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Este Primero de mayo el movimiento
revolucionario en Colombia participó activamente en marchas de
conmemoración del día de la clase obrera.
El pueblo revolucionario entonó con
optimismo las consignas y cánticos contra el imperialismo, los grandes
dueños del capital y de la tierra que explotan y oprimen al pueblo
colombiano, y por la necesidad de organizar la revolución que dé a luz
una Colombia verdaderamente democrática y soberana dirigida por los
obreros y campesinos, siguiendo el ejemplo de la revolución rusa, que
este año cumple su centenario.
Expresó también con consignas, pintas y actos de quema de banderas, el odio al imperialismo, especialmente al imperialismo yanqui, y el apoyo a la lucha de los pueblos del medio oriente contra la agresión imperialista.
Así mismo, la juventud combativa deslindó de las posiciones que cifran las ilusiones de cambio en el “proceso de paz” y en la farsa electoral, caminos que solo han traído desmovilización, engaño y desilusión al pueblo. Reivindicaron que todo lo que el pueblo colombiano ha conquistado ha sido con lucha.
En el trascurso de la marcha la juventud combativa también realizó pintas y lanzó piedras y pintura contra propiedades del gran capital (bancos, supermercados, etc.) y del Estado a su servicio, mientras entonaba consignas como: “la acción violenta no es toda igual, es justa la del pueblo buscando libertad”, “combatir y resistir” o “ir al combate sin temer, osar luchar, osar vencer”.
Así, este primero de mayo un sector del pueblo imprimió un nuevo aire, un nuevo ímpetu al movimiento popular, una ola de optimismo y combatividad, impulsos necesarios (más en estos tiempos de predica desenfrenada del pacifismo y la politiquería), para que el pueblo retome la confianza en sus propias fuerzas y se organice cada vez más por sus derechos, por la revolución.