Aquí transcribimos el texto del Presidente Mao extractado de sus Notas de lectura acerca del Manual de Economía Política de la Unión
Soviética (1960), por considerarlo de singular importancia y que tiene que ver con la publicación anunciada de las actas del Seminario de Filosofía de 1987 dictado por el Presidente Gonzalo. Ver el texto:
65. Juicio de conjunto sobre el Manual
No se puede decir que este libro no tiene
absolutamente nada que ver con el marxismo-leninismo, pues contiene numerosos
puntos de vista marxista-leninistas. Pero tampoco se puede decir que esté
completamente conforme con el marxismo-leninismo, pues contiene numerosos
puntos de vista que están alejados del marxismo-leninismo.
Para concluir no se puede refutar fundamentalmente este libro.
La obra subraya que la economía socialista
es una economía al servicio de todo el pueblo y no al servicio de una minoría
de explotadores. No es posible sostener que, en este libro, los análisis de las
leyes económicas fundamentales del socialismo sean completamente erróneos.
Estos análisis constituyen el contenido principal de la obra que trata
igualmente de problemas tales como la planificación, el desarrollo armónico, la
industrialización a un ritmo rápido, etc. En estos campos, el libro aparece aún
de carácter socialista y marxista. En cuanto a saber en que proporción hay que
desarrollar cada uno de los sectores económicos después de haber admitido los
principios de la planificación, del desarrollo armónico y de la
industrialización a un ritmo rápido, es otra cuestión. Después de todo, cada
uno tiene sus propios métodos.
Pero ciertos puntos de vista fundamentales
de este libro son erróneos. La obra no pone el acento sobre la primacía de la
política ni sobre la línea de masas. No habla de caminar sobre ambos pies. Se
limita a subrayar la importancia del interés individual, a propagar la idea del
estímulo material y a hacer renacer el individualismo.
El punto de partida de la investigación
acerca de la economía socialista no es, en este Manual, la contradicción. De
hecho, los
Soviéticos no admiten la universalidad de la contradicción. No admiten que, en
una sociedad, las contradicciones constituyen la fuerza motriz del desarrollo
del socialismo. En su sociedad, en realidad, la lucha de clases existe todavía,
lucha entre el socialismo y los vestigios del capitalismo. Pero no la
reconocen. Existen aún, en su sociedad, tres sistemas de propiedad: la
propiedad de todo el pueblo, la propiedad colectiva y la propiedad individual.
Claro que el sistema de propiedad individual es ahora diferente del que existía
antes de la colectivización. En aquella época, la vida de los campesinos estaba
basada enteramente sobre el sistema de propiedad individual. Actualmente, los
campesinos tienen un pie en un barco y un pie en el otro; se apoyan
fundamentalmente en la colectividad, pero también en el sistema de propiedad
individual. Cuando hay tres sistemas de propiedad, hay ineluctablemente
contradicciones y luchas. Sin embargo, el Manual no habla de estas
contradicciones ni de estas luchas. No preconiza los movimientos de masas. No
admite que haya primero que pasar al sistema socialista de la propiedad de todo
el pueblo, para hacer de este el único sistema en toda la sociedad antes de
pasar al comunismo.
El Manual adopta expresiones confusas tales
como "acercamiento", "armonía", etc., en lugar de nociones
como la transformación de un sistema de propiedad en otro sistema de propiedad,
o la transformación de una
relación de producción en otra relación de producción. Desde este punto de
vista, este libro tiene graves defectos y contiene serios errores. Se aleja
parcialmente del marxismo-leninismo.
El estilo de la obra es muy malo. Le falta
la fuerza de la persuasión. No suscita el interés del lector. Su punto de
partida no es el análisis concreto de la contradicción entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción, ni el análisis concreto de la
contradicción entre la base económica y la superestructura. No tiene en cuenta
tales análisis para presentar y estudiar los problemas. Todo en este libro
resulta de nociones y definiciones. Se limita a definir; ignora los razonamientos.
Pues bien, las definiciones deben ser el resultado de los análisis y no el
punto de partida de éstos. El libro enuncia, ex nihilo, una serie de leyes que
no se desprenden de, ni son probados por el análisis del proceso concreto del
desarrollo histórico. Ahora bien, las leyes no pueden explicarse por sí mismas.
Es imposible explicarlas claramente si no se comienza por analizar el proceso
concreto del desarrollo histórico.
