicológicos, factores reconocidos por prácticamente todos los Estados Partes.
Siguiendo las ensenanzas impartidas por el presidente Mao, los marxistas-leninistas-maoístas basan su comprensión de la prostitución y la trata de personas en investigaciones objetivas sobre cómo se manifiestan estos fenómenos en la realidad. Por lo tanto, realizamos investigaciones exhaustivas, especialmente entre el proletariado y las personas supervivientes, utilizando fuentes secundarias creíbles, fiables e informativas, incluso si provienen de académicos burgueses. A partir de estudios concretos, podemos extraer conclusiones concretas.
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Aplicando el marxismo al estudio del problema se revela que la prostitución no equivale a trabajo productivo, como "trabajo sexual", como lo describen algunos revisionistas y posmodernistas que buscan excusar, sanear y normalizar la prostitución. Por ejemplo, los trabajadores de restaurantes de comida rápida de McDonald's, los trabajadores indocumentados de empresas de servicios temporales y el personal de hoteles no sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de la violencia o la agresión sexual en su lugar de trabajo en la misma medida que las víctimas de guerra que buscan tratamiento, las víctimas de tortura estatal, las mujeres en refugios para mujeres o las víctimas de violación. Tampoco padecen enfermedades de transmisión sexual como las prostitutas, que deben atender a muchos compradores de sexo que se niegan a tener sexo seguro y que pagan mucho más por sexo sin protección. Esto crea incentivos peligrosos para sus proxenetas, burdeles e incluso para ellas mismas, dada su precaria situación económica. Ninguna otra descripción laboral aceptable incluye tales atrocidades.
Un ejemplo de esto último fue la prostitución legal en el barrio rojo de Londres en la década de 1990, donde los gastos diarios de alquiler, publicidad, recepción, electricidad, toallas, preservativos, etc., no se cubrían hasta que la persona prostituida atendía a 10 clientes al día. Estas condiciones implicaban que muchas mujeres atendían a entre 20 y 30 clientes al día, algunas hasta 50, lo cual no es una situación única ni inusual en la prostitución legal. Como revelaron muchas mujeres del estudio sobre estos burdeles de apartamentos, supuestamente a pequeña escala, muchas tenían que aceptar sexo sin protección (que estaba mejor pagado) para reducir el número de clientes diarios y que no se volviera completamente insoportable.
Por lo tanto, como marxistas-leninistas-maoístas, entendemos que las condiciones de la prostitución aparentemente legal en países como Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Tailandia, India y los Estados estadounidenses como Nevada nunca pueden describirse como "trabajo sexual", como trabajo ordinario, ni siquiera en las actuales condiciones capitalistas de sobre explotación. Las excepciones a la regla son todas ostensiblemente ilegales: la esclavitud, como la de los niños que malgastan su infancia y juventud en las minas congoleñas o la de las empleadas domésticas extranjeras en Qatar, cuyos pasaportes son retenidos ilegalmente y luego violadas por sus empleadores, nunca se describe como "trabajo legítimo". Tampoco se describe como trabajadores comunes a los soldados que han sido maltratados y sobrevivieron a las guerras imperialistas más brutales; más bien, incluso los académicos pequeñoburgueses reconocerían a estos reclutas como carne de cañón, víctimas de las guerras imperialistas.
Nadie, ni siquiera los académicos o intelectuales burgueses, justifica la esclavitud infantil en el Congo, la esclavitud doméstica en Qatar o la guerra de Vietnam alegando que los afectados eran supuestamente trabajadores libres. Nadie defiende su abuso y miseria bajo el lema "mi cuerpo, mi elección". Nadie dice que no debamos "juzgarlos" por su "elección", sino simplemente legalizarlos y/o despenalizarlos y permitirles continuar. Nadie discute que el daño más grave no proviene de sus "clientes" y explotadores, sino de los abolicionistas que supuestamente los estigmatizan al describir con precisión su vulnerabilidad y explotación. Si "en el amor y en la guerra todo vale", con mayor razón en la prostitución.
Como Lenin nos enseña en El Estado y la Revolución, el Estado burgués no puede reformar los síntomas del capitalismo. Incluso aquellos reformistas burgueses que entienden la existencia de la prostitución no ceden a las demandas de legalizar los burdeles o despenalizar a los compradores de sexo, aunque todavía creen ingenuamente que sus actuales aparatos estatales pueden combatir eficazmente estas formas perversas de opresión. Entre ellos también se encuentran políticos, funcionarios y académicos de países que han adoptado el modelo de igualdad, a veces llamado modelo nórdico o sueco, en el que la persona prostituida no es criminalizada, sino que se le ayuda a abandonar la prostitución y se le reconoce como víctima de las circunstancias y de los perpetradores, mientras que los compradores y terceros son criminalizados para evitar que sigan explotando a las personas prostituidas.
Como se demostrará más adelante, este “modelo de igualdad” es un paso en la dirección correcta para combatir el abuso y la explotación en la prostitución. Sin embargo, es imposible implementar plenamente dicha política en un Estado burgués (contradicción entre la existencia formal del derecho y su real concretización en la sociedad burguesa, nora de traducción)
Los representantes en la democracia burguesa buscan controlar la decadencia del capitalismo, y los intereses de la clase dominante controlan todo lo que ocurre en ella. Estas condiciones profundamente opresivas corrompen o alienan (generalmente a los primeros) a los funcionarios públicos, volviéndolos ignorantes, reacios o realmente incapaces de implementar el modelo igualitario. Los políticos oportunistas y arribistas y sus charlatanes —jueces, abogados, agentes del orden, trabajadores sociales y, entre otros, las organizaciones no gubernamentales— que, aparentemente inconscientemente, presentan el capitalismo como un purificador de sus abusos más extremos, están todos involucrados. Estos burócratas, filántropos o voluntarios privilegiados, intencional o involuntariamente, obstruyen la correcta implementación del modelo igualitario y, por lo tanto, impiden que se desarrolle plenamente que solo puede concretarse bajo un sistema socialista revolucionario.
Solo una dictadura proletaria, dirigida por el partido proletario disciplinado, puede abolir verdaderamente la prostitución. O, mejor dicho, solo una elaboración marxista-leninista-maoísta de ese modelo logrará el objetivo de abolir la prostitución.
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Las realidades básicas de la prostitución en un Estado burgués de régimen liberal difieren de las condiciones puramente esclavistas de la servidumbre sexual que existen fuera de un sistema tradicional de intercambio monetario capitalista basado en el mercado. En el Estado burgués, la prostitución —ya sea ilegal, legal o semilegal según el modelo igualitario— prácticamente siempre se genera por una confluencia de fuerzas sociales y políticas, aunque no se limita a los siguientes factores:
(1) Violencia y abuso psicológico, graves consecuencias para la salud, humillación cruel y agresión sexual. Los tres son perpetrados por clientes y, en menor medida, por terceros y, en cierta medida, por las fuerzas del orden, otros funcionarios gubernamentales e incluso el público en general, incluyendo médicos, terapeutas, profesores y personas al azar.
(2) Pobreza extrema y falta de oportunidades alternativas.
(3) Cruel abuso sexual, físico y psicológico durante la infancia que destruye la capacidad de las personas prostituidas para vivir sus propias vidas; una situación coercitiva que contribuye a habituarlas y desensibilizarlas a la prostitución.
(4) Opresión de género, reforzada por múltiples formas capitalistas de subordinación (denominadas factores interseccionales por la academia burguesa), como: a. Racismo y/o colonialismo b. Persecución por motivos de etnia, nacionalidad, origen indígena, colonialismo, sexualidad y similares. c. Discapacidad y/o problemas de salud mental. d. Vivir en una nación oprimida con una grave falta de apoyo para abandonar la prostitución.
(5) Opresión institucional, como la indiferencia burocrática, la brutalidad policial, la impotencia judicial, la marginación y/o persecución política, y la estigmatización social.
(6) Barreras sistemáticas para abandonar la prostitución, como obstáculos burocráticos (por ejemplo, que impiden a las prostitutas obtener otro empleo remunerado), sanciones penales, falta de respuesta, desconfianza u hostilidad manifiesta por parte de trabajadores sociales, profesionales de la salud, docentes, empleadores, el poder judicial u otros actores del sector público o privado.
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2. Violencia, abuso y problemas de salud
En cuanto a la violencia y el abuso psicológico cometidos principalmente por compradores de sexo, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en Sudáfrica con una muestra aleatoria de 1.645 hombres adultos, con el objetivo de obtener “conocimientos sobre los hombres sudafricanos que se ven a sí mismos como proveedores de mujeres y, por lo tanto, se sienten con derecho a tener relaciones sexuales, y la práctica relacionada de tener relaciones sexuales con mujeres que venden sexo”. De aquellos que habían declarado estar en lo que los autores denominaron anacrónicamente una "relación de subsistencia" (lo que significa tener una relación transaccional o sexo basado en su apoyo material), el 54% admitió haber violado a una mujer. Por el contrario, un número significativamente menor (el 13% de los hombres que no habían comprado sexo ni tenían una relación transaccional (510 hombres, el 31% de toda la muestra)) informaron haber violado a una mujer. Además, el 8% (1 de 13) del 83% que constituía la mayoría de los compradores de sexo informaron haber violado a un hombre, mientras que un número significativamente menor (el 1% de aquellos que no compraron sexo ni tuvieron una relación transaccional) informaron haber violado a un hombre.
Además, el 57% del 83% que compró sexo admitió haber sufrido violencia física contra una pareja íntima, al igual que el 40% del 17% que no tenía relaciones transaccionales, mientras que un número significativamente menor (14% del 31% que no compró sexo ni tuvo relaciones transaccionales) admitió haber cometido violencia contra una pareja íntima. En términos de acoso –quizás no sea tan sorprendente dadas sus tendencias violentas hacia las prostitutas– el 83% de los compradores de sexo mostraron un "riesgo significativamente mayor" de haber acosado a otros en la escuela en comparación con los hombres que no compraron sexo.
El acoso se midió mediante preguntas de encuesta como "Cuando una niña pensaba que era inteligente en la escuela, la pusimos en aprietos explotándola sexualmente". Ambas categorías de compradores de sexo también admitieron haber participado en comportamientos significativamente más criminales o agresivos que los hombres no transaccionales que no compraron sexo. Por lo tanto, los hombres no transaccionales que no compraron sexo tenían cinco veces menos probabilidades que la mayoría de los compradores de sexo de haber poseído un arma (pistola u otro), un arma ilegal, haber estado en una pandilla, haber consumido drogas y haber estado involucrados en robos o robos en múltiples ocasiones. De manera similar, la mayoría de los compradores de sexo tenían "entre 2,5 y 4 veces más probabilidades de haber sido violentos o criminales" que los hombres que no compraban sexo pero tenían relaciones sexuales transaccionales.
En particular, el 24% de todos los compradores de sexo habían sido miembros de pandillas, en comparación con el 6% de los hombres que no habían comprado sexo ni habían tenido relaciones sexuales transaccionales, y el 8% de los hombres que tenían relaciones sexuales transaccionales. En términos de personalidades psicológicas, es revelador que el 83% de los compradores de sexo también obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en las escalas de igualdad y empatía, y significativamente más altas en hostilidad hacia las mujeres, mitos sobre la violación y rasgos psicopáticos (“culpa” y “egocentrismo maquiavélico”) en comparación con los hombres que no compraron sexo.
La mayoría de los compradores de sexo (83%) también tenían significativamente más probabilidades de obtener una puntuación en los "dos tercios superiores de la escala" en medidas de psicopatía. Según el estándar estadounidense, las puntuaciones en el tercio superior de la escala "probablemente" indican "psicopatía clínicamente diagnosticada". Jewkes y sus colegas señalan que las "proporciones" en esta categoría eran "muy altas". Concluyen además que es "fácil entender por qué las mujeres que se prostituyen, ya sea en Sudáfrica o a nivel internacional, son tan a menudo objeto de violencia por parte de sus clientes masculinos".
Necesitamos algunos ejemplos como el anterior, que ilustren la enorme cantidad de violencia de género que se perpetra diariamente contra las personas que se prostituyen. Esta violencia es inherente y esencial a la prostitución. Para convencer, dentro de la academia burguesa generalmente se necesitan tres ejemplos consistentes que converjan, y hay varios otros estudios internacionales que comparan a los compradores de sexo con los no compradores y/o comparan a los compradores de sexo de alta frecuencia con los compradores de sexo de baja frecuencia en medidas similares. También llegan prácticamente a los mismos resultados que el estudio realizado en Sudáfrica.
Un estudio de Boston que comparó a 101 compradores con 101 hombres del mismo origen étnico, nivel educativo y edad que no compraban sexo encontró que los compradores "informaron una mayor probabilidad de cometer violación y tenían un historial más largo de abuso sexual". Los compradores informaron un promedio de 1,59 "tipos de comportamiento sexualmente agresivo" (de = 1,83, rango = 0 a 10), mientras que los no compradores informaron un promedio de 0,53 tipos (de = 0,79, rango = 0 a 4).
También se encontró que los compradores tenían significativamente más probabilidades de informar que habían sido arrestados por delitos que incluían delitos graves, delitos menores, delitos relacionados con la violencia contra las mujeres, asalto, delitos con armas, delitos contra las autoridades, robo y delitos relacionados con el abuso de sustancias. Incluso dentro del grupo de compradores, aquellos que habían comprado sexo más de treinta veces tenían significativamente más probabilidades que aquellos que habían comprado sexo menos veces de haber sido sujetos a una orden de restricción (45,2% frente a 14,8%) y acusados oficialmente de un delito de violencia contra la mujer (25,8% frente a 9,8%).
Algunos estudios compararon el alcance de la violencia perpetrada por diferentes actores –principalmente compradores, proxenetas y la policía– contra las mujeres prostituidas. Entre 200 personas prostituidas en San Francisco, por ejemplo, el 70% informó que los compradores las habían violado o sometido a abusos similares "más allá del contrato de prostitución" un promedio de 31,3 veces. Una proporción menor, el 49%, fue sometida a "una distribución injusta del dinero por parte de los proxenetas, una media de 35,5 veces". Un porcentaje aún menor, el 41%, estuvo expuesto un promedio de 2,6 veces, por ejemplo, a ser obligado a tener relaciones sexuales sin compensación por parte de la policía, a sufrir abusos por parte de la policía o por parte de otras prostitutas. La diferencia entre una media de 31,3 veces y una media de 2,6 veces es enorme.
De manera similar, el 21% de 200 mujeres prostituidas en Chicago informaron haber sido violadas más de diez veces, un hallazgo que se aplica tanto a la prostitución de acompañantes, como a la prostitución callejera y a la prostitución a domicilio (residencial). Nuevamente, se encontró que los compradores eran responsables de la mayoría de las violaciones, mientras que la policía era responsable de la menor cantidad: (1) los compradores, (2) las parejas íntimas, (3) los proxenetas y (4) la policía. Estos hechos hablan en contra de un énfasis excesivo en el daño causado por la aplicación de la ley corrupta a expensas de centrarse en el comprador, aunque el abuso del poder oficial también es grave en el contexto de la prostitución, especialmente cuando las propias personas prostituidas son criminalizadas, una consecuencia que no existiría bajo el modelo de igualdad y la política más amplia.
Otro estudio realizado en Portland, Oregón, encontró que 55 supervivientes sufrieron graves abusos un promedio de 45 veces al año por parte de los compradores, fueron violados un promedio de 33 veces al año por los compradores y torturados un promedio de 5 veces al año por parte de los compradores, incluso “cortándoles o raspándoles la piel”. El nivel de violencia implicado aquí se ve respaldado por el hecho de que los compradores frecuentes de sexo, que representan tres cuartas partes de las "transacciones de mercado" en Estados Unidos, por ejemplo, son también los más violentos. Este es el tipo de población que se desata contra las mujeres prostituidas en jurisdicciones que legalizan o despenalizan la compra de sexo. Las prostitutas deben proporcionar diariamente servicios sexuales a esos usuarios, incluidos actos que otros se niegan a realizar siempre que sea posible, y corren el riesgo de sufrir abusos aún más graves con la esperanza de sobrevivir.
No es de extrañar que la esperanza de vida de las mujeres prostituidas se acorte dramáticamente, tanto en los países oprimidos como en los imperialistas, con una tasa de mortalidad muchas veces mayor que el promedio, y que a menudo sean el blanco de asesinos en serie debido a su posición vulnerable y la falta de redes de apoyo de familiares, amigos y personas de clase media con influencia en el sistema legal que puedan influir en ellas para que investiguen sus asesinatos y desapariciones. Esta marginación y opresión de los grupos más vulnerables dentro del proletariado es evidente en cómo las mujeres indígenas en países como Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda desaparecen o son brutalmente asesinadas regularmente en relación con la prostitución.
La mayoría de los compradores afirman que están comprando servicios sexuales específicos que las mujeres que no son prostitutas, si tuvieran la opción, no querrían realizar. Cuando se les preguntó, el 79% de 110 compradores en Escocia y el 48% de 113 compradores en Chicago admitieron haber comprado servicios sexuales que se sentían incómodos pidiéndoles a sus parejas habituales, relaciones casuales y encuentros sexuales, o actos sexuales que estas otras personas se niegan a realizar, como sexo oral, sexo anal, sadismo y masoquismo. Tales respuestas sugieren que las mujeres (y otras personas) que no tienen otra opción porque se ven obligadas, al menos económica o socialmente, pero a menudo físicamente, muchas de ellas mediante drogas y amenazas, a realizar actos sexuales en la prostitución que las mujeres que no están sujetas a una coerción similar evitan realizar siempre que pueden.
La evidencia de la prostitución legal muestra además que la despenalización fomenta la agresión de estos hombres contra las personas prostituidas en lugar de hacerlas más dóciles, como suponen - sin ninguna evidencia - los defensores de la prostitución legal. Quizás el peor ejemplo de cómo los compradores de sexo y terceros explotan y abusan regular y sistemáticamente de las mujeres que trabajan como prostitutas son los casos en los que las víctimas han sido encontradas atadas a camas, quemadas, azotadas, cortadas, golpeadas, infectadas con enfermedades y sometidas a otras formas de tortura. Son violadas a diario, porque la inmensa mayoría de ellas no desean personalmente tener relaciones sexuales, por lo que normalmente se les paga a otras personas en el papel de proxenetas o traficantes, que se encuentran en nueve o diez casos de prostitución, incluso en la prostitución legal.
Esto sucede a diario, cuando los compradores las explotan sexualmente sin pagar y cuando los agentes de policía exigen de manera corrupta sexo a cambio de una contraprestación legal.
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Los defensores de la prostitución legalizada o despenalizada rara vez, o nunca, reconocen que el abuso violento al que los compradores someten a las prostitutas a diario está íntimamente relacionado con los altos niveles de trastorno de estrés postraumático de estas últimas. Rara vez preguntan quién está causando estos niveles de trauma en esa población. Sí, algunos mencionan que los compradores son violentos, pero asumen ingenuamente que estos hombres pueden ser controlados, a pesar de que a menudo son los "consumidores" que pagan más y, por lo tanto, son muy valiosos para los proxenetas, los burdeles, los salones y las agencias de acompañantes.
Excluir a los clientes violentos de los burdeles exclusivos en países como Alemania reduciría significativamente sus ganancias. El trastorno de estrés postraumático es una medida psicológica del daño que puede ocurrir como resultado de la violencia extrema, incluida la violencia sexual como la violación repetida. En otras palabras, el trastorno de estrés postraumático en una población civil, como las personas que se dedican a la prostitución, puede ser un indicador sensible de que han estado expuestas a una violencia de género devastadora.
Hasta el 68% de 854 personas prostituidas en un estudio que abarcó nueve países, incluida Sudáfrica, cumplieron con los criterios clínicos de PTSD, en promedio en niveles comparables a los de los militares estadounidenses de la guerra de Vietnam que buscaban tratamiento, las mujeres maltratadas que buscaban refugio, los refugiados de la tortura estatal y los sobrevivientes de violaciones. Incluso cuando se controlan estadísticamente otros posibles predictores de PTSD, como el abuso infantil (incluido el grave), la violación, la agresión o el lugar de prostitución (interior o exterior), la prostitución en sí sigue prediciendo el PTSD o reacciones similares de daño psicológico por abuso grave. Por lo tanto, la prostitución como práctica tiene un impacto enormemente dañino en las personas compradas con fines sexuales, y los principales culpables son los compradores.
Una de las graves consecuencias del trastorno de estrés postraumático es la disociación, que es una estrategia de supervivencia para afrontar la violencia o el trauma de la violencia. Una revisión sistemática de estudios sobre disociación en mujeres prostituidas encontró que muchas muestran "puntajes de disociación altos", lo que indica un trastorno disociativo "grave". Otra revisión de cuatro estudios sobre disociación entre prostitutas encontró que los trastornos disociativos "son comunes entre las prostitutas" y concluyó que la disociación "permite la supervivencia psicológica, ya sea que el trauma repetido sea esclavitud, combate militar, incesto o prostitución".
Poco después de que se legalizara la prostitución en 2002, el gobierno federal alemán publicó un estudio sobre la violencia contra las mujeres en 2007 que incluía una submuestra de 110 mujeres prostituidas, de las cuales el 92% informó haber experimentado acoso sexual, el 87% violencia física, el 59% violencia sexual, el 52% abuso físico infantil por parte de los padres, el 43% abuso sexual infantil y el 41% violencia doméstica. relación con la prostitución. Aproximadamente la mitad mostraba síntomas de depresión, una cuarta parte tenía "pensamientos suicidas a menudo o en ocasiones", un tercio tenía ansiedad y ataques de pánico y uno de cada siete había intentado hacerse daño en los últimos 12 meses.
En otro estudio con 120 personas prostituidas utilizadas para la producción de pornografía en Suecia, el 69% afirmó haber intentado suicidarse previamente y el 70% afirmó que se había autolesionado intencionalmente. Tenga en cuenta que es muy común que las personas que se prostituyen sean utilizadas para la pornografía; Es probable que al menos la mitad, en algún momento, se utilice para producir pornografía (incluso después de participar en la encuesta, lo que lleva a subestimaciones en las encuestas). Por ejemplo, el 49% de las 854 personas prostituidas en nueve países informaron haber sido utilizadas en la prostitución para producir pornografía. Un correspondiente 23% de 271 actrices porno en Los Ángeles informaron haber participado en prostitución fuera de cámara en los últimos tres meses. Un estudio británico encontró de manera similar que 21 de 50 actrices porno informaron estar involucradas en otro tipo de prostitución: 17 en prostitución de acompañantes, 2 en prostitución de acompañantes/cámara web y 2 en "fiestas sexuales/clubes de swingers".
El derecho civil de un número significativo de países ya reconoce que el gobierno tiene la obligación de combatir la violencia de género, incluida la prevención de omisiones oficiales que pueden desencadenar sus formas más brutales. Por lo tanto, sería criminal incluso dentro de estos países permitir la despenalización de los compradores de sexo, lo que les permitiría actuar con impunidad. Sin embargo, las ilusiones de los defensores de la prostitución legal muestran que no son conscientes de tales leyes, sino que continúan con su relativización nietzscheana de la prostitución y nos acusan de "juzgar" o "moralizar".
Permitir la despenalización de la compra de sexo, incluso bajo las constituciones burguesas, es un acto oficial que fomenta, permite y contribuye a un aumento masivo de la violencia contra parte del propio pueblo, principalmente mujeres y niñas, que son obligadas a prostituirse por los mecanismos despiadados y crueles del capitalismo.
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución bajo el capitalismo
Uno de los denominadores comunes más comunes entre las prostitutas es la pobreza extrema tanto en los países imperialistas como en los oprimidos. Muchas de las personas que se prostituyen cuando son adultas también huyen de guerras o desastres climáticos, no tienen hogar, a menudo son engañadas u obligadas a prostituirse y, por lo general, pronto se vuelven adictas a las drogas, situaciones que se ven afectadas o exacerbadas por la pobreza extrema.
Los defensores de la prostitución legal no cuestionan la conexión entre pobreza y prostitución. Pero contrariamente a la creencia común (y errónea) de que las prostitutas ganan más que otros trabajos asalariados legales o ilegales, la violencia, el abuso y las graves consecuencias para la salud que enfrentan harían que tales ganancias carezcan de significado incluso si fueran ciertas. En realidad, fuera de las ilusiones posmodernas, prácticamente nadie escapa de la pobreza a través de la prostitución; tienden a dejar la prostitución a personas mayores, indigentes y endeudadas.
Según un estudio realizado en Francia, la prostitución probablemente cuesta a cada Estado una cantidad obscena de recursos que podrían haberse utilizado para financiar la asistencia social. El clima coercitivo de la prostitución se ve aún más subrayado por el fuerte e indiscutible vínculo entre el abuso físico y sexual infantil y la entrada en la prostitución, con muchos estudios tanto en países imperialistas como oprimidos que indican una prevalencia de entre el 60 y el 90 por ciento. Es revelador comparar esta cifra con la prevalencia del abuso sexual infantil entre todas las mujeres en los países imperialistas más grandes, que, según la lógica retorcida de la ideología burguesa, se supone que tienen los sistemas legales y educativos más desarrollados.
En Estados Unidos, según diversos estudios, entre un tercio y la mitad de todas las mujeres han estado expuestas a abusos sexuales cuando eran niñas. Con una población de alrededor de 330 millones, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres, estas estadísticas significan que estamos hablando de entre 55 y 80 millones de mujeres que estuvieron expuestas a abuso sexual cuando eran niñas sólo en los Estados Unidos.
Dicho esto, el abuso sexual que sufren las mujeres prostituidas cuando eran niñas es, en promedio, más grave que el que sufren las mujeres en general. Aparte de la pobreza, es uno de los factores más fuertes que facilitan la entrada en la prostitución; la mayoría de las personas prostituidas tienden a informar que el abuso sexual cuando eran niños contribuyó a su entrada en la prostitución. De hecho, un estudio de Corea del Sur encontró estadísticamente que las mujeres que sufrieron abusos sexuales cuando eran niñas por parte de su pareja informaron haber entrado en la prostitución mucho antes que otras mujeres prostituidas.
El abuso sexual infantil es sin duda una circunstancia profundamente compulsiva que la despenalización de los compradores de sexo en la práctica pasaría por alto. Obligaría a personas que anteriormente fueron víctimas de abuso físico y sexual en la infancia a entrar y permanecer en la prostitución. La pobreza y la dependencia de la infancia contrarrestan las posibilidades reales que podrían hacer que el consentimiento sea genuino o el entorno no coercitivo. Muchas prostitutas eran jóvenes fugitivas, a menudo debido a abusos sexuales domésticos. La estructura de reclutamiento de la prostitución, donde muchos ingresan a la prostitución mucho antes de llegar a la edad adulta, socava el consentimiento genuino, ya que no es un acto voluntario ni una profesión digna, sino que se asemeja a la esclavitud.
Por lo tanto, es imposible distinguir entre quienes han sido víctimas de la prostitución infantil y la prostitución de adultos, ya que aproximadamente la mayoría de las prostitutas, o más, ya fueron arrastradas a la prostitución cuando eran niñas. Por ejemplo, el 47% de 854 personas prostituidas, en nueve países con leyes diferentes, involucradas en diversas formas de prostitución (en casa y en la calle), declararon haber comenzado la prostitución antes de los 18 años. De manera similar, un estudio de una muestra diversa de 222 mujeres prostituidas en Chicago, Estados Unidos, el corazón del imperialismo, mostró que el 61% había comenzado la prostitución antes de los 18 años. En San Francisco, 200 mujeres y menores prostituidas fueron entrevistados informalmente, es decir, sin la ayuda de las autoridades oficiales, mediante el método del "boca a boca", folletos y anuncios para aumentar la "credibilidad" y evitar una selección sesgada de participantes "detenibles" u "orientados al servicio". En este caso, nada menos que el 78% afirmó haber sido explotada en la prostitución antes de los 18 años y el 62% antes de los 16 años, mientras que una parte ya había sido explotada antes de los 9, 10, 11 y 12 años.
La edad media de inicio en la prostitución era de 16,1 años. Está claro que la entrada de niñas a la prostitución no está menos extendida en las naciones oprimidas. Sin embargo, es sintomático del capitalismo que incluso los más vulnerables entre el proletariado supuestamente privilegiado en el núcleo imperial sean sometidos a abusos brutales y explotación sexual por parte de los hombres más agresivos y violentos de la población. El capitalismo no perdona a nadie. Dicho esto, son los grupos étnicos vulnerables que son sistemáticamente oprimidos en los países capitalistas donde prevalecen el racismo y el chauvinismo los que están sobrerrepresentados en la prostitución, especialmente las mujeres y niñas dentro de estos grupos. Por lo tanto, las mujeres y niñas negras están sobrerrepresentadas en la prostitución en Estados Unidos; Las mujeres y niñas indígenas están excepcionalmente sobrerrepresentadas en Canadá; y en Europa, la población romaní está "muy sobrerrepresentada" entre las víctimas del tráfico sexual, junto con los refugiados de África.
La Comisión Europea reconoció en 2016 que los traficantes con fines sexuales y de otro tipo "explotan la vulnerabilidad de las personas, que puede verse exacerbada por factores como la pobreza, la discriminación, la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres, la falta de acceso a la educación, los conflictos étnicos y los desastres naturales". En pocas palabras, el comercio sexual es a la vez racista y sexista, porque explota abrumadoramente a los proletarios pobres, a quienes se mantiene pobres debido a su género, etnia y nacionalidad, factores que la burguesía explota conscientemente. Sin embargo, durante treinta años ni la Comisión, el Consejo de Ministros ni el Parlamento Europeo han propuesto ninguna política eficaz para combatir el tráfico sexual. Sólo una dictadura del proletariado podría hacer eso.
La sobrerrepresentación de las minorías étnicas en la prostitución se observa en muchas partes del mundo. Por ejemplo, tanto una nación imperialista como Canadá como una nación oprimida como Sudáfrica tienen una división significativa entre las poblaciones indígenas y de colonos. En Canadá, sin embargo, la sobrerrepresentación de mujeres indígenas en la prostitución ha sido contextualizada por la violenta devastación de su población indígena. La Comisión Real sobre Pueblos Indígenas (1996) concluyó que el trato dado a los pueblos indígenas, debido a la exposición a enfermedades durante la colonización, la apropiación de tierras por parte de los colonos y la devastación cultural, "a menudo se describe como genocidio u holocausto" donde "normas, valores, sistemas sociales y prácticas espirituales de larga data... han sido socavados o prohibidos"
Un estudio de 2005 de 100 mujeres prostituidas en Vancouver y realizado 9 años antes de que Canadá aprobara una Ley de Igualdad en 2014, encontró que el 52% eran de ascendencia indígena, a pesar de que este grupo representaba solo entre el 1,7% y el 7% de la población de Vancouver. Como se mencionó anteriormente, la prostitución generalmente se impone a personas que se han visto obligadas a renunciar a la integridad corporal y la confianza a una edad temprana.
Un sorprendente 82% de las mujeres prostituidas en Vancouver declararon que habían sido abusadas sexualmente cuando eran niñas por un promedio de al menos cuatro perpetradores (varios no pudieron contarlos); y el 72% informó haber sido golpeado o abusado por sus cuidadores, lo que le provocó hematomas o lesiones. Además, denunciaron formas de tortura que podían resultar mortales en cualquier momento: proxenetas y compradores utilizaban "regularmente" violencia extrema contra ellos si se negaban a realizar determinados actos sexuales. El 90% de los 100 encuestados reportaron violencia física asociada con la prostitución. Un enorme 78% reportó haber sido violada, de las cuales el 67% había sido violada más de cinco veces y el 75% de las 100 reportaron lesiones físicas como resultado de la violencia en la prostitución, muchas de las cuales habían sido apuñaladas y golpeadas, con conmociones cerebrales, huesos rotos y laceraciones. La mitad de los 100 habían sido sometidos a abusos violentos con, por ejemplo, bates de béisbol y palancas, o alguien golpeando sus cabezas contra, por ejemplo, las paredes o el tablero del automóvil.
Ésta es la vida que la democracia representativa burguesa ofrece a aquellos dentro del proletariado que han sido arrojados al abismo por las fuerzas inevitables de la descomposición imperialista. Para ellos, los derechos humanos universales son una ilusión, justicia para unos pocos privilegiados, y las exigencias del Estado de bienestar son sólo eso: fachadas infundadas. Los vínculos entre el colonialismo y la prostitución moderna también son evidentes en Sudáfrica, como en la mayoría de los países semicoloniales. La lista de atrocidades cometidas por los colonos europeos contra los xhosa, zulú, khoisan y el resto de la población negra en Sudáfrica también es prácticamente interminable e incluso más actual que la de Canadá. Por ejemplo, todavía en la década de 1980, el gobierno del apartheid todavía permitía el desplazamiento forzado de africanos, que se estima que entre 1960 y 1983 afectó a 3.548.900 personas. En el libro Una historia de Sudáfrica del fallecido profesor Leonard Thompson, dice:
"En muchos casos, áreas previamente habitadas por negros fueron reservadas para asentamientos exclusivos de blancos. El gobierno afirmó que estas expulsiones fueron voluntarias. De hecho, las víctimas fueron amenazadas y cuando resistieron, se utilizó la violencia".
El Surplus People Project (Ciudad del Cabo, 1980-1983) entrevistó a estos supervivientes; por ejemplo, a esta mujer africana, que fue trasladada a una supuesta patria:
"Cuando vinieron a nosotros, tenían armas y policías con ellos... No dijeron nada, simplemente arrojaron nuestras pertenencias en [camiones del gobierno]... No conocíamos este lugar, y todavía no lo sabemos... Y cuando llegamos aquí, arrojaron nuestras cosas, simplemente arrojaron nuestras cosas, así que todavía estamos aquí. ¿Qué podemos hacer ahora? No podemos hacer nada. No podemos hacer nada. ¿Qué podemos hacer?"
No sorprende que una mujer africana de unos cuarenta años, que sobrevivió a la prostitución y fue entrevistada en 2024, sugiriera que esos movimientos forzados la llevaron a la prostitución. Aquí la entrevistadora cuenta su historia:
“Cuando [ella] tenía ocho años, el gobierno desalojó a su familia de su casa y ella se quedó sin hogar. Ella describió que el gobierno del apartheid llegó a su comunidad y anunció que iba a cambiar y que las familias que vivían allí tenían que mudarse, pero a las familias no se les dieron instrucciones sobre dónde ir en busca de ayuda y nuevos hogares. En cambio, fueron "apilados" en refugios deficientes similares a hospitales psiquiátricos, maltratados y estigmatizados en sus comunidades; por eso [ella] se volvió hacia la calle. Vivir en la calle cuando tenía ocho años era un destino que no podía controlar. A la edad de ocho años, fue violada en grupo por cuatro hombres, expuesta a la pedofilia, se volvió adicta a las drogas y fue rechazada por su madre. Todo esto debido a una educación que ella misma no eligió, por lo que fue víctima de trata de personas durante más de diez años y se vio obligada a prostituirse.”
* * *
Los principales males socioeconómicos explotados por el comercio sexual bajo el capitalismo –y especialmente por los compradores de sexo– son la pobreza, el género, los abusos sexuales y la violencia física en el pasado contra los niños, la juventud y la opresión racial/étnica. Especialmente cuando estos factores coinciden y crean varios trastornos dentro de un individuo, la probabilidad de que la persona sea explotada y sometida a abusos en la prostitución aumenta significativamente. Por ejemplo, la pobreza extrema puede ser una fuerte fuerza impulsora en la vida de las personas, especialmente de las mujeres jóvenes y las niñas, llevándolas a recurrir a la prostitución. Sin embargo, el riesgo de terminar en la prostitución es mucho menor si estas personas no se han acostumbrado previamente a la prostitución a través de abusos sexuales previos a niños, lo que les lleva a disociarse y aceptar una visión instrumental de sus cuerpos como hechos para ser utilizados por otros, incluso cuando son sometidos a abusos, humillaciones o violaciones.
Del mismo modo, una persona que vive en la pobreza también tiene muchas más probabilidades de pertenecer a una minoría desfavorecida, además de ser una niña o una mujer adulta. En la prostitución, la pobreza no ha sido a menudo la única circunstancia que ha obligado a las personas a dedicarse al comercio sexual, aunque en algunos casos puede serlo (y es más probable que ocurra durante desastres naturales, guerras, persecuciones, hambrunas o genocidios). Pero no todas las personas que carecen de medios –ni siquiera las mujeres jóvenes– son vendidas o compradas para tener relaciones sexuales. Sin embargo, sin pobreza sería mucho más fácil erradicar la prostitución, ya que habría medios alternativos de supervivencia.
Pero así es exactamente como funcionan los mecanismos del capitalismo: la burguesía aprovecha las atrocidades cotidianas cometidas contra las personas más vulnerables para mantener a la mayoría del proletariado con miedo de verse sumido en la misma pobreza distópica y total, donde serán sometidos a terribles abusos. Estas condiciones serían reconocidas como "chocantes para la conciencia de la humanidad", si existiera algo así como una conciencia dentro de la burguesía.
4. Consecuencias nocivas para la salud
Un gran número de personas prostituidas contraen enfermedades en la prostitución. Por ejemplo, en una muestra de 700 personas prostituidas de siete países y una variedad de entornos interiores y exteriores, el 24% informó síntomas como enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluidas sífilis y VIH, así como infecciones uterinas, dolor de ovarios, problemas menstruales y complicaciones del aborto. Además, el estigma dentro de los sistemas legales de prostitución está generalizado, a pesar de su aparente legalidad. Como informaron los señuelos policiales después de participar en redadas de prostitución en la comunidad: "Lo peor son los comentarios de la gente que vive en el barrio,... comentarios muy malos hacia mí... me hiere los sentimientos". O como se informó en Nevada en 2021, donde la prostitución todavía está legalizada en algunos condados, una mujer prostituida en el burdel Moonlite Bunny Ranch en Carson City admitió que "también puede ser difícil encontrar un trabajo fuera de la estigmatizada industria del sexo, ya que las verificaciones de antecedentes pueden revelar las tarjetas de permiso de trabajo que las prostitutas deben tener en los burdeles". En Nueva Zelanda, un informe del gobierno escribió que "a pesar de la despenalización, el estigma social que rodea a la industria del sexo persiste. Las trabajadoras sexuales continúan siendo explotadas en los burdeles". La única excepción parcial son los países con leyes de igualdad de género, donde los sobrevivientes, como en Suecia, han informado que las leyes los han empoderado al trasladar el estigma de las prostitutas a los compradores.
En la muestra antes mencionada de 100 mujeres prostituidas en Vancouver, sus problemas de salud física eran asombrosos. Estos incluyeron dolor muscular (78%), dolor en las articulaciones (60%), problemas de memoria (66%), dificultad para respirar (60%), dolor de cabeza (56%), dolor/entumecimiento en manos/pies (49%), problemas de visión (45%), mareos (44%), dolor en el pecho (43%), problemas de equilibrio (41%), problemas de audición (40%), dolor de mandíbula (38%), hinchazón de las extremidades (33%), ritmo cardíaco irregular (33%) y asma (32%). El 95% de las mujeres dijeron que querían dejar la prostitución, mientras que sólo el 32% quería que se "legalizara". El 67% pidió en cambio formación profesional, el 66% pidió "un hogar o un lugar seguro" y el 49% pidió formación en defensa personal, entre otras opciones reales.
Está claro que estas mujeres no tienen alternativa a la prostitución, dadas las atrocidades a las que son sometidas y el hecho de que prácticamente todas quieren dejarla pero no pueden. Quizás lo más obvio es que las prostitutas precisamente en el tipo de modelos legales que los demandantes piden al tribunal que imponga en este caso –como lugares en el Reino Unido donde es legal comprar sexo a menos que involucre burdeles o terceros– a menudo tienen que satisfacer sexualmente hasta treinta hombres por día.
Como se mencionó al principio, un estudio informó que las prostitutas en Londres, en la prostitución legal en apartamentos, tenían que satisfacer sexualmente a unos diez compradores por día para alcanzar el punto de equilibrio, con un número promedio de compradores por semana de setenta y seis, muchos de los cuales conocían entre veinte y treinta hombres por día, algunos hasta cincuenta. En otros lugares, las prostitutas se han visto obligadas a atender a muchos más clientes por día. Estas condiciones crean incentivos peligrosos para las relaciones sexuales sin protección, ya que muchos clientes pagan más dinero, lo que reduciría el número de actos sexuales forzados que de otro modo se realizarían.
Como informaron los autores del Estudio sobre la prostitución en apartamentos de Londres: A diferencia de las mujeres que trabajan en la calle, estas mujeres tienen muchos gastos. El mayor de ellos es el alquiler diario que deben pagar al propietario: varía entre £120 y £250. Además del alquiler básico, el propietario cobra cantidades diarias variables para cubrir facturas como la electricidad y el teléfono. Además, las mujeres pagan a la señora de la limpieza [que se sienta en la recepción y que idealmente intervendría en casos de abuso] un salario diario: entre 30 y 60 libras esterlinas. . . . Algunos apartamentos se anuncian en cabinas telefónicas. En este caso, a un "chico de tarjetas" se le paga un salario diario de hasta 60 libras esterlinas por instalar tarjetas periódicamente en las cabinas telefónicas locales. También está el coste de imprimir las tarjetas…. Las mujeres pretenden atender a un cierto número de clientes al día, normalmente 20. … "Tienes que aceptar unos diez clientes antes de ganar lo suficiente para el alquiler y la limpieza. Después de eso, es posible que no recibas más, así que de todos modos no ganas dinero (entrevista en profundidad)". … Hasta ahora, los datos de la encuesta muestran que el número promedio de clientes que estas mujeres ven en una semana es 76. Muchas mujeres ven entre 20 y 30 hombres por día, y algunas mujeres ven hasta 50.
Estas observaciones tienen serias implicaciones para el bienestar general y las prácticas sexuales seguras de las personas prostituidas, ya que la prostitución legal, como lo muestran otros estudios de burdeles legales en países como Australia, Nueva Zelanda y Alemania, no puede eliminar la demanda ni los incentivos económicos para aceptar sexo inseguro u otros abusos. Muchos clientes pagan más si no se usa condón. Por lo tanto, es de vital importancia considerar si tales incentivos pueden alguna vez contrarrestarse cuando hay una cuota de unos diez clientes antes de alcanzar el punto de equilibrio, como en el caso de la prostitución en apartamentos en Londres bajo un marco legal similar, como defienden los demandantes en este tribunal. Todas las mujeres con las que [Dawn Whittaker] ha hablado afirman que siempre usan condón durante todas las formas de sexo con penetración, incluido el sexo oral. Sin embargo, cabe señalar que todos afirmaron que a menudo los clientes les pedían que mantuvieran relaciones sexuales sin protección, y que esto solía ir acompañado de una oferta de más dinero. Todos tenían historias de mujeres que "lo hacían sin", historias utilizadas para distanciarse de tales actividades. . . .
Parece surgir información bastante sugerente sobre los incentivos para el sexo sin protección en el hecho de que "todos" en la muestra de prostitutas en pisos de Londres mencionaron que eso les había sucedido a otros. En este contexto, es importante considerar que la investigadora Dawn Whittaker tenía un "doble rol" que incluía también ser profesional de la salud, realizar visitas sin cita previa a los apartamentos y otras labores similares. Los encuestados fueron informados explícitamente sobre su papel, aunque es posible que ya la hubieran conocido a ella o a sus asociados antes. Por lo tanto, podrían percibir que la situación los implicaba en su relación con las autoridades si le admitieran explícitamente a ella que habían tenido relaciones sexuales sin protección en los apartamentos.
Estos estudios de Londres son, de hecho, encuestas burguesas mal realizadas por funcionarios de salud crédulos. Estos profesionales están tan alienados bajo el capitalismo que pierden su pensamiento crítico; en cambio, simplemente informan de forma descriptiva lo que les dicen sus fuentes sin mayor análisis. Estos profesionales regularmente ignoran las normas que se supone deben seguirse en la academia burguesa, donde se enseña a los estudiantes a no convertir la declaración descriptiva de un informante en una conclusión analítica. Este conocimiento a menudo se introduce en cursos de primer año de sociología, psicología y trabajo social, entre otras materias relacionadas. Del mismo modo, se les enseña que correlación no es causalidad, pero esas normas académicas básicas a menudo son ignoradas por la fuerza laboral alienada y desilusionada de la clase media, que de hecho tiene más en común con el proletariado que con los capitalistas. Desafortunadamente para el proletariado al que se supone deben servir, la conciencia de clase de estos funcionarios está latente. Sin embargo, podría resucitar, de acuerdo con los objetivos del Presidente Mao durante la Revolución Cultural.
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas prostituidas quieren dejar la prostitución pero no pueden hacerlo, debido, entre otras cosas, al estigma y a la falta de protección legal y de servicios sociales. Como adultos, muchas personas prostituidas afirman sentirse atrapadas en el comercio sexual, sin educación ni formación profesional y sin opciones de supervivencia. El 89% de las prostitutas, en el estudio de nueve países, informaron que su mayor deseo era dejar la prostitución, pero que no sabían cómo. El 76% afirmó que necesitaba formación profesional. Dada la falta de alternativas y la presencia de fuerzas sociales coercitivas, las personas que compran sexo a prostitutas se aprovechan del entorno coercitivo y de la incapacidad de las víctimas de dar su verdadero consentimiento.
Alrededor de 2007, se informó que los refugios para mujeres en Nevada no aceptaban mujeres con niños, mascotas, VIH, enfermedades transmisibles o antecedentes penales, mujeres que no habían estado libres de drogas durante un cierto período de tiempo o mujeres que habían salido recientemente de prisión, creando efectivamente barreras para que muchas mujeres prostituidas escaparan, ya que estas situaciones afectan a muchas mujeres en la prostitución. Además, podría requerir una enorme cantidad de documentación, el pago de gastos personales necesarios y otras cosas que eran difíciles de arreglar por adelantado para las personas que acababan de huir o estaban a punto de huir de la prostitución, sólo para conseguir un trabajo como ama de llaves en Las Vegas, Nevada, en un gran hotel y casino, con un salario inicial de 9 dólares la hora.
En los Países Bajos, el hecho de que la prostitución es legal a menudo se ha invocado erróneamente para evitar condenas o sentencias por trata, negando a las víctimas la protección de la ley. A veces los jueces consideran que las mujeres que han ejercido anteriormente la prostitución pueden tolerar el "riesgo de explotación". Algunos jueces consideraron la prostitución "normal" para menores y por ello los absolvieron.
En Suecia, que en 2007 todavía luchaba contra los mitos globales sobre la prostitución voluntaria, el Tribunal Administrativo de Estocolmo permitió a las autoridades fiscales gravar a una mujer que había abandonado la prostitución sobre la base de las estimaciones de las autoridades fiscales sobre sus ingresos no declarados previamente. Como señaló la denunciante, la lógica de esta decisión va en contra del modelo sueco de igualdad de género, que no criminaliza a las personas prostituidas precisamente para ayudarlas a abandonar la prostitución, sino que sólo criminaliza a los proxenetas y a los compradores: "Las personas prostituidas se ven obligadas a continuar para poder pagar impuestos", afirmó.
Es extremadamente importante para las mujeres que abandonan la prostitución que se les ofrezcan servicios sociales especializados para salir de la prostitución. Esto sólo se ofrece en algunas ciudades de Suecia. En 2012, se informó sobre un ensayo clínico de su programa, que se había realizado con 34 clientes, 26 de los cuales participaron en seguimientos un año después. Los investigadores determinaron que el 80% había abandonado la prostitución por completo, mientras que el resto reportó prostitución menos frecuente y deseo de abandonarla. La mayoría también informó una mejor autoestima y una mejor calidad de vida. Un grupo de control estaba formado por 11 niñas y mujeres de entre 15 y 25 años que se prostituían en línea pero que no fueron reclutadas a través de los programas de tratamiento.
Todas estas personas describieron sentirse apuradas, incomprendidas y sin oportunidades de sentirse lo suficientemente seguras como para revelar su prostitución a los servicios sociales, psiquiátricos y otros profesionales pertinentes. Sus historias son consistentes con los deseos de otras personas prostituidas de tener un mejor acceso a unidades especializadas donde el personal tiene más conocimientos que el personal de servicios sociales generales.
6. El modelo de igualdad
Hasta ahora, el modelo de igualdad ha sido adoptado en siete países y dos provincias/estados. Fue adoptado por primera vez en 1999 en Suecia y luego se extendió a naciones grandes como Francia y Canadá. Hay un movimiento en África que está tratando de lograr que los Estados burocráticos africanos adopten esto. Sus defensores en África lo llaman Modelo de Igualdad Sankara (en honor a Thomas Sankara).
Una resolución reciente del Parlamento Europeo (el único organismo público paneuropeo elegido como parlamentarismo burgués) estuvo cerca de respaldar plenamente el modelo de igualdad de género el 14 de septiembre de 2023, como había propuesto la mayoría de su Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. La resolución afirmaba que "sólo si la demanda disminuye puede reducirse el mercado de la prostitución y, por tanto, el número de personas explotadas en él".
Además, el Parlamento subrayó "que la trata de personas con fines de explotación sexual, incluido el abuso sexual de niños, está aumentando debido a la gran demanda", al tiempo que señaló "que esto es particularmente evidente en países con un modelo regulatorio liberal, mientras que los Estados miembros como Francia y otros países que siguen estrategias como el modelo nórdico/Igualdad ya no son mercados importantes para la trata de personas con este fin". "Debido a las medidas tomadas en estos países para reducir la demanda", señaló además el parlamento, "la trata con fines de explotación sexual todavía ocurre, pero está disminuyendo".
El Parlamento señaló que el modelo de igualdad de género redujo la "demanda de personas en prostitución" y redujo el "número de personas en prostitución", al tiempo que condenó "la realidad de la coerción, la manipulación, la violencia y la explotación en la prostitución" y su "vínculo con la violencia estructural a la que las mujeres están desproporcionadamente expuestas y que a menudo crea situaciones de vida precarias que llevan a mujeres y niñas a la prostitución". El Parlamento también reconoció que "los derechos humanos de las mujeres y las niñas son inalienables, pero son violados sistemáticamente en el mercado de la prostitución debido a sus condiciones de explotación".
Además, el 25 de julio de 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) rechazó una solicitud francesa para invalidar la versión francesa del Modelo de Igualdad Sankara, donde los solicitantes buscaban demostrar que la ley violaba el derecho al respeto a la vida privada. Los críticos del modelo igualitario –ya sea que pertenezcan a la "izquierda brillante" de orientación anarquista en los países imperialistas, a la elite académica posmoderna, a activistas e intelectuales confundidos en países oprimidos, o a reaccionarios fascistas y economistas liberales- a veces asumen que la prostitución es inmutable debido a su percibida ubicuidad en la historia. Sin embargo, esta suposición es ahistórica.
Friedrich Engels ya explicó cómo surgió el patriarcado con el surgimiento de la propiedad privada y escribió cómo la "prostitución de mujeres libres", a diferencia de la "entrega forzada de esclavas", se vio acelerada por la propiedad privada, el aumento de la desigualdad y la polarización económica. De manera similar, Gerda Lerner señaló en El origen de la prostitución en la antigua Mesopotamia que la prostitución comercial probablemente se aceleró por "la esclavización de las mujeres y la consolidación y formación de clases", que "algunos señores establecieron burdeles comerciales" y que a mediados del segundo milenio a.C. fue significativo entre las "hijas de los pobres".
Incluso los historiadores convencionales ( académicos burgueses, nota de traducción) han llegado a la conclusión de que "la venta de servicios sexuales no es una característica esencial de todas las sociedades en todas las épocas históricas". Afirmar que la prostitución es una característica inevitable de todas las sociedades presentes y futuras es sacar una conclusión imperdonable, que sólo sirve para oprimir al proletariado y especialmente a sus mujeres -en los países oprimidos-.
Contrariamente a la percepción empobrecida de la realidad de anarquistas, fascistas, posmodernistas, libertarios y otros críticos, el modelo igualitario ofrece a las prostitutas dentro del proletariado la opción de abandonar la industria y, por lo tanto, debería ser un requisito diario bajo el capitalismo.
Un desarrollo del modelo (de su reconocimiento formal a su concretización en la realidad, nota de traducción), si se implementara plenamente bajo el socialismo, sería la primera ley que potencialmente podría levantar el yugo de la prostitución impuesto a los miembros del proletariado –una visión del futuro que está completamente ausente entre los filántropos burgueses y los socialdemócratas oportunistas que apoyan la prostitución legal como una estrategia equivocada para ayudar a las personas atrapadas en la prostitución.
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
Empíricamente, la prostitución aumenta exponencialmente en entornos legalizados en comparación con aquellos que han adoptado el modelo igualitario. En 1999, Suecia adoptó la primera ley modelo contra la compra de sexo, mientras que la compra y venta de sexo seguía despenalizada. Después de eso, la prostitución tanto en la calle como en el interior disminuyó, tal vez hasta cinco veces en menos de diez años, mientras que la prostitución aumentó exponencialmente en otras partes de Escandinavia.
En 1993, se estimaba que había entre 2.500 y 3.000 mujeres prostituidas en Suecia, de las cuales 650 estaban en la calle. En 1998, un año antes de que la nueva ley entrara en vigor, aproximadamente 726 mujeres estaban involucradas en la prostitución callejera. En 2007, el número se había reducido a alrededor de 300, mientras que 300 mujeres y 50 hombres hacían publicidad en Internet. Dado que se ha utilizado el mismo método de cálculo, cualquier subestimación también será similar con el tiempo. Es importante tomar estas cifras con cautela, ya que son difíciles de confirmar y son producidas por funcionarios alienados. Probablemente las cifras sean mucho más altas. Dicho esto, estos números sirven para mostrar la dirección de la tendencia.
