¡Proletarios
y pueblos del mundo, uníos!
¡¡ VIVA EL
DÍA INTERNACIONAL DEL PROLETARIADO Y LOS 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
!!
Este año
nos toca a los comunistas, a los proletarios y a los pueblos del mundo
conmemorar los 100 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre, un
acontecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad que abrió la era
de la revolución proletaria mundial. Y qué mejor fecha que el primero de mayo,
el día internacional del proletariado, para celebrar tal acontecimiento.
Vivimos un
momento histórico importante en que la revolución es una demanda urgente. La
contradicción principal en el mundo, imperialismo por un lado y naciones
oprimidas por el otro, se agudiza cada vez más y acicatea las contradicciones
interimperialistas por el reparto del mundo.
El
imperialismo yanqui, la mayor potencia reaccionaria del mundo, atraviesa un
proceso de reaccionarización mayor. La elección de Donald Trump como
presidente es el reflejo de su fascistización y una negación abierta de los
llamados “valores americanos” en su propio país.
Las medidas de Trump de construir un muro en la frontera
mexicana, expulsar a los migrantes inclusive separando a los niños de sus
padres, la violenta retórica antimusulmana, el discurso xenófobo, etc. se
realizan echando mano del discurso facho, del enemigo externo responsable de
todos los males y de la crisis económica interna. A esto hay que sumar las
acciones en política exterior; el bombardeo en Siria, la intervención en Yemen,
las tensiones generadas en la península coreana, los conflictos en el mar del
sur de China, el reimpulso de la OTAN, es decir, la resolución de los conflictos
internacionales a través de la exhibición de armas modernas, señalan que
estamos frente a una administración norteamericana fascista dispuesta a
reafirmar violentamente su papel de primer gendarme mundial; pero también es
reflejo de su crisis, pues ya no pueden mantener su dominio mediante formas
“democráticas”.
La fascistización no es un asunto solamente yanqui, también
está ocurriendo en Europa, en Inglaterra ahora fuera de la Unión Europea, en
Francia, Alemania, Austria. Con la excusa de la guerra contra el terrorismo se
aplican medidas que violentan los derechos fundamentales y libertades
democráticas de sus pueblos y se promueven intervenciones a países considerados
enemigos fuera del llamado derecho internacional.
Las intervenciones encubren otro problema, que tiene que ver
también con la crisis económica mundial, y es el reparto del mundo, no sólo de
zonas de influencia sino el reparto de recursos naturales, en particular los
recursos energéticos. Los conflictos en Ucrania y Siria son claramente conflictos
geopolíticos que encubren los intereses por recursos energéticos, como lo ha
sido la intervención en Irak, por un lado los intereses rusos, como mayor
proveedor de gas a Europa, y por otro lado el interés de las potencias europeas
y el imperialismo yanqui para aislar a Rusia y extender su influencia sobre sus
ex repúblicas.
También está la tensión generada en la zona de influencia
China: Corea del Norte, un conflicto que presiona directamente la relación
imperialista entre EEUU y China. Los yanquis están interviniendo en el
conflicto en el mar del sur de China donde hay una disputa por territorio entre
China y Japón que ha involucrado a Filipinas y Viet Nam, esta zona es sensible
para China porque es el mayor circuito comercial marítimo de sus exportaciones.
Por otro lado el imperialismo yanqui ve con desconfianza el fuerte avance de
las inversiones chinas (y rusas) en América Latina, no sólo en comercio sino
también en la industria militar.
Estas disputas están acicateando la contradicción interimperialista
y son los pueblos del tercer mundo la arena de contienda. Siria está invadida
por una coalición liderada por el imperialismo norteamericano con el objetivo
hipócrita de “luchar contra el terrorismo” cuando en gran medida fueron los
imperialistas yanquis y también los imperialistas europeos (en particular el
imperialismo alemán), a través de sus testaferros regionales (Arabia Saudita,
Qatar, Turquía) quienes han financiado a varios de estos grupos. El objetivo
real es derrocar al dictador sirio Bashar Al Asad para colocar a un títere que
sirva a sus intereses. Por otro lado, la potencia rusa, con el mismo pretexto
se ha comprometido en el terreno sirio para mantener a su títere en el poder y
salvaguardar sus intereses. La potencia imperialista rusa no ha dudado en hacer
un gran despliegue armamentístico en Siria, incluso le ha servido para renovar
su armamento militar y probar sus nuevas bombas. Quien soporta el peso de la
guerra como siempre es la población pobre y explotada.