Este libro carece de aliento y de altura de
miras en su estilo. Su problemática es imprecisa y su fuerza de persuasión
ninguna. No suscita el interés del lector. La lógica, incluso la lógica formal,
está ausente. Aparentemente este libro ha sido redactado, capítulo por
capítulo, por varios
autores. Si la división del trabajo se da allí, la unidad no. No está
construido como debe estarlo un manual. Además, la metodología que ha sido
adoptada consiste en tomar las definiciones como punto de partida, dando así la
impresión de que se trata de un diccionario de términos económicos. Los autores
de este libro son relativamente pasivos. En varias ocasiones se contradicen; lo
que dicen acá está en contradicción con lo que dicen acullá. Es cierto que la
división del trabajo, la cooperación y la redacción colectiva constituyen un
método. Pero el mejor método es aún confiar la obra a un autor principal
ayudado de algunos asistentes. Solo los libros escritos por autores como Marx
pueden considerarse como obras completas, rigurosas, sistemáticas y
científicas.
Si se quiere redactar un libro vivo, hay
que tener algo para criticar. Aunque se hayan dicho cosas exactas en el Manual,
no se ha ampliado la crítica de los puntos de vista erróneos. Es por esto por
lo que su lectura es aburrida.
En varias ocasiones, se siente que el libro
ha sido escrito por intelectuales y no por revolucionarios Cuando un economista
no conoce las prácticas económicas, no puede ser considerado como un verdadero
especialista. Aparentemente este libro refleja el hecho de que quienes se
ocupan de las tareas prácticas no son capaces de hacer su síntesis y no tienen
conocimiento de los conceptos y de las leyes; y de que quienes se ocupan de
teorías no tienen experiencia
de la práctica y no conocen la práctica económica. Sin la unión de estas dos
categorías de personas, no puede haber unión de la teoría y de la práctica.
Este libro demuestra claramente que sus
autores no conocen la dialéctica. Incluso para redactar un manual de ciencia
económica, hay que tener un cerebro de filósofo; la participación de la
filosofía es necesaria. Sin esta participación, es imposible escribir un buen
manual de ciencia económica.
La primera edición de este Manual data de
los comienzos de 1955[8]. Pero aparentemente el esqueleto principal del libro fue
decidido antes de esta fecha. Parece que su estructura elaborada en la época de
Stalin no haya sido puesta entonces muy a punto[9].
Actualmente en la Unión Soviética, hay
gentes que no están de acuerdo con la redacción de este libro. En un artículo
titulado. La
primera edición del Manual data en realidad de 1954.
... En "A propósito del curso científico de economía política del
socialismo", G. A. Kozlov[ 10 ] critica las ideas fundamentales de este
libro, subrayando sus defectos metodológicos. Predica la explicación de las
leyes por un análisis del proceso de la producción socialista. También emite
sugestiones en el campo de la estructura.
A juzgar por las críticas emitidas por
gentes como Kozlov, parece ser posible, incluso en la Unión Soviética, la
elaboración de otro manual que represente el aspecto opuesto de la presente
obra. Es una buena cosa tener una oposición.
A la primera lectura de este libro, se
puede comprender su metodología y sus puntos de vista. Pero leer un libro no es
estudiarlo. Lo mejor sería que en el futuro estudiásemos minuciosamente esta
obra tomando ciertos problemas y puntos de vista como centros de discusión.
Necesitamos también reunir materiales y leer artículos y revistas que expresen
puntos de vista diferentes a los de este libro. Cuando existe un problema que
provoca una polémica, conviene conocer todas las opiniones divergentes. Si se
quiere captar bien un problema, es necesario al menos comprender las opiniones
de las dos partes.
10. Miembro
correspondiente de la Academia de Ciencias de la URSS, G. S. Koslov es uno de
los economistas soviéticos más eminentes.
Debemos criticar y rechazar las ideas
erróneas. Pero debemos defender también todo lo que es correcto. Tenemos que
ser al mismo tiempo valientes y prudentes.
Sea de ello lo que fuere los Soviéticos han
logrado escribir un manual de economía política del socialismo. Haciendo todas
las cuentas resulta una gran realización. Cualesquiera que sean las ideas
dudosas contenidas en este libro, nos proporciona al menos materia para la
discusión y nos incita a comprometernos en investigaciones de mayor
profundidad.
