HA MUERTO UN SÍMBOLO DEL REVISIONISMO
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO!
La
historia de la lucha de clases, de las naciones oprimidas y por la instauración
del socialismo, ha tenido en su seno individuos que en primera instancia fueron
importantes en los procesos constructivos de la nueva sociedad, no obstante,
con el tiempo devinieron en revisionistas, otros en agentes, en definitiva,
individuos que ideológicamente pasaron a constituirse en el peligro principal
con el que ha tenido que lidiar la revolución y el socialismo.
Hay que admitirlo, Fidel Castro ha sido
un personaje que ha jugado un notorio papel
en la historia de la humanidad.
Hoy cientos de miles de personas en el
mundo lamentan su muerte. Los comunistas, por el contrario, tenemos una visión diferente
respecto de cuál ha sido su rol en Cuba, y en todos aquellos pueblos donde el
oportunismo y el revisionismo abrazaron las negras banderas del nacionalismo pequeño
burgués castrista.
En Cuba, década de los años 30´ del siglo
pasado, el Partido Comunista de Cuba venía cumpliendo un papel relativamente intrascendente
en lo que se refiere a las tareas por organizar la revolución y poner al frente
de ella al proletariado. ¿La razón?: un partido oportunista, con un espacio de
movilidad política burocrática, ajustada a los procesos electorales; es decir, objetivamente
el proletariado de Cuba no tenía su organización esencial.
El Partido Comunista, en su etapa
1925-1935 manejaba cierta ambigüedad política que lo llevó a plantear un
proceso democrático (antiimperialista-agrario) apoyado por una importante participación
legalista. En 1939 se reconstituye como Partido Unión Revolucionaria Comunista,
ya más identificado con su rol electoral. En 1944 pasó a llamarse Partido
Socialista Popular, y en 1952 logra tener una importante coparticipación y
conquista electoral que se ve abruptamente neutralizada por el golpe de estado
que colocó a Batista en el gobierno.
Como respuesta a la dictadura de Batista,
se genera en Cuba un movimiento que se llamaba a sí mismo como “democrático” al
que asiste el Partido Socialista Popular, partidos y fuerzas de oposición y
ciertas corrientes pequeño burguesas (nacionalistas) -donde Castro tenía mucha
incidencia- dando paso, en 1955, a la creación del Movimiento 26 de julio;
organización de carácter nacionalista
(burgués), antiimperialista y democrática, cuyo programa no tenía ninguna
relación con las tareas del proletariado y mucho menos con la revolución
socialista.
La debilidad del partido comunista en la
lucha en contra de la dictadura le cede la dirección al nacionalismo pequeño
burgués representado por Fidel Castro, aspecto que sería determinante en el futuro
de esa revolución y de otros procesos en la arena del Movimiento Comunista
Internacional.
Cuando triunfa la revolución, el primer
país que visita Castro y Guevara es precisamente EEUU, ante quién manifiestan
que su revolución no es comunista, sino anti-batista.
Pero veamos. El Movimiento 26 de Julio,
dirigido por Fidel Castro, organiza militarmente la caída Batista, se plantea
una revolución democrática de viejo tipo, solo dos años después del triunfo de esta
“caricatura de revolución” rompe con EEUU y seis años más tarde (1965) forman
el Partido Comunista. Es decir, primero organizan la lucha armada, realizan la
revolución anti dictadura (Batista) y seis años después deciden que la revolución
es socialista, ahí elaboran su programa y para eso construyen su instrumento
(¿), definitivamente, algo difícil de entender.
El apego íntimo de Fidel Castro a Nikita
Jrushov no solo fue nocivo para las revoluciones en los países oprimidos del
mundo sino para la misma Cuba y su destino. De hecho, este vínculo no fue gratuito,
respondía a los intereses que tenía Castro por apoyarse en la Unión Soviética y
poder desarrollar su programa restaurador. Los millonarios subsidios que otorgó
la URSS a Castro fueron decisivos en los primeros años de la revolución. A
cambio, Castro “entrega” Cuba al social imperialismo soviético que utilizó la
Isla como avanzada en occidente para favorecerse de su proximidad geográfica a
los EEUU y tener una ventaja estratégica en la guerra fría. Este acto el mundo
lo conoció como la “Crisis de los misiles” (Octubre de 1962). La URSS desplegó
misiles nucleares de alcance medio a Cuba, poniendo en riesgo a toda la
población ante una inminente ataque masivo de los EEUU y desde luego, generando
las condiciones para el desate de una tercera guerra mundial.
Pero no solo eso, el alineamiento de
Castro con Jrushov representaba, en gran medida, colocar el contingente
antiimperialista y “socialista” del tercer mundo (dada la incidencia que tuvo en
muchos de estos países) al servicio del socialimperialismo soviético para ampliar
la regiones de influencia y opresión en África, Asia y América latina.
