Thursday, June 19, 2025

ESTOCOLMO: ¡Viva el Día de la Heroicidad!

 

Pintura en el sur de Estocolmo en conmemoración del Día de la Heroicidad.
 
  “La sangre derramada jamás será olvidada” – Preso revolucionario en la prisión de Canto Grande, 1991.


Cada 19 de junio se celebra el Día de la Heroicidad en Perú y en todo el mundo. Este día se conmemora el levantamiento de los prisioneros de guerra en Perú que lucharon en defensa de la revolución y su vida durante las brutales masacres carcelarias de 1986.


Ese día, en plena Guerra Popular, el llamado "gobierno de izquierda" del Perú masacró a cientos de prisioneros de guerra revolucionarios. Los prisioneros se habían apoderado de su prisión y la habían convertido en una trinchera más al servicio de la revolución, e incluso ante un ataque conjunto de la Fuerza Aérea, el Ejército, la Marina y la Policía, los combatientes revolucionarios lucharon hasta la muerte antes que rendirse.


Cientos fueron asesinados sin juicio y de la manera más brutal. Este asesinato no fue fácil, y es la heroica resistencia de los prisioneros la que nos brinda las lecciones y ejemplos ideológicos más contundentes hoy. El Estado peruano, cobarde como es, asesinó a unos 300 prisioneros de guerra que habían convertido las celdas de la prisión en trincheras de la guerra popular. Estos hijos del pueblo demostraron lo que significa perseverar en la revolución, no rendirse jamás, ni siquiera en las circunstancias más difíciles.


Cuando la guerra popular en Perú, iniciada en 1980, cobró impulso bajo la dirección del Partido Comunista del Perú (PCP) y el presidente Gonzalo, el pueblo de todo el país se movilizó en ella. Para que los lacayos del imperialismo en Perú mantuvieran su posición, se emplearon los métodos más crueles. Especialmente tras las exitosas fugas de prisioneros de guerra organizadas por el PCP, y más espectacularmente el ataque guerrillero a una prisión en Ayacucho que liberó a cientos de presos, el régimen reaccionario adoptó la política de concentrar a los acusados de ser " terroristas" en cárceles de Lima. Pero incluso tras las rejas, estos presos no se rindieron. Los combatientes vivieron colectivamente, en la medida de lo posible, en estas guaridas infernales, para resistir mejor los intentos del enemigo de quebrantar sus cuerpos y mentes. Realizaron educación política, ideológica y física y produjeron arte y artesanías destinadas a apoyar e impulsar la guerra popular en el Perú y la revolución en todo el mundo.


Una de las más famosas fue una magnífica alfombra multicolor que celebraba la fundación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, con el símbolo del globo terráqueo liberándose de sus cadenas. Este testimonio tangible de la política internacionalista proletaria y del indomable espíritu maoísta fue sacado clandestinamente de la prisión de la isla de El Frontón y llevado como parte de una gira mundial en apoyo a la guerra popular, asombrando e inspirando a miles de personas en Asia, Europa y América que lo presenciaron.


Las pinturas, la música coral revolucionaria grabada y otras obras de arte producidas por los prisioneros ayudaron a promover y financiar el movimiento mundial en apoyo a la guerra popular en Perú, y junto con los poemas, canciones, obras de teatro y otras obras creadas mientras estuvieron en manos enemigas, siguen desempeñando un papel en la lucha hoy.


En lugar de ser "retirados del combate" al ser capturados, estos hombres y mujeres continuaron esforzándose por encarnar el lema "La rebelión se justifica!" de todas las maneras posibles. Lo más importante es que encontraron maneras de usar su fuerza colectiva y la incapacidad del gobierno para extinguir la chispa de la furia, desenmascarando al régimen y llamando a millones de personas a apoyar y librar una guerra popular cada vez mayor. Cuando se hizo evidente que las autoridades intentarían "resolver" el problema mediante medidas desesperadas y sangrientas, incluyendo traslados y asesinatos, los presos tomaron las principales cárceles políticas del país y declararon: "Resistiremos. No nos sacarán vivos de aquí. Exigimos garantías contra los planes del gobierno".


El gobierno, hipócritamente, fingió negociar con los presos, quienes habían exigido razonablemente que se acatara un acuerdo previo para reconocerlos como "presos especiales" y no como "criminales terroristas", y que se suspendieran los traslados. Pero pronto el gobierno llevó a cabo las masacres que había planeado desde hacía tiempo. Envió a sus marines armados con ametralladoras pesadas y armas antitanque, helicópteros artillados y artillería naval. Los prisioneros de El Frontón soportaron dos días de combate cuerpo a cuerpo con hondas, ballestas caseras y un puñado de armas capturadas. Los prisioneros de Lurigancho resistieron a los comandos de las fuerzas armadas y a la infantería de marina durante un día entero; la mayoría de los prisioneros fueron asesinados metódicamente tras la reconquista de la prisión. Los combatientes de la cárcel de mujeres del Callao también resistieron al enemigo durante unas 24 horas, con el saldo de varios muertos y numerosos heridos.


Como es bien sabido, este atroz acto del régimen resultó contraproducente. Contribuyó a exponer y aislar al régimen y demostró a millones de personas que la guerra popular, bajo el liderazgo del PCP, es la única vía para resolver los problemas del Perú. En lugar de la derrota política que el régimen había intentado infligir a la guerra popular "restableciendo su autoridad" y demostrando su infinita capacidad genocida, fueron los presos quienes asestaron un golpe a la reacción peruana y a sus lacayos imperialistas. Pero la sed del enemigo por la sangre popular, por supuesto, nunca se sacia.


