miércoles, 13 de junio de
2018
Análisis, La Rebelión Se Justifica N°19
Desde que estalló la lucha femenina a lo largo del país, muchas
mujeres por primera vez comenzaron a movilizarse y a educarse
políticamente.
El
viejo Estado y los monopolios de prensa para desviar este proceso, han tratado
de tergiversar la lucha y su contenido político, buscando hacernos creer que
ricas y pobres son igual de oprimidas, que el movimiento femenino es
“transversal a izquierda y derecha”.
En este
artículo buscaremos derribar algunos mitos y explicar la relación entre la
lucha femenina, la lucha de clases y el marxismo.
1. ¿Es
el feminismo algo ajeno a la lucha de clases?
Al
contrario de lo que afirman los reaccionarios, así como la sociedad, las
mujeres también se dividen en clases, entre oprimidas y opresoras.
Las
opresoras administran un viejo Estado patriarcal y reaccionario, oprimiendo a
millones de mujeres. Impulsan la idea de que maquillando esta vieja sociedad se
alcanzará una “equidad de género”, que lo importante es que hayan más mujeres
en el parlamento o dirigiendo empresas. Esto es el feminismo burgués.
Un
ejemplo de esto es Evelyn Mattthei, que dice apoyar las demandas pero defiende
un régimen militar que asesinó, torturó y violó a miles de mujeres pobres.
Otro
ejemplo es Michelle Bachelet que también ha levantado las banderas del
feminismo, pero durante su gobierno encarceló a decenas de mujeres, encubrió el
asesinato a Macarena Valdés, la muerte de Joane Florvil, hizo oídos sordos a
las demandas de la Machi Linconao y permitió que la lagmien Lorenza Cayuhán
pariera engrillada frente a sus carceleros.
Por
otro lado, las oprimidas sufren una doble explotación: por ser mujeres y por
ser pobres, teniendo que cumplir una doble jornada laboral, viéndose relegadas
a trabajos de segundo plano, ganando menos que los hombres por el mismo
trabajo, y teniendo que soportar a jefes y académicos acosadores.
El
feminismo proletario es el que comprende esto y toma posición por las mujeres
oprimidas, bregando por barrer las trabas que impiden que se unan a las luchas
del pueblo en igualdad con sus compañeros de clase.
2. ¿Qué
tienen que ver marxismo y feminismo?
Para el
marxismo la cuestión femenina es de vital importancia. Marx dijo que “Cualquiera
que conozca algo de historia sabe que los grandes cambios sociales son
imposibles sin el fermento femenino”. Lenin planteaba “La
experiencia de todos los movimientos liberadores confirma, que el éxito de la
revolución depende del grado en que participen las mujeres” Y Mao Tse
Tung escribió “Las mujeres llevan sobre sus espaldas la mitad del cielo
y deben conquistarla. Si esa parte del cielo permanece serena, las tempestades
revolucionarias que deben barrer el viejo mundo se reducirán a nubarrones
pasajeros”.
De
hecho, cientos de mujeres han asumido el marxismo y han dedicado su vida a la
revolución, tal como Rosa Luxemburgo, Krupskaya, Kollontai, Cda. Nora, Teresa
Flores y Clara Zetkin, siendo esta última la impulsora de la conmemoración del
8 de marzo como día de la mujer proletaria.
Entre
las muchas obras dedicadas a la mujer, una de las principales es “El
Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, donde Engels
analiza el origen del patriarcado desde el materialismo histórico. Explica que
en la gens primitiva, donde primaba un derecho materno, se comenzó a gestar un
excedente productivo a partir del avance de la técnica. Este hizo que los
hombres buscaran conservar esta propiedad en su gens, traspasándolo a sus
hijos, para lo que fue necesaria la imposición del derecho paterno y obligar a
las mujeres a la monogamia, a fin de asegurar un línea de descendencia. Así
surgieron el patriarcado, la propiedad privada de los medios de producción y
posteriormente el Estado.
Es por
ello que para el marxismo, la emancipación de la mujer sólo se podrá conseguir
con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, es decir,
con la revolución proletaria.
3. ¿Qué
ha hecho el marxismo por las mujeres?
Pero lo
anterior no ha significado que para el marxismo la cuestión femenina sea un
lucha secundaria que hay que resolver en el comunismo. Quien plantea esto es el
revisionismo.
Por
ejemplo, en Rusia y China antes de la revolución la situación de la mujer pobre
era aberrante, sin educación ni otra oportunidad que ser ama de casa, siendo
muchas veces golpeada e incluso vendida. Miles de ellas se unieron a la
revolución porque allí tenían un lugar de igual a igual con los hombres, al
igual que hoy lo hacen las campesinas de la India y Brasil. Luego de la
revolución se lograron inmensos avances para las mujeres. Rusia fue el primer
país del mundo en otorgarle voto a la mujer, plena igualdad de derechos en la
Constitución y en despenalizar la homosexualidad.
En
ambos países se socializó el trabajo doméstico, acabando con la doble jornada,
se incorporó plenamente a la mujer a la producción y se condenó la violencia
hacia la mujer.