Estudios similares sobre la prostitución en Dinamarca, donde la compra de sexo es legal mientras que los burdeles están prohibidos, estimaron un aumento de 3.886 mujeres prostituidas en 2002 a 5.567 cinco años después, en 2007, de las cuales 1.415 eran prostitutas callejeras. Teniendo en cuenta la población del país respectivo, el alcance de la prostitución femenina en Dinamarca era casi dieciséis veces mayor per cápita que en Suecia. Cuando comprar sexo era legal en Noruega, estimaciones comparables mostraron que la prostitución aumentó después de 2000 (especialmente entre las prostitutas callejeras extranjeras), de modo que en 2007 había 2.654 mujeres prostituidas, de las cuales 1.157 trabajaban en las calles. La proporción de mujeres prostituidas en Noruega era, por tanto, casi nueve veces mayor per cápita que en Suecia. Además, la prostitución callejera en Suecia había disminuido a 200-250 mujeres en 2014, sin que hubiera signos de un aumento correspondiente en la prostitución en espacios cerrados.
Un estudio exhaustivo realizado en 2014 en ocho países europeos, donde solo Suecia y Noruega habían adoptado el modelo de igualdad de género, sugiere que la criminalización de los compradores de sexo redujo en gran medida la compra de sexo, lo que es consistente con el patrón descrito anteriormente. En comparación con Suecia, todos los países incluidos en el estudio mostraron una proporción estadísticamente significativa y significativamente mayor de hombres que afirmaron haber comprado sexo en los últimos seis meses, con la excepción de Noruega. En todos los países, el número de compradores per cápita fue varias veces mayor que en Suecia:
(1) En Alemania, con la legalización total, el número de compradores per cápita era aproximadamente 14 veces mayor que en Suecia.
(2) En Dinamarca, con el modelo de despenalización propuesto por el demandante, el número de compradores per cápita era aproximadamente diez veces mayor que en Suecia.
(3) En España también había diez veces más compradores per cápita que en Suecia.
(4) En Gran Bretaña también había aproximadamente ocho veces más compradores per cápita que en Suecia.
(5) En Francia, que en el momento de la encuesta aún no había adoptado su modelo de igualdad de género, había aproximadamente seis veces más compradores per cápita que en Suecia.
Además, una pregunta a los hombres encuestados sobre si "conocían a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses mostró que la proporción era mucho mayor en países donde la prostitución es legal, como Alemania (16,6%) y los Países Bajos (12%), así como en países con el mismo modelo legal que los solicitantes perseguían en ese momento, como España (28,4%), Francia (14,7%), Dinamarca (12,1%) y el Reino Unido (8,7%) - que en el primer país. que adoptó el modelo de igualdad de género: Suecia (2,9%).
Aunque las cifras que estiman el número de prostitutas son necesariamente imprecisas, las enormes diferencias entre Escandinavia y Europa indican el impacto significativo que tiene un modelo de igualdad de género incluso dentro de una sociedad burguesa.
Dada la necesidad de ser visible para atraer a potenciales compradores de sexo, es poco probable que algún grado mensurable de prostitución pase desapercibido. Así, un informe de 2008 de la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia concluyó que los compradores de sexo en Suecia pedían regularmente "noticias" y citaba a informantes que enfatizaban que las mujeres que eran nuevas en el mercado eran "más deseables" y que "las nuevas fotografías y anuncios despiertan el mayor interés en la web". Esta dinámica hace que sea aún más importante que las prostitutas sean muy visibles para atraer nuevos compradores de sexo. Por lo tanto, cualquier “prostitución desconocida” –un concepto aparentemente contradictorio– no afectaría significativamente las diferencias nacionales relativas. La necesidad de visibilidad ante los compradores potenciales desalienta cualquier "prostitución oculta" significativa, especialmente en la calle.
Ninguna información, evidencia empírica u otros datos muestran que haya habido un movimiento más decisivo de la calle a Internet o diferentes variedades de prostitución en espacios cerrados y supuesta prostitución "oculta" en Suecia que el observado en otros países.
Casi al mismo tiempo que Suecia cumplía sus primeros diez años con el modelo de igualdad de género, en 2002 Alemania legalizó la prostitución, también para personas extranjeras, lo que provocó que el mercado del sexo aumentara de tres a cuatro veces. Un informe de 2016 encargado por la Comisión Europea, basado en un análisis resumido de varias fuentes, estimó la proporción de prostitutas por cada 100.000 habitantes entre 185 y 493 en Alemania, 53 y 118 en los Países Bajos, en comparación con 7 y 15 en Suecia.
En comparación con Suecia, Alemania tenía aproximadamente 30 veces más personas que se prostituían; Los Países Bajos, que legalizaron la prostitución en octubre de 2000 pero prohibieron la intermediación por parte de extranjeros, tenían ocho veces más prostitutas per cápita que Suecia. De manera similar, el Comité de Ley de Prostitución de Nueva Zelanda estimó en 2008 que 2.332 personas ejercían la prostitución en 2007 bajo legalización (no se permiten extranjeros). Esta cifra significa aproximadamente ocho veces más per cápita que las aproximadamente 600 mujeres prostituidas en Suecia, que se estimó coincidentemente en la misma época.
Sin embargo, un estudio basado en datos del censo de Nueva Zelanda reveló manipulación de datos y encontró que 4.272 personas se dedicaban a la prostitución en 2001, antes de la despenalización. Entre cinco y siete meses después de la despenalización en 2003, esta cifra había aumentado un 38,9%, hasta 5.932. Per cápita, esta cifra significaba que Nueva Zelanda tenía aproximadamente veintitrés veces más personas prostituidas en 2003 que las aproximadamente 600 mujeres de Suecia en 2007; o, argumentó, veintiuna veces más personas prostituidas si se incluye también a los hombres prostituidos en Suecia.
Varias fuentes de aplicación de la ley y trabajo social también confirman una fuerte disminución del tráfico sexual internacional en la prostitución sueca inmediatamente después de 1999. Por ejemplo, debido al miedo de los compradores y de terceros a ser descubiertos, la prostitución en locales cerrados tenía que realizarse en secreto, lo que resultaba complicado y costoso para los traficantes. En lugar de que los compradores simplemente hicieran cola en un burdel o en la calle, las mujeres prostituidas en Suecia a menudo tenían que ser escoltadas hasta los compradores individuales, lo que reducía el número de transacciones y, por tanto, las ganancias de terceros. Quienes organizaban la prostitución debían evitar permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, lo que creaba una necesidad costosa y complicada de "múltiples locales". En consecuencia, consideraban que el mercado sueco era menos rentable. Si bien las redadas policiales europeas a menudo condujeron al arresto de entre 20 y 60 mujeres prostituidas en relación con el proxenetismo criminal, las redadas en Suecia generalmente involucraron burdeles clandestinos relativamente pequeños donde las autoridades rara vez encontraron más de 2 a 4 mujeres prostituidas en el lugar.
8. El modelo de igualdad se fortalece mientras la legalización de los compradores debilita a las mujeres
La situación en Alemania empeoró después de la legalización, ya que los ingresos de las prostitutas cayeron dramáticamente, lo que significa que sus cuotas diarias de compradores de servicios, que son conocidos por ser más brutales que otros hombres, tuvieron que aumentar para que las prostitutas pudieran sobrevivir financieramente. La afluencia de prostitutas, principalmente mujeres y niñas, de otros países, especialmente de Europa del Este (la legalización actuó como un imán para los traficantes) contribuyó a una mayor competencia y a una reducción de los ingresos. La demanda de sexo más dañino se intensificó, lo que llevó a precios fijos en los burdeles que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos para todo tipo de sexo, especialmente sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs.
Se han informado acontecimientos similares en Nueva Zelanda. Una encuesta del gobierno encontró que en los últimos doce meses, el 35,3% de los encuestados dijeron que habían aceptado un cliente que no querían y el 10,5% habían sido penalizados por rechazar a un cliente. Como describió la situación el propietario de un burdel: "¿Cómo pueden negarse? A las chicas les pagan por hacerlo". En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, concluyó que veinte años de prostitución legalizada habían sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en las calles y en los burdeles".
Es espantoso, pero no inesperado, que en Alemania se hayan reportado al menos 85 asesinatos consumados y 49 intentos de asesinatos de personas prostituidas, la mayoría de ellas mujeres, cometidos por compradores u otras personas en el entorno de la prostitución, desde la legalización hasta abril de 2023. Un estudio de caso de tales asesinatos, que incluye comentarios de compradores en línea en varios foros que discuten sobre ellos, muestra cómo los compradores "explotan a las mujeres más vulnerables" mientras que "los derechos, la satisfacción egoísta de los deseos sexuales y la transgresión sistemática de límites se puede ver en sus comentarios y acciones”. Estos casos "también muestran cómo la prostitución legal y los burdeles oficiales, con todos sus intentos de reducir el daño, no logran proteger a las mujeres en la prostitución del daño físico y psicológico".
También se han denunciado varios asesinatos en el contexto de la prostitución en Nueva Zelanda desde la despenalización. De manera similar, el mayor daño resultante de esta despenalización legal en Canadá, en respuesta a que la Corte Suprema en 2013 declarara inconstitucionales la mayoría de las leyes anteriores sobre prostitución que prohibían la propiedad de burdeles y el proxenetismo, llevó al Parlamento canadiense a aprobar una Ley Modelo de Igualdad de Género en 2014, al tiempo que expresaba “seria preocupación por la explotación asociada con la prostitución y el potencial de violencia contra quienes la practican”. Las repetidas impugnaciones constitucionales de la nueva ley no han logrado demostrar que el Parlamento haya juzgado mal los daños de la prostitución o que la nueva ley haya provocado mayores daños. Por el contrario, un caso mostró que hubo 54 asesinatos de prostitutas cinco años antes de la nueva ley, de los cuales 20 eran indígenas, y 35 asesinatos de prostitutas cinco años después de que la ley entrara en vigor, de los cuales siete eran indígenas; durante este último período, el número de “asesinatos” en Canadá aumentó de 2.745 a 3.229, mientras que “el número de lesiones reportadas por trabajadoras sexuales también disminuyó en el período de cinco años posterior a la promulgación de la PCEPA”. [Ley de Protección a Comunidades y Personas Explotadas]”.
Aunque las mujeres habían sido víctimas de intentos de asesinato y asesinatos consumados en la prostitución en Suecia antes de la ley de 1999 sobre la compra de servicios sexuales, desde entonces ninguna persona ha sido asesinada en la prostitución sueca o cerca de ella. Las personas que se prostituyen describen a los compradores como más cautelosos ahora que se les puede responsabilizar por intentar comprar sexo, mientras que la persona que se prostituye no está cometiendo un delito, una situación que, según los encuestados, les da una ventaja de negociación que fortalece su control, seguridad e integridad personal.
Los países con la prostitución legalizada o completamente despenalizada, como Alemania y Nueva Zelanda, también ofrecen ingresos significativamente más bajos a las prostitutas en comparación con países como Suecia, que siguen el modelo de igualdad de género. Los compradores suecos incluso pagan dos o tres veces más de lo que pagan los compradores por la prostitución legalizada en Europa, donde los burdeles o los proxenetas legales también deducen cantidades significativas de los ingresos de la persona prostituida. Por lo tanto, una tarifa horaria estándar y típica en Suecia a principios de la década de 2010 era de 300 euros al tipo de cambio actual. Compárese ese total con lo que el Centro Holandés de Investigación y Documentación informó al mismo tiempo, a saber, que tres cuartas partes de las mujeres que se prostituían en escaparates en Amsterdam –que se prostituían un promedio de 43 horas por semana– tenían un ingreso neto de menos de 500 euros por semana
Por lo tanto, una mujer que se prostituye en Suecia durante dos horas generalmente puede ganar tanto o más que una mujer que se prostituye legalmente durante cuarenta horas en Amsterdam. La legalización no otorga a las prostitutas tal "empoderamiento". A veces tales ventajas pueden reducir el delito de prostitución contra ellas, aunque si continúan prostituyéndose estarán expuestas a la mayoría de sus violaciones inherentes.
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
Al legalizar la compra de sexo, la demanda del comercio sexual aumenta enormemente en comparación con la situación bajo un modelo igualitario, ya que casi no existen otros métodos para aumentar la oferta en la prostitución que la trata de personas, incluso si los peticionarios no piden la despenalización total de la prostitución, como en Nueva Zelanda. Para explicar el razonamiento, primero se requiere cierta información general sobre la legislación internacional sobre trata de personas. En promedio, se estima que el 84% de las mujeres prostituidas en todo el mundo están controladas por un tercero que gana dinero con ellas, las vende o alquila a otros y se lleva una parte de las ganancias de su explotación sexual.
El Protocolo de Palermo universalmente ratificado, con 182 partes adherentes, proporciona una definición internacional acordada y jurídicamente vinculante de trata de personas, que también proporciona el punto de referencia para los instrumentos regionales contra la trata. La definición de trata de personas del Protocolo de Palermo incluye, entre otras cosas, "abuso de poder o posición vulnerable... con el fin de explotar" la prostitución de otra persona por parte de un tercero.
En los travaux préparatoires (es decir, instrucciones de interpretación) del protocolo, una posición vulnerable se define como "cualquier situación en la que la persona interesada no tiene otra alternativa real y aceptable que someterse al abuso en cuestión". El consentimiento se declara irrelevante en todas esas situaciones, y cuando se explota a niños, incluso si no hay coerción, extorsión, fraude u otros abusos. En otras palabras, la participación de terceros significa trata de personas cuando se abusa del poder o la vulnerabilidad para la explotación sexual.
La Ley de Prevención y Lucha contra la Trata de Personas de Sudáfrica de 2013 tiene una definición de trata aún más clara que el Protocolo de Palermo, y cubre una gama más amplia de actos, específicamente "la explotación de la vulnerabilidad... que lleva a una persona a creer que no tiene otra alternativa razonable que someterse a la explotación", que incluye, entre otros, "aprovechar la vulnerabilidad en la que se encuentra la persona como resultado de... (f) circunstancias sociales; o (g) circunstancias económicas".
Dada la evidencia empírica presentada anteriormente que muestra que una abrumadora mayoría de las personas prostituidas son explotadas o controladas por otros terceros, viven en extrema pobreza, son sometidas a una terrible violencia de género por parte de los compradores, sufren de trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales en la misma medida que las víctimas de tortura, son víctimas de violencia masculina en refugios para mujeres, buscan tratamiento como los soldados estadounidenses que lucharon en Vietnam, y al menos la mitad de ellas comienzan a prostituirse ya en la infancia, y que probablemente nueve de cada diez quieren escapar pero no pueden, la prostitución significa trata de seres humanos cuando se demuestran tales hechos, como ocurre en la mayoría de los casos.
Como razonó el relator especial de la ONU sobre la trata de personas en 2006: En la mayoría de los casos, la prostitución tal como se practica en el mundo suele cumplir los criterios de trata de personas. Es raro encontrar un caso en el que el camino hacia la prostitución y/o las experiencias de una persona en la prostitución no impliquen al menos abuso de poder y/o explotación de la vulnerabilidad. En este contexto, el poder y la vulnerabilidad deben entenderse como diferencias de poder basadas en el género, la raza, la etnia y la pobreza. En pocas palabras, el camino hacia la prostitución y la vida en la "industria" rara vez se caracteriza por el empoderamiento o por alternativas adecuadas.
Legalizar la prostitución, sabiendo que en la mayoría de las situaciones existe control sobre terceros, legaliza efectivamente el tráfico sexual, al igual que despenalizar completamente a todos los actores de la prostitución, incluso cuando el tráfico sexual todavía se considera un delito. Un juez de Canadá, Robert F. Goldstein, del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, comentó sobre un desafío al modelo de igualdad de Canadá: "Creo que el intento de los solicitantes de separar el trabajo sexual y la trata de personas es artificial y poco realista, dada la fuerte evidencia que respalda la opinión del Parlamento de que a menudo van de la mano".
Como se mencionó, los países escandinavos Dinamarca y Noruega, que en 2007 permitían la compra de sexo pero no la propiedad de burdeles, tenían dieciséis y nueve veces más personas en prostitución per cápita que Suecia, respectivamente. De manera similar, en Dinamarca, España y el Reino Unido –jurisdicciones con modelos legales similares a Dinamarca– la proporción de hombres que informaron haber comprado sexo en los últimos seis meses fue de ocho a diez veces mayor que en Suecia. Además, los hombres encuestados en estos países tenían varias veces más probabilidades de "conocer a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses que los hombres en Suecia. Sin lugar a dudas razonables, estos países que permiten la compra de sexo tendrán un mercado de prostitución significativamente mayor y multiplicado, donde el comercio sexual también se multiplicará, que el que tendrían bajo el modelo de igualdad.
Además, la aceptación de la prostitución como fenómeno por parte de la población parece aumentar cuando es legal, lo que sugiere que cuanto más se legalice la prostitución, más difícil será combatir el tráfico sexual, que es lo que buscan los demandantes en este tribunal. Así, una investigación europea realizada en ocho países en 2014 mostró una relación significativa y fuerte entre las actitudes hacia la prostitución y los marcos legales existentes. Por ejemplo, en países donde se permitían grandes industrias de burdeles legales, como Alemania y los Países Bajos, sólo el 16% y el 19%, respectivamente, estaban a favor de criminalizar a los compradores. En países donde ni los burdeles ni la compra de sexo eran legales y donde no se imponían sanciones a las prostitutas, como Noruega y Suecia, el 53% y el 63% respectivamente estaban a favor de criminalizar a los compradores.
En los cuatro países restantes donde se permitía la compra de servicios sexuales en locales más pequeños, lo que es más similar al modelo buscado por los solicitantes, el apoyo a la criminalización de los compradores se encontraba en algún punto intermedio: 24% en Dinamarca, 25% en España, 28% en Francia y 34% en el Reino Unido.
En otras palabras, la prostitución legal dentro de la población general parece crear una tolerancia explícita hacia la prostitución, que empíricamente se traduce en una tolerancia implícita hacia sus numerosos abusos, como la explotación sexual, la trata de personas con fines sexuales y la violación. Esta conclusión se ve respaldada por el hecho de que los países que afirman criminalizar el tráfico sexual mientras despenalizan o legalizan otros aspectos de la prostitución todavía tienen una gran zona gris donde el tráfico ocurre esencialmente fuera del radar de la ley. Por ejemplo, mientras que los Países Bajos diferencian entre la prostitución de inmigrantes y la prostitución nacional al tipificar como delito la intermediación de personas de otro país para la prostitución, independientemente de si el intermediario las trata, el tráfico sexual todavía ocurre "a menudo" en la prostitución autorizada y no autorizada en los Países Bajos. En consecuencia, los criminólogos holandeses descubrieron en 2014 que la trata de personas "todavía prospera detrás de la fachada legal" de la prostitución regulada.
De manera similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos, que se nombró a sí mismo el "policía" imperial del cumplimiento de los derechos humanos civiles por excelencia en otros países, concluyó que el sistema de prostitución despenalizado de Nueva Zelanda no logró prevenir, procesar y proteger a quienes fueron objeto de trata. Ya en 2010, Nueva Zelanda fue mencionada como "un país de origen de niñas menores de edad que son objeto de trata de personas, especialmente de prostitución forzada". Sin embargo, en 2022 se descubrió que los traficantes en Nueva Zelanda seguían apuntando a grupos vulnerables, como niños, inmigrantes y adultos víctimas de violencia doméstica y familiar, para explotarlos en el comercio sexual.
Dada la abrumadora evidencia de cómo las leyes afectan la prostitución en la práctica, criminalizar a los compradores y despenalizar a las prostitutas tiene un propósito importante para disuadir la violencia de género y el tráfico sexual.
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
Dadas las tendencias agresivas de los compradores, la despenalización significa efectivamente que los perpetradores de violencia de género quedan impunes por muchos de los abusos cometidos en la prostitución. Una gran cantidad de evidencia, gran parte de ella publicada por estados que la han legalizado y despenalizado, sugiere que las leyes que permiten a los hombres comprar personas para tener relaciones sexuales no mejoran la situación de las personas prostituidas. En cambio, perpetúan y aumentan los daños conocidos de la prostitución, particularmente al aumentar la demanda de sexo remunerado, atraer a personas más vulnerables a la industria del sexo y proporcionar un poderoso incentivo económico para el tráfico sexual.
En contraste, el modelo igualitario, en el marco del Estado burgués, promueve el bienestar y la igualdad de los desafortunados miembros del proletariado que se ahogan en la colonización patriarcal de sus cuerpos, elevando el estatus de las prostitutas, principalmente mujeres y niñas, mujeres y/o personas feminizadas, incluidas las mujeres trans, así como los niños, algunos hombres y otras personas trans, y rebajando el estatus de sus perpetradores, que son predominantemente hombres (así asignados al nacer y que permanecen así identificados). A la luz de lo que sabemos ahora sobre la prostitución, no puede equipararse a un trabajo remunerado para mujeres cuyas circunstancias no les dejan otra opción, como hacen repetidamente los demandantes. Las personas que limpian baños públicos, casas privadas, venden frutas o lavan parabrisas en las calles no desarrollan niveles similares de PTSD debido a tales actividades, ni síntomas disociativos o consecuencias para la salud similares a los de los sobrevivientes de la guerra, incluidas lesiones cerebrales traumáticas, problemas de memoria, dificultad para respirar, dolor/entumecimiento en manos/pies, problemas de visión, dolor en el pecho, problemas de equilibrio, problemas de audición, dolor de mandíbula, hinchazón de las extremidades, ritmo cardíaco irregular y asma.
Las personas que "trabajan" tampoco suelen ser sometidas diariamente a violaciones, agresiones sexuales, humillaciones y abusos sexuales, ni contraen VIH ni otras infecciones de transmisión sexual potencialmente mortales como resultado de la exposición en el trabajo. Podría decirse que la prostitución no es trabajo: es una forma de violencia de género. Cuando se despenaliza en todos los ámbitos, incluidos terceros como propietarios de burdeles, gerentes y proxenetas, se podría decir que quienes toman las decisiones están cometiendo un crimen contra la humanidad y contra la población que será objeto de explotación en la prostitución de forma generalizada o sistemática como resultado de estas decisiones, especialmente aquellas que son objeto de trata y forzadas a prostituirse a gran escala.
11. Violación del derecho burgués: la legalización y la despenalización son crímenes contra la humanidad
Incluso entre los investigadores burgueses, la gente está empezando a darse cuenta de lo terrible que es realmente la prostitución legal. Dos de los críticos más destacados de la prostitución legal, en un artículo reciente en la revista más prestigiosa de derecho internacional, llegaron incluso a acusar a estados imperialistas como Alemania, Nueva Zelanda, Países Bajos, provincias dentro de dichos estados (por ejemplo, Nevada, EE.UU. y Victoria, Australia) – y naciones oprimidas como India y Tailandia – de institucionalizar crímenes contra la humanidad que "conmocionan la conciencia de la humanidad".
Esta espectacular teoría, a pesar de haber sido propuesta por académicos que trabajan dentro del marco de las instituciones burguesas, es notable porque los comunistas pueden adoptarla con fines propagandísticos. "Miren", diríamos, "los propios juristas de los imperialistas admiten que no pueden seguir sus propias leyes; las violan constantemente con impunidad, irresponsabilidad y desprecio descarado".
Es revelador que los diplomáticos que se supone deben defender los altos estándares de derechos humanos de los imperialistas hayan sido sorprendidos por comprar sexo en sus reuniones en Nueva York. Como lo expresó un oficial de policía: "La hora del almuerzo es el mejor momento para la prostitución. Muchos de los hombres que arrestamos están casados, por lo que necesitan una excusa para dársela a sus familias. Es un poco más fácil a la hora del almuerzo y cuando están en el trabajo escabullirse por un rato".
Un periódico indio informó desde las reuniones de la ONU en la ciudad de Nueva York que "escoltas costosos están acudiendo a la ciudad desde lugares tan lejanos como Las Vegas y Europa para satisfacer la creciente demanda durante las reuniones diplomáticas. Las fuentes sugieren que los diplomáticos se entregan a tales actividades. Muchos eligen visitar hoteles en lugar de clubes de striptease o lugares públicos para evitar llamar la atención". Un activista conservador estadounidense de derechos sociales, un obvio oxímoron, escribió en 2023 que… Anchorage no es una ciudad pobre y Alaska no es un estado pobre. La Tercera Avenida es el horror del tercer mundo en una sociedad con recursos del primer mundo. … La prostitución obviamente existe. Las condiciones sanitarias son pésimas. . . . Toleramos el uso abierto de drogas y la prostitución en público. Permitimos que los perpetradores actúen abiertamente y así mostramos nuestra indiferencia hacia las víctimas.
De manera similar, un periodista europeo describió un documental transmitido por la televisión pública alemana en el que uno de los propietarios de la cadena de burdeles Paradise admitía que era plenamente consciente del impacto de la prostitución legal en el proletariado: ¿Estaría feliz si alguna de sus dos hijas trabajara en Paradise?, pregunta el entrevistador. La cara de Rudloff se pone roja. "Impensable, impensable", dice. "El tema es brutal. No quiero ofender a las prostitutas, pero estoy tratando de criar a mis hijos para que tengan oportunidades profesionales. La mayoría de las prostitutas no tienen esas oportunidades. Por eso hacen ese trabajo". Hace una pausa y mira hacia otro lado. "Impensable", repite. "No quiero ni pensar en eso"
El viejo nexo de guerra no se aplica a los crímenes contra la humanidad; para ello, los imperialistas han inventado los conceptos de "crímenes de guerra" y "crímenes de agresión", lo que significa que los crímenes contra la humanidad "no tienen por qué constituir un ataque militar", como se define en el Estatuto de la CPI y confirmado repetidamente por sus salas judiciales, así como en tribunales ad hoc anteriores en Ruanda y ex. Yugoslavia. El primer intento exhaustivo de los dos académicos burgueses de examinar cómo el concepto de crímenes contra la humanidad, que es aplicable tanto en tiempos de paz como en situaciones de conflicto reconocidas, puede aplicarse legalmente a un espectro más amplio de prostitución, limitándolo al derecho burgués, es sin embargo instructivo sobre cómo los marxistas deberían abordar el tema.
Examina cómo la prostitución es un ataque "generalizado" y "sistemático" contra la población civil que no sólo es llevado a cabo por fuerzas sociales sino también explotado por actores y leyes que, si bien son diferentes de los casos más explícitamente brutales que han cubierto aplicaciones legales anteriores, siguen estando organizados e implican violencia y coerción significativas. Según ellos, estudios de caso cuidadosos centrados en la Corte Penal Internacional (CPI) respaldan la teoría de que la prostitución legal debería reconocerse como un crimen contra la humanidad.
Según el Estatuto de Roma de 1998 – actualmente la más exigente de las definiciones aplicadas internacionalmente – un crimen contra la humanidad requiere que actos específicos bajo el Artículo 7(1)(a)-(k) sean “cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque”. Pueden tenerse en cuenta la prostitución forzada, la esclavitud sexual, la esclavitud, la violación, la tortura y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable (7(1)(c)(f)(g)(k)). Triangularon fuentes empíricas utilizando múltiples métodos de encuesta y descubrieron que la prostitución suele coincidir con el delito de prostitución forzada, entre otras cosas. La CPI lo define como obligar a personas prostituidas a tener relaciones sexuales "aprovechando un entorno coercitivo o la incapacidad de dicha persona o personas para dar su consentimiento genuino" (Elementos de los Crímenes 2002, art 7(1)(g)-3(1)).
De manera similar, la trata de personas, sinónimo de esclavitud según el Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(2)(c), se define con autoridad en el Protocolo de Palermo de 2000, artículo 3(a), que ha sido ratificado por 182 Estados, entre otras cosas como “abuso de poder o de una posición vulnerable... con fines de explotación”. Dado el requisito alternativo del Estatuto de Roma (1998) de que el ataque a la población civil sea sistemático (artículo 7(1), es importante señalar que la demanda alemana de sexo más dañino se intensificó después de la legalización, exacerbando la situación, por ejemplo, con la aparición de burdeles de precio fijo que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos sexo de todo tipo, sobre todo sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs. Se han reportado desarrollos similares en Nueva Zelanda.
En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, admitió que veinte años de prostitución legalizada han sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en la calle y en los burdeles". A pesar de las deficiencias del derecho civil sueco, los compradores en Suecia son descritos como más cautelosos porque pueden ser considerados responsables de los intentos, mientras que las prostitutas no cometen ningún delito, una situación que las prostitutas, como se mencionó, fortalece su control, seguridad e integridad personal. proletariado – todo lo contrario. Una superviviente de Nueva Zelanda que quería dejar la prostitución legal después de cinco años descubrió que “ninguna de las organizaciones que representan a las trabajadoras sexuales me ofreció jamás ayuda para abandonar la industria del sexo”. Otra superviviente testificó cómo las mujeres en Nueva Zelanda "intentan abandonar el comercio sexual pero no reciben ayuda. Se van y regresan, se van y regresan, porque nadie las escucha".
Un conocido superviviente de la prostitución, periodista y autor irlandés, junto con el principal investigador sobre la prostitución y psicólogo especializado en el trauma de la prostitución en los Estados Unidos, han observado que el Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, una importante organización de lobby a favor de la despenalización, "no ofreció ningún programa de apoyo como formación vocacional o apoyo de vivienda para la gran mayoría de quienes trabajaban en la prostitución y querían dejarla". De manera similar, las solicitudes de financiación para programas de salida de Streetreach, una ONG de Nueva Zelanda, fueron rechazadas a pesar de que sus comunidades querían deshacerse de la prostitución porque la ven principalmente como una "molestia pública".
El dinero que llega a los gobiernos donde la prostitución genera importantes ingresos fiscales debería considerarse realmente "la parte del proxeneta" del gobierno. Por ejemplo, la ciudad alemana de Duisburg, con una población de poco menos de 500.000 habitantes, ganó 913.000 euros en 2015 sólo con los burdeles. En Dortmund, que tiene una población alrededor de un 20% mayor, la ciudad estimó sus ingresos en 750.000 euros en 2010. Los gobiernos locales de Nevada con burdeles legales "ganan entre miles y cientos de miles de dólares anualmente gracias a las tarjetas de trabajo, solicitudes, licencias y derechos de licencia de alcohol de los burdeles", como escribió un investigador pro-legalización en Nevada. Allí, el condado de Lyon ganó $543,757 en 2017 por derechos de licencia e "impuestos sobre habitaciones y licores" de burdeles legales, más $5,000 por los llamados permisos de trabajo. El condado de Nye recaudó $192,188, incluidos $56,779 para "permisos de trabajo".
Al interpretar las leyes contra el tráfico sexual de manera estricta, como lo hacen naturalmente todos los estados con prostitución legal, mientras se ganan cantidades significativas de derechos de licencia, impuestos especiales e impuestos sobre las ventas, la legislación sobre prostitución legal promueve y alienta la prostitución forzada, la esclavitud y otros abusos comparables "cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque". Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(1).
Es fácil demostrar que era consciente de las consecuencias de la póliza. Una sala de cuestiones preliminares de la Corte Penal Internacional concluyó que los "motivos razonables", cuando un ataque "afectó al menos a cientos de miles" durante cinco años mientras las Naciones Unidas "publicaban ampliamente" abundante información, cumplían con el requisito de notificación. Los supervivientes de la prostitución, cuando la abandonan, suelen dejar muy claras las consecuencias de legalizar sus abusos pasados. Sus votos, junto con la abrumadora evidencia de la prostitución legal ahora disponible, muestran que los funcionarios públicos adoptan "a sabiendas" políticas que "en circunstancias normales", artículo 30(3), "promoverán o alentarán activamente... un ataque contra la población civil".
A la luz de esta descripción, el Estatuto de Roma de 1998 prescribe varias formas de responsabilidad, que el tribunal puede evaluar individualmente. Especies. 25(3)(a)–(d), 28(a)–(b). La responsabilidad penal individual de los funcionarios públicos es, por tanto, un concepto jurídicamente sostenible. La jurisprudencia civil anterior ha tratado la prostitución forzada y el tráfico sexual como crímenes potenciales contra la humanidad, pero desde entonces ha restringido el término a las víctimas de violencia sexual en guerras internacionales o guerras civiles (por ejemplo, las mujeres de solaz japonesas) o grandes sindicatos del crimen organizado como la yakuza japonesa. No nos hacemos ilusiones sobre el derecho internacional o el derecho civil. Usamos el derecho internacional para exponer a los imperialistas y sus travesuras. Es una cuestión propagandística.
No entregaremos a todos los criminales imperialistas y reaccionarios a los tribunales: los pueblos del mundo les darán su veredicto final y los dejarán en el montón de polvo de la historia. Incluso después de la revolución, quienes toman decisiones no deben quedar impunes por sus crímenes imperialistas. Por lo tanto, debe aceptarse la teoría de la prostitución legal como un crimen contra la humanidad.
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad de género
El sexo comercial bajo el capitalismo, incluidas la pornografía y la prostitución, es una industria poderosa apoyada por una variedad de apologistas, incluidos investigadores, periodistas, comentaristas sociales, etc., que influyen en la opinión pública y la política, sin importar cuán equivocadas sean sus afirmaciones. Por tanto, no sorprende que el modelo de igualdad de género haya generado una enorme cantidad de desinformación, mitos y mentiras, especialmente en Suecia, que fue el primer país en adoptarlo. También vemos esto en las corrientes reformistas y revisionistas dentro del movimiento obrero.
Algunos investigadores burgueses se preguntan si el modelo de igualdad de género ha contribuido a un mercado de prostitución más pequeño en comparación con otros países escandinavos. Afirman que parte de la prostitución sueca se lleva a cabo sin ser detectada, a través de taxis, donde las mujeres prostituidas usan sus propios automóviles para transportar a los compradores de sexo a apartamentos donde se compra sexo y, por lo tanto, no son denunciadas en las investigaciones oficiales. Sin embargo, la prostitución en taxis ya existía en Estocolmo en 1993, varios años antes del modelo de igualdad de género. Una investigación pública de 1995 llevó a cabo una entrevista en profundidad con una prostituta que dijo que usaba su propio automóvil para "recoger clientes" y que esto le permitía "seleccionar" a sus clientes.
Los críticos reaccionarios burgueses del modelo de igualdad de género, por lo tanto, omiten información que contradice su afirmación de que la prostitución a través de taxis y los propios automóviles de las mujeres prostituidas apareció por primera vez en 1999. Además, estas afirmaciones no dicen nada sobre la prevalencia de estas formas de prostitución en otros países, o si las mujeres en cuestión anunciaron o contactaron taxis o compradores de sexo donde se conocía la prostitución callejera, lo que hace probable que hubieran sido incluidas en las estimaciones de incidencia para esos lugares. A falta de datos transfronterizos o longitudinales (los estudios longitudinales son encuestas en las que se estudian los mismos sujetos con varios años de diferencia), o cualquier información sobre los medios de comunicación a través de los cuales se organizó la compra de sexo, sus observaciones aisladas no proporcionan una idea significativa de la efectividad y eficiencia de la ley sueca.
Estos críticos también afirman que la prostitución sueca se publicitaba en sitios web daneses, pero de ello no se sigue que los estudios que evaluaron la prostitución sueca subestimaran su alcance; Se ha incluido publicidad "dirigida a residentes en Suecia" independientemente del origen de los sitios web. Otro tipo de afirmación la ha hecho un etnógrafo británico que literalmente vivió y durmió entre mujeres y hombres prostituidos suecos. Junto con una activista sueca y "ex trabajadora sexual", cofundadora de la (pro) "organización sueca de trabajo sexual", presidenta de una red mundial de organizaciones similares y "crítica persistente y vocal del modelo sueco que criminaliza a los clientes de las trabajadoras sexuales", critican los programas especializados suecos de apoyo y salida. Dicen que estos programas deben repartir condones y otros materiales gratuitos para tener relaciones sexuales seguras en la calle (la llamada reducción de daños). Sin embargo, estos programas supuestamente han razonado que si los funcionarios bajo la Ley de Igualdad hicieran esto, promoverían indirectamente la prostitución. Sin embargo, el etnógrafo británico y su amigo activista sueco omiten el hecho de que los compradores de sexo a menudo prefieren sexo sin protección y presionan a las prostitutas para que se lo proporcionen independientemente de lo que ellas mismas quieran, condiciones documentadas sistemáticamente en la prostitución legal, como se mencionó anteriormente. Los compradores de sexo a menudo sobornan a las prostitutas para que tengan relaciones sexuales sin protección, y a muchos burdeles esto no les importa.
Una superviviente de la prostitución legal dijo que "se demostró que el mito de una mejor salud era falso menos de seis meses después de la reforma legal [en Nueva Zelanda]. Las mujeres se besaban y corrían el riesgo de contraer herpes, practicaban sexo oral sin condón a riesgo de contraer verrugas en la garganta y participaban en prácticas más duras y arriesgadas sólo para conseguir un trabajo". De manera similar, una mujer en un burdel legal en Nevada informó que, aunque las mujeres "insistieron" en usar condones, los clientes se quejaron a través de los teléfonos de las habitaciones con la gerencia, quien luego les indicó a las mujeres que "siguieran las reglas". Además, los propios datos del etnógrafo y activista sobre informantes suecos revelaron que la "gran mayoría" de las prostitutas ya reconocía que el sexo oral era menos seguro sin condón, pero la mitad admitió que lo practicaban de todos modos porque los clientes lo exigían, no, como sugiere deshonestamente el etnógrafo y activista, debido a "una falta de iniciativas de reducción de daños destinadas a poner el conocimiento en práctica". Entregar condones gratis a mujeres prostituidas puede parecer inofensivo, pero no hay evidencia de que reduzca las relaciones sexuales sin protección. Afirmar que sí es así, como lo hacen estos apologistas, es presentar la prostitución como más segura de lo que realmente es.
Además, hay una serie de mitos desmentidos desde hace mucho tiempo de que la prostitución se volvió más peligrosa en Suecia después de 1999, que los ingresos disminuyeron y que las condiciones en general empeoraron. El problema de la desinformación es particularmente digno de mención dado que la evidencia empírica contradice fuertemente este mito, como se describió anteriormente, especialmente la falta de asesinatos en la prostitución sueca desde 1999, los informes de compradores relativamente ansiosos y dóciles, y las tarifas más altas que los compradores tienen que pagar en comparación con la prostitución en entornos legales.
13. Resistencia jurídica civil
Desde 1999, la jurisprudencia no considera que los compradores sean individualmente responsables de los daños que afectan a aquellos a quienes compran sexo en Suecia, lo que obviamente va en contra de las intenciones del modelo de igualdad de género y muestra la quiebra del sistema jurídico burgués. En la medida en que el Estado ha apoyado a personas dedicadas a la prostitución con fondos públicos, ha sido una decisión política, no una obligación legal. En 2001, la Corte Suprema, en una breve opinión de cuatro sentencias, confirmó sentencias de tribunales inferiores que interpretaban el interés protegido bajo la Ley de Compra de Servicios Sexuales al determinar la pena para un hombre que había comprado a una mujer para practicarle sexo oral en un automóvil estacionado. El tribunal de distrito sueco señaló que el fiscal sólo había citado a la mujer como testigo, no como víctima. Esto, junto con el hecho de que no se ha presentado ninguna reclamación por daños y perjuicios, también significa que los fiscales interpretan la compra de servicios sexuales como un delito más o menos "sin víctimas". El tribunal de distrito consideró en el caso de 2001 que un delito cuyo principal objetivo es el orden público merece en sí mismo una pena menor que los delitos contra las personas.
El Tribunal de Distrito y el Tribunal de Apelación no estuvieron de acuerdo sobre el nivel apropiado de castigo, pero ambos argumentaron que el "consentimiento" de la persona prostituida indicaba que el delito cometido estaba "principalmente" dirigido al "orden público" y no al individuo como "persona". La implicación era que la víctima no consentiría voluntariamente en cometer un delito contra sí misma como persona. Sin embargo, ni las conclusiones del legislador ni las investigaciones actuales sobre la industria del sexo documentan las condiciones de libertad necesarias para que el "consentimiento" en el que se basan estos tribunales sea significativo. De hecho, no demostraron ser conscientes de la naturaleza abrumadoramente ficticia del supuesto consentimiento de la persona prostituida. Cuando se obliga a celebrar un contrato aprovechándose de la situación desesperada de alguien, de su falta de opciones o de su historial de abuso, todos ellos precursores bien conocidos de la prostitución, equivale a "explotar un entorno coercitivo o la incapacidad de una o más personas para dar su consentimiento genuino".
Por lo tanto, hay muchos estudios que muestran que la mayoría de los compradores, al responder de forma anónima, admiten que entienden que las prostitutas no disfrutan del sexo, pero son financieramente vulnerables y están expuestas a la violencia y otros daños como el proxenetismo o la trata. En términos de daños, la evidencia empírica muestra que las circunstancias coercitivas que típicamente preceden a la entrada crean una situación que es a la vez altamente desafiante e inherentemente inequitativa, que los compradores explotan libremente. Al comprar sexo a personas que se ven obligadas a aceptarlo debido a una falta fundamental de elección, los compradores están agravando los daños a las personas que se dedican a la prostitución, incluso sin cometer actos agravantes adicionales.
Los restos de la percepción general de la prostitución antes de 1999 todavía afectan el tratamiento legal que se da en Suecia a las víctimas de la trata de personas. Debido a las interpretaciones legales distorsionadas del modelo de igualdad de género, y a pesar de la reputación internacional que el país se ha ganado a sí mismo como un país socialmente progresista, las personas prostituidas en Suecia todavía tienen que demostrar en cada caso individual que han sido sometidas a violaciones graves o explotadas despiadadamente en la prostitución para que se les reconozca los daños. Sin prueba de tal violación, la persona prostituida es considerada únicamente como testigo de un delito contra el orden público. Por ejemplo, un testigo de un delito relacionado con la prostitución no tiene derecho legal a salir de los programas, la atención médica o la vivienda. Por lo tanto, los representantes legales de las víctimas deben trabajar caso por caso para evitar que los tribunales rechacen las reclamaciones de indemnización de sus clientes. De esta manera, el derecho civil en Suecia sigue protegiendo a los perpetradores. A pesar de esto, Suecia todavía tiene quizás las condiciones más sólidas en una sociedad legal civil para combatir con éxito el tráfico sexual en comparación con otros países con el mismo tipo de leyes. Sin embargo, las debilidades de la legislación sueca y su aplicación, que son similares a las de Francia y muchos otros países con al menos algunas ambiciones abolicionistas, han sido criticadas durante veinte años. Sin embargo, el legislador todavía no ha impedido que los tribunales determinen en la mayoría de los casos de prostitución que se trata de prostitución "voluntaria", sin el papel de víctima que da derecho a una indemnización según la doctrina jurídica vigente.
Una investigación de 2022, que el gobierno sueco encargó al Consejo Nacional de Prevención del Delito, tenía como tarea evaluar si las personas prostituidas debían ser consideradas automáticamente "víctimas", como ocurre con las víctimas de otros delitos sexuales. Se podría haber esperado que concluyeran que éste debe ser el caso. Sorprendentemente, se opusieron a esta propuesta, aunque lamentaron que las circunstancias agravantes mencionadas incluso en la historia legislativa prácticamente nunca hayan sido tomadas en cuenta por los tribunales suecos, que todavía imponen penas en el rango de pena más bajo, a 2pesar de que las penas de prisión están incluidas en la escala. Esto demuestra que la legislación burguesa no cambia a menos que exista presión popular de las masas.
Por estas razones, Francia intentó crear una protección legal más amplia para las personas prostituidas en su versión de la ley sueca, incluso a través de programas municipales de salida obligatorios. Sin embargo, hasta ahora la implementación ha sido ineficaz. Algunos académicos han descrito los programas de salida franceses como "un aparato burocrático de mano dura" que crea obstáculos, especialmente para los inmigrantes que solicitan participar, pero también para las organizaciones de base de las que el gobierno depende en última instancia para obtener fondos para implementar los programas.
Además, estos investigadores subrayan "lo difícil que es aplicar una estrategia de este tipo en un contexto caracterizado por una política de inmigración restrictiva y una continua desconfianza racista hacia los inmigrantes". Cinco organizaciones no gubernamentales de Francia, una “federación de practicantes y sobrevivientes de la prostitución, junto con personas que actualmente se dedican a la prostitución” (la “Federación”), publicaron un informe conjunto integral en 2025. Reconocieron que la ley francesa, cuando se implementa plenamente, tiene éxito, al menos desde una perspectiva cívil. Sin embargo, en muchos o en la mayoría de los casos todavía existen obstáculos importantes para ello. Cuando los supervivientes con los que trabajó la federación denunciaron a la policía casos de proxenetismo o trata (un primer paso hacia una posible condena en casos de prostitución), se encontraron regularmente con respuestas degradantes, que incluían burla, irritación, negación de la violencia, acusaciones contra los supervivientes, negativa a señalar o restar importancia a ciertos actos de violencia e incluso negativa a emitir informes oficiales después de recibir testimonio. Por ello, la federación pide, entre otras recomendaciones, la formación de todos los profesionales que entran en contacto con los supervivientes, y que los supervivientes estén acompañados por representantes de organizaciones como la suya a la hora de realizar sus denuncias.
Por lo tanto, todavía parece haber obstáculos importantes para que las prostitutas hagan valer plenamente sus derechos liberales burgueses en Suecia. Algunos críticos de Suecia enfatizan que las leyes de inmigración del país se aplican de una manera que puede negar permisos de residencia a las prostitutas y que las leyes de vivienda impiden que las mujeres se dediquen a la prostitución en espacios cerrados (a diferencia de la prostitución callejera o con acompañantes). Es cierto que estas aplicaciones son contrarias a la intención de dirigirse únicamente a proxenetas y compradores de sexo, no a personas prostituidas. Sin embargo, los críticos rara vez reconocen que la situación podría mejorar si se trataran todos los casos de compra de sexo como delitos contra las personas y no contra el orden público, lo que proporcionaría incentivos adicionales para que los vulnerables denuncien los delitos cometidos contra ellos y garantizaría un apoyo público más confiable que el que la sociedad civil por sí sola puede ofrecer. Se ha argumentado que debido a que la realización de estos derechos civiles disuadiría a los posibles compradores de sexo, infringen los derechos de una categoría hipotética de personas que no se ven perjudicadas por la "venta de sexo". Pero alguien que fue comprado para tener sexo y no sufrió lesiones probablemente no reclamaría daños y perjuicios a un comprador de sexo. Aunque esto no sería suficiente para disuadir a algunos compradores de sexo, la legislatura o el tribunal deberían poder lograr un equilibrio justo entre los derechos, intereses y demandas en juego.
Al sopesar los intereses de quienes son perjudicados y explotados en la prostitución y su necesidad de apoyo para salir de ella, los argumentos a favor de la persona prostituida hipotéticamente ilesa parecen sorprendentemente desequilibrados y desconectados de la realidad documentada de la prostitución entre el proletariado, especialmente sus miembros más explotados.
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
A pesar de las promesas de ilustración y modernidad a los ciudadanos, tanto en las naciones imperialistas como en las oprimidas, las democracias parlamentarias burguesas han fracasado rotundamente en crear bienestar y prosperidad para las masas. La desigualdad está aumentando a un ritmo acelerado, especialmente entre las naciones imperialistas y oprimidas, pero también entre las clases ricas y pobres dentro de las propias naciones. Como dice el experto en impuestos de Oxfam: "Se nos dice una y otra vez que no hay suficiente dinero para mejorar la vida de la gente corriente o luchar contra la crisis climática. Pero los hechos demuestran lo contrario. Los superricos están acaparando más de lo que pueden gastar mientras evitan pagar impuestos, y el resto de nosotros llevamos la peor parte de la carga fiscal mientras intentamos mantener la economía a flote". Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo.
Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo. Nunca debemos esperar que la democracia representativa parlamentaria cambie la política en torno a la prostitución. En la prostitución, las víctimas deben demostrar constantemente que son dignas de recibir contribuciones sociales, pagadas por contribuyentes alienados y, por lo tanto, egoístas o esfuerzos filantrópicos; de lo contrario, las prostitutas deben valerse por sí mismas. Jueces, policías, trabajadores sociales, académicos y políticos oportunistas, con sus molinos parlantes, trabajan mientras cierran sus mentes, por limitadas que sean, y obstruyen la aplicación efectiva de las leyes destinadas a prevenir la prostitución.
Por lo tanto, el aumento del gasto público para apoyar los programas de salida de las prostitutas se ve obstaculizado por el capitalismo, que divide la simpatía del público debido a la constante necesidad y falta de recursos para el proletariado, especialmente las prostitutas. Los políticos oportunistas, que sólo adoptaron el modelo igualitario debido a la presión de la clase obrera en lucha, los movimientos populares y la opinión pública, no tienen, como señaló Lenin en El Estado y la Revolución, ningún interés en llevarlos a cabo o implementarlos. En cambio, prefieren sus “foros de discusión” y mantienen cómodamente buenas relaciones con los capitalistas, quienes ofrecen lucrativos trabajos de salida en agencias de relaciones públicas, salas de juntas o (para los izquierdistas) prestigiosos puestos internacionales como embajadores, representantes de la ONU o presidentes o directores de organizaciones no gubernamentales y filantrópicas.
Como observó Lenin, a los políticos en la democracia representativa burguesa sólo les importa acercarse a la "olla de carne", los puestos lucrativos y honorables, y que, por otro lado, puedan captar "la atención del pueblo". Mientras tanto, es en las cancillerías y en los estados mayores donde "se ocupan" de los asuntos del Estado burgués. Nunca se debe caer en la creencia de que el desarrollo sobre el terreno se produce a través de cambios en las leyes. Esta configuración despeja la lucha contra el contenido de la clase. No son las leyes sino las clases y sus luchas las que determinan el desarrollo social.
Bajo una dictadura burguesa, el proletariado vive sin control sobre los recursos de la sociedad y, por lo tanto, siempre vive al borde de hundirse en la miseria de la pobreza. La parte de la clase obrera que pertenece a sus reservas, que es utilizada por la burguesía para obligar a los obreros a seguir órdenes bajo la amenaza de ser reemplazada y así descender a los estratos más bajos, es una parte natural del capitalismo. Mientras exista pobreza y falta de recursos, existirá la prostitución. Lo mismo se aplica a la ética y la moralidad social. En una sociedad sucia, sus miembros se vuelven sucios. En una sociedad donde impera el individualismo y donde las personas están alienadas unas de otras, es natural que sus miembros no se traten bien entre sí.
En la sociedad capitalista, el cuerpo femenino se comercializa con fines económicos, lo que crea en la mente de grandes sectores de la población la idea de que es posible poseer su cuerpo mediante el intercambio de dinero. Al contrario de ambos, en la sociedad socialista no habría desempleo ni pobreza ya que los recursos de la sociedad no servirían a un pequeño grupo de individuos sino a las necesidades de la gran mayoría. El beneficio no estaría en primer lugar en los objetivos de producción, sino en la victoria del socialismo y el bienestar del pueblo. Esto eliminaría las condiciones económicas para la prostitución. La conciencia del pueblo también cambiaría mediante la lucha contra tradiciones, ideas y costumbres obsoletas. El codicioso individualismo capitalista va a ser reemplazado por el colectivismo solidario del socialismo. La confianza en el cambio no residiría en las leyes existentes sino en la fuerza de las masas para defender y aplicar los métodos de emancipación de la mujer. Lenin lo expresó en Lenin lo expresó en Una Gran Iniciativa (1919) de la siguiente manera:
"La verdadera emancipación de la mujer, el verdadero comunismo, solo comienza cuando se inicia una lucha de masas (liderada por el proletariado, que ostenta el poder estatal) contra esta economía doméstica a pequeña escala, o, más precisamente, cuando se transforma a gran escala en una economía socialista a gran escala."
Es imposible aplicar suficientemente las leyes sobre la prostitución, destinadas a empoderar a las víctimas, incluso en países imperialistas como Suecia y Francia, que cuentan con más recursos que las naciones oprimidas y, en teoría, con las leyes más progresistas para rescatar a quienes se ahogan en la prostitución y son víctimas de trata con fines sexuales. Para que estas medidas políticas sean efectivas, es necesario llevar a cabo una revolución, liderada por un partido revolucionario de vanguardia capaz de instaurar la dictadura del proletariado. Entonces, con revoluciones culturales y vigorosos esfuerzos para prevenir la alienación intelectual de funcionarios, jueces, policías, trabajadores sociales y académicos, estas leyes bienintencionadas podrán finalmente implementarse en todo su potencial. Sin poder –como en la dictadura del proletariado– las leyes de igualdad y la protección constitucional de los grupos vulnerables son una ilusión.
Índice:
1. ¿Qué es la prostitución?
2. Violencia, abuso y problemas de salud
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución en el capitalismo
4. Consecuencias perjudiciales para la salud
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
6. El modelo de igualdad
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
8. El modelo de igualdad se fortalece, mientras que la legalización de los compradores debilita a las mujeres
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
11. Violación de la ley burguesa: La legalización y la despenalización son crímenes de lesa humanidad
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad
13. Resistencia legal burguesa
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
1. ¿Qué es la prostitución?
Si la falta de vivienda simboliza lo que está mal con la propiedad privada, entonces la prostitución encarna lo que está mal con el capitalismo. Exalta las necesidades de los hombres por encima de la subordinación de las mujeres, especialmente de las mujeres de clase obrera, que son las más pobres y marginadas. Dentro de un Estado burgués, incluso en una democracia representativa, nunca será posible erradicar ni abolir esta cruel opresión.
¿Qué es la prostitución? La prostitución implica comprar a una persona para tener relaciones sexuales. Quienes compran sexo son comúnmente llamados "bacalaos", "pikes", "johns", "prostitutos", "citas", "pasajeros" y términos similares. La trata sexual o "comercio sexual" es la explotación económica de terceros, como proxenetas, dueños de burdeles, "gerentes", "novios", "agencias de acompañantes", caseros cómplices y otros facilitadores.
Según el derecho internacional, reconocido por más de 180 países (el Protocolo de Palermo de 2002), la trata de personas se define mínimamente como alguien que se aprovecha de tu "vulnerabilidad" y te deja sin "alternativa real y aceptable" más que someterte a la trata. Como señaló el Relator Especial de la ONU sobre la Trata de Personas en 2006, el Protocolo de Palermo simplemente describe "la prostitución tal como se practica realmente en el mundo". Por lo tanto, una situación de vulnerabilidad puede surgir de factores sociales y económicos o de otros medios de coerción, como la violencia, el fraude o los problemas psicológicos, factores reconocidos por prácticamente todos los Estados Partes.