Lo mismo está ocurriendo en la península coreana,
tradicional zona de influencia china, que ha puesto en tensión a Corea del Sur
y Japón, un eventual ataque preventivo americano a Corea del Norte supondrá
terribles consecuencias no sólo para la población de ese país, sino probablemente
para Corea del Sur y Japón.
Todo esto se está produciendo en medio de una gran crisis
económica mundial de la que no han salido los países europeos ni el yanqui, que
ha alcanzado a China que sufre un proceso de desaceleración. Esto último ha afectado
grandemente a muchos países de nuestra región, América Latina, en especial a
los llamados gobiernos progresistas.
Los llamados gobiernos del “socialismo del siglo XXI” o
“gobiernos progresistas” están frente a su bancarrota total. La salida de Cristina
Krisnher en Argentina y de Dilma/Lula en Brasil, el caos político y económico
existente en Venezuela, la deslegitimación del gobierno de Morales y Correa
están marcando el fin de un ciclo económico dirigido por una facción de la gran
burguesía de estos países.
Estos gobiernos han pregonado la lucha anticapitalista pero
en los hechos no han dado ni un solo paso fuera del statu quo económico, se han
llenado la boca de revolución y lucha antiimperialista pero en los hechos han
convivido con los sectores más reaccionarios, es decir, la gran burguesía y los
terratenientes, peor aún, le han producido ganancias históricas al capital
financiero, y sobre la lucha antiimperialista basta mencionar que no han
quebrado la relación de dominación imperialista más que en el discurso, en
Bolivia las transnacionales legitimaron su presencia irregular manteniendo la
explotación del gas y el sistema financiero obtuvo utilidades por más de mil
quinientos millones de dólares durante el gobierno de Evo, en Venezuela jamás se
dejó de pagar las deudas al imperialismo norteamericano y siempre fue un buen
proveedor de petróleo, en Brasil todas las medidas económicas no hicieron mella
alguna al capital transnacional, todo lo contrario, se aplicó una política
entreguista; las medidas antipopulares del actual gobierno de Michel Temer, que
despojan a los trabajadores de todos los beneficios laborales, se iniciaron ya
en el gobierno de Dilma.
Estos gobiernos hablaron de la construcción de un gobierno
nuevo con políticas nuevas pero no se han distinguido de las políticas
reaccionarias de sus predecesores, han perseguido al movimiento popular
clasista, han desarrollado una política social fascista y social corporativista
para acallar la disidencia o la lucha revolucionaria, en muchos casos, como en
Brasil no han dudado en aplicar el encarcelamiento y asesinato contra el
movimiento campesino. Estos gobiernos hablaron de revolución institucional y moral,
pero están sumidos en el enorme fango de la corrupción, nepotismo, tráfico de
influencias, etc.
En esta bancarrota también se hunden el oportunismo y
revisionismo que apoyaron a estos gobiernos en búsqueda de puestos de trabajo
en el aparato estatal u otros beneficios en el reparto miserable del poder.
Afirmamos que estos gobiernos no son ni revolucionarios, ni socialistas, ni
mucho menos comunistas, son gobiernos que si bien sus líderes salieron del
campo popular, forman parte del sistema establecido, del viejo orden
reaccionario y están al servicio de las clases dominantes, la gran burguesía,
los terratenientes y el imperialismo; son parte de esa burguesía reaccionaria
que en nada beneficia al pueblo, todo lo contrario, son férreos opositores a la
revolución que nace de la violencia revolucionaria, y pregonan el cretinismo
parlamentario, es decir, venden ilusiones al pueblo de que la revolución se
puede hacer mediante elecciones, y llaman a esto “revolución en las urnas”.
En Bolivia el gobierno no ha dudado en aplicar una política
reaccionaria contra el movimiento popular, con una política corporativista ha
destruido el movimiento popular contestatario, lo ha cooptado, controlado,
golpeado o dividido. Sin embargo el gobierno de Morales atraviesa hoy su mayor
momento de deslegitimación ante el pueblo, y esto es producto de la crisis que
se siente porque la ilusión de bonanza gracias al crecimiento artificial ha
llegado a su fin. Toda la política actual del gobierno se orienta en mantenerse
en el poder y para ello no duda de usar todas las formas del control político
corporativo en todas las instancias del Estado.
