martes, 15 de agosto de 2017
ESTADO ESPAÑOL: Las mentiras reiteradas del ex-juez Garzón.
Las mentiras reiteradas del exjuez Garzón
Diecinueve de los detenidos de la denominada Operación Garzón han escrito este artículo, en que responden a las últimas declaraciones del exjuez Baltasar Garzón al diario La Vanguardia, y lo remitieron a dicho periódico que se negó a publicarlo. El diario.es
En un artículo publicado
a La Vanguardia el día 31 de julio, dice el señor Baltasar Garzón que
"la postverdad es la mentira emotiva, cuando lo que ha ocurrido en
realidad tiene menos importancia que la percepción que se puede tener
del hecho en sí". En el supuesto que nos atañe, lo que ha ocurrido y,
según él, tiene menos importancia, son las torturas que varios
militantes independentistas sufrimos a manos de la Guardia Civil en el
verano del 1992, poco antes de los Juegos Olímpicos. Un delito de lesa
humanidad.
Con un comienzo de artículo como el
citado, el exjuez Garzón ha desaprovechado una ocasión de oro para hacer
una autocrítica y desmarcarse de las cloacas del Estado, de las cuales
en algún momento de su vida quiso sacar provecho para hacer carrera
política. Hay que recordar que él trabajaba para la Audiencia Nacional,
la instancia judicial heredera directa del Tribunal de Orden Público
franquista, que continuó cumpliendo con las mismas funciones sin ninguna
revisión, limpieza o ruptura.
El motivo por el cual el pasado mes de julio unos
cuantos encausados dimos el paso de esperarlo en el Parlamento de
Cataluña es que él había sido el responsable judicial de la operación en
el marco de la cual fuimos torturados. Un responsable innegable, puesto
que fue quien ordenó nuestras detenciones. Es difícil aceptar que un
juez que ve los cuerpos llagados de muchos de los detenidos
sencillamente no pueda pensar que pasa algo de este tipo. Le hicimos
esta pregunta el día que vino a nuestro Parlamento y él no la quiso
contestar. ¿Era ingenuo o era cómplice?
El día 16 de diciembre de 2012, en el programa Salvados
de la Sexta, el señor Garzón afirmó taxativamente que, de las personas
que habían comparecido ante él, ni una sola había denunciado torturas.
Obviamente, cuando hizo esta afirmación, mentía. Está grabado y usted
mismo se desmiente de manera implícita en este último artículo. En abril
del 2013 el semanario La Directa hizo públicas las actas de nuestras
declaraciones, en las que se demostraba que siete de las personas
detenidas habían denunciado ante él esas torturas.
Tenemos que apuntar que, antes de declarar ante el juez, los agentes de
la Guardia Civil nos habían amenazado con volver a ser torturados si no
repetíamos las declaraciones que habíamos aprendido cuando estábamos en
sus manos y, obviamente, nos avisaban de que fuéramos con cuidado si
denunciábamos torturas. Nos habían demostrado con creces que no se
trataba de ninguna postverdad, señor Garzón, y los juicios se
fundamentaron sobre estas declaraciones, hechas bajo amenazas y
torturas, que nunca fueron anuladas.
A pesar de todo,
siete personas denunciamos torturas ante el juez y cuando empezamos a
hablar de todo aquello a lo que habíamos sido sometidos, él, Baltasar
Garzón, nos recordó que las preguntas las haría él, y que cualquier
referencia al trato recibido se haría al final. De este modo, se
descontextualizaba la declaración en relación a las torturas recibidas.
El exjuez dice que él no podía hacer nada más de lo que hizo, que la
competencia era del juzgado ordinario y de la fiscalía correspondiente.
Afirma que la sentencia de Estrasburgo dice que su actuación fue
impecable, cosa que no aparece en ninguna parte del texto de la
sentencia… El señor Garzón hace un relato a medida de sus intereses, sin
ni una brizna de humildad.
Dice el señor Garzón que,
de los quince detenidos que sostuvieron la denuncia al Tribunal Europeo
de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH), seis fueron condenados por
la Audiencia Nacional, y que eran personas que usaban el terror como
medio para transmitir sus ideas. La relación de algunas de estas
personas con Terra Lliure no justifica la práctica de la tortura. Este
posicionamiento está en las antípodas de la defensa de los derechos
humanos. Por otro lado, ¿tenemos que considerar que las otras nueve
personas que habían denunciado torturas y que no fueron condenadas ni
procesadas son daños colaterales de la razia policíaca? ¿Es así como
quiere ser un defensor de los derechos humanos? Relea lo que ha escrito y
dice en su artículo. ¿De qué postverdad está hablando?
Dice que no entiende la insistencia en intentar reivindicar visiones
del pasado distorsionadas, que no vale la pena perder el tiempo… Las
visiones distorsionadas del pasado las hemos soportado durante muchas
décadas en este país, y los encargados de difundirlas han sido personas
como usted, que se han dedicado a construir versiones oficiales
tergiversadas con impunidad total. Dice que nadie es perfecto, y que ha
hecho autocrítica en numerosas ocasiones y quiere continuar haciéndolo.
Señor Garzón, no sabemos si ha hecho autocrítica, pero el texto de su
artículo más bien va por otro camino, más bien es la actitud de alguien
que, si tuviera dignidad, pediría perdón antes de proclamarse defensor
acérrimo de los derechos humanos.
Pero,
desgraciadamente, más allá del caso que nosotros vivimos, el exjuez en
cuestión es conocido en algunas instancias de defensa de los derechos
humanos justamente por su papel obstaculizador en materia de derechos
humanos, y en su currículum hay más causas parecidas. Tenemos que
recordar casos como el de Aritz Beristan, detenido el 2002 por orden del
señor Garzón, ante el cual había denunciado torturas, y la sentencia
posterior del TEDH, que condenaba de nuevo al Estado español por no
haberlas investigado.
O el caso de las cinco personas
detenidas en Vilanova i la Geltrú acusadas de pertenecer a Al Qaeda que
denunciaron que habían sido torturadas ante los jueces de la Audiencia
Nacional, Andreu y Grande-Marlaska y, posteriormente, ante el juez
Garzón. Después de un tiempo, el mismo Tribunal Supremo anuló la
sentencia de la Audiencia Nacional apuntando que no se habían
investigado las torturas a pesar de los indicios racionales que había.
La Coordinadora por la Prevención y Denuncia de la Tortura, con motivo
de la presentación del señor Garzón en 2011 como candidato a miembro del
Comité por la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa, hizo
llegar a aquella instancia un documento con la compilación de numerosos
casos en los que, siendo juez instructor el señor Garzón, se habían
producido denuncias por torturas y no se habían parado los procesos, más
bien al contrario. El juez tuvo que retirar su candidatura.
Señor Garzón, hablamos de torturas, no del proceso que vive Cataluña.
Hablamos de un delito de lesa humanidad, no de independentismo.
*Firman este texto Ramon Piqué (twiter: @rpiqueh), Marcel Dalmau y 17
encausados más (todos ellos detenidos el año 1992 en el marco de la
Operación Garzón semanas antes de la celebración de los JJOO de
Barcelona).