Siguiendo las ensenanzas impartidas por el presidente Mao, los marxistas-leninistas-maoístas basan su comprensión de la prostitución y la trata de personas en investigaciones objetivas sobre cómo se manifiestan estos fenómenos en la realidad. Por lo tanto, realizamos investigaciones exhaustivas, especialmente entre el proletariado y las personas supervivientes, utilizando fuentes secundarias creíbles, fiables e informativas, incluso si provienen de académicos burgueses. A partir de estudios concretos, podemos extraer conclusiones concretas.
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Aplicando el marxismo al estudio del problema se revela que la prostitución no equivale a trabajo productivo, como "trabajo sexual", como lo describen algunos revisionistas y posmodernistas que buscan excusar, sanear y normalizar la prostitución. Por ejemplo, los trabajadores de restaurantes de comida rápida de McDonald's, los trabajadores indocumentados de empresas de servicios temporales y el personal de hoteles no sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de la violencia o la agresión sexual en su lugar de trabajo en la misma medida que las víctimas de guerra que buscan tratamiento, las víctimas de tortura estatal, las mujeres en refugios para mujeres o las víctimas de violación. Tampoco padecen enfermedades de transmisión sexual como las prostitutas, que deben atender a muchos compradores de sexo que se niegan a tener sexo seguro y que pagan mucho más por sexo sin protección. Esto crea incentivos peligrosos para sus proxenetas, burdeles e incluso para ellas mismas, dada su precaria situación económica. Ninguna otra descripción laboral aceptable incluye tales atrocidades.
Un ejemplo de esto último fue la prostitución legal en el barrio rojo de Londres en la década de 1990, donde los gastos diarios de alquiler, publicidad, recepción, electricidad, toallas, preservativos, etc., no se cubrían hasta que la persona prostituida atendía a 10 clientes al día. Estas condiciones implicaban que muchas mujeres atendían a entre 20 y 30 clientes al día, algunas hasta 50, lo cual no es una situación única ni inusual en la prostitución legal. Como revelaron muchas mujeres del estudio sobre estos burdeles de apartamentos, supuestamente a pequeña escala, muchas tenían que aceptar sexo sin protección (que estaba mejor pagado) para reducir el número de clientes diarios y que no se volviera completamente insoportable.
Por lo tanto, como marxistas-leninistas-maoístas, entendemos que las condiciones de la prostitución aparentemente legal en países como Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Tailandia, India y los Estados estadounidenses como Nevada nunca pueden describirse como "trabajo sexual", como trabajo ordinario, ni siquiera en las actuales condiciones capitalistas de sobre explotación. Las excepciones a la regla son todas ostensiblemente ilegales: la esclavitud, como la de los niños que malgastan su infancia y juventud en las minas congoleñas o la de las empleadas domésticas extranjeras en Qatar, cuyos pasaportes son retenidos ilegalmente y luego violadas por sus empleadores, nunca se describe como "trabajo legítimo". Tampoco se describe como trabajadores comunes a los soldados que han sido maltratados y sobrevivieron a las guerras imperialistas más brutales; más bien, incluso los académicos pequeñoburgueses reconocerían a estos reclutas como carne de cañón, víctimas de las guerras imperialistas.
Nadie, ni siquiera los académicos o intelectuales burgueses, justifica la esclavitud infantil en el Congo, la esclavitud doméstica en Qatar o la guerra de Vietnam alegando que los afectados eran supuestamente trabajadores libres. Nadie defiende su abuso y miseria bajo el lema "mi cuerpo, mi elección". Nadie dice que no debamos "juzgarlos" por su "elección", sino simplemente legalizarlos y/o despenalizarlos y permitirles continuar. Nadie discute que el daño más grave no proviene de sus "clientes" y explotadores, sino de los abolicionistas que supuestamente los estigmatizan al describir con precisión su vulnerabilidad y explotación. Si "en el amor y en la guerra todo vale", con mayor razón en la prostitución.
Como Lenin nos enseña en El Estado y la Revolución, el Estado burgués no puede reformar los síntomas del capitalismo. Incluso aquellos reformistas burgueses que entienden la existencia de la prostitución no ceden a las demandas de legalizar los burdeles o despenalizar a los compradores de sexo, aunque todavía creen ingenuamente que sus actuales aparatos estatales pueden combatir eficazmente estas formas perversas de opresión. Entre ellos también se encuentran políticos, funcionarios y académicos de países que han adoptado el modelo de igualdad, a veces llamado modelo nórdico o sueco, en el que la persona prostituida no es criminalizada, sino que se le ayuda a abandonar la prostitución y se le reconoce como víctima de las circunstancias y de los perpetradores, mientras que los compradores y terceros son criminalizados para evitar que sigan explotando a las personas prostituidas.
Como se demostrará más adelante, este “modelo de igualdad” es un paso en la dirección correcta para combatir el abuso y la explotación en la prostitución. Sin embargo, es imposible implementar plenamente dicha política en un Estado burgués (contradicción entre la existencia formal del derecho y su real concretización en la sociedad burguesa, nora de traducción)
Los representantes en la democracia burguesa buscan controlar la decadencia del capitalismo, y los intereses de la clase dominante controlan todo lo que ocurre en ella. Estas condiciones profundamente opresivas corrompen o alienan (generalmente a los primeros) a los funcionarios públicos, volviéndolos ignorantes, reacios o realmente incapaces de implementar el modelo igualitario. Los políticos oportunistas y arribistas y sus charlatanes —jueces, abogados, agentes del orden, trabajadores sociales y, entre otros, las organizaciones no gubernamentales— que, aparentemente inconscientemente, presentan el capitalismo como un purificador de sus abusos más extremos, están todos involucrados. Estos burócratas, filántropos o voluntarios privilegiados, intencional o involuntariamente, obstruyen la correcta implementación del modelo igualitario y, por lo tanto, impiden que se desarrolle plenamente que solo puede concretarse bajo un sistema socialista revolucionario.
Solo una dictadura proletaria, dirigida por el partido proletario disciplinado, puede abolir verdaderamente la prostitución. O, mejor dicho, solo una elaboración marxista-leninista-maoísta de ese modelo logrará el objetivo de abolir la prostitución.
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Las realidades básicas de la prostitución en un Estado burgués de régimen liberal difieren de las condiciones puramente esclavistas de la servidumbre sexual que existen fuera de un sistema tradicional de intercambio monetario capitalista basado en el mercado. En el Estado burgués, la prostitución —ya sea ilegal, legal o semilegal según el modelo igualitario— prácticamente siempre se genera por una confluencia de fuerzas sociales y políticas, aunque no se limita a los siguientes factores:
(1) Violencia y abuso psicológico, graves consecuencias para la salud, humillación cruel y agresión sexual. Los tres son perpetrados por clientes y, en menor medida, por terceros y, en cierta medida, por las fuerzas del orden, otros funcionarios gubernamentales e incluso el público en general, incluyendo médicos, terapeutas, profesores y personas al azar.
(2) Pobreza extrema y falta de oportunidades alternativas.
(3) Cruel abuso sexual, físico y psicológico durante la infancia que destruye la capacidad de las personas prostituidas para vivir sus propias vidas; una situación coercitiva que contribuye a habituarlas y desensibilizarlas a la prostitución.
(4) Opresión de género, reforzada por múltiples formas capitalistas de subordinación (denominadas factores interseccionales por la academia burguesa), como: a. Racismo y/o colonialismo b. Persecución por motivos de etnia, nacionalidad, origen indígena, colonialismo, sexualidad y similares. c. Discapacidad y/o problemas de salud mental. d. Vivir en una nación oprimida con una grave falta de apoyo para abandonar la prostitución.
(5) Opresión institucional, como la indiferencia burocrática, la brutalidad policial, la impotencia judicial, la marginación y/o persecución política, y la estigmatización social.
(6) Barreras sistemáticas para abandonar la prostitución, como obstáculos burocráticos (por ejemplo, que impiden a las prostitutas obtener otro empleo remunerado), sanciones penales, falta de respuesta, desconfianza u hostilidad manifiesta por parte de trabajadores sociales, profesionales de la salud, docentes, empleadores, el poder judicial u otros actores del sector público o privado.
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2. Violencia, abuso y problemas de salud
En cuanto a la violencia y el abuso psicológico cometidos principalmente por compradores de sexo, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en Sudáfrica con una muestra aleatoria de 1.645 hombres adultos, con el objetivo de obtener “conocimientos sobre los hombres sudafricanos que se ven a sí mismos como proveedores de mujeres y, por lo tanto, se sienten con derecho a tener relaciones sexuales, y la práctica relacionada de tener relaciones sexuales con mujeres que venden sexo”. De aquellos que habían declarado estar en lo que los autores denominaron anacrónicamente una "relación de subsistencia" (lo que significa tener una relación transaccional o sexo basado en su apoyo material), el 54% admitió haber violado a una mujer. Por el contrario, un número significativamente menor (el 13% de los hombres que no habían comprado sexo ni tenían una relación transaccional (510 hombres, el 31% de toda la muestra)) informaron haber violado a una mujer. Además, el 8% (1 de 13) del 83% que constituía la mayoría de los compradores de sexo informaron haber violado a un hombre, mientras que un número significativamente menor (el 1% de aquellos que no compraron sexo ni tuvieron una relación transaccional) informaron haber violado a un hombre.
Además, el 57% del 83% que compró sexo admitió haber sufrido violencia física contra una pareja íntima, al igual que el 40% del 17% que no tenía relaciones transaccionales, mientras que un número significativamente menor (14% del 31% que no compró sexo ni tuvo relaciones transaccionales) admitió haber cometido violencia contra una pareja íntima. En términos de acoso –quizás no sea tan sorprendente dadas sus tendencias violentas hacia las prostitutas– el 83% de los compradores de sexo mostraron un "riesgo significativamente mayor" de haber acosado a otros en la escuela en comparación con los hombres que no compraron sexo.
El acoso se midió mediante preguntas de encuesta como "Cuando una niña pensaba que era inteligente en la escuela, la pusimos en aprietos explotándola sexualmente". Ambas categorías de compradores de sexo también admitieron haber participado en comportamientos significativamente más criminales o agresivos que los hombres no transaccionales que no compraron sexo. Por lo tanto, los hombres no transaccionales que no compraron sexo tenían cinco veces menos probabilidades que la mayoría de los compradores de sexo de haber poseído un arma (pistola u otro), un arma ilegal, haber estado en una pandilla, haber consumido drogas y haber estado involucrados en robos o robos en múltiples ocasiones. De manera similar, la mayoría de los compradores de sexo tenían "entre 2,5 y 4 veces más probabilidades de haber sido violentos o criminales" que los hombres que no compraban sexo pero tenían relaciones sexuales transaccionales.
En particular, el 24% de todos los compradores de sexo habían sido miembros de pandillas, en comparación con el 6% de los hombres que no habían comprado sexo ni habían tenido relaciones sexuales transaccionales, y el 8% de los hombres que tenían relaciones sexuales transaccionales. En términos de personalidades psicológicas, es revelador que el 83% de los compradores de sexo también obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en las escalas de igualdad y empatía, y significativamente más altas en hostilidad hacia las mujeres, mitos sobre la violación y rasgos psicopáticos (“culpa” y “egocentrismo maquiavélico”) en comparación con los hombres que no compraron sexo.
La mayoría de los compradores de sexo (83%) también tenían significativamente más probabilidades de obtener una puntuación en los "dos tercios superiores de la escala" en medidas de psicopatía. Según el estándar estadounidense, las puntuaciones en el tercio superior de la escala "probablemente" indican "psicopatía clínicamente diagnosticada". Jewkes y sus colegas señalan que las "proporciones" en esta categoría eran "muy altas". Concluyen además que es "fácil entender por qué las mujeres que se prostituyen, ya sea en Sudáfrica o a nivel internacional, son tan a menudo objeto de violencia por parte de sus clientes masculinos".
Necesitamos algunos ejemplos como el anterior, que ilustren la enorme cantidad de violencia de género que se perpetra diariamente contra las personas que se prostituyen. Esta violencia es inherente y esencial a la prostitución. Para convencer, dentro de la academia burguesa generalmente se necesitan tres ejemplos consistentes que converjan, y hay varios otros estudios internacionales que comparan a los compradores de sexo con los no compradores y/o comparan a los compradores de sexo de alta frecuencia con los compradores de sexo de baja frecuencia en medidas similares. También llegan prácticamente a los mismos resultados que el estudio realizado en Sudáfrica.
Un estudio de Boston que comparó a 101 compradores con 101 hombres del mismo origen étnico, nivel educativo y edad que no compraban sexo encontró que los compradores "informaron una mayor probabilidad de cometer violación y tenían un historial más largo de abuso sexual". Los compradores informaron un promedio de 1,59 "tipos de comportamiento sexualmente agresivo" (de = 1,83, rango = 0 a 10), mientras que los no compradores informaron un promedio de 0,53 tipos (de = 0,79, rango = 0 a 4).
También se encontró que los compradores tenían significativamente más probabilidades de informar que habían sido arrestados por delitos que incluían delitos graves, delitos menores, delitos relacionados con la violencia contra las mujeres, asalto, delitos con armas, delitos contra las autoridades, robo y delitos relacionados con el abuso de sustancias. Incluso dentro del grupo de compradores, aquellos que habían comprado sexo más de treinta veces tenían significativamente más probabilidades que aquellos que habían comprado sexo menos veces de haber sido sujetos a una orden de restricción (45,2% frente a 14,8%) y acusados oficialmente de un delito de violencia contra la mujer (25,8% frente a 9,8%).
Algunos estudios compararon el alcance de la violencia perpetrada por diferentes actores –principalmente compradores, proxenetas y la policía– contra las mujeres prostituidas. Entre 200 personas prostituidas en San Francisco, por ejemplo, el 70% informó que los compradores las habían violado o sometido a abusos similares "más allá del contrato de prostitución" un promedio de 31,3 veces. Una proporción menor, el 49%, fue sometida a "una distribución injusta del dinero por parte de los proxenetas, una media de 35,5 veces". Un porcentaje aún menor, el 41%, estuvo expuesto un promedio de 2,6 veces, por ejemplo, a ser obligado a tener relaciones sexuales sin compensación por parte de la policía, a sufrir abusos por parte de la policía o por parte de otras prostitutas. La diferencia entre una media de 31,3 veces y una media de 2,6 veces es enorme.
De manera similar, el 21% de 200 mujeres prostituidas en Chicago informaron haber sido violadas más de diez veces, un hallazgo que se aplica tanto a la prostitución de acompañantes, como a la prostitución callejera y a la prostitución a domicilio (residencial). Nuevamente, se encontró que los compradores eran responsables de la mayoría de las violaciones, mientras que la policía era responsable de la menor cantidad: (1) los compradores, (2) las parejas íntimas, (3) los proxenetas y (4) la policía. Estos hechos hablan en contra de un énfasis excesivo en el daño causado por la aplicación de la ley corrupta a expensas de centrarse en el comprador, aunque el abuso del poder oficial también es grave en el contexto de la prostitución, especialmente cuando las propias personas prostituidas son criminalizadas, una consecuencia que no existiría bajo el modelo de igualdad y la política más amplia.
Otro estudio realizado en Portland, Oregón, encontró que 55 supervivientes sufrieron graves abusos un promedio de 45 veces al año por parte de los compradores, fueron violados un promedio de 33 veces al año por los compradores y torturados un promedio de 5 veces al año por parte de los compradores, incluso “cortándoles o raspándoles la piel”. El nivel de violencia implicado aquí se ve respaldado por el hecho de que los compradores frecuentes de sexo, que representan tres cuartas partes de las "transacciones de mercado" en Estados Unidos, por ejemplo, son también los más violentos. Este es el tipo de población que se desata contra las mujeres prostituidas en jurisdicciones que legalizan o despenalizan la compra de sexo. Las prostitutas deben proporcionar diariamente servicios sexuales a esos usuarios, incluidos actos que otros se niegan a realizar siempre que sea posible, y corren el riesgo de sufrir abusos aún más graves con la esperanza de sobrevivir.
No es de extrañar que la esperanza de vida de las mujeres prostituidas se acorte dramáticamente, tanto en los países oprimidos como en los imperialistas, con una tasa de mortalidad muchas veces mayor que el promedio, y que a menudo sean el blanco de asesinos en serie debido a su posición vulnerable y la falta de redes de apoyo de familiares, amigos y personas de clase media con influencia en el sistema legal que puedan influir en ellas para que investiguen sus asesinatos y desapariciones. Esta marginación y opresión de los grupos más vulnerables dentro del proletariado es evidente en cómo las mujeres indígenas en países como Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda desaparecen o son brutalmente asesinadas regularmente en relación con la prostitución.
La mayoría de los compradores afirman que están comprando servicios sexuales específicos que las mujeres que no son prostitutas, si tuvieran la opción, no querrían realizar. Cuando se les preguntó, el 79% de 110 compradores en Escocia y el 48% de 113 compradores en Chicago admitieron haber comprado servicios sexuales que se sentían incómodos pidiéndoles a sus parejas habituales, relaciones casuales y encuentros sexuales, o actos sexuales que estas otras personas se niegan a realizar, como sexo oral, sexo anal, sadismo y masoquismo. Tales respuestas sugieren que las mujeres (y otras personas) que no tienen otra opción porque se ven obligadas, al menos económica o socialmente, pero a menudo físicamente, muchas de ellas mediante drogas y amenazas, a realizar actos sexuales en la prostitución que las mujeres que no están sujetas a una coerción similar evitan realizar siempre que pueden.
La evidencia de la prostitución legal muestra además que la despenalización fomenta la agresión de estos hombres contra las personas prostituidas en lugar de hacerlas más dóciles, como suponen - sin ninguna evidencia - los defensores de la prostitución legal. Quizás el peor ejemplo de cómo los compradores de sexo y terceros explotan y abusan regular y sistemáticamente de las mujeres que trabajan como prostitutas son los casos en los que las víctimas han sido encontradas atadas a camas, quemadas, azotadas, cortadas, golpeadas, infectadas con enfermedades y sometidas a otras formas de tortura. Son violadas a diario, porque la inmensa mayoría de ellas no desean personalmente tener relaciones sexuales, por lo que normalmente se les paga a otras personas en el papel de proxenetas o traficantes, que se encuentran en nueve o diez casos de prostitución, incluso en la prostitución legal.
Esto sucede a diario, cuando los compradores las explotan sexualmente sin pagar y cuando los agentes de policía exigen de manera corrupta sexo a cambio de una contraprestación legal.
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Los defensores de la prostitución legalizada o despenalizada rara vez, o nunca, reconocen que el abuso violento al que los compradores someten a las prostitutas a diario está íntimamente relacionado con los altos niveles de trastorno de estrés postraumático de estas últimas. Rara vez preguntan quién está causando estos niveles de trauma en esa población. Sí, algunos mencionan que los compradores son violentos, pero asumen ingenuamente que estos hombres pueden ser controlados, a pesar de que a menudo son los "consumidores" que pagan más y, por lo tanto, son muy valiosos para los proxenetas, los burdeles, los salones y las agencias de acompañantes.
Excluir a los clientes violentos de los burdeles exclusivos en países como Alemania reduciría significativamente sus ganancias. El trastorno de estrés postraumático es una medida psicológica del daño que puede ocurrir como resultado de la violencia extrema, incluida la violencia sexual como la violación repetida. En otras palabras, el trastorno de estrés postraumático en una población civil, como las personas que se dedican a la prostitución, puede ser un indicador sensible de que han estado expuestas a una violencia de género devastadora.
Hasta el 68% de 854 personas prostituidas en un estudio que abarcó nueve países, incluida Sudáfrica, cumplieron con los criterios clínicos de PTSD, en promedio en niveles comparables a los de los militares estadounidenses de la guerra de Vietnam que buscaban tratamiento, las mujeres maltratadas que buscaban refugio, los refugiados de la tortura estatal y los sobrevivientes de violaciones. Incluso cuando se controlan estadísticamente otros posibles predictores de PTSD, como el abuso infantil (incluido el grave), la violación, la agresión o el lugar de prostitución (interior o exterior), la prostitución en sí sigue prediciendo el PTSD o reacciones similares de daño psicológico por abuso grave. Por lo tanto, la prostitución como práctica tiene un impacto enormemente dañino en las personas compradas con fines sexuales, y los principales culpables son los compradores.
Una de las graves consecuencias del trastorno de estrés postraumático es la disociación, que es una estrategia de supervivencia para afrontar la violencia o el trauma de la violencia. Una revisión sistemática de estudios sobre disociación en mujeres prostituidas encontró que muchas muestran "puntajes de disociación altos", lo que indica un trastorno disociativo "grave". Otra revisión de cuatro estudios sobre disociación entre prostitutas encontró que los trastornos disociativos "son comunes entre las prostitutas" y concluyó que la disociación "permite la supervivencia psicológica, ya sea que el trauma repetido sea esclavitud, combate militar, incesto o prostitución".
Poco después de que se legalizara la prostitución en 2002, el gobierno federal alemán publicó un estudio sobre la violencia contra las mujeres en 2007 que incluía una submuestra de 110 mujeres prostituidas, de las cuales el 92% informó haber experimentado acoso sexual, el 87% violencia física, el 59% violencia sexual, el 52% abuso físico infantil por parte de los padres, el 43% abuso sexual infantil y el 41% violencia doméstica. relación con la prostitución. Aproximadamente la mitad mostraba síntomas de depresión, una cuarta parte tenía "pensamientos suicidas a menudo o en ocasiones", un tercio tenía ansiedad y ataques de pánico y uno de cada siete había intentado hacerse daño en los últimos 12 meses.
En otro estudio con 120 personas prostituidas utilizadas para la producción de pornografía en Suecia, el 69% afirmó haber intentado suicidarse previamente y el 70% afirmó que se había autolesionado intencionalmente. Tenga en cuenta que es muy común que las personas que se prostituyen sean utilizadas para la pornografía; Es probable que al menos la mitad, en algún momento, se utilice para producir pornografía (incluso después de participar en la encuesta, lo que lleva a subestimaciones en las encuestas). Por ejemplo, el 49% de las 854 personas prostituidas en nueve países informaron haber sido utilizadas en la prostitución para producir pornografía. Un correspondiente 23% de 271 actrices porno en Los Ángeles informaron haber participado en prostitución fuera de cámara en los últimos tres meses. Un estudio británico encontró de manera similar que 21 de 50 actrices porno informaron estar involucradas en otro tipo de prostitución: 17 en prostitución de acompañantes, 2 en prostitución de acompañantes/cámara web y 2 en "fiestas sexuales/clubes de swingers".
El derecho civil de un número significativo de países ya reconoce que el gobierno tiene la obligación de combatir la violencia de género, incluida la prevención de omisiones oficiales que pueden desencadenar sus formas más brutales. Por lo tanto, sería criminal incluso dentro de estos países permitir la despenalización de los compradores de sexo, lo que les permitiría actuar con impunidad. Sin embargo, las ilusiones de los defensores de la prostitución legal muestran que no son conscientes de tales leyes, sino que continúan con su relativización nietzscheana de la prostitución y nos acusan de "juzgar" o "moralizar".
Permitir la despenalización de la compra de sexo, incluso bajo las constituciones burguesas, es un acto oficial que fomenta, permite y contribuye a un aumento masivo de la violencia contra parte del propio pueblo, principalmente mujeres y niñas, que son obligadas a prostituirse por los mecanismos despiadados y crueles del capitalismo.
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución bajo el capitalismo
Uno de los denominadores comunes más comunes entre las prostitutas es la pobreza extrema tanto en los países imperialistas como en los oprimidos. Muchas de las personas que se prostituyen cuando son adultas también huyen de guerras o desastres climáticos, no tienen hogar, a menudo son engañadas u obligadas a prostituirse y, por lo general, pronto se vuelven adictas a las drogas, situaciones que se ven afectadas o exacerbadas por la pobreza extrema.
Los defensores de la prostitución legal no cuestionan la conexión entre pobreza y prostitución. Pero contrariamente a la creencia común (y errónea) de que las prostitutas ganan más que otros trabajos asalariados legales o ilegales, la violencia, el abuso y las graves consecuencias para la salud que enfrentan harían que tales ganancias carezcan de significado incluso si fueran ciertas. En realidad, fuera de las ilusiones posmodernas, prácticamente nadie escapa de la pobreza a través de la prostitución; tienden a dejar la prostitución a personas mayores, indigentes y endeudadas.
Según un estudio realizado en Francia, la prostitución probablemente cuesta a cada Estado una cantidad obscena de recursos que podrían haberse utilizado para financiar la asistencia social. El clima coercitivo de la prostitución se ve aún más subrayado por el fuerte e indiscutible vínculo entre el abuso físico y sexual infantil y la entrada en la prostitución, con muchos estudios tanto en países imperialistas como oprimidos que indican una prevalencia de entre el 60 y el 90 por ciento. Es revelador comparar esta cifra con la prevalencia del abuso sexual infantil entre todas las mujeres en los países imperialistas más grandes, que, según la lógica retorcida de la ideología burguesa, se supone que tienen los sistemas legales y educativos más desarrollados.
En Estados Unidos, según diversos estudios, entre un tercio y la mitad de todas las mujeres han estado expuestas a abusos sexuales cuando eran niñas. Con una población de alrededor de 330 millones, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres, estas estadísticas significan que estamos hablando de entre 55 y 80 millones de mujeres que estuvieron expuestas a abuso sexual cuando eran niñas sólo en los Estados Unidos.
Dicho esto, el abuso sexual que sufren las mujeres prostituidas cuando eran niñas es, en promedio, más grave que el que sufren las mujeres en general. Aparte de la pobreza, es uno de los factores más fuertes que facilitan la entrada en la prostitución; la mayoría de las personas prostituidas tienden a informar que el abuso sexual cuando eran niños contribuyó a su entrada en la prostitución. De hecho, un estudio de Corea del Sur encontró estadísticamente que las mujeres que sufrieron abusos sexuales cuando eran niñas por parte de su pareja informaron haber entrado en la prostitución mucho antes que otras mujeres prostituidas.
El abuso sexual infantil es sin duda una circunstancia profundamente compulsiva que la despenalización de los compradores de sexo en la práctica pasaría por alto. Obligaría a personas que anteriormente fueron víctimas de abuso físico y sexual en la infancia a entrar y permanecer en la prostitución. La pobreza y la dependencia de la infancia contrarrestan las posibilidades reales que podrían hacer que el consentimiento sea genuino o el entorno no coercitivo. Muchas prostitutas eran jóvenes fugitivas, a menudo debido a abusos sexuales domésticos. La estructura de reclutamiento de la prostitución, donde muchos ingresan a la prostitución mucho antes de llegar a la edad adulta, socava el consentimiento genuino, ya que no es un acto voluntario ni una profesión digna, sino que se asemeja a la esclavitud.
Por lo tanto, es imposible distinguir entre quienes han sido víctimas de la prostitución infantil y la prostitución de adultos, ya que aproximadamente la mayoría de las prostitutas, o más, ya fueron arrastradas a la prostitución cuando eran niñas. Por ejemplo, el 47% de 854 personas prostituidas, en nueve países con leyes diferentes, involucradas en diversas formas de prostitución (en casa y en la calle), declararon haber comenzado la prostitución antes de los 18 años. De manera similar, un estudio de una muestra diversa de 222 mujeres prostituidas en Chicago, Estados Unidos, el corazón del imperialismo, mostró que el 61% había comenzado la prostitución antes de los 18 años. En San Francisco, 200 mujeres y menores prostituidas fueron entrevistados informalmente, es decir, sin la ayuda de las autoridades oficiales, mediante el método del "boca a boca", folletos y anuncios para aumentar la "credibilidad" y evitar una selección sesgada de participantes "detenibles" u "orientados al servicio". En este caso, nada menos que el 78% afirmó haber sido explotada en la prostitución antes de los 18 años y el 62% antes de los 16 años, mientras que una parte ya había sido explotada antes de los 9, 10, 11 y 12 años.
La edad media de inicio en la prostitución era de 16,1 años. Está claro que la entrada de niñas a la prostitución no está menos extendida en las naciones oprimidas. Sin embargo, es sintomático del capitalismo que incluso los más vulnerables entre el proletariado supuestamente privilegiado en el núcleo imperial sean sometidos a abusos brutales y explotación sexual por parte de los hombres más agresivos y violentos de la población. El capitalismo no perdona a nadie. Dicho esto, son los grupos étnicos vulnerables que son sistemáticamente oprimidos en los países capitalistas donde prevalecen el racismo y el chauvinismo los que están sobrerrepresentados en la prostitución, especialmente las mujeres y niñas dentro de estos grupos. Por lo tanto, las mujeres y niñas negras están sobrerrepresentadas en la prostitución en Estados Unidos; Las mujeres y niñas indígenas están excepcionalmente sobrerrepresentadas en Canadá; y en Europa, la población romaní está "muy sobrerrepresentada" entre las víctimas del tráfico sexual, junto con los refugiados de África.
La Comisión Europea reconoció en 2016 que los traficantes con fines sexuales y de otro tipo "explotan la vulnerabilidad de las personas, que puede verse exacerbada por factores como la pobreza, la discriminación, la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres, la falta de acceso a la educación, los conflictos étnicos y los desastres naturales". En pocas palabras, el comercio sexual es a la vez racista y sexista, porque explota abrumadoramente a los proletarios pobres, a quienes se mantiene pobres debido a su género, etnia y nacionalidad, factores que la burguesía explota conscientemente. Sin embargo, durante treinta años ni la Comisión, el Consejo de Ministros ni el Parlamento Europeo han propuesto ninguna política eficaz para combatir el tráfico sexual. Sólo una dictadura del proletariado podría hacer eso.
La sobrerrepresentación de las minorías étnicas en la prostitución se observa en muchas partes del mundo. Por ejemplo, tanto una nación imperialista como Canadá como una nación oprimida como Sudáfrica tienen una división significativa entre las poblaciones indígenas y de colonos. En Canadá, sin embargo, la sobrerrepresentación de mujeres indígenas en la prostitución ha sido contextualizada por la violenta devastación de su población indígena. La Comisión Real sobre Pueblos Indígenas (1996) concluyó que el trato dado a los pueblos indígenas, debido a la exposición a enfermedades durante la colonización, la apropiación de tierras por parte de los colonos y la devastación cultural, "a menudo se describe como genocidio u holocausto" donde "normas, valores, sistemas sociales y prácticas espirituales de larga data... han sido socavados o prohibidos"
Un estudio de 2005 de 100 mujeres prostituidas en Vancouver y realizado 9 años antes de que Canadá aprobara una Ley de Igualdad en 2014, encontró que el 52% eran de ascendencia indígena, a pesar de que este grupo representaba solo entre el 1,7% y el 7% de la población de Vancouver. Como se mencionó anteriormente, la prostitución generalmente se impone a personas que se han visto obligadas a renunciar a la integridad corporal y la confianza a una edad temprana.
Un sorprendente 82% de las mujeres prostituidas en Vancouver declararon que habían sido abusadas sexualmente cuando eran niñas por un promedio de al menos cuatro perpetradores (varios no pudieron contarlos); y el 72% informó haber sido golpeado o abusado por sus cuidadores, lo que le provocó hematomas o lesiones. Además, denunciaron formas de tortura que podían resultar mortales en cualquier momento: proxenetas y compradores utilizaban "regularmente" violencia extrema contra ellos si se negaban a realizar determinados actos sexuales. El 90% de los 100 encuestados reportaron violencia física asociada con la prostitución. Un enorme 78% reportó haber sido violada, de las cuales el 67% había sido violada más de cinco veces y el 75% de las 100 reportaron lesiones físicas como resultado de la violencia en la prostitución, muchas de las cuales habían sido apuñaladas y golpeadas, con conmociones cerebrales, huesos rotos y laceraciones. La mitad de los 100 habían sido sometidos a abusos violentos con, por ejemplo, bates de béisbol y palancas, o alguien golpeando sus cabezas contra, por ejemplo, las paredes o el tablero del automóvil.
Ésta es la vida que la democracia representativa burguesa ofrece a aquellos dentro del proletariado que han sido arrojados al abismo por las fuerzas inevitables de la descomposición imperialista. Para ellos, los derechos humanos universales son una ilusión, justicia para unos pocos privilegiados, y las exigencias del Estado de bienestar son sólo eso: fachadas infundadas. Los vínculos entre el colonialismo y la prostitución moderna también son evidentes en Sudáfrica, como en la mayoría de los países semicoloniales. La lista de atrocidades cometidas por los colonos europeos contra los xhosa, zulú, khoisan y el resto de la población negra en Sudáfrica también es prácticamente interminable e incluso más actual que la de Canadá. Por ejemplo, todavía en la década de 1980, el gobierno del apartheid todavía permitía el desplazamiento forzado de africanos, que se estima que entre 1960 y 1983 afectó a 3.548.900 personas. En el libro Una historia de Sudáfrica del fallecido profesor Leonard Thompson, dice:
"En muchos casos, áreas previamente habitadas por negros fueron reservadas para asentamientos exclusivos de blancos. El gobierno afirmó que estas expulsiones fueron voluntarias. De hecho, las víctimas fueron amenazadas y cuando resistieron, se utilizó la violencia".
El Surplus People Project (Ciudad del Cabo, 1980-1983) entrevistó a estos supervivientes; por ejemplo, a esta mujer africana, que fue trasladada a una supuesta patria:
"Cuando vinieron a nosotros, tenían armas y policías con ellos... No dijeron nada, simplemente arrojaron nuestras pertenencias en [camiones del gobierno]... No conocíamos este lugar, y todavía no lo sabemos... Y cuando llegamos aquí, arrojaron nuestras cosas, simplemente arrojaron nuestras cosas, así que todavía estamos aquí. ¿Qué podemos hacer ahora? No podemos hacer nada. No podemos hacer nada. ¿Qué podemos hacer?"
No sorprende que una mujer africana de unos cuarenta años, que sobrevivió a la prostitución y fue entrevistada en 2024, sugiriera que esos movimientos forzados la llevaron a la prostitución. Aquí la entrevistadora cuenta su historia:
“Cuando [ella] tenía ocho años, el gobierno desalojó a su familia de su casa y ella se quedó sin hogar. Ella describió que el gobierno del apartheid llegó a su comunidad y anunció que iba a cambiar y que las familias que vivían allí tenían que mudarse, pero a las familias no se les dieron instrucciones sobre dónde ir en busca de ayuda y nuevos hogares. En cambio, fueron "apilados" en refugios deficientes similares a hospitales psiquiátricos, maltratados y estigmatizados en sus comunidades; por eso [ella] se volvió hacia la calle. Vivir en la calle cuando tenía ocho años era un destino que no podía controlar. A la edad de ocho años, fue violada en grupo por cuatro hombres, expuesta a la pedofilia, se volvió adicta a las drogas y fue rechazada por su madre. Todo esto debido a una educación que ella misma no eligió, por lo que fue víctima de trata de personas durante más de diez años y se vio obligada a prostituirse.”
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Los principales males socioeconómicos explotados por el comercio sexual bajo el capitalismo –y especialmente por los compradores de sexo– son la pobreza, el género, los abusos sexuales y la violencia física en el pasado contra los niños, la juventud y la opresión racial/étnica. Especialmente cuando estos factores coinciden y crean varios trastornos dentro de un individuo, la probabilidad de que la persona sea explotada y sometida a abusos en la prostitución aumenta significativamente. Por ejemplo, la pobreza extrema puede ser una fuerte fuerza impulsora en la vida de las personas, especialmente de las mujeres jóvenes y las niñas, llevándolas a recurrir a la prostitución. Sin embargo, el riesgo de terminar en la prostitución es mucho menor si estas personas no se han acostumbrado previamente a la prostitución a través de abusos sexuales previos a niños, lo que les lleva a disociarse y aceptar una visión instrumental de sus cuerpos como hechos para ser utilizados por otros, incluso cuando son sometidos a abusos, humillaciones o violaciones.
Del mismo modo, una persona que vive en la pobreza también tiene muchas más probabilidades de pertenecer a una minoría desfavorecida, además de ser una niña o una mujer adulta. En la prostitución, la pobreza no ha sido a menudo la única circunstancia que ha obligado a las personas a dedicarse al comercio sexual, aunque en algunos casos puede serlo (y es más probable que ocurra durante desastres naturales, guerras, persecuciones, hambrunas o genocidios). Pero no todas las personas que carecen de medios –ni siquiera las mujeres jóvenes– son vendidas o compradas para tener relaciones sexuales. Sin embargo, sin pobreza sería mucho más fácil erradicar la prostitución, ya que habría medios alternativos de supervivencia.
Pero así es exactamente como funcionan los mecanismos del capitalismo: la burguesía aprovecha las atrocidades cotidianas cometidas contra las personas más vulnerables para mantener a la mayoría del proletariado con miedo de verse sumido en la misma pobreza distópica y total, donde serán sometidos a terribles abusos. Estas condiciones serían reconocidas como "chocantes para la conciencia de la humanidad", si existiera algo así como una conciencia dentro de la burguesía.
4. Consecuencias nocivas para la salud
Un gran número de personas prostituidas contraen enfermedades en la prostitución. Por ejemplo, en una muestra de 700 personas prostituidas de siete países y una variedad de entornos interiores y exteriores, el 24% informó síntomas como enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluidas sífilis y VIH, así como infecciones uterinas, dolor de ovarios, problemas menstruales y complicaciones del aborto. Además, el estigma dentro de los sistemas legales de prostitución está generalizado, a pesar de su aparente legalidad. Como informaron los señuelos policiales después de participar en redadas de prostitución en la comunidad: "Lo peor son los comentarios de la gente que vive en el barrio,... comentarios muy malos hacia mí... me hiere los sentimientos". O como se informó en Nevada en 2021, donde la prostitución todavía está legalizada en algunos condados, una mujer prostituida en el burdel Moonlite Bunny Ranch en Carson City admitió que "también puede ser difícil encontrar un trabajo fuera de la estigmatizada industria del sexo, ya que las verificaciones de antecedentes pueden revelar las tarjetas de permiso de trabajo que las prostitutas deben tener en los burdeles". En Nueva Zelanda, un informe del gobierno escribió que "a pesar de la despenalización, el estigma social que rodea a la industria del sexo persiste. Las trabajadoras sexuales continúan siendo explotadas en los burdeles". La única excepción parcial son los países con leyes de igualdad de género, donde los sobrevivientes, como en Suecia, han informado que las leyes los han empoderado al trasladar el estigma de las prostitutas a los compradores.
En la muestra antes mencionada de 100 mujeres prostituidas en Vancouver, sus problemas de salud física eran asombrosos. Estos incluyeron dolor muscular (78%), dolor en las articulaciones (60%), problemas de memoria (66%), dificultad para respirar (60%), dolor de cabeza (56%), dolor/entumecimiento en manos/pies (49%), problemas de visión (45%), mareos (44%), dolor en el pecho (43%), problemas de equilibrio (41%), problemas de audición (40%), dolor de mandíbula (38%), hinchazón de las extremidades (33%), ritmo cardíaco irregular (33%) y asma (32%). El 95% de las mujeres dijeron que querían dejar la prostitución, mientras que sólo el 32% quería que se "legalizara". El 67% pidió en cambio formación profesional, el 66% pidió "un hogar o un lugar seguro" y el 49% pidió formación en defensa personal, entre otras opciones reales.
Está claro que estas mujeres no tienen alternativa a la prostitución, dadas las atrocidades a las que son sometidas y el hecho de que prácticamente todas quieren dejarla pero no pueden. Quizás lo más obvio es que las prostitutas precisamente en el tipo de modelos legales que los demandantes piden al tribunal que imponga en este caso –como lugares en el Reino Unido donde es legal comprar sexo a menos que involucre burdeles o terceros– a menudo tienen que satisfacer sexualmente hasta treinta hombres por día.
Como se mencionó al principio, un estudio informó que las prostitutas en Londres, en la prostitución legal en apartamentos, tenían que satisfacer sexualmente a unos diez compradores por día para alcanzar el punto de equilibrio, con un número promedio de compradores por semana de setenta y seis, muchos de los cuales conocían entre veinte y treinta hombres por día, algunos hasta cincuenta. En otros lugares, las prostitutas se han visto obligadas a atender a muchos más clientes por día. Estas condiciones crean incentivos peligrosos para las relaciones sexuales sin protección, ya que muchos clientes pagan más dinero, lo que reduciría el número de actos sexuales forzados que de otro modo se realizarían.
Como informaron los autores del Estudio sobre la prostitución en apartamentos de Londres: A diferencia de las mujeres que trabajan en la calle, estas mujeres tienen muchos gastos. El mayor de ellos es el alquiler diario que deben pagar al propietario: varía entre £120 y £250. Además del alquiler básico, el propietario cobra cantidades diarias variables para cubrir facturas como la electricidad y el teléfono. Además, las mujeres pagan a la señora de la limpieza [que se sienta en la recepción y que idealmente intervendría en casos de abuso] un salario diario: entre 30 y 60 libras esterlinas. . . . Algunos apartamentos se anuncian en cabinas telefónicas. En este caso, a un "chico de tarjetas" se le paga un salario diario de hasta 60 libras esterlinas por instalar tarjetas periódicamente en las cabinas telefónicas locales. También está el coste de imprimir las tarjetas…. Las mujeres pretenden atender a un cierto número de clientes al día, normalmente 20. … "Tienes que aceptar unos diez clientes antes de ganar lo suficiente para el alquiler y la limpieza. Después de eso, es posible que no recibas más, así que de todos modos no ganas dinero (entrevista en profundidad)". … Hasta ahora, los datos de la encuesta muestran que el número promedio de clientes que estas mujeres ven en una semana es 76. Muchas mujeres ven entre 20 y 30 hombres por día, y algunas mujeres ven hasta 50.
Estas observaciones tienen serias implicaciones para el bienestar general y las prácticas sexuales seguras de las personas prostituidas, ya que la prostitución legal, como lo muestran otros estudios de burdeles legales en países como Australia, Nueva Zelanda y Alemania, no puede eliminar la demanda ni los incentivos económicos para aceptar sexo inseguro u otros abusos. Muchos clientes pagan más si no se usa condón. Por lo tanto, es de vital importancia considerar si tales incentivos pueden alguna vez contrarrestarse cuando hay una cuota de unos diez clientes antes de alcanzar el punto de equilibrio, como en el caso de la prostitución en apartamentos en Londres bajo un marco legal similar, como defienden los demandantes en este tribunal. Todas las mujeres con las que [Dawn Whittaker] ha hablado afirman que siempre usan condón durante todas las formas de sexo con penetración, incluido el sexo oral. Sin embargo, cabe señalar que todos afirmaron que a menudo los clientes les pedían que mantuvieran relaciones sexuales sin protección, y que esto solía ir acompañado de una oferta de más dinero. Todos tenían historias de mujeres que "lo hacían sin", historias utilizadas para distanciarse de tales actividades. . . .
Parece surgir información bastante sugerente sobre los incentivos para el sexo sin protección en el hecho de que "todos" en la muestra de prostitutas en pisos de Londres mencionaron que eso les había sucedido a otros. En este contexto, es importante considerar que la investigadora Dawn Whittaker tenía un "doble rol" que incluía también ser profesional de la salud, realizar visitas sin cita previa a los apartamentos y otras labores similares. Los encuestados fueron informados explícitamente sobre su papel, aunque es posible que ya la hubieran conocido a ella o a sus asociados antes. Por lo tanto, podrían percibir que la situación los implicaba en su relación con las autoridades si le admitieran explícitamente a ella que habían tenido relaciones sexuales sin protección en los apartamentos.
Estos estudios de Londres son, de hecho, encuestas burguesas mal realizadas por funcionarios de salud crédulos. Estos profesionales están tan alienados bajo el capitalismo que pierden su pensamiento crítico; en cambio, simplemente informan de forma descriptiva lo que les dicen sus fuentes sin mayor análisis. Estos profesionales regularmente ignoran las normas que se supone deben seguirse en la academia burguesa, donde se enseña a los estudiantes a no convertir la declaración descriptiva de un informante en una conclusión analítica. Este conocimiento a menudo se introduce en cursos de primer año de sociología, psicología y trabajo social, entre otras materias relacionadas. Del mismo modo, se les enseña que correlación no es causalidad, pero esas normas académicas básicas a menudo son ignoradas por la fuerza laboral alienada y desilusionada de la clase media, que de hecho tiene más en común con el proletariado que con los capitalistas. Desafortunadamente para el proletariado al que se supone deben servir, la conciencia de clase de estos funcionarios está latente. Sin embargo, podría resucitar, de acuerdo con los objetivos del Presidente Mao durante la Revolución Cultural.
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas prostituidas quieren dejar la prostitución pero no pueden hacerlo, debido, entre otras cosas, al estigma y a la falta de protección legal y de servicios sociales. Como adultos, muchas personas prostituidas afirman sentirse atrapadas en el comercio sexual, sin educación ni formación profesional y sin opciones de supervivencia. El 89% de las prostitutas, en el estudio de nueve países, informaron que su mayor deseo era dejar la prostitución, pero que no sabían cómo. El 76% afirmó que necesitaba formación profesional. Dada la falta de alternativas y la presencia de fuerzas sociales coercitivas, las personas que compran sexo a prostitutas se aprovechan del entorno coercitivo y de la incapacidad de las víctimas de dar su verdadero consentimiento.
Alrededor de 2007, se informó que los refugios para mujeres en Nevada no aceptaban mujeres con niños, mascotas, VIH, enfermedades transmisibles o antecedentes penales, mujeres que no habían estado libres de drogas durante un cierto período de tiempo o mujeres que habían salido recientemente de prisión, creando efectivamente barreras para que muchas mujeres prostituidas escaparan, ya que estas situaciones afectan a muchas mujeres en la prostitución. Además, podría requerir una enorme cantidad de documentación, el pago de gastos personales necesarios y otras cosas que eran difíciles de arreglar por adelantado para las personas que acababan de huir o estaban a punto de huir de la prostitución, sólo para conseguir un trabajo como ama de llaves en Las Vegas, Nevada, en un gran hotel y casino, con un salario inicial de 9 dólares la hora.
En los Países Bajos, el hecho de que la prostitución es legal a menudo se ha invocado erróneamente para evitar condenas o sentencias por trata, negando a las víctimas la protección de la ley. A veces los jueces consideran que las mujeres que han ejercido anteriormente la prostitución pueden tolerar el "riesgo de explotación". Algunos jueces consideraron la prostitución "normal" para menores y por ello los absolvieron.
En Suecia, que en 2007 todavía luchaba contra los mitos globales sobre la prostitución voluntaria, el Tribunal Administrativo de Estocolmo permitió a las autoridades fiscales gravar a una mujer que había abandonado la prostitución sobre la base de las estimaciones de las autoridades fiscales sobre sus ingresos no declarados previamente. Como señaló la denunciante, la lógica de esta decisión va en contra del modelo sueco de igualdad de género, que no criminaliza a las personas prostituidas precisamente para ayudarlas a abandonar la prostitución, sino que sólo criminaliza a los proxenetas y a los compradores: "Las personas prostituidas se ven obligadas a continuar para poder pagar impuestos", afirmó.
Es extremadamente importante para las mujeres que abandonan la prostitución que se les ofrezcan servicios sociales especializados para salir de la prostitución. Esto sólo se ofrece en algunas ciudades de Suecia. En 2012, se informó sobre un ensayo clínico de su programa, que se había realizado con 34 clientes, 26 de los cuales participaron en seguimientos un año después. Los investigadores determinaron que el 80% había abandonado la prostitución por completo, mientras que el resto reportó prostitución menos frecuente y deseo de abandonarla. La mayoría también informó una mejor autoestima y una mejor calidad de vida. Un grupo de control estaba formado por 11 niñas y mujeres de entre 15 y 25 años que se prostituían en línea pero que no fueron reclutadas a través de los programas de tratamiento.
Todas estas personas describieron sentirse apuradas, incomprendidas y sin oportunidades de sentirse lo suficientemente seguras como para revelar su prostitución a los servicios sociales, psiquiátricos y otros profesionales pertinentes. Sus historias son consistentes con los deseos de otras personas prostituidas de tener un mejor acceso a unidades especializadas donde el personal tiene más conocimientos que el personal de servicios sociales generales.
6. El modelo de igualdad
Hasta ahora, el modelo de igualdad ha sido adoptado en siete países y dos provincias/estados. Fue adoptado por primera vez en 1999 en Suecia y luego se extendió a naciones grandes como Francia y Canadá. Hay un movimiento en África que está tratando de lograr que los Estados burocráticos africanos adopten esto. Sus defensores en África lo llaman Modelo de Igualdad Sankara (en honor a Thomas Sankara).
Una resolución reciente del Parlamento Europeo (el único organismo público paneuropeo elegido como parlamentarismo burgués) estuvo cerca de respaldar plenamente el modelo de igualdad de género el 14 de septiembre de 2023, como había propuesto la mayoría de su Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. La resolución afirmaba que "sólo si la demanda disminuye puede reducirse el mercado de la prostitución y, por tanto, el número de personas explotadas en él".
Además, el Parlamento subrayó "que la trata de personas con fines de explotación sexual, incluido el abuso sexual de niños, está aumentando debido a la gran demanda", al tiempo que señaló "que esto es particularmente evidente en países con un modelo regulatorio liberal, mientras que los Estados miembros como Francia y otros países que siguen estrategias como el modelo nórdico/Igualdad ya no son mercados importantes para la trata de personas con este fin". "Debido a las medidas tomadas en estos países para reducir la demanda", señaló además el parlamento, "la trata con fines de explotación sexual todavía ocurre, pero está disminuyendo".
El Parlamento señaló que el modelo de igualdad de género redujo la "demanda de personas en prostitución" y redujo el "número de personas en prostitución", al tiempo que condenó "la realidad de la coerción, la manipulación, la violencia y la explotación en la prostitución" y su "vínculo con la violencia estructural a la que las mujeres están desproporcionadamente expuestas y que a menudo crea situaciones de vida precarias que llevan a mujeres y niñas a la prostitución". El Parlamento también reconoció que "los derechos humanos de las mujeres y las niñas son inalienables, pero son violados sistemáticamente en el mercado de la prostitución debido a sus condiciones de explotación".
Además, el 25 de julio de 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) rechazó una solicitud francesa para invalidar la versión francesa del Modelo de Igualdad Sankara, donde los solicitantes buscaban demostrar que la ley violaba el derecho al respeto a la vida privada. Los críticos del modelo igualitario –ya sea que pertenezcan a la "izquierda brillante" de orientación anarquista en los países imperialistas, a la elite académica posmoderna, a activistas e intelectuales confundidos en países oprimidos, o a reaccionarios fascistas y economistas liberales- a veces asumen que la prostitución es inmutable debido a su percibida ubicuidad en la historia. Sin embargo, esta suposición es ahistórica.
Friedrich Engels ya explicó cómo surgió el patriarcado con el surgimiento de la propiedad privada y escribió cómo la "prostitución de mujeres libres", a diferencia de la "entrega forzada de esclavas", se vio acelerada por la propiedad privada, el aumento de la desigualdad y la polarización económica. De manera similar, Gerda Lerner señaló en El origen de la prostitución en la antigua Mesopotamia que la prostitución comercial probablemente se aceleró por "la esclavización de las mujeres y la consolidación y formación de clases", que "algunos señores establecieron burdeles comerciales" y que a mediados del segundo milenio a.C. fue significativo entre las "hijas de los pobres".
Incluso los historiadores convencionales ( académicos burgueses, nota de traducción) han llegado a la conclusión de que "la venta de servicios sexuales no es una característica esencial de todas las sociedades en todas las épocas históricas". Afirmar que la prostitución es una característica inevitable de todas las sociedades presentes y futuras es sacar una conclusión imperdonable, que sólo sirve para oprimir al proletariado y especialmente a sus mujeres -en los países oprimidos-.
Contrariamente a la percepción empobrecida de la realidad de anarquistas, fascistas, posmodernistas, libertarios y otros críticos, el modelo igualitario ofrece a las prostitutas dentro del proletariado la opción de abandonar la industria y, por lo tanto, debería ser un requisito diario bajo el capitalismo.
Un desarrollo del modelo (de su reconocimiento formal a su concretización en la realidad, nota de traducción), si se implementara plenamente bajo el socialismo, sería la primera ley que potencialmente podría levantar el yugo de la prostitución impuesto a los miembros del proletariado –una visión del futuro que está completamente ausente entre los filántropos burgueses y los socialdemócratas oportunistas que apoyan la prostitución legal como una estrategia equivocada para ayudar a las personas atrapadas en la prostitución.
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
Empíricamente, la prostitución aumenta exponencialmente en entornos legalizados en comparación con aquellos que han adoptado el modelo igualitario. En 1999, Suecia adoptó la primera ley modelo contra la compra de sexo, mientras que la compra y venta de sexo seguía despenalizada. Después de eso, la prostitución tanto en la calle como en el interior disminuyó, tal vez hasta cinco veces en menos de diez años, mientras que la prostitución aumentó exponencialmente en otras partes de Escandinavia.
En 1993, se estimaba que había entre 2.500 y 3.000 mujeres prostituidas en Suecia, de las cuales 650 estaban en la calle. En 1998, un año antes de que la nueva ley entrara en vigor, aproximadamente 726 mujeres estaban involucradas en la prostitución callejera. En 2007, el número se había reducido a alrededor de 300, mientras que 300 mujeres y 50 hombres hacían publicidad en Internet. Dado que se ha utilizado el mismo método de cálculo, cualquier subestimación también será similar con el tiempo. Es importante tomar estas cifras con cautela, ya que son difíciles de confirmar y son producidas por funcionarios alienados. Probablemente las cifras sean mucho más altas. Dicho esto, estos números sirven para mostrar la dirección de la tendencia.
