Una carta para el presidente Gonzalo
Apreciado
camarada
Hace
un tiempo quise escribir un poema cuyo tema versara sobre su vida,
vida dedicada íntegramente al Partido Comunista del Perú, llena de
sacrificios a favor de la clase obrera y del campesino; lo que hace
que la historia le tenga un lugar reservado. Ese poema está allí,
en mis recuerdos, en constante lucha entre la realidad y la ficción.
Al fin y al cabo, la ficción no es más que la realidad de donde
nace, algo disfrazado, llamémoslo en poesía, metáfora. Esa era la
idea que ha quedado allí, en reposo.
Fue
a través de la amnistía y el indulto que pedían algunos, que me
llevó a escribir la presente y creo que usted compartirá o será de
la misma idea con respecto a lo que a continuación le expongo. Usted
es un luchador, no ha tenido vida propia, desde muy joven la entregó
a los pobres del mundo un día, y esa lucha lo ha convertido, en el
contexto de la guerra popular en el Perú, en un mito. Sabe que de
allí no saldrá, sus carceleros no lo permitirán, le tienen miedo.
Su solo pensamiento los pone nerviosos no por lo que usted pueda
hacer sino por su pensamiento. ¡Ay!, su pensamiento, este si que les
quema, no lo han podido encarcelar, se ha extendido por todo el
mundo. Mire usted, K. Marx, ya van hacer 200 años que tuvimos la
suerte que lo trajeran al mundo. Alabados sus padres que nos lo
dieron en carne y hueso. Dos siglos y sigue vivo entre nosotros, y
como Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Y lo seguirán estando,
mientras que otros, como dijo usted “se pierden en el aire como
humo de cigarrillo barato”.
Pues,
estas líneas, convendrá conmigo que el indulto y la amnistía son
para aquellos que han cometido delitos y que se han arrepentido y
usted ni lo uno ni lo otro, por lo demás mermaría su integridad de
hombre justo y correcto al que esos miserables vendepatria no le
llegan ni a la uña de sus pies, son tan insignificantes que ni
siquiera vale la pena nombrarlos, ya sabe a quienes me refiero, son
aquellos que lo torturan cada segundo que pasa y sigue pasando allí,
aislado, entre cuatro paredes.
La
libertad que le han arrebatado es aquella de la que gozará
eternamente y de la que vivirán aquellos por lo que se la privaron:
los campesinos y obreros pobres, los sin techo, los indigentes, los
que se mueren todos los días de sida, tisis y drogadicción sin
haber visto aún la luz de un nuevo amanecer, las masas oprimidas. Y,
no me refiero solo a los peruanos que ya sería mucho, sino también
a los de todo el mundo. Allí también su pensamiento late en los
corazones sedientos de justicia.
La
amnistía o el indulto como quieren algunos, muy “cercanos a
usted”, lo pondrían a nivel del resto de los mortales y, toda vez
que su pensamiento traspasando montañas a surcado ríos, mares y
océanos, su sitio está a otro nivel, a lado de Mariátegui, Marx,
Engels, Lenin, Stalin y Mao. Por todo ello, usted vivirá en nuestras
mentes, en nuestros corazones, en nuestros recuerdo y en nuestras
luchas.
Ya,
así como a J. C. Mariátegui, los revisionistas lo hacen suyo; han
aparecido quienes pretenden hacer lo mismo. Sólo la guerra popular,
alma del pensamiento Gonzalo, evitará que suceda.
Personalmente
no tuve el gran gusto de conocerlo, dichosos los que lo hicieron,
sólo me hice una idea de cómo era y no me refiero al físico sino
al tipo de persona que fue y sigue siendo y, que lo plasme en una
novela hace algunos años[i] a
raíz de una imagen en un mural de la prisión, sólo me bastó saber
que entregó su vida, su juventud y sus últimos años a la justicia
y libertad de nuestro pueblo y de los pueblos oprimidos del mundo.
No
hay un lugar a donde pueda ir cuando salga de allí. Usted es un
hombre sabio y lo dijo muy claro, nuestro oficio es la revolución y
como trabajadores de ese oficio sabemos que estamos en riesgo de
asumir la prisión o el destierro, son accidentes de nuestro trabajo
en la lucha cotidiana y constante por la libertad de la humanidad.
