El 1.º de septiembre de 1939, las tropas alemanas invadieron Polonia y ocuparon la mayor parte de su territorio. El día 17, el reaccionario Gobierno polaco huyó al extranjero. En la misma fecha, la Unión Soviética hizo entrar sus tropas en la parte este de Polonia a fin de recuperar el territorio que le pertenecía, emancipar a las oprimidas nacionalidades ucraniana y bielorrusa y prevenir el avance hacia el Este de las hordas fascistas alemanas.
Por eso, estando cercanos a los 80 años de estos acontecimientos presentamos a Ustedes una entrevista al Presidente Mao, del mismo 1. de septiembre de 1939, y un artículo fechado el 28 de septiembre de 1939, donde el Presidente Mao Tse-tung declara sobre cómo se desarrollará la situación internacional. Tiene gran importancia su lectura para armarnos contra la campaña reaccionaria anticomunista que siempre aprovecha la fecha para atacar al camarada Stalin por el
el tratado de no agresión soviético-alemán del 23 de agostio de 1939 y con ocsión de la entrada de las tropas soviéticas en Polonia el 17 de ese mismo mes de 1939.
Del Tomo II
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
ENTREVISTA SOBRE LA NUEVA SITUACION
INTERNACIONAL CON UN CORRESPONSAL
DEL DIARIO NUEVA CHINA
1. de septiembre de 1939
Corresponsal : ¿Qué significación tiene el tratado de no agresión soviético-alemán[1]?
Mao : El tratado de no agresión soviético-alemán es resultado del crecimiento del poderío socialista de la Unión Soviética y de la perseverancia del Gobierno soviético en la política de paz. Este tratado ha frustrado las intrigas de la reaccionaria burguesía internacional representada por Chamberlain y Daladier para instigar a una guerra soviético-alemana, ha roto el cerco de la Unión Soviética por el bloque anticomunista germano-italo-nipón, ha afianzado la paz entre la Unión Soviética y Alemania y ha garantizado el desarrollo de la construcción socialista de la Unión Soviética. En el Oriente, constituye un golpe para el Japón y una ayuda para China, en la que ha fortalecido la posición de los partidarios de la resistencia y asestado un golpe a los capituladores. Todo esto sirve de base para ayudar a los pueblos del mundo entero en su lucha por la libertad y la emancipación. Esta es toda la significación política del tratado de no agresión soviético-alemán.
Corresponsal : Hay quienes no comprenden todavía que el tratado de no agresión soviético-alemán es producto de la ruptura de las negociaciones anglo-franco-soviéticas, y consideran esta ruptura, por el contrario, como consecuencia del tratado soviético-alemán. ¿Podría usted explicar por qué no tuvieron éxito las negociaciones anglo-franco-soviéticas?
Mao : Las negociaciones no tuvieron éxito debido exclusivamente a la falta de sinceridad de los Gobiernos inglés y francés. En los últimos años, la reaccionaria burguesía internacional, y ante todo la de Inglaterra y Francia, ha seguido invariablemente una política reaccionaria, la llamada política de "no intervención", frente a las agresiones fascistas de Alemania, Italia y el Japón. El propósito de esta política es favorecer las guerras de agresión y sacar provecho de ellas. Por eso, Inglaterra y Francia rechazaron de plano las repetidas proposiciones soviéticas de organizar un verdadero frente contra la agresión; adoptaron una posición de "no intervención" y, manteniéndose al margen, favorecieron las agresiones de Alemania, Italia y el Japón. Su objetivo era hacer que las partes beligerantes se desgastaran mutuamente, y luego salir a escena e intervenir. Siguiendo esta política reaccionaria, han sacrificado al Japón la mitad de China, y a Alemania e Italia, toda Abisinia, España, Austria y Checoslovaquia[2]. Esta vez, trataron de sacrificar la Unión Soviética. Su intriga quedó al desnudo en las recientes negociaciones anglo-franco-soviéticas. Estas negociaciones duraron más de cuatro meses, del 15 de abril al 23 de agosto, y en su transcurso la parte soviética mostró la máxima paciencia. Inglaterra y Francia, por su parte, rechazaron desde el mismo comienzo hasta el fin el principio de igualdad y reciprocidad; exigieron que la Unión Soviética les garantizara su seguridad, pero se negaron a hacer otro tanto respecto a ella, y también respecto a los pequeños países del Báltico, a fin de dejar una brecha por la cual pudieran penetrar las tropas alemanas; además, no quisieron permitir que las tropas soviéticas pasaran por Polonia para combatir a los agresores. De ahí la ruptura de las negociaciones. Mientras tanto, Alemania expresó su disposición a cesar en sus actividades contra la Unión Soviética