Estudios similares sobre la prostitución en Dinamarca, donde la compra de sexo es legal mientras que los burdeles están prohibidos, estimaron un aumento de 3.886 mujeres prostituidas en 2002 a 5.567 cinco años después, en 2007, de las cuales 1.415 eran prostitutas callejeras. Teniendo en cuenta la población del país respectivo, el alcance de la prostitución femenina en Dinamarca era casi dieciséis veces mayor per cápita que en Suecia. Cuando comprar sexo era legal en Noruega, estimaciones comparables mostraron que la prostitución aumentó después de 2000 (especialmente entre las prostitutas callejeras extranjeras), de modo que en 2007 había 2.654 mujeres prostituidas, de las cuales 1.157 trabajaban en las calles. La proporción de mujeres prostituidas en Noruega era, por tanto, casi nueve veces mayor per cápita que en Suecia. Además, la prostitución callejera en Suecia había disminuido a 200-250 mujeres en 2014, sin que hubiera signos de un aumento correspondiente en la prostitución en espacios cerrados.
Un estudio exhaustivo realizado en 2014 en ocho países europeos, donde solo Suecia y Noruega habían adoptado el modelo de igualdad de género, sugiere que la criminalización de los compradores de sexo redujo en gran medida la compra de sexo, lo que es consistente con el patrón descrito anteriormente. En comparación con Suecia, todos los países incluidos en el estudio mostraron una proporción estadísticamente significativa y significativamente mayor de hombres que afirmaron haber comprado sexo en los últimos seis meses, con la excepción de Noruega. En todos los países, el número de compradores per cápita fue varias veces mayor que en Suecia:
(1) En Alemania, con la legalización total, el número de compradores per cápita era aproximadamente 14 veces mayor que en Suecia.
(2) En Dinamarca, con el modelo de despenalización propuesto por el demandante, el número de compradores per cápita era aproximadamente diez veces mayor que en Suecia.
(3) En España también había diez veces más compradores per cápita que en Suecia.
(4) En Gran Bretaña también había aproximadamente ocho veces más compradores per cápita que en Suecia.
(5) En Francia, que en el momento de la encuesta aún no había adoptado su modelo de igualdad de género, había aproximadamente seis veces más compradores per cápita que en Suecia.
Además, una pregunta a los hombres encuestados sobre si "conocían a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses mostró que la proporción era mucho mayor en países donde la prostitución es legal, como Alemania (16,6%) y los Países Bajos (12%), así como en países con el mismo modelo legal que los solicitantes perseguían en ese momento, como España (28,4%), Francia (14,7%), Dinamarca (12,1%) y el Reino Unido (8,7%) - que en el primer país. que adoptó el modelo de igualdad de género: Suecia (2,9%).
Aunque las cifras que estiman el número de prostitutas son necesariamente imprecisas, las enormes diferencias entre Escandinavia y Europa indican el impacto significativo que tiene un modelo de igualdad de género incluso dentro de una sociedad burguesa.
Dada la necesidad de ser visible para atraer a potenciales compradores de sexo, es poco probable que algún grado mensurable de prostitución pase desapercibido. Así, un informe de 2008 de la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia concluyó que los compradores de sexo en Suecia pedían regularmente "noticias" y citaba a informantes que enfatizaban que las mujeres que eran nuevas en el mercado eran "más deseables" y que "las nuevas fotografías y anuncios despiertan el mayor interés en la web". Esta dinámica hace que sea aún más importante que las prostitutas sean muy visibles para atraer nuevos compradores de sexo. Por lo tanto, cualquier “prostitución desconocida” –un concepto aparentemente contradictorio– no afectaría significativamente las diferencias nacionales relativas. La necesidad de visibilidad ante los compradores potenciales desalienta cualquier "prostitución oculta" significativa, especialmente en la calle.
Ninguna información, evidencia empírica u otros datos muestran que haya habido un movimiento más decisivo de la calle a Internet o diferentes variedades de prostitución en espacios cerrados y supuesta prostitución "oculta" en Suecia que el observado en otros países.
Casi al mismo tiempo que Suecia cumplía sus primeros diez años con el modelo de igualdad de género, en 2002 Alemania legalizó la prostitución, también para personas extranjeras, lo que provocó que el mercado del sexo aumentara de tres a cuatro veces. Un informe de 2016 encargado por la Comisión Europea, basado en un análisis resumido de varias fuentes, estimó la proporción de prostitutas por cada 100.000 habitantes entre 185 y 493 en Alemania, 53 y 118 en los Países Bajos, en comparación con 7 y 15 en Suecia.
En comparación con Suecia, Alemania tenía aproximadamente 30 veces más personas que se prostituían; Los Países Bajos, que legalizaron la prostitución en octubre de 2000 pero prohibieron la intermediación por parte de extranjeros, tenían ocho veces más prostitutas per cápita que Suecia. De manera similar, el Comité de Ley de Prostitución de Nueva Zelanda estimó en 2008 que 2.332 personas ejercían la prostitución en 2007 bajo legalización (no se permiten extranjeros). Esta cifra significa aproximadamente ocho veces más per cápita que las aproximadamente 600 mujeres prostituidas en Suecia, que se estimó coincidentemente en la misma época.
Sin embargo, un estudio basado en datos del censo de Nueva Zelanda reveló manipulación de datos y encontró que 4.272 personas se dedicaban a la prostitución en 2001, antes de la despenalización. Entre cinco y siete meses después de la despenalización en 2003, esta cifra había aumentado un 38,9%, hasta 5.932. Per cápita, esta cifra significaba que Nueva Zelanda tenía aproximadamente veintitrés veces más personas prostituidas en 2003 que las aproximadamente 600 mujeres de Suecia en 2007; o, argumentó, veintiuna veces más personas prostituidas si se incluye también a los hombres prostituidos en Suecia.
Varias fuentes de aplicación de la ley y trabajo social también confirman una fuerte disminución del tráfico sexual internacional en la prostitución sueca inmediatamente después de 1999. Por ejemplo, debido al miedo de los compradores y de terceros a ser descubiertos, la prostitución en locales cerrados tenía que realizarse en secreto, lo que resultaba complicado y costoso para los traficantes. En lugar de que los compradores simplemente hicieran cola en un burdel o en la calle, las mujeres prostituidas en Suecia a menudo tenían que ser escoltadas hasta los compradores individuales, lo que reducía el número de transacciones y, por tanto, las ganancias de terceros. Quienes organizaban la prostitución debían evitar permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, lo que creaba una necesidad costosa y complicada de "múltiples locales". En consecuencia, consideraban que el mercado sueco era menos rentable. Si bien las redadas policiales europeas a menudo condujeron al arresto de entre 20 y 60 mujeres prostituidas en relación con el proxenetismo criminal, las redadas en Suecia generalmente involucraron burdeles clandestinos relativamente pequeños donde las autoridades rara vez encontraron más de 2 a 4 mujeres prostituidas en el lugar.
8. El modelo de igualdad se fortalece mientras la legalización de los compradores debilita a las mujeres
La situación en Alemania empeoró después de la legalización, ya que los ingresos de las prostitutas cayeron dramáticamente, lo que significa que sus cuotas diarias de compradores de servicios, que son conocidos por ser más brutales que otros hombres, tuvieron que aumentar para que las prostitutas pudieran sobrevivir financieramente. La afluencia de prostitutas, principalmente mujeres y niñas, de otros países, especialmente de Europa del Este (la legalización actuó como un imán para los traficantes) contribuyó a una mayor competencia y a una reducción de los ingresos. La demanda de sexo más dañino se intensificó, lo que llevó a precios fijos en los burdeles que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos para todo tipo de sexo, especialmente sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs.
Se han informado acontecimientos similares en Nueva Zelanda. Una encuesta del gobierno encontró que en los últimos doce meses, el 35,3% de los encuestados dijeron que habían aceptado un cliente que no querían y el 10,5% habían sido penalizados por rechazar a un cliente. Como describió la situación el propietario de un burdel: "¿Cómo pueden negarse? A las chicas les pagan por hacerlo". En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, concluyó que veinte años de prostitución legalizada habían sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en las calles y en los burdeles".
Es espantoso, pero no inesperado, que en Alemania se hayan reportado al menos 85 asesinatos consumados y 49 intentos de asesinatos de personas prostituidas, la mayoría de ellas mujeres, cometidos por compradores u otras personas en el entorno de la prostitución, desde la legalización hasta abril de 2023. Un estudio de caso de tales asesinatos, que incluye comentarios de compradores en línea en varios foros que discuten sobre ellos, muestra cómo los compradores "explotan a las mujeres más vulnerables" mientras que "los derechos, la satisfacción egoísta de los deseos sexuales y la transgresión sistemática de límites se puede ver en sus comentarios y acciones”. Estos casos "también muestran cómo la prostitución legal y los burdeles oficiales, con todos sus intentos de reducir el daño, no logran proteger a las mujeres en la prostitución del daño físico y psicológico".
También se han denunciado varios asesinatos en el contexto de la prostitución en Nueva Zelanda desde la despenalización. De manera similar, el mayor daño resultante de esta despenalización legal en Canadá, en respuesta a que la Corte Suprema en 2013 declarara inconstitucionales la mayoría de las leyes anteriores sobre prostitución que prohibían la propiedad de burdeles y el proxenetismo, llevó al Parlamento canadiense a aprobar una Ley Modelo de Igualdad de Género en 2014, al tiempo que expresaba “seria preocupación por la explotación asociada con la prostitución y el potencial de violencia contra quienes la practican”. Las repetidas impugnaciones constitucionales de la nueva ley no han logrado demostrar que el Parlamento haya juzgado mal los daños de la prostitución o que la nueva ley haya provocado mayores daños. Por el contrario, un caso mostró que hubo 54 asesinatos de prostitutas cinco años antes de la nueva ley, de los cuales 20 eran indígenas, y 35 asesinatos de prostitutas cinco años después de que la ley entrara en vigor, de los cuales siete eran indígenas; durante este último período, el número de “asesinatos” en Canadá aumentó de 2.745 a 3.229, mientras que “el número de lesiones reportadas por trabajadoras sexuales también disminuyó en el período de cinco años posterior a la promulgación de la PCEPA”. [Ley de Protección a Comunidades y Personas Explotadas]”.
Aunque las mujeres habían sido víctimas de intentos de asesinato y asesinatos consumados en la prostitución en Suecia antes de la ley de 1999 sobre la compra de servicios sexuales, desde entonces ninguna persona ha sido asesinada en la prostitución sueca o cerca de ella. Las personas que se prostituyen describen a los compradores como más cautelosos ahora que se les puede responsabilizar por intentar comprar sexo, mientras que la persona que se prostituye no está cometiendo un delito, una situación que, según los encuestados, les da una ventaja de negociación que fortalece su control, seguridad e integridad personal.
Los países con la prostitución legalizada o completamente despenalizada, como Alemania y Nueva Zelanda, también ofrecen ingresos significativamente más bajos a las prostitutas en comparación con países como Suecia, que siguen el modelo de igualdad de género. Los compradores suecos incluso pagan dos o tres veces más de lo que pagan los compradores por la prostitución legalizada en Europa, donde los burdeles o los proxenetas legales también deducen cantidades significativas de los ingresos de la persona prostituida. Por lo tanto, una tarifa horaria estándar y típica en Suecia a principios de la década de 2010 era de 300 euros al tipo de cambio actual. Compárese ese total con lo que el Centro Holandés de Investigación y Documentación informó al mismo tiempo, a saber, que tres cuartas partes de las mujeres que se prostituían en escaparates en Amsterdam –que se prostituían un promedio de 43 horas por semana– tenían un ingreso neto de menos de 500 euros por semana
Por lo tanto, una mujer que se prostituye en Suecia durante dos horas generalmente puede ganar tanto o más que una mujer que se prostituye legalmente durante cuarenta horas en Amsterdam. La legalización no otorga a las prostitutas tal "empoderamiento". A veces tales ventajas pueden reducir el delito de prostitución contra ellas, aunque si continúan prostituyéndose estarán expuestas a la mayoría de sus violaciones inherentes.
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
Al legalizar la compra de sexo, la demanda del comercio sexual aumenta enormemente en comparación con la situación bajo un modelo igualitario, ya que casi no existen otros métodos para aumentar la oferta en la prostitución que la trata de personas, incluso si los peticionarios no piden la despenalización total de la prostitución, como en Nueva Zelanda. Para explicar el razonamiento, primero se requiere cierta información general sobre la legislación internacional sobre trata de personas. En promedio, se estima que el 84% de las mujeres prostituidas en todo el mundo están controladas por un tercero que gana dinero con ellas, las vende o alquila a otros y se lleva una parte de las ganancias de su explotación sexual.
El Protocolo de Palermo universalmente ratificado, con 182 partes adherentes, proporciona una definición internacional acordada y jurídicamente vinculante de trata de personas, que también proporciona el punto de referencia para los instrumentos regionales contra la trata. La definición de trata de personas del Protocolo de Palermo incluye, entre otras cosas, "abuso de poder o posición vulnerable... con el fin de explotar" la prostitución de otra persona por parte de un tercero.
En los travaux préparatoires (es decir, instrucciones de interpretación) del protocolo, una posición vulnerable se define como "cualquier situación en la que la persona interesada no tiene otra alternativa real y aceptable que someterse al abuso en cuestión". El consentimiento se declara irrelevante en todas esas situaciones, y cuando se explota a niños, incluso si no hay coerción, extorsión, fraude u otros abusos. En otras palabras, la participación de terceros significa trata de personas cuando se abusa del poder o la vulnerabilidad para la explotación sexual.
La Ley de Prevención y Lucha contra la Trata de Personas de Sudáfrica de 2013 tiene una definición de trata aún más clara que el Protocolo de Palermo, y cubre una gama más amplia de actos, específicamente "la explotación de la vulnerabilidad... que lleva a una persona a creer que no tiene otra alternativa razonable que someterse a la explotación", que incluye, entre otros, "aprovechar la vulnerabilidad en la que se encuentra la persona como resultado de... (f) circunstancias sociales; o (g) circunstancias económicas".
Dada la evidencia empírica presentada anteriormente que muestra que una abrumadora mayoría de las personas prostituidas son explotadas o controladas por otros terceros, viven en extrema pobreza, son sometidas a una terrible violencia de género por parte de los compradores, sufren de trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales en la misma medida que las víctimas de tortura, son víctimas de violencia masculina en refugios para mujeres, buscan tratamiento como los soldados estadounidenses que lucharon en Vietnam, y al menos la mitad de ellas comienzan a prostituirse ya en la infancia, y que probablemente nueve de cada diez quieren escapar pero no pueden, la prostitución significa trata de seres humanos cuando se demuestran tales hechos, como ocurre en la mayoría de los casos.
Como razonó el relator especial de la ONU sobre la trata de personas en 2006: En la mayoría de los casos, la prostitución tal como se practica en el mundo suele cumplir los criterios de trata de personas. Es raro encontrar un caso en el que el camino hacia la prostitución y/o las experiencias de una persona en la prostitución no impliquen al menos abuso de poder y/o explotación de la vulnerabilidad. En este contexto, el poder y la vulnerabilidad deben entenderse como diferencias de poder basadas en el género, la raza, la etnia y la pobreza. En pocas palabras, el camino hacia la prostitución y la vida en la "industria" rara vez se caracteriza por el empoderamiento o por alternativas adecuadas.
Legalizar la prostitución, sabiendo que en la mayoría de las situaciones existe control sobre terceros, legaliza efectivamente el tráfico sexual, al igual que despenalizar completamente a todos los actores de la prostitución, incluso cuando el tráfico sexual todavía se considera un delito. Un juez de Canadá, Robert F. Goldstein, del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, comentó sobre un desafío al modelo de igualdad de Canadá: "Creo que el intento de los solicitantes de separar el trabajo sexual y la trata de personas es artificial y poco realista, dada la fuerte evidencia que respalda la opinión del Parlamento de que a menudo van de la mano".
Como se mencionó, los países escandinavos Dinamarca y Noruega, que en 2007 permitían la compra de sexo pero no la propiedad de burdeles, tenían dieciséis y nueve veces más personas en prostitución per cápita que Suecia, respectivamente. De manera similar, en Dinamarca, España y el Reino Unido –jurisdicciones con modelos legales similares a Dinamarca– la proporción de hombres que informaron haber comprado sexo en los últimos seis meses fue de ocho a diez veces mayor que en Suecia. Además, los hombres encuestados en estos países tenían varias veces más probabilidades de "conocer a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses que los hombres en Suecia. Sin lugar a dudas razonables, estos países que permiten la compra de sexo tendrán un mercado de prostitución significativamente mayor y multiplicado, donde el comercio sexual también se multiplicará, que el que tendrían bajo el modelo de igualdad.
Además, la aceptación de la prostitución como fenómeno por parte de la población parece aumentar cuando es legal, lo que sugiere que cuanto más se legalice la prostitución, más difícil será combatir el tráfico sexual, que es lo que buscan los demandantes en este tribunal. Así, una investigación europea realizada en ocho países en 2014 mostró una relación significativa y fuerte entre las actitudes hacia la prostitución y los marcos legales existentes. Por ejemplo, en países donde se permitían grandes industrias de burdeles legales, como Alemania y los Países Bajos, sólo el 16% y el 19%, respectivamente, estaban a favor de criminalizar a los compradores. En países donde ni los burdeles ni la compra de sexo eran legales y donde no se imponían sanciones a las prostitutas, como Noruega y Suecia, el 53% y el 63% respectivamente estaban a favor de criminalizar a los compradores.
En los cuatro países restantes donde se permitía la compra de servicios sexuales en locales más pequeños, lo que es más similar al modelo buscado por los solicitantes, el apoyo a la criminalización de los compradores se encontraba en algún punto intermedio: 24% en Dinamarca, 25% en España, 28% en Francia y 34% en el Reino Unido.
En otras palabras, la prostitución legal dentro de la población general parece crear una tolerancia explícita hacia la prostitución, que empíricamente se traduce en una tolerancia implícita hacia sus numerosos abusos, como la explotación sexual, la trata de personas con fines sexuales y la violación. Esta conclusión se ve respaldada por el hecho de que los países que afirman criminalizar el tráfico sexual mientras despenalizan o legalizan otros aspectos de la prostitución todavía tienen una gran zona gris donde el tráfico ocurre esencialmente fuera del radar de la ley. Por ejemplo, mientras que los Países Bajos diferencian entre la prostitución de inmigrantes y la prostitución nacional al tipificar como delito la intermediación de personas de otro país para la prostitución, independientemente de si el intermediario las trata, el tráfico sexual todavía ocurre "a menudo" en la prostitución autorizada y no autorizada en los Países Bajos. En consecuencia, los criminólogos holandeses descubrieron en 2014 que la trata de personas "todavía prospera detrás de la fachada legal" de la prostitución regulada.
De manera similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos, que se nombró a sí mismo el "policía" imperial del cumplimiento de los derechos humanos civiles por excelencia en otros países, concluyó que el sistema de prostitución despenalizado de Nueva Zelanda no logró prevenir, procesar y proteger a quienes fueron objeto de trata. Ya en 2010, Nueva Zelanda fue mencionada como "un país de origen de niñas menores de edad que son objeto de trata de personas, especialmente de prostitución forzada". Sin embargo, en 2022 se descubrió que los traficantes en Nueva Zelanda seguían apuntando a grupos vulnerables, como niños, inmigrantes y adultos víctimas de violencia doméstica y familiar, para explotarlos en el comercio sexual.
Dada la abrumadora evidencia de cómo las leyes afectan la prostitución en la práctica, criminalizar a los compradores y despenalizar a las prostitutas tiene un propósito importante para disuadir la violencia de género y el tráfico sexual.
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
Dadas las tendencias agresivas de los compradores, la despenalización significa efectivamente que los perpetradores de violencia de género quedan impunes por muchos de los abusos cometidos en la prostitución. Una gran cantidad de evidencia, gran parte de ella publicada por estados que la han legalizado y despenalizado, sugiere que las leyes que permiten a los hombres comprar personas para tener relaciones sexuales no mejoran la situación de las personas prostituidas. En cambio, perpetúan y aumentan los daños conocidos de la prostitución, particularmente al aumentar la demanda de sexo remunerado, atraer a personas más vulnerables a la industria del sexo y proporcionar un poderoso incentivo económico para el tráfico sexual.
En contraste, el modelo igualitario, en el marco del Estado burgués, promueve el bienestar y la igualdad de los desafortunados miembros del proletariado que se ahogan en la colonización patriarcal de sus cuerpos, elevando el estatus de las prostitutas, principalmente mujeres y niñas, mujeres y/o personas feminizadas, incluidas las mujeres trans, así como los niños, algunos hombres y otras personas trans, y rebajando el estatus de sus perpetradores, que son predominantemente hombres (así asignados al nacer y que permanecen así identificados). A la luz de lo que sabemos ahora sobre la prostitución, no puede equipararse a un trabajo remunerado para mujeres cuyas circunstancias no les dejan otra opción, como hacen repetidamente los demandantes. Las personas que limpian baños públicos, casas privadas, venden frutas o lavan parabrisas en las calles no desarrollan niveles similares de PTSD debido a tales actividades, ni síntomas disociativos o consecuencias para la salud similares a los de los sobrevivientes de la guerra, incluidas lesiones cerebrales traumáticas, problemas de memoria, dificultad para respirar, dolor/entumecimiento en manos/pies, problemas de visión, dolor en el pecho, problemas de equilibrio, problemas de audición, dolor de mandíbula, hinchazón de las extremidades, ritmo cardíaco irregular y asma.
Las personas que "trabajan" tampoco suelen ser sometidas diariamente a violaciones, agresiones sexuales, humillaciones y abusos sexuales, ni contraen VIH ni otras infecciones de transmisión sexual potencialmente mortales como resultado de la exposición en el trabajo. Podría decirse que la prostitución no es trabajo: es una forma de violencia de género. Cuando se despenaliza en todos los ámbitos, incluidos terceros como propietarios de burdeles, gerentes y proxenetas, se podría decir que quienes toman las decisiones están cometiendo un crimen contra la humanidad y contra la población que será objeto de explotación en la prostitución de forma generalizada o sistemática como resultado de estas decisiones, especialmente aquellas que son objeto de trata y forzadas a prostituirse a gran escala.
11. Violación del derecho burgués: la legalización y la despenalización son crímenes contra la humanidad
Incluso entre los investigadores burgueses, la gente está empezando a darse cuenta de lo terrible que es realmente la prostitución legal. Dos de los críticos más destacados de la prostitución legal, en un artículo reciente en la revista más prestigiosa de derecho internacional, llegaron incluso a acusar a estados imperialistas como Alemania, Nueva Zelanda, Países Bajos, provincias dentro de dichos estados (por ejemplo, Nevada, EE.UU. y Victoria, Australia) – y naciones oprimidas como India y Tailandia – de institucionalizar crímenes contra la humanidad que "conmocionan la conciencia de la humanidad".
Esta espectacular teoría, a pesar de haber sido propuesta por académicos que trabajan dentro del marco de las instituciones burguesas, es notable porque los comunistas pueden adoptarla con fines propagandísticos. "Miren", diríamos, "los propios juristas de los imperialistas admiten que no pueden seguir sus propias leyes; las violan constantemente con impunidad, irresponsabilidad y desprecio descarado".
Es revelador que los diplomáticos que se supone deben defender los altos estándares de derechos humanos de los imperialistas hayan sido sorprendidos por comprar sexo en sus reuniones en Nueva York. Como lo expresó un oficial de policía: "La hora del almuerzo es el mejor momento para la prostitución. Muchos de los hombres que arrestamos están casados, por lo que necesitan una excusa para dársela a sus familias. Es un poco más fácil a la hora del almuerzo y cuando están en el trabajo escabullirse por un rato".
Un periódico indio informó desde las reuniones de la ONU en la ciudad de Nueva York que "escoltas costosos están acudiendo a la ciudad desde lugares tan lejanos como Las Vegas y Europa para satisfacer la creciente demanda durante las reuniones diplomáticas. Las fuentes sugieren que los diplomáticos se entregan a tales actividades. Muchos eligen visitar hoteles en lugar de clubes de striptease o lugares públicos para evitar llamar la atención". Un activista conservador estadounidense de derechos sociales, un obvio oxímoron, escribió en 2023 que… Anchorage no es una ciudad pobre y Alaska no es un estado pobre. La Tercera Avenida es el horror del tercer mundo en una sociedad con recursos del primer mundo. … La prostitución obviamente existe. Las condiciones sanitarias son pésimas. . . . Toleramos el uso abierto de drogas y la prostitución en público. Permitimos que los perpetradores actúen abiertamente y así mostramos nuestra indiferencia hacia las víctimas.
De manera similar, un periodista europeo describió un documental transmitido por la televisión pública alemana en el que uno de los propietarios de la cadena de burdeles Paradise admitía que era plenamente consciente del impacto de la prostitución legal en el proletariado: ¿Estaría feliz si alguna de sus dos hijas trabajara en Paradise?, pregunta el entrevistador. La cara de Rudloff se pone roja. "Impensable, impensable", dice. "El tema es brutal. No quiero ofender a las prostitutas, pero estoy tratando de criar a mis hijos para que tengan oportunidades profesionales. La mayoría de las prostitutas no tienen esas oportunidades. Por eso hacen ese trabajo". Hace una pausa y mira hacia otro lado. "Impensable", repite. "No quiero ni pensar en eso"
El viejo nexo de guerra no se aplica a los crímenes contra la humanidad; para ello, los imperialistas han inventado los conceptos de "crímenes de guerra" y "crímenes de agresión", lo que significa que los crímenes contra la humanidad "no tienen por qué constituir un ataque militar", como se define en el Estatuto de la CPI y confirmado repetidamente por sus salas judiciales, así como en tribunales ad hoc anteriores en Ruanda y ex. Yugoslavia. El primer intento exhaustivo de los dos académicos burgueses de examinar cómo el concepto de crímenes contra la humanidad, que es aplicable tanto en tiempos de paz como en situaciones de conflicto reconocidas, puede aplicarse legalmente a un espectro más amplio de prostitución, limitándolo al derecho burgués, es sin embargo instructivo sobre cómo los marxistas deberían abordar el tema.
Examina cómo la prostitución es un ataque "generalizado" y "sistemático" contra la población civil que no sólo es llevado a cabo por fuerzas sociales sino también explotado por actores y leyes que, si bien son diferentes de los casos más explícitamente brutales que han cubierto aplicaciones legales anteriores, siguen estando organizados e implican violencia y coerción significativas. Según ellos, estudios de caso cuidadosos centrados en la Corte Penal Internacional (CPI) respaldan la teoría de que la prostitución legal debería reconocerse como un crimen contra la humanidad.
Según el Estatuto de Roma de 1998 – actualmente la más exigente de las definiciones aplicadas internacionalmente – un crimen contra la humanidad requiere que actos específicos bajo el Artículo 7(1)(a)-(k) sean “cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque”. Pueden tenerse en cuenta la prostitución forzada, la esclavitud sexual, la esclavitud, la violación, la tortura y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable (7(1)(c)(f)(g)(k)). Triangularon fuentes empíricas utilizando múltiples métodos de encuesta y descubrieron que la prostitución suele coincidir con el delito de prostitución forzada, entre otras cosas. La CPI lo define como obligar a personas prostituidas a tener relaciones sexuales "aprovechando un entorno coercitivo o la incapacidad de dicha persona o personas para dar su consentimiento genuino" (Elementos de los Crímenes 2002, art 7(1)(g)-3(1)).
De manera similar, la trata de personas, sinónimo de esclavitud según el Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(2)(c), se define con autoridad en el Protocolo de Palermo de 2000, artículo 3(a), que ha sido ratificado por 182 Estados, entre otras cosas como “abuso de poder o de una posición vulnerable... con fines de explotación”. Dado el requisito alternativo del Estatuto de Roma (1998) de que el ataque a la población civil sea sistemático (artículo 7(1), es importante señalar que la demanda alemana de sexo más dañino se intensificó después de la legalización, exacerbando la situación, por ejemplo, con la aparición de burdeles de precio fijo que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos sexo de todo tipo, sobre todo sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs. Se han reportado desarrollos similares en Nueva Zelanda.
En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, admitió que veinte años de prostitución legalizada han sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en la calle y en los burdeles". A pesar de las deficiencias del derecho civil sueco, los compradores en Suecia son descritos como más cautelosos porque pueden ser considerados responsables de los intentos, mientras que las prostitutas no cometen ningún delito, una situación que las prostitutas, como se mencionó, fortalece su control, seguridad e integridad personal. proletariado – todo lo contrario. Una superviviente de Nueva Zelanda que quería dejar la prostitución legal después de cinco años descubrió que “ninguna de las organizaciones que representan a las trabajadoras sexuales me ofreció jamás ayuda para abandonar la industria del sexo”. Otra superviviente testificó cómo las mujeres en Nueva Zelanda "intentan abandonar el comercio sexual pero no reciben ayuda. Se van y regresan, se van y regresan, porque nadie las escucha".
Un conocido superviviente de la prostitución, periodista y autor irlandés, junto con el principal investigador sobre la prostitución y psicólogo especializado en el trauma de la prostitución en los Estados Unidos, han observado que el Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, una importante organización de lobby a favor de la despenalización, "no ofreció ningún programa de apoyo como formación vocacional o apoyo de vivienda para la gran mayoría de quienes trabajaban en la prostitución y querían dejarla". De manera similar, las solicitudes de financiación para programas de salida de Streetreach, una ONG de Nueva Zelanda, fueron rechazadas a pesar de que sus comunidades querían deshacerse de la prostitución porque la ven principalmente como una "molestia pública".
El dinero que llega a los gobiernos donde la prostitución genera importantes ingresos fiscales debería considerarse realmente "la parte del proxeneta" del gobierno. Por ejemplo, la ciudad alemana de Duisburg, con una población de poco menos de 500.000 habitantes, ganó 913.000 euros en 2015 sólo con los burdeles. En Dortmund, que tiene una población alrededor de un 20% mayor, la ciudad estimó sus ingresos en 750.000 euros en 2010. Los gobiernos locales de Nevada con burdeles legales "ganan entre miles y cientos de miles de dólares anualmente gracias a las tarjetas de trabajo, solicitudes, licencias y derechos de licencia de alcohol de los burdeles", como escribió un investigador pro-legalización en Nevada. Allí, el condado de Lyon ganó $543,757 en 2017 por derechos de licencia e "impuestos sobre habitaciones y licores" de burdeles legales, más $5,000 por los llamados permisos de trabajo. El condado de Nye recaudó $192,188, incluidos $56,779 para "permisos de trabajo".
Al interpretar las leyes contra el tráfico sexual de manera estricta, como lo hacen naturalmente todos los estados con prostitución legal, mientras se ganan cantidades significativas de derechos de licencia, impuestos especiales e impuestos sobre las ventas, la legislación sobre prostitución legal promueve y alienta la prostitución forzada, la esclavitud y otros abusos comparables "cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque". Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(1).
Es fácil demostrar que era consciente de las consecuencias de la póliza. Una sala de cuestiones preliminares de la Corte Penal Internacional concluyó que los "motivos razonables", cuando un ataque "afectó al menos a cientos de miles" durante cinco años mientras las Naciones Unidas "publicaban ampliamente" abundante información, cumplían con el requisito de notificación. Los supervivientes de la prostitución, cuando la abandonan, suelen dejar muy claras las consecuencias de legalizar sus abusos pasados. Sus votos, junto con la abrumadora evidencia de la prostitución legal ahora disponible, muestran que los funcionarios públicos adoptan "a sabiendas" políticas que "en circunstancias normales", artículo 30(3), "promoverán o alentarán activamente... un ataque contra la población civil".
A la luz de esta descripción, el Estatuto de Roma de 1998 prescribe varias formas de responsabilidad, que el tribunal puede evaluar individualmente. Especies. 25(3)(a)–(d), 28(a)–(b). La responsabilidad penal individual de los funcionarios públicos es, por tanto, un concepto jurídicamente sostenible. La jurisprudencia civil anterior ha tratado la prostitución forzada y el tráfico sexual como crímenes potenciales contra la humanidad, pero desde entonces ha restringido el término a las víctimas de violencia sexual en guerras internacionales o guerras civiles (por ejemplo, las mujeres de solaz japonesas) o grandes sindicatos del crimen organizado como la yakuza japonesa. No nos hacemos ilusiones sobre el derecho internacional o el derecho civil. Usamos el derecho internacional para exponer a los imperialistas y sus travesuras. Es una cuestión propagandística.
No entregaremos a todos los criminales imperialistas y reaccionarios a los tribunales: los pueblos del mundo les darán su veredicto final y los dejarán en el montón de polvo de la historia. Incluso después de la revolución, quienes toman decisiones no deben quedar impunes por sus crímenes imperialistas. Por lo tanto, debe aceptarse la teoría de la prostitución legal como un crimen contra la humanidad.
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad de género
El sexo comercial bajo el capitalismo, incluidas la pornografía y la prostitución, es una industria poderosa apoyada por una variedad de apologistas, incluidos investigadores, periodistas, comentaristas sociales, etc., que influyen en la opinión pública y la política, sin importar cuán equivocadas sean sus afirmaciones. Por tanto, no sorprende que el modelo de igualdad de género haya generado una enorme cantidad de desinformación, mitos y mentiras, especialmente en Suecia, que fue el primer país en adoptarlo. También vemos esto en las corrientes reformistas y revisionistas dentro del movimiento obrero.
Algunos investigadores burgueses se preguntan si el modelo de igualdad de género ha contribuido a un mercado de prostitución más pequeño en comparación con otros países escandinavos. Afirman que parte de la prostitución sueca se lleva a cabo sin ser detectada, a través de taxis, donde las mujeres prostituidas usan sus propios automóviles para transportar a los compradores de sexo a apartamentos donde se compra sexo y, por lo tanto, no son denunciadas en las investigaciones oficiales. Sin embargo, la prostitución en taxis ya existía en Estocolmo en 1993, varios años antes del modelo de igualdad de género. Una investigación pública de 1995 llevó a cabo una entrevista en profundidad con una prostituta que dijo que usaba su propio automóvil para "recoger clientes" y que esto le permitía "seleccionar" a sus clientes.
Los críticos reaccionarios burgueses del modelo de igualdad de género, por lo tanto, omiten información que contradice su afirmación de que la prostitución a través de taxis y los propios automóviles de las mujeres prostituidas apareció por primera vez en 1999. Además, estas afirmaciones no dicen nada sobre la prevalencia de estas formas de prostitución en otros países, o si las mujeres en cuestión anunciaron o contactaron taxis o compradores de sexo donde se conocía la prostitución callejera, lo que hace probable que hubieran sido incluidas en las estimaciones de incidencia para esos lugares. A falta de datos transfronterizos o longitudinales (los estudios longitudinales son encuestas en las que se estudian los mismos sujetos con varios años de diferencia), o cualquier información sobre los medios de comunicación a través de los cuales se organizó la compra de sexo, sus observaciones aisladas no proporcionan una idea significativa de la efectividad y eficiencia de la ley sueca.
Estos críticos también afirman que la prostitución sueca se publicitaba en sitios web daneses, pero de ello no se sigue que los estudios que evaluaron la prostitución sueca subestimaran su alcance; Se ha incluido publicidad "dirigida a residentes en Suecia" independientemente del origen de los sitios web. Otro tipo de afirmación la ha hecho un etnógrafo británico que literalmente vivió y durmió entre mujeres y hombres prostituidos suecos. Junto con una activista sueca y "ex trabajadora sexual", cofundadora de la (pro) "organización sueca de trabajo sexual", presidenta de una red mundial de organizaciones similares y "crítica persistente y vocal del modelo sueco que criminaliza a los clientes de las trabajadoras sexuales", critican los programas especializados suecos de apoyo y salida. Dicen que estos programas deben repartir condones y otros materiales gratuitos para tener relaciones sexuales seguras en la calle (la llamada reducción de daños). Sin embargo, estos programas supuestamente han razonado que si los funcionarios bajo la Ley de Igualdad hicieran esto, promoverían indirectamente la prostitución. Sin embargo, el etnógrafo británico y su amigo activista sueco omiten el hecho de que los compradores de sexo a menudo prefieren sexo sin protección y presionan a las prostitutas para que se lo proporcionen independientemente de lo que ellas mismas quieran, condiciones documentadas sistemáticamente en la prostitución legal, como se mencionó anteriormente. Los compradores de sexo a menudo sobornan a las prostitutas para que tengan relaciones sexuales sin protección, y a muchos burdeles esto no les importa.
Una superviviente de la prostitución legal dijo que "se demostró que el mito de una mejor salud era falso menos de seis meses después de la reforma legal [en Nueva Zelanda]. Las mujeres se besaban y corrían el riesgo de contraer herpes, practicaban sexo oral sin condón a riesgo de contraer verrugas en la garganta y participaban en prácticas más duras y arriesgadas sólo para conseguir un trabajo". De manera similar, una mujer en un burdel legal en Nevada informó que, aunque las mujeres "insistieron" en usar condones, los clientes se quejaron a través de los teléfonos de las habitaciones con la gerencia, quien luego les indicó a las mujeres que "siguieran las reglas". Además, los propios datos del etnógrafo y activista sobre informantes suecos revelaron que la "gran mayoría" de las prostitutas ya reconocía que el sexo oral era menos seguro sin condón, pero la mitad admitió que lo practicaban de todos modos porque los clientes lo exigían, no, como sugiere deshonestamente el etnógrafo y activista, debido a "una falta de iniciativas de reducción de daños destinadas a poner el conocimiento en práctica". Entregar condones gratis a mujeres prostituidas puede parecer inofensivo, pero no hay evidencia de que reduzca las relaciones sexuales sin protección. Afirmar que sí es así, como lo hacen estos apologistas, es presentar la prostitución como más segura de lo que realmente es.
Además, hay una serie de mitos desmentidos desde hace mucho tiempo de que la prostitución se volvió más peligrosa en Suecia después de 1999, que los ingresos disminuyeron y que las condiciones en general empeoraron. El problema de la desinformación es particularmente digno de mención dado que la evidencia empírica contradice fuertemente este mito, como se describió anteriormente, especialmente la falta de asesinatos en la prostitución sueca desde 1999, los informes de compradores relativamente ansiosos y dóciles, y las tarifas más altas que los compradores tienen que pagar en comparación con la prostitución en entornos legales.
13. Resistencia jurídica civil
Desde 1999, la jurisprudencia no considera que los compradores sean individualmente responsables de los daños que afectan a aquellos a quienes compran sexo en Suecia, lo que obviamente va en contra de las intenciones del modelo de igualdad de género y muestra la quiebra del sistema jurídico burgués. En la medida en que el Estado ha apoyado a personas dedicadas a la prostitución con fondos públicos, ha sido una decisión política, no una obligación legal. En 2001, la Corte Suprema, en una breve opinión de cuatro sentencias, confirmó sentencias de tribunales inferiores que interpretaban el interés protegido bajo la Ley de Compra de Servicios Sexuales al determinar la pena para un hombre que había comprado a una mujer para practicarle sexo oral en un automóvil estacionado. El tribunal de distrito sueco señaló que el fiscal sólo había citado a la mujer como testigo, no como víctima. Esto, junto con el hecho de que no se ha presentado ninguna reclamación por daños y perjuicios, también significa que los fiscales interpretan la compra de servicios sexuales como un delito más o menos "sin víctimas". El tribunal de distrito consideró en el caso de 2001 que un delito cuyo principal objetivo es el orden público merece en sí mismo una pena menor que los delitos contra las personas.
El Tribunal de Distrito y el Tribunal de Apelación no estuvieron de acuerdo sobre el nivel apropiado de castigo, pero ambos argumentaron que el "consentimiento" de la persona prostituida indicaba que el delito cometido estaba "principalmente" dirigido al "orden público" y no al individuo como "persona". La implicación era que la víctima no consentiría voluntariamente en cometer un delito contra sí misma como persona. Sin embargo, ni las conclusiones del legislador ni las investigaciones actuales sobre la industria del sexo documentan las condiciones de libertad necesarias para que el "consentimiento" en el que se basan estos tribunales sea significativo. De hecho, no demostraron ser conscientes de la naturaleza abrumadoramente ficticia del supuesto consentimiento de la persona prostituida. Cuando se obliga a celebrar un contrato aprovechándose de la situación desesperada de alguien, de su falta de opciones o de su historial de abuso, todos ellos precursores bien conocidos de la prostitución, equivale a "explotar un entorno coercitivo o la incapacidad de una o más personas para dar su consentimiento genuino".
Por lo tanto, hay muchos estudios que muestran que la mayoría de los compradores, al responder de forma anónima, admiten que entienden que las prostitutas no disfrutan del sexo, pero son financieramente vulnerables y están expuestas a la violencia y otros daños como el proxenetismo o la trata. En términos de daños, la evidencia empírica muestra que las circunstancias coercitivas que típicamente preceden a la entrada crean una situación que es a la vez altamente desafiante e inherentemente inequitativa, que los compradores explotan libremente. Al comprar sexo a personas que se ven obligadas a aceptarlo debido a una falta fundamental de elección, los compradores están agravando los daños a las personas que se dedican a la prostitución, incluso sin cometer actos agravantes adicionales.
Los restos de la percepción general de la prostitución antes de 1999 todavía afectan el tratamiento legal que se da en Suecia a las víctimas de la trata de personas. Debido a las interpretaciones legales distorsionadas del modelo de igualdad de género, y a pesar de la reputación internacional que el país se ha ganado a sí mismo como un país socialmente progresista, las personas prostituidas en Suecia todavía tienen que demostrar en cada caso individual que han sido sometidas a violaciones graves o explotadas despiadadamente en la prostitución para que se les reconozca los daños. Sin prueba de tal violación, la persona prostituida es considerada únicamente como testigo de un delito contra el orden público. Por ejemplo, un testigo de un delito relacionado con la prostitución no tiene derecho legal a salir de los programas, la atención médica o la vivienda. Por lo tanto, los representantes legales de las víctimas deben trabajar caso por caso para evitar que los tribunales rechacen las reclamaciones de indemnización de sus clientes. De esta manera, el derecho civil en Suecia sigue protegiendo a los perpetradores. A pesar de esto, Suecia todavía tiene quizás las condiciones más sólidas en una sociedad legal civil para combatir con éxito el tráfico sexual en comparación con otros países con el mismo tipo de leyes. Sin embargo, las debilidades de la legislación sueca y su aplicación, que son similares a las de Francia y muchos otros países con al menos algunas ambiciones abolicionistas, han sido criticadas durante veinte años. Sin embargo, el legislador todavía no ha impedido que los tribunales determinen en la mayoría de los casos de prostitución que se trata de prostitución "voluntaria", sin el papel de víctima que da derecho a una indemnización según la doctrina jurídica vigente.
Una investigación de 2022, que el gobierno sueco encargó al Consejo Nacional de Prevención del Delito, tenía como tarea evaluar si las personas prostituidas debían ser consideradas automáticamente "víctimas", como ocurre con las víctimas de otros delitos sexuales. Se podría haber esperado que concluyeran que éste debe ser el caso. Sorprendentemente, se opusieron a esta propuesta, aunque lamentaron que las circunstancias agravantes mencionadas incluso en la historia legislativa prácticamente nunca hayan sido tomadas en cuenta por los tribunales suecos, que todavía imponen penas en el rango de pena más bajo, a pesar de que las penas de prisión están incluidas en la escala. Esto demuestra que la legislación burguesa no cambia a menos que exista presión popular de las masas.
Por estas razones, Francia intentó crear una protección legal más amplia para las personas prostituidas en su versión de la ley sueca, incluso a través de programas municipales de salida obligatorios. Sin embargo, hasta ahora la implementación ha sido ineficaz. Algunos académicos han descrito los programas de salida franceses como "un aparato burocrático de mano dura" que crea obstáculos, especialmente para los inmigrantes que solicitan participar, pero también para las organizaciones de base de las que el gobierno depende en última instancia para obtener fondos para implementar los programas.
Además, estos investigadores subrayan "lo difícil que es aplicar una estrategia de este tipo en un contexto caracterizado por una política de inmigración restrictiva y una continua desconfianza racista hacia los inmigrantes". Cinco organizaciones no gubernamentales de Francia, una “federación de practicantes y sobrevivientes de la prostitución, junto con personas que actualmente se dedican a la prostitución” (la “Federación”), publicaron un informe conjunto integral en 2025. Reconocieron que la ley francesa, cuando se implementa plenamente, tiene éxito, al menos desde una perspectiva cívil. Sin embargo, en muchos o en la mayoría de los casos todavía existen obstáculos importantes para ello. Cuando los supervivientes con los que trabajó la federación denunciaron a la policía casos de proxenetismo o trata (un primer paso hacia una posible condena en casos de prostitución), se encontraron regularmente con respuestas degradantes, que incluían burla, irritación, negación de la violencia, acusaciones contra los supervivientes, negativa a señalar o restar importancia a ciertos actos de violencia e incluso negativa a emitir informes oficiales después de recibir testimonio. Por ello, la federación pide, entre otras recomendaciones, la formación de todos los profesionales que entran en contacto con los supervivientes, y que los supervivientes estén acompañados por representantes de organizaciones como la suya a la hora de realizar sus denuncias.
Por lo tanto, todavía parece haber obstáculos importantes para que las prostitutas hagan valer plenamente sus derechos liberales burgueses en Suecia. Algunos críticos de Suecia enfatizan que las leyes de inmigración del país se aplican de una manera que puede negar permisos de residencia a las prostitutas y que las leyes de vivienda impiden que las mujeres se dediquen a la prostitución en espacios cerrados (a diferencia de la prostitución callejera o con acompañantes). Es cierto que estas aplicaciones son contrarias a la intención de dirigirse únicamente a proxenetas y compradores de sexo, no a personas prostituidas. Sin embargo, los críticos rara vez reconocen que la situación podría mejorar si se trataran todos los casos de compra de sexo como delitos contra las personas y no contra el orden público, lo que proporcionaría incentivos adicionales para que los vulnerables denuncien los delitos cometidos contra ellos y garantizaría un apoyo público más confiable que el que la sociedad civil por sí sola puede ofrecer. Se ha argumentado que debido a que la realización de estos derechos civiles disuadiría a los posibles compradores de sexo, infringen los derechos de una categoría hipotética de personas que no se ven perjudicadas por la "venta de sexo". Pero alguien que fue comprado para tener sexo y no sufrió lesiones probablemente no reclamaría daños y perjuicios a un comprador de sexo. Aunque esto no sería suficiente para disuadir a algunos compradores de sexo, la legislatura o el tribunal deberían poder lograr un equilibrio justo entre los derechos, intereses y demandas en juego.
Al sopesar los intereses de quienes son perjudicados y explotados en la prostitución y su necesidad de apoyo para salir de ella, los argumentos a favor de la persona prostituida hipotéticamente ilesa parecen sorprendentemente desequilibrados y desconectados de la realidad documentada de la prostitución entre el proletariado, especialmente sus miembros más explotados.
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
A pesar de las promesas de ilustración y modernidad a los ciudadanos, tanto en las naciones imperialistas como en las oprimidas, las democracias parlamentarias burguesas han fracasado rotundamente en crear bienestar y prosperidad para las masas. La desigualdad está aumentando a un ritmo acelerado, especialmente entre las naciones imperialistas y oprimidas, pero también entre las clases ricas y pobres dentro de las propias naciones. Como dice el experto en impuestos de Oxfam: "Se nos dice una y otra vez que no hay suficiente dinero para mejorar la vida de la gente corriente o luchar contra la crisis climática. Pero los hechos demuestran lo contrario. Los superricos están acaparando más de lo que pueden gastar mientras evitan pagar impuestos, y el resto de nosotros llevamos la peor parte de la carga fiscal mientras intentamos mantener la economía a flote". Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo.
Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo. Nunca debemos esperar que la democracia representativa parlamentaria cambie la política en torno a la prostitución. En la prostitución, las víctimas deben demostrar constantemente que son dignas de recibir contribuciones sociales, pagadas por contribuyentes alienados y, por lo tanto, egoístas o esfuerzos filantrópicos; de lo contrario, las prostitutas deben valerse por sí mismas. Jueces, policías, trabajadores sociales, académicos y políticos oportunistas, con sus molinos parlantes, trabajan mientras cierran sus mentes, por limitadas que sean, y obstruyen la aplicación efectiva de las leyes destinadas a prevenir la prostitución.
Por lo tanto, el aumento del gasto público para apoyar los programas de salida de las prostitutas se ve obstaculizado por el capitalismo, que divide la simpatía del público debido a la constante necesidad y falta de recursos para el proletariado, especialmente las prostitutas. Los políticos oportunistas, que sólo adoptaron el modelo igualitario debido a la presión de la clase obrera en lucha, los movimientos populares y la opinión pública, no tienen, como señaló Lenin en El Estado y la Revolución, ningún interés en llevarlos a cabo o implementarlos. En cambio, prefieren sus “foros de discusión” y mantienen cómodamente buenas relaciones con los capitalistas, quienes ofrecen lucrativos trabajos de salida en agencias de relaciones públicas, salas de juntas o (para los izquierdistas) prestigiosos puestos internacionales como embajadores, representantes de la ONU o presidentes o directores de organizaciones no gubernamentales y filantrópicas.
Como observó Lenin, a los políticos en la democracia representativa burguesa sólo les importa acercarse a la "olla de carne", los puestos lucrativos y honorables, y que, por otro lado, puedan captar "la atención del pueblo". Mientras tanto, es en las cancillerías y en los estados mayores donde "se ocupan" de los asuntos del Estado burgués. Nunca se debe caer en la creencia de que el desarrollo sobre el terreno se produce a través de cambios en las leyes. Esta configuración despeja la lucha contra el contenido de la clase. No son las leyes sino las clases y sus luchas las que determinan el desarrollo social.
Bajo una dictadura burguesa, el proletariado vive sin control sobre los recursos de la sociedad y, por lo tanto, siempre vive al borde de hundirse en la miseria de la pobreza. La parte de la clase obrera que pertenece a sus reservas, que es utilizada por la burguesía para obligar a los obreros a seguir órdenes bajo la amenaza de ser reemplazada y así descender a los estratos más bajos, es una parte natural del capitalismo. Mientras exista pobreza y falta de recursos, existirá la prostitución. Lo mismo se aplica a la ética y la moralidad social. En una sociedad sucia, sus miembros se vuelven sucios. En una sociedad donde impera el individualismo y donde las personas están alienadas unas de otras, es natural que sus miembros no se traten bien entre sí.
En la sociedad capitalista, el cuerpo femenino se comercializa con fines económicos, lo que crea en la mente de grandes sectores de la población la idea de que es posible poseer su cuerpo mediante el intercambio de dinero. Al contrario de ambos, en la sociedad socialista no habría desempleo ni pobreza ya que los recursos de la sociedad no servirían a un pequeño grupo de individuos sino a las necesidades de la gran mayoría. El beneficio no estaría en primer lugar en los objetivos de producción, sino en la victoria del socialismo y el bienestar del pueblo. Esto eliminaría las condiciones económicas para la prostitución. La conciencia del pueblo también cambiaría mediante la lucha contra tradiciones, ideas y costumbres obsoletas. El codicioso individualismo capitalista va a ser reemplazado por el colectivismo solidario del socialismo. La confianza en el cambio no residiría en las leyes existentes sino en la fuerza de las masas para defender y aplicar los métodos de emancipación de la mujer. Lenin lo expresó en Lenin lo expresó en Una Gran Iniciativa (1919) de la siguiente manera:
La verdadera emancipación de la mujer, el verdadero comunismo, solo comienza cuando se inicia una lucha de masas (liderada por el proletariado, que ostenta el poder estatal) contra esta economía doméstica a pequeña escala, o, más precisamente, cuando se transforma a gran escala en una economía socialista a gran escala.
Es imposible aplicar suficientemente las leyes sobre la prostitución, destinadas a empoderar a las víctimas, incluso en países imperialistas como Suecia y Francia, que cuentan con más recursos que las naciones oprimidas y, en teoría, con las leyes más progresistas para rescatar a quienes se ahogan en la prostitución y son víctimas de trata con fines sexuales. Para que estas medidas políticas sean efectivas, es necesario llevar a cabo una revolución, liderada por un partido revolucionario de vanguardia capaz de instaurar la dictadura del proletariado. Entonces, con revoluciones culturales y vigorosos esfuerzos para prevenir la alienación intelectual de funcionarios, jueces, policías, trabajadores sociales y académicos, estas leyes bienintencionadas podrán finalmente implementarse en todo su potencial. Sin poder –como en la dictadura del proletariado– las leyes de igualdad y la protección constitucional de los grupos vulnerables son una ilusión.
Índice:
1. ¿Qué es la prostitución?
2. Violencia, abuso y problemas de salud
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución en el capitalismo
4. Consecuencias perjudiciales para la salud
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
6. El modelo de igualdad
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
8. El modelo de igualdad se fortalece, mientras que la legalización de los compradores debilita a las mujeres
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
11. Violación de la ley burguesa: La legalización y la despenalización son crímenes de lesa humanidad
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad
13. Resistencia legal burguesa
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
1. ¿Qué es la prostitución?
Si la falta de vivienda simboliza lo que está mal con la propiedad privada, entonces la prostitución encarna lo que está mal con el capitalismo. Exalta las necesidades de los hombres por encima de la subordinación de las mujeres, especialmente de las mujeres de clase obrera, que son las más pobres y marginadas. Dentro de un Estado burgués, incluso en una democracia representativa, nunca será posible erradicar ni abolir esta cruel opresión.
¿Qué es la prostitución? La prostitución implica comprar a una persona para tener relaciones sexuales. Quienes compran sexo son comúnmente llamados "bacalaos", "pikes", "johns", "prostitutos", "citas", "pasajeros" y términos similares. La trata sexual o "comercio sexual" es la explotación económica de terceros, como proxenetas, dueños de burdeles, "gerentes", "novios", "agencias de acompañantes", caseros cómplices y otros facilitadores.