Pero toda acción genera una reacción, “es justo rebelarse”
señaló el Presidente Mao Tsetung, y los pueblos del mundo no se han quedado
quietos, la lucha en los países oprimidos se mantiene e inclusive en el corazón
de los países imperialistas las protestas son muy duras. En EEUU los sectores
contrarios a Trump están desarrollando luchas, lo mismo sucede en Alemania
donde los sectores clasistas y otros sectores se plantan frente a la política
reaccionaria de Merkel, el pueblo francés lucha en este momento contra la farsa
electoral, también lo hacen pueblos de Europa del Este. En los países asiáticos
las organizaciones clasistas y el movimiento popular pelean permanentemente
contra las políticas reaccionarias de sus gobiernos, en América Latina hay un
crecimiento de las luchas, las protestas contra el gobierno narco y
reaccionario de México son grandes, en Argentina las masas se han convulsionado
contra las medidas reaccionarias del presidente Macri, en Venezuela en medio de
las complejidades políticas el pueblo lucha por zafarse del encorsetamiento del
gobierno de Maduro y contra las intenciones de la oposición conservadora donde
también están implicadas las potencias imperialistas, las luchas del pueblo
brasileño van en gran aumento, particularmente la de los sectores clasistas y
revolucionarios que están logrando imprimir una dirección proletaria contra las
intenciones del oportunismo y de los sectores conservadores reaccionarios.
Las luchas de liberación nacional tampoco se han detenido,
en Palestina, Irak, Afganistán, Yemen, Libia, Siria, los pueblos están haciendo
frente a la ocupación imperialista, el problema de todas estas luchas es la
falta de dirección proletaria, en todo caso es un problema nuestro, de los
comunistas.
Los destacamentos comunistas se encuentran en combate por la
revolución, la lucha revolucionaria dirigida por los partidos comunistas se
aplica a través de la Guerra Popular y el frente principal en este momento se
encuentra en la India. El Partido Comunista de lndia (maoísta) está levantando
a obreros, campesinos e indígenas en la lucha revolucionaria contra el
reaccionario estado Indio que ha declarado la guerra contra el pueblo y comete
un sinnúmero de atrocidades. Para los maoístas indios este año no sólo se
celebra los 100 años de la revolución bolchevique sino los 50 años del
alzamiento de Naxalbari que supuso el primer levantamiento armado llevado
adelante por el Partido Comunista y que tuvo una gran significación para el
desarrollo de la Revolución Democrática de Nuevo Tipo en la India. El Partido
Comunista de Filipinas es otro destacamento de combate que también está
desarrollando guerra popular y una revolución democrática en Filipinas y en
estos momentos propina duros golpes a los reaccionarios. Por otro lado en
Turquía y Perú la guerra se desarrolla en medio de muchas complejidades. Los
camaradas del Partido Comunista del Perú (PCP) están atravesando un proceso de reorganización
y desarrollan acciones contra el viejo Estado, tienen en frente una lucha
compleja que supone prepararse para enfrentar al Estado y combatir al
revisionismo que pregona la conciliación de clases a través de su organización
partidaria y su aparato de frente conocido como Movadef.
Los pueblos del mundo están luchando y los comunistas tienen
que bregar por ponerse a la cabeza de esas luchas. Los pueblos quieren la
revolución, siempre lo han querido, pero la falta de una dirección
revolucionaria ha desviado sus luchas o las ha enmarcado en el círculo vicioso
dentro de la mecánica del viejo Estado.
El revisionismo ha jugado en este sentido un nefasto papel,
como parte de la avanzada de la burguesía en el seno del pueblo propaga el
cretinismo parlamentario llamando a las masas a participar de las elecciones,
“enseñándoles” que se puede hacer la revolución mediante las urnas o
llamándolas a votar por un candidato del viejo orden bajo el pretexto del “mal
menor”. En la actualidad el revisionismo y el oportunismo no se distinguen de
las corrientes liberales pues llaman a la conciliación de clases, a defender el
Estado de derecho, a la no violencia, al respeto a las instituciones; cuando el
movimiento popular se levanta en lucha los llaman a la “comprensión” para no
hacer “demandas exageradas”.
En Bolivia, la Central Obrera Boliviana dirigida por el
revisionismo, anunció un acuerdo con el gobierno donde, además de reducir la
lucha del proletariado a la lucha económica, firma un acuerdo de aumento
salarial irrisorio y se libera de responsabilidades al gobierno del MAS
señalando que éste deja “salvada su responsabilidad en el caso de presentarse
efectos negativos sobre el empleo” responsabilizando a la clase por solicitar
aumento salarial y en su D.S. 3161 de incremento salarial se dice que el Estado
en todos sus niveles fijará el incremento salarial del 7% “de acuerdo a su
disposición y sostenibilidad financiera”. En síntesis, más demagogia y más
engaño al proletariado y el pueblo de un “aumento salarial” que no habrá, pero
servirá para justificar el alza de precios y profundizar la crisis.
