Publicamos una traducción no oficial del comunicado de la Comisión Nacional de las Ligas de Campesinos Pobres publicada en la página web Resistência Camponesa.

¡Abajo el CPI de los latifundistas ladrones de tierras de la Unión! ¡Conquista la tierra! ¡Muerte al propietario!

La Comisión Parlamentaria de Investigación [Nota del traductor: CPI] que fue creada para defender al latifundio, los ladrones de tierras de la Unión, los parásitos, los chupasangres de la Nación, y también para atacar el movimiento campesino y la lucha por la tierra, está llegando a su fin. Todo el latifundio secular, incluidos los llamados “agronegocios” embellecidos y publicitados por los monopolios de la prensa y todos los gobiernos de turno como la ‘salvación de la agricultura’ y de la economía del país, son sólo la forma evolucionada y renovada de la condena secular del Brasil a ser el mero proveedor de materias primas, productos a precios de ganga para potencias extranjeras. Siempre ha sido la base podrida, ahora tecnológicamente envuelta en papel de plata, de la dominación semicolonial del país y del sistema de opresión y explotación de nuestro pueblo. Sistema de interminable crisis política, económica, social, moral y ahora militar, que dura ya siete años, que hace de la vida de la inmensa mayoría de los brasileños y brasileñas un infierno.

Bautizada por esta banda de bandidos de extrema derecha como el “CPI del MST”, una comisión que podría terminar sin un informe aprobado. La razón es la misma que siempre en esta república canalla de gran burguesía y terratenientes y su democracia corrupta hasta la médula, lacayos del imperialismo, principalmente norteamericano: acuerdo realizado entre el gobierno de turno, el STF [Nota del traductor: Tribunal Supremo Federal] y el Congreso, en el que la moneda de cambio es la gigantesca explotación de los campesinos, trabajadores y otros trabajadores en la ciudad y el campo y el saqueo de las riquezas naturales y producidas del país.

No nos interesa profundizar en estos motivos, nuestro objetivo es otro, pero para fundamentar nuestra afirmación destacamos que, a finales de julio y principios de agosto, cuando se amenazó con ampliar el plazo otros sesenta días de este circo de demonización de la lucha secular por la tierra, el STF anuló las pruebas de una investigación que apuntaba a un nuevo descarado escándalo de robo del presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira; se ofrecieron ministerios, enmiendas multimillonarias y cargos a los partidos de “oposición”, y a los testigos del “lado del gobierno” se les pidió que bajaran el tono. Ninguna novedad. Pero no por ello es menos revelador ni menos importante que las vísceras de este podrido sistema terrateniente (así como la posición conciliadora de la falsa izquierda) quedaran al descubierto, revelándose una vez más, la necesidad inmediata y definitiva de derrocar, pendiente y tan atrasada, este sistema de hambruna y vendepatrias.

Tierra y Poder

Primero hay que tener una consideración. Es revelador que los dos “CPI’s” que más agitan y atemorizan a estos ladrones del presupuesto público, representantes de la gran burguesía y los terratenientes y servidores del imperialismo, sean aquellos que aborda los acontecimientos del 8 de enero de 2023 (lucha por el poder incorrectamente tratada como una lucha entre “golpismo” y “democracia”) y el otro que concierne a la lucha por la tierra. Esta puesta en escena desmoralizada que son las CPI, revela no sólo la relación entre la cuestión del poder y la cuestión agrario-campesina, la centralidad de esta cuestión, la importancia de la lucha en curso por la tierra como Revolución Agraria y los golpes que asestó al gobierno militar genocida de Bolsonaro y generales, gobierno de las clases dominantes explotadoras, principalmente de terratenientes y de la casta privilegiada y parasitaria, el Alto Comando de las Fuerzas Armadas, como también que, sin resolver la segunda, hablar sobre la primera es un crimen continuado contra el pueblo y la nación, demagogia pusilánime e históricamente fracasada.

» Modus operandi «

Por todo el país asistimos a una jauría de perros rabiosos de la extrema derecha, coroneles y tenientes coroneles del ejército (verdaderas viudas nostálgicas del golpe militar de 1964), delegados, policías militares que practican y defienden el genocidio de los pueblos, principalmente pobres y los negros, los procesados por los tribunales por tráfico internacional de madera y quién sabe qué más que Ricardo Sales (el relator, el mismo que fue “ascendido” en los últimos días de investigado a procesado por uno de sus delitos), el reaccionario y estudiante de doctorado en obscenidad y bocazas Kim Kataguiri del MBL (que busca ser alguien después de la desmoralización de Moro y Bolsonaro), todos elegidos para el trabajo sucio de la CPI, toda esta escoria sedienta de unos momentos de fama y de la jugosa financiación “agro” para sus corruptas campañas electorales. Cabe señalar que no están en la primera línea del latifundio, lo que de ninguna manera los librará de la justa ira de las masas en el futuro.

Para encabezar la línea, fue elegido a dedo el “desprevenido” nieto, hijo y él mismo, ladrón de tierras y asesino de campesinos, fundador y líder de la banda del latifundio de la UDR [Nota del traductor: Asamblea Democrática de Ruralistas], que hoy opera con el eufemismo conocido como “bancada ruralista” en el Congreso nacional, Ronaldo Caiado, gobernador de Goiás. Este elemento alertó a sus compañeros menos educados para que se concentraran en el MST, en la cuestión del CNPJ [Nota del traductor: Registro nacional de entidades legales] en el financiamiento del MST. Fue categórico al afirmar que, al no estar en el CNPJ, “los campesinos pobres de Rondônia” (refiriéndose a la LCP) y el FNL eran “brazos” del MST. El canalla advirtió a sus compañeros que no se dejaran llevar por sus intereses inmediatos (los representantes del latifundio de Rondônia estaban deseosos de atacar a nuestra gloriosa Liga de Campesinos Pobres de Rondônia y Amazonia Occidental, mientras que los terratenientes paulistas y su gobernadorzuelo Tarcísio quería la cabeza de José Rainha del FNL para legalizar el robo de tierras públicas, desocupadas en Pontal do Paranapanema, invadidas y apropiadas por el latifundio y que están siendo entregadas a los terratenientes locales con un modesto descuento del 90% respecto al valor del terreno). Caiado conoce las diferencias entre movimientos, y sabe aun más que en tiempos de crisis, en tiempos de guerra, una coma, un empujoncito es sólo la gota que colma el vaso.

Del lado del “gobierno”, algunos diputados que en el pasado rompieron con el PT [Nota del traductor: Partido de los Trabajadores, el partido de Lula y en el gobierno en Brasil] y hoy se alinean con sus ex correligionarios fueron expulsados (para dar la falsa impresión de una disputa acalorada), así como innumerables bomberos, para no traspasar los límites del “gobernabilidad».

Y durante los últimos 4 meses, legitimado por la presencia de la izquierda oportunista y electorera, el terrateniente sinvergüenza expulsó todo su odio contra las masas campesinas brasileñas en lucha por la tierra. Criminales, bandidos, invasores de la propiedad, eso era lo mínimo. Los parlamentarios de la CPI a menudo eran expulsados por las masas de campesinos cuando se filtraban con sus incursiones en zonas expuestas (que a menudo se llevaban a cabo en el mayor secreto, tomando a las familias por sorpresa). Cuando encontraban a un campesino viviendo en un lugar humilde, inmediatamente lo tildaban de “vagabundo” (como si las malas condiciones de vivienda no fueran la regla para la gran mayoría de las familias brasileñas), o culpaban a los movimientos de lucha por la tierra por tales condiciones de miseria; pero si el campesino encontrado tuviera alguna posesión, incluso un coche, entonces sería un ladrón, aprovechándose de los beneficios del gobierno. Un montón de canallas, una casta privilegiada que se burla y descalifica a las masas pobres, juzgándolas y midiéndolas (como si tuvieran este poder) por el propio gobernante. ¿No suena extraño que quienes lo tienen todo y todo lo pueden, ataquen a quienes nada tienen y nada pueden hacer como si estuvieran al borde de un precipicio? Pero al fin y al cabo ¿quiénes son los malos?

Delincuentes y ladrones de tierras son los terratenientes parásitos de la Nación

Datos de OXFAM de 2019 muestran que el 1,9% de los terratenientes con más de 500 hectáreas poseen más del 56,16% de toda la tierra cultivable del país, mientras que los campesinos con hasta 20 hectáreas o que no poseen tierra, el 66,93% de los hombres y mujeres rurales en Brasil, ocupa, sorprendentemente, el 5,3% de nuestro vasto territorio. Y son estos campesinos pobres los que alimentan al 85% de nuestro pueblo (de ellos, la gran mayoría sólo posee tierras, contratos de compra y venta, sin título, lo que los convierte en rehenes de la humillación de los directivos de los bancos).

De los 800 millones de hectáreas que tiene el país, más de 300 millones son tierras públicas, ILEGALMENTE ROBADAS O ACAPARADAS POR LOS TERRATENIENTES. Y esta justicia podrida, constitucionalista y otras charlas triviales, ¡NUNCA HICIERON NADA!

Los terratenientes no pagan impuestos por exportar y no recaudan el INSS, aumentando el costo de producción de alimentos y causando esta inflación que arrasa la economía de los trabajadores.

El terrateniente que invade tierras, mata, roba tierras de los pueblos indígenas y de los territorios quilombolas, ¡es “BUENO”! El campesino que se organiza para tomar tierras, es un “bandido”, “invasor de la propiedad privada”, “ladrón”, “¡tiene que morir!” y “tiene que irse al infierno”.

El terrateniente gana cada vez más miles de millones con los “Planes” de cosecha, de todos los gobiernos, sin excepción; no paga deuda bancaria; ganan el primer premio del presupuesto secreto.

En este Brasil del latifundio, de la gran burguesía y del imperialismo, principalmente norteamericano, el campesino pobre nunca podrá poseer tierras, en el mejor de los casos será un ocupante ilegal. Así lo dice la Ley de Tierras de 1850, que sigue vigente en la actualidad. Si hay mineral en el terreno, éste pertenece a quien tiene derecho a extraerlo (Ley de Uso de Suelos y Subsuelos). Y todas estas concesiones, favores, beneficios, licencias para explorar el mineral han sido custodiadas con llave de oro por el DNPM [Nota del traductor: Departamento Nacional de Producción Minera] desde el siglo pasado, invariablemente en manos del imperialismo o de las mentes “inteligentes”.

Y todavía viene el bocazas líder del MST «pensando», frente a una multitud de chusma y lameculos, saludando el Estatuto de Tierras del golpe de 1964, que profundizó la Ley de Tierras y la Ley de Uso de Suelos y Subsuelos, decretando que el beneficiario de esta “reforma agraria” (fracasada como Mobral, la reserva del mercado en el área de tecnologías de la información, empresas estatales, etc.) tendría derecho a “concesión y uso”, pero que las tierras serían del Estado. Bueno, ¿Por qué los ricos ganan o roban millones de hectáreas de tierras públicas, derechos mineros, se llenan la boca proclamándose propietarios, se dicen “dueños”, mientras que los pobres tienen que permanecer para siempre en cautiverio diciendo “amén”? ¿Qué capitalismo es este? Sólo faltaba dejar entrever que así es como su “socialismo de mercado” completa el espectáculo de los absurdos.

¡La “máxima” de que a la agroindustria le va bien y a Brasil le va mal es una mentira rotunda! Brasil va mal porque esta minoría ladrona, vaga, prejuiciosa, falsamente moralista y depravada, que es al mismo tiempo mentirosa y asesina, le va bien. Si no, ¿por qué, estando en el poder, intocables y beneficiados por todos los gobiernos desde la Asamblea Constituyente de 1988 (Luiz Inácio los elogió como “héroes”, Bolsonaro, menos experimentado, abrió el melón y declaró que su gobierno era del latifundio) Brasil simplemente se hunde? ¿Es culpa de los que dominan o de los que son dominados? ¡Perdónennos, imbéciles ilustres y doctos!

La lucha por la tierra es Revolución Agraria

Lo que atormenta y aterroriza al latifundio es que sabe que todo este privilegio y fuerza del que hace alarde es, en esencia, su mayor debilidad, ya que es un imperio cuya base es un monstruoso, cobarde y centenario derramamiento continuo de sangre de nuestro pueblo, ayer y hoy, de millones de masas pobres. Somos 200 millones de brasileños sufriendo para que sobreviva el latifundio. En definitiva, el superávitde la balanza comercial (a costa de la exportación de productos primarios), alta tecnología, maquinaria de última generación y venenos y fertilizantes utilizados, y más bla, bla, bla, es sólo perfume. El latifundio es improductivo, obtiene ganancias porque no paga la tierra, no paga impuestos, tiene subsidios gubernamentales y tiene mano de obra barata o esclava. No tiene sentido perfumarse sin ducharse. El latifundio está sucio, podrido, es el cáncer en Brasil que necesita ser total y definitivamente extirpado, porque su metástasis se extiende por todo el país, en las pequeñas y grandes ciudades.

Aunque sacaron de boca de la dirección del MST que la lucha por la tierra es pacífica; que los campesinos no invaden, simplemente ocupan propiedades improductivas para hacer cumplir el Estatuto de la Tierra del golpe militar de 1964; que en Brasil hay lugar para las pequeñas propiedades y para el latifundio; que las masas campesinas que recientemente ocuparon Embrapa estaban equivocadas; que ya no hay lucha por la tierra, sino lucha por la agroecología; que los campesinos no quieren títulos de propiedad de la tierra, sino los malogrados Contratos de Concesión y Uso (CCU) del Incra. Nada de esto, ladrones de tierras de la Unión, podrá salvaros de la centenaria y sangrienta lucha por la tierra. Tal vez simplemente les dé un poco más de tiempo y en algún momento permitirles llamar sistema bonito a este sistema podrido que les garantiza riqueza, poder y vergonzosa ostentación para un pueblo tan empobrecido.

No se equivoquen, señores. La misma persona que les dijo lo que querían escuchar, y que dejó dudas sobre si representaba al movimiento que, o si estaba en ese antro como abogado de Luiz Inácio, reconoció que suele ser atropellado por las masas que generosamente alzaron sus banderas, una vez rojas.

¡Es la más pura verdad! ¡Las masas campesinas no quieren ocupar, quieren tomar lo que es suyo! Las masas campesinas no quieren quedarse sentadas al borde del camino esperando la “reforma agraria” del gobierno, ¡quieren dividir la tierra para trabajar en sus parcelas! Los campesinos quieren comer y en las condiciones actuales no preguntarán si los alimentos son orgánicos o no. ¡No les importan esos falsos Contratos de Concesión del Uso (CCU) que son inútiles! ¡Las masas campesinas ya no quieren contar los cuerpos de sus líderes y activistas, líderes indígenas y quilombolas, todos asesinados por los pistoleros del latifundio y la policía de ese viejo Estado genocida! De hecho, ¿qué se dijo exactamente en la CPI? ¿que después del surgimiento del MST esos crímenes, siempre impunes, disminuyeron? Recién en el mes de agosto, Sr. Stédile, fueron asesinados el día 3, después de torturas, el matrimonio de campesinos Cleide da Silva y “Fumaça”, de la comunidad rural de Ipixuna, en Humaitá, sur de Amazonas, designados por el latifundio local como miembros de la LCP de Rondônia y que habrían apoyado y organizado tomas de tierras; el 17 de agosto, en Bahía, aunque estaba bajo la protección de la Policía Federal y de la Policía Civil porque había sido amenazada de muerte por el latifundio, fue asesinada la líder quilombola Mãe Bernadete. Y entre el 14 y el 18 de agosto, una invasión de pistoleros en el territori (tekoha ) Avae’te , en Dourados, Mato Grosso do Sul, dejó diez casas quemadas y cultivos completamente destruidos. ¿Significa esto que los datos que recopila anualmente el CPT son mentiras? Desde los años 1980, con un nuevo auge del movimiento campesino, el odio de los terratenientes y su reacción sanguinaria, dentro y fuera del Estado, no ha hecho más que aumentar con decenas de masacres, además de detenciones, torturas y asesinatos de dirigentes de organizaciones campesinas, indígenas y quilombolas. ¡Quién dice defender la reforma agraria y actuar con buenas intenciones, siendo amable con los terratenientes y otros reaccionarios, está contando cuentos!

Desde la gloriosa y heroica Resistencia Campesina de Corumbiara, en 1995, con sangre, los campesinos brasileños descubrieron la alianza obrero-campesina y la Revolución Agraria, y eso es lo que hace que el latifundio tema, como un gigante con pies de barro y un tigre de papel.

En cuanto a la dirección del MST, tenía varias posibilidades de seguir este camino. Recordemos una foto de 1996, impresa en Estadão en el antiguo Jornal do Brasil, una foto maravillosa, ¡miles de masas campesinas armadas en Eldorado dos Carajás! Pero …

¡Muerte al latifundio!

De la histeria de las palabras a los hechos, el latifundio y la extrema derecha reaccionaria, armados hasta los dientes por el genocida Bolsonaro y sus generales, siempre en connivencia con la policía militar y civil asesina, uniformados o actuando como guardias de seguridad privados y pistoleros, han atacado a campesinos en varias partes del país que luchaban por la tierra ya al inicio del gobierno de la reaccionaria coalición Lula/Alckmim/Maggi. Exactamente como lo hicieron el 8 de enero en Brasilia. Esto también pasó con los indígenas y los quilombolas. “¡Silencio general!”

La historia no perdona. ¡Hacer concesiones con la reacción siempre ha traído baños de sangre de las masas!

El riesgo que corre el palo es el hacha, quien muestra las armas que tiene corre el riesgo de perderlas, quien ordena la matanza también puede morir, sobre todo porque la causa que defiende ha llegado a tal punto de desmoralización que sólo consiguen defenderla con las armas.

¡Nuestra lucha es justa, nuestra causa sagrada!

¡Llamamos y exhortamos a los campesinos a armar a las organizaciones de autodefensa de la lucha por la tierra en la misma proporción y calibre!

Hacemos un llamado a los líderes campesinos que no se arrodillaron, y son miles en todo Brasil, a los líderes de ocupaciones, a los pueblos indígenas, a las organizaciones quilombolas, a las poblaciones afectadas por las presas, la minería y el cultivo de eucalipto, a las masas proletarias y al resto de los trabajadores de la ciudad, que luchan cada vez más en defensa de sus derechos pisoteados, para cerrar filas con nuestro campesinado valiente, con el camino de la Revolución Agraria.

El latifundio histérico, dueño de todo, grita. El gruñido del cerdo es señal de su muerte. ¡Muerte al latifundio!

¡Conquista la tierra! ¡Destruir el latifundio!

¡Tierra para quienes viven y trabajan en ella!

¡Muerte al latifundio!

¡Viva la Revolución Agraria!

Comisión Nacional de Ligas Campesinas Pobres

Goiânia, septiembre de 2023