Según el derecho internacional, reconocido por más de 180 países (el Protocolo de Palermo de 2002), la trata de personas se define mínimamente como alguien que se aprovecha de tu "vulnerabilidad" y te deja sin "alternativa real y aceptable" más que someterte a la trata. Como señaló el Relator Especial de la ONU sobre la Trata de Personas en 2006, el Protocolo de Palermo simplemente describe "la prostitución tal como se practica realmente en el mundo". Por lo tanto, una situación de vulnerabilidad puede surgir de factores sociales y económicos o de otros medios de coerción, como la violencia, el fraude o los problemas psicológicos, factores reconocidos por prácticamente todos los Estados Partes.
Siguiendo las ensenanzas impartidas por el presidente Mao, los marxistas-leninistas-maoístas basan su comprensión de la prostitución y la trata de personas en investigaciones objetivas sobre cómo se manifiestan estos fenómenos en la realidad. Por lo tanto, realizamos investigaciones exhaustivas, especialmente entre el proletariado y las personas supervivientes, utilizando fuentes secundarias creíbles, fiables e informativas, incluso si provienen de académicos burgueses. A partir de estudios concretos, podemos extraer conclusiones concretas.
* * *
Aplicando el marxismo al estudio del problema se revela que la prostitución no equivale a trabajo productivo, como "trabajo sexual", como lo describen algunos revisionistas y posmodernistas que buscan excusar, sanear y normalizar la prostitución. Por ejemplo, los trabajadores de restaurantes de comida rápida de McDonald's, los trabajadores indocumentados de empresas de servicios temporales y el personal de hoteles no sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de la violencia o la agresión sexual en su lugar de trabajo en la misma medida que las víctimas de guerra que buscan tratamiento, las víctimas de tortura estatal, las mujeres en refugios para mujeres o las víctimas de violación. Tampoco padecen enfermedades de transmisión sexual como las prostitutas, que deben atender a muchos compradores de sexo que se niegan a tener sexo seguro y que pagan mucho más por sexo sin protección. Esto crea incentivos peligrosos para sus proxenetas, burdeles e incluso para ellas mismas, dada su precaria situación económica. Ninguna otra descripción laboral aceptable incluye tales atrocidades.
Un ejemplo de esto último fue la prostitución legal en el barrio rojo de Londres en la década de 1990, donde los gastos diarios de alquiler, publicidad, recepción, electricidad, toallas, preservativos, etc., no se cubrían hasta que la persona prostituida atendía a 10 clientes al día. Estas condiciones implicaban que muchas mujeres atendían a entre 20 y 30 clientes al día, algunas hasta 50, lo cual no es una situación única ni inusual en la prostitución legal. Como revelaron muchas mujeres del estudio sobre estos burdeles de apartamentos, supuestamente a pequeña escala, muchas tenían que aceptar sexo sin protección (que estaba mejor pagado) para reducir el número de clientes diarios y que no se volviera completamente insoportable.
Por lo tanto, como marxistas-leninistas-maoístas, entendemos que las condiciones de la prostitución aparentemente legal en países como Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Tailandia, India y los Estados estadounidenses como Nevada nunca pueden describirse como "trabajo sexual", como trabajo ordinario, ni siquiera en las actuales condiciones capitalistas de sobre explotación. Las excepciones a la regla son todas ostensiblemente ilegales: la esclavitud, como la de los niños que malgastan su infancia y juventud en las minas congoleñas o la de las empleadas domésticas extranjeras en Qatar, cuyos pasaportes son retenidos ilegalmente y luego violadas por sus empleadores, nunca se describe como "trabajo legítimo". Tampoco se describe como trabajadores comunes a los soldados que han sido maltratados y sobrevivieron a las guerras imperialistas más brutales; más bien, incluso los académicos pequeñoburgueses reconocerían a estos reclutas como carne de cañón, víctimas de las guerras imperialistas.
Nadie, ni siquiera los académicos o intelectuales burgueses, justifica la esclavitud infantil en el Congo, la esclavitud doméstica en Qatar o la guerra de Vietnam alegando que los afectados eran supuestamente trabajadores libres. Nadie defiende su abuso y miseria bajo el lema "mi cuerpo, mi elección". Nadie dice que no debamos "juzgarlos" por su "elección", sino simplemente legalizarlos y/o despenalizarlos y permitirles continuar. Nadie discute que el daño más grave no proviene de sus "clientes" y explotadores, sino de los abolicionistas que supuestamente los estigmatizan al describir con precisión su vulnerabilidad y explotación. Si "en el amor y en la guerra todo vale", con mayor razón en la prostitución.
Como Lenin nos enseña en El Estado y la Revolución, el Estado burgués no puede reformar los síntomas del capitalismo. Incluso aquellos reformistas burgueses que entienden la existencia de la prostitución no ceden a las demandas de legalizar los burdeles o despenalizar a los compradores de sexo, aunque todavía creen ingenuamente que sus actuales aparatos estatales pueden combatir eficazmente estas formas perversas de opresión. Entre ellos también se encuentran políticos, funcionarios y académicos de países que han adoptado el modelo de igualdad, a veces llamado modelo nórdico o sueco, en el que la persona prostituida no es criminalizada, sino que se le ayuda a abandonar la prostitución y se le reconoce como víctima de las circunstancias y de los perpetradores, mientras que los compradores y terceros son criminalizados para evitar que sigan explotando a las personas prostituidas.
Como se demostrará más adelante, este “modelo de igualdad” es un paso en la dirección correcta para combatir el abuso y la explotación en la prostitución. Sin embargo, es imposible implementar plenamente dicha política en un Estado burgués (contradicción entre la existencia formal del derecho y su real concretización en la sociedad burguesa, nora de traducción)
Los representantes en la democracia burguesa buscan controlar la decadencia del capitalismo, y los intereses de la clase dominante controlan todo lo que ocurre en ella. Estas condiciones profundamente opresivas corrompen o alienan (generalmente a los primeros) a los funcionarios públicos, volviéndolos ignorantes, reacios o realmente incapaces de implementar el modelo igualitario. Los políticos oportunistas y arribistas y sus charlatanes —jueces, abogados, agentes del orden, trabajadores sociales y, entre otros, las organizaciones no gubernamentales— que, aparentemente inconscientemente, presentan el capitalismo como un purificador de sus abusos más extremos, están todos involucrados. Estos burócratas, filántropos o voluntarios privilegiados, intencional o involuntariamente, obstruyen la correcta implementación del modelo igualitario y, por lo tanto, impiden que se desarrolle plenamente que solo puede concretarse bajo un sistema socialista revolucionario.
Solo una dictadura proletaria, dirigida por el partido proletario disciplinado, puede abolir verdaderamente la prostitución. O, mejor dicho, solo una elaboración marxista-leninista-maoísta de ese modelo logrará el objetivo de abolir la prostitución.
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Las realidades básicas de la prostitución en un Estado burgués de régimen liberal difieren de las condiciones puramente esclavistas de la servidumbre sexual que existen fuera de un sistema tradicional de intercambio monetario capitalista basado en el mercado. En el Estado burgués, la prostitución —ya sea ilegal, legal o semilegal según el modelo igualitario— prácticamente siempre se genera por una confluencia de fuerzas sociales y políticas, aunque no se limita a los siguientes factores:
(1) Violencia y abuso psicológico, graves consecuencias para la salud, humillación cruel y agresión sexual. Los tres son perpetrados por clientes y, en menor medida, por terceros y, en cierta medida, por las fuerzas del orden, otros funcionarios gubernamentales e incluso el público en general, incluyendo médicos, terapeutas, profesores y personas al azar.
(2) Pobreza extrema y falta de oportunidades alternativas.
(3) Cruel abuso sexual, físico y psicológico durante la infancia que destruye la capacidad de las personas prostituidas para vivir sus propias vidas; una situación coercitiva que contribuye a habituarlas y desensibilizarlas a la prostitución.
(4) Opresión de género, reforzada por múltiples formas capitalistas de subordinación (denominadas factores interseccionales por la academia burguesa), como: a. Racismo y/o colonialismo b. Persecución por motivos de etnia, nacionalidad, origen indígena, colonialismo, sexualidad y similares. c. Discapacidad y/o problemas de salud mental. d. Vivir en una nación oprimida con una grave falta de apoyo para abandonar la prostitución.
(5) Opresión institucional, como la indiferencia burocrática, la brutalidad policial, la impotencia judicial, la marginación y/o persecución política, y la estigmatización social.
(6) Barreras sistemáticas para abandonar la prostitución, como obstáculos burocráticos (por ejemplo, que impiden a las prostitutas obtener otro empleo remunerado), sanciones penales, falta de respuesta, desconfianza u hostilidad manifiesta por parte de trabajadores sociales, profesionales de la salud, docentes, empleadores, el poder judicial u otros actores del sector público o privado.
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2. Violencia, abuso y problemas de salud
En cuanto a la violencia y el abuso psicológico cometidos principalmente por compradores de sexo, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en Sudáfrica con una muestra aleatoria de 1.645 hombres adultos, con el objetivo de obtener “conocimientos sobre los hombres sudafricanos que se ven a sí mismos como proveedores de mujeres y, por lo tanto, se sienten con derecho a tener relaciones sexuales, y la práctica relacionada de tener relaciones sexuales con mujeres que venden sexo”. De aquellos que habían declarado estar en lo que los autores denominaron anacrónicamente una "relación de subsistencia" (lo que significa tener una relación transaccional o sexo basado en su apoyo material), el 54% admitió haber violado a una mujer. Por el contrario, un número significativamente menor (el 13% de los hombres que no habían comprado sexo ni tenían una relación transaccional (510 hombres, el 31% de toda la muestra)) informaron haber violado a una mujer. Además, el 8% (1 de 13) del 83% que constituía la mayoría de los compradores de sexo informaron haber violado a un hombre, mientras que un número significativamente menor (el 1% de aquellos que no compraron sexo ni tuvieron una relación transaccional) informaron haber violado a un hombre.
Además, el 57% del 83% que compró sexo admitió haber sufrido violencia física contra una pareja íntima, al igual que el 40% del 17% que no tenía relaciones transaccionales, mientras que un número significativamente menor (14% del 31% que no compró sexo ni tuvo relaciones transaccionales) admitió haber cometido violencia contra una pareja íntima. En términos de acoso –quizás no sea tan sorprendente dadas sus tendencias violentas hacia las prostitutas– el 83% de los compradores de sexo mostraron un "riesgo significativamente mayor" de haber acosado a otros en la escuela en comparación con los hombres que no compraron sexo.
El acoso se midió mediante preguntas de encuesta como "Cuando una niña pensaba que era inteligente en la escuela, la pusimos en aprietos explotándola sexualmente". Ambas categorías de compradores de sexo también admitieron haber participado en comportamientos significativamente más criminales o agresivos que los hombres no transaccionales que no compraron sexo. Por lo tanto, los hombres no transaccionales que no compraron sexo tenían cinco veces menos probabilidades que la mayoría de los compradores de sexo de haber poseído un arma (pistola u otro), un arma ilegal, haber estado en una pandilla, haber consumido drogas y haber estado involucrados en robos o robos en múltiples ocasiones. De manera similar, la mayoría de los compradores de sexo tenían "entre 2,5 y 4 veces más probabilidades de haber sido violentos o criminales" que los hombres que no compraban sexo pero tenían relaciones sexuales transaccionales.
En particular, el 24% de todos los compradores de sexo habían sido miembros de pandillas, en comparación con el 6% de los hombres que no habían comprado sexo ni habían tenido relaciones sexuales transaccionales, y el 8% de los hombres que tenían relaciones sexuales transaccionales. En términos de personalidades psicológicas, es revelador que el 83% de los compradores de sexo también obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en las escalas de igualdad y empatía, y significativamente más altas en hostilidad hacia las mujeres, mitos sobre la violación y rasgos psicopáticos (“culpa” y “egocentrismo maquiavélico”) en comparación con los hombres que no compraron sexo.
La mayoría de los compradores de sexo (83%) también tenían significativamente más probabilidades de obtener una puntuación en los "dos tercios superiores de la escala" en medidas de psicopatía. Según el estándar estadounidense, las puntuaciones en el tercio superior de la escala "probablemente" indican "psicopatía clínicamente diagnosticada". Jewkes y sus colegas señalan que las "proporciones" en esta categoría eran "muy altas". Concluyen además que es "fácil entender por qué las mujeres que se prostituyen, ya sea en Sudáfrica o a nivel internacional, son tan a menudo objeto de violencia por parte de sus clientes masculinos".
Necesitamos algunos ejemplos como el anterior, que ilustren la enorme cantidad de violencia de género que se perpetra diariamente contra las personas que se prostituyen. Esta violencia es inherente y esencial a la prostitución. Para convencer, dentro de la academia burguesa generalmente se necesitan tres ejemplos consistentes que converjan, y hay varios otros estudios internacionales que comparan a los compradores de sexo con los no compradores y/o comparan a los compradores de sexo de alta frecuencia con los compradores de sexo de baja frecuencia en medidas similares. También llegan prácticamente a los mismos resultados que el estudio realizado en Sudáfrica.
Un estudio de Boston que comparó a 101 compradores con 101 hombres del mismo origen étnico, nivel educativo y edad que no compraban sexo encontró que los compradores "informaron una mayor probabilidad de cometer violación y tenían un historial más largo de abuso sexual". Los compradores informaron un promedio de 1,59 "tipos de comportamiento sexualmente agresivo" (de = 1,83, rango = 0 a 10), mientras que los no compradores informaron un promedio de 0,53 tipos (de = 0,79, rango = 0 a 4).
También se encontró que los compradores tenían significativamente más probabilidades de informar que habían sido arrestados por delitos que incluían delitos graves, delitos menores, delitos relacionados con la violencia contra las mujeres, asalto, delitos con armas, delitos contra las autoridades, robo y delitos relacionados con el abuso de sustancias. Incluso dentro del grupo de compradores, aquellos que habían comprado sexo más de treinta veces tenían significativamente más probabilidades que aquellos que habían comprado sexo menos veces de haber sido sujetos a una orden de restricción (45,2% frente a 14,8%) y acusados oficialmente de un delito de violencia contra la mujer (25,8% frente a 9,8%).
Algunos estudios compararon el alcance de la violencia perpetrada por diferentes actores –principalmente compradores, proxenetas y la policía– contra las mujeres prostituidas. Entre 200 personas prostituidas en San Francisco, por ejemplo, el 70% informó que los compradores las habían violado o sometido a abusos similares "más allá del contrato de prostitución" un promedio de 31,3 veces. Una proporción menor, el 49%, fue sometida a "una distribución injusta del dinero por parte de los proxenetas, una media de 35,5 veces". Un porcentaje aún menor, el 41%, estuvo expuesto un promedio de 2,6 veces, por ejemplo, a ser obligado a tener relaciones sexuales sin compensación por parte de la policía, a sufrir abusos por parte de la policía o por parte de otras prostitutas. La diferencia entre una media de 31,3 veces y una media de 2,6 veces es enorme.
De manera similar, el 21% de 200 mujeres prostituidas en Chicago informaron haber sido violadas más de diez veces, un hallazgo que se aplica tanto a la prostitución de acompañantes, como a la prostitución callejera y a la prostitución a domicilio (residencial). Nuevamente, se encontró que los compradores eran responsables de la mayoría de las violaciones, mientras que la policía era responsable de la menor cantidad: (1) los compradores, (2) las parejas íntimas, (3) los proxenetas y (4) la policía. Estos hechos hablan en contra de un énfasis excesivo en el daño causado por la aplicación de la ley corrupta a expensas de centrarse en el comprador, aunque el abuso del poder oficial también es grave en el contexto de la prostitución, especialmente cuando las propias personas prostituidas son criminalizadas, una consecuencia que no existiría bajo el modelo de igualdad y la política más amplia.
Otro estudio realizado en Portland, Oregón, encontró que 55 supervivientes sufrieron graves abusos un promedio de 45 veces al año por parte de los compradores, fueron violados un promedio de 33 veces al año por los compradores y torturados un promedio de 5 veces al año por parte de los compradores, incluso “cortándoles o raspándoles la piel”. El nivel de violencia implicado aquí se ve respaldado por el hecho de que los compradores frecuentes de sexo, que representan tres cuartas partes de las "transacciones de mercado" en Estados Unidos, por ejemplo, son también los más violentos. Este es el tipo de población que se desata contra las mujeres prostituidas en jurisdicciones que legalizan o despenalizan la compra de sexo. Las prostitutas deben proporcionar diariamente servicios sexuales a esos usuarios, incluidos actos que otros se niegan a realizar siempre que sea posible, y corren el riesgo de sufrir abusos aún más graves con la esperanza de sobrevivir.
No es de extrañar que la esperanza de vida de las mujeres prostituidas se acorte dramáticamente, tanto en los países oprimidos como en los imperialistas, con una tasa de mortalidad muchas veces mayor que el promedio, y que a menudo sean el blanco de asesinos en serie debido a su posición vulnerable y la falta de redes de apoyo de familiares, amigos y personas de clase media con influencia en el sistema legal que puedan influir en ellas para que investiguen sus asesinatos y desapariciones. Esta marginación y opresión de los grupos más vulnerables dentro del proletariado es evidente en cómo las mujeres indígenas en países como Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda desaparecen o son brutalmente asesinadas regularmente en relación con la prostitución.
La mayoría de los compradores afirman que están comprando servicios sexuales específicos que las mujeres que no son prostitutas, si tuvieran la opción, no querrían realizar. Cuando se les preguntó, el 79% de 110 compradores en Escocia y el 48% de 113 compradores en Chicago admitieron haber comprado servicios sexuales que se sentían incómodos pidiéndoles a sus parejas habituales, relaciones casuales y encuentros sexuales, o actos sexuales que estas otras personas se niegan a realizar, como sexo oral, sexo anal, sadismo y masoquismo. Tales respuestas sugieren que las mujeres (y otras personas) que no tienen otra opción porque se ven obligadas, al menos económica o socialmente, pero a menudo físicamente, muchas de ellas mediante drogas y amenazas, a realizar actos sexuales en la prostitución que las mujeres que no están sujetas a una coerción similar evitan realizar siempre que pueden.
La evidencia de la prostitución legal muestra además que la despenalización fomenta la agresión de estos hombres contra las personas prostituidas en lugar de hacerlas más dóciles, como suponen - sin ninguna evidencia - los defensores de la prostitución legal. Quizás el peor ejemplo de cómo los compradores de sexo y terceros explotan y abusan regular y sistemáticamente de las mujeres que trabajan como prostitutas son los casos en los que las víctimas han sido encontradas atadas a camas, quemadas, azotadas, cortadas, golpeadas, infectadas con enfermedades y sometidas a otras formas de tortura. Son violadas a diario, porque la inmensa mayoría de ellas no desean personalmente tener relaciones sexuales, por lo que normalmente se les paga a otras personas en el papel de proxenetas o traficantes, que se encuentran en nueve o diez casos de prostitución, incluso en la prostitución legal.
Esto sucede a diario, cuando los compradores las explotan sexualmente sin pagar y cuando los agentes de policía exigen de manera corrupta sexo a cambio de una contraprestación legal.
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Los defensores de la prostitución legalizada o despenalizada rara vez, o nunca, reconocen que el abuso violento al que los compradores someten a las prostitutas a diario está íntimamente relacionado con los altos niveles de trastorno de estrés postraumático de estas últimas. Rara vez preguntan quién está causando estos niveles de trauma en esa población. Sí, algunos mencionan que los compradores son violentos, pero asumen ingenuamente que estos hombres pueden ser controlados, a pesar de que a menudo son los "consumidores" que pagan más y, por lo tanto, son muy valiosos para los proxenetas, los burdeles, los salones y las agencias de acompañantes.
Excluir a los clientes violentos de los burdeles exclusivos en países como Alemania reduciría significativamente sus ganancias. El trastorno de estrés postraumático es una medida psicológica del daño que puede ocurrir como resultado de la violencia extrema, incluida la violencia sexual como la violación repetida. En otras palabras, el trastorno de estrés postraumático en una población civil, como las personas que se dedican a la prostitución, puede ser un indicador sensible de que han estado expuestas a una violencia de género devastadora.
Hasta el 68% de 854 personas prostituidas en un estudio que abarcó nueve países, incluida Sudáfrica, cumplieron con los criterios clínicos de PTSD, en promedio en niveles comparables a los de los militares estadounidenses de la guerra de Vietnam que buscaban tratamiento, las mujeres maltratadas que buscaban refugio, los refugiados de la tortura estatal y los sobrevivientes de violaciones. Incluso cuando se controlan estadísticamente otros posibles predictores de PTSD, como el abuso infantil (incluido el grave), la violación, la agresión o el lugar de prostitución (interior o exterior), la prostitución en sí sigue prediciendo el PTSD o reacciones similares de daño psicológico por abuso grave. Por lo tanto, la prostitución como práctica tiene un impacto enormemente dañino en las personas compradas con fines sexuales, y los principales culpables son los compradores.
Una de las graves consecuencias del trastorno de estrés postraumático es la disociación, que es una estrategia de supervivencia para afrontar la violencia o el trauma de la violencia. Una revisión sistemática de estudios sobre disociación en mujeres prostituidas encontró que muchas muestran "puntajes de disociación altos", lo que indica un trastorno disociativo "grave". Otra revisión de cuatro estudios sobre disociación entre prostitutas encontró que los trastornos disociativos "son comunes entre las prostitutas" y concluyó que la disociación "permite la supervivencia psicológica, ya sea que el trauma repetido sea esclavitud, combate militar, incesto o prostitución".
Poco después de que se legalizara la prostitución en 2002, el gobierno federal alemán publicó un estudio sobre la violencia contra las mujeres en 2007 que incluía una submuestra de 110 mujeres prostituidas, de las cuales el 92% informó haber experimentado acoso sexual, el 87% violencia física, el 59% violencia sexual, el 52% abuso físico infantil por parte de los padres, el 43% abuso sexual infantil y el 41% violencia doméstica. relación con la prostitución. Aproximadamente la mitad mostraba síntomas de depresión, una cuarta parte tenía "pensamientos suicidas a menudo o en ocasiones", un tercio tenía ansiedad y ataques de pánico y uno de cada siete había intentado hacerse daño en los últimos 12 meses.
En otro estudio con 120 personas prostituidas utilizadas para la producción de pornografía en Suecia, el 69% afirmó haber intentado suicidarse previamente y el 70% afirmó que se había autolesionado intencionalmente. Tenga en cuenta que es muy común que las personas que se prostituyen sean utilizadas para la pornografía; Es probable que al menos la mitad, en algún momento, se utilice para producir pornografía (incluso después de participar en la encuesta, lo que lleva a subestimaciones en las encuestas). Por ejemplo, el 49% de las 854 personas prostituidas en nueve países informaron haber sido utilizadas en la prostitución para producir pornografía. Un correspondiente 23% de 271 actrices porno en Los Ángeles informaron haber participado en prostitución fuera de cámara en los últimos tres meses. Un estudio británico encontró de manera similar que 21 de 50 actrices porno informaron estar involucradas en otro tipo de prostitución: 17 en prostitución de acompañantes, 2 en prostitución de acompañantes/cámara web y 2 en "fiestas sexuales/clubes de swingers".
El derecho civil de un número significativo de países ya reconoce que el gobierno tiene la obligación de combatir la violencia de género, incluida la prevención de omisiones oficiales que pueden desencadenar sus formas más brutales. Por lo tanto, sería criminal incluso dentro de estos países permitir la despenalización de los compradores de sexo, lo que les permitiría actuar con impunidad. Sin embargo, las ilusiones de los defensores de la prostitución legal muestran que no son conscientes de tales leyes, sino que continúan con su relativización nietzscheana de la prostitución y nos acusan de "juzgar" o "moralizar".
Permitir la despenalización de la compra de sexo, incluso bajo las constituciones burguesas, es un acto oficial que fomenta, permite y contribuye a un aumento masivo de la violencia contra parte del propio pueblo, principalmente mujeres y niñas, que son obligadas a prostituirse por los mecanismos despiadados y crueles del capitalismo.
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución bajo el capitalismo
Uno de los denominadores comunes más comunes entre las prostitutas es la pobreza extrema tanto en los países imperialistas como en los oprimidos. Muchas de las personas que se prostituyen cuando son adultas también huyen de guerras o desastres climáticos, no tienen hogar, a menudo son engañadas u obligadas a prostituirse y, por lo general, pronto se vuelven adictas a las drogas, situaciones que se ven afectadas o exacerbadas por la pobreza extrema.
Los defensores de la prostitución legal no cuestionan la conexión entre pobreza y prostitución. Pero contrariamente a la creencia común (y errónea) de que las prostitutas ganan más que otros trabajos asalariados legales o ilegales, la violencia, el abuso y las graves consecuencias para la salud que enfrentan harían que tales ganancias carezcan de significado incluso si fueran ciertas. En realidad, fuera de las ilusiones posmodernas, prácticamente nadie escapa de la pobreza a través de la prostitución; tienden a dejar la prostitución a personas mayores, indigentes y endeudadas.
Según un estudio realizado en Francia, la prostitución probablemente cuesta a cada Estado una cantidad obscena de recursos que podrían haberse utilizado para financiar la asistencia social. El clima coercitivo de la prostitución se ve aún más subrayado por el fuerte e indiscutible vínculo entre el abuso físico y sexual infantil y la entrada en la prostitución, con muchos estudios tanto en países imperialistas como oprimidos que indican una prevalencia de entre el 60 y el 90 por ciento. Es revelador comparar esta cifra con la prevalencia del abuso sexual infantil entre todas las mujeres en los países imperialistas más grandes, que, según la lógica retorcida de la ideología burguesa, se supone que tienen los sistemas legales y educativos más desarrollados.
En Estados Unidos, según diversos estudios, entre un tercio y la mitad de todas las mujeres han estado expuestas a abusos sexuales cuando eran niñas. Con una población de alrededor de 330 millones, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres, estas estadísticas significan que estamos hablando de entre 55 y 80 millones de mujeres que estuvieron expuestas a abuso sexual cuando eran niñas sólo en los Estados Unidos.
Dicho esto, el abuso sexual que sufren las mujeres prostituidas cuando eran niñas es, en promedio, más grave que el que sufren las mujeres en general. Aparte de la pobreza, es uno de los factores más fuertes que facilitan la entrada en la prostitución; la mayoría de las personas prostituidas tienden a informar que el abuso sexual cuando eran niños contribuyó a su entrada en la prostitución. De hecho, un estudio de Corea del Sur encontró estadísticamente que las mujeres que sufrieron abusos sexuales cuando eran niñas por parte de su pareja informaron haber entrado en la prostitución mucho antes que otras mujeres prostituidas.
El abuso sexual infantil es sin duda una circunstancia profundamente compulsiva que la despenalización de los compradores de sexo en la práctica pasaría por alto. Obligaría a personas que anteriormente fueron víctimas de abuso físico y sexual en la infancia a entrar y permanecer en la prostitución. La pobreza y la dependencia de la infancia contrarrestan las posibilidades reales que podrían hacer que el consentimiento sea genuino o el entorno no coercitivo. Muchas prostitutas eran jóvenes fugitivas, a menudo debido a abusos sexuales domésticos. La estructura de reclutamiento de la prostitución, donde muchos ingresan a la prostitución mucho antes de llegar a la edad adulta, socava el consentimiento genuino, ya que no es un acto voluntario ni una profesión digna, sino que se asemeja a la esclavitud.
Por lo tanto, es imposible distinguir entre quienes han sido víctimas de la prostitución infantil y la prostitución de adultos, ya que aproximadamente la mayoría de las prostitutas, o más, ya fueron arrastradas a la prostitución cuando eran niñas. Por ejemplo, el 47% de 854 personas prostituidas, en nueve países con leyes diferentes, involucradas en diversas formas de prostitución (en casa y en la calle), declararon haber comenzado la prostitución antes de los 18 años. De manera similar, un estudio de una muestra diversa de 222 mujeres prostituidas en Chicago, Estados Unidos, el corazón del imperialismo, mostró que el 61% había comenzado la prostitución antes de los 18 años. En San Francisco, 200 mujeres y menores prostituidas fueron entrevistados informalmente, es decir, sin la ayuda de las autoridades oficiales, mediante el método del "boca a boca", folletos y anuncios para aumentar la "credibilidad" y evitar una selección sesgada de participantes "detenibles" u "orientados al servicio". En este caso, nada menos que el 78% afirmó haber sido explotada en la prostitución antes de los 18 años y el 62% antes de los 16 años, mientras que una parte ya había sido explotada antes de los 9, 10, 11 y 12 años.
La edad media de inicio en la prostitución era de 16,1 años. Está claro que la entrada de niñas a la prostitución no está menos extendida en las naciones oprimidas. Sin embargo, es sintomático del capitalismo que incluso los más vulnerables entre el proletariado supuestamente privilegiado en el núcleo imperial sean sometidos a abusos brutales y explotación sexual por parte de los hombres más agresivos y violentos de la población. El capitalismo no perdona a nadie. Dicho esto, son los grupos étnicos vulnerables que son sistemáticamente oprimidos en los países capitalistas donde prevalecen el racismo y el chauvinismo los que están sobrerrepresentados en la prostitución, especialmente las mujeres y niñas dentro de estos grupos. Por lo tanto, las mujeres y niñas negras están sobrerrepresentadas en la prostitución en Estados Unidos; Las mujeres y niñas indígenas están excepcionalmente sobrerrepresentadas en Canadá; y en Europa, la población romaní está "muy sobrerrepresentada" entre las víctimas del tráfico sexual, junto con los refugiados de África.
La Comisión Europea reconoció en 2016 que los traficantes con fines sexuales y de otro tipo "explotan la vulnerabilidad de las personas, que puede verse exacerbada por factores como la pobreza, la discriminación, la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres, la falta de acceso a la educación, los conflictos étnicos y los desastres naturales". En pocas palabras, el comercio sexual es a la vez racista y sexista, porque explota abrumadoramente a los proletarios pobres, a quienes se mantiene pobres debido a su género, etnia y nacionalidad, factores que la burguesía explota conscientemente. Sin embargo, durante treinta años ni la Comisión, el Consejo de Ministros ni el Parlamento Europeo han propuesto ninguna política eficaz para combatir el tráfico sexual. Sólo una dictadura del proletariado podría hacer eso.
La sobrerrepresentación de las minorías étnicas en la prostitución se observa en muchas partes del mundo. Por ejemplo, tanto una nación imperialista como Canadá como una nación oprimida como Sudáfrica tienen una división significativa entre las poblaciones indígenas y de colonos. En Canadá, sin embargo, la sobrerrepresentación de mujeres indígenas en la prostitución ha sido contextualizada por la violenta devastación de su población indígena. La Comisión Real sobre Pueblos Indígenas (1996) concluyó que el trato dado a los pueblos indígenas, debido a la exposición a enfermedades durante la colonización, la apropiación de tierras por parte de los colonos y la devastación cultural, "a menudo se describe como genocidio u holocausto" donde "normas, valores, sistemas sociales y prácticas espirituales de larga data... han sido socavados o prohibidos"
Un estudio de 2005 de 100 mujeres prostituidas en Vancouver y realizado 9 años antes de que Canadá aprobara una Ley de Igualdad en 2014, encontró que el 52% eran de ascendencia indígena, a pesar de que este grupo representaba solo entre el 1,7% y el 7% de la población de Vancouver. Como se mencionó anteriormente, la prostitución generalmente se impone a personas que se han visto obligadas a renunciar a la integridad corporal y la confianza a una edad temprana.
Un sorprendente 82% de las mujeres prostituidas en Vancouver declararon que habían sido abusadas sexualmente cuando eran niñas por un promedio de al menos cuatro perpetradores (varios no pudieron contarlos); y el 72% informó haber sido golpeado o abusado por sus cuidadores, lo que le provocó hematomas o lesiones. Además, denunciaron formas de tortura que podían resultar mortales en cualquier momento: proxenetas y compradores utilizaban "regularmente" violencia extrema contra ellos si se negaban a realizar determinados actos sexuales. El 90% de los 100 encuestados reportaron violencia física asociada con la prostitución. Un enorme 78% reportó haber sido violada, de las cuales el 67% había sido violada más de cinco veces y el 75% de las 100 reportaron lesiones físicas como resultado de la violencia en la prostitución, muchas de las cuales habían sido apuñaladas y golpeadas, con conmociones cerebrales, huesos rotos y laceraciones. La mitad de los 100 habían sido sometidos a abusos violentos con, por ejemplo, bates de béisbol y palancas, o alguien golpeando sus cabezas contra, por ejemplo, las paredes o el tablero del automóvil.
Ésta es la vida que la democracia representativa burguesa ofrece a aquellos dentro del proletariado que han sido arrojados al abismo por las fuerzas inevitables de la descomposición imperialista. Para ellos, los derechos humanos universales son una ilusión, justicia para unos pocos privilegiados, y las exigencias del Estado de bienestar son sólo eso: fachadas infundadas. Los vínculos entre el colonialismo y la prostitución moderna también son evidentes en Sudáfrica, como en la mayoría de los países semicoloniales. La lista de atrocidades cometidas por los colonos europeos contra los xhosa, zulú, khoisan y el resto de la población negra en Sudáfrica también es prácticamente interminable e incluso más actual que la de Canadá. Por ejemplo, todavía en la década de 1980, el gobierno del apartheid todavía permitía el desplazamiento forzado de africanos, que se estima que entre 1960 y 1983 afectó a 3.548.900 personas. En el libro Una historia de Sudáfrica del fallecido profesor Leonard Thompson, dice:
"En muchos casos, áreas previamente habitadas por negros fueron reservadas para asentamientos exclusivos de blancos. El gobierno afirmó que estas expulsiones fueron voluntarias. De hecho, las víctimas fueron amenazadas y cuando resistieron, se utilizó la violencia".
El Surplus People Project (Ciudad del Cabo, 1980-1983) entrevistó a estos supervivientes; por ejemplo, a esta mujer africana, que fue trasladada a una supuesta patria:
"Cuando vinieron a nosotros, tenían armas y policías con ellos... No dijeron nada, simplemente arrojaron nuestras pertenencias en [camiones del gobierno]... No conocíamos este lugar, y todavía no lo sabemos... Y cuando llegamos aquí, arrojaron nuestras cosas, simplemente arrojaron nuestras cosas, así que todavía estamos aquí. ¿Qué podemos hacer ahora? No podemos hacer nada. No podemos hacer nada. ¿Qué podemos hacer?"
No sorprende que una mujer africana de unos cuarenta años, que sobrevivió a la prostitución y fue entrevistada en 2024, sugiriera que esos movimientos forzados la llevaron a la prostitución. Aquí la entrevistadora cuenta su historia:
“Cuando [ella] tenía ocho años, el gobierno desalojó a su familia de su casa y ella se quedó sin hogar. Ella describió que el gobierno del apartheid llegó a su comunidad y anunció que iba a cambiar y que las familias que vivían allí tenían que mudarse, pero a las familias no se les dieron instrucciones sobre dónde ir en busca de ayuda y nuevos hogares. En cambio, fueron "apilados" en refugios deficientes similares a hospitales psiquiátricos, maltratados y estigmatizados en sus comunidades; por eso [ella] se volvió hacia la calle. Vivir en la calle cuando tenía ocho años era un destino que no podía controlar. A la edad de ocho años, fue violada en grupo por cuatro hombres, expuesta a la pedofilia, se volvió adicta a las drogas y fue rechazada por su madre. Todo esto debido a una educación que ella misma no eligió, por lo que fue víctima de trata de personas durante más de diez años y se vio obligada a prostituirse.”
* * *
Los principales males socioeconómicos explotados por el comercio sexual bajo el capitalismo –y especialmente por los compradores de sexo– son la pobreza, el género, los abusos sexuales y la violencia física en el pasado contra los niños, la juventud y la opresión racial/étnica. Especialmente cuando estos factores coinciden y crean varios trastornos dentro de un individuo, la probabilidad de que la persona sea explotada y sometida a abusos en la prostitución aumenta significativamente. Por ejemplo, la pobreza extrema puede ser una fuerte fuerza impulsora en la vida de las personas, especialmente de las mujeres jóvenes y las niñas, llevándolas a recurrir a la prostitución. Sin embargo, el riesgo de terminar en la prostitución es mucho menor si estas personas no se han acostumbrado previamente a la prostitución a través de abusos sexuales previos a niños, lo que les lleva a disociarse y aceptar una visión instrumental de sus cuerpos como hechos para ser utilizados por otros, incluso cuando son sometidos a abusos, humillaciones o violaciones.
Del mismo modo, una persona que vive en la pobreza también tiene muchas más probabilidades de pertenecer a una minoría desfavorecida, además de ser una niña o una mujer adulta. En la prostitución, la pobreza no ha sido a menudo la única circunstancia que ha obligado a las personas a dedicarse al comercio sexual, aunque en algunos casos puede serlo (y es más probable que ocurra durante desastres naturales, guerras, persecuciones, hambrunas o genocidios). Pero no todas las personas que carecen de medios –ni siquiera las mujeres jóvenes– son vendidas o compradas para tener relaciones sexuales. Sin embargo, sin pobreza sería mucho más fácil erradicar la prostitución, ya que habría medios alternativos de supervivencia.
Pero así es exactamente como funcionan los mecanismos del capitalismo: la burguesía aprovecha las atrocidades cotidianas cometidas contra las personas más vulnerables para mantener a la mayoría del proletariado con miedo de verse sumido en la misma pobreza distópica y total, donde serán sometidos a terribles abusos. Estas condiciones serían reconocidas como "chocantes para la conciencia de la humanidad", si existiera algo así como una conciencia dentro de la burguesía.
4. Consecuencias nocivas para la salud
Un gran número de personas prostituidas contraen enfermedades en la prostitución. Por ejemplo, en una muestra de 700 personas prostituidas de siete países y una variedad de entornos interiores y exteriores, el 24% informó síntomas como enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluidas sífilis y VIH, así como infecciones uterinas, dolor de ovarios, problemas menstruales y complicaciones del aborto. Además, el estigma dentro de los sistemas legales de prostitución está generalizado, a pesar de su aparente legalidad. Como informaron los señuelos policiales después de participar en redadas de prostitución en la comunidad: "Lo peor son los comentarios de la gente que vive en el barrio,... comentarios muy malos hacia mí... me hiere los sentimientos". O como se informó en Nevada en 2021, donde la prostitución todavía está legalizada en algunos condados, una mujer prostituida en el burdel Moonlite Bunny Ranch en Carson City admitió que "también puede ser difícil encontrar un trabajo fuera de la estigmatizada industria del sexo, ya que las verificaciones de antecedentes pueden revelar las tarjetas de permiso de trabajo que las prostitutas deben tener en los burdeles". En Nueva Zelanda, un informe del gobierno escribió que "a pesar de la despenalización, el estigma social que rodea a la industria del sexo persiste. Las trabajadoras sexuales continúan siendo explotadas en los burdeles". La única excepción parcial son los países con leyes de igualdad de género, donde los sobrevivientes, como en Suecia, han informado que las leyes los han empoderado al trasladar el estigma de las prostitutas a los compradores.
En la muestra antes mencionada de 100 mujeres prostituidas en Vancouver, sus problemas de salud física eran asombrosos. Estos incluyeron dolor muscular (78%), dolor en las articulaciones (60%), problemas de memoria (66%), dificultad para respirar (60%), dolor de cabeza (56%), dolor/entumecimiento en manos/pies (49%), problemas de visión (45%), mareos (44%), dolor en el pecho (43%), problemas de equilibrio (41%), problemas de audición (40%), dolor de mandíbula (38%), hinchazón de las extremidades (33%), ritmo cardíaco irregular (33%) y asma (32%). El 95% de las mujeres dijeron que querían dejar la prostitución, mientras que sólo el 32% quería que se "legalizara". El 67% pidió en cambio formación profesional, el 66% pidió "un hogar o un lugar seguro" y el 49% pidió formación en defensa personal, entre otras opciones reales.
Está claro que estas mujeres no tienen alternativa a la prostitución, dadas las atrocidades a las que son sometidas y el hecho de que prácticamente todas quieren dejarla pero no pueden. Quizás lo más obvio es que las prostitutas precisamente en el tipo de modelos legales que los demandantes piden al tribunal que imponga en este caso –como lugares en el Reino Unido donde es legal comprar sexo a menos que involucre burdeles o terceros– a menudo tienen que satisfacer sexualmente hasta treinta hombres por día.
Como se mencionó al principio, un estudio informó que las prostitutas en Londres, en la prostitución legal en apartamentos, tenían que satisfacer sexualmente a unos diez compradores por día para alcanzar el punto de equilibrio, con un número promedio de compradores por semana de setenta y seis, muchos de los cuales conocían entre veinte y treinta hombres por día, algunos hasta cincuenta. En otros lugares, las prostitutas se han visto obligadas a atender a muchos más clientes por día. Estas condiciones crean incentivos peligrosos para las relaciones sexuales sin protección, ya que muchos clientes pagan más dinero, lo que reduciría el número de actos sexuales forzados que de otro modo se realizarían.
Como informaron los autores del Estudio sobre la prostitución en apartamentos de Londres: A diferencia de las mujeres que trabajan en la calle, estas mujeres tienen muchos gastos. El mayor de ellos es el alquiler diario que deben pagar al propietario: varía entre £120 y £250. Además del alquiler básico, el propietario cobra cantidades diarias variables para cubrir facturas como la electricidad y el teléfono. Además, las mujeres pagan a la señora de la limpieza [que se sienta en la recepción y que idealmente intervendría en casos de abuso] un salario diario: entre 30 y 60 libras esterlinas. . . . Algunos apartamentos se anuncian en cabinas telefónicas. En este caso, a un "chico de tarjetas" se le paga un salario diario de hasta 60 libras esterlinas por instalar tarjetas periódicamente en las cabinas telefónicas locales. También está el coste de imprimir las tarjetas…. Las mujeres pretenden atender a un cierto número de clientes al día, normalmente 20. … "Tienes que aceptar unos diez clientes antes de ganar lo suficiente para el alquiler y la limpieza. Después de eso, es posible que no recibas más, así que de todos modos no ganas dinero (entrevista en profundidad)". … Hasta ahora, los datos de la encuesta muestran que el número promedio de clientes que estas mujeres ven en una semana es 76. Muchas mujeres ven entre 20 y 30 hombres por día, y algunas mujeres ven hasta 50.
Estas observaciones tienen serias implicaciones para el bienestar general y las prácticas sexuales seguras de las personas prostituidas, ya que la prostitución legal, como lo muestran otros estudios de burdeles legales en países como Australia, Nueva Zelanda y Alemania, no puede eliminar la demanda ni los incentivos económicos para aceptar sexo inseguro u otros abusos. Muchos clientes pagan más si no se usa condón. Por lo tanto, es de vital importancia considerar si tales incentivos pueden alguna vez contrarrestarse cuando hay una cuota de unos diez clientes antes de alcanzar el punto de equilibrio, como en el caso de la prostitución en apartamentos en Londres bajo un marco legal similar, como defienden los demandantes en este tribunal. Todas las mujeres con las que [Dawn Whittaker] ha hablado afirman que siempre usan condón durante todas las formas de sexo con penetración, incluido el sexo oral. Sin embargo, cabe señalar que todos afirmaron que a menudo los clientes les pedían que mantuvieran relaciones sexuales sin protección, y que esto solía ir acompañado de una oferta de más dinero. Todos tenían historias de mujeres que "lo hacían sin", historias utilizadas para distanciarse de tales actividades. . . .
Parece surgir información bastante sugerente sobre los incentivos para el sexo sin protección en el hecho de que "todos" en la muestra de prostitutas en pisos de Londres mencionaron que eso les había sucedido a otros. En este contexto, es importante considerar que la investigadora Dawn Whittaker tenía un "doble rol" que incluía también ser profesional de la salud, realizar visitas sin cita previa a los apartamentos y otras labores similares. Los encuestados fueron informados explícitamente sobre su papel, aunque es posible que ya la hubieran conocido a ella o a sus asociados antes. Por lo tanto, podrían percibir que la situación los implicaba en su relación con las autoridades si le admitieran explícitamente a ella que habían tenido relaciones sexuales sin protección en los apartamentos.
Estos estudios de Londres son, de hecho, encuestas burguesas mal realizadas por funcionarios de salud crédulos. Estos profesionales están tan alienados bajo el capitalismo que pierden su pensamiento crítico; en cambio, simplemente informan de forma descriptiva lo que les dicen sus fuentes sin mayor análisis. Estos profesionales regularmente ignoran las normas que se supone deben seguirse en la academia burguesa, donde se enseña a los estudiantes a no convertir la declaración descriptiva de un informante en una conclusión analítica. Este conocimiento a menudo se introduce en cursos de primer año de sociología, psicología y trabajo social, entre otras materias relacionadas. Del mismo modo, se les enseña que correlación no es causalidad, pero esas normas académicas básicas a menudo son ignoradas por la fuerza laboral alienada y desilusionada de la clase media, que de hecho tiene más en común con el proletariado que con los capitalistas. Desafortunadamente para el proletariado al que se supone deben servir, la conciencia de clase de estos funcionarios está latente. Sin embargo, podría resucitar, de acuerdo con los objetivos del Presidente Mao durante la Revolución Cultural.
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas prostituidas quieren dejar la prostitución pero no pueden hacerlo, debido, entre otras cosas, al estigma y a la falta de protección legal y de servicios sociales. Como adultos, muchas personas prostituidas afirman sentirse atrapadas en el comercio sexual, sin educación ni formación profesional y sin opciones de supervivencia. El 89% de las prostitutas, en el estudio de nueve países, informaron que su mayor deseo era dejar la prostitución, pero que no sabían cómo. El 76% afirmó que necesitaba formación profesional. Dada la falta de alternativas y la presencia de fuerzas sociales coercitivas, las personas que compran sexo a prostitutas se aprovechan del entorno coercitivo y de la incapacidad de las víctimas de dar su verdadero consentimiento.
Alrededor de 2007, se informó que los refugios para mujeres en Nevada no aceptaban mujeres con niños, mascotas, VIH, enfermedades transmisibles o antecedentes penales, mujeres que no habían estado libres de drogas durante un cierto período de tiempo o mujeres que habían salido recientemente de prisión, creando efectivamente barreras para que muchas mujeres prostituidas escaparan, ya que estas situaciones afectan a muchas mujeres en la prostitución. Además, podría requerir una enorme cantidad de documentación, el pago de gastos personales necesarios y otras cosas que eran difíciles de arreglar por adelantado para las personas que acababan de huir o estaban a punto de huir de la prostitución, sólo para conseguir un trabajo como ama de llaves en Las Vegas, Nevada, en un gran hotel y casino, con un salario inicial de 9 dólares la hora.
En los Países Bajos, el hecho de que la prostitución es legal a menudo se ha invocado erróneamente para evitar condenas o sentencias por trata, negando a las víctimas la protección de la ley. A veces los jueces consideran que las mujeres que han ejercido anteriormente la prostitución pueden tolerar el "riesgo de explotación". Algunos jueces consideraron la prostitución "normal" para menores y por ello los absolvieron.
En Suecia, que en 2007 todavía luchaba contra los mitos globales sobre la prostitución voluntaria, el Tribunal Administrativo de Estocolmo permitió a las autoridades fiscales gravar a una mujer que había abandonado la prostitución sobre la base de las estimaciones de las autoridades fiscales sobre sus ingresos no declarados previamente. Como señaló la denunciante, la lógica de esta decisión va en contra del modelo sueco de igualdad de género, que no criminaliza a las personas prostituidas precisamente para ayudarlas a abandonar la prostitución, sino que sólo criminaliza a los proxenetas y a los compradores: "Las personas prostituidas se ven obligadas a continuar para poder pagar impuestos", afirmó.
Es extremadamente importante para las mujeres que abandonan la prostitución que se les ofrezcan servicios sociales especializados para salir de la prostitución. Esto sólo se ofrece en algunas ciudades de Suecia. En 2012, se informó sobre un ensayo clínico de su programa, que se había realizado con 34 clientes, 26 de los cuales participaron en seguimientos un año después. Los investigadores determinaron que el 80% había abandonado la prostitución por completo, mientras que el resto reportó prostitución menos frecuente y deseo de abandonarla. La mayoría también informó una mejor autoestima y una mejor calidad de vida. Un grupo de control estaba formado por 11 niñas y mujeres de entre 15 y 25 años que se prostituían en línea pero que no fueron reclutadas a través de los programas de tratamiento.
Todas estas personas describieron sentirse apuradas, incomprendidas y sin oportunidades de sentirse lo suficientemente seguras como para revelar su prostitución a los servicios sociales, psiquiátricos y otros profesionales pertinentes. Sus historias son consistentes con los deseos de otras personas prostituidas de tener un mejor acceso a unidades especializadas donde el personal tiene más conocimientos que el personal de servicios sociales generales.
6. El modelo de igualdad
Hasta ahora, el modelo de igualdad ha sido adoptado en siete países y dos provincias/estados. Fue adoptado por primera vez en 1999 en Suecia y luego se extendió a naciones grandes como Francia y Canadá. Hay un movimiento en África que está tratando de lograr que los Estados burocráticos africanos adopten esto. Sus defensores en África lo llaman Modelo de Igualdad Sankara (en honor a Thomas Sankara).
Una resolución reciente del Parlamento Europeo (el único organismo público paneuropeo elegido como parlamentarismo burgués) estuvo cerca de respaldar plenamente el modelo de igualdad de género el 14 de septiembre de 2023, como había propuesto la mayoría de su Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. La resolución afirmaba que "sólo si la demanda disminuye puede reducirse el mercado de la prostitución y, por tanto, el número de personas explotadas en él".
Además, el Parlamento subrayó "que la trata de personas con fines de explotación sexual, incluido el abuso sexual de niños, está aumentando debido a la gran demanda", al tiempo que señaló "que esto es particularmente evidente en países con un modelo regulatorio liberal, mientras que los Estados miembros como Francia y otros países que siguen estrategias como el modelo nórdico/Igualdad ya no son mercados importantes para la trata de personas con este fin". "Debido a las medidas tomadas en estos países para reducir la demanda", señaló además el parlamento, "la trata con fines de explotación sexual todavía ocurre, pero está disminuyendo".
El Parlamento señaló que el modelo de igualdad de género redujo la "demanda de personas en prostitución" y redujo el "número de personas en prostitución", al tiempo que condenó "la realidad de la coerción, la manipulación, la violencia y la explotación en la prostitución" y su "vínculo con la violencia estructural a la que las mujeres están desproporcionadamente expuestas y que a menudo crea situaciones de vida precarias que llevan a mujeres y niñas a la prostitución". El Parlamento también reconoció que "los derechos humanos de las mujeres y las niñas son inalienables, pero son violados sistemáticamente en el mercado de la prostitución debido a sus condiciones de explotación".
Además, el 25 de julio de 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) rechazó una solicitud francesa para invalidar la versión francesa del Modelo de Igualdad Sankara, donde los solicitantes buscaban demostrar que la ley violaba el derecho al respeto a la vida privada. Los críticos del modelo igualitario –ya sea que pertenezcan a la "izquierda brillante" de orientación anarquista en los países imperialistas, a la elite académica posmoderna, a activistas e intelectuales confundidos en países oprimidos, o a reaccionarios fascistas y economistas liberales- a veces asumen que la prostitución es inmutable debido a su percibida ubicuidad en la historia. Sin embargo, esta suposición es ahistórica.
Friedrich Engels ya explicó cómo surgió el patriarcado con el surgimiento de la propiedad privada y escribió cómo la "prostitución de mujeres libres", a diferencia de la "entrega forzada de esclavas", se vio acelerada por la propiedad privada, el aumento de la desigualdad y la polarización económica. De manera similar, Gerda Lerner señaló en El origen de la prostitución en la antigua Mesopotamia que la prostitución comercial probablemente se aceleró por "la esclavización de las mujeres y la consolidación y formación de clases", que "algunos señores establecieron burdeles comerciales" y que a mediados del segundo milenio a.C. fue significativo entre las "hijas de los pobres".
Incluso los historiadores convencionales ( académicos burgueses, nota de traducción) han llegado a la conclusión de que "la venta de servicios sexuales no es una característica esencial de todas las sociedades en todas las épocas históricas". Afirmar que la prostitución es una característica inevitable de todas las sociedades presentes y futuras es sacar una conclusión imperdonable, que sólo sirve para oprimir al proletariado y especialmente a sus mujeres -en los países oprimidos-.
Contrariamente a la percepción empobrecida de la realidad de anarquistas, fascistas, posmodernistas, libertarios y otros críticos, el modelo igualitario ofrece a las prostitutas dentro del proletariado la opción de abandonar la industria y, por lo tanto, debería ser un requisito diario bajo el capitalismo.
Un desarrollo del modelo (de su reconocimiento formal a su concretización en la realidad, nota de traducción), si se implementara plenamente bajo el socialismo, sería la primera ley que potencialmente podría levantar el yugo de la prostitución impuesto a los miembros del proletariado –una visión del futuro que está completamente ausente entre los filántropos burgueses y los socialdemócratas oportunistas que apoyan la prostitución legal como una estrategia equivocada para ayudar a las personas atrapadas en la prostitución.
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
Empíricamente, la prostitución aumenta exponencialmente en entornos legalizados en comparación con aquellos que han adoptado el modelo igualitario. En 1999, Suecia adoptó la primera ley modelo contra la compra de sexo, mientras que la compra y venta de sexo seguía despenalizada. Después de eso, la prostitución tanto en la calle como en el interior disminuyó, tal vez hasta cinco veces en menos de diez años, mientras que la prostitución aumentó exponencialmente en otras partes de Escandinavia.
En 1993, se estimaba que había entre 2.500 y 3.000 mujeres prostituidas en Suecia, de las cuales 650 estaban en la calle. En 1998, un año antes de que la nueva ley entrara en vigor, aproximadamente 726 mujeres estaban involucradas en la prostitución callejera. En 2007, el número se había reducido a alrededor de 300, mientras que 300 mujeres y 50 hombres hacían publicidad en Internet. Dado que se ha utilizado el mismo método de cálculo, cualquier subestimación también será similar con el tiempo. Es importante tomar estas cifras con cautela, ya que son difíciles de confirmar y son producidas por funcionarios alienados. Probablemente las cifras sean mucho más altas. Dicho esto, estos números sirven para mostrar la dirección de la tendencia.
