Año XVII, nº 217 - 2ª quincena de octubre y 1 de noviembre de 2018
El fin de un sistema político podrido y la victoria pírrica de un fascista
Nunca, en toda la historia del Brasil contemporáneo, quedó tan abierta la naturaleza farsesca de las elecciones. Tal
es el avanzado estado de putrefacción de todo el sistema político de
gobierno del viejo Estado de grandes burgueses y latifundistas,
sirvientes del imperialismo, principalmente yanqui, en descomposición
acelerada. Lo demostraba la propia situación de
que la disputa de las elecciones presidenciales quedara entre dos
figuras con tal rechazo y luego los resultados con el boicot por más de
42 millones y la mayoría de los que votaron por uno de los dos
contendientes votaron por rechazo, esto es por uno porque era contra el otro y no principalmente a favor del escogido o de lo que él decía defender. Se
sumó la bajeza a la que se redujo la campaña, además del circo de
horrores, corrupción, despropósitos, cinismo, cretinez, de la mentira, del engaño y todo tipo de vileza que siempre caracterizó la farsa electoral.
Tuvo lugar en el ambiente de prolongada crisis política, las elecciones no eran
vistas, por nadie en sana conciencia, como solución de esta crisis. Menos
aún como ahora el presidente electo, sus partidarios y todo el
monopolio de prensa alardean: ahora es hora de la unión, de la paz y de la tranquilidad
para el país. La
gravedad de la crisis política expresada en la disputa reñida de
fuerzas políticas, no puede ser explicada por las pasiones ideológicas
de éstas, por sí mismas. Es
una disputa, cada vez más violenta, entre los grupos de poder
representantes de las fracciones de las clases dominantes locales, por
el control y hegemonía en el dominio de la máquina del viejo Estado, por
decidir cuál perderá menos con la grave crisis económica y de cómo
reestructurar el viejo Estado para conjurar tal crisis y re- impulsar ese capitalismo burocrático caduco, amenazado de colapso general.
Esta
disputa antes entre PT y PSDB, y en estas elecciones entre PT y
Bolsonaro, se ha revestido de una artificial polarización falsamente
caracterizada entre izquierda y derecha, y entre izquierda y extrema
derecha, respectivamente. Todas
estas siglas partidistas y sus candidatos se despliega en acusaciones
mutuas y de hecho sólo se contraponen en cuestiones de comportamiento de sociedad, porque todos, sin excepción alguna, han defendido y
practicado, en el ejecutivo y legislativo, sólo con diferencias de
matices de forma, la
misma política económica dictada e impuesta por el recetario
imperialista yanqui, así como la defensa del mantenimiento de este
sistema de explotación y opresión del pueblo y de subyugación de la
Nación.
Por
ejemplo, en estas elecciones, Bolsonaro hizo su campaña acusando al PT
de vivir de mentiras, mintiendo estúpidamente al tacharlo de izquierda y
delirando al insultarlo con el epíteto de comunista. El
PT, nada de izquierda tiene, ni que decir de comunista, tampoco lo tienen
los revisionistas encallecidos del PCdoB que lo secunda. Como
falsa izquierda gobernó durante 14 años aplicando la misma política
económica que esencialmente aplicó el PSDB y que él, Bolsonaro, aplicará
más radicalmente. El
PT gobernó cooptando los movimientos populares para domesticarlos y
someterlos al pacto de clases y amortiguar la lucha de clases. Para lo que usó el asistencialismo, engaños y represión brutal contra las organizaciones clasistas combativas. Fue sólo engaño e ilusión, lo que de repente la crisis del capitalismo burocrático lanzó todo por tierra. Las clases dominantes locales lo utilizó para frenar la lucha de clases y lo escupió fuera. Sólo
fue un gran fraude: engaño e ilusión del pueblo de un camino fácil de
mejorar la vida sin siquiera rasgar los mínimos intereses de la canalla
que paraliza el pueblo y la nación; y el fraude al hacerse pasar por "izquierda", cuento del cura fomentado
por los monopolios de prensa y la reacción anticomunista fanática.
