ANÁLISIS Y OPINIÓN
Análisis y crítica revolucionaria de los hechos políticos de Bolivia y el mundo
Candidatos solo para garantizar el enroque de grupos de poder
Los opositores al MAS organizaron un cónclave reaccionario en el Comité Civico de Santa Cruz, auspiciado por éste, sin embargo sus apetitos individuales fueron más fuertes que su “necesidad” de enfrentar juntos al candidato de Evo Morales.
Análisis y Opinión
09/2/20
Las candidaturas que han entrado en carrera por la conducción del Estado boliviano no han traído nada nuevo, el sistema político boliviano solo puede ofertar las viejas figuras como los candidatos del MAS y los que fueron parte del fracasado periodo neoliberal. Las “caras nuevas” como Luis Fernando Camacho, Marcos Pumari o Chi Hyun Chung, entre otros, forman parte de la estructura más reaccionaria y retrógrada de la sociedad, representantes de la parasitaria burguesía financiera, y en el caso del pastor Chi, partidario de un estado teocrático.
El panorama electoral ofrece dos caminos que no benefician al pueblo, uno, el del MAS que sería la continuación de su programa de consolidación de las reformas reaccionarias con un manejo fascista corporativo del Estado, y el otro, igualmente reaccionario, iniciado por el nuevo gobierno de Yanine Añez, cuyos partidarios cegados por su odio al MAS llaman retorno pleno a la democracia. No es más que devolver al poder a los viejos sectores conservadores ligados a intereses burgueses compradores (financieros, banqueros, terratenientes) con mayor relación con el imperialismo yanqui.
Esto no significa que el MAS sea el representante de los sectores populares ni nada por el estilo. En el gobierno de Evo Morales engordó y apalancó a muchos de estos hoy opositores a su régimen (nada menos que la familia de Luis Fernando Camacho se volvió millonaria en este periodo), y contó con el apoyo de una parte del sector empresarial comercial, industrial y un sector terrateniente. El problema ahora es que Evo Morales ya no les sirve más, porque el gobierno del MAS ya cumplió su papel, además que violentó descaradamente las reglas del juego estatal, lo que le llevó al descalabro político y al rechazo masivo.
Con violencia contra el pueblo boliviano
El MAS tiene un largo historial de represión y persecución contra el movimiento popular, más de 100 muertos en sus gestiones, un control corporativo en los sindicatos y sectores organizados de la sociedad civil. Es responsable de degenerar el movimiento dirigencial a través de prebendas y cooptación, y ha arrinconado la organización clasista del pueblo. De esto hemos hablado bastante.
Por otro lado el nuevo gobierno de Yanine Añez, que instaló la “nueva situación transitoria” a sangre y fuego, impuso la “paz de los cementerios” llevándose encima a más de 30 muertos por acción de las Fuerzas Armadas y grupos que actuaron como paramilitares. Aquellos que se levantaron con biblia en mano y con el discurso de democracia, que juraron en su momento que no aprovecharían el capital político para lanzarse como candidatos, no demoraron 5 minutos en mostrar sus verdaderos apetitos personales dentro de los intereses de clase que presenta la nueva situación estatal y se han lanzado a la carrera por la silla presidencial.
Todo el discurso de ética política, compromiso con la palabra, incluso la palabra divina, se fue por el sanitario cuando arrancó la campaña electoral, no importó el tener o no candidatos o las listas completas, lo que importa ahora es aprovechar el momento y capitalizar el “apoyo popular”. Hasta quien cuestionó la decisión de la candidata presidenta Añez, el politicastro Samuel Doria Medina, guardó los argumentos cuando le ofrecieron formar parte de la dupla presidencial.
Candidatos para determinados intereses
Al candidato del MAS, Luis Arce Catacora, le dedicaremos un artículo específico, aunque tendremos que hablar principalmente de la gestión de 14 años al mando de Evo Morales en la construcción del “Estado Plurinacional”, sus sectores empresariales más favorecidos y el debilitamiento hasta niveles catastróficos del movimiento sindical (obrero y campesino), vía prebendas y cooptación. Por lo demás son temas a los que les hemos dedicado varios años, y el lector encontrará varias referencias en nuestros antiguos artículos.