66. Sobre la manera de redactar un manual
de economía política
El Manual soviético toma como punto de
partida el sistema de propiedad. En principio esto es válido. Pero el libro
podría ser mejor redactado. Cuando Marx estudiaba la economía del capitalismo,
analizaba esencialmente, él también, el sistema de propiedad capitalista de los
medios de producción. Examinaba en que medida la distribución de los medios de
producción determinaba la distribución de los productos. En una sociedad
capitalista, el carácter social de la producción y el carácter privado de la
posesión constituyen una contradicción fundamental. A partir de las mercancías
Marx develaba las relaciones humanas disimuladas tras las relaciones materiales
entre las mercancías. Aunque las mercancías tengan aún un doble carácter en una
sociedad socialista, éste no es ya el
mismo que el doble carácter de las mercancías capitalistas gracias al
establecimiento del sistema de la propiedad pública de los medios de producción
y al hecho de que el trabajo no es más una mercancía. En estas condiciones, las
relaciones entre los hombres no están ya ocultas tras las relaciones materiales
entre las mercancías. Por lo tanto si se sigue el método de Marx tomando las
mercancías como punto de partida, o estudiando la economía socialista a partir
del doble carácter de las mercancías, puede ocurrir que se oscurezcan los
problemas y se hagan difíciles de comprender.
La economía política tiene por objeto la
investigación de las relaciones de producción. Según la interpretación de
Stalin, estas relaciones conllevan tres aspectos: el sistema de propiedad, las
relaciones humanas en el trabajo y la distribución de los productos. Si debemos
escribir sobre la economía política, podremos igualmente tomar como punto de
partida el sistema de propiedad. Abordaremos en primer lugar las diferentes
transformaciones de este sistema: de la propiedad privada de los medios de
producción en la propiedad pública de los medios de producción; de la propiedad
privada del capital burocrático y de la propiedad privada capitalista en
propiedad socialista de todo el pueblo, de la propiedad privada de las tierras
de los terratenientes en propiedad privada de los campesinos y después en
propiedad colectiva socialista. Examinaremos en seguida las
contradicciones entre los dos sistemas de propiedad pública socialista así como
el paso del sistema de propiedad colectiva socialista al sistema de propiedad
socialista de todo el pueblo. Conjuntamente, analizaremos las transformaciones
que se producen en el interior del sistema de la propiedad de todo el pueblo,
tales como el enno de cuadros a escalones inferiores, la dirección de las
empresas en función de su categoría, la autonomía de las empresas, etc. Entre
nosotros, entre la empresa que hacen parte del sistema de la propiedad de todo
el pueblo, algunas son administradas directamente por los departamentos del
gobierno central, otras por las provincias, las municipalidades o las regiones
autónomas, otras por las regiones especiales, otras en fin por los distritos.
En cuanto a las empresas administradas por las comunas populares, algunas son
propiedad por mitades, una mitad de todo el pueblo, la otra propiedad
colectiva. Todas las empresas, sean administradas por las autoridades centrales
o por las autoridades locales, están bajo una dirección unificada y dotadas de
una autonomía muy definida.
En cuanto a la cuestión de las relaciones
humanas en la producción y en el trabajo, excepción hecha del empleo de
expresiones del género "las relaciones de cooperación y de asistencia
mutua en un espíritu de camaradería", el Manual no trató nunca a fondo el
problema. No realizó análisis o estudios en este campo. Ahora bien, cuando el
problema del sistema de propiedad
está resuelto, el problema mas importante que se plantea es el de la
administración, es decir el de la administración de las empresas que pertenecen
a todo el pueblo. El problema de la administración de las empresas colectivas
es también el de las relaciones humanas en un sistema de propiedad determinado.
Sobre este tema hay muchas cosas que decir. En el transcurso de un período
dado, las transformaciones de los sistemas de propiedad tienen siempre un
límite. Pero durante ese mismo período, las relaciones humanas en la producción
y en el trabajo pueden modificarse sin cesar. Respecto a la administración de
las empresas que pertenecen a todo el pueblo, somos partidarios de una politica
que combine la dirección centralizada y los movimientos de masas, que imponga
el liderazgo del Partido, que mezcle a los obreros y el personal técnico, que
haga participar a los cuadros en el trabajo manual, que modifique continuamente
los reglamentos y los sistemas irracionales, etc.