y a renunciar al "Pacto anticomintern"[3], y reconoció la inviolabilidad de las fronteras soviéticas; así fue como se concluyó el tratado de no agresión entre los dos países. La política de "no intervención" seguida por la reacción internacional y ante todo por la reacción anglo-francesa, es la de "contemplar la pelea de los tigres desde la cumbre", una política cabalmente imperialista de sacar beneficios a costa ajena. Iniciada cuando Chamberlain se hizo cargo del gobierno, llegó a su punto culminante con el acuerdo de Munich en septiembre del año pasado y cayó en bancarrota finalmente en las recientes negociaciones anglo-franco-soviéticas. De ahora en adelante, la situación se desarrollará hasta convertirse inevitablemente en un conflicto directo entre los dos grandes bloques imperialistas: el anglo-francés y el germano-italiano. En octubre de 1938, dije en la VI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China: "El inevitable resultado de la política de Chamberlain será como dejar caer sobre sus propios pies la piedra que ha levantado." Chamberlain comenzó con la intención de perjudicar a otros y ha terminado perjudicándose a sí mismo. Esta es la ley del desarrollo de toda política reaccionaria.
Corresponsal : A su juicio, ¿cómo se desarrollará la presente situación?
Mao : La situación internacional ha tomado ya un nuevo giro. El carácter unilateral que desde algún tiempo reviste la Segunda Guerra imperialista, o sea, la situación en que, como resultado de la política de "no intervención", un grupo de países imperialistas ataca mientras el otro observa, desaparecerá necesariamente y la guerra se hará general en Europa. La Segunda Guerra imperialista ha entrado en una nueva etapa.
En Europa, entre los bloques imperialistas germano-italiano y anglo-francés, es inminente una guerra imperialista en gran escala para disputarse el dominio sobre los pueblos coloniales. En esa guerra, para engañar a los pueblos y ganarse a la opinión pública, cada una de las partes beligerantes declarará descaradamente que su propia causa es justa y la de su rival, injusta. Esto será, en realidad, un fraude, pues ambas partes persiguen objetivos imperialistas, se disputan el dominio de las colonias y semicolonias y de las esferas de influencia, y hacen una guerra de rapiña. En la actualidad, están contendiendo por Polonia, la península de los Balcanes y el litoral del Mediterráneo. De ningún modo es justa una guerra como ésta. Las únicas guerras justas son las de liberación, no de rapiña. Los comunistas no apoyarán ninguna guerra de rapiña. En cambio, saldrán con valentía a apoyar toda guerra justa, de liberación, no de rapiña, y se colocarán en la primera fila de la lucha. Ante las amenazas y el soborno de Chamberlain y Daladier, están dividiéndose los partidos socialdemócratas de la II Internacional. Un sector, la reaccionaria capa superior, siguiendo el mismo camino desastroso que en ocasión de la Primera Guerra Mundial, se dispone a apoyar la nueva guerra imperialista. Pero, otro sector pasará a formar parte, junto a los Partidos Comunistas, de un frente popular contra la guerra y el fascismo. En el presente, Chamberlain y Daladier, tras las huellas de Alemania e Italia, se vuelven cada vez más reaccionarios y aprovechan la movilización bélica para fascistizar el aparato estatal de sus países y militarizar su economía. En síntesis, los dos grandes bloques imperialistas se están preparando febrilmente para la guerra, y el peligro de una matanza masiva se cierne sobre millones y millones de hombres. Sin la menor duda, esto provocará movimientos de resistencia entre las grandes masas populares. Sea en Alemania o Italia, en Inglaterra o Francia, o en cualquier otro lugar de Europa o del resto del mundo, si los pueblos no quieren servir de carne de cañón al imperialismo, tendrán que levantarse y luchar por todos los medios contra la guerra imperialista.
En el mundo capitalista, además de los dos grandes bloques ya mencionados, existe un tercero: el encabezado por los Estados Unidos que abarca muchos países de Centro y Sudamérica. En aras de sus propios intereses, este bloque, por el momento, no entrará en la guerra. Bajo el pretexto de neutralidad, el imperialismo norteamericano se abstiene temporalmente de adherirse a una de las partes beligerantes, con el propósito de salir a escena en el futuro a conquistar la posición dirigente en el mundo capitalista. Por ahora, la burguesía norteamericana no se propone acabar con el sistema democrático y la economía de tiempos de paz, y esto es favorable al movimiento mundial por la paz.
