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¡MÁS ALLÁ DE LA TRAICIÓN DE VARGAS Y LA DIRECCIÓN DE LA CONAIE, LA LUCHA SE MANTIENE FIRME E INDECLINABLE
Cuando el Frente de Defensa de las Luchas del Pueblo del Ecuador, como corresponde al elemento consciente de la clase y del pueblo, decidió comprometerse con el levantamiento indígena popular, lo hizo plenamente consciente de su carácter coyuntural. Sabíamos que aquella rebelión surgía directamente desde la desesperación de las masas que dan respuesta combativa a un régimen que las sume, cada vez más, en el dolor, violencia y miseria. En ese contexto, pocas semanas antes del paro general, el Frente ya se había movilizado en la ciudad de Ibarra, marcando la pauta de organización y combatividad que exigía una respuesta al gobierno títere y fascista de Noboa.
Con el avance de los días, la participación del movimiento indígena se dio de forma progresiva y masiva, sobre todo en Imbabura, una provincia donde la CONAIE no tiene una presencia hegemónica. Allí, la mayoría de organizaciones indígenas y campesinas mantienen agendas propias, distintas a la narrativa oficial de esa dirigencia.
El hecho de que en Imbabura la CONAIE no tuviera la fuerza que tampoco mostró en sus antiguos bastiones, Cotopaxi, Chimborazo y las provincias amazónicas, favoreció la conformación de alianzas tácticas y circunstanciales. Estas motivaron a organizaciones sindicales, estudiantiles y populares, y dotaron al levantamiento de mayor amplitud, combatividad y capacidad de movilización.
A pesar de ese impulso, la infiltración de agentes y operadores vinculados a la dirección de la CONAIE dentro del movimiento popular fue minando gradualmente la fuerza de la rebelión. Aun así, el paro ha durado más de treinta días: una prolongada y heroica jornada de lucha. No existe otro antecedente de una brega tan dilatada y combativa.
Desde el FDLP-EC y desde otras organizaciones populares ya habíamos advertido el peligro de que la CONAIE volviera a actuar como caja de resonancia del escepticismo y la ambigüedad. Y aunque deseábamos estar equivocados, el desenlace fue previsible. La dirigencia de la CONAIE mostró, de nuevo, su incapacidad para valorar la sangre derramada y el sacrificio vital de los compañeros abatidos por la represión estatal; mostró su desprecio por la compañera muerta por asfixiada por los gases lacrimógenos; por aquellos compañeros mutilados a los que se les arrancó los ojos; por los campesinos, los obreros y los pobladores de los barrios periféricos que lucharon en las calles, muchos de ellos renunciando a sus organizaciones para evitar despidos; por los detenidos, perseguidos y judicializados por la represión. Era cuestión de tiempo, hasta que los hechos confirmaron nuestras sospechas.
Una vez más, la traición se consumó. Como en episodios anteriores de nuestra historia reciente, dirigentes que fueron voz de las masas terminaron aliándose con el régimen o con acuerdos que significan traición y rendición. Hoy la historia vuelve a repetir con dirigentes ambiguos que, en nombre de la dirección, trafican con la sangre del pueblo, y luego ofrecen soluciones de baja intensidad que sellan la derrota política. Marlon Vargas encarna esa nueva traición: «perro miserable», de espaldas a las masas, a sus bases, declara el fin del paro y convoca a preparar una campaña electoral que pretende subordinar la lucha popular a las mesas del régimen. Peor aún, respalda una consulta espuria promovida por el gobierno de Noboa, diseñada para neutralizar las demandas reales del pueblo.
La curva histórica es inexorable. Los dirigentes de la CONAIE solo buscan protagonismo y plataforma electorera: Carlos Antonio Vargas fue candidato en 2002, Luis Macas en 2006, Leónidas Iza en 2025, y ahora reaparecen las mismas lógicas que desvían a las bases hacia las urnas, lejos de la movilización independiente y de la lucha popular.
Todo esto demuestra, sin ambages, que el movimiento indígena ha sido cabalgado y manipulado por intereses electorales y personalistas de su dirigencia. Lo mismo acontece en sectores del movimiento sindical y popular, donde persiste la ilusión de conquistar reformas profundas a través de los mecanismos del viejo Estado. Esa ilusión conduce, una y otra vez, a la derrota.