Estudios similares sobre la prostitución en Dinamarca, donde la compra de sexo es legal mientras que los burdeles están prohibidos, estimaron un aumento de 3.886 mujeres prostituidas en 2002 a 5.567 cinco años después, en 2007, de las cuales 1.415 eran prostitutas callejeras. Teniendo en cuenta la población del país respectivo, el alcance de la prostitución femenina en Dinamarca era casi dieciséis veces mayor per cápita que en Suecia. Cuando comprar sexo era legal en Noruega, estimaciones comparables mostraron que la prostitución aumentó después de 2000 (especialmente entre las prostitutas callejeras extranjeras), de modo que en 2007 había 2.654 mujeres prostituidas, de las cuales 1.157 trabajaban en las calles. La proporción de mujeres prostituidas en Noruega era, por tanto, casi nueve veces mayor per cápita que en Suecia. Además, la prostitución callejera en Suecia había disminuido a 200-250 mujeres en 2014, sin que hubiera signos de un aumento correspondiente en la prostitución en espacios cerrados.
Un estudio exhaustivo realizado en 2014 en ocho países europeos, donde solo Suecia y Noruega habían adoptado el modelo de igualdad de género, sugiere que la criminalización de los compradores de sexo redujo en gran medida la compra de sexo, lo que es consistente con el patrón descrito anteriormente. En comparación con Suecia, todos los países incluidos en el estudio mostraron una proporción estadísticamente significativa y significativamente mayor de hombres que afirmaron haber comprado sexo en los últimos seis meses, con la excepción de Noruega. En todos los países, el número de compradores per cápita fue varias veces mayor que en Suecia:
(1) En Alemania, con la legalización total, el número de compradores per cápita era aproximadamente 14 veces mayor que en Suecia.
(2) En Dinamarca, con el modelo de despenalización propuesto por el demandante, el número de compradores per cápita era aproximadamente diez veces mayor que en Suecia.
(3) En España también había diez veces más compradores per cápita que en Suecia.
(4) En Gran Bretaña también había aproximadamente ocho veces más compradores per cápita que en Suecia.
(5) En Francia, que en el momento de la encuesta aún no había adoptado su modelo de igualdad de género, había aproximadamente seis veces más compradores per cápita que en Suecia.
Además, una pregunta a los hombres encuestados sobre si "conocían a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses mostró que la proporción era mucho mayor en países donde la prostitución es legal, como Alemania (16,6%) y los Países Bajos (12%), así como en países con el mismo modelo legal que los solicitantes perseguían en ese momento, como España (28,4%), Francia (14,7%), Dinamarca (12,1%) y el Reino Unido (8,7%) - que en el primer país. que adoptó el modelo de igualdad de género: Suecia (2,9%).
Aunque las cifras que estiman el número de prostitutas son necesariamente imprecisas, las enormes diferencias entre Escandinavia y Europa indican el impacto significativo que tiene un modelo de igualdad de género incluso dentro de una sociedad burguesa.
Dada la necesidad de ser visible para atraer a potenciales compradores de sexo, es poco probable que algún grado mensurable de prostitución pase desapercibido. Así, un informe de 2008 de la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia concluyó que los compradores de sexo en Suecia pedían regularmente "noticias" y citaba a informantes que enfatizaban que las mujeres que eran nuevas en el mercado eran "más deseables" y que "las nuevas fotografías y anuncios despiertan el mayor interés en la web". Esta dinámica hace que sea aún más importante que las prostitutas sean muy visibles para atraer nuevos compradores de sexo. Por lo tanto, cualquier “prostitución desconocida” –un concepto aparentemente contradictorio– no afectaría significativamente las diferencias nacionales relativas. La necesidad de visibilidad ante los compradores potenciales desalienta cualquier "prostitución oculta" significativa, especialmente en la calle.
Ninguna información, evidencia empírica u otros datos muestran que haya habido un movimiento más decisivo de la calle a Internet o diferentes variedades de prostitución en espacios cerrados y supuesta prostitución "oculta" en Suecia que el observado en otros países.
Casi al mismo tiempo que Suecia cumplía sus primeros diez años con el modelo de igualdad de género, en 2002 Alemania legalizó la prostitución, también para personas extranjeras, lo que provocó que el mercado del sexo aumentara de tres a cuatro veces. Un informe de 2016 encargado por la Comisión Europea, basado en un análisis resumido de varias fuentes, estimó la proporción de prostitutas por cada 100.000 habitantes entre 185 y 493 en Alemania, 53 y 118 en los Países Bajos, en comparación con 7 y 15 en Suecia.
En comparación con Suecia, Alemania tenía aproximadamente 30 veces más personas que se prostituían; Los Países Bajos, que legalizaron la prostitución en octubre de 2000 pero prohibieron la intermediación por parte de extranjeros, tenían ocho veces más prostitutas per cápita que Suecia. De manera similar, el Comité de Ley de Prostitución de Nueva Zelanda estimó en 2008 que 2.332 personas ejercían la prostitución en 2007 bajo legalización (no se permiten extranjeros). Esta cifra significa aproximadamente ocho veces más per cápita que las aproximadamente 600 mujeres prostituidas en Suecia, que se estimó coincidentemente en la misma época.
Sin embargo, un estudio basado en datos del censo de Nueva Zelanda reveló manipulación de datos y encontró que 4.272 personas se dedicaban a la prostitución en 2001, antes de la despenalización. Entre cinco y siete meses después de la despenalización en 2003, esta cifra había aumentado un 38,9%, hasta 5.932. Per cápita, esta cifra significaba que Nueva Zelanda tenía aproximadamente veintitrés veces más personas prostituidas en 2003 que las aproximadamente 600 mujeres de Suecia en 2007; o, argumentó, veintiuna veces más personas prostituidas si se incluye también a los hombres prostituidos en Suecia.
Varias fuentes de aplicación de la ley y trabajo social también confirman una fuerte disminución del tráfico sexual internacional en la prostitución sueca inmediatamente después de 1999. Por ejemplo, debido al miedo de los compradores y de terceros a ser descubiertos, la prostitución en locales cerrados tenía que realizarse en secreto, lo que resultaba complicado y costoso para los traficantes. En lugar de que los compradores simplemente hicieran cola en un burdel o en la calle, las mujeres prostituidas en Suecia a menudo tenían que ser escoltadas hasta los compradores individuales, lo que reducía el número de transacciones y, por tanto, las ganancias de terceros. Quienes organizaban la prostitución debían evitar permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, lo que creaba una necesidad costosa y complicada de "múltiples locales". En consecuencia, consideraban que el mercado sueco era menos rentable. Si bien las redadas policiales europeas a menudo condujeron al arresto de entre 20 y 60 mujeres prostituidas en relación con el proxenetismo criminal, las redadas en Suecia generalmente involucraron burdeles clandestinos relativamente pequeños donde las autoridades rara vez encontraron más de 2 a 4 mujeres prostituidas en el lugar.
8. El modelo de igualdad se fortalece mientras la legalización de los compradores debilita a las mujeres
La situación en Alemania empeoró después de la legalización, ya que los ingresos de las prostitutas cayeron dramáticamente, lo que significa que sus cuotas diarias de compradores de servicios, que son conocidos por ser más brutales que otros hombres, tuvieron que aumentar para que las prostitutas pudieran sobrevivir financieramente. La afluencia de prostitutas, principalmente mujeres y niñas, de otros países, especialmente de Europa del Este (la legalización actuó como un imán para los traficantes) contribuyó a una mayor competencia y a una reducción de los ingresos. La demanda de sexo más dañino se intensificó, lo que llevó a precios fijos en los burdeles que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos para todo tipo de sexo, especialmente sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs.
Se han informado acontecimientos similares en Nueva Zelanda. Una encuesta del gobierno encontró que en los últimos doce meses, el 35,3% de los encuestados dijeron que habían aceptado un cliente que no querían y el 10,5% habían sido penalizados por rechazar a un cliente. Como describió la situación el propietario de un burdel: "¿Cómo pueden negarse? A las chicas les pagan por hacerlo". En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, concluyó que veinte años de prostitución legalizada habían sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en las calles y en los burdeles".
Es espantoso, pero no inesperado, que en Alemania se hayan reportado al menos 85 asesinatos consumados y 49 intentos de asesinatos de personas prostituidas, la mayoría de ellas mujeres, cometidos por compradores u otras personas en el entorno de la prostitución, desde la legalización hasta abril de 2023. Un estudio de caso de tales asesinatos, que incluye comentarios de compradores en línea en varios foros que discuten sobre ellos, muestra cómo los compradores "explotan a las mujeres más vulnerables" mientras que "los derechos, la satisfacción egoísta de los deseos sexuales y la transgresión sistemática de límites se puede ver en sus comentarios y acciones”. Estos casos "también muestran cómo la prostitución legal y los burdeles oficiales, con todos sus intentos de reducir el daño, no logran proteger a las mujeres en la prostitución del daño físico y psicológico".
También se han denunciado varios asesinatos en el contexto de la prostitución en Nueva Zelanda desde la despenalización. De manera similar, el mayor daño resultante de esta despenalización legal en Canadá, en respuesta a que la Corte Suprema en 2013 declarara inconstitucionales la mayoría de las leyes anteriores sobre prostitución que prohibían la propiedad de burdeles y el proxenetismo, llevó al Parlamento canadiense a aprobar una Ley Modelo de Igualdad de Género en 2014, al tiempo que expresaba “seria preocupación por la explotación asociada con la prostitución y el potencial de violencia contra quienes la practican”. Las repetidas impugnaciones constitucionales de la nueva ley no han logrado demostrar que el Parlamento haya juzgado mal los daños de la prostitución o que la nueva ley haya provocado mayores daños. Por el contrario, un caso mostró que hubo 54 asesinatos de prostitutas cinco años antes de la nueva ley, de los cuales 20 eran indígenas, y 35 asesinatos de prostitutas cinco años después de que la ley entrara en vigor, de los cuales siete eran indígenas; durante este último período, el número de “asesinatos” en Canadá aumentó de 2.745 a 3.229, mientras que “el número de lesiones reportadas por trabajadoras sexuales también disminuyó en el período de cinco años posterior a la promulgación de la PCEPA”. [Ley de Protección a Comunidades y Personas Explotadas]”.
Aunque las mujeres habían sido víctimas de intentos de asesinato y asesinatos consumados en la prostitución en Suecia antes de la ley de 1999 sobre la compra de servicios sexuales, desde entonces ninguna persona ha sido asesinada en la prostitución sueca o cerca de ella. Las personas que se prostituyen describen a los compradores como más cautelosos ahora que se les puede responsabilizar por intentar comprar sexo, mientras que la persona que se prostituye no está cometiendo un delito, una situación que, según los encuestados, les da una ventaja de negociación que fortalece su control, seguridad e integridad personal.
Los países con la prostitución legalizada o completamente despenalizada, como Alemania y Nueva Zelanda, también ofrecen ingresos significativamente más bajos a las prostitutas en comparación con países como Suecia, que siguen el modelo de igualdad de género. Los compradores suecos incluso pagan dos o tres veces más de lo que pagan los compradores por la prostitución legalizada en Europa, donde los burdeles o los proxenetas legales también deducen cantidades significativas de los ingresos de la persona prostituida. Por lo tanto, una tarifa horaria estándar y típica en Suecia a principios de la década de 2010 era de 300 euros al tipo de cambio actual. Compárese ese total con lo que el Centro Holandés de Investigación y Documentación informó al mismo tiempo, a saber, que tres cuartas partes de las mujeres que se prostituían en escaparates en Amsterdam –que se prostituían un promedio de 43 horas por semana– tenían un ingreso neto de menos de 500 euros por semana
Por lo tanto, una mujer que se prostituye en Suecia durante dos horas generalmente puede ganar tanto o más que una mujer que se prostituye legalmente durante cuarenta horas en Amsterdam. La legalización no otorga a las prostitutas tal "empoderamiento". A veces tales ventajas pueden reducir el delito de prostitución contra ellas, aunque si continúan prostituyéndose estarán expuestas a la mayoría de sus violaciones inherentes.
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
Al legalizar la compra de sexo, la demanda del comercio sexual aumenta enormemente en comparación con la situación bajo un modelo igualitario, ya que casi no existen otros métodos para aumentar la oferta en la prostitución que la trata de personas, incluso si los peticionarios no piden la despenalización total de la prostitución, como en Nueva Zelanda. Para explicar el razonamiento, primero se requiere cierta información general sobre la legislación internacional sobre trata de personas. En promedio, se estima que el 84% de las mujeres prostituidas en todo el mundo están controladas por un tercero que gana dinero con ellas, las vende o alquila a otros y se lleva una parte de las ganancias de su explotación sexual.
El Protocolo de Palermo universalmente ratificado, con 182 partes adherentes, proporciona una definición internacional acordada y jurídicamente vinculante de trata de personas, que también proporciona el punto de referencia para los instrumentos regionales contra la trata. La definición de trata de personas del Protocolo de Palermo incluye, entre otras cosas, "abuso de poder o posición vulnerable... con el fin de explotar" la prostitución de otra persona por parte de un tercero.
En los travaux préparatoires (es decir, instrucciones de interpretación) del protocolo, una posición vulnerable se define como "cualquier situación en la que la persona interesada no tiene otra alternativa real y aceptable que someterse al abuso en cuestión". El consentimiento se declara irrelevante en todas esas situaciones, y cuando se explota a niños, incluso si no hay coerción, extorsión, fraude u otros abusos. En otras palabras, la participación de terceros significa trata de personas cuando se abusa del poder o la vulnerabilidad para la explotación sexual.
La Ley de Prevención y Lucha contra la Trata de Personas de Sudáfrica de 2013 tiene una definición de trata aún más clara que el Protocolo de Palermo, y cubre una gama más amplia de actos, específicamente "la explotación de la vulnerabilidad... que lleva a una persona a creer que no tiene otra alternativa razonable que someterse a la explotación", que incluye, entre otros, "aprovechar la vulnerabilidad en la que se encuentra la persona como resultado de... (f) circunstancias sociales; o (g) circunstancias económicas".
Dada la evidencia empírica presentada anteriormente que muestra que una abrumadora mayoría de las personas prostituidas son explotadas o controladas por otros terceros, viven en extrema pobreza, son sometidas a una terrible violencia de género por parte de los compradores, sufren de trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales en la misma medida que las víctimas de tortura, son víctimas de violencia masculina en refugios para mujeres, buscan tratamiento como los soldados estadounidenses que lucharon en Vietnam, y al menos la mitad de ellas comienzan a prostituirse ya en la infancia, y que probablemente nueve de cada diez quieren escapar pero no pueden, la prostitución significa trata de seres humanos cuando se demuestran tales hechos, como ocurre en la mayoría de los casos.
Como razonó el relator especial de la ONU sobre la trata de personas en 2006: En la mayoría de los casos, la prostitución tal como se practica en el mundo suele cumplir los criterios de trata de personas. Es raro encontrar un caso en el que el camino hacia la prostitución y/o las experiencias de una persona en la prostitución no impliquen al menos abuso de poder y/o explotación de la vulnerabilidad. En este contexto, el poder y la vulnerabilidad deben entenderse como diferencias de poder basadas en el género, la raza, la etnia y la pobreza. En pocas palabras, el camino hacia la prostitución y la vida en la "industria" rara vez se caracteriza por el empoderamiento o por alternativas adecuadas.
Legalizar la prostitución, sabiendo que en la mayoría de las situaciones existe control sobre terceros, legaliza efectivamente el tráfico sexual, al igual que despenalizar completamente a todos los actores de la prostitución, incluso cuando el tráfico sexual todavía se considera un delito. Un juez de Canadá, Robert F. Goldstein, del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, comentó sobre un desafío al modelo de igualdad de Canadá: "Creo que el intento de los solicitantes de separar el trabajo sexual y la trata de personas es artificial y poco realista, dada la fuerte evidencia que respalda la opinión del Parlamento de que a menudo van de la mano".
Como se mencionó, los países escandinavos Dinamarca y Noruega, que en 2007 permitían la compra de sexo pero no la propiedad de burdeles, tenían dieciséis y nueve veces más personas en prostitución per cápita que Suecia, respectivamente. De manera similar, en Dinamarca, España y el Reino Unido –jurisdicciones con modelos legales similares a Dinamarca– la proporción de hombres que informaron haber comprado sexo en los últimos seis meses fue de ocho a diez veces mayor que en Suecia. Además, los hombres encuestados en estos países tenían varias veces más probabilidades de "conocer a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses que los hombres en Suecia. Sin lugar a dudas razonables, estos países que permiten la compra de sexo tendrán un mercado de prostitución significativamente mayor y multiplicado, donde el comercio sexual también se multiplicará, que el que tendrían bajo el modelo de igualdad.
Además, la aceptación de la prostitución como fenómeno por parte de la población parece aumentar cuando es legal, lo que sugiere que cuanto más se legalice la prostitución, más difícil será combatir el tráfico sexual, que es lo que buscan los demandantes en este tribunal. Así, una investigación europea realizada en ocho países en 2014 mostró una relación significativa y fuerte entre las actitudes hacia la prostitución y los marcos legales existentes. Por ejemplo, en países donde se permitían grandes industrias de burdeles legales, como Alemania y los Países Bajos, sólo el 16% y el 19%, respectivamente, estaban a favor de criminalizar a los compradores. En países donde ni los burdeles ni la compra de sexo eran legales y donde no se imponían sanciones a las prostitutas, como Noruega y Suecia, el 53% y el 63% respectivamente estaban a favor de criminalizar a los compradores.
En los cuatro países restantes donde se permitía la compra de servicios sexuales en locales más pequeños, lo que es más similar al modelo buscado por los solicitantes, el apoyo a la criminalización de los compradores se encontraba en algún punto intermedio: 24% en Dinamarca, 25% en España, 28% en Francia y 34% en el Reino Unido.
En otras palabras, la prostitución legal dentro de la población general parece crear una tolerancia explícita hacia la prostitución, que empíricamente se traduce en una tolerancia implícita hacia sus numerosos abusos, como la explotación sexual, la trata de personas con fines sexuales y la violación. Esta conclusión se ve respaldada por el hecho de que los países que afirman criminalizar el tráfico sexual mientras despenalizan o legalizan otros aspectos de la prostitución todavía tienen una gran zona gris donde el tráfico ocurre esencialmente fuera del radar de la ley. Por ejemplo, mientras que los Países Bajos diferencian entre la prostitución de inmigrantes y la prostitución nacional al tipificar como delito la intermediación de personas de otro país para la prostitución, independientemente de si el intermediario las trata, el tráfico sexual todavía ocurre "a menudo" en la prostitución autorizada y no autorizada en los Países Bajos. En consecuencia, los criminólogos holandeses descubrieron en 2014 que la trata de personas "todavía prospera detrás de la fachada legal" de la prostitución regulada.
De manera similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos, que se nombró a sí mismo el "policía" imperial del cumplimiento de los derechos humanos civiles por excelencia en otros países, concluyó que el sistema de prostitución despenalizado de Nueva Zelanda no logró prevenir, procesar y proteger a quienes fueron objeto de trata. Ya en 2010, Nueva Zelanda fue mencionada como "un país de origen de niñas menores de edad que son objeto de trata de personas, especialmente de prostitución forzada". Sin embargo, en 2022 se descubrió que los traficantes en Nueva Zelanda seguían apuntando a grupos vulnerables, como niños, inmigrantes y adultos víctimas de violencia doméstica y familiar, para explotarlos en el comercio sexual.
Dada la abrumadora evidencia de cómo las leyes afectan la prostitución en la práctica, criminalizar a los compradores y despenalizar a las prostitutas tiene un propósito importante para disuadir la violencia de género y el tráfico sexual.
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
Dadas las tendencias agresivas de los compradores, la despenalización significa efectivamente que los perpetradores de violencia de género quedan impunes por muchos de los abusos cometidos en la prostitución. Una gran cantidad de evidencia, gran parte de ella publicada por estados que la han legalizado y despenalizado, sugiere que las leyes que permiten a los hombres comprar personas para tener relaciones sexuales no mejoran la situación de las personas prostituidas. En cambio, perpetúan y aumentan los daños conocidos de la prostitución, particularmente al aumentar la demanda de sexo remunerado, atraer a personas más vulnerables a la industria del sexo y proporcionar un poderoso incentivo económico para el tráfico sexual.
En contraste, el modelo igualitario, en el marco del Estado burgués, promueve el bienestar y la igualdad de los desafortunados miembros del proletariado que se ahogan en la colonización patriarcal de sus cuerpos, elevando el estatus de las prostitutas, principalmente mujeres y niñas, mujeres y/o personas feminizadas, incluidas las mujeres trans, así como los niños, algunos hombres y otras personas trans, y rebajando el estatus de sus perpetradores, que son predominantemente hombres (así asignados al nacer y que permanecen así identificados). A la luz de lo que sabemos ahora sobre la prostitución, no puede equipararse a un trabajo remunerado para mujeres cuyas circunstancias no les dejan otra opción, como hacen repetidamente los demandantes. Las personas que limpian baños públicos, casas privadas, venden frutas o lavan parabrisas en las calles no desarrollan niveles similares de PTSD debido a tales actividades, ni síntomas disociativos o consecuencias para la salud similares a los de los sobrevivientes de la guerra, incluidas lesiones cerebrales traumáticas, problemas de memoria, dificultad para respirar, dolor/entumecimiento en manos/pies, problemas de visión, dolor en el pecho, problemas de equilibrio, problemas de audición, dolor de mandíbula, hinchazón de las extremidades, ritmo cardíaco irregular y asma.
Las personas que "trabajan" tampoco suelen ser sometidas diariamente a violaciones, agresiones sexuales, humillaciones y abusos sexuales, ni contraen VIH ni otras infecciones de transmisión sexual potencialmente mortales como resultado de la exposición en el trabajo. Podría decirse que la prostitución no es trabajo: es una forma de violencia de género. Cuando se despenaliza en todos los ámbitos, incluidos terceros como propietarios de burdeles, gerentes y proxenetas, se podría decir que quienes toman las decisiones están cometiendo un crimen contra la humanidad y contra la población que será objeto de explotación en la prostitución de forma generalizada o sistemática como resultado de estas decisiones, especialmente aquellas que son objeto de trata y forzadas a prostituirse a gran escala.
11. Violación del derecho burgués: la legalización y la despenalización son crímenes contra la humanidad
Incluso entre los investigadores burgueses, la gente está empezando a darse cuenta de lo terrible que es realmente la prostitución legal. Dos de los críticos más destacados de la prostitución legal, en un artículo reciente en la revista más prestigiosa de derecho internacional, llegaron incluso a acusar a estados imperialistas como Alemania, Nueva Zelanda, Países Bajos, provincias dentro de dichos estados (por ejemplo, Nevada, EE.UU. y Victoria, Australia) – y naciones oprimidas como India y Tailandia – de institucionalizar crímenes contra la humanidad que "conmocionan la conciencia de la humanidad".
Esta espectacular teoría, a pesar de haber sido propuesta por académicos que trabajan dentro del marco de las instituciones burguesas, es notable porque los comunistas pueden adoptarla con fines propagandísticos. "Miren", diríamos, "los propios juristas de los imperialistas admiten que no pueden seguir sus propias leyes; las violan constantemente con impunidad, irresponsabilidad y desprecio descarado".
Es revelador que los diplomáticos que se supone deben defender los altos estándares de derechos humanos de los imperialistas hayan sido sorprendidos por comprar sexo en sus reuniones en Nueva York. Como lo expresó un oficial de policía: "La hora del almuerzo es el mejor momento para la prostitución. Muchos de los hombres que arrestamos están casados, por lo que necesitan una excusa para dársela a sus familias. Es un poco más fácil a la hora del almuerzo y cuando están en el trabajo escabullirse por un rato".
Un periódico indio informó desde las reuniones de la ONU en la ciudad de Nueva York que "escoltas costosos están acudiendo a la ciudad desde lugares tan lejanos como Las Vegas y Europa para satisfacer la creciente demanda durante las reuniones diplomáticas. Las fuentes sugieren que los diplomáticos se entregan a tales actividades. Muchos eligen visitar hoteles en lugar de clubes de striptease o lugares públicos para evitar llamar la atención". Un activista conservador estadounidense de derechos sociales, un obvio oxímoron, escribió en 2023 que… Anchorage no es una ciudad pobre y Alaska no es un estado pobre. La Tercera Avenida es el horror del tercer mundo en una sociedad con recursos del primer mundo. … La prostitución obviamente existe. Las condiciones sanitarias son pésimas. . . . Toleramos el uso abierto de drogas y la prostitución en público. Permitimos que los perpetradores actúen abiertamente y así mostramos nuestra indiferencia hacia las víctimas.
De manera similar, un periodista europeo describió un documental transmitido por la televisión pública alemana en el que uno de los propietarios de la cadena de burdeles Paradise admitía que era plenamente consciente del impacto de la prostitución legal en el proletariado: ¿Estaría feliz si alguna de sus dos hijas trabajara en Paradise?, pregunta el entrevistador. La cara de Rudloff se pone roja. "Impensable, impensable", dice. "El tema es brutal. No quiero ofender a las prostitutas, pero estoy tratando de criar a mis hijos para que tengan oportunidades profesionales. La mayoría de las prostitutas no tienen esas oportunidades. Por eso hacen ese trabajo". Hace una pausa y mira hacia otro lado. "Impensable", repite. "No quiero ni pensar en eso"
El viejo nexo de guerra no se aplica a los crímenes contra la humanidad; para ello, los imperialistas han inventado los conceptos de "crímenes de guerra" y "crímenes de agresión", lo que significa que los crímenes contra la humanidad "no tienen por qué constituir un ataque militar", como se define en el Estatuto de la CPI y confirmado repetidamente por sus salas judiciales, así como en tribunales ad hoc anteriores en Ruanda y ex. Yugoslavia. El primer intento exhaustivo de los dos académicos burgueses de examinar cómo el concepto de crímenes contra la humanidad, que es aplicable tanto en tiempos de paz como en situaciones de conflicto reconocidas, puede aplicarse legalmente a un espectro más amplio de prostitución, limitándolo al derecho burgués, es sin embargo instructivo sobre cómo los marxistas deberían abordar el tema.
Examina cómo la prostitución es un ataque "generalizado" y "sistemático" contra la población civil que no sólo es llevado a cabo por fuerzas sociales sino también explotado por actores y leyes que, si bien son diferentes de los casos más explícitamente brutales que han cubierto aplicaciones legales anteriores, siguen estando organizados e implican violencia y coerción significativas. Según ellos, estudios de caso cuidadosos centrados en la Corte Penal Internacional (CPI) respaldan la teoría de que la prostitución legal debería reconocerse como un crimen contra la humanidad.
Según el Estatuto de Roma de 1998 – actualmente la más exigente de las definiciones aplicadas internacionalmente – un crimen contra la humanidad requiere que actos específicos bajo el Artículo 7(1)(a)-(k) sean “cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque”. Pueden tenerse en cuenta la prostitución forzada, la esclavitud sexual, la esclavitud, la violación, la tortura y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable (7(1)(c)(f)(g)(k)). Triangularon fuentes empíricas utilizando múltiples métodos de encuesta y descubrieron que la prostitución suele coincidir con el delito de prostitución forzada, entre otras cosas. La CPI lo define como obligar a personas prostituidas a tener relaciones sexuales "aprovechando un entorno coercitivo o la incapacidad de dicha persona o personas para dar su consentimiento genuino" (Elementos de los Crímenes 2002, art 7(1)(g)-3(1)).
De manera similar, la trata de personas, sinónimo de esclavitud según el Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(2)(c), se define con autoridad en el Protocolo de Palermo de 2000, artículo 3(a), que ha sido ratificado por 182 Estados, entre otras cosas como “abuso de poder o de una posición vulnerable... con fines de explotación”. Dado el requisito alternativo del Estatuto de Roma (1998) de que el ataque a la población civil sea sistemático (artículo 7(1), es importante señalar que la demanda alemana de sexo más dañino se intensificó después de la legalización, exacerbando la situación, por ejemplo, con la aparición de burdeles de precio fijo que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos sexo de todo tipo, sobre todo sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs. Se han reportado desarrollos similares en Nueva Zelanda.
En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, admitió que veinte años de prostitución legalizada han sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en la calle y en los burdeles". A pesar de las deficiencias del derecho civil sueco, los compradores en Suecia son descritos como más cautelosos porque pueden ser considerados responsables de los intentos, mientras que las prostitutas no cometen ningún delito, una situación que las prostitutas, como se mencionó, fortalece su control, seguridad e integridad personal. proletariado – todo lo contrario. Una superviviente de Nueva Zelanda que quería dejar la prostitución legal después de cinco años descubrió que “ninguna de las organizaciones que representan a las trabajadoras sexuales me ofreció jamás ayuda para abandonar la industria del sexo”. Otra superviviente testificó cómo las mujeres en Nueva Zelanda "intentan abandonar el comercio sexual pero no reciben ayuda. Se van y regresan, se van y regresan, porque nadie las escucha".
Un conocido superviviente de la prostitución, periodista y autor irlandés, junto con el principal investigador sobre la prostitución y psicólogo especializado en el trauma de la prostitución en los Estados Unidos, han observado que el Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, una importante organización de lobby a favor de la despenalización, "no ofreció ningún programa de apoyo como formación vocacional o apoyo de vivienda para la gran mayoría de quienes trabajaban en la prostitución y querían dejarla". De manera similar, las solicitudes de financiación para programas de salida de Streetreach, una ONG de Nueva Zelanda, fueron rechazadas a pesar de que sus comunidades querían deshacerse de la prostitución porque la ven principalmente como una "molestia pública".
El dinero que llega a los gobiernos donde la prostitución genera importantes ingresos fiscales debería considerarse realmente "la parte del proxeneta" del gobierno. Por ejemplo, la ciudad alemana de Duisburg, con una población de poco menos de 500.000 habitantes, ganó 913.000 euros en 2015 sólo con los burdeles. En Dortmund, que tiene una población alrededor de un 20% mayor, la ciudad estimó sus ingresos en 750.000 euros en 2010. Los gobiernos locales de Nevada con burdeles legales "ganan entre miles y cientos de miles de dólares anualmente gracias a las tarjetas de trabajo, solicitudes, licencias y derechos de licencia de alcohol de los burdeles", como escribió un investigador pro-legalización en Nevada. Allí, el condado de Lyon ganó $543,757 en 2017 por derechos de licencia e "impuestos sobre habitaciones y licores" de burdeles legales, más $5,000 por los llamados permisos de trabajo. El condado de Nye recaudó $192,188, incluidos $56,779 para "permisos de trabajo".
Al interpretar las leyes contra el tráfico sexual de manera estricta, como lo hacen naturalmente todos los estados con prostitución legal, mientras se ganan cantidades significativas de derechos de licencia, impuestos especiales e impuestos sobre las ventas, la legislación sobre prostitución legal promueve y alienta la prostitución forzada, la esclavitud y otros abusos comparables "cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque". Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(1).
Es fácil demostrar que era consciente de las consecuencias de la póliza. Una sala de cuestiones preliminares de la Corte Penal Internacional concluyó que los "motivos razonables", cuando un ataque "afectó al menos a cientos de miles" durante cinco años mientras las Naciones Unidas "publicaban ampliamente" abundante información, cumplían con el requisito de notificación. Los supervivientes de la prostitución, cuando la abandonan, suelen dejar muy claras las consecuencias de legalizar sus abusos pasados. Sus votos, junto con la abrumadora evidencia de la prostitución legal ahora disponible, muestran que los funcionarios públicos adoptan "a sabiendas" políticas que "en circunstancias normales", artículo 30(3), "promoverán o alentarán activamente... un ataque contra la población civil".
A la luz de esta descripción, el Estatuto de Roma de 1998 prescribe varias formas de responsabilidad, que el tribunal puede evaluar individualmente. Especies. 25(3)(a)–(d), 28(a)–(b). La responsabilidad penal individual de los funcionarios públicos es, por tanto, un concepto jurídicamente sostenible. La jurisprudencia civil anterior ha tratado la prostitución forzada y el tráfico sexual como crímenes potenciales contra la humanidad, pero desde entonces ha restringido el término a las víctimas de violencia sexual en guerras internacionales o guerras civiles (por ejemplo, las mujeres de solaz japonesas) o grandes sindicatos del crimen organizado como la yakuza japonesa. No nos hacemos ilusiones sobre el derecho internacional o el derecho civil. Usamos el derecho internacional para exponer a los imperialistas y sus travesuras. Es una cuestión propagandística.
No entregaremos a todos los criminales imperialistas y reaccionarios a los tribunales: los pueblos del mundo les darán su veredicto final y los dejarán en el montón de polvo de la historia. Incluso después de la revolución, quienes toman decisiones no deben quedar impunes por sus crímenes imperialistas. Por lo tanto, debe aceptarse la teoría de la prostitución legal como un crimen contra la humanidad.
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad de género
El sexo comercial bajo el capitalismo, incluidas la pornografía y la prostitución, es una industria poderosa apoyada por una variedad de apologistas, incluidos investigadores, periodistas, comentaristas sociales, etc., que influyen en la opinión pública y la política, sin importar cuán equivocadas sean sus afirmaciones. Por tanto, no sorprende que el modelo de igualdad de género haya generado una enorme cantidad de desinformación, mitos y mentiras, especialmente en Suecia, que fue el primer país en adoptarlo. También vemos esto en las corrientes reformistas y revisionistas dentro del movimiento obrero.
Algunos investigadores burgueses se preguntan si el modelo de igualdad de género ha contribuido a un mercado de prostitución más pequeño en comparación con otros países escandinavos. Afirman que parte de la prostitución sueca se lleva a cabo sin ser detectada, a través de taxis, donde las mujeres prostituidas usan sus propios automóviles para transportar a los compradores de sexo a apartamentos donde se compra sexo y, por lo tanto, no son denunciadas en las investigaciones oficiales. Sin embargo, la prostitución en taxis ya existía en Estocolmo en 1993, varios años antes del modelo de igualdad de género. Una investigación pública de 1995 llevó a cabo una entrevista en profundidad con una prostituta que dijo que usaba su propio automóvil para "recoger clientes" y que esto le permitía "seleccionar" a sus clientes.
Los críticos reaccionarios burgueses del modelo de igualdad de género, por lo tanto, omiten información que contradice su afirmación de que la prostitución a través de taxis y los propios automóviles de las mujeres prostituidas apareció por primera vez en 1999. Además, estas afirmaciones no dicen nada sobre la prevalencia de estas formas de prostitución en otros países, o si las mujeres en cuestión anunciaron o contactaron taxis o compradores de sexo donde se conocía la prostitución callejera, lo que hace probable que hubieran sido incluidas en las estimaciones de incidencia para esos lugares. A falta de datos transfronterizos o longitudinales (los estudios longitudinales son encuestas en las que se estudian los mismos sujetos con varios años de diferencia), o cualquier información sobre los medios de comunicación a través de los cuales se organizó la compra de sexo, sus observaciones aisladas no proporcionan una idea significativa de la efectividad y eficiencia de la ley sueca.
Estos críticos también afirman que la prostitución sueca se publicitaba en sitios web daneses, pero de ello no se sigue que los estudios que evaluaron la prostitución sueca subestimaran su alcance; Se ha incluido publicidad "dirigida a residentes en Suecia" independientemente del origen de los sitios web. Otro tipo de afirmación la ha hecho un etnógrafo británico que literalmente vivió y durmió entre mujeres y hombres prostituidos suecos. Junto con una activista sueca y "ex trabajadora sexual", cofundadora de la (pro) "organización sueca de trabajo sexual", presidenta de una red mundial de organizaciones similares y "crítica persistente y vocal del modelo sueco que criminaliza a los clientes de las trabajadoras sexuales", critican los programas especializados suecos de apoyo y salida. Dicen que estos programas deben repartir condones y otros materiales gratuitos para tener relaciones sexuales seguras en la calle (la llamada reducción de daños). Sin embargo, estos programas supuestamente han razonado que si los funcionarios bajo la Ley de Igualdad hicieran esto, promoverían indirectamente la prostitución. Sin embargo, el etnógrafo británico y su amigo activista sueco omiten el hecho de que los compradores de sexo a menudo prefieren sexo sin protección y presionan a las prostitutas para que se lo proporcionen independientemente de lo que ellas mismas quieran, condiciones documentadas sistemáticamente en la prostitución legal, como se mencionó anteriormente. Los compradores de sexo a menudo sobornan a las prostitutas para que tengan relaciones sexuales sin protección, y a muchos burdeles esto no les importa.
Una superviviente de la prostitución legal dijo que "se demostró que el mito de una mejor salud era falso menos de seis meses después de la reforma legal [en Nueva Zelanda]. Las mujeres se besaban y corrían el riesgo de contraer herpes, practicaban sexo oral sin condón a riesgo de contraer verrugas en la garganta y participaban en prácticas más duras y arriesgadas sólo para conseguir un trabajo". De manera similar, una mujer en un burdel legal en Nevada informó que, aunque las mujeres "insistieron" en usar condones, los clientes se quejaron a través de los teléfonos de las habitaciones con la gerencia, quien luego les indicó a las mujeres que "siguieran las reglas". Además, los propios datos del etnógrafo y activista sobre informantes suecos revelaron que la "gran mayoría" de las prostitutas ya reconocía que el sexo oral era menos seguro sin condón, pero la mitad admitió que lo practicaban de todos modos porque los clientes lo exigían, no, como sugiere deshonestamente el etnógrafo y activista, debido a "una falta de iniciativas de reducción de daños destinadas a poner el conocimiento en práctica". Entregar condones gratis a mujeres prostituidas puede parecer inofensivo, pero no hay evidencia de que reduzca las relaciones sexuales sin protección. Afirmar que sí es así, como lo hacen estos apologistas, es presentar la prostitución como más segura de lo que realmente es.
Además, hay una serie de mitos desmentidos desde hace mucho tiempo de que la prostitución se volvió más peligrosa en Suecia después de 1999, que los ingresos disminuyeron y que las condiciones en general empeoraron. El problema de la desinformación es particularmente digno de mención dado que la evidencia empírica contradice fuertemente este mito, como se describió anteriormente, especialmente la falta de asesinatos en la prostitución sueca desde 1999, los informes de compradores relativamente ansiosos y dóciles, y las tarifas más altas que los compradores tienen que pagar en comparación con la prostitución en entornos legales.
13. Resistencia jurídica civil
Desde 1999, la jurisprudencia no considera que los compradores sean individualmente responsables de los daños que afectan a aquellos a quienes compran sexo en Suecia, lo que obviamente va en contra de las intenciones del modelo de igualdad de género y muestra la quiebra del sistema jurídico burgués. En la medida en que el Estado ha apoyado a personas dedicadas a la prostitución con fondos públicos, ha sido una decisión política, no una obligación legal. En 2001, la Corte Suprema, en una breve opinión de cuatro sentencias, confirmó sentencias de tribunales inferiores que interpretaban el interés protegido bajo la Ley de Compra de Servicios Sexuales al determinar la pena para un hombre que había comprado a una mujer para practicarle sexo oral en un automóvil estacionado. El tribunal de distrito sueco señaló que el fiscal sólo había citado a la mujer como testigo, no como víctima. Esto, junto con el hecho de que no se ha presentado ninguna reclamación por daños y perjuicios, también significa que los fiscales interpretan la compra de servicios sexuales como un delito más o menos "sin víctimas". El tribunal de distrito consideró en el caso de 2001 que un delito cuyo principal objetivo es el orden público merece en sí mismo una pena menor que los delitos contra las personas.
El Tribunal de Distrito y el Tribunal de Apelación no estuvieron de acuerdo sobre el nivel apropiado de castigo, pero ambos argumentaron que el "consentimiento" de la persona prostituida indicaba que el delito cometido estaba "principalmente" dirigido al "orden público" y no al individuo como "persona". La implicación era que la víctima no consentiría voluntariamente en cometer un delito contra sí misma como persona. Sin embargo, ni las conclusiones del legislador ni las investigaciones actuales sobre la industria del sexo documentan las condiciones de libertad necesarias para que el "consentimiento" en el que se basan estos tribunales sea significativo. De hecho, no demostraron ser conscientes de la naturaleza abrumadoramente ficticia del supuesto consentimiento de la persona prostituida. Cuando se obliga a celebrar un contrato aprovechándose de la situación desesperada de alguien, de su falta de opciones o de su historial de abuso, todos ellos precursores bien conocidos de la prostitución, equivale a "explotar un entorno coercitivo o la incapacidad de una o más personas para dar su consentimiento genuino".
Por lo tanto, hay muchos estudios que muestran que la mayoría de los compradores, al responder de forma anónima, admiten que entienden que las prostitutas no disfrutan del sexo, pero son financieramente vulnerables y están expuestas a la violencia y otros daños como el proxenetismo o la trata. En términos de daños, la evidencia empírica muestra que las circunstancias coercitivas que típicamente preceden a la entrada crean una situación que es a la vez altamente desafiante e inherentemente inequitativa, que los compradores explotan libremente. Al comprar sexo a personas que se ven obligadas a aceptarlo debido a una falta fundamental de elección, los compradores están agravando los daños a las personas que se dedican a la prostitución, incluso sin cometer actos agravantes adicionales.
Los restos de la percepción general de la prostitución antes de 1999 todavía afectan el tratamiento legal que se da en Suecia a las víctimas de la trata de personas. Debido a las interpretaciones legales distorsionadas del modelo de igualdad de género, y a pesar de la reputación internacional que el país se ha ganado a sí mismo como un país socialmente progresista, las personas prostituidas en Suecia todavía tienen que demostrar en cada caso individual que han sido sometidas a violaciones graves o explotadas despiadadamente en la prostitución para que se les reconozca los daños. Sin prueba de tal violación, la persona prostituida es considerada únicamente como testigo de un delito contra el orden público. Por ejemplo, un testigo de un delito relacionado con la prostitución no tiene derecho legal a salir de los programas, la atención médica o la vivienda. Por lo tanto, los representantes legales de las víctimas deben trabajar caso por caso para evitar que los tribunales rechacen las reclamaciones de indemnización de sus clientes. De esta manera, el derecho civil en Suecia sigue protegiendo a los perpetradores. A pesar de esto, Suecia todavía tiene quizás las condiciones más sólidas en una sociedad legal civil para combatir con éxito el tráfico sexual en comparación con otros países con el mismo tipo de leyes. Sin embargo, las debilidades de la legislación sueca y su aplicación, que son similares a las de Francia y muchos otros países con al menos algunas ambiciones abolicionistas, han sido criticadas durante veinte años. Sin embargo, el legislador todavía no ha impedido que los tribunales determinen en la mayoría de los casos de prostitución que se trata de prostitución "voluntaria", sin el papel de víctima que da derecho a una indemnización según la doctrina jurídica vigente.
Una investigación de 2022, que el gobierno sueco encargó al Consejo Nacional de Prevención del Delito, tenía como tarea evaluar si las personas prostituidas debían ser consideradas automáticamente "víctimas", como ocurre con las víctimas de otros delitos sexuales. Se podría haber esperado que concluyeran que éste debe ser el caso. Sorprendentemente, se opusieron a esta propuesta, aunque lamentaron que las circunstancias agravantes mencionadas incluso en la historia legislativa prácticamente nunca hayan sido tomadas en cuenta por los tribunales suecos, que todavía imponen penas en el rango de pena más bajo, a pesar de que las penas de prisión están incluidas en la escala. Esto demuestra que la legislación burguesa no cambia a menos que exista presión popular de las masas.
Por estas razones, Francia intentó crear una protección legal más amplia para las personas prostituidas en su versión de la ley sueca, incluso a través de programas municipales de salida obligatorios. Sin embargo, hasta ahora la implementación ha sido ineficaz. Algunos académicos han descrito los programas de salida franceses como "un aparato burocrático de mano dura" que crea obstáculos, especialmente para los inmigrantes que solicitan participar, pero también para las organizaciones de base de las que el gobierno depende en última instancia para obtener fondos para implementar los programas.
Además, estos investigadores subrayan "lo difícil que es aplicar una estrategia de este tipo en un contexto caracterizado por una política de inmigración restrictiva y una continua desconfianza racista hacia los inmigrantes". Cinco organizaciones no gubernamentales de Francia, una “federación de practicantes y sobrevivientes de la prostitución, junto con personas que actualmente se dedican a la prostitución” (la “Federación”), publicaron un informe conjunto integral en 2025. Reconocieron que la ley francesa, cuando se implementa plenamente, tiene éxito, al menos desde una perspectiva cívil. Sin embargo, en muchos o en la mayoría de los casos todavía existen obstáculos importantes para ello. Cuando los supervivientes con los que trabajó la federación denunciaron a la policía casos de proxenetismo o trata (un primer paso hacia una posible condena en casos de prostitución), se encontraron regularmente con respuestas degradantes, que incluían burla, irritación, negación de la violencia, acusaciones contra los supervivientes, negativa a señalar o restar importancia a ciertos actos de violencia e incluso negativa a emitir informes oficiales después de recibir testimonio. Por ello, la federación pide, entre otras recomendaciones, la formación de todos los profesionales que entran en contacto con los supervivientes, y que los supervivientes estén acompañados por representantes de organizaciones como la suya a la hora de realizar sus denuncias.
Por lo tanto, todavía parece haber obstáculos importantes para que las prostitutas hagan valer plenamente sus derechos liberales burgueses en Suecia. Algunos críticos de Suecia enfatizan que las leyes de inmigración del país se aplican de una manera que puede negar permisos de residencia a las prostitutas y que las leyes de vivienda impiden que las mujeres se dediquen a la prostitución en espacios cerrados (a diferencia de la prostitución callejera o con acompañantes). Es cierto que estas aplicaciones son contrarias a la intención de dirigirse únicamente a proxenetas y compradores de sexo, no a personas prostituidas. Sin embargo, los críticos rara vez reconocen que la situación podría mejorar si se trataran todos los casos de compra de sexo como delitos contra las personas y no contra el orden público, lo que proporcionaría incentivos adicionales para que los vulnerables denuncien los delitos cometidos contra ellos y garantizaría un apoyo público más confiable que el que la sociedad civil por sí sola puede ofrecer. Se ha argumentado que debido a que la realización de estos derechos civiles disuadiría a los posibles compradores de sexo, infringen los derechos de una categoría hipotética de personas que no se ven perjudicadas por la "venta de sexo". Pero alguien que fue comprado para tener sexo y no sufrió lesiones probablemente no reclamaría daños y perjuicios a un comprador de sexo. Aunque esto no sería suficiente para disuadir a algunos compradores de sexo, la legislatura o el tribunal deberían poder lograr un equilibrio justo entre los derechos, intereses y demandas en juego.
Al sopesar los intereses de quienes son perjudicados y explotados en la prostitución y su necesidad de apoyo para salir de ella, los argumentos a favor de la persona prostituida hipotéticamente ilesa parecen sorprendentemente desequilibrados y desconectados de la realidad documentada de la prostitución entre el proletariado, especialmente sus miembros más explotados.
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
A pesar de las promesas de ilustración y modernidad a los ciudadanos, tanto en las naciones imperialistas como en las oprimidas, las democracias parlamentarias burguesas han fracasado rotundamente en crear bienestar y prosperidad para las masas. La desigualdad está aumentando a un ritmo acelerado, especialmente entre las naciones imperialistas y oprimidas, pero también entre las clases ricas y pobres dentro de las propias naciones. Como dice el experto en impuestos de Oxfam: "Se nos dice una y otra vez que no hay suficiente dinero para mejorar la vida de la gente corriente o luchar contra la crisis climática. Pero los hechos demuestran lo contrario. Los superricos están acaparando más de lo que pueden gastar mientras evitan pagar impuestos, y el resto de nosotros llevamos la peor parte de la carga fiscal mientras intentamos mantener la economía a flote". Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo.
Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo. Nunca debemos esperar que la democracia representativa parlamentaria cambie la política en torno a la prostitución. En la prostitución, las víctimas deben demostrar constantemente que son dignas de recibir contribuciones sociales, pagadas por contribuyentes alienados y, por lo tanto, egoístas o esfuerzos filantrópicos; de lo contrario, las prostitutas deben valerse por sí mismas. Jueces, policías, trabajadores sociales, académicos y políticos oportunistas, con sus molinos parlantes, trabajan mientras cierran sus mentes, por limitadas que sean, y obstruyen la aplicación efectiva de las leyes destinadas a prevenir la prostitución.
Por lo tanto, el aumento del gasto público para apoyar los programas de salida de las prostitutas se ve obstaculizado por el capitalismo, que divide la simpatía del público debido a la constante necesidad y falta de recursos para el proletariado, especialmente las prostitutas. Los políticos oportunistas, que sólo adoptaron el modelo igualitario debido a la presión de la clase obrera en lucha, los movimientos populares y la opinión pública, no tienen, como señaló Lenin en El Estado y la Revolución, ningún interés en llevarlos a cabo o implementarlos. En cambio, prefieren sus “foros de discusión” y mantienen cómodamente buenas relaciones con los capitalistas, quienes ofrecen lucrativos trabajos de salida en agencias de relaciones públicas, salas de juntas o (para los izquierdistas) prestigiosos puestos internacionales como embajadores, representantes de la ONU o presidentes o directores de organizaciones no gubernamentales y filantrópicas.
Como observó Lenin, a los políticos en la democracia representativa burguesa sólo les importa acercarse a la "olla de carne", los puestos lucrativos y honorables, y que, por otro lado, puedan captar "la atención del pueblo". Mientras tanto, es en las cancillerías y en los estados mayores donde "se ocupan" de los asuntos del Estado burgués. Nunca se debe caer en la creencia de que el desarrollo sobre el terreno se produce a través de cambios en las leyes. Esta configuración despeja la lucha contra el contenido de la clase. No son las leyes sino las clases y sus luchas las que determinan el desarrollo social.
Bajo una dictadura burguesa, el proletariado vive sin control sobre los recursos de la sociedad y, por lo tanto, siempre vive al borde de hundirse en la miseria de la pobreza. La parte de la clase obrera que pertenece a sus reservas, que es utilizada por la burguesía para obligar a los obreros a seguir órdenes bajo la amenaza de ser reemplazada y así descender a los estratos más bajos, es una parte natural del capitalismo. Mientras exista pobreza y falta de recursos, existirá la prostitución. Lo mismo se aplica a la ética y la moralidad social. En una sociedad sucia, sus miembros se vuelven sucios. En una sociedad donde impera el individualismo y donde las personas están alienadas unas de otras, es natural que sus miembros no se traten bien entre sí.
En la sociedad capitalista, el cuerpo femenino se comercializa con fines económicos, lo que crea en la mente de grandes sectores de la población la idea de que es posible poseer su cuerpo mediante el intercambio de dinero. Al contrario de ambos, en la sociedad socialista no habría desempleo ni pobreza ya que los recursos de la sociedad no servirían a un pequeño grupo de individuos sino a las necesidades de la gran mayoría. El beneficio no estaría en primer lugar en los objetivos de producción, sino en la victoria del socialismo y el bienestar del pueblo. Esto eliminaría las condiciones económicas para la prostitución. La conciencia del pueblo también cambiaría mediante la lucha contra tradiciones, ideas y costumbres obsoletas. El codicioso individualismo capitalista va a ser reemplazado por el colectivismo solidario del socialismo. La confianza en el cambio no residiría en las leyes existentes sino en la fuerza de las masas para defender y aplicar los métodos de emancipación de la mujer. Lenin lo expresó en Lenin lo expresó en Una Gran Iniciativa (1919) de la siguiente manera:
La verdadera emancipación de la mujer, el verdadero comunismo, solo comienza cuando se inicia una lucha de masas (liderada por el proletariado, que ostenta el poder estatal) contra esta economía doméstica a pequeña escala, o, más precisamente, cuando se transforma a gran escala en una economía socialista a gran escala.
Es imposible aplicar suficientemente las leyes sobre la prostitución, destinadas a empoderar a las víctimas, incluso en países imperialistas como Suecia y Francia, que cuentan con más recursos que las naciones oprimidas y, en teoría, con las leyes más progresistas para rescatar a quienes se ahogan en la prostitución y son víctimas de trata con fines sexuales. Para que estas medidas políticas sean efectivas, es necesario llevar a cabo una revolución, liderada por un partido revolucionario de vanguardia capaz de instaurar la dictadura del proletariado. Entonces, con revoluciones culturales y vigorosos esfuerzos para prevenir la alienación intelectual de funcionarios, jueces, policías, trabajadores sociales y académicos, estas leyes bienintencionadas podrán finalmente implementarse en todo su potencial. Sin poder –como en la dictadura del proletariado– las leyes de igualdad y la protección constitucional de los grupos vulnerables son una ilusión.
Índice:
1. ¿Qué es la prostitución?
2. Violencia, abuso y problemas de salud
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución en el capitalismo
4. Consecuencias perjudiciales para la salud
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
6. El modelo de igualdad
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
8. El modelo de igualdad se fortalece, mientras que la legalización de los compradores debilita a las mujeres
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
11. Violación de la ley burguesa: La legalización y la despenalización son crímenes de lesa humanidad
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad
13. Resistencia legal burguesa
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
1. ¿Qué es la prostitución?
Si la falta de vivienda simboliza lo que está mal con la propiedad privada, entonces la prostitución encarna lo que está mal con el capitalismo. Exalta las necesidades de los hombres por encima de la subordinación de las mujeres, especialmente de las mujeres de clase obrera, que son las más pobres y marginadas. Dentro de un Estado burgués, incluso en una democracia representativa, nunca será posible erradicar ni abolir esta cruel opresión.
¿Qué es la prostitución? La prostitución implica comprar a una persona para tener relaciones sexuales. Quienes compran sexo son comúnmente llamados "bacalaos", "pikes", "johns", "prostitutos", "citas", "pasajeros" y términos similares. La trata sexual o "comercio sexual" es la explotación económica de terceros, como proxenetas, dueños de burdeles, "gerentes", "novios", "agencias de acompañantes", caseros cómplices y otros facilitadores.