Fuertemente golpeado por el tratado soviético-alemán, el imperialismo japonés enfrenta un futuro preñado de aún mayores dificultades. Dos fracciones pugnan en el Japón sobre la política exterior. Los militaristas quieren una alianza con Alemania e Italia con vistas a implantar el dominio exclusivo del Japón sobre China, invadir el Sudeste de Asia y desplazar del Oriente a Inglaterra, Estados Unidos y Francia; en cambio, un sector de la burguesía prefiere hacer concesiones a estos países, a fin de concentrarse en el saqueo de China. Actualmente, existe una fuerte tendencia a la conciliación con Inglaterra. Los reaccionarios ingleses ofrecerán al Japón el reparto en común de China y ayuda financiera y económica, a cambio de que éste sirva de perro guardián a los intereses británicos en el Oriente reprima el movimiento de liberación nacional de China y distraiga fuerzas de la Unión Soviética. Por lo tanto, pase lo que pase, el Japón no cambiará su objetivo fundamental de subyugar a China. Se ha hecho poco probable que el Japón lance grandes ofensivas militares en el frente; pero llevará adelante con redoblada intensidad su ofensiva política destinada a "someter a los chinos con los chinos"[4] y su agresión económica para "sustentar la guerra con la guerra"[5], a la vez que proseguirá sus furiosas operaciones de "limpieza"[6]en las zonas ocupadas; además, con Inglaterra como intermediario, tratará de forzar a China a capitular. En el momento propicio, el Japón propondrá un Munich del Oriente y, con la carnada de alguna concesión relativamente importante y uniendo las amenazas a las promesas, tratará de hacer que China acepte sus condiciones de paz para conseguir así su objetivo de subyugarla. Mientras el pueblo japonés no se levante en revolución, este objetivo imperialista del Japón se mantendrá invariable, cualesquiera que sean los cambios de gabinete que realicen las clases dominantes de ese país.
Fuera del mundo capitalista existe un mundo luminoso: la Unión Soviética socialista. El tratado soviético-alemán permite a la Unión Soviética brindar una ayuda aún mayor al movimiento mundial por la paz y a la Guerra de Resistencia de China.
Tal es mi apreciación sobre la situación internacional.
Corresponsal : En estas circunstancias, ¿cuáles son las perspectivas de China?
Mao : China enfrenta dos perspectivas: una es persistir en la resistencia, la unidad y el progreso, o sea, la perspectiva de renacimiento; la otra es la de compromiso, ruptura y retroceso, o sea, la perspectiva de subyugación.
Debido a la nueva situación internacional y a que el Japón enfrenta mayores dificultades y China rechaza categóricamente la conciliación la etapa de nuestra retirada estratégica ha tocado ya a su fin, y ha llegado la de equilibrio estratégico, que es la etapa de la preparación de nuestra contraofensiva.
No obstante, el equilibrio en la retaguardia del enemigo es inversamente proporcional al equilibrio en el frente; con el surgimiento de una situación de equilibrio en el frente, se agudizará la lucha en la retaguardia enemiga. Por eso, las vastas operaciones de "limpieza" que, desde la caída de Wuján, ha venido realizando el enemigo en las zonas ocupadas (principalmente en el Norte de China) no sólo continuarán, sino que se intensificarán. Lo que es más, el peligro de que una gran parte de China sea entregada y el de división interna han aumentado considerablemente debido a que, en la actualidad, el enemigo pone el acento en la ofensiva política destinada a "someter a los chinos con los chinos", y en la agresión económica para "sustentar la guerra con la guerra", y a que la política oriental de Inglaterra tiende a un Munich del Extremo Oriente. En cuanto a la correlación de fuerzas, China se halla aún muy lejos de poder equipararse con el enemigo, y sólo a través de la unidad de todo el país y de una ardua lucha, podrá acumular las fuerzas para la contraofensiva.
Por lo tanto, persistir en la resistencia continúa siendo para nuestro país una tarea de extremada importancia, y en este aspecto no cabe el menor relajamiento.
Está fuera de toda duda que China no puede en ningún caso dejar escapar la actual oportunidad, ni tomar una decisión errónea, sino que debe adoptar una firme posición política.