El
fracaso del PT y de sus gobiernos ocurrieron, al fin y al cabo, como
también ocurrieron con los del PSDB y de FHC, sólo que más grave por
venir posteriormente, y hubiera sido el mismo con cualquiera de estos partidos.
El fracaso y la crisis serán aún más abrumadores en los próximos gobiernos de turno que se sucederán. No
fue difícil a la reacción, con la red Globo a la cabeza, con el furioso
descontento y protesta populares, pero principalmente sirviéndose del
griterio ciego de las llamadas clases medias y sus manifestaciones cívicas
contra la corrupción, responsabilizar al PT por todo de malo y mal se acumulan secularmente. Así
se pudo arrastrar gran parte de su base de "gobernabilidad" ya acuñada
por la "Operación Lava-Jato" y con el propósito de sofocarla, para
cerrar fila por el impeachment de Dilma. Así
se fabricó el caldo de cultivo para la onda reaccionaria,
posteriormente transformada en la bolsonarada manipulada ideológicamente
como fracaso de la izquierda, la cual desembocó en la farsa electoral,
dando curso legal y sufragio popular al golpe militar
contrarrevolucionario, como nuevo engaño al pueblo.
Tal como los fracasos de los gobiernos anteriores, más inevitablemente pasará con el de Bolsonaro y con lo que derivará de él. La
elección del capitán reformado y marajá hace 28 años es una Victoria de
Pirro gana en el grito en una Batalla de Itararé2, ya que el mismo ni
siquiera se presentó en el teatro de guerra. Su elección fue un proceso en que la intervención militar lo engendró para ostentar legitimidad frente a la nación. Sin
embargo la base de toda la crisis actual es la crisis general de
descomposición de ese capitalismo burocrático sirviente y de base
podrida, dentro de la crisis general del imperialismo. Más
grave aún porque su centro está en la crisis de descomposición del
imperialismo yanqui, cuyos temblores sísmicos de la Bolsa de Nueva York
ya rondan las bolsas de todo el mundo, previendo nuevos y mayores
colapsos. De
enfrentamientos y creciente pugnas en el seno del imperialismo,
principalmente de la superpotencia hegemónica única yanqui y aliados
contra la superpotencia atómica rusa y aliados, el enfrentamiento de su
crisis general apunta a una mayor explotación de los trabajadores y
mayor botín y saqueo de los países oprimidos. Para
hacer frente a la grave crisis general de nuestro país los
imperialistas yanquis ajustaron con la reacción interna establecer el
régimen de fuerza (militar) -el más disfrazado posible de democracia-
necesario para imponer tal solución al pueblo ya la nación. Para
mayor explotación del pueblo con el despojo de sus restantes derechos y
el saqueo más desenfrenado aún de nuestras riquezas naturales. En
esta condición, a diferencia de 1964, los yanquis no podrán aportar
ningún dólar para sacar al país de tanta crisis económica, pues sólo
aportar militarmente a la contrarrevolución como ya iniciaron, enviando
al ejército reaccionario cientos de blindados fuera de uso de sus
hordas. La
inevitable revuelta de las masas ya iniciada, hará inevitable que ésta
se vuelva contra todo el sistema de ese viejo orden de explotación y
opresión.
Levantamiento popular y golpe militar contrarrevolucionario preventivo
El
curso de la historia reciente del país de crisis
económica-social-política y moral de un sistema caduco está conformado
por crecientes revueltas populares contra la explotación y violencia del
viejo Estado terrateniente-burocrático. Aunque
dispersas, pero tendentes a unificarse, tales como las revueltas de
2013/2014, las luchas de los campesinos por la tierra, huelgas de los
trabajadores y servidores, como la de los camioneros, de mucho ya
ascendió la luz roja de alarma de los guardianes del sistema , las FFAA reaccionarias. A
través de su alto mando pusieron en marcha el plan de golpe militar
contrarrevolucionario preventivo al levantamiento general de las masas. En
medio de colusión y pugna, entre disputas entre la extrema derecha y la derecha, terminaron por unifacarse por hacerlo por la vía electoral (por la historia de este sector, no
es disparate entender el atentado a Bolsónaro como maquinación para
generar conmoción y justificar la suspensión de las elecciones e
intervención militar, lo que por el resultado la enmienda salió mejor
que el soneto, ya que la falla del atentado hizo a Bolsónaro de víctima y
catapultó su candidatura) .
Por
lo tanto la crisis no sólo continuará sino que se agravará explosivamente,
ningún gobierno salido de la farsa electoral fallida puede detener la
crisis, pues no puede sacar al país del agujero de inmediato ni a medio
plazo. La
crisis al desembocarse en la formación de un régimen militar
reaccionario sufragado en las urnas disfrazado de civil selló la quiebra
completa del corrupto sistema político de gobierno, pero no puede
suprimir la corrupción endémica del viejo Estado e inherente a este
viejo orden semicolonial / semifeudal como promete y jura el Bolsonaro. Esta
salida, como movimiento contrarrevolucionario preventivo, colocará a
las FFAA en el centro y así la crisis irá hacia el seno de éstas,
engendrando la situación que podrá devenir en mayor crisis militar,
mayor represión y genocidio y consecuente oposición a la violencia
reaccionaria por mayor violencia revolucionaria, la guerra civil revolucionaria.
Elevar la resistencia popular a un nuevo nivel
Frente
a la situación de gran peligro de violento levantamiento popular en Brasil y
en gran parte del continente latinoamericano, el golpe militar
contrarrevolucionario preventivo en curso, se compagina con el plan
imperialista yanqui de mayor militarización del continente por conjurar
la revolución y la pérdida de su hegemonía en la región. Además
de las bases militares ya instaladas en Perú y Colombia es claro su
objetivo militar, encubierto por "cooperación científica", en cuanto a
la Base de Alcántara y del problema migratorio venezolano, como ya vemos
en nuestro propio país las actividades de altos funcionarios yanquis. Como
estrategia de largo recorrido el plan es el de atizar y provocar
conflictos fronterizos (caso de Venezuela ya creado y en el futuro con
Bolivia), para evolucionarlos en conflictos militares y futuras guerras
reaccionarias, como formas de intervención militar indirecta, a través
de "fuerzas multilaterales de paz", de
la ONU, de la OEA, etc., generalizando tales conflictos para encubrir la
naturaleza de clases de la crisis interna de países como el nuestro,
desviando la atención en función de conjurar el peligro de la revolución
democrática, pendiente, necesaria e inaplazable en todos ellos. Las
llamaradas de los levantamientos populares transformadas en un incendio
revolucionario podrán extenderse por todo el continente latinoamericano.
Los
verdaderos revolucionarios y revolucionarias de nuestro país deben
elevar rápidamente su nivel de actividad en la movilización,
politización y organización, parte por parte de las masas básicas - los
campesinos pobres, las capas más profundas del proletariado, la juventud
combatiente y los intelectuales revolucionarios - y todos
y todos activistas que hasta ahora se han dejado influenciar por el
oportunismo electorero, pero verdaderamente comprometidos con los
intereses del pueblo y de la Patria, deben abandonar de una vez las
ilusiones reformistas y prepararse seriamente para la lucha
revolucionaria dura y prolongada. Combatir a la reacción medida a medida elevando constantemente los niveles de
organización de vanguardia y de masas: he aquí la tarea.
¡Abajo la reacción y el fascismo!
¡ Yanques go home!
¡Viva la revolución de Nueva Democracia!
Notas:
1. Analogía el acontecimiento histórico en que el ganador pierde tanto cuando el perdedor.
2. La batalla que no existió.