Según el derecho internacional, reconocido por más de 180 países (el Protocolo de Palermo de 2002), la trata de personas se define mínimamente como alguien que se aprovecha de tu "vulnerabilidad" y te deja sin "alternativa real y aceptable" más que someterte a la trata. Como señaló el Relator Especial de la ONU sobre la Trata de Personas en 2006, el Protocolo de Palermo simplemente describe "la prostitución tal como se practica realmente en el mundo". Por lo tanto, una situación de vulnerabilidad puede surgir de factores sociales y económicos o de otros medios de coerción, como la violencia, el fraude o los problemas psicológicos, factores reconocidos por prácticamente todos los Estados Partes.
Siguiendo las ensenanzas impartidas por el presidente Mao, los marxistas-leninistas-maoístas basan su comprensión de la prostitución y la trata de personas en investigaciones objetivas sobre cómo se manifiestan estos fenómenos en la realidad. Por lo tanto, realizamos investigaciones exhaustivas, especialmente entre el proletariado y las personas supervivientes, utilizando fuentes secundarias creíbles, fiables e informativas, incluso si provienen de académicos burgueses. A partir de estudios concretos, podemos extraer conclusiones concretas.
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Aplicando el marxismo al estudio del problema se revela que la prostitución no equivale a trabajo productivo, como "trabajo sexual", como lo describen algunos revisionistas y posmodernistas que buscan excusar, sanear y normalizar la prostitución. Por ejemplo, los trabajadores de restaurantes de comida rápida de McDonald's, los trabajadores indocumentados de empresas de servicios temporales y el personal de hoteles no sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de la violencia o la agresión sexual en su lugar de trabajo en la misma medida que las víctimas de guerra que buscan tratamiento, las víctimas de tortura estatal, las mujeres en refugios para mujeres o las víctimas de violación. Tampoco padecen enfermedades de transmisión sexual como las prostitutas, que deben atender a muchos compradores de sexo que se niegan a tener sexo seguro y que pagan mucho más por sexo sin protección. Esto crea incentivos peligrosos para sus proxenetas, burdeles e incluso para ellas mismas, dada su precaria situación económica. Ninguna otra descripción laboral aceptable incluye tales atrocidades.
Un ejemplo de esto último fue la prostitución legal en el barrio rojo de Londres en la década de 1990, donde los gastos diarios de alquiler, publicidad, recepción, electricidad, toallas, preservativos, etc., no se cubrían hasta que la persona prostituida atendía a 10 clientes al día. Estas condiciones implicaban que muchas mujeres atendían a entre 20 y 30 clientes al día, algunas hasta 50, lo cual no es una situación única ni inusual en la prostitución legal. Como revelaron muchas mujeres del estudio sobre estos burdeles de apartamentos, supuestamente a pequeña escala, muchas tenían que aceptar sexo sin protección (que estaba mejor pagado) para reducir el número de clientes diarios y que no se volviera completamente insoportable.
Por lo tanto, como marxistas-leninistas-maoístas, entendemos que las condiciones de la prostitución aparentemente legal en países como Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Tailandia, India y los Estados estadounidenses como Nevada nunca pueden describirse como "trabajo sexual", como trabajo ordinario, ni siquiera en las actuales condiciones capitalistas de sobre explotación. Las excepciones a la regla son todas ostensiblemente ilegales: la esclavitud, como la de los niños que malgastan su infancia y juventud en las minas congoleñas o la de las empleadas domésticas extranjeras en Qatar, cuyos pasaportes son retenidos ilegalmente y luego violadas por sus empleadores, nunca se describe como "trabajo legítimo". Tampoco se describe como trabajadores comunes a los soldados que han sido maltratados y sobrevivieron a las guerras imperialistas más brutales; más bien, incluso los académicos pequeñoburgueses reconocerían a estos reclutas como carne de cañón, víctimas de las guerras imperialistas.
Nadie, ni siquiera los académicos o intelectuales burgueses, justifica la esclavitud infantil en el Congo, la esclavitud doméstica en Qatar o la guerra de Vietnam alegando que los afectados eran supuestamente trabajadores libres. Nadie defiende su abuso y miseria bajo el lema "mi cuerpo, mi elección". Nadie dice que no debamos "juzgarlos" por su "elección", sino simplemente legalizarlos y/o despenalizarlos y permitirles continuar. Nadie discute que el daño más grave no proviene de sus "clientes" y explotadores, sino de los abolicionistas que supuestamente los estigmatizan al describir con precisión su vulnerabilidad y explotación. Si "en el amor y en la guerra todo vale", con mayor razón en la prostitución.
Como Lenin nos enseña en El Estado y la Revolución, el Estado burgués no puede reformar los síntomas del capitalismo. Incluso aquellos reformistas burgueses que entienden la existencia de la prostitución no ceden a las demandas de legalizar los burdeles o despenalizar a los compradores de sexo, aunque todavía creen ingenuamente que sus actuales aparatos estatales pueden combatir eficazmente estas formas perversas de opresión. Entre ellos también se encuentran políticos, funcionarios y académicos de países que han adoptado el modelo de igualdad, a veces llamado modelo nórdico o sueco, en el que la persona prostituida no es criminalizada, sino que se le ayuda a abandonar la prostitución y se le reconoce como víctima de las circunstancias y de los perpetradores, mientras que los compradores y terceros son criminalizados para evitar que sigan explotando a las personas prostituidas.
Como se demostrará más adelante, este “modelo de igualdad” es un paso en la dirección correcta para combatir el abuso y la explotación en la prostitución. Sin embargo, es imposible implementar plenamente dicha política en un Estado burgués (contradicción entre la existencia formal del derecho y su real concretización en la sociedad burguesa, nora de traducción)
Los representantes en la democracia burguesa buscan controlar la decadencia del capitalismo, y los intereses de la clase dominante controlan todo lo que ocurre en ella. Estas condiciones profundamente opresivas corrompen o alienan (generalmente a los primeros) a los funcionarios públicos, volviéndolos ignorantes, reacios o realmente incapaces de implementar el modelo igualitario. Los políticos oportunistas y arribistas y sus charlatanes —jueces, abogados, agentes del orden, trabajadores sociales y, entre otros, las organizaciones no gubernamentales— que, aparentemente inconscientemente, presentan el capitalismo como un purificador de sus abusos más extremos, están todos involucrados. Estos burócratas, filántropos o voluntarios privilegiados, intencional o involuntariamente, obstruyen la correcta implementación del modelo igualitario y, por lo tanto, impiden que se desarrolle plenamente que solo puede concretarse bajo un sistema socialista revolucionario.
Solo una dictadura proletaria, dirigida por el partido proletario disciplinado, puede abolir verdaderamente la prostitución. O, mejor dicho, solo una elaboración marxista-leninista-maoísta de ese modelo logrará el objetivo de abolir la prostitución.
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Las realidades básicas de la prostitución en un Estado burgués de régimen liberal difieren de las condiciones puramente esclavistas de la servidumbre sexual que existen fuera de un sistema tradicional de intercambio monetario capitalista basado en el mercado. En el Estado burgués, la prostitución —ya sea ilegal, legal o semilegal según el modelo igualitario— prácticamente siempre se genera por una confluencia de fuerzas sociales y políticas, aunque no se limita a los siguientes factores:
(1) Violencia y abuso psicológico, graves consecuencias para la salud, humillación cruel y agresión sexual. Los tres son perpetrados por clientes y, en menor medida, por terceros y, en cierta medida, por las fuerzas del orden, otros funcionarios gubernamentales e incluso el público en general, incluyendo médicos, terapeutas, profesores y personas al azar.
(2) Pobreza extrema y falta de oportunidades alternativas.
(3) Cruel abuso sexual, físico y psicológico durante la infancia que destruye la capacidad de las personas prostituidas para vivir sus propias vidas; una situación coercitiva que contribuye a habituarlas y desensibilizarlas a la prostitución.
(4) Opresión de género, reforzada por múltiples formas capitalistas de subordinación (denominadas factores interseccionales por la academia burguesa), como: a. Racismo y/o colonialismo b. Persecución por motivos de etnia, nacionalidad, origen indígena, colonialismo, sexualidad y similares. c. Discapacidad y/o problemas de salud mental. d. Vivir en una nación oprimida con una grave falta de apoyo para abandonar la prostitución.
(5) Opresión institucional, como la indiferencia burocrática, la brutalidad policial, la impotencia judicial, la marginación y/o persecución política, y la estigmatización social.
(6) Barreras sistemáticas para abandonar la prostitución, como obstáculos burocráticos (por ejemplo, que impiden a las prostitutas obtener otro empleo remunerado), sanciones penales, falta de respuesta, desconfianza u hostilidad manifiesta por parte de trabajadores sociales, profesionales de la salud, docentes, empleadores, el poder judicial u otros actores del sector público o privado.
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2. Violencia, abuso y problemas de salud
En cuanto a la violencia y el abuso psicológico cometidos principalmente por compradores de sexo, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en Sudáfrica con una muestra aleatoria de 1.645 hombres adultos, con el objetivo de obtener “conocimientos sobre los hombres sudafricanos que se ven a sí mismos como proveedores de mujeres y, por lo tanto, se sienten con derecho a tener relaciones sexuales, y la práctica relacionada de tener relaciones sexuales con mujeres que venden sexo”. De aquellos que habían declarado estar en lo que los autores denominaron anacrónicamente una "relación de subsistencia" (lo que significa tener una relación transaccional o sexo basado en su apoyo material), el 54% admitió haber violado a una mujer. Por el contrario, un número significativamente menor (el 13% de los hombres que no habían comprado sexo ni tenían una relación transaccional (510 hombres, el 31% de toda la muestra)) informaron haber violado a una mujer. Además, el 8% (1 de 13) del 83% que constituía la mayoría de los compradores de sexo informaron haber violado a un hombre, mientras que un número significativamente menor (el 1% de aquellos que no compraron sexo ni tuvieron una relación transaccional) informaron haber violado a un hombre.
Además, el 57% del 83% que compró sexo admitió haber sufrido violencia física contra una pareja íntima, al igual que el 40% del 17% que no tenía relaciones transaccionales, mientras que un número significativamente menor (14% del 31% que no compró sexo ni tuvo relaciones transaccionales) admitió haber cometido violencia contra una pareja íntima. En términos de acoso –quizás no sea tan sorprendente dadas sus tendencias violentas hacia las prostitutas– el 83% de los compradores de sexo mostraron un "riesgo significativamente mayor" de haber acosado a otros en la escuela en comparación con los hombres que no compraron sexo.
El acoso se midió mediante preguntas de encuesta como "Cuando una niña pensaba que era inteligente en la escuela, la pusimos en aprietos explotándola sexualmente". Ambas categorías de compradores de sexo también admitieron haber participado en comportamientos significativamente más criminales o agresivos que los hombres no transaccionales que no compraron sexo. Por lo tanto, los hombres no transaccionales que no compraron sexo tenían cinco veces menos probabilidades que la mayoría de los compradores de sexo de haber poseído un arma (pistola u otro), un arma ilegal, haber estado en una pandilla, haber consumido drogas y haber estado involucrados en robos o robos en múltiples ocasiones. De manera similar, la mayoría de los compradores de sexo tenían "entre 2,5 y 4 veces más probabilidades de haber sido violentos o criminales" que los hombres que no compraban sexo pero tenían relaciones sexuales transaccionales.
En particular, el 24% de todos los compradores de sexo habían sido miembros de pandillas, en comparación con el 6% de los hombres que no habían comprado sexo ni habían tenido relaciones sexuales transaccionales, y el 8% de los hombres que tenían relaciones sexuales transaccionales. En términos de personalidades psicológicas, es revelador que el 83% de los compradores de sexo también obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas en las escalas de igualdad y empatía, y significativamente más altas en hostilidad hacia las mujeres, mitos sobre la violación y rasgos psicopáticos (“culpa” y “egocentrismo maquiavélico”) en comparación con los hombres que no compraron sexo.
La mayoría de los compradores de sexo (83%) también tenían significativamente más probabilidades de obtener una puntuación en los "dos tercios superiores de la escala" en medidas de psicopatía. Según el estándar estadounidense, las puntuaciones en el tercio superior de la escala "probablemente" indican "psicopatía clínicamente diagnosticada". Jewkes y sus colegas señalan que las "proporciones" en esta categoría eran "muy altas". Concluyen además que es "fácil entender por qué las mujeres que se prostituyen, ya sea en Sudáfrica o a nivel internacional, son tan a menudo objeto de violencia por parte de sus clientes masculinos".
Necesitamos algunos ejemplos como el anterior, que ilustren la enorme cantidad de violencia de género que se perpetra diariamente contra las personas que se prostituyen. Esta violencia es inherente y esencial a la prostitución. Para convencer, dentro de la academia burguesa generalmente se necesitan tres ejemplos consistentes que converjan, y hay varios otros estudios internacionales que comparan a los compradores de sexo con los no compradores y/o comparan a los compradores de sexo de alta frecuencia con los compradores de sexo de baja frecuencia en medidas similares. También llegan prácticamente a los mismos resultados que el estudio realizado en Sudáfrica.
Un estudio de Boston que comparó a 101 compradores con 101 hombres del mismo origen étnico, nivel educativo y edad que no compraban sexo encontró que los compradores "informaron una mayor probabilidad de cometer violación y tenían un historial más largo de abuso sexual". Los compradores informaron un promedio de 1,59 "tipos de comportamiento sexualmente agresivo" (de = 1,83, rango = 0 a 10), mientras que los no compradores informaron un promedio de 0,53 tipos (de = 0,79, rango = 0 a 4).
También se encontró que los compradores tenían significativamente más probabilidades de informar que habían sido arrestados por delitos que incluían delitos graves, delitos menores, delitos relacionados con la violencia contra las mujeres, asalto, delitos con armas, delitos contra las autoridades, robo y delitos relacionados con el abuso de sustancias. Incluso dentro del grupo de compradores, aquellos que habían comprado sexo más de treinta veces tenían significativamente más probabilidades que aquellos que habían comprado sexo menos veces de haber sido sujetos a una orden de restricción (45,2% frente a 14,8%) y acusados oficialmente de un delito de violencia contra la mujer (25,8% frente a 9,8%).
Algunos estudios compararon el alcance de la violencia perpetrada por diferentes actores –principalmente compradores, proxenetas y la policía– contra las mujeres prostituidas. Entre 200 personas prostituidas en San Francisco, por ejemplo, el 70% informó que los compradores las habían violado o sometido a abusos similares "más allá del contrato de prostitución" un promedio de 31,3 veces. Una proporción menor, el 49%, fue sometida a "una distribución injusta del dinero por parte de los proxenetas, una media de 35,5 veces". Un porcentaje aún menor, el 41%, estuvo expuesto un promedio de 2,6 veces, por ejemplo, a ser obligado a tener relaciones sexuales sin compensación por parte de la policía, a sufrir abusos por parte de la policía o por parte de otras prostitutas. La diferencia entre una media de 31,3 veces y una media de 2,6 veces es enorme.
De manera similar, el 21% de 200 mujeres prostituidas en Chicago informaron haber sido violadas más de diez veces, un hallazgo que se aplica tanto a la prostitución de acompañantes, como a la prostitución callejera y a la prostitución a domicilio (residencial). Nuevamente, se encontró que los compradores eran responsables de la mayoría de las violaciones, mientras que la policía era responsable de la menor cantidad: (1) los compradores, (2) las parejas íntimas, (3) los proxenetas y (4) la policía. Estos hechos hablan en contra de un énfasis excesivo en el daño causado por la aplicación de la ley corrupta a expensas de centrarse en el comprador, aunque el abuso del poder oficial también es grave en el contexto de la prostitución, especialmente cuando las propias personas prostituidas son criminalizadas, una consecuencia que no existiría bajo el modelo de igualdad y la política más amplia.
Otro estudio realizado en Portland, Oregón, encontró que 55 supervivientes sufrieron graves abusos un promedio de 45 veces al año por parte de los compradores, fueron violados un promedio de 33 veces al año por los compradores y torturados un promedio de 5 veces al año por parte de los compradores, incluso “cortándoles o raspándoles la piel”. El nivel de violencia implicado aquí se ve respaldado por el hecho de que los compradores frecuentes de sexo, que representan tres cuartas partes de las "transacciones de mercado" en Estados Unidos, por ejemplo, son también los más violentos. Este es el tipo de población que se desata contra las mujeres prostituidas en jurisdicciones que legalizan o despenalizan la compra de sexo. Las prostitutas deben proporcionar diariamente servicios sexuales a esos usuarios, incluidos actos que otros se niegan a realizar siempre que sea posible, y corren el riesgo de sufrir abusos aún más graves con la esperanza de sobrevivir.
No es de extrañar que la esperanza de vida de las mujeres prostituidas se acorte dramáticamente, tanto en los países oprimidos como en los imperialistas, con una tasa de mortalidad muchas veces mayor que el promedio, y que a menudo sean el blanco de asesinos en serie debido a su posición vulnerable y la falta de redes de apoyo de familiares, amigos y personas de clase media con influencia en el sistema legal que puedan influir en ellas para que investiguen sus asesinatos y desapariciones. Esta marginación y opresión de los grupos más vulnerables dentro del proletariado es evidente en cómo las mujeres indígenas en países como Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda desaparecen o son brutalmente asesinadas regularmente en relación con la prostitución.
La mayoría de los compradores afirman que están comprando servicios sexuales específicos que las mujeres que no son prostitutas, si tuvieran la opción, no querrían realizar. Cuando se les preguntó, el 79% de 110 compradores en Escocia y el 48% de 113 compradores en Chicago admitieron haber comprado servicios sexuales que se sentían incómodos pidiéndoles a sus parejas habituales, relaciones casuales y encuentros sexuales, o actos sexuales que estas otras personas se niegan a realizar, como sexo oral, sexo anal, sadismo y masoquismo. Tales respuestas sugieren que las mujeres (y otras personas) que no tienen otra opción porque se ven obligadas, al menos económica o socialmente, pero a menudo físicamente, muchas de ellas mediante drogas y amenazas, a realizar actos sexuales en la prostitución que las mujeres que no están sujetas a una coerción similar evitan realizar siempre que pueden.
La evidencia de la prostitución legal muestra además que la despenalización fomenta la agresión de estos hombres contra las personas prostituidas en lugar de hacerlas más dóciles, como suponen - sin ninguna evidencia - los defensores de la prostitución legal. Quizás el peor ejemplo de cómo los compradores de sexo y terceros explotan y abusan regular y sistemáticamente de las mujeres que trabajan como prostitutas son los casos en los que las víctimas han sido encontradas atadas a camas, quemadas, azotadas, cortadas, golpeadas, infectadas con enfermedades y sometidas a otras formas de tortura. Son violadas a diario, porque la inmensa mayoría de ellas no desean personalmente tener relaciones sexuales, por lo que normalmente se les paga a otras personas en el papel de proxenetas o traficantes, que se encuentran en nueve o diez casos de prostitución, incluso en la prostitución legal.
Esto sucede a diario, cuando los compradores las explotan sexualmente sin pagar y cuando los agentes de policía exigen de manera corrupta sexo a cambio de una contraprestación legal.
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Los defensores de la prostitución legalizada o despenalizada rara vez, o nunca, reconocen que el abuso violento al que los compradores someten a las prostitutas a diario está íntimamente relacionado con los altos niveles de trastorno de estrés postraumático de estas últimas. Rara vez preguntan quién está causando estos niveles de trauma en esa población. Sí, algunos mencionan que los compradores son violentos, pero asumen ingenuamente que estos hombres pueden ser controlados, a pesar de que a menudo son los "consumidores" que pagan más y, por lo tanto, son muy valiosos para los proxenetas, los burdeles, los salones y las agencias de acompañantes.
Excluir a los clientes violentos de los burdeles exclusivos en países como Alemania reduciría significativamente sus ganancias. El trastorno de estrés postraumático es una medida psicológica del daño que puede ocurrir como resultado de la violencia extrema, incluida la violencia sexual como la violación repetida. En otras palabras, el trastorno de estrés postraumático en una población civil, como las personas que se dedican a la prostitución, puede ser un indicador sensible de que han estado expuestas a una violencia de género devastadora.
Hasta el 68% de 854 personas prostituidas en un estudio que abarcó nueve países, incluida Sudáfrica, cumplieron con los criterios clínicos de PTSD, en promedio en niveles comparables a los de los militares estadounidenses de la guerra de Vietnam que buscaban tratamiento, las mujeres maltratadas que buscaban refugio, los refugiados de la tortura estatal y los sobrevivientes de violaciones. Incluso cuando se controlan estadísticamente otros posibles predictores de PTSD, como el abuso infantil (incluido el grave), la violación, la agresión o el lugar de prostitución (interior o exterior), la prostitución en sí sigue prediciendo el PTSD o reacciones similares de daño psicológico por abuso grave. Por lo tanto, la prostitución como práctica tiene un impacto enormemente dañino en las personas compradas con fines sexuales, y los principales culpables son los compradores.
Una de las graves consecuencias del trastorno de estrés postraumático es la disociación, que es una estrategia de supervivencia para afrontar la violencia o el trauma de la violencia. Una revisión sistemática de estudios sobre disociación en mujeres prostituidas encontró que muchas muestran "puntajes de disociación altos", lo que indica un trastorno disociativo "grave". Otra revisión de cuatro estudios sobre disociación entre prostitutas encontró que los trastornos disociativos "son comunes entre las prostitutas" y concluyó que la disociación "permite la supervivencia psicológica, ya sea que el trauma repetido sea esclavitud, combate militar, incesto o prostitución".
Poco después de que se legalizara la prostitución en 2002, el gobierno federal alemán publicó un estudio sobre la violencia contra las mujeres en 2007 que incluía una submuestra de 110 mujeres prostituidas, de las cuales el 92% informó haber experimentado acoso sexual, el 87% violencia física, el 59% violencia sexual, el 52% abuso físico infantil por parte de los padres, el 43% abuso sexual infantil y el 41% violencia doméstica. relación con la prostitución. Aproximadamente la mitad mostraba síntomas de depresión, una cuarta parte tenía "pensamientos suicidas a menudo o en ocasiones", un tercio tenía ansiedad y ataques de pánico y uno de cada siete había intentado hacerse daño en los últimos 12 meses.
En otro estudio con 120 personas prostituidas utilizadas para la producción de pornografía en Suecia, el 69% afirmó haber intentado suicidarse previamente y el 70% afirmó que se había autolesionado intencionalmente. Tenga en cuenta que es muy común que las personas que se prostituyen sean utilizadas para la pornografía; Es probable que al menos la mitad, en algún momento, se utilice para producir pornografía (incluso después de participar en la encuesta, lo que lleva a subestimaciones en las encuestas). Por ejemplo, el 49% de las 854 personas prostituidas en nueve países informaron haber sido utilizadas en la prostitución para producir pornografía. Un correspondiente 23% de 271 actrices porno en Los Ángeles informaron haber participado en prostitución fuera de cámara en los últimos tres meses. Un estudio británico encontró de manera similar que 21 de 50 actrices porno informaron estar involucradas en otro tipo de prostitución: 17 en prostitución de acompañantes, 2 en prostitución de acompañantes/cámara web y 2 en "fiestas sexuales/clubes de swingers".
El derecho civil de un número significativo de países ya reconoce que el gobierno tiene la obligación de combatir la violencia de género, incluida la prevención de omisiones oficiales que pueden desencadenar sus formas más brutales. Por lo tanto, sería criminal incluso dentro de estos países permitir la despenalización de los compradores de sexo, lo que les permitiría actuar con impunidad. Sin embargo, las ilusiones de los defensores de la prostitución legal muestran que no son conscientes de tales leyes, sino que continúan con su relativización nietzscheana de la prostitución y nos acusan de "juzgar" o "moralizar".
Permitir la despenalización de la compra de sexo, incluso bajo las constituciones burguesas, es un acto oficial que fomenta, permite y contribuye a un aumento masivo de la violencia contra parte del propio pueblo, principalmente mujeres y niñas, que son obligadas a prostituirse por los mecanismos despiadados y crueles del capitalismo.
3. Factores socioeconómicos que conducen a la prostitución bajo el capitalismo
Uno de los denominadores comunes más comunes entre las prostitutas es la pobreza extrema tanto en los países imperialistas como en los oprimidos. Muchas de las personas que se prostituyen cuando son adultas también huyen de guerras o desastres climáticos, no tienen hogar, a menudo son engañadas u obligadas a prostituirse y, por lo general, pronto se vuelven adictas a las drogas, situaciones que se ven afectadas o exacerbadas por la pobreza extrema.
Los defensores de la prostitución legal no cuestionan la conexión entre pobreza y prostitución. Pero contrariamente a la creencia común (y errónea) de que las prostitutas ganan más que otros trabajos asalariados legales o ilegales, la violencia, el abuso y las graves consecuencias para la salud que enfrentan harían que tales ganancias carezcan de significado incluso si fueran ciertas. En realidad, fuera de las ilusiones posmodernas, prácticamente nadie escapa de la pobreza a través de la prostitución; tienden a dejar la prostitución a personas mayores, indigentes y endeudadas.
Según un estudio realizado en Francia, la prostitución probablemente cuesta a cada Estado una cantidad obscena de recursos que podrían haberse utilizado para financiar la asistencia social. El clima coercitivo de la prostitución se ve aún más subrayado por el fuerte e indiscutible vínculo entre el abuso físico y sexual infantil y la entrada en la prostitución, con muchos estudios tanto en países imperialistas como oprimidos que indican una prevalencia de entre el 60 y el 90 por ciento. Es revelador comparar esta cifra con la prevalencia del abuso sexual infantil entre todas las mujeres en los países imperialistas más grandes, que, según la lógica retorcida de la ideología burguesa, se supone que tienen los sistemas legales y educativos más desarrollados.
En Estados Unidos, según diversos estudios, entre un tercio y la mitad de todas las mujeres han estado expuestas a abusos sexuales cuando eran niñas. Con una población de alrededor de 330 millones, de los cuales aproximadamente la mitad son mujeres, estas estadísticas significan que estamos hablando de entre 55 y 80 millones de mujeres que estuvieron expuestas a abuso sexual cuando eran niñas sólo en los Estados Unidos.
Dicho esto, el abuso sexual que sufren las mujeres prostituidas cuando eran niñas es, en promedio, más grave que el que sufren las mujeres en general. Aparte de la pobreza, es uno de los factores más fuertes que facilitan la entrada en la prostitución; la mayoría de las personas prostituidas tienden a informar que el abuso sexual cuando eran niños contribuyó a su entrada en la prostitución. De hecho, un estudio de Corea del Sur encontró estadísticamente que las mujeres que sufrieron abusos sexuales cuando eran niñas por parte de su pareja informaron haber entrado en la prostitución mucho antes que otras mujeres prostituidas.
El abuso sexual infantil es sin duda una circunstancia profundamente compulsiva que la despenalización de los compradores de sexo en la práctica pasaría por alto. Obligaría a personas que anteriormente fueron víctimas de abuso físico y sexual en la infancia a entrar y permanecer en la prostitución. La pobreza y la dependencia de la infancia contrarrestan las posibilidades reales que podrían hacer que el consentimiento sea genuino o el entorno no coercitivo. Muchas prostitutas eran jóvenes fugitivas, a menudo debido a abusos sexuales domésticos. La estructura de reclutamiento de la prostitución, donde muchos ingresan a la prostitución mucho antes de llegar a la edad adulta, socava el consentimiento genuino, ya que no es un acto voluntario ni una profesión digna, sino que se asemeja a la esclavitud.
Por lo tanto, es imposible distinguir entre quienes han sido víctimas de la prostitución infantil y la prostitución de adultos, ya que aproximadamente la mayoría de las prostitutas, o más, ya fueron arrastradas a la prostitución cuando eran niñas. Por ejemplo, el 47% de 854 personas prostituidas, en nueve países con leyes diferentes, involucradas en diversas formas de prostitución (en casa y en la calle), declararon haber comenzado la prostitución antes de los 18 años. De manera similar, un estudio de una muestra diversa de 222 mujeres prostituidas en Chicago, Estados Unidos, el corazón del imperialismo, mostró que el 61% había comenzado la prostitución antes de los 18 años. En San Francisco, 200 mujeres y menores prostituidas fueron entrevistados informalmente, es decir, sin la ayuda de las autoridades oficiales, mediante el método del "boca a boca", folletos y anuncios para aumentar la "credibilidad" y evitar una selección sesgada de participantes "detenibles" u "orientados al servicio". En este caso, nada menos que el 78% afirmó haber sido explotada en la prostitución antes de los 18 años y el 62% antes de los 16 años, mientras que una parte ya había sido explotada antes de los 9, 10, 11 y 12 años.
La edad media de inicio en la prostitución era de 16,1 años. Está claro que la entrada de niñas a la prostitución no está menos extendida en las naciones oprimidas. Sin embargo, es sintomático del capitalismo que incluso los más vulnerables entre el proletariado supuestamente privilegiado en el núcleo imperial sean sometidos a abusos brutales y explotación sexual por parte de los hombres más agresivos y violentos de la población. El capitalismo no perdona a nadie. Dicho esto, son los grupos étnicos vulnerables que son sistemáticamente oprimidos en los países capitalistas donde prevalecen el racismo y el chauvinismo los que están sobrerrepresentados en la prostitución, especialmente las mujeres y niñas dentro de estos grupos. Por lo tanto, las mujeres y niñas negras están sobrerrepresentadas en la prostitución en Estados Unidos; Las mujeres y niñas indígenas están excepcionalmente sobrerrepresentadas en Canadá; y en Europa, la población romaní está "muy sobrerrepresentada" entre las víctimas del tráfico sexual, junto con los refugiados de África.
La Comisión Europea reconoció en 2016 que los traficantes con fines sexuales y de otro tipo "explotan la vulnerabilidad de las personas, que puede verse exacerbada por factores como la pobreza, la discriminación, la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres, la falta de acceso a la educación, los conflictos étnicos y los desastres naturales". En pocas palabras, el comercio sexual es a la vez racista y sexista, porque explota abrumadoramente a los proletarios pobres, a quienes se mantiene pobres debido a su género, etnia y nacionalidad, factores que la burguesía explota conscientemente. Sin embargo, durante treinta años ni la Comisión, el Consejo de Ministros ni el Parlamento Europeo han propuesto ninguna política eficaz para combatir el tráfico sexual. Sólo una dictadura del proletariado podría hacer eso.
La sobrerrepresentación de las minorías étnicas en la prostitución se observa en muchas partes del mundo. Por ejemplo, tanto una nación imperialista como Canadá como una nación oprimida como Sudáfrica tienen una división significativa entre las poblaciones indígenas y de colonos. En Canadá, sin embargo, la sobrerrepresentación de mujeres indígenas en la prostitución ha sido contextualizada por la violenta devastación de su población indígena. La Comisión Real sobre Pueblos Indígenas (1996) concluyó que el trato dado a los pueblos indígenas, debido a la exposición a enfermedades durante la colonización, la apropiación de tierras por parte de los colonos y la devastación cultural, "a menudo se describe como genocidio u holocausto" donde "normas, valores, sistemas sociales y prácticas espirituales de larga data... han sido socavados o prohibidos"
Un estudio de 2005 de 100 mujeres prostituidas en Vancouver y realizado 9 años antes de que Canadá aprobara una Ley de Igualdad en 2014, encontró que el 52% eran de ascendencia indígena, a pesar de que este grupo representaba solo entre el 1,7% y el 7% de la población de Vancouver. Como se mencionó anteriormente, la prostitución generalmente se impone a personas que se han visto obligadas a renunciar a la integridad corporal y la confianza a una edad temprana.
Un sorprendente 82% de las mujeres prostituidas en Vancouver declararon que habían sido abusadas sexualmente cuando eran niñas por un promedio de al menos cuatro perpetradores (varios no pudieron contarlos); y el 72% informó haber sido golpeado o abusado por sus cuidadores, lo que le provocó hematomas o lesiones. Además, denunciaron formas de tortura que podían resultar mortales en cualquier momento: proxenetas y compradores utilizaban "regularmente" violencia extrema contra ellos si se negaban a realizar determinados actos sexuales. El 90% de los 100 encuestados reportaron violencia física asociada con la prostitución. Un enorme 78% reportó haber sido violada, de las cuales el 67% había sido violada más de cinco veces y el 75% de las 100 reportaron lesiones físicas como resultado de la violencia en la prostitución, muchas de las cuales habían sido apuñaladas y golpeadas, con conmociones cerebrales, huesos rotos y laceraciones. La mitad de los 100 habían sido sometidos a abusos violentos con, por ejemplo, bates de béisbol y palancas, o alguien golpeando sus cabezas contra, por ejemplo, las paredes o el tablero del automóvil.
Ésta es la vida que la democracia representativa burguesa ofrece a aquellos dentro del proletariado que han sido arrojados al abismo por las fuerzas inevitables de la descomposición imperialista. Para ellos, los derechos humanos universales son una ilusión, justicia para unos pocos privilegiados, y las exigencias del Estado de bienestar son sólo eso: fachadas infundadas. Los vínculos entre el colonialismo y la prostitución moderna también son evidentes en Sudáfrica, como en la mayoría de los países semicoloniales. La lista de atrocidades cometidas por los colonos europeos contra los xhosa, zulú, khoisan y el resto de la población negra en Sudáfrica también es prácticamente interminable e incluso más actual que la de Canadá. Por ejemplo, todavía en la década de 1980, el gobierno del apartheid todavía permitía el desplazamiento forzado de africanos, que se estima que entre 1960 y 1983 afectó a 3.548.900 personas. En el libro Una historia de Sudáfrica del fallecido profesor Leonard Thompson, dice:
"En muchos casos, áreas previamente habitadas por negros fueron reservadas para asentamientos exclusivos de blancos. El gobierno afirmó que estas expulsiones fueron voluntarias. De hecho, las víctimas fueron amenazadas y cuando resistieron, se utilizó la violencia".
El Surplus People Project (Ciudad del Cabo, 1980-1983) entrevistó a estos supervivientes; por ejemplo, a esta mujer africana, que fue trasladada a una supuesta patria:
"Cuando vinieron a nosotros, tenían armas y policías con ellos... No dijeron nada, simplemente arrojaron nuestras pertenencias en [camiones del gobierno]... No conocíamos este lugar, y todavía no lo sabemos... Y cuando llegamos aquí, arrojaron nuestras cosas, simplemente arrojaron nuestras cosas, así que todavía estamos aquí. ¿Qué podemos hacer ahora? No podemos hacer nada. No podemos hacer nada. ¿Qué podemos hacer?"
No sorprende que una mujer africana de unos cuarenta años, que sobrevivió a la prostitución y fue entrevistada en 2024, sugiriera que esos movimientos forzados la llevaron a la prostitución. Aquí la entrevistadora cuenta su historia:
“Cuando [ella] tenía ocho años, el gobierno desalojó a su familia de su casa y ella se quedó sin hogar. Ella describió que el gobierno del apartheid llegó a su comunidad y anunció que iba a cambiar y que las familias que vivían allí tenían que mudarse, pero a las familias no se les dieron instrucciones sobre dónde ir en busca de ayuda y nuevos hogares. En cambio, fueron "apilados" en refugios deficientes similares a hospitales psiquiátricos, maltratados y estigmatizados en sus comunidades; por eso [ella] se volvió hacia la calle. Vivir en la calle cuando tenía ocho años era un destino que no podía controlar. A la edad de ocho años, fue violada en grupo por cuatro hombres, expuesta a la pedofilia, se volvió adicta a las drogas y fue rechazada por su madre. Todo esto debido a una educación que ella misma no eligió, por lo que fue víctima de trata de personas durante más de diez años y se vio obligada a prostituirse.”
* * *
Los principales males socioeconómicos explotados por el comercio sexual bajo el capitalismo –y especialmente por los compradores de sexo– son la pobreza, el género, los abusos sexuales y la violencia física en el pasado contra los niños, la juventud y la opresión racial/étnica. Especialmente cuando estos factores coinciden y crean varios trastornos dentro de un individuo, la probabilidad de que la persona sea explotada y sometida a abusos en la prostitución aumenta significativamente. Por ejemplo, la pobreza extrema puede ser una fuerte fuerza impulsora en la vida de las personas, especialmente de las mujeres jóvenes y las niñas, llevándolas a recurrir a la prostitución. Sin embargo, el riesgo de terminar en la prostitución es mucho menor si estas personas no se han acostumbrado previamente a la prostitución a través de abusos sexuales previos a niños, lo que les lleva a disociarse y aceptar una visión instrumental de sus cuerpos como hechos para ser utilizados por otros, incluso cuando son sometidos a abusos, humillaciones o violaciones.
Del mismo modo, una persona que vive en la pobreza también tiene muchas más probabilidades de pertenecer a una minoría desfavorecida, además de ser una niña o una mujer adulta. En la prostitución, la pobreza no ha sido a menudo la única circunstancia que ha obligado a las personas a dedicarse al comercio sexual, aunque en algunos casos puede serlo (y es más probable que ocurra durante desastres naturales, guerras, persecuciones, hambrunas o genocidios). Pero no todas las personas que carecen de medios –ni siquiera las mujeres jóvenes– son vendidas o compradas para tener relaciones sexuales. Sin embargo, sin pobreza sería mucho más fácil erradicar la prostitución, ya que habría medios alternativos de supervivencia.
Pero así es exactamente como funcionan los mecanismos del capitalismo: la burguesía aprovecha las atrocidades cotidianas cometidas contra las personas más vulnerables para mantener a la mayoría del proletariado con miedo de verse sumido en la misma pobreza distópica y total, donde serán sometidos a terribles abusos. Estas condiciones serían reconocidas como "chocantes para la conciencia de la humanidad", si existiera algo así como una conciencia dentro de la burguesía.
4. Consecuencias nocivas para la salud
Un gran número de personas prostituidas contraen enfermedades en la prostitución. Por ejemplo, en una muestra de 700 personas prostituidas de siete países y una variedad de entornos interiores y exteriores, el 24% informó síntomas como enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluidas sífilis y VIH, así como infecciones uterinas, dolor de ovarios, problemas menstruales y complicaciones del aborto. Además, el estigma dentro de los sistemas legales de prostitución está generalizado, a pesar de su aparente legalidad. Como informaron los señuelos policiales después de participar en redadas de prostitución en la comunidad: "Lo peor son los comentarios de la gente que vive en el barrio,... comentarios muy malos hacia mí... me hiere los sentimientos". O como se informó en Nevada en 2021, donde la prostitución todavía está legalizada en algunos condados, una mujer prostituida en el burdel Moonlite Bunny Ranch en Carson City admitió que "también puede ser difícil encontrar un trabajo fuera de la estigmatizada industria del sexo, ya que las verificaciones de antecedentes pueden revelar las tarjetas de permiso de trabajo que las prostitutas deben tener en los burdeles". En Nueva Zelanda, un informe del gobierno escribió que "a pesar de la despenalización, el estigma social que rodea a la industria del sexo persiste. Las trabajadoras sexuales continúan siendo explotadas en los burdeles". La única excepción parcial son los países con leyes de igualdad de género, donde los sobrevivientes, como en Suecia, han informado que las leyes los han empoderado al trasladar el estigma de las prostitutas a los compradores.
En la muestra antes mencionada de 100 mujeres prostituidas en Vancouver, sus problemas de salud física eran asombrosos. Estos incluyeron dolor muscular (78%), dolor en las articulaciones (60%), problemas de memoria (66%), dificultad para respirar (60%), dolor de cabeza (56%), dolor/entumecimiento en manos/pies (49%), problemas de visión (45%), mareos (44%), dolor en el pecho (43%), problemas de equilibrio (41%), problemas de audición (40%), dolor de mandíbula (38%), hinchazón de las extremidades (33%), ritmo cardíaco irregular (33%) y asma (32%). El 95% de las mujeres dijeron que querían dejar la prostitución, mientras que sólo el 32% quería que se "legalizara". El 67% pidió en cambio formación profesional, el 66% pidió "un hogar o un lugar seguro" y el 49% pidió formación en defensa personal, entre otras opciones reales.
Está claro que estas mujeres no tienen alternativa a la prostitución, dadas las atrocidades a las que son sometidas y el hecho de que prácticamente todas quieren dejarla pero no pueden. Quizás lo más obvio es que las prostitutas precisamente en el tipo de modelos legales que los demandantes piden al tribunal que imponga en este caso –como lugares en el Reino Unido donde es legal comprar sexo a menos que involucre burdeles o terceros– a menudo tienen que satisfacer sexualmente hasta treinta hombres por día.
Como se mencionó al principio, un estudio informó que las prostitutas en Londres, en la prostitución legal en apartamentos, tenían que satisfacer sexualmente a unos diez compradores por día para alcanzar el punto de equilibrio, con un número promedio de compradores por semana de setenta y seis, muchos de los cuales conocían entre veinte y treinta hombres por día, algunos hasta cincuenta. En otros lugares, las prostitutas se han visto obligadas a atender a muchos más clientes por día. Estas condiciones crean incentivos peligrosos para las relaciones sexuales sin protección, ya que muchos clientes pagan más dinero, lo que reduciría el número de actos sexuales forzados que de otro modo se realizarían.
Como informaron los autores del Estudio sobre la prostitución en apartamentos de Londres: A diferencia de las mujeres que trabajan en la calle, estas mujeres tienen muchos gastos. El mayor de ellos es el alquiler diario que deben pagar al propietario: varía entre £120 y £250. Además del alquiler básico, el propietario cobra cantidades diarias variables para cubrir facturas como la electricidad y el teléfono. Además, las mujeres pagan a la señora de la limpieza [que se sienta en la recepción y que idealmente intervendría en casos de abuso] un salario diario: entre 30 y 60 libras esterlinas. . . . Algunos apartamentos se anuncian en cabinas telefónicas. En este caso, a un "chico de tarjetas" se le paga un salario diario de hasta 60 libras esterlinas por instalar tarjetas periódicamente en las cabinas telefónicas locales. También está el coste de imprimir las tarjetas…. Las mujeres pretenden atender a un cierto número de clientes al día, normalmente 20. … "Tienes que aceptar unos diez clientes antes de ganar lo suficiente para el alquiler y la limpieza. Después de eso, es posible que no recibas más, así que de todos modos no ganas dinero (entrevista en profundidad)". … Hasta ahora, los datos de la encuesta muestran que el número promedio de clientes que estas mujeres ven en una semana es 76. Muchas mujeres ven entre 20 y 30 hombres por día, y algunas mujeres ven hasta 50.
Estas observaciones tienen serias implicaciones para el bienestar general y las prácticas sexuales seguras de las personas prostituidas, ya que la prostitución legal, como lo muestran otros estudios de burdeles legales en países como Australia, Nueva Zelanda y Alemania, no puede eliminar la demanda ni los incentivos económicos para aceptar sexo inseguro u otros abusos. Muchos clientes pagan más si no se usa condón. Por lo tanto, es de vital importancia considerar si tales incentivos pueden alguna vez contrarrestarse cuando hay una cuota de unos diez clientes antes de alcanzar el punto de equilibrio, como en el caso de la prostitución en apartamentos en Londres bajo un marco legal similar, como defienden los demandantes en este tribunal. Todas las mujeres con las que [Dawn Whittaker] ha hablado afirman que siempre usan condón durante todas las formas de sexo con penetración, incluido el sexo oral. Sin embargo, cabe señalar que todos afirmaron que a menudo los clientes les pedían que mantuvieran relaciones sexuales sin protección, y que esto solía ir acompañado de una oferta de más dinero. Todos tenían historias de mujeres que "lo hacían sin", historias utilizadas para distanciarse de tales actividades. . . .
Parece surgir información bastante sugerente sobre los incentivos para el sexo sin protección en el hecho de que "todos" en la muestra de prostitutas en pisos de Londres mencionaron que eso les había sucedido a otros. En este contexto, es importante considerar que la investigadora Dawn Whittaker tenía un "doble rol" que incluía también ser profesional de la salud, realizar visitas sin cita previa a los apartamentos y otras labores similares. Los encuestados fueron informados explícitamente sobre su papel, aunque es posible que ya la hubieran conocido a ella o a sus asociados antes. Por lo tanto, podrían percibir que la situación los implicaba en su relación con las autoridades si le admitieran explícitamente a ella que habían tenido relaciones sexuales sin protección en los apartamentos.
Estos estudios de Londres son, de hecho, encuestas burguesas mal realizadas por funcionarios de salud crédulos. Estos profesionales están tan alienados bajo el capitalismo que pierden su pensamiento crítico; en cambio, simplemente informan de forma descriptiva lo que les dicen sus fuentes sin mayor análisis. Estos profesionales regularmente ignoran las normas que se supone deben seguirse en la academia burguesa, donde se enseña a los estudiantes a no convertir la declaración descriptiva de un informante en una conclusión analítica. Este conocimiento a menudo se introduce en cursos de primer año de sociología, psicología y trabajo social, entre otras materias relacionadas. Del mismo modo, se les enseña que correlación no es causalidad, pero esas normas académicas básicas a menudo son ignoradas por la fuerza laboral alienada y desilusionada de la clase media, que de hecho tiene más en común con el proletariado que con los capitalistas. Desafortunadamente para el proletariado al que se supone deben servir, la conciencia de clase de estos funcionarios está latente. Sin embargo, podría resucitar, de acuerdo con los objetivos del Presidente Mao durante la Revolución Cultural.
5. Factores que impiden que las personas prostituidas abandonen la prostitución
Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas prostituidas quieren dejar la prostitución pero no pueden hacerlo, debido, entre otras cosas, al estigma y a la falta de protección legal y de servicios sociales. Como adultos, muchas personas prostituidas afirman sentirse atrapadas en el comercio sexual, sin educación ni formación profesional y sin opciones de supervivencia. El 89% de las prostitutas, en el estudio de nueve países, informaron que su mayor deseo era dejar la prostitución, pero que no sabían cómo. El 76% afirmó que necesitaba formación profesional. Dada la falta de alternativas y la presencia de fuerzas sociales coercitivas, las personas que compran sexo a prostitutas se aprovechan del entorno coercitivo y de la incapacidad de las víctimas de dar su verdadero consentimiento.
Alrededor de 2007, se informó que los refugios para mujeres en Nevada no aceptaban mujeres con niños, mascotas, VIH, enfermedades transmisibles o antecedentes penales, mujeres que no habían estado libres de drogas durante un cierto período de tiempo o mujeres que habían salido recientemente de prisión, creando efectivamente barreras para que muchas mujeres prostituidas escaparan, ya que estas situaciones afectan a muchas mujeres en la prostitución. Además, podría requerir una enorme cantidad de documentación, el pago de gastos personales necesarios y otras cosas que eran difíciles de arreglar por adelantado para las personas que acababan de huir o estaban a punto de huir de la prostitución, sólo para conseguir un trabajo como ama de llaves en Las Vegas, Nevada, en un gran hotel y casino, con un salario inicial de 9 dólares la hora.
En los Países Bajos, el hecho de que la prostitución es legal a menudo se ha invocado erróneamente para evitar condenas o sentencias por trata, negando a las víctimas la protección de la ley. A veces los jueces consideran que las mujeres que han ejercido anteriormente la prostitución pueden tolerar el "riesgo de explotación". Algunos jueces consideraron la prostitución "normal" para menores y por ello los absolvieron.
En Suecia, que en 2007 todavía luchaba contra los mitos globales sobre la prostitución voluntaria, el Tribunal Administrativo de Estocolmo permitió a las autoridades fiscales gravar a una mujer que había abandonado la prostitución sobre la base de las estimaciones de las autoridades fiscales sobre sus ingresos no declarados previamente. Como señaló la denunciante, la lógica de esta decisión va en contra del modelo sueco de igualdad de género, que no criminaliza a las personas prostituidas precisamente para ayudarlas a abandonar la prostitución, sino que sólo criminaliza a los proxenetas y a los compradores: "Las personas prostituidas se ven obligadas a continuar para poder pagar impuestos", afirmó.
Es extremadamente importante para las mujeres que abandonan la prostitución que se les ofrezcan servicios sociales especializados para salir de la prostitución. Esto sólo se ofrece en algunas ciudades de Suecia. En 2012, se informó sobre un ensayo clínico de su programa, que se había realizado con 34 clientes, 26 de los cuales participaron en seguimientos un año después. Los investigadores determinaron que el 80% había abandonado la prostitución por completo, mientras que el resto reportó prostitución menos frecuente y deseo de abandonarla. La mayoría también informó una mejor autoestima y una mejor calidad de vida. Un grupo de control estaba formado por 11 niñas y mujeres de entre 15 y 25 años que se prostituían en línea pero que no fueron reclutadas a través de los programas de tratamiento.
Todas estas personas describieron sentirse apuradas, incomprendidas y sin oportunidades de sentirse lo suficientemente seguras como para revelar su prostitución a los servicios sociales, psiquiátricos y otros profesionales pertinentes. Sus historias son consistentes con los deseos de otras personas prostituidas de tener un mejor acceso a unidades especializadas donde el personal tiene más conocimientos que el personal de servicios sociales generales.
6. El modelo de igualdad
Hasta ahora, el modelo de igualdad ha sido adoptado en siete países y dos provincias/estados. Fue adoptado por primera vez en 1999 en Suecia y luego se extendió a naciones grandes como Francia y Canadá. Hay un movimiento en África que está tratando de lograr que los Estados burocráticos africanos adopten esto. Sus defensores en África lo llaman Modelo de Igualdad Sankara (en honor a Thomas Sankara).
Una resolución reciente del Parlamento Europeo (el único organismo público paneuropeo elegido como parlamentarismo burgués) estuvo cerca de respaldar plenamente el modelo de igualdad de género el 14 de septiembre de 2023, como había propuesto la mayoría de su Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. La resolución afirmaba que "sólo si la demanda disminuye puede reducirse el mercado de la prostitución y, por tanto, el número de personas explotadas en él".
Además, el Parlamento subrayó "que la trata de personas con fines de explotación sexual, incluido el abuso sexual de niños, está aumentando debido a la gran demanda", al tiempo que señaló "que esto es particularmente evidente en países con un modelo regulatorio liberal, mientras que los Estados miembros como Francia y otros países que siguen estrategias como el modelo nórdico/Igualdad ya no son mercados importantes para la trata de personas con este fin". "Debido a las medidas tomadas en estos países para reducir la demanda", señaló además el parlamento, "la trata con fines de explotación sexual todavía ocurre, pero está disminuyendo".
El Parlamento señaló que el modelo de igualdad de género redujo la "demanda de personas en prostitución" y redujo el "número de personas en prostitución", al tiempo que condenó "la realidad de la coerción, la manipulación, la violencia y la explotación en la prostitución" y su "vínculo con la violencia estructural a la que las mujeres están desproporcionadamente expuestas y que a menudo crea situaciones de vida precarias que llevan a mujeres y niñas a la prostitución". El Parlamento también reconoció que "los derechos humanos de las mujeres y las niñas son inalienables, pero son violados sistemáticamente en el mercado de la prostitución debido a sus condiciones de explotación".
Además, el 25 de julio de 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) rechazó una solicitud francesa para invalidar la versión francesa del Modelo de Igualdad Sankara, donde los solicitantes buscaban demostrar que la ley violaba el derecho al respeto a la vida privada. Los críticos del modelo igualitario –ya sea que pertenezcan a la "izquierda brillante" de orientación anarquista en los países imperialistas, a la elite académica posmoderna, a activistas e intelectuales confundidos en países oprimidos, o a reaccionarios fascistas y economistas liberales- a veces asumen que la prostitución es inmutable debido a su percibida ubicuidad en la historia. Sin embargo, esta suposición es ahistórica.
Friedrich Engels ya explicó cómo surgió el patriarcado con el surgimiento de la propiedad privada y escribió cómo la "prostitución de mujeres libres", a diferencia de la "entrega forzada de esclavas", se vio acelerada por la propiedad privada, el aumento de la desigualdad y la polarización económica. De manera similar, Gerda Lerner señaló en El origen de la prostitución en la antigua Mesopotamia que la prostitución comercial probablemente se aceleró por "la esclavización de las mujeres y la consolidación y formación de clases", que "algunos señores establecieron burdeles comerciales" y que a mediados del segundo milenio a.C. fue significativo entre las "hijas de los pobres".
Incluso los historiadores convencionales ( académicos burgueses, nota de traducción) han llegado a la conclusión de que "la venta de servicios sexuales no es una característica esencial de todas las sociedades en todas las épocas históricas". Afirmar que la prostitución es una característica inevitable de todas las sociedades presentes y futuras es sacar una conclusión imperdonable, que sólo sirve para oprimir al proletariado y especialmente a sus mujeres -en los países oprimidos-.
Contrariamente a la percepción empobrecida de la realidad de anarquistas, fascistas, posmodernistas, libertarios y otros críticos, el modelo igualitario ofrece a las prostitutas dentro del proletariado la opción de abandonar la industria y, por lo tanto, debería ser un requisito diario bajo el capitalismo.
Un desarrollo del modelo (de su reconocimiento formal a su concretización en la realidad, nota de traducción), si se implementara plenamente bajo el socialismo, sería la primera ley que potencialmente podría levantar el yugo de la prostitución impuesto a los miembros del proletariado –una visión del futuro que está completamente ausente entre los filántropos burgueses y los socialdemócratas oportunistas que apoyan la prostitución legal como una estrategia equivocada para ayudar a las personas atrapadas en la prostitución.
7. La prostitución aumenta sistemáticamente con la prostitución legal
Empíricamente, la prostitución aumenta exponencialmente en entornos legalizados en comparación con aquellos que han adoptado el modelo igualitario. En 1999, Suecia adoptó la primera ley modelo contra la compra de sexo, mientras que la compra y venta de sexo seguía despenalizada. Después de eso, la prostitución tanto en la calle como en el interior disminuyó, tal vez hasta cinco veces en menos de diez años, mientras que la prostitución aumentó exponencialmente en otras partes de Escandinavia.