En otras palabras: Primero, persistir en la resistencia y oponerse a cualquier paso hacia el compromiso. Hay que golpear enérgicamente a los Wang Ching-wei declarados o encubiertos. Hay que rechazar categóricamente todo señuelo, sea del Japón o de Inglaterra; China no debe en absoluto participar en un Munich del Oriente.
Segundo, persistir en la unidad y oponerse a todo paso hacia la ruptura. Debemos mantener una alta vigilancia frente a cualquier acto divisionista, provenga del imperialismo japonés, de otros países o de los capituladores chinos. Hay que poner fin resueltamente a todo "roce" interno, perjudicial para la Guerra de Resistencia.
Tercero, persistir en el progreso y oponerse a todo retroceso. En interés de la Guerra de Resistencia, deben ser reconsideradas y modificadas efectivamente todas las ideas, instituciones y medidas que le sean desfavorables en los terrenos militar, político, financiero y económico, en los asuntos de partido, en los campos cultural y educacional y en el movimiento de masas.
Haciendo todo esto, China podrá preparar bien sus fuerzas para la contraofensiva.
De ahora en adelante, todo el país debe hacer de la "preparación para la contraofensiva" su tarea general en la Guerra de Resistencia. Actualmente, es necesario, por una parte, sostener con decisión la defensa en el frente y dar enérgica ayuda a las operaciones en la retaguardia del enemigo, y por la otra, realizar reformas en los terrenos político, militar y otros, y acumular considerables fuerzas, para poder, cuando llegue el momento, lanzar todo el poderío de la nación contra el enemigo en una vasta contraofensiva y recuperar el territorio perdido.
NOTAS
[1]Este tratado Fue firmado el 23 de agosto de 1939. [pág. 269]
[2]Favorecidos y estimulados por la política de "no intervención" de los Gobiernos de Inglaterra y Francia, los fascistas alemanes e italianos realizaron con éxito
una serie de desenfrenados actos de agresión. Italia inició su agresión armada contra Abisinia en octubre de 1935 y ocupó todo el país en mayo de 1936. En julio del mismo año, Alemania e Italia emprendieron una intervención armada conjunta en los asuntos internos de España para apoyar al fascista Franco en su sublevación contra el Gobierno del Frente Popular. Tras una larga guerra contra las hordas intervencionistas alemanas e italianas y contra las tropas sublevadas franquistas, el Gobierno del Frente Popular cayó derrotado en marzo de 1939. Las tropas alemanas ocuparon Austria en marzo de 1938, y en octubre del mismo año invadieron la región de los Sudetes de Checoslovaquia, y terminaron de apoderarse del país en marzo de 1939. [pág. 270]
[3]Este Pacto fue concluido entre el Japón y Alemania en noviembre de 1936. Italia se adhirió a él en noviembre de 1937. [pág. 270]
[4]Siniestra táctica aplicada por el imperialismo japonés en su agresión contra China. El imperialismo japonés siempre sostuvo en China a fuerzas que le sirvieran para dividir el país y conseguir sus propósitos agresivos. Después del estallido de la Guerra de Resistencia, no sólo utilizó a la camarilla abiertamente projaponesa existente dentro del Kuomintang, encabezada por Wang Ching-wei, sino que también se valió de las fuerzas de la camarilla de Chiang Kai-shek para distraer Fuerzas del Partido Comunista, el más firme en la resistencia al Japón. A partir de 1939, el Japón cesó en sus ataques contra las tropas de Chiang Kai-shek y pasó a estimular a éste en sus actividades anticomunistas. Así aplicaba su política de "someter a los chinos con los chinos". [pág. 272]
[5]Se refiere a la política del imperialismo japonés de saquear despiadadamente las zonas de China bajo su ocupación, para satisfacer las necesidades de su guerra de agresión. [pág. 272]
[6]Al atacar nuestras regiones liberadas, los invasores japoneses aplicaban la bárbara política de incendiarlo todo, matar a todos y saquearlo todo. A esto lo llamaban operaciones de "limpieza". [pág. 272]
LA IDENTIDAD DE INTERESES ENTRE LA UNIÓN SOVIÉTICA Y LA HUMANIDAD
28 de septiembre de 1939
Al aproximarse el XXII aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, la Asociación Cultural Chino-Soviética me ha pedido que escriba un artículo. Quisiera esclarecer, de acuerdo con mis propias observaciones, algunos problemas relativos a la Unión Soviética y a China, pues estos problemas están en discusión entre las amplias masas del pueblo chino, y parece que respecto a ellos no se ha llegado aún a conclusiones definitivas. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para plantear algunas opiniones sobre ellos y someterlas a la consideración de los que se preocupan por la guerra europea y por las relaciones chino-soviéticas; puede que esto no sea inútil.