En lo que concierne a la distribución de
los productos, el Manual debe rescribirse recurriendo a otro estilo de
redacción. Habría que poner el acento sobre la dificultad de las luchas, el
aumento de la reproducción, las perspectivas comunistas. No hay que insistir
sobre los intereses materiales personales. No hay que animar a la gente a ir
tras sus intereses personales en lugar de ir tras el interés de la sociedad. No
hay que atraer a las gentes hacia un camino
que lleve hacia "un amante, una residencia secundaria, un coche, un piano,
un aparato de televisión". Un viaje de 1.000 li comienza con el primer
paso. ¿Pero si no se ve más allá de sus pies, si no se piensa en el porvenir y
en las perspectivas, cómo se puede entonces tener aún espíritu y entusiasmo
revolucionarios?
67. A propósito del método de investigación
que
consiste en tomar los fenómenos como
punto de
partida para llegar a la esencia misma
de las cosas
En el estudio de un problema, debemos tomar
como punto de partida los fenómenos que se pueden ver y sentir, y explorar la
esencia que se disimula tras ellos con el fin de descubrir la naturaleza y las
contradicciones de las cosas objetivas.
Durante la guerra civil y la guerra de
resistencia contra el Japón, también nosotros tomamos los fenómenos como punto
de partida para estudiar el problema de la guerra. En esta época, el fenómeno
más general y más evidente era que nosotros teníamos enemigos numerosos y
potentes, mientras éramos poco numerosos y débiles. Fue a partir de estos
fenómenos que estudiamos y resolvimos los problemas, que examinamos el medio de
vencer con una fuerza reducida y débil a enemigos numerosos y potentes.
Comprendimos que, aunque poco numerosos y débiles, teníamos el
apoyo de las masas y que podíamos explotar los puntos débiles de nuestros
enemigos a pesar de su número y su fortaleza. Tomemos el ejemplo del período de
la guerra civil. El enemigo poseía una fuerza de varios centenares de miles de
hombres mientras que nosotros no teníamos más que algunas decenas de miles. En
el plano estratégico, el enemigo era poderoso y nosotros éramos débiles. El
tomaba la ofensiva mientras nosotros estábamos a la defensiva. Pero cuando él
quería atacarnos, necesitaba avanzar con varias columnas y cada columna se
dividía a su vez en numerosas unidades que se sucedían. A menudo cuando una
unidad arribaba a un punto de apoyo, las otras unidades estaban todavía en
movimiento. Concentrábamos el grueso de nuestras fuerzas con el fin de destruir
el punto de apoyo de esta columna y desplegábamos una parte de nuestros hombres
para detener en el sitio a las fuerzas enemigas aún en movimiento. Así fue como
nos encontramos en una situación de fuerza y en un punto preciso en el que el
enemigo era poco numeroso y débil mientras nosotros éramos numerosos y
potentes. El enemigo se encontraba además en una región que conocía mal y donde
no tenía el apoyo de las masas. Se reunían totalmente las condiciones para que
nosotros pudiéramos destruir una parte del enemigo.
La transformación de la ideología en
sistema se produce siempre como secuela de movimientos
de los hechos, porque la ideología es el reflejo de un movimiento material. Las
leyes aparecen en la repetición en el curso de movimientos de los hechos; su
aparición no es un accidente. Los hechos deben repetirse frecuentemente antes
de que aparezcan leyes susceptibles de ser reconocidas como tales por todos.
Una crisis del capitalismo, por ejemplo, se produjo en el pasado una vez cada
diez años. Este fenómeno se repitió en numerosas ocasiones, permitiéndonos así
conocer las leyes de la crisis económica en una sociedad capitalista. En otro
caso, la necesidad de distribuir las tierras en función del número de
habitantes y no en función de la capacidad de trabajo durante una reforma agraria
no se ha reconocido sino después de múltiples experiencias. Durante el último
período de la guerra civil, los camaradas que habían adoptado la línea
aventurerista de "izquierda" preconizaban una distribución de las
tierras según la capacidad de trabajo. No estaban de acuerdo con la política de
distribución igualitaria por cabeza de habitante y estimaban que este modo de
distribución no tenía una posición de clase clara y que no tenía
suficientemente en cuenta las masas. Su consigna era: "Los terratenientes
no reciben ninguna tierra; los campesinos ricos reciben malas tierras; los
demás reciben tierras de acuerdo a su capacidad de trabajo". Los hechos
han probado que esta política era errónea. Fue sólo después de experiencias
repetidas cuando pusimos en claro
cual era la política correcta de distribución de tierras[11 ].