En 1993, se estimaba que había entre 2.500 y 3.000 mujeres prostituidas en Suecia, de las cuales 650 estaban en la calle. En 1998, un año antes de que la nueva ley entrara en vigor, aproximadamente 726 mujeres estaban involucradas en la prostitución callejera. En 2007, el número se había reducido a alrededor de 300, mientras que 300 mujeres y 50 hombres hacían publicidad en Internet. Dado que se ha utilizado el mismo método de cálculo, cualquier subestimación también será similar con el tiempo. Es importante tomar estas cifras con cautela, ya que son difíciles de confirmar y son producidas por funcionarios alienados. Probablemente las cifras sean mucho más altas. Dicho esto, estos números sirven para mostrar la dirección de la tendencia.
Estudios similares sobre la prostitución en Dinamarca, donde la compra de sexo es legal mientras que los burdeles están prohibidos, estimaron un aumento de 3.886 mujeres prostituidas en 2002 a 5.567 cinco años después, en 2007, de las cuales 1.415 eran prostitutas callejeras. Teniendo en cuenta la población del país respectivo, el alcance de la prostitución femenina en Dinamarca era casi dieciséis veces mayor per cápita que en Suecia. Cuando comprar sexo era legal en Noruega, estimaciones comparables mostraron que la prostitución aumentó después de 2000 (especialmente entre las prostitutas callejeras extranjeras), de modo que en 2007 había 2.654 mujeres prostituidas, de las cuales 1.157 trabajaban en las calles. La proporción de mujeres prostituidas en Noruega era, por tanto, casi nueve veces mayor per cápita que en Suecia. Además, la prostitución callejera en Suecia había disminuido a 200-250 mujeres en 2014, sin que hubiera signos de un aumento correspondiente en la prostitución en espacios cerrados.
Un estudio exhaustivo realizado en 2014 en ocho países europeos, donde solo Suecia y Noruega habían adoptado el modelo de igualdad de género, sugiere que la criminalización de los compradores de sexo redujo en gran medida la compra de sexo, lo que es consistente con el patrón descrito anteriormente. En comparación con Suecia, todos los países incluidos en el estudio mostraron una proporción estadísticamente significativa y significativamente mayor de hombres que afirmaron haber comprado sexo en los últimos seis meses, con la excepción de Noruega. En todos los países, el número de compradores per cápita fue varias veces mayor que en Suecia:
(1) En Alemania, con la legalización total, el número de compradores per cápita era aproximadamente 14 veces mayor que en Suecia.
(2) En Dinamarca, con el modelo de despenalización propuesto por el demandante, el número de compradores per cápita era aproximadamente diez veces mayor que en Suecia.
(3) En España también había diez veces más compradores per cápita que en Suecia.
(4) En Gran Bretaña también había aproximadamente ocho veces más compradores per cápita que en Suecia.
(5) En Francia, que en el momento de la encuesta aún no había adoptado su modelo de igualdad de género, había aproximadamente seis veces más compradores per cápita que en Suecia.
Además, una pregunta a los hombres encuestados sobre si "conocían a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses mostró que la proporción era mucho mayor en países donde la prostitución es legal, como Alemania (16,6%) y los Países Bajos (12%), así como en países con el mismo modelo legal que los solicitantes perseguían en ese momento, como España (28,4%), Francia (14,7%), Dinamarca (12,1%) y el Reino Unido (8,7%) - que en el primer país. que adoptó el modelo de igualdad de género: Suecia (2,9%).
Aunque las cifras que estiman el número de prostitutas son necesariamente imprecisas, las enormes diferencias entre Escandinavia y Europa indican el impacto significativo que tiene un modelo de igualdad de género incluso dentro de una sociedad burguesa.
Dada la necesidad de ser visible para atraer a potenciales compradores de sexo, es poco probable que algún grado mensurable de prostitución pase desapercibido. Así, un informe de 2008 de la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia concluyó que los compradores de sexo en Suecia pedían regularmente "noticias" y citaba a informantes que enfatizaban que las mujeres que eran nuevas en el mercado eran "más deseables" y que "las nuevas fotografías y anuncios despiertan el mayor interés en la web". Esta dinámica hace que sea aún más importante que las prostitutas sean muy visibles para atraer nuevos compradores de sexo. Por lo tanto, cualquier “prostitución desconocida” –un concepto aparentemente contradictorio– no afectaría significativamente las diferencias nacionales relativas. La necesidad de visibilidad ante los compradores potenciales desalienta cualquier "prostitución oculta" significativa, especialmente en la calle.
Ninguna información, evidencia empírica u otros datos muestran que haya habido un movimiento más decisivo de la calle a Internet o diferentes variedades de prostitución en espacios cerrados y supuesta prostitución "oculta" en Suecia que el observado en otros países.
Casi al mismo tiempo que Suecia cumplía sus primeros diez años con el modelo de igualdad de género, en 2002 Alemania legalizó la prostitución, también para personas extranjeras, lo que provocó que el mercado del sexo aumentara de tres a cuatro veces. Un informe de 2016 encargado por la Comisión Europea, basado en un análisis resumido de varias fuentes, estimó la proporción de prostitutas por cada 100.000 habitantes entre 185 y 493 en Alemania, 53 y 118 en los Países Bajos, en comparación con 7 y 15 en Suecia.
En comparación con Suecia, Alemania tenía aproximadamente 30 veces más personas que se prostituían; Los Países Bajos, que legalizaron la prostitución en octubre de 2000 pero prohibieron la intermediación por parte de extranjeros, tenían ocho veces más prostitutas per cápita que Suecia. De manera similar, el Comité de Ley de Prostitución de Nueva Zelanda estimó en 2008 que 2.332 personas ejercían la prostitución en 2007 bajo legalización (no se permiten extranjeros). Esta cifra significa aproximadamente ocho veces más per cápita que las aproximadamente 600 mujeres prostituidas en Suecia, que se estimó coincidentemente en la misma época.
Sin embargo, un estudio basado en datos del censo de Nueva Zelanda reveló manipulación de datos y encontró que 4.272 personas se dedicaban a la prostitución en 2001, antes de la despenalización. Entre cinco y siete meses después de la despenalización en 2003, esta cifra había aumentado un 38,9%, hasta 5.932. Per cápita, esta cifra significaba que Nueva Zelanda tenía aproximadamente veintitrés veces más personas prostituidas en 2003 que las aproximadamente 600 mujeres de Suecia en 2007; o, argumentó, veintiuna veces más personas prostituidas si se incluye también a los hombres prostituidos en Suecia.
Varias fuentes de aplicación de la ley y trabajo social también confirman una fuerte disminución del tráfico sexual internacional en la prostitución sueca inmediatamente después de 1999. Por ejemplo, debido al miedo de los compradores y de terceros a ser descubiertos, la prostitución en locales cerrados tenía que realizarse en secreto, lo que resultaba complicado y costoso para los traficantes. En lugar de que los compradores simplemente hicieran cola en un burdel o en la calle, las mujeres prostituidas en Suecia a menudo tenían que ser escoltadas hasta los compradores individuales, lo que reducía el número de transacciones y, por tanto, las ganancias de terceros. Quienes organizaban la prostitución debían evitar permanecer demasiado tiempo en un mismo lugar, lo que creaba una necesidad costosa y complicada de "múltiples locales". En consecuencia, consideraban que el mercado sueco era menos rentable. Si bien las redadas policiales europeas a menudo condujeron al arresto de entre 20 y 60 mujeres prostituidas en relación con el proxenetismo criminal, las redadas en Suecia generalmente involucraron burdeles clandestinos relativamente pequeños donde las autoridades rara vez encontraron más de 2 a 4 mujeres prostituidas en el lugar.
8. El modelo de igualdad se fortalece mientras la legalización de los compradores debilita a las mujeres
La situación en Alemania empeoró después de la legalización, ya que los ingresos de las prostitutas cayeron dramáticamente, lo que significa que sus cuotas diarias de compradores de servicios, que son conocidos por ser más brutales que otros hombres, tuvieron que aumentar para que las prostitutas pudieran sobrevivir financieramente. La afluencia de prostitutas, principalmente mujeres y niñas, de otros países, especialmente de Europa del Este (la legalización actuó como un imán para los traficantes) contribuyó a una mayor competencia y a una reducción de los ingresos. La demanda de sexo más dañino se intensificó, lo que llevó a precios fijos en los burdeles que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos para todo tipo de sexo, especialmente sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs.
Se han informado acontecimientos similares en Nueva Zelanda. Una encuesta del gobierno encontró que en los últimos doce meses, el 35,3% de los encuestados dijeron que habían aceptado un cliente que no querían y el 10,5% habían sido penalizados por rechazar a un cliente. Como describió la situación el propietario de un burdel: "¿Cómo pueden negarse? A las chicas les pagan por hacerlo". En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, concluyó que veinte años de prostitución legalizada habían sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en las calles y en los burdeles".
Es espantoso, pero no inesperado, que en Alemania se hayan reportado al menos 85 asesinatos consumados y 49 intentos de asesinatos de personas prostituidas, la mayoría de ellas mujeres, cometidos por compradores u otras personas en el entorno de la prostitución, desde la legalización hasta abril de 2023. Un estudio de caso de tales asesinatos, que incluye comentarios de compradores en línea en varios foros que discuten sobre ellos, muestra cómo los compradores "explotan a las mujeres más vulnerables" mientras que "los derechos, la satisfacción egoísta de los deseos sexuales y la transgresión sistemática de límites se puede ver en sus comentarios y acciones”. Estos casos "también muestran cómo la prostitución legal y los burdeles oficiales, con todos sus intentos de reducir el daño, no logran proteger a las mujeres en la prostitución del daño físico y psicológico".
También se han denunciado varios asesinatos en el contexto de la prostitución en Nueva Zelanda desde la despenalización. De manera similar, el mayor daño resultante de esta despenalización legal en Canadá, en respuesta a que la Corte Suprema en 2013 declarara inconstitucionales la mayoría de las leyes anteriores sobre prostitución que prohibían la propiedad de burdeles y el proxenetismo, llevó al Parlamento canadiense a aprobar una Ley Modelo de Igualdad de Género en 2014, al tiempo que expresaba “seria preocupación por la explotación asociada con la prostitución y el potencial de violencia contra quienes la practican”. Las repetidas impugnaciones constitucionales de la nueva ley no han logrado demostrar que el Parlamento haya juzgado mal los daños de la prostitución o que la nueva ley haya provocado mayores daños. Por el contrario, un caso mostró que hubo 54 asesinatos de prostitutas cinco años antes de la nueva ley, de los cuales 20 eran indígenas, y 35 asesinatos de prostitutas cinco años después de que la ley entrara en vigor, de los cuales siete eran indígenas; durante este último período, el número de “asesinatos” en Canadá aumentó de 2.745 a 3.229, mientras que “el número de lesiones reportadas por trabajadoras sexuales también disminuyó en el período de cinco años posterior a la promulgación de la PCEPA”. [Ley de Protección a Comunidades y Personas Explotadas]”.
Aunque las mujeres habían sido víctimas de intentos de asesinato y asesinatos consumados en la prostitución en Suecia antes de la ley de 1999 sobre la compra de servicios sexuales, desde entonces ninguna persona ha sido asesinada en la prostitución sueca o cerca de ella. Las personas que se prostituyen describen a los compradores como más cautelosos ahora que se les puede responsabilizar por intentar comprar sexo, mientras que la persona que se prostituye no está cometiendo un delito, una situación que, según los encuestados, les da una ventaja de negociación que fortalece su control, seguridad e integridad personal.
Los países con la prostitución legalizada o completamente despenalizada, como Alemania y Nueva Zelanda, también ofrecen ingresos significativamente más bajos a las prostitutas en comparación con países como Suecia, que siguen el modelo de igualdad de género. Los compradores suecos incluso pagan dos o tres veces más de lo que pagan los compradores por la prostitución legalizada en Europa, donde los burdeles o los proxenetas legales también deducen cantidades significativas de los ingresos de la persona prostituida. Por lo tanto, una tarifa horaria estándar y típica en Suecia a principios de la década de 2010 era de 300 euros al tipo de cambio actual. Compárese ese total con lo que el Centro Holandés de Investigación y Documentación informó al mismo tiempo, a saber, que tres cuartas partes de las mujeres que se prostituían en escaparates en Amsterdam –que se prostituían un promedio de 43 horas por semana– tenían un ingreso neto de menos de 500 euros por semana
Por lo tanto, una mujer que se prostituye en Suecia durante dos horas generalmente puede ganar tanto o más que una mujer que se prostituye legalmente durante cuarenta horas en Amsterdam. La legalización no otorga a las prostitutas tal "empoderamiento". A veces tales ventajas pueden reducir el delito de prostitución contra ellas, aunque si continúan prostituyéndose estarán expuestas a la mayoría de sus violaciones inherentes.
9. El modelo de igualdad reduce el comercio sexual
Al legalizar la compra de sexo, la demanda del comercio sexual aumenta enormemente en comparación con la situación bajo un modelo igualitario, ya que casi no existen otros métodos para aumentar la oferta en la prostitución que la trata de personas, incluso si los peticionarios no piden la despenalización total de la prostitución, como en Nueva Zelanda. Para explicar el razonamiento, primero se requiere cierta información general sobre la legislación internacional sobre trata de personas. En promedio, se estima que el 84% de las mujeres prostituidas en todo el mundo están controladas por un tercero que gana dinero con ellas, las vende o alquila a otros y se lleva una parte de las ganancias de su explotación sexual.
El Protocolo de Palermo universalmente ratificado, con 182 partes adherentes, proporciona una definición internacional acordada y jurídicamente vinculante de trata de personas, que también proporciona el punto de referencia para los instrumentos regionales contra la trata. La definición de trata de personas del Protocolo de Palermo incluye, entre otras cosas, "abuso de poder o posición vulnerable... con el fin de explotar" la prostitución de otra persona por parte de un tercero.
En los travaux préparatoires (es decir, instrucciones de interpretación) del protocolo, una posición vulnerable se define como "cualquier situación en la que la persona interesada no tiene otra alternativa real y aceptable que someterse al abuso en cuestión". El consentimiento se declara irrelevante en todas esas situaciones, y cuando se explota a niños, incluso si no hay coerción, extorsión, fraude u otros abusos. En otras palabras, la participación de terceros significa trata de personas cuando se abusa del poder o la vulnerabilidad para la explotación sexual.
La Ley de Prevención y Lucha contra la Trata de Personas de Sudáfrica de 2013 tiene una definición de trata aún más clara que el Protocolo de Palermo, y cubre una gama más amplia de actos, específicamente "la explotación de la vulnerabilidad... que lleva a una persona a creer que no tiene otra alternativa razonable que someterse a la explotación", que incluye, entre otros, "aprovechar la vulnerabilidad en la que se encuentra la persona como resultado de... (f) circunstancias sociales; o (g) circunstancias económicas".
Dada la evidencia empírica presentada anteriormente que muestra que una abrumadora mayoría de las personas prostituidas son explotadas o controladas por otros terceros, viven en extrema pobreza, son sometidas a una terrible violencia de género por parte de los compradores, sufren de trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales en la misma medida que las víctimas de tortura, son víctimas de violencia masculina en refugios para mujeres, buscan tratamiento como los soldados estadounidenses que lucharon en Vietnam, y al menos la mitad de ellas comienzan a prostituirse ya en la infancia, y que probablemente nueve de cada diez quieren escapar pero no pueden, la prostitución significa trata de seres humanos cuando se demuestran tales hechos, como ocurre en la mayoría de los casos.
Como razonó el relator especial de la ONU sobre la trata de personas en 2006: En la mayoría de los casos, la prostitución tal como se practica en el mundo suele cumplir los criterios de trata de personas. Es raro encontrar un caso en el que el camino hacia la prostitución y/o las experiencias de una persona en la prostitución no impliquen al menos abuso de poder y/o explotación de la vulnerabilidad. En este contexto, el poder y la vulnerabilidad deben entenderse como diferencias de poder basadas en el género, la raza, la etnia y la pobreza. En pocas palabras, el camino hacia la prostitución y la vida en la "industria" rara vez se caracteriza por el empoderamiento o por alternativas adecuadas.
Legalizar la prostitución, sabiendo que en la mayoría de las situaciones existe control sobre terceros, legaliza efectivamente el tráfico sexual, al igual que despenalizar completamente a todos los actores de la prostitución, incluso cuando el tráfico sexual todavía se considera un delito. Un juez de Canadá, Robert F. Goldstein, del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, comentó sobre un desafío al modelo de igualdad de Canadá: "Creo que el intento de los solicitantes de separar el trabajo sexual y la trata de personas es artificial y poco realista, dada la fuerte evidencia que respalda la opinión del Parlamento de que a menudo van de la mano".
Como se mencionó, los países escandinavos Dinamarca y Noruega, que en 2007 permitían la compra de sexo pero no la propiedad de burdeles, tenían dieciséis y nueve veces más personas en prostitución per cápita que Suecia, respectivamente. De manera similar, en Dinamarca, España y el Reino Unido –jurisdicciones con modelos legales similares a Dinamarca– la proporción de hombres que informaron haber comprado sexo en los últimos seis meses fue de ocho a diez veces mayor que en Suecia. Además, los hombres encuestados en estos países tenían varias veces más probabilidades de "conocer a alguien" que había pagado por sexo en los últimos seis meses que los hombres en Suecia. Sin lugar a dudas razonables, estos países que permiten la compra de sexo tendrán un mercado de prostitución significativamente mayor y multiplicado, donde el comercio sexual también se multiplicará, que el que tendrían bajo el modelo de igualdad.
Además, la aceptación de la prostitución como fenómeno por parte de la población parece aumentar cuando es legal, lo que sugiere que cuanto más se legalice la prostitución, más difícil será combatir el tráfico sexual, que es lo que buscan los demandantes en este tribunal. Así, una investigación europea realizada en ocho países en 2014 mostró una relación significativa y fuerte entre las actitudes hacia la prostitución y los marcos legales existentes. Por ejemplo, en países donde se permitían grandes industrias de burdeles legales, como Alemania y los Países Bajos, sólo el 16% y el 19%, respectivamente, estaban a favor de criminalizar a los compradores. En países donde ni los burdeles ni la compra de sexo eran legales y donde no se imponían sanciones a las prostitutas, como Noruega y Suecia, el 53% y el 63% respectivamente estaban a favor de criminalizar a los compradores.
En los cuatro países restantes donde se permitía la compra de servicios sexuales en locales más pequeños, lo que es más similar al modelo buscado por los solicitantes, el apoyo a la criminalización de los compradores se encontraba en algún punto intermedio: 24% en Dinamarca, 25% en España, 28% en Francia y 34% en el Reino Unido.
En otras palabras, la prostitución legal dentro de la población general parece crear una tolerancia explícita hacia la prostitución, que empíricamente se traduce en una tolerancia implícita hacia sus numerosos abusos, como la explotación sexual, la trata de personas con fines sexuales y la violación. Esta conclusión se ve respaldada por el hecho de que los países que afirman criminalizar el tráfico sexual mientras despenalizan o legalizan otros aspectos de la prostitución todavía tienen una gran zona gris donde el tráfico ocurre esencialmente fuera del radar de la ley. Por ejemplo, mientras que los Países Bajos diferencian entre la prostitución de inmigrantes y la prostitución nacional al tipificar como delito la intermediación de personas de otro país para la prostitución, independientemente de si el intermediario las trata, el tráfico sexual todavía ocurre "a menudo" en la prostitución autorizada y no autorizada en los Países Bajos. En consecuencia, los criminólogos holandeses descubrieron en 2014 que la trata de personas "todavía prospera detrás de la fachada legal" de la prostitución regulada.
De manera similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos, que se nombró a sí mismo el "policía" imperial del cumplimiento de los derechos humanos civiles por excelencia en otros países, concluyó que el sistema de prostitución despenalizado de Nueva Zelanda no logró prevenir, procesar y proteger a quienes fueron objeto de trata. Ya en 2010, Nueva Zelanda fue mencionada como "un país de origen de niñas menores de edad que son objeto de trata de personas, especialmente de prostitución forzada". Sin embargo, en 2022 se descubrió que los traficantes en Nueva Zelanda seguían apuntando a grupos vulnerables, como niños, inmigrantes y adultos víctimas de violencia doméstica y familiar, para explotarlos en el comercio sexual.
Dada la abrumadora evidencia de cómo las leyes afectan la prostitución en la práctica, criminalizar a los compradores y despenalizar a las prostitutas tiene un propósito importante para disuadir la violencia de género y el tráfico sexual.
10. La prostitución es violencia de género, no trabajo
Dadas las tendencias agresivas de los compradores, la despenalización significa efectivamente que los perpetradores de violencia de género quedan impunes por muchos de los abusos cometidos en la prostitución. Una gran cantidad de evidencia, gran parte de ella publicada por estados que la han legalizado y despenalizado, sugiere que las leyes que permiten a los hombres comprar personas para tener relaciones sexuales no mejoran la situación de las personas prostituidas. En cambio, perpetúan y aumentan los daños conocidos de la prostitución, particularmente al aumentar la demanda de sexo remunerado, atraer a personas más vulnerables a la industria del sexo y proporcionar un poderoso incentivo económico para el tráfico sexual.
En contraste, el modelo igualitario, en el marco del Estado burgués, promueve el bienestar y la igualdad de los desafortunados miembros del proletariado que se ahogan en la colonización patriarcal de sus cuerpos, elevando el estatus de las prostitutas, principalmente mujeres y niñas, mujeres y/o personas feminizadas, incluidas las mujeres trans, así como los niños, algunos hombres y otras personas trans, y rebajando el estatus de sus perpetradores, que son predominantemente hombres (así asignados al nacer y que permanecen así identificados). A la luz de lo que sabemos ahora sobre la prostitución, no puede equipararse a un trabajo remunerado para mujeres cuyas circunstancias no les dejan otra opción, como hacen repetidamente los demandantes. Las personas que limpian baños públicos, casas privadas, venden frutas o lavan parabrisas en las calles no desarrollan niveles similares de PTSD debido a tales actividades, ni síntomas disociativos o consecuencias para la salud similares a los de los sobrevivientes de la guerra, incluidas lesiones cerebrales traumáticas, problemas de memoria, dificultad para respirar, dolor/entumecimiento en manos/pies, problemas de visión, dolor en el pecho, problemas de equilibrio, problemas de audición, dolor de mandíbula, hinchazón de las extremidades, ritmo cardíaco irregular y asma.
Las personas que "trabajan" tampoco suelen ser sometidas diariamente a violaciones, agresiones sexuales, humillaciones y abusos sexuales, ni contraen VIH ni otras infecciones de transmisión sexual potencialmente mortales como resultado de la exposición en el trabajo. Podría decirse que la prostitución no es trabajo: es una forma de violencia de género. Cuando se despenaliza en todos los ámbitos, incluidos terceros como propietarios de burdeles, gerentes y proxenetas, se podría decir que quienes toman las decisiones están cometiendo un crimen contra la humanidad y contra la población que será objeto de explotación en la prostitución de forma generalizada o sistemática como resultado de estas decisiones, especialmente aquellas que son objeto de trata y forzadas a prostituirse a gran escala.
11. Violación del derecho burgués: la legalización y la despenalización son crímenes contra la humanidad
Incluso entre los investigadores burgueses, la gente está empezando a darse cuenta de lo terrible que es realmente la prostitución legal. Dos de los críticos más destacados de la prostitución legal, en un artículo reciente en la revista más prestigiosa de derecho internacional, llegaron incluso a acusar a estados imperialistas como Alemania, Nueva Zelanda, Países Bajos, provincias dentro de dichos estados (por ejemplo, Nevada, EE.UU. y Victoria, Australia) – y naciones oprimidas como India y Tailandia – de institucionalizar crímenes contra la humanidad que "conmocionan la conciencia de la humanidad".
Esta espectacular teoría, a pesar de haber sido propuesta por académicos que trabajan dentro del marco de las instituciones burguesas, es notable porque los comunistas pueden adoptarla con fines propagandísticos. "Miren", diríamos, "los propios juristas de los imperialistas admiten que no pueden seguir sus propias leyes; las violan constantemente con impunidad, irresponsabilidad y desprecio descarado".
Es revelador que los diplomáticos que se supone deben defender los altos estándares de derechos humanos de los imperialistas hayan sido sorprendidos por comprar sexo en sus reuniones en Nueva York. Como lo expresó un oficial de policía: "La hora del almuerzo es el mejor momento para la prostitución. Muchos de los hombres que arrestamos están casados, por lo que necesitan una excusa para dársela a sus familias. Es un poco más fácil a la hora del almuerzo y cuando están en el trabajo escabullirse por un rato".
Un periódico indio informó desde las reuniones de la ONU en la ciudad de Nueva York que "escoltas costosos están acudiendo a la ciudad desde lugares tan lejanos como Las Vegas y Europa para satisfacer la creciente demanda durante las reuniones diplomáticas. Las fuentes sugieren que los diplomáticos se entregan a tales actividades. Muchos eligen visitar hoteles en lugar de clubes de striptease o lugares públicos para evitar llamar la atención". Un activista conservador estadounidense de derechos sociales, un obvio oxímoron, escribió en 2023 que… Anchorage no es una ciudad pobre y Alaska no es un estado pobre. La Tercera Avenida es el horror del tercer mundo en una sociedad con recursos del primer mundo. … La prostitución obviamente existe. Las condiciones sanitarias son pésimas. . . . Toleramos el uso abierto de drogas y la prostitución en público. Permitimos que los perpetradores actúen abiertamente y así mostramos nuestra indiferencia hacia las víctimas.
De manera similar, un periodista europeo describió un documental transmitido por la televisión pública alemana en el que uno de los propietarios de la cadena de burdeles Paradise admitía que era plenamente consciente del impacto de la prostitución legal en el proletariado: ¿Estaría feliz si alguna de sus dos hijas trabajara en Paradise?, pregunta el entrevistador. La cara de Rudloff se pone roja. "Impensable, impensable", dice. "El tema es brutal. No quiero ofender a las prostitutas, pero estoy tratando de criar a mis hijos para que tengan oportunidades profesionales. La mayoría de las prostitutas no tienen esas oportunidades. Por eso hacen ese trabajo". Hace una pausa y mira hacia otro lado. "Impensable", repite. "No quiero ni pensar en eso"
El viejo nexo de guerra no se aplica a los crímenes contra la humanidad; para ello, los imperialistas han inventado los conceptos de "crímenes de guerra" y "crímenes de agresión", lo que significa que los crímenes contra la humanidad "no tienen por qué constituir un ataque militar", como se define en el Estatuto de la CPI y confirmado repetidamente por sus salas judiciales, así como en tribunales ad hoc anteriores en Ruanda y ex. Yugoslavia. El primer intento exhaustivo de los dos académicos burgueses de examinar cómo el concepto de crímenes contra la humanidad, que es aplicable tanto en tiempos de paz como en situaciones de conflicto reconocidas, puede aplicarse legalmente a un espectro más amplio de prostitución, limitándolo al derecho burgués, es sin embargo instructivo sobre cómo los marxistas deberían abordar el tema.
Examina cómo la prostitución es un ataque "generalizado" y "sistemático" contra la población civil que no sólo es llevado a cabo por fuerzas sociales sino también explotado por actores y leyes que, si bien son diferentes de los casos más explícitamente brutales que han cubierto aplicaciones legales anteriores, siguen estando organizados e implican violencia y coerción significativas. Según ellos, estudios de caso cuidadosos centrados en la Corte Penal Internacional (CPI) respaldan la teoría de que la prostitución legal debería reconocerse como un crimen contra la humanidad.
Según el Estatuto de Roma de 1998 – actualmente la más exigente de las definiciones aplicadas internacionalmente – un crimen contra la humanidad requiere que actos específicos bajo el Artículo 7(1)(a)-(k) sean “cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque”. Pueden tenerse en cuenta la prostitución forzada, la esclavitud sexual, la esclavitud, la violación, la tortura y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable (7(1)(c)(f)(g)(k)). Triangularon fuentes empíricas utilizando múltiples métodos de encuesta y descubrieron que la prostitución suele coincidir con el delito de prostitución forzada, entre otras cosas. La CPI lo define como obligar a personas prostituidas a tener relaciones sexuales "aprovechando un entorno coercitivo o la incapacidad de dicha persona o personas para dar su consentimiento genuino" (Elementos de los Crímenes 2002, art 7(1)(g)-3(1)).
De manera similar, la trata de personas, sinónimo de esclavitud según el Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(2)(c), se define con autoridad en el Protocolo de Palermo de 2000, artículo 3(a), que ha sido ratificado por 182 Estados, entre otras cosas como “abuso de poder o de una posición vulnerable... con fines de explotación”. Dado el requisito alternativo del Estatuto de Roma (1998) de que el ataque a la población civil sea sistemático (artículo 7(1), es importante señalar que la demanda alemana de sexo más dañino se intensificó después de la legalización, exacerbando la situación, por ejemplo, con la aparición de burdeles de precio fijo que ofrecían tiempo ilimitado para la explotación sexual, en algunos casos sexo de todo tipo, sobre todo sexo anal, sexo sin protección y los llamados gangbangs. Se han reportado desarrollos similares en Nueva Zelanda.
En junio de 2023, el principal semanario alemán, Der Spiegel, admitió que veinte años de prostitución legalizada han sido "un error fatal, como lo demuestra la brutal realidad en la calle y en los burdeles". A pesar de las deficiencias del derecho civil sueco, los compradores en Suecia son descritos como más cautelosos porque pueden ser considerados responsables de los intentos, mientras que las prostitutas no cometen ningún delito, una situación que las prostitutas, como se mencionó, fortalece su control, seguridad e integridad personal. proletariado – todo lo contrario. Una superviviente de Nueva Zelanda que quería dejar la prostitución legal después de cinco años descubrió que “ninguna de las organizaciones que representan a las trabajadoras sexuales me ofreció jamás ayuda para abandonar la industria del sexo”. Otra superviviente testificó cómo las mujeres en Nueva Zelanda "intentan abandonar el comercio sexual pero no reciben ayuda. Se van y regresan, se van y regresan, porque nadie las escucha".
Un conocido superviviente de la prostitución, periodista y autor irlandés, junto con el principal investigador sobre la prostitución y psicólogo especializado en el trauma de la prostitución en los Estados Unidos, han observado que el Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda, una importante organización de lobby a favor de la despenalización, "no ofreció ningún programa de apoyo como formación vocacional o apoyo de vivienda para la gran mayoría de quienes trabajaban en la prostitución y querían dejarla". De manera similar, las solicitudes de financiación para programas de salida de Streetreach, una ONG de Nueva Zelanda, fueron rechazadas a pesar de que sus comunidades querían deshacerse de la prostitución porque la ven principalmente como una "molestia pública".
El dinero que llega a los gobiernos donde la prostitución genera importantes ingresos fiscales debería considerarse realmente "la parte del proxeneta" del gobierno. Por ejemplo, la ciudad alemana de Duisburg, con una población de poco menos de 500.000 habitantes, ganó 913.000 euros en 2015 sólo con los burdeles. En Dortmund, que tiene una población alrededor de un 20% mayor, la ciudad estimó sus ingresos en 750.000 euros en 2010. Los gobiernos locales de Nevada con burdeles legales "ganan entre miles y cientos de miles de dólares anualmente gracias a las tarjetas de trabajo, solicitudes, licencias y derechos de licencia de alcohol de los burdeles", como escribió un investigador pro-legalización en Nevada. Allí, el condado de Lyon ganó $543,757 en 2017 por derechos de licencia e "impuestos sobre habitaciones y licores" de burdeles legales, más $5,000 por los llamados permisos de trabajo. El condado de Nye recaudó $192,188, incluidos $56,779 para "permisos de trabajo".
Al interpretar las leyes contra el tráfico sexual de manera estricta, como lo hacen naturalmente todos los estados con prostitución legal, mientras se ganan cantidades significativas de derechos de licencia, impuestos especiales e impuestos sobre las ventas, la legislación sobre prostitución legal promueve y alienta la prostitución forzada, la esclavitud y otros abusos comparables "cometidos como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento del ataque". Estatuto de Roma de 1998, artículo 7(1).
Es fácil demostrar que era consciente de las consecuencias de la póliza. Una sala de cuestiones preliminares de la Corte Penal Internacional concluyó que los "motivos razonables", cuando un ataque "afectó al menos a cientos de miles" durante cinco años mientras las Naciones Unidas "publicaban ampliamente" abundante información, cumplían con el requisito de notificación. Los supervivientes de la prostitución, cuando la abandonan, suelen dejar muy claras las consecuencias de legalizar sus abusos pasados. Sus votos, junto con la abrumadora evidencia de la prostitución legal ahora disponible, muestran que los funcionarios públicos adoptan "a sabiendas" políticas que "en circunstancias normales", artículo 30(3), "promoverán o alentarán activamente... un ataque contra la población civil".
A la luz de esta descripción, el Estatuto de Roma de 1998 prescribe varias formas de responsabilidad, que el tribunal puede evaluar individualmente. Especies. 25(3)(a)–(d), 28(a)–(b). La responsabilidad penal individual de los funcionarios públicos es, por tanto, un concepto jurídicamente sostenible. La jurisprudencia civil anterior ha tratado la prostitución forzada y el tráfico sexual como crímenes potenciales contra la humanidad, pero desde entonces ha restringido el término a las víctimas de violencia sexual en guerras internacionales o guerras civiles (por ejemplo, las mujeres de solaz japonesas) o grandes sindicatos del crimen organizado como la yakuza japonesa. No nos hacemos ilusiones sobre el derecho internacional o el derecho civil. Usamos el derecho internacional para exponer a los imperialistas y sus travesuras. Es una cuestión propagandística.
No entregaremos a todos los criminales imperialistas y reaccionarios a los tribunales: los pueblos del mundo les darán su veredicto final y los dejarán en el montón de polvo de la historia. Incluso después de la revolución, quienes toman decisiones no deben quedar impunes por sus crímenes imperialistas. Por lo tanto, debe aceptarse la teoría de la prostitución legal como un crimen contra la humanidad.
12. Desinformación y mitos sobre el modelo de igualdad de género
El sexo comercial bajo el capitalismo, incluidas la pornografía y la prostitución, es una industria poderosa apoyada por una variedad de apologistas, incluidos investigadores, periodistas, comentaristas sociales, etc., que influyen en la opinión pública y la política, sin importar cuán equivocadas sean sus afirmaciones. Por tanto, no sorprende que el modelo de igualdad de género haya generado una enorme cantidad de desinformación, mitos y mentiras, especialmente en Suecia, que fue el primer país en adoptarlo. También vemos esto en las corrientes reformistas y revisionistas dentro del movimiento obrero.
Algunos investigadores burgueses se preguntan si el modelo de igualdad de género ha contribuido a un mercado de prostitución más pequeño en comparación con otros países escandinavos. Afirman que parte de la prostitución sueca se lleva a cabo sin ser detectada, a través de taxis, donde las mujeres prostituidas usan sus propios automóviles para transportar a los compradores de sexo a apartamentos donde se compra sexo y, por lo tanto, no son denunciadas en las investigaciones oficiales. Sin embargo, la prostitución en taxis ya existía en Estocolmo en 1993, varios años antes del modelo de igualdad de género. Una investigación pública de 1995 llevó a cabo una entrevista en profundidad con una prostituta que dijo que usaba su propio automóvil para "recoger clientes" y que esto le permitía "seleccionar" a sus clientes.
Los críticos reaccionarios burgueses del modelo de igualdad de género, por lo tanto, omiten información que contradice su afirmación de que la prostitución a través de taxis y los propios automóviles de las mujeres prostituidas apareció por primera vez en 1999. Además, estas afirmaciones no dicen nada sobre la prevalencia de estas formas de prostitución en otros países, o si las mujeres en cuestión anunciaron o contactaron taxis o compradores de sexo donde se conocía la prostitución callejera, lo que hace probable que hubieran sido incluidas en las estimaciones de incidencia para esos lugares. A falta de datos transfronterizos o longitudinales (los estudios longitudinales son encuestas en las que se estudian los mismos sujetos con varios años de diferencia), o cualquier información sobre los medios de comunicación a través de los cuales se organizó la compra de sexo, sus observaciones aisladas no proporcionan una idea significativa de la efectividad y eficiencia de la ley sueca.
Estos críticos también afirman que la prostitución sueca se publicitaba en sitios web daneses, pero de ello no se sigue que los estudios que evaluaron la prostitución sueca subestimaran su alcance; Se ha incluido publicidad "dirigida a residentes en Suecia" independientemente del origen de los sitios web. Otro tipo de afirmación la ha hecho un etnógrafo británico que literalmente vivió y durmió entre mujeres y hombres prostituidos suecos. Junto con una activista sueca y "ex trabajadora sexual", cofundadora de la (pro) "organización sueca de trabajo sexual", presidenta de una red mundial de organizaciones similares y "crítica persistente y vocal del modelo sueco que criminaliza a los clientes de las trabajadoras sexuales", critican los programas especializados suecos de apoyo y salida. Dicen que estos programas deben repartir condones y otros materiales gratuitos para tener relaciones sexuales seguras en la calle (la llamada reducción de daños). Sin embargo, estos programas supuestamente han razonado que si los funcionarios bajo la Ley de Igualdad hicieran esto, promoverían indirectamente la prostitución. Sin embargo, el etnógrafo británico y su amigo activista sueco omiten el hecho de que los compradores de sexo a menudo prefieren sexo sin protección y presionan a las prostitutas para que se lo proporcionen independientemente de lo que ellas mismas quieran, condiciones documentadas sistemáticamente en la prostitución legal, como se mencionó anteriormente. Los compradores de sexo a menudo sobornan a las prostitutas para que tengan relaciones sexuales sin protección, y a muchos burdeles esto no les importa.
Una superviviente de la prostitución legal dijo que "se demostró que el mito de una mejor salud era falso menos de seis meses después de la reforma legal [en Nueva Zelanda]. Las mujeres se besaban y corrían el riesgo de contraer herpes, practicaban sexo oral sin condón a riesgo de contraer verrugas en la garganta y participaban en prácticas más duras y arriesgadas sólo para conseguir un trabajo". De manera similar, una mujer en un burdel legal en Nevada informó que, aunque las mujeres "insistieron" en usar condones, los clientes se quejaron a través de los teléfonos de las habitaciones con la gerencia, quien luego les indicó a las mujeres que "siguieran las reglas". Además, los propios datos del etnógrafo y activista sobre informantes suecos revelaron que la "gran mayoría" de las prostitutas ya reconocía que el sexo oral era menos seguro sin condón, pero la mitad admitió que lo practicaban de todos modos porque los clientes lo exigían, no, como sugiere deshonestamente el etnógrafo y activista, debido a "una falta de iniciativas de reducción de daños destinadas a poner el conocimiento en práctica". Entregar condones gratis a mujeres prostituidas puede parecer inofensivo, pero no hay evidencia de que reduzca las relaciones sexuales sin protección. Afirmar que sí es así, como lo hacen estos apologistas, es presentar la prostitución como más segura de lo que realmente es.
Además, hay una serie de mitos desmentidos desde hace mucho tiempo de que la prostitución se volvió más peligrosa en Suecia después de 1999, que los ingresos disminuyeron y que las condiciones en general empeoraron. El problema de la desinformación es particularmente digno de mención dado que la evidencia empírica contradice fuertemente este mito, como se describió anteriormente, especialmente la falta de asesinatos en la prostitución sueca desde 1999, los informes de compradores relativamente ansiosos y dóciles, y las tarifas más altas que los compradores tienen que pagar en comparación con la prostitución en entornos legales.
13. Resistencia jurídica civil
Desde 1999, la jurisprudencia no considera que los compradores sean individualmente responsables de los daños que afectan a aquellos a quienes compran sexo en Suecia, lo que obviamente va en contra de las intenciones del modelo de igualdad de género y muestra la quiebra del sistema jurídico burgués. En la medida en que el Estado ha apoyado a personas dedicadas a la prostitución con fondos públicos, ha sido una decisión política, no una obligación legal. En 2001, la Corte Suprema, en una breve opinión de cuatro sentencias, confirmó sentencias de tribunales inferiores que interpretaban el interés protegido bajo la Ley de Compra de Servicios Sexuales al determinar la pena para un hombre que había comprado a una mujer para practicarle sexo oral en un automóvil estacionado. El tribunal de distrito sueco señaló que el fiscal sólo había citado a la mujer como testigo, no como víctima. Esto, junto con el hecho de que no se ha presentado ninguna reclamación por daños y perjuicios, también significa que los fiscales interpretan la compra de servicios sexuales como un delito más o menos "sin víctimas". El tribunal de distrito consideró en el caso de 2001 que un delito cuyo principal objetivo es el orden público merece en sí mismo una pena menor que los delitos contra las personas.
El Tribunal de Distrito y el Tribunal de Apelación no estuvieron de acuerdo sobre el nivel apropiado de castigo, pero ambos argumentaron que el "consentimiento" de la persona prostituida indicaba que el delito cometido estaba "principalmente" dirigido al "orden público" y no al individuo como "persona". La implicación era que la víctima no consentiría voluntariamente en cometer un delito contra sí misma como persona. Sin embargo, ni las conclusiones del legislador ni las investigaciones actuales sobre la industria del sexo documentan las condiciones de libertad necesarias para que el "consentimiento" en el que se basan estos tribunales sea significativo. De hecho, no demostraron ser conscientes de la naturaleza abrumadoramente ficticia del supuesto consentimiento de la persona prostituida. Cuando se obliga a celebrar un contrato aprovechándose de la situación desesperada de alguien, de su falta de opciones o de su historial de abuso, todos ellos precursores bien conocidos de la prostitución, equivale a "explotar un entorno coercitivo o la incapacidad de una o más personas para dar su consentimiento genuino".
Por lo tanto, hay muchos estudios que muestran que la mayoría de los compradores, al responder de forma anónima, admiten que entienden que las prostitutas no disfrutan del sexo, pero son financieramente vulnerables y están expuestas a la violencia y otros daños como el proxenetismo o la trata. En términos de daños, la evidencia empírica muestra que las circunstancias coercitivas que típicamente preceden a la entrada crean una situación que es a la vez altamente desafiante e inherentemente inequitativa, que los compradores explotan libremente. Al comprar sexo a personas que se ven obligadas a aceptarlo debido a una falta fundamental de elección, los compradores están agravando los daños a las personas que se dedican a la prostitución, incluso sin cometer actos agravantes adicionales.
Los restos de la percepción general de la prostitución antes de 1999 todavía afectan el tratamiento legal que se da en Suecia a las víctimas de la trata de personas. Debido a las interpretaciones legales distorsionadas del modelo de igualdad de género, y a pesar de la reputación internacional que el país se ha ganado a sí mismo como un país socialmente progresista, las personas prostituidas en Suecia todavía tienen que demostrar en cada caso individual que han sido sometidas a violaciones graves o explotadas despiadadamente en la prostitución para que se les reconozca los daños. Sin prueba de tal violación, la persona prostituida es considerada únicamente como testigo de un delito contra el orden público. Por ejemplo, un testigo de un delito relacionado con la prostitución no tiene derecho legal a salir de los programas, la atención médica o la vivienda. Por lo tanto, los representantes legales de las víctimas deben trabajar caso por caso para evitar que los tribunales rechacen las reclamaciones de indemnización de sus clientes. De esta manera, el derecho civil en Suecia sigue protegiendo a los perpetradores. A pesar de esto, Suecia todavía tiene quizás las condiciones más sólidas en una sociedad legal civil para combatir con éxito el tráfico sexual en comparación con otros países con el mismo tipo de leyes. Sin embargo, las debilidades de la legislación sueca y su aplicación, que son similares a las de Francia y muchos otros países con al menos algunas ambiciones abolicionistas, han sido criticadas durante veinte años. Sin embargo, el legislador todavía no ha impedido que los tribunales determinen en la mayoría de los casos de prostitución que se trata de prostitución "voluntaria", sin el papel de víctima que da derecho a una indemnización según la doctrina jurídica vigente.
Una investigación de 2022, que el gobierno sueco encargó al Consejo Nacional de Prevención del Delito, tenía como tarea evaluar si las personas prostituidas debían ser consideradas automáticamente "víctimas", como ocurre con las víctimas de otros delitos sexuales. Se podría haber esperado que concluyeran que éste debe ser el caso. Sorprendentemente, se opusieron a esta propuesta, aunque lamentaron que las circunstancias agravantes mencionadas incluso en la historia legislativa prácticamente nunca hayan sido tomadas en cuenta por los tribunales suecos, que todavía imponen penas en el rango de pena más bajo, a pesar de que las penas de prisión están incluidas en la escala. Esto demuestra que la legislación burguesa no cambia a menos que exista presión popular de las masas.
Por estas razones, Francia intentó crear una protección legal más amplia para las personas prostituidas en su versión de la ley sueca, incluso a través de programas municipales de salida obligatorios. Sin embargo, hasta ahora la implementación ha sido ineficaz. Algunos académicos han descrito los programas de salida franceses como "un aparato burocrático de mano dura" que crea obstáculos, especialmente para los inmigrantes que solicitan participar, pero también para las organizaciones de base de las que el gobierno depende en última instancia para obtener fondos para implementar los programas.
Además, estos investigadores subrayan "lo difícil que es aplicar una estrategia de este tipo en un contexto caracterizado por una política de inmigración restrictiva y una continua desconfianza racista hacia los inmigrantes". Cinco organizaciones no gubernamentales de Francia, una “federación de practicantes y sobrevivientes de la prostitución, junto con personas que actualmente se dedican a la prostitución” (la “Federación”), publicaron un informe conjunto integral en 2025. Reconocieron que la ley francesa, cuando se implementa plenamente, tiene éxito, al menos desde una perspectiva cívil. Sin embargo, en muchos o en la mayoría de los casos todavía existen obstáculos importantes para ello. Cuando los supervivientes con los que trabajó la federación denunciaron a la policía casos de proxenetismo o trata (un primer paso hacia una posible condena en casos de prostitución), se encontraron regularmente con respuestas degradantes, que incluían burla, irritación, negación de la violencia, acusaciones contra los supervivientes, negativa a señalar o restar importancia a ciertos actos de violencia e incluso negativa a emitir informes oficiales después de recibir testimonio. Por ello, la federación pide, entre otras recomendaciones, la formación de todos los profesionales que entran en contacto con los supervivientes, y que los supervivientes estén acompañados por representantes de organizaciones como la suya a la hora de realizar sus denuncias.
Por lo tanto, todavía parece haber obstáculos importantes para que las prostitutas hagan valer plenamente sus derechos liberales burgueses en Suecia. Algunos críticos de Suecia enfatizan que las leyes de inmigración del país se aplican de una manera que puede negar permisos de residencia a las prostitutas y que las leyes de vivienda impiden que las mujeres se dediquen a la prostitución en espacios cerrados (a diferencia de la prostitución callejera o con acompañantes). Es cierto que estas aplicaciones son contrarias a la intención de dirigirse únicamente a proxenetas y compradores de sexo, no a personas prostituidas. Sin embargo, los críticos rara vez reconocen que la situación podría mejorar si se trataran todos los casos de compra de sexo como delitos contra las personas y no contra el orden público, lo que proporcionaría incentivos adicionales para que los vulnerables denuncien los delitos cometidos contra ellos y garantizaría un apoyo público más confiable que el que la sociedad civil por sí sola puede ofrecer. Se ha argumentado que debido a que la realización de estos derechos civiles disuadiría a los posibles compradores de sexo, infringen los derechos de una categoría hipotética de personas que no se ven perjudicadas por la "venta de sexo". Pero alguien que fue comprado para tener sexo y no sufrió lesiones probablemente no reclamaría daños y perjuicios a un comprador de sexo. Aunque esto no sería suficiente para disuadir a algunos compradores de sexo, la legislatura o el tribunal deberían poder lograr un equilibrio justo entre los derechos, intereses y demandas en juego.
Al sopesar los intereses de quienes son perjudicados y explotados en la prostitución y su necesidad de apoyo para salir de ella, los argumentos a favor de la persona prostituida hipotéticamente ilesa parecen sorprendentemente desequilibrados y desconectados de la realidad documentada de la prostitución entre el proletariado, especialmente sus miembros más explotados.
14. La necesidad de la dictadura del proletariado
A pesar de las promesas de ilustración y modernidad a los ciudadanos, tanto en las naciones imperialistas como en las oprimidas, las democracias parlamentarias burguesas han fracasado rotundamente en crear bienestar y prosperidad para las masas. La desigualdad está aumentando a un ritmo acelerado, especialmente entre las naciones imperialistas y oprimidas, pero también entre las clases ricas y pobres dentro de las propias naciones. Como dice el experto en impuestos de Oxfam: "Se nos dice una y otra vez que no hay suficiente dinero para mejorar la vida de la gente corriente o luchar contra la crisis climática. Pero los hechos demuestran lo contrario. Los superricos están acaparando más de lo que pueden gastar mientras evitan pagar impuestos, y el resto de nosotros llevamos la peor parte de la carga fiscal mientras intentamos mantener la economía a flote". Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo.
Aparte de las elevadas exigencias de la política y la ideología, los imperialistas utilizan sus armas de destrucción masiva para promover sus intereses económicos, mientras la gran mayoría lucha bajo las botas del imperialismo. Nunca debemos esperar que la democracia representativa parlamentaria cambie la política en torno a la prostitución. En la prostitución, las víctimas deben demostrar constantemente que son dignas de recibir contribuciones sociales, pagadas por contribuyentes alienados y, por lo tanto, egoístas o esfuerzos filantrópicos; de lo contrario, las prostitutas deben valerse por sí mismas. Jueces, policías, trabajadores sociales, académicos y políticos oportunistas, con sus molinos parlantes, trabajan mientras cierran sus mentes, por limitadas que sean, y obstruyen la aplicación efectiva de las leyes destinadas a prevenir la prostitución.
Por lo tanto, el aumento del gasto público para apoyar los programas de salida de las prostitutas se ve obstaculizado por el capitalismo, que divide la simpatía del público debido a la constante necesidad y falta de recursos para el proletariado, especialmente las prostitutas. Los políticos oportunistas, que sólo adoptaron el modelo igualitario debido a la presión de la clase obrera en lucha, los movimientos populares y la opinión pública, no tienen, como señaló Lenin en El Estado y la Revolución, ningún interés en llevarlos a cabo o implementarlos. En cambio, prefieren sus “foros de discusión” y mantienen cómodamente buenas relaciones con los capitalistas, quienes ofrecen lucrativos trabajos de salida en agencias de relaciones públicas, salas de juntas o (para los izquierdistas) prestigiosos puestos internacionales como embajadores, representantes de la ONU o presidentes o directores de organizaciones no gubernamentales y filantrópicas.
Como observó Lenin, a los políticos en la democracia representativa burguesa sólo les importa acercarse a la "olla de carne", los puestos lucrativos y honorables, y que, por otro lado, puedan captar "la atención del pueblo". Mientras tanto, es en las cancillerías y en los estados mayores donde "se ocupan" de los asuntos del Estado burgués. Nunca se debe caer en la creencia de que el desarrollo sobre el terreno se produce a través de cambios en las leyes. Esta configuración despeja la lucha contra el contenido de la clase. No son las leyes sino las clases y sus luchas las que determinan el desarrollo social.
Bajo una dictadura burguesa, el proletariado vive sin control sobre los recursos de la sociedad y, por lo tanto, siempre vive al borde de hundirse en la miseria de la pobreza. La parte de la clase obrera que pertenece a sus reservas, que es utilizada por la burguesía para obligar a los obreros a seguir órdenes bajo la amenaza de ser reemplazada y así descender a los estratos más bajos, es una parte natural del capitalismo. Mientras exista pobreza y falta de recursos, existirá la prostitución. Lo mismo se aplica a la ética y la moralidad social. En una sociedad sucia, sus miembros se vuelven sucios. En una sociedad donde impera el individualismo y donde las personas están alienadas unas de otras, es natural que sus miembros no se traten bien entre sí.
En la sociedad capitalista, el cuerpo femenino se comercializa con fines económicos, lo que crea en la mente de grandes sectores de la población la idea de que es posible poseer su cuerpo mediante el intercambio de dinero. Al contrario de ambos, en la sociedad socialista no habría desempleo ni pobreza ya que los recursos de la sociedad no servirían a un pequeño grupo de individuos sino a las necesidades de la gran mayoría. El beneficio no estaría en primer lugar en los objetivos de producción, sino en la victoria del socialismo y el bienestar del pueblo. Esto eliminaría las condiciones económicas para la prostitución. La conciencia del pueblo también cambiaría mediante la lucha contra tradiciones, ideas y costumbres obsoletas. El codicioso individualismo capitalista va a ser reemplazado por el colectivismo solidario del socialismo. La confianza en el cambio no residiría en las leyes existentes sino en la fuerza de las masas para defender y aplicar los métodos de emancipación de la mujer. Lenin lo expresó en Lenin lo expresó en Una Gran Iniciativa (1919) de la siguiente manera:
La verdadera emancipación de la mujer, el verdadero comunismo, solo comienza cuando se inicia una lucha de masas (liderada por el proletariado, que ostenta el poder estatal) contra esta economía doméstica a pequeña escala, o, más precisamente, cuando se transforma a gran escala en una economía socialista a gran escala.
Es imposible aplicar suficientemente las leyes sobre la prostitución, destinadas a empoderar a las víctimas, incluso en países imperialistas como Suecia y Francia, que cuentan con más recursos que las naciones oprimidas y, en teoría, con las leyes más progresistas para rescatar a quienes se ahogan en la prostitución y son víctimas de trata con fines sexuales. Para que estas medidas políticas sean efectivas, es necesario llevar a cabo una revolución, liderada por un partido revolucionario de vanguardia capaz de instaurar la dictadura del proletariado. Entonces, con revoluciones culturales y vigorosos esfuerzos para prevenir la alienación intelectual de funcionarios, jueces, policías, trabajadores sociales y académicos, estas leyes bienintencionadas podrán finalmente implementarse en todo su potencial. Sin poder –como en la dictadura del proletariado– las leyes de igualdad y la protección constitucional de los grupos vulnerables son una ilusión.
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