Hay quienes afirman que la Unión Soviética estaba interesada en el estallido de la guerra mundial y no deseaba el mantenimiento de la paz mundial, y que la actual guerra se ha precipitado justamente porque la Unión Soviética ha concluido un tratado de no agresión con Alemania en vez de un acuerdo de asistencia mutua con Inglaterra y Francia. Considero que esta opinión es incorrecta. La política exterior de la Unión Soviética siempre ha sido una política de paz, política basada en la unidad de sus intereses con los de la inmensa mayoría de la humanidad. La Unión Soviética no sólo necesitaba mantener la paz, consolidar sus relaciones pacíficas con todos los países del mundo y conjurar una guerra antisoviética, en aras de la construcción del socialismo en su propio país, sino que además necesitaba impedir las agresiones de los países fascistas, poner freno a la incitación a la guerra por los llamados Estados democráticos y esforzarse al máximo porque la guerra mundial imperialista estallase lo más tarde posible, en bien de una paz en escala mundial. Durante largos años, la Unión Soviética ha dedicado enormes energías a la causa de la paz mundial. Por ejemplo, ingresó en la Sociedad de las Naciones[1], concertó pactos de: asistencia mutua con Francia y con Checoslovaquia[2] y ha hecho cuanto ha podido por concluir tratados de seguridad con Inglaterra y con todos los países que desearan la paz. Cuando Alemania e Italia invadieron España conjuntamente, Inglaterra, Estados Unidos y Francia adoptaron la llamada política de "no intervención", que en realidad daba vía libre a la agresión, la Unión Soviética ayudó activamente a las fuerzas republicanas españolas en su resistencia a Alemania e Italia y se opuso a dicha política.
Cuando el Japón invadió nuestro país, y las mismas tres potencias adoptaron otra vez la política de "no intervención", la Unión Soviética no sólo firmó un tratado de no agresión con China, sino que también le prestó activa ayuda en su resistencia al Japón. Cuando Inglaterra y Francia favorecieron la agresión de Hitler sacrificando a Austria y Checoslovaquia, la Unión Soviética no escatimó ningún esfuerzo en la denuncia de los siniestros propósitos ocultos tras la política de Munich, e hizo a Inglaterra y Francia proposiciones tendientes a impedir el ulterior desarrollo de la agresión. Cuando, en la primavera y el verano de este año, el problema polaco se volvió candente y la guerra mundial estuvo a punto de estallar, la Unión Soviética, a pesar de la total insinceridad de Chamberlain y Daladier, sostuvo negociaciones con Inglaterra y Francia durante más de cuatro meses, en una tentativa de concluir con estos países un tratado de asistencia mutua a fin de evitar el estallido de la guerra. Pero todos estos esfuerzos tropezaron con la política imperialista de los Gobiernos inglés y francés, política de favorecer, instigar y expandir la guerra, de modo que finalmente se malogró la causa de la paz mundial y estalló la guerra mundial imperialista. Los Gobiernos de Inglaterra, Estados Unidos y Francia no tenían ningún deseo sincero de prevenir esta guerra; por el contrario, contribuyeron a precipitarla. Su negativa a llegar a un compromiso con la Unión Soviética, a suscribir un tratado de asistencia mutua realmente eficaz, basado en la igualdad y la reciprocidad, testimonia que no deseaban la paz, sino la guerra. Es sabido de todos que en el mundo contemporáneo rechazar a la Unión Soviética equivale a rechazar la paz. Esto lo sabe hasta Lloyd George, típico representante de la burguesía inglesa[3]. En estas circunstancias, y como Alemania expresó su disposición a cesar en sus actividades contra la Unión Soviética y a renunciar al "Pacto anticomintern" y reconoció la inviolabilidad de las fronteras soviéticas, se concluyó el tratado de no agresión soviético-alemán. El plan de Inglaterra, Estados Unidos y Francia era empujar a Alemania para que atacara a la Unión Soviética, de modo que ellos pudieran "contemplar la pelea de los tigres desde la cumbre" y, cuando ambas partes se hubieran agotado mutuamente, salir a arreglar las cosas a su manera. El tratado de no agresión soviético-alemán desbarató la maquinación. Al pasar por alto esta maquinación, así como las intrigas de los imperialistas anglo-franceses que favorecieron e instigaron a la guerra y contribuyeron a precipitar la guerra mundial, algunos de