El revisionismo contemporáneo forma parte de una corriente
archirreaccionaria que ha conseguido desmovilizar al movimiento popular
clasista, que ha negado por completo en análisis de clase, que se ha
concentrado en defender ciertas libertades del orden demoburgués y a luchar
contra el “autoritarismo”, la democracia y otros derechos dentro del sistema.
Está tan alejado del marxismo que se jacta de sostener posiciones social
chovinistas, nacionalistas reaccionarias, alejadas de todo espíritu
internacionalista.
En general, esa llamada izquierda legal o semi legal se ha
desenvuelto, una, por un camino pequeño burgués reaccionario, de corte liberal,
adocenada, acomodada y posicionada en algunos espacios de poder, esa izquierda
a la que por ejemplo llaman “caviar” en el Perú, y, otra corriente, más
semifeudal, con espíritu de chacra, mecanicista, que no ha superado su
chovinismo nacional, acostumbrada a los pactos y alianzas entre bambalinas,
dispuesta a transar con los sectores que detentan poder en busca de migajas y
que generalmente tienen el control de algún sindicato o algún sector en el
movimiento popular que le sirve como objeto de negociación.
La tarea de los comunistas revolucionarios es grande sin
duda, pasa primero y principalmente por asumir la ideología del proletariado,
es decir, el marxismo-leninismo-maoísmo, además de tomar posición sobre los
aportes de validez universal del Pensamiento Gonzalo. La lucha también está por
acercar a los elementos progresistas y revolucionarios conscientes y honestos
de la clase para construir o reconstituir un Partido Comunista auténtico,
basado en los principios leninistas y las experiencias históricas de la
Reconstitución del Partido Comunista y los aportes actuales de la revolución
peruana; la reconstitución del Partido no es un mero acto formal registrado en
actas y conmemoraciones, se trata de un proceso consciente, en base a planes de
desarrollo interno y su conexión con las masas, la organización de las luchas
populares en medio de la lucha de clases y en medio también de una lucha de dos
líneas, es un proceso que busca preparar el terreno de la revolución y no
simplemente esperar que “las condiciones se den” como pregona el revisionismo
como cuento para oponerse en los hechos a trabajar por la revolución, la
culminación del proceso de reconstitución es para iniciar la revolución y no
para otra cosa, es para iniciar la lucha por la toma del poder y no para
enfangarse en alianzas oportunistas con fines electorales, es un proceso en el
que se han construido los instrumentos de la revolución que abre la etapa de la
lucha por la Revolución de Nueva Democracia (que es el caso en nuestro país) y
futuramente la revolución socialista y revoluciones culturales hasta la meta
comunista.
Aunque es una tarea titánica las condiciones son favorables
porque tenemos ante nosotros la perspectiva de una gran ola revolucionaria,
tenemos a la revolución como la tendencia principal y nos encontramos, dentro
del proceso de la Guerra Popular Mundial, en el periodo de la Ofensiva
Estratégica, proceso que se da por supuesto con avances y retrocesos, con
marchas y contramarchas, en restauración y contrarrestauración, por ello,
aunque el socialismo que existió en Rusia y China no existe hoy, debido a la
restauración capitalista, no implica que no se de un proceso de
contrarrestauración, además que las condiciones de desarrollo de la revolución
en el mundo se da en forma desigual y en tiempos y momentos distintos.
En su momento el proletariado europeo, en particular el
alemán comandó la lucha revolucionaria que luego pasó la posta un poco más al
oriente con el proletariado y los revolucionarios rusos, que conquistaron el
poder hace 100 años, un nuevo momento de impulso se dio con el proletariado y
las masas en China durante la Gran Revolución Cultural Proletaria que removió
al continente y al mundo entero como nunca antes; después de los periodos de
restauración capitalista tanto en Rusia como en China, América Latina lanzó el
grito de combate, en los Andes peruanos con su vanguardia organizada, y a pesar
de grandes dificultades dio impulso a otras luchas revolucionarias en otros
rincones del planeta, así el proletariado indio y filipino están jugando un
papel importante como destacamentos de combate en la Revolución Proletaria
Mundial, sin embargo el continente americano está atravesando un proceso de
radicalización de las luchas clasistas y tiende a abrir otro frente de batalla
contra la reacción y el imperialismo.
Celebremos los 100 años de la revolución de octubre como
comunistas, no solo rememorando las luchas pasadas que nos sirven de
experiencias y leyes, sino también, y principalmente, poniendo al día nuestras
tareas actuales y futuras dentro del marco de la Revolución Proletaria Mundial.
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Viva el internacionalismo proletario!
marxista-leninista-maoísta
Mayo de 2017