En 1992, cuando el gobierno de Fujimori planeaba otra masacre en la cárcel de Canto Grande en Lima, los presos ocuparon las secciones de hombres y mujeres y exigieron la creación de una comisión para supervisar los traslados planificados de presos y garantizar sus vidas.


El 6 de mayo, Fujimori envió a 500 soldados de élite con fusiles, lanzacohetes, bolsas de dinamita y explosivos plásticos, así como un helicóptero artillado con cohetes. Al ser repelidos, mil soldados intentaron asaltar la prisión al día siguiente, nuevamente en vano. Finalmente, el 9 de mayo, los presos, tanto hombres como mujeres, concluyeron que habían logrado plenamente sus objetivos y marcharon del brazo cantando La Internacional. Las cobardes bestias reaccionarias seleccionaron y asesinaron a muchos presos sospechosos de ser dirigentes. Entre estos héroes comunistas cayeron varios miembros muy importantes del partido.


A pesar de las dificultades que sufrió la guerra popular tras la captura del Presidente Gonzalo en septiembre de 1992, la guerra popular en Perú nunca ha cesado. Aunque el imperialismo y la reacción, junto con el revisionismo, han hecho todo lo posible por aplastar al Partido y la revolución, fracasan día a día.


Un nuevo poder continúa desarrollándose, la guerra popular continúa. Como parte de esto, el PCP ha continuado, a pesar del genocidio continuo perpetrado por el Estado fascista peruano, luchando con el espíritu expresado por el Presidente Gonzalo en su histórico discurso del 24 de septiembre de 1992. Desde una celda, donde el gobierno intentó humillarlo a él y a toda la revolución ante la prensa, menospreció su condena a prisión, calificándola simplemente de "una recodo en el camino". Llamó desafiante a la continuación de la guerra popular, declarando: "Aunque el camino es largo, lo recorreremos hasta el final. Alcanzaremos nuestra meta y venceremos. Ya verán".


Desde las cárceles, la reacción, el Estado peruano bajo la dirección del imperialismo yanqui, fomento la estructuración de la Línea Oportunista de Derecha (LOD). Esta LOD, organizada desde la reacción con capituladores, es la cabeza del nuevo revisionismo al negar el pensamiento gonzalo y el marxismo-leninismo-maoísmo. Han librado una increíble campaña de mentiras contra el PCP y el Presidente Gonzalo con el objetivo de declarar la Guerra Popular y el partido muertos, y a Gonzalo como un "distanciamiento del terrorismo" y un capitulador. La LOD niega el carácter semicolonial y semifeudal de los países del Tercer Mundo. Afirman que han dejado de serlo debido al "neoliberalismo", aplicado desde principios de la década de 1990 y, en el caso de Perú, también porque las relaciones semifeudales se destruyeron con la Guerra Popular y se creó un capitalismo dependiente en Perú, y que "la lucha actual es por los derechos democráticos, una nueva constitución y la soberanía". Así, estos renegados niegan lo establecido por el maoísmo y el pensamiento de Gonzalo: el imperialismo, el capitalismo burocrático y el semifeudalismo no solo pueden ser barridos por la revolución de nueva democracia llevada a cabo, defendida y desarrollada con guerra popular que continúa ininterrumpidamente hasta el comunismo. En cambio, los revisionistas propagan el cretinismo parlamentario, la amnistía y la "paz", y colaboran con la reacción denunciando, persiguiendo y asesinando para aplastar a los camaradas y la guerra popular. ¡EL REVISIONISMO ES EL SIRVIENTE MÁS PELIGROSO DEL IMPERIALISMO! La LOD, desde 1993 hasta la fecha, ha servido a todos los gobiernos del viejo Estado peruano.


El Día de la Heroicidad nos llama a luchar con más fuerza y ​​determinación contra el imperialismo, el sistema mundial que azota a los pueblos del mundo con guerra, miseria, pobreza y hambruna; contra la reacción, contra todos aquellos que defienden de diversas maneras la continuidad del orden actual; y contra el revisionismo, contra todos aquellos que distorsionan la lucha popular y la desvían del camino.


Continúan estallando rebeliones entre los prisioneros de guerra, no solo en Perú, sino en todo el mundo. Entre los camaradas que luchan en las guerras populares y en las luchas de liberación nacional en todo el mundo, la reacción está empleando las medidas más terribles contra los luchadores populares. En las guerras populares de Perú, Turquía, India y Filipinas, innumerables camaradas están tras las rejas. En Palestina, los combatientes de la resistencia están siendo encarcelados en todo el país. Este día demuestra que, incluso en las circunstancias más difíciles, el curso de la revolución puede continuar; que lo decisivo no es lo externo, sino lo interno; que la línea política e ideológica y la determinación inquebrantable son más fuertes que la ilimitada capacidad de terror del enemigo.


Saludamos al Partido Comunista del Perú, a la Fracción Roja del Movimiento Comunista Internacional, a los combatientes del Ejército Popular de Liberación y a las masas que participan en la guerra popular. Sigan enarbolando el Día de la Heroícidad.


¡La guerra popular es invencible!


¡Viva la guerra popular en el Perú!

 

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