nuestros compatriotas se han dejado engañar en realidad por la meliflua propaganda de estos intrigantes. En los casos de España, de China y de Austria y Checoslovaquia, estos intrigantes no tuvieron el menor interés en impedir las agresiones, sino que, por el contrario, las favorecieron c instigaron a la guerra, tratando de que otros desempeñaran el papel de la garza y la almeja, mientras ellos hacían el del pescador[4]. Dieron a esto el bonito nombre de "no intervención", pero lo que realmente hacían era "contemplar la pelea de los tigres desde la cumbre". En el mundo, mucha gente ha sido embaucada por las palabras melosas de Chamberlain y sus socios; no se da cuenta de lo peligrosas que son sus sonrisas ni comprende que el tratado de no agresión soviético-alemán sólo fue concluido después de que Chamberlain y Daladier hubieron decidido rechazar a la Unión Soviética y provocar la guerra imperialista. Ya es hora de que esta gente despierte. El hecho de que la Unión Soviética se haya esforzado hasta el último minuto por defender la paz mundial evidencia la identidad de intereses entre la Unión Soviética y la inmensa mayoría de la humanidad. Este es el primer problema que quería tratar.
Algunos dicen que, ahora que ha estallado la Segunda Guerra Mundial imperialista, probablemente la Unión Soviética tomará partido por uno de los beligerantes; en otras palabras, el Ejército Rojo soviético estaría a punto de sumarse al frente del imperialismo alemán. Considero que esta opinión es incorrecta. Sea por parte de Inglaterra y Francia o por parte de Alemania, la guerra que acaba de estallar es una guerra injusta, de rapiña, imperialista. Los Partidos Comunistas y los pueblos del mundo entero deben levantarse contra ella y denunciar el carácter imperialista que tiene tanto de una como de otra parte, es decir, poner en claro que esta guerra, lejos de traer ningún beneficio a los pueblos del mundo, sólo les acarrea daños; además, deben denunciar la criminal conducta de los partidos socialdemócratas que, al apoyar la guerra imperialista, traicionan los intereses del proletariado. Siendo la Unión Soviética un país socialista, un país donde el Partido Comunista está en el Poder, su posición en lo referente a las guerras se caracteriza necesariamente por dos rasgos bien definidos: 1) No participar en absoluto en ninguna guerra injusta, de rapiña, imperialista, y mantener de modo estricto la neutralidad respecto a las partes beligerantes. Por lo tanto, el Ejército Rojo soviético no se sumará jamás a ninguno de los frentes imperialistas abandonando los principios. 2) Apoyar activamente las guerras justas, de liberación, no de rapiña. Por ejemplo, hace trece años, ayuda al pueblo chino en la Expedición al Norte; hace un año, ayudaba al pueblo español en su guerra de resistencia contra Alemania e Italia; ha venido ayudando al pueblo chino en su Guerra de Resistencia contra el Japón desde hace dos años, y al pueblo de Mongolia en su lucha contra el Japón en los últimos meses, y prestará sin falta su ayuda a toda guerra de liberación popular o de liberación nacional de otros países o naciones que estalle en el futuro, así como a cualquiera otra guerra que contribuya a la defensa de la paz. Esto lo demuestra la historia de la Unión Soviética en los últimos veintidós años y continuará demostrándolo en adelante. Alguna gente considera el comercio que realiza la Unión Soviética con Alemania sobre la base del acuerdo comercial entre ambos países como un acto de participación en la guerra que hace Alemania. También esta opinión es incorrecta, ya que confunde el comercio con la participación en la guerra. Así como no hay que confundir el comercio con la participación en la guerra, tampoco hay que confundirlo con la prestación de ayuda. Por ejemplo, durante la guerra de España, la Unión Soviética comerciaba con Alemania e Italia; sin embargo, en lugar de afirmar que ella las ayudaba en su agresión contra España, todo el mundo decía que ayudaba a ésta en su resistencia a la agresión, porque la Unión Soviética realmente prestaba ayuda a España. Otro ejemplo: en el curso de la presente guerra chino-japonesa, la Unión Soviética comercia con el Japón, pero, en vez de afirmar que la Unión Soviética ayuda al Japón en su agresión a China, todo el mundo dice que ayuda a ésta en su resistencia a la agresión japonesa, porque así es en realidad. Actualmente, la Unión Soviética mantiene relaciones comerciales con las dos partes beligerantes en la guerra mundial, pero esto no puede considerarse como una ayuda a ninguna de ellas, ni mucho menos como participación en la guerra. Sólo en el caso de que el carácter de la guerra cambie, o sea, de que la guerra que hacen uno o varios países, habiendo sufrido ciertos cambios necesarios, se vuelva beneficiosa para la Unión Soviética y para los pueblos del mundo, será posible esa ayuda o participación de la Unión Soviética en la guerra; de otra manera, no será posible. En cuanto al hecho de que la Unión Soviética, en vista de la actitud amistosa u hostil hacia ella de los diversos países beligerantes, tenga que comerciar más o en términos más favorables con unos que con otros, no depende de ella, sino de la actitud de los beligerantes. Sin embargo, aun cuando uno o varios países adopten una actitud antisoviética, la Unión Soviética no romperá sus relaciones comerciales con esos países, siempre que no le declaren la guerra y deseen mantener relaciones diplomáticas y concluir tratados comerciales con ella, como fue el caso de Alemania antes del 23 de agosto. Hay que tener bien claro que tales relaciones comerciales no significan ayuda, ni mucho menos participación en la guerra. Este es el segundo problema que deseaba tratar.
Mucha gente en China se ha desconcertado con la entrada de las tropas soviéticas en Polonia[5]. El problema polaco debe enfocarse desde varios ángulos: el de Alemania, el de Inglaterra y Francia, el del Gobierno polaco, el del pueblo polaco y el de la Unión Soviética. Alemania lanzó la guerra para saquear al pueblo polaco y destrozar uno de los flancos del frente imperialista anglo-francés. Esta guerra es de carácter imperialista y no hay que simpatizar con ella, sino combatirla. Inglaterra y Francia, a su vez, consideraban a Polonia como un objeto de saqueo para su capital financiero, la utilizaban para impedir que el imperialismo alemán obtuviera un nuevo reparto del botín en escala mundial, c hicieron de ella uno de los flancos de su propio frente imperialista. Así, pues, su guerra es una guerra imperialista, y su pretendida ayuda a Polonia tiene por único propósito contender con Alemania por la dominación de ese país, y, por eso, tampoco hay que simpatizar con esta guerra, sino combatirla. En cuanto al Gobierno de Polonia, era un gobierno fascista, un gobierno reaccionario de la clase terrateniente y la burguesía polacas, que explotaba despiadadamente a los obreros y campesinos y reprimía a los demócratas polacos; además, era un gobierno chovinista de gran polaco, ya que oprimía cruelmente a las minorías nacionales no polacas: ucranianos, bielorrusos, judíos, alemanes, lituanos y otros, que suman más de diez millones; era, el mismo, un gobierno imperialista. En la presente guerra, aceptó complacientemente arrastrar a su pueblo a servir de carne de cañón al capital financiero anglo-francés, y actuó voluntariamente como un sector del frente reaccionario del capital financiero internacional. Durante los últimos veinte años, el Gobierno polaco se opuso invariablemente a la Unión Soviética, y, durante las negociaciones anglo-franco-soviéticas, rechazó tercamente la ayuda de las tropas soviéticas. Además, era un gobierno muy incompetente, cuyo enorme ejército de más de 1.500.000 hombres no resistió ni un solo golpe, un gobierno que llevó al país a la ruina en sólo dos semanas, dejando a su pueblo bajo la bota del imperialismo alemán. El Gobierno polaco es culpable de todos restos monstruosos crímenes, y haríamos mal en simpatizar con el. En cuanto al pueblo polaco, él es la víctima, debe levantarse contra la opresión de los fascistas alemanes y contra las clases reaccionarias de su propio país, la clase terrateniente y la burguesía, y establecer un Estado democrático, independiente y libre. Sin la menor duda, nuestra simpatía debe estar con el pueblo polaco. En cuanto a la Unión Soviética, sus acciones han sido completamente justas. Ante ella se planteaban dos problemas. El primero era: dejar que toda Polonia cayera bajo la dominación del imperialismo alemán o ayudar a las minorías nacionales de la parte este de Polonia a obtener su liberación. Optó por esto último. Una vasta extensión de territorio habitado por bielorrusos y ucranianos fue arrancada por el imperialismo alemán al recién nacido Estado soviético ya en 1918, cuando se firmó el Tratado de Brest-Litovsk, territorio que más tarde fue colocado arbitrariamente bajo la dominación del reaccionario Gobierno polaco en virtud del Tratado de Versalles. La Unión Soviética no ha hecho más que recuperar el territorio que había perdido y liberar a los bielorrusos y ucranianos oprimidos, evitándoles la opresión alemana. Las noticias de los últimos días revelan con qué entusiasmo y cariño estas minorías nacionales acogen al Ejército Rojo como a su salvador, en tanto que ni un solo despacho similar ha Llegado de la parte oeste de Polonia, ocupada por las tropas alemanas, ni de las zonas occidentales de Alemania ocupadas por las tropas francesas. Esto demuestra que la guerra que hace la Unión Soviética es una guerra justa, de liberación, no de rapiña, una guerra que ayuda a liberarse a las naciones pequeñas y débiles y a emanciparse a las masas populares. En cambio, las guerras emprendidas tanto por Alemania como por Inglaterra y Francia son guerras injustas, de rapiña, imperialistas, guerras orientadas a oprimir a otras naciones y pueblos. El otro problema que encaraba la Unión Soviética provenía de que Chamberlain intentaba continuar con su vieja política antisoviética. Esta política consistía, primero, en cerrar firmemente el paso a Alemania por el Oeste y ejercer presión sobre su parte occidental; segundo, en tratar de formar una alianza con los Estados Unidos y comprar el apoyo de Italia, el Japón y los países nórdicos a fin de aislar a Alemania, y tercero, en seducir a Alemania ofreciéndole Polonia e incluso Hungría y Rumania. En una palabra, Chamberlain ha recurrido a toda clase de amenazas y señuelos para que Alemania desistiera del tratado de no agresión con la Unión Soviética y volviera contra ella sus armas. Estas intrigas no sólo pertenecen al pasado y al presente, sino que proseguirán en el futuro. La entrada del poderoso ejército soviético en Polonia oriental, a la vez que tiene el propósito de recuperar el propio territorio de la Unión Soviética y liberar a las pequeñas y débiles nacionalidades de esa zona, constituye un paso práctico para impedir el avance de las fuerzas agresoras alemanas hacia el Este y así frustrar las intrigas de Chamberlain. A juzgar por las noticias de los últimos días, esta política soviética ha tenido el mejor de los éxitos. He aquí una manifestación concreta de la identidad de los intereses de la Unión Soviética con los de la inmensa mayoría de la humanidad, incluidas las masas populares oprimidas por el régimen reaccionario polaco. Este es el tercer problema que quería tratar.
La situación general creada a raíz de la firma del tratado de no agresión soviético-alemán, muestra que éste ha constituido un rudo golpe para el Japón y una gran ayuda para nuestro país, ha fortalecido en China la posición de los partidarios de la resistencia y ha asestado un golpe a los capituladores. El pueblo chino ha hecho bien en saludar dicho tratado. Sin embargo, desde la firma del Acuerdo de Armisticio de Nomonjan[6], las agencias de noticias inglesas y norteamericanas se han dedicado a difundir el rumor de que está a punto de suscribirse un tratado de no agresión nipo-soviético. Esto ha causado preocupación entre algunos chinos, quienes temen que la Unión Soviética deje de ayudar a China. Considero que esta conjetura no es acertada. El Acuerdo de Armisticio de Nomonjan es de la misma naturaleza que el anterior Acuerdo de Armisticio de Changkufeng[7]; es decir, los militaristas japoneses, obligados a admitir su derrota, han reconocido la inviolabilidad de las fronteras soviética y mongola. Tales acuerdos de armisticio posibilitarán que la Unión Soviética aumente su ayuda a China y de ninguna manera la llevarán a disminuir esta ayuda. En cuanto al tratado de no agresión nipo-soviético del que se habla, la Unión Soviética propuso hace muchos años un tratado de este tipo, pero el Japón lo rechazó. En la actualidad, un sector dentro de las clases dominantes japonesas pide a la Unión Soviética la conclusión de un tratado semejante, pero el que ésta lo acepte o no depende de un principio básico, de si ese tratado responde a los intereses de la Unión Soviética y de la inmensa mayoría de la humanidad. Concretamente, depende de si el tratado choca con los intereses de la guerra de liberación nacional de China. A juzgar por el informe de Stalin ante