Desde luego, no podemos ni debemos
olvidar la gran polémica suscitada en 1963-1964 a raíz de la crítica y combate
que despliega el Partido Comunista de China al Partido Comunista de la Unión
Soviética alertando al Movimiento Comunista Internacional sobre la destrucción
del socialismo en la URSS (dictadura del proletariado), propiciar la restauración
capitalista en ese país; la degeneración ideológica de los partidos comunistas
bajo influencia de Jrushov (otros puntos más) y en ese contexto, el espaldarazo
que dio Castro al revisionismo jrushovista lo convirtió en cómplice de la
contrarrevolución en la URSS y los furibundos ataques al presidente Mao, al
PCCH y a la revolución en China.
¿Qué construyó Castro en Cuba?, todo,
menos socialismo. En ese “todo” es fácil detectar un régimen económico ligado a
la mono producción y la evolución de la semifeudalidad. Cuba, si bien es cierto
ya no estaba oprimida por los EEUU, fue el socialimperialismo soviético quienes
tomaron la “posta” y, de la mano de Jrushov, desarrollaron una peculiar forma
de capitalismo burocrático, donde tenía prevalencia la burguesía burocrática
representada por la camarilla del alto mando de las FFAA y del partido.
Castro propagó a partir de los años 60´ del
siglo pasado en los países del tercer mundo la idea de generar “frentes antiimperialistas”.
Este tipo de organizaciones se crearon en muchísimos países, entregando la
dirección de esos procesos a la pequeña burguesía nacionalista que proclamaba
la “revolución” de liberación nacional, soslayando las tareas por eliminar las
otras montañas que oprimían y oprimen a nuestros pueblos: el capitalismo
burocrático y la semifeudalidad. Constreñía, de esa manera, la construcción de
partidos comunistas y con ellos entorpecer la lucha antiimperialista que
necesariamente debía ser desplegada inseparablemente a la lucha por combatir y
destruir a la gran burguesía y a los grandes terratenientes.
La subestimación de Castro al papel de
las masas siempre fue evidente. No solo lo sostuvo en Sierra Maestra, sino
posteriormente en Centroamérica y muy en particular en Colombia.
La desmovilización, capitulación,
acuerdos de paz, etc., de las organizaciones revolucionarias dirigidas por la
pequeña burguesía radical es una estrategia del imperialismo para constreñir o dinamitar
los verdaderos esfuerzos que despliega la clase y sus aliados por organizar la
revolución por la conquista del poder y la destrucción de las tres montañas que
oprimen a nuestros pueblos. Pero para poderla aplicar su estrategia, el
imperialismo requiere apoyarse en sus aliados estratégicos: el revisionismo y
el oportunismo electorero, quienes, de manera particular, bajo el bastón de
mando de Castro, han recreado a lo largo y ancho de América la desmovilización
o el desarme de los pueblos para favorecer los requerimientos ya sea del
imperialismo como de sus lacayos.
Su última “obra maestra”, la capitulación
de las Farc. Ésta ha sido quizá la expresión más palmaria de cómo el castrismo
devino en acuerdismo, en una negación clara y firme de la lucha armada, pero
también en el sostenimiento de organizaciones y partidos seudo comunistas que
vivifican la vieja democracia burgués terrateniente en el tercer mundo hoy
expuesta como socialismo del siglo XXI, un esperpento revisionista que Fidel
Castro apoyó de manera decidida.
En muchos de los países donde se gestaron
procesos capituladores del revisionismo armado, sus comandantes y demás
dirigentes, han pasado a formar parte de las fuerzas políticas legales,
participando en la asamblea, alcaldes, candidatos presidenciales, etc., etc.,
generando la idea de que la lucha armada es extemporánea, que ya no tiene
validez y que la lucha debe ser realizada “civilizadamente” (como lo sostiene
Timochenko), entendiendo esto, dentro del marco jurídico y democrático del
viejo estado.
"el comunismo como sistema social,
resuelve el problema económico y priva la libertad; el capitalismo quizá mate
de hambre, el comunismo por extinción de libertad” Fidel Castro
Ha muerto Castro. En su honor se
levantará un mito al reformismo pequeño burgués y al revisionismo.
Con la muerte de Castro el reformismo y
el revisionismo pierde físicamente un referente histórico, pero eso no quiere
decir que quede atrás o haya desaparecido el principal peligro de la revolución:
el revisionismo. Hay que entender que como fuerza aliada al imperialismo y a
sus títeres, se renueva permanentemente, de hecho, ha tenido seguidores que han
tomado la posta, Chávez, Maduro, Evo Morales, Correa, y en ese sentido el
proletariado internacional tiene aún mucho qué hacer para enterrarlos junto a
Avakián, Prachanda, las ratas de Movadef y otros.
Ha muerto Castro, y la nueva gran ola de
la Revolución Proletaria Mundial tiene mucho que hacer, entre otras cosas,
aplastar el legado del revisionismo castrista.
VIVA EL PENSAMIENTO GONZALO
DERROTAR AL IMPERIALISMO-APLASTAR AL
REVISIONISMO
¡SINO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA
HABREMOS HECHO!
Lectura sugerida:
http://pukainti.blogspot.com/2010/10/normal-0-21-false-false-false.html