Friday, January 6, 2023

A NOVA DEMOCRACIA: Editorial Semanal – Tareas del nuevo gobierno de turno

 

EDITORIAL DE AND

 05 DE ENERO DE 2023

Editorial Semanal – Tareas del nuevo gobierno de turno

 


Foto ilustrativa. Y base de datos

 

La toma de posesión de Luiz Inácio, el día 1, se realizó con un verdadero aparato de guerra. Según el monopolio de la prensa, el esquema de seguridad en la tenencia superó en más de cuatro veces el volumen de personal normalmente involucrado en eventos anteriores del mismo tipo. El miedo a un ataque político estuvo presente en todo momento, y nada indica que vaya a amainar. Este hecho es como un retrato de la situación: las instituciones luchan y se descomponen; las fuerzas políticas de la sociedad son extremas y exacerbadas; se cuestiona el orden y las “reglas del juego” y sobreviene la violencia. Luiz Inácio, cumpliendo la primera de sus difíciles tareas -asumir el gobierno- ahora enfrenta el desafío de cumplir las tres tareas reaccionarias que el gobierno militar de Bolsonaro no cumplió: sacar al país de la colosal crisis e impulsar el capitalismo burocrático , centralizar al máximo el Poder en el Ejecutivo y conjurar el peligro de revolución, presidiendo la represión del movimiento revolucionario de masas que está a punto de estallar. Finalmente, un nuevo gobierno de turno de la gran burguesía y terratenientes, sirvientes del imperialismo, principalmente norteamericano, bajo la tutela de generales golpistas.

 

Llama la atención, como parte de la crisis política, institucional y militar del aparato del Estado, que los altos mandos de las tres Fuerzas Armadas reaccionarias abandonaron el cargo antes de asumir. Lo hicieron para no tener que saludar al nuevo presidente, ni estar sujetos a sus designaciones. Los nuevos altos funcionarios, que Lula pretendía nombrar, fueron designados por Bolsonaro.

 

Son los máximos mandos de estas Fuerzas Armadas reaccionarias quienes han inspirado este movimiento anticomunista de cuarteles, para enviar un mensaje mordaz al gobierno de nuevo turno, o mejor dicho, un chantaje mordaz: o se someten al gobierno militar secreto que opera como un Poder Moderador, reconociéndolo como tal, o prepararse para años de disturbios de todo tipo.

Los ataques políticos ocurridos desde el 30 de octubre, en particular el intento de voladura de un camión cisterna que se dirigía al aeropuerto de Brasilia, son signos del nuevo ciclo de lucha de clases que se ha abierto en el país. La extrema derecha criminal afila sus espadas para golpear al movimiento de masas popular y revolucionario y también para desangrar al gobierno de turno, al que toma por “izquierdista” e incluso “comunista”, en una verdadera gran injusticia para Luiz Inácio, porque, como él él mismo decretó, “los banqueros y los dueños de ingenios azucareros nunca ganaron tanto dinero como lo hicieron bajo mi gobierno”.

 

Es cierto que Luiz Inácio intentará repetir la hazaña, pero 2023 no es 2003 y huele más a 2013, con una situación aún más explosiva. Manejar la profunda crisis del capitalismo burocrático en el país dentro de una situación mundial de crecientes desórdenes es una tarea muy complicada de realizar. El nombramiento de un semibolsonista, José Múcio, en el Ministerio de Defensa es una rendición en forma de conciliación con apoyo golpista, que no hace sino alimentarlo. Al regalar su tarjeta de presentación, el nuevo ministro afirmó que “los campamentos frente al Cuartel General del Ejército son actos de democracia”; en tanto, las investigaciones arrojaron que de allí se habían ido los delincuentes que pretendían hacer estallar un camión lleno de combustible. ¿Es este el gobierno que surgió de una campaña electoral basada en la defensa de la democracia, o el Viejo Orden de explotación y opresión secular?

 

El Viejo Orden siendo cuestionado, de arriba abajo. Incluso en el mismo gobierno de coalición reaccionario no hay cohesión; no hay cohesión entre las instituciones; no hay cohesión dentro de ninguna institución; no hay cohesión entre las instituciones y las masas populares. No hay orden ni paz razonablemente posibles. El conflicto, entre las bandas ultrarreaccionarias, entre las bandas ultrarreaccionarias y el gobierno de coalición del oportunismo y la derecha liberal, y entre todo el viejo Estado y las masas populares, es la única certeza de este próximo período. Pero, dentro de las fuerzas verdaderamente democráticas y populares, inevitablemente estallarán las luchas entre seguir el camino revolucionario, actuando independientemente en defensa de los derechos y libertades democráticos y por mejores condiciones de vida, contra el camino oportunista de servir como un movimiento de masas oficial sumiso. corporatizada, proclamada por el reformismo barato y el revisionismo renegado de los defensores del decadente “Estado Democrático de Derecho” vigente, al unísono con los llamados al orden y la paz de la derecha liberal. Prevalecerán las luchas y la Revolución dará saltos.