A 84 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO DE RÁNQUIL
Un día como hoy, hace 84 años, ocurrió uno de los hechos más importantes de la lucha de clases en nuestro país. Un grupo de campesinos pobres, mapuche y obreros, dirigidos por el Partido Comunista, iniciaron un Levantamiento armado en la zona de Lonquimay en la Región de la Araucanía.
Difícil geografía
La zona posee condiciones climáticas de alta cordillera, de difícil acceso y de temperaturas muy bajas, con una constante nevazón en el invierno. La base de la economía es la ganadería, la producción maderera y el cultivo de algunas hortalizas y cereales.
La vida de las masas
El año 1934 en que ocurrieron los hechos fue un periodo de muchas penurias para la clase obrera y el pueblo, por los efectos devastadores de la crisis imperialista de 1929, esta había azotado a un país como Chile con un capitalismo burocrático, controlado por los monopolios, el latifundio y los imperialistas, principalmente yanquis. Permanentes alzas de precios de los productos básicos, enfermedades que diezmaban a los más pobres como el tifus exantemático, miles de desempleados (muchos ex salitreros) y otros tantos en empleos muy precarios. Jornadas de hasta 14 horas diarias que llevaban al aniquilamiento físico, se les pagaba con comida: “a los trabajadores les daba concones al desayuno, frejoles al almuerzo y pancutras a la comida, a las cuales solo les ponía grasa. Una vez por semana les daba carne.” Su alojamiento era terriblemente precario. Muchos de ellos eran enganchados y obligados a trabajar en esas condiciones.
Los mineros de los lavaderos de oro vivían en cuevas a orillas del río, a veces sin ropas para cubrir su desnudez, porque apenas les alcanza para comer, las temperaturas de menos 20º bajo cero en invierno y la precariedad los hacia enfermar constantemente, además algunos venían de climas más calurosos.
Enemigos del pueblo
Los latifundistas habían acaparado la tierra, y el viejo Estado había concluido lo que falsamente llamo Pacificación de la Araucanía, ya que se hizo a punta de balazos y con una cruel represión hacia las familias mapuche de todo el territorio al sur del Biobío.
Tal como hoy toda una cadena de clientelismo aseguraba los intereses de los latifundistas: la policía, la iglesia, la justicia y el Estado. Un ejemplo de la estrecha relación es la de Francisco Puelma Castillo, gran comerciante salitrero, quien siendo Ministro de Guerra colaboro con la guerra del salitre (pacífico) y la Ocupación de la Araucanía. Aprovechando su cargo y relaciones en el viejo Estado se hizo ilegalmente de casi 180.000 hectáreas de la zona del Alto Biobío, de la cual solo tenía permisos estatales de tala de árboles. Sus sucesores disputaran estos territorios hasta que por vía legal y finalmente por las armas se quedaran con la mayor parte.
La lucha mapuche en la frontera
En la década de 1880 los toquis mapuche encabezados por Neculman, Coñuepan, Quilapan y Colipi habían desafiado con éxito a los regimientos nacionales. En 1881 se produce un gran Alzamiento general mapuche que es duramente reprimido por el ejército, el cual finalizó su campaña en la ocupación y reconstrucción de Villarrica en 1883. Con este hecho comenzó la instalación de colonos nacionales y extranjeros, terratenientes y empleados públicos en la denominada zona de La Frontera, delineada por el Río Biobío.
En 1884, se realizó el remate y ocupación de las tierras indígenas. Más adelante en 1916 se producirán nuevas luchas en el Fundo Ralco de Lonquimay, en donde el cacique Segundo Ignacio Maripe Levi pierde sus tierras. 15 años más tarde este cacique muere en el Levantamiento de Ránquil.
Es importante explicar que el territorio robado a los mapuche, fue inmediatamente ocupado por colonos extranjeros y grandes latifundistas chilenos, pero también se instalaron en las tierras más inaccesibles y de menor calidad a colonos chilenos que eran campesinos pobres, por la escasa cantidad de tierra a la que accedieron y las duras condiciones geográficas que debieron enfrentar, como es el caso de los colonos nacionales procedentes desde Argentina, que se repatriaron en 1896 desde la zona de Neuquen en Argentina. Uno de los lugares fue el Valle de Lonquimay y el Alto del Biobío, consecuencia de esta repatriación se constituyó la Colonia de Lonquimay. Una de estas familias repatriadas, sería la de Juan Segundo Leiva Tapia, quien se colocó a la cabeza de la lucha por la tierra de las masas.
¡Organicémonos para luchar por la tierra!
El año 1928 se funda el Sindicato Agrícola Lonquimay, formado por propietarios, obreros, campesinos, colonos y ocupantes nacionales. El Profesor Juan Leiva Tapia quedó como Secretario General y en él recae la personalidad jurídica. En esa función es que le corresponde entrevistarse con el presidente de ese año, el fascista Carlos Ibáñez del Campo. En esa ocasión debe exponer las aspiraciones del sindicato cuyo lema era: poblar, producir y civilizar. El Sindicato transitó todas las instancias legales para para obtener la propiedad de la tierra. Ibáñez entre 1928 y 1931 dicto la Ley de Propiedad Austral y una serie de decretos que buscaban regularizar la tierra ocupada al sur del Biobío, ya que en muchos casos había sido usurpada por los latifundistas y existían una serie de conflictos entre campesinos pobres y latifundistas que buscaban por todos los medios de correr cercos y robarles las pequeñas porciones de tierra que ocupaban para subsistir.
Producto de la lucha del Sindicato se les entregó un porcentaje de tierras. El profesor Leiva Tapia, presentó un completo plan de desarrollo de la zona, por ejemplo se preocupó en forma muy detallada del plan de escolarización de los niños de la zona.
El Sindicato que empezó con 25 personas en su constitución alcanzo a más de 500 personas en 1931, junto con otras organizaciones locales crearon el Comité Social Obrero de Curacautín y Lonquimay, quedando como uno de sus directores el profesor Leiva Tapia. En los periódicos locales denunció los abusos de los latifundistas, el contrabando de ganado, el ataque a los socios del sindicato y la organización sindical. En 1929 se dictó un decreto que le entrego la propiedad del fundo a los sucesores de Francisco Puelma. A lo que el Sindicato respondió con una presentación ante el congreso, entregando una detallada relación de cómo se fue constituyendo la propiedad. Pero en arremetida los terratenientes Gonzalo Bunster y Juan Bautista Charó desalojaron a los campesinos, destruyeron sus precarias habitaciones con presencia de mujeres y niños, violentándolos y tratando de obligarlos a desocupar la puebla.
En 1932 los abusos continuaban, los terratenientes actuaron con sus guardias particulares, desalojando, botando sus mercaderías y enseres.
Carlos Ibáñez fue derrocado por el movimiento popular que lo obligó a abandonar el gobierno, asumiendo un año después Arturo Alessandri, quien continúo vendiendo Chile al imperialismo yanqui, poniendo la economía y el pueblo trabajador al servicio de sus intereses. Alessandri fue apoyado por latifundistas, banqueros, grandes industriales y comerciantes, la iglesia y el capital imperialista. Utilizó facultades extraordinarias para combatir a sus adversarios, ocupo a las policías y cuando éstas no eran suficientes a las milicias republicanas, que eran los paramilitares de la época.
Se precipitan los hechos: Expulsión del Fundo Guayalí
En marzo de 1934 se trata de expulsar a los colonos del Fundo Guayalí, a instancias del latifundista Gonzalo Bunster. Concurrió al lugar el teniente de carabineros Cabrera con una tropa, viendo que los colonos no estaban dispuestos a ceder convino un plazo para que acudieran al gobierno. El Ministro del Interior ordeno el lanzamiento y en abril son desalojados. En el mes de mayo se da cuenta de la fundación de un pueblo en el lugar denominado Llanquén producto de la expulsión de los colonos de Guayalí. Lo bautizan con el nombre de “El Matadero” que quiere decir que las 63 familias que lo pueblan morirán por ser campesinos que no tienen donde sembrar y sus ganados no tienen donde pastar. Este pueblo estaba en las faldas de la cordillera y con las primeras lluvias brotaron de inmediato vertientes en las casas, que en realidad eran pequeñas rucas de canoas que no tienen más que para techo y algunas ni eso.
La unidad con los obreros
Para enfrentar la crisis, Alessandri incentivó la emigración desde el norte hacia el sur, enganchando gente para llevarlas a los lavaderos de oro y otras actividades, para ello se les daba pasajes y medios de transporte. Los obreros del Túnel Las Raíces, que une a Chile con el Alto Bío bío, llegaron a ser 2.000 en muy precarias condiciones laborales, soportando derrumbes, y el rudo clima.
En abril de 1934 se fueron a huelga, las demandas eran: aumento de salario, imposiciones patronales de acuerdo a la ley 4.054, separación del fichero, mayordomo y capataz general del túnel y reincorporación de 3 obreros despedidos. Se presumía que se plegarían los trabajadores de los lavaderos de oro. La empresa acepta las demandas pero procede a despedir de 100 en 100 a los que habían participado de la huelga.
El Levantamiento
Hastiados de los abusos y dirigidos por Juan Segundo Leiva Tapia, el miércoles 27 de junio de 1934 centenares de campesinos, mapuche-pehuenche, obreros y colonos armados de palos, piedras, iniciaron el asalto a los fundos de Ránquil, Nitrito y Rahue. Del enfrentamiento con los dueños de fundos y sus fieles servidores resultaron varios muertos y numerosos heridos.
Asaltaron las pulperías, el cual era un vil sistema utilizado para estrujar hasta el último a las masas. Los rebeldes avanzaron liberando territorio e impulsando a los inquilinos de fundos vecinos a la sublevación, atacaron un retén de la policía. Las fuerzas policiales locales fueron rebasadas.
Las formas de lucha que utilizaron eran propias de los montoneros de la región fronteriza: eran en apariencia desordenadas, pero detrás de las acciones había un calculado plan dirigido a crear la máxima conmoción con un mínimo de víctimas, se difundieron rumores que estremecían de terror a sus enemigos. Esta estrategia buscaba impedir que los enemigos evaluaran el estado de las fuerzas combatientes para que no lograran penetrar los círculos de resistencia.
Una medida que impulsó Leiva Tapia fue aislar toda la región de Ránquil, Trollo y sus contornos con patrullas armadas de colonos que recorrían los caminos. Cortaron los hilos telefónicos para interrumpir las comunicaciones con Lonquimay.
En una segunda fase buscaron hacer sentir la presencia de su fuerza armada sobre los centros poblados. Se propusieron como objetivo sitiar el pueblo de Lonquimay. Acamparon a 10 kilómetros en un lugar llamado la Junta, sector de confluencia de los ríos Biobío y Lonquimay, se habla de 600 hombres dispuestos. Se dice que el contingente original de sublevados fue engrosado por los mineros de los lavaderos de oro de Nevería y Lolen. Con anterioridad activistas obreros de la Federación Obrera de Chile (FOCH), había realizado trabajo de agitación y propaganda para unir a las masas a la lucha.
La policía temía que se unieran los peones carrilanos. Llegaron a unos minerales de oro que hay por las cercanías llamados Minerón, en donde hay población minera en número de 600 más o menos se plegaron al movimiento. El número de sublevados alcanzó 1200.
El levantamiento fue duramente reprimido en los siguientes días, baste señalar que es la primera vez, que volaron aviones en esa zona. El Director General de Carabineros, Humberto Arriagada y el de la Policía de Investigaciones junto al Ministro del Interior dirigieron la persecución y el aplastamiento del movimiento.
La Dirección Proletaria
Se desconoce el momento exacto en que Juan Segundo Leiva Tapia, se liga al Partido Comunista (PC). Se sabe que participo de reuniones de la FOCH, de eventos internacionales y que fue relegado a la isla Melinka en 1933, algunos contemporáneos señalan que fue en su época de estudiante del pedagógico. Cuando después de su relegación la prensa local le pregunta por el ingreso del Sindicato Agrícola de Lonquimay a la FOCH, Juan Leiva explica: “el ingreso del Sindicato Agrícola Lonquimay a la FOCH y mi participación en la directiva es justa y legitima alianza entre campesinos y obreros para defenderse de esos dos poderosos aliados que estrangulan la clase trabajadora de la ciudad y del campo: el capitalismo extranjero (yanqui, inglés, japonés, alemán, etc.) y el latifundio feudal burgués.”
Lo principal es que dirigió el Levantamiento siguiendo la guía de la Revolución Agraria y Antiimperialista impulsada por el Partido Comunista.
El Partido Comunista junto a la Federación Obrera de Chile, gozaban de gran prestigio entre las masas. El PC había sido fundado en 1922 como sección de la Internacional Comunista por Luis Emilio Recabarren, el PC había logrado crecer y tener amplia influencia en diversos sectores de masas. Su justa línea política, trazada por su fundador, su lucha por ponerse a la cabeza de la lucha de las masas en la defensa de sus intereses y por ende la persecución del viejo Estado, le hicieron ganarse el reconocimiento del pueblo. No había partido más importante entre la clase obrera en este periodo.
En la década de los 30 en el PC, se hace la autocrítica que debían aumentar los esfuerzos por organizar la lucha por la tierra, gracias a las enseñanzas de la Internacional Comunista comprendieron que la Revolución que requería nuestro país era una Revolución Agraria y Antimperialista, puesta era capaz de resolver el problema nacional (sometimiento del gobierno a los intereses del imperialismo, principalmente yanqui) y el problema de la tierra (la existencia del latifundio y la opresión al campesinado) en nuestro país.
Sin embargo, en este momento también se desarrollaba el debate en el Movimiento Comunista Internacional sobre cómo aplicar las orientaciones de la Internacional en torno al combate del nazi-fascismo, la izquierda comprendió la necesidad de unir en torno a la dirección proletaria al resto de las clases revolucionarias, impulsando la violencia revolucionaria de las masas, mientras el ala derecha defendió un frente amplio (a veces bajo la fachada de Frente Único) se colocaba a la cola de los gobiernos de la gran burguesía y latifundistas, participando en frentes electoreros.
El sector del Partido Comunista que dirigió el Levantamiento de Ránquil enarboló y encarnó el programa y la lucha por la Revolución Agraria y Antiimperialista y desarrolló la lucha por la tierra de las masas, hasta llevarlas a la lucha por la conquista del poder. La traición del ala derecha dentro del PC, que luego toma la dirección de éste, quiso echar tierra sobre este gran levantamiento, pero la verdad de clase, se abre camino aunque este sea sinuoso.
El Levantamiento de Ránquil es un hecho, que se debe seguir investigando y develando, con el único y principal objetivo de aplicar sus más grandes lecciones.
¡Viva la unidad obrera- campesina!
¡Aprender de la justa lucha de los más pobres!
¡Viva el Levantamiento de Ránquil!