Publicado en la edición impresa n° 54 de El Pueblo (diciembre, 2016)
Luisa Toledo es la madre de los hermanos
Eduardo y Rafael Vergara, dos jóvenes asesinados un 29 de marzo por la junta militar fascista de Pinochet en el año 1985.
Cada año y hasta el día de hoy, ese día la juventud popular sale a la calle a
conmemorar el día del joven combatiente, como expresión de repudio a la
represión y para no olvidar que las razones para luchar no se han acabado,
aunque el Partido Único (Nueva Mayoría + Chile Vamos) diga lo contrario. En el año 1988 la represión pinochetista le quitó también a su hijo Pablo.
Publicado en la edición impresa n° 54 de El Pueblo (diciembre, 2016)
Luisa Toledo es la madre de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara, dos jóvenes asesinados un 29 de marzo por la junta militar fascista de Pinochet en el año 1985. Cada año y hasta el día de hoy, ese día la juventud popular sale a la calle a conmemorar el día del joven combatiente, como expresión de repudio a la represión y para no olvidar que las razones para luchar no se han acabado, aunque el Partido Único (Nueva Mayoría + Chile Vamos) diga lo contrario. En el año 1988 la represión pinochetista le quitó también a su hijo Pablo.
Pero Luisa ha sido muy fuerte. Tras la muerte de sus hijos, lejos de alejarse de las calles, o de llamar a tomar resguardos, ella ha dedicado su vida a defender la lucha de los jóvenes y denunciar en cada oportunidad el carácter de este viejo Estado, máquina para defender y enriquecer a imperialistas, grandes monopolios y terratenientes.
Y es que el carácter del viejo Estado no ha cambiado. Hoy, igual que ayer, el podrido Estado burgués-terrateniente mantiene al pueblo viviendo con migajas y miseria en las poblaciones, como muy bien lo sabe Luisa, quien nos señala:
“La lucha de mis hijos fue en otro contexto, pero el contexto que estamos viviendo hoy día es tan absolutamente duro y difícil como la dictadura. Tenemos que no están los militares en la calle, pero tenemos una desigualdad tremenda y trae consecuencias muy fatales, como la famosa “delincuencia”. Nadie reconoce que son fruto de la sociedad que ha dejado fuera de este sistema a mucha gente. Nosotros estamos trabajando en la población y uno sabe el hacinamiento en las casas, la droga que llega, hay un gran número de gente que está fuera del sistema y que nace y vive muy mal, muy violentamente todo lo que es su vida. Entonces, a mí me da mucha vergüenza darme cuenta que se da chipe libre para matar a esas personas que se les llama delincuentes. Primero, crean la delincuencia aislando a la gente que no está en el sistema y después se elimina quemando a 81 personas en la cárcel, porque así se elimina esta “lacra” llamada delincuencia y nadie habla de que son personas, seres humanos a quienes se está liquidando”.
Luisa Toledo tiene claridad de quiénes son los enemigos del pueblo y las formas en cómo socavan su organización. En sus palabras, “los cínicos de los poderosos dicen “no vengan con populismo”, pero para ellos mismos lo quieren todo. Para el otro tipo de personas hay que eliminarlas. Eso es lo que dicen todos los Frei, los Lagos, la Bachelet. Todos dicen “hay que eliminar la delincuencia” y cada vez se compra más infraestructura para la policía y eliminar a nuestra gente, a esos seres humanos. Hoy en día existe mucha gente que está trabajando en grupos, luchando para que todo esto se termine, pero viene la represión y un día echan abajo todo el trabajo que se ha hecho”.
Cada 29 de marzo se conmemora en las calles de las poblaciones el día del Joven Combatiente y cada año, los medios de comunicación burgueses, los parlamentarios, el revisionismo y el oportunismo aparecen condenando los “hechos de violencia”. Preguntamos a Luisa si considera legítima la violencia revolucionaria que ejercen las masas, a lo que responde sin dudar:
“¡Pero por supuesto!, la violencia que usan los chiquillos es para salvar el pellejo. En el sur para recuperar sus tierras, para salvar a sus familias de cómo los tratan… ¿y la violencia que ejercen los poderosos? ¿Quién habla de la violencia de ellos? ¿De un policía que le dispara a un niño? ¿Quién habla de la violencia contra los ancianos? ¿Con las mujeres en el sur? ¿Con las Machi? Porque claro, aquí los únicos violentos somos los pobres, pero que un hijo de rico mate a una persona y la deje ensartada en unos alambres, paga 10 millones y no pasa ni por la cárcel. ¿Eso no es violencia? ¡Claro que es violencia de los de cuello y corbata!, hipócritas, avaros, sinvergüenzas, ladrones que nos roban todos los días y ellos no pasan ni un día por la cárcel, ¡ni un día! Entonces, yo comparto absolutamente esa violencia de los jóvenes, absolutamente. Si esta mujer Bachelet ha usado todo el sistema que dejo Pinochet y lo ha usado mejor que ninguno de los otros que estuvieron en el mando, en contra del pueblo y a favor de la policía y los militares. Hemos visto cuántos millones de pesos han gastado en maquinarias que mandan al sur para aniquilar a los mapuche y a las poblaciones nos mandan cuestiones para aniquilarnos a nosotros. Nos dejan días y días llenos de gases venenosos”.
Mientras el feminismo pequeño burgués y el oportunismo levantan la lucha de la mujer como una lucha de género, al margen de la lucha de clases, Luisa Toledo sintetiza y representa una mujer popular trabajadora, con un profundo amor al pueblo y un ejemplar odio hacia quienes lo oprimen. A pesar del asesinato de sus tres hijos y el encarcelamiento de su nieta, ella no da su brazo a torcer en la lucha contra la explotación de la mayoría por un puñado de saqueadores. Como madre y abuela expresa fielmente la máxima de “enterrar a nuestros compañeros, tomar su bandera y seguir luchando”.