De
hecho, durante la Revolución Cultural y luego de la muerte de Mao Tse Tung, por
primera vez en la historia una mujer pasa a dirigir la revolución: la camarada
Chiang Ching.
Es así
que se comprende que las mujeres son la mitad del pueblo y sin ella no es
posible revolución alguna. De esta forma, el marxismo toma con especial
importancia la cuestión de la mujer, que como doblemente oprimida puede ser
también doblemente revolucionaria.
Editorial, La Rebelión Se Justifica N°19
Desde
mediados de abril presenciamos una gran alza en el movimiento femenino, en
contra del acoso, el abuso y la educación sexista, que se extendió por todo
mayo con más de 50 universidades, liceos e institutos en toma, paralizados o
movilizados en ciudades como Valdivia, Chillán, Concepción, Temuco, Santiago,
Valparaíso y La Serena.
Esta
lucha ha significado un salto gigantesco para el movimiento femenino que
se organiza y avanza contra la precarización de la vida, llegando a levantar
movilizaciones allí donde nunca antes hubieron, y poniendo el feminismo a la
orden del día.
Y así
como todo movimiento, el feminismo también tiene carácter de
clase, existiendo un feminismo “liberal” o burgués, y un feminismo
proletario. Estas dos concepciones (Ver pág. 9 y 10) se vienen enfrentando en
el seno de la lucha de las mujeres.
La línea
de clase se va abriendo paso pujante a medida
que avanza la movilización, y ya en muchas tomas y paros las compañeras han
venido tomando posición por un feminismo clasista y combativo, deslindando con
el feminismo burgués.
Las
masas van comprendiendo que esta no es una lucha “de todas las mujeres” como ha
intentado hacer creer el viejo Estado, siendo la combativa Jornada de Protesta
del 1 de Junio un importante salto en ello.
Esta
jornada, convocada por la Coordinadora 8 de marzo, se caracterizaba como unademostración
de fuerza del movimiento femenino en contra del gobierno de Piñera-FMI y
las reaccionarias medidas que ha tomado, como la “Agenda Mujer”, y contra la
precarización de la vida.
Desde
la mañana amaneció Santiago con barricadas afuera del
Pedagógico, la UTEM, UAHC, Derecho y FAU UCH y la UV, entre otras, levantadas
por mujeres combatientes que luego se enfrentaron con FFEE.
En la
Facultad de Derecho de la U. de Chile, las compañeras comunicaron “Buscamos
instalar un feminismo clasista y combativo, reconociéndonos como mujeres
oprimidas por un sistema que nos explota, nos minimiza y nos mata”.
Luego,
mientras se desarrollaba la Cuenta Pública, miles marcharon en
Valparaíso, atacando la sede del diario monopólico “El Mercurio” con bombas
de pintura, quedando la fachada totalmente cubierta de colores.
Con
estas acciones se va barriendo con la idea de la “naturaleza deficitaria de la
mujer”, con los prejuicios de que la mujer no puede luchar. Demostraron lo
contrario cientos de valientes mujeres que, tomando los métodos de lucha y el
ímpetu de la clase, salieron a levantar barricadas y enfrentarse con FFEE
durante esta jornada de protesta, dejando a un lado siglos de temores y
opresión.
La
jornada también logró salir de las universidades, tomando el carácter de
protesta popular,con las decenas de concentraciones que se vivieron en la tarde
en ciudades y pueblos de norte a sur, y en Santiago, en puntos como Maipú,
Puente Alto, La Pintana, etc. Con ello se anuncia el despertar de las millones
de mujeres pobres, obreras y pobladoras.
Así
también, la mayoría de las movilizaciones han venido deslindando con el
oportunismo, principalmente el Frente Amplio, que ha venido tratando
de cooptar la lucha de las mujeres a través del CONFECH y la COFEU, intentando
hacer de esta una rebelión pacífica, negociando por arriba con las autoridades
y acaparando prensa y televisión para levantar sus posiciones, buscando usar
así este movimiento como trampolín para ganar puestos en el viejo Estado.
Por
ello es que desde las bases se vienen levantando numerosas instancias para
organizarse de manera independiente, con coordinadoras autoconvocadas por
regiones.
También se
viene preparando el Encuentro Nacional del 9 y 10 de junio en Concepción,
donde estudiantes y trabajadoras se reunirán, siendo necesario levantar desde
aquí una coordinación independiente del viejo Estado y del oportunismo
electorero, que logre unificar este gran movimiento.
Es así
que la lucha femenina se viene desarrollando por un camino clasista, barriendo
con el oportunismo y las ilusiones del viejo Estado. Sin embargo, aún necesita
desarrollarse más la unión con las funcionarias y trabajadoras, para plasmar
así en los hechos el carácter de clase de la lucha, y profundizar las demandas
para el movimiento universitario, incorporar la lucha por un cogobierno
triestamental, por gratuidad, por la elección triestamental de las autoridades,
etc.
Por todo lo anterior es
que editamos esta edición especial sobre el movimiento femenino, con el fin de
exponer a la luz de la ideología del proletariado, y desde el feminismo
proletario, nuestra posición y análisis respecto de esta rebelión femenina.
Jornada de protesta 1 de junio:
Jornada de protesta 1 de junio: