Las protestas, que empezaron el 27 de junio después de que el adolescente Nahel M. fuese asesinado por la policía en el barrio proletario de Nanterre, París, continúan a pesar de que 45.000 policías, incluyendo a la unidad especial antiterrorista, han sido desplegadas para apaciguar la rebelión. Especialmente la juventud de clase obrera ha tomado las calles en las protestas, que han prendido muchas ciudades importantes.

El Estado ha desplegado vehículos blindados en las calles para contener la rebelión. “Todas las posibilidades” han sido consideradas, incluyendo el estado de emergencia. Se han impuesto toques de queda locales durante las noches, y el transporte público finaliza a las 9pm. Éric Dupont-Moretti amenazó histéricamente a familias con multas de hasta 30.000€, o incluso con un tiempo en la cárcel, si la juventud menor de 18 años sale por la noche. También dijo que los llamamientos a rebelarse en las redes sociales serán perseguidos. El sábado la policía dijo que se habían enfrentado a escenas “tipo guerrilla” en Marsella y describieron la situación como “apocalíptica”. En París, seis edificios públicos fueron quemados y cinco agentes de policía heridos. Cerca de París, los manifestantes condujeron un coche hasta la casa del alcalde de L’Hay-les-Roses y le prendieron fuego. Hubieron protestas en otras ciudades importantes. Cerca de 719 personas fueron arrestadas. La policía también tuvo que admitir que no se podía admitir ninguna victoria, y las protestas continuarían. Incluso cuando la lucha espontánea llegue eventualmente a su fin, esto no significará una victoria para el Estado o el enfriamiento de la situación revolucionaria, como podemos ver en la reciente historia de los levantamientos en Francia y en el mundo.

Las protestas también se han esparcido en las colonias francesas del Caribe, donde se reportó que los choques dañaron edificios y coches. En Cayena, Guyana, los manifestantes dispararon a la policía.

La policía no oculta su odio contra la juventud proletaria: la policía afirmó el viernes que están en una guerra con “hordas de salvajes”. Además, los dos sindicatos de policías han exigido que el gobierno tome medidas más duras para restaurar el orden, o se rebelarán. Macron ha sido cuidadoso en sus declaraciones para lavar la cara al Estado sobre el asesinato, intentando manejar el problema como un problema de “manzanas podridas” a pesar de que la policía sirve a los intereses del Estado y opera bajo su control. La policía también ha usado la ocasión para quejarse sobre cómo de asustados están de ir a los banlieues porque la gente se le resiste a diario. Inmediatamente después del asesinato del joven de 17 años, el secretario general del sindicato de la Policía de Francia, Bruno Attal, dijo que prefiere ver “escoria” muerta que a un agente de policía. En los medios, se hablaba del adolescente como “joven problemático”. La mentira de que la policía estaba actuando en defensa propia se ha confirmado más y más: recientemente, uno de los pasajeros en el coche que Nahel estaba conduciendo fue más allá y publicó una cinta de audio de la situación. Según los testigos, el pie de Nahel se movió del freno porque la policía le estaba golpeando con una pistola, causando que el coche se moviese. Las declaraciones policiales son una expresión de la guerra contra el pueblo que ha estado formándose por el Estado en los banlieues desde hace décadas, en la cuál Nahel es otra víctima. De forma similar, la protesta de la juventud no sólo está en contra directamente contra la policía, sino contra el propio aparato del Estado, que se puede ver en los múltiples edificios administrativos quemados, y es otra expresión de la situación revolucionaria en Francia.

Además del Estado francés y sus colonias, han habido también protestas en Bélgica y Suiza. En Bélgica, los manifestantes usaron fuegos artificiales contra la policía y prendieron fuego coches, al menos 10 personas fueron arrestadas. También en Lausanne, Suiza, las masas tomaron las calles y confrontaron a la policía, al menos una docena de personas fueron arrestadas. Sin embargo, se ha visto que hay un potencial de que explote de forma similar en otros países de Europa, por lo que la burguesía está preocupada: por ejemplo, el vicepresidente de la CDU, el partido conservador de Alemania, Andreas Jung, ha reflejado esto diciendo “sin una Francia estable no habrá estabilidad en Europa”.

Ante la situación revolucionaria que se está viviendo en Francia, las contradicciones se agudizan y relucen las posturas revisionistas y oportunistas.

Por ejemplo, el PCF, un partido que hace décadas que abandonaron la lucha política obrera y está centrados en el reformismo del Estado, niega la necesidad de la lucha. En un post en redes sociales, su Secretario General, Fabien Roussel, dice que la “izquierda” defiende los “servicios públicos” y no los saqueos. Además, en su comunicado oficial vuelven a condenar las protestas, saludando a las manifestación (pacífica) del jueves 29 de junio, a la que llaman “movilización masiva, digna y serena” sin olvidar saludar al alcalde de Nanterre. Entre las causas que ven en este asesinato, alegan que las “políticas neoliberales” haciendo un llamamiento electoralista de luchar contra estas medidas ante el asesinato de un joven. Sin embargo, el PCF obvia que el acalde de Nanterre, Patrick Jarry, fue miembro durante 25 años del PCF, hasta que en 2010 creó el partido Gauche citoyenne a Nanterre, también es un partido comunista. Por último su comunicado finaliza condenando “toda violencia” a las personas y los bienes, y afirmando que “los autores de estos crímenes (nota de autor: los sucedidos en las protestas) deben ser castigados”.

La posición de clase del PCF es clara. Ante el asesinato de un joven a manos de la policía, no siendo el primer asesinato que ocurre, el PCF hecha la culpa a sus contrincantes políticos y el “neoliberalismo” como un intento de desgastar a la oposición para las generales. Además, condenan las acciones violentas, entendiendo que el derecho burgués de la propiedad privada va por encima del derecho de rebelarse.

La posición de La France Insoumise [LFI] continúa la misma linea que la del PCF. Sin condenar explícitamente las revueltas, achaca el problema a la “derechización” de la policía. En redes sociales su dirigente, Melenchon, hacía referencia al “comportamiento asesino” de las fuerzas de seguridad. También como medida para solucionar la crisis política, LFI ha creado un plan “de emergencia”. Las medidas que propone van en la línea, de nuevo, de hacer un cambio en los cuerpos de seguridad. Proponen crear una comisión de “Justicia y Verdad” para poder esclarecer lo sucedido, programas para formar a la policía, el retorno del código ético de 1986. Además proponen ayudas para reparar los comercios, viviendas y edificios públicos con dinero público. Aunque LFI no se posiciona claramente en contra, como el PCF, sus medidas siguen teniendo un carácter antiobrero. De nuevo, se desvincula el carácter del Estado a la policía y busca soluciones electoralistas que le beneficien en las próximas elecciones. Además, el hecho de dar dinero para reparar los daños causados durante estos es una estrategia para rebajar la presión que están haciendo los manifestantes.

Por otra parte, partidos que se llaman “anticapitalistas” no siguen un discurso muy diferente. Donde el problema no es el imperialismo y los ataques continuos a la clase obrera más pobre, sino elementos concretos de éste. Nouveau Parti Anticapitaliste [NPA] se une al discurso de LFI y remarca que el asesinato a sangre fría de Nahel se debe a que la policía es racista y por ello actúan así. También añaden que la policía actúa con impunidad, por lo que también culpa a Macron y Darmanin como responsables por ello y pide la dimisión del Ministro de Interior. Acaban su comunicado pidiendo condena del asesino e indemnización a la familiar, restablecer el transporte público de los barrios, liberar a los detenidos, rechazar el Estado de emergencia y desarmar a la policía “en contacto con la población”.

En general en la izquierda oportunista y revisionista de Francia existe la postura de “paz”. Ya que pueden justificar, o no como en el caso del PCF, las protestas pero su objetivo es que las protestas finalicen mediante reformas en el parlamento. Las medidas que proponen se reducen a cambiar la esencia de los cuerpos represivos, en concreto de la policía, manteniendo el sistema de explotación y represión contra las masas más pobres de Francia.

Además, estos partidos que no han criticado el levantamiento es porque ven entendible esta respuesta ante el asesinato de un joven de 17 años. Pero no porque la rebelión de las masas explotadas sea siempre justa por la opresión del imperialismo. Y ante la situación mundial revolucionaria que se está viviendo, a causa de la gran crisis del imperialismo, las grandes huelgas, protestas y levantamientos continuarán en Francia, y en el mundo, incluso si esta específica lucha llega a su fin.