Luis Fernando Camacho, un imberbe en política, se hizo famoso por haberse montado en un descontento de los sectores populares y de la pequeña burguesía para con el gobierno de Evo Morales. Camacho dirigía masivas plegarias, biblia en mano, para pedir por la renuncia de Morales y fue osado al darle plazos fatales al expresidente para que renunciara al cargo.
Camacho es representante del sector más conservador de los agroindustriales cruceños y empresarios vinculados a las financieras. Su familia pertenece al Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida, maneja el negocio de los seguros y reaseguros, inmobiliarias y atención en la salud. Es interesante como este grupo empresarial nació hacia finales de los 90 y se consolidó diez años más tarde para levantar vuelo y exportar capitales en el 2018 (al negocio de los seguros en Paraguay). Es interesante, decimos, porque es justamente en el periodo del gobierno de Evo Morales que identificamos el afianzamiento del capital financiero en el país. Así que Camacho es un candidato que representa a ese sector que otrora ha gobernado Bolivia en beneficio de esta clase de conservadores terratenientes-banqueros.
La presidenta candidata Yanine Añez no difiere de Camacho en sus intereses de clase. Aunque la prensa la ha descrito como una profesional por esfuerzo propio, Añez pertenece al Movimiento Social Demócrata dirigido por Rubén Costas, quien gobernó con alianzas ocasionales con el empresario Samuel Doria Medina como con alianzas más fortalecidas con el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales. El gobierno de Añez ha permitido hasta el momento el retorno de políticos que se habían autoexiliado, a la llegada del gobierno de Evo Morales, por tener cuentas con la justicia. Añez permitió el ingreso al país de los empresarios Branko Marinkovic, Guido Nayar y Manfred Reyes Villa, entre otros, todos por cierto recibidos por Luis Fernando Camacho. Reyes Villa tiene incluso sentencias judiciales en su contra que, a pesar de su presencia en el país, no se ejecutan hasta el momento.
La presidenta/candidata Yanine Añez juega para el bloque de la clase dominante, y pronto se ha notado ese papel articulador y de unidad para los intereses de este sector. Añez ha sabido acomodarse a la situación deshaciendo las medidas que el gobierno del MAS había desarrollado. Es interesante como Añez ha readecuado las relaciones con el imperialismo estadounidense, tomando distancia del imperialismo chino y ruso que habían sido de preferencia de Evo Morales (aunque Rusia ha reconocido al gobierno de Añez). Además ha reconocido a Juan Guaidó en Venezuela, ha desconocido a Nicolás Maduro y ha roto relaciones con Cuba, la ruptura con este país es algo que ni siquiera Gonzalo Sánchez de Lozada había intentado.
Añez negocia con todos, incluidos los empresarios que estuvieron con el MAS y los propios militantes del MAS. Por esa línea se piensa potencial ganadora y acumuladora de votos. Sin embargo tanto Añez como Fernando Camacho son fichas que pertenecen a los sectores dominantes que pueden aliarse en determinado momento o continuar con sus pugnas de facciones por el manejo económico político del Estado.
Tanto Añez y Camacho representan a los intereses de la gente que ha sido desplazada de decisiones políticas por el tiempo en que gobernó el MAS, partido que tuvo a sus propios beneficiarios entre la burguesía industrial, financiera y los terratenientes. A estas alturas estos sectores de poder estarán calculando, seguramente, a cuál de estas fichas apostar para continuar con la estabilidad y seguridad que les había sido proporcionada por el MAS.
Carlos Mesa es un liberal representante de la pequeña burguesía intelectual, exaliado de Gonzalo Sánchez de Lozada, que no ha conseguido todavía convencer a algún sector de las clases dominantes y tampoco a los sectores populares que todavía tienen en su preferencia para el voto en las urnas al MAS. Se habla de él como un pusilánime porque tiene ese resquemor de perder su prestigio de intelectual o académico para convertirse en el político sin escrúpulos que requiere la administración del Estado boliviano.