La lección es clara y dolorosa: cada vez que la dirección oportunista asume el control de las luchas del pueblo, la rebelión es traicionada.
No podemos tapar el sol con un dedo. En términos organizativos, ideológicos y de dirección, la clase obrera sigue siendo débil; su capacidad para ponerse al frente de las luchas populares es aún incipiente. Esa debilidad facilita el oportunismo dirigente y el desvío de las reivindicaciones más sentidas de las masas. Mientras esto se mantenga de esa manera, las masas serán galopadas por oportunistas y traidores de toda laya.
El levantamiento no fue solo indígena: fue popular. No se sostuvo treinta días por concesiones ni por conciliadores, sino por la combatividad y la entrega de las bases, por la acción de sectores consecuentes de la clase y del pueblo que alimentaron la llama de la rebelión. Hoy muchas organizaciones indígenas, campesinas y populares rechazan y condenan a la dirección traidora de la CONAIE. Eso es un paso necesario: hay que empezar a colocar a los traidores en el basurero de la historia y abrir paso a una nueva generación de dirigentes comprometidos con los intereses de las grandes mayorías, no con discursos etnoculturales convertidos en moneda de cambio para explotar a sus propios compañeros; sino comprometidos en la transformación revolucionaria de la vieja sociedad.
Hay que continuar, sin titubeos, con la lucha popular: obrera, campesina, estudiantil, barrial e indígena. Hay que fortalecer la organización con la dirección ideológica correcta. El levantamiento ha sido el punto de encuentro y desde aquí nos corresponde luchar incansable e indoblegablemente hasta derrotar políticamente al régimen fascista, conquistar justicia para las víctimas y abrir el camino a la transformación radical de las condiciones de explotación y miseria.
Por lo expuesto, el Frente de Defensa de las Luchas del Pueblo-EC rechaza y combate la traición del cobarde Marlon Vargas y de quienes le secundan en esta nueva afrenta contra las masas y contra la historia. Asimismo, nos oponemos a su convocatoria a participar en la tramoya electorera de la Consulta Popular, mecanismo que desnaturaliza los objetivos esenciales de las masas oprimidas y explotadas del país.
Declaramos a Marlon Vargas y a la dirigencia de la CONAIE; enemigos del pueblo.
Saludamos la acción combativa de indígenas y campesinos pobres, de obreros y estudiantes que lucharon y que se mantienen firmes en la brega contra el gobierno y sus planes corporativos, fascistas y entreguistas. Resaltamos la dura batalla presentada por los comuneros y moradores de barrios populares en el norte de la capital; así como las decididas movilizaciones de colectivos en la ciudad de Quito, expresión viva de que la rebeldía crece al margen del oportunismo.
Convocamos a las masas conscientes a sostener la lucha de manera indefinida, en la medida en que no se han conquistado los objetivos inicialmente trazados. Se viene la concreción de la agenda del FMI, que implica no solo la eliminación del subsidio al diésel y al gas, sino también la privatización del IESS y otras medidas que pretenden cargar la bancarrota del capitalismo burocrático sobre los hombros de las grandes mayorías.
Rechazamos la participación en las llamadas “mesas de trabajo” planteadas por el régimen.
Establecemos una línea política de no perdón ni olvido para los verdugos del pueblo, y menos aún para los traidores.
Es imperativo concretar la construcción de una conducción y una línea político-ideológica correctas en el seno de las amplias masas explotadas. Sin una guía acertada, la sangre derramada y estos levantamientos corren el riesgo de convertirse en un ‘salto al vacío’; no hacerlo nos convertiría en una mancha en la historia.
¡EL LEVANTAMIENTO SE SOSTIENE MÁS ALLÁ DEL TERRORISMO DE ESTADO Y LA TRAICIÓN DE LA DIRIGENCIA DE LA CONAIE!
¡NO A LA CONSULTA POPULAR, INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN Y CORPORATIVIZACIÓN DE LAS MASAS!
¡ORGANIZAR, COMBATIR Y RESISTIR!
¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!