El marxismo exige la unidad de la lógica y
de la historia. Las ideas son el reflejo de la existencia objetiva mientras que
la lógica se deriva de la historia. El Manual está en verdad lleno de
materiales, pero éstos no se analizan. La lógica está de allí ausente y en vano
se buscan leyes. Esto es malo. Pero no tener materiales tampoco es bueno.
Porque en este caso no se ve sino la lógica y no la historia. Y esta lógica que
se ve no es más que una lógica subjetivista. Es aquí precisamente donde reside
el defecto del Manual.
Es absolutamente necesario escribir una
historia del desarrollo del capitalismo en China. Si los historiadores no
estudian la historia de cada sociedad o la historia de cada época, no podrán
escribir una historia general de calidad. Y si se estudia una sociedad
particular, es para encontrar las leyes particulares de esta sociedad. Si se
logra elucidar las leyes particulares de una sociedad determinada, se pueden
fácilmente conocer las leyes generales de esa sociedad. Hay pues que encontrar
las gene-
ralidades a través de las numerosas particularidades que se han estudiado. Sin comprender bien las leyes particulares, es imposible comprender bien las leyes universales. Si se quiere estudiar, por ejemplo, las leyes generales de la zoología, se está obligado a estudiar separadamente las leyes particulares que rigen a los vertebrados y a los invertebrados.
11. Mao
resume aquí su conflicto respecto a la revolución agraria con la facción de los
"28 bolcheviques" en el Soviet de Kiangsi a comienzo de los años treinta.
En esta época, la política agraria de Mao fue calificada de derechista por el
Comité Central controlado por elementos prosoviéticos apoyados por el
Komintern.
68. La filosofía debe servir a la política
de su tiempo
Toda filosofía debe servir a la política de
su tiempo.
Esto es verdad para la filosofía burguesa.
En cada país, a todo momento, han hecho su aparición nuevos teóricos y han
desarrollado nuevas teorías para servir a la política de la época. En
Inglaterra hubo materialistas burgueses tales como Francis Bacon y Thomas
Hobbes. En Francia, en el siglo XVIII, aparecieron materialistas como los
enciclopedistas. Las burguesías alemana y rusa tuvieron también sus
materialistas. Eran todos materialistas burgueses que servían a la política
burguesa de su época. No porque la burguesía inglesa tuviese sus materialistas,
podía la burguesía francesa prescindir de los suyos; y no porque Inglaterra y
Francia tuviesen sus materialistas burgueses podían Alemania y Rusia prescindir
de los suyos.
Con absoluta evidencia, la filosofía
marxista del proletariado debe servir aún más estrechamente
a la política de su época. En lo que concierne a China, lo primero que hay que
hacer es estudiar las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Pero los
comunistas y los pensadores proletarios de todos los países deben crear nuevas
teorías, escribir nuevas obras, formar sus propios teóricos con el fin de
servir a la política de su época.
No es bueno para un país, cualquiera que
sea, apoyarse en un momento cualquiera sobre cosas superadas. Si sólo hubiesen
existido Marx y Engels y si no hubiese habido un Lenin para escribir obras tales
como Dos Tácticas, hubiese sido imposible resolver los nuevos problemas
aparecidos desde 1905. Igualmente, si sólo hubiese existido Materialismo y
empirocriticismo de 1907, hubiese sido imposible hacer frente a los nuevos
problemas que surgieron antes y después de la revolución de octubre. Para
satisfacer las exigencias de esta época, Lenin redactó Sobre el Imperialismo,
El Estado y la Revolución, etc. Después de la muerte de Lenin, para hacer
frente a los reaccionarios y para defender el leninismo, Stalin debió escribir
obras como Los fundamentos del leninismo, Las cuestiones del leninismo, etc. Al
fin de la segunda guerra civil y al comienzo de la guerra de resistencia contra
el Japón, yo redacté Acerca de la Práctica y Acerca de la Contradicción. Yo no
podía dejar de escribir estas obras para satisfacer las exigencias del momento.
Ahora entramos en la era del socialismo.
Una serie de problemas nuevos han aparecido. Es imposible no escribir nuevas
obras y no elaborar nuevas teorías para satisfacer a las nuevas exigencias.