Tuto Quiroga y el candidato Chi representan a otras porciones pequeñas de grupos de poder. Quiroga es un tecnócrata que fue vicepresidente del exdictador militar Hugo Banzer Suarez, con arraigo entre los viejos políticos con deudas con la justicia boliviana. Mientras que Chi es un teócrata que arrastra a los sectores sociales penetrados por las iglesias evangélicas y cerradas al avance en los derechos humanos y en el conocimiento científico. Por lo demás, estos representantes de las iglesias evangélicas ya tuvieron espacios de poder y decisión en altos cargos en el Estado Plurinacional de Evo Morales.
El panorama electoral en el país se orienta a un viraje en la forma de gobernar Bolivia, incluso si ocurriera un retorno del MAS, puesto que en sus últimos años se afianzó en un discurso nacionalista, una composición popular y de clase media, pero un carácter reaccionario en sus medidas políticas y económicas que han beneficiado a los sectores agroexportadores, comerciales y financieros.
Conservadores con la iniciativa
La situación política exige a los sectores conservadores tener la iniciativa y consolidarse, ante el masivo descontento de la sociedad boliviana que derivó en la huida del país de Evo Morales Ayma. Por eso es que aunque Añez y Camacho dijeron a su turno que no serían candidatos, llega el momento en que las circunstancias y los grupos de poder (en coincidencia con su cálculo individual) preparan el terreno para lanzarse a una campaña que puede derivar en llevarlos a manejar los hilos del Estado en beneficio de un grupo con intereses específicos.
Esos grupos de poder están jugando sus fichas tras bambalinas. No otra cosa significa que Añez haya nombrado como su secretario privado a Erick Foronda, asesor principal de la Embajada de EEUU e íntimo colaborador de Carlos Sánchez Berzaín y Goni Sánchez de Lozada en Washington mismo. O más bien que Sánchez Berzaín haya nombrado a Foronda para ese cargo, así como logró meter en el gabinete ministerial a la periodista Roxana Lizárraga y, luego de algunos roces, como actual candidata a una diputación por la agrupación de Luis Fernando Camacho. Los verdaderos poderosos no apuestan a un único candidato pues pueden financiar a más de uno para garantizar sus intereses a futuro. Ahí está Branko Marinkovic, exportador soyero, aceitero y banquero, que cuando volvió al país fue recibido por Camacho y luego manifestó su apoyo electoral también a Añez.
Y todos corren para ganar. Añez no ha dudado en repetir las formas de Evo Morales como es el nombramiento negociado de los miembros del Tribunal Supremo Electoral o su candidatura lanzada por el canal de televisión estatal o la persecución política a gente inocente (arrestada por los conflictos en Senkata en noviembre del 2019, donde las FFAA asesinaron a varias personas).
¿Dictadura o democracia? Falso debate
En este contexto, es falsa la discusión sobre si el país se debate entre la dictadura o democracia. Y peor esas versiones de que ahora con las elecciones y el nuevo gobierno retornaremos a la democracia. Aquí existe la representación de intereses de clases sociales dentro de un Estado que es la expresión de una dictadura de clase. Ese mismo Estado, ni más ni menos, fue administrado por Evo Morales y el MAS, beneficiando a la misma clase dominante, aunque se puede decir que dentro de ella específicamente a un grupo en desmedro de otro. Aunque el MAS ha aprobado leyes y normas favorables a derechos humanos y de ciertos grupos (pueblos indígenas, etc.), en los hechos son normas declarativas porque se han suprimido determinadas libertades democráticas y ha habido persecución a dirigentes sindicales y populares. Por eso los intelectuales pequeñoburgueses afirman que estamos entrando a un periodo de restablecimiento de la democracia, pero realmente la transición está en marcha para beneficiar y comprometerse, también en las normas, con los sectores más reaccionarios dentro y fuera del país.