Usted es un materialista un marxista, marxista, leninista, maoísta,
principalmente maoísta convicto y confeso, maestros de comunistas
desperdigados por todo el mundo que van difundiendo el marxismo
leninismo maoísmo y el pensamiento gonzalo.
Maestro,
se ha sembrado la semilla en el Perú, específicamente, en Ayacucho,
centro de la revolución proletaria mundial. Pero esa semilla el
viento la ha esparcido y ha caído en buena tierra. Sembrar la
semilla de las ideas no es como sembrar papas ni otro producto
agrícola. Las ideas requieren otros ingredientes que usted nos lo ha
proporcionado. El tiempo es relativo, pero allí donde se va
sembrando va rindiendo sus frutos y más temprano que tarde la
cosecha será inevitable.
La
herencia que deja, su pensamiento, es lo más valioso, lo más
preciado y lo ubica a usted en el lugar de los hombres más grandes:
Mariátegui, Marx, Engels, Lenin, Stalin, y Mao de eso se encargarán
las masas. Ese lugar nadie se lo podrá arrebatar.
…
...
Hace
unos años escribí unos poemas dedicado a un camarada asesinado
vilmente por los miserables… pero luego reflexioné y me pregunté
pero si son muchos los camaradas que han sido asesinados por estos
genocidas por qué se lo dedico a un solo hombre, desde ese memento
el poema paso hacer del camarada y su título es “A un compañero”2.
Pero a veces tropezamos con la misma piedra y volví a cometer el
mismo error un poema dedicado a un prisionero específicamente, ahora
ese verso dedicado a esa persona está dedicado al prisionero, así
se titula “Al prisionero político”3. El poema aludido en el
párrafo al inicio de esta misiva, es un compromiso.
Así
concluyo esta redacción no sin antes despedirme, cordialmente.
Saludos
rojos, camarada Gonzalo.
28
de enero 2018-01-18
- Alfredo
En
esa herencia no sólo esta toda su producción ideológica y política
sino todo su trabajo intelectual, teórico y práctico... Leí, hace
un buen tiempo su tesis: “Acerca de la Teoría Kantiana del
Espacio”. Un extraordinario trabajo y que seguramente todo marxista
debe considerar y tener en cuenta, a mi particularmente la parte que
se refiere a los juicios sintéticos a
priori
y a posteriori,
me
ayudaron en su momento a comprender la ley de causa y efecto,
aparentemente tan simple como acción y reacción; pero es importante
tener en cuenta esto porque para muchos materialistas con solo leer
el termino a
priori
lo asocian con Kant, con lo transcendental, y como usted bien dice,
“los principios de todas las ciencias teóricas son juicios
sintéticos a
priori...
El
tiempo: pasa, pasa...
¡Una
cana! pasa, pasa...
¡Una
arruga! sigue pasando
y
nos vamos haciendo viejos
acompañados
del tic tac
de
nuestros viejos corazones.
II
Desde
una canción de cuna
hasta
la soledad de la muerte
el
tiempo, pasa y pasa.
III
Cada
quien tiene su diámetro
en
un punto
y
su trayecto, en dos:
el
del inicio
y
el del fin.
Entre
ambos
transcurre
la vida.
IV
Reloj
de arena, la cintura,
-encorseta
al tiempo-
que
desliza la vida
segundo
a segundo
hasta
el minuto.
...
V
Ahora,
ahora
ese
ahora llegó a su fin.
Ese,
llegó a su fin,
llegó
a su fin...
Un
segundo
dejó
de ser un segundo
para
ser dos...
Ese
segundo ¿cuándo
empezó
a ser segundo?
¡Cuando
surgió el hombre
sobre
la tierra!, dirán.
Pero
ese segundo, de tiempo
ya
existía en el mundo
el
hombre lo extrajo
de
la naturaleza
y
le puso, nombre:
segundo
y luego
minuto...
VI
La
distancia, es un tiempo
cargado
de futuro
que
se detiene
en
un grano de arena
para
llegar a ser finito,
continuar
hacia lo infinito
en
busca de la verdad
que
se desliza al futuro
dejándonos
a cada instante
en
el presente.
....
Nacemos
con un tiempo, allende
la
distancia se nos acorta ...
sin
poder siquiera comprar,
mucho
menos, guardar,
por
lo menos, un segundo.
En
el trayecto lo vamos perdiendo todo
pero
siempre queda algo que perdura:
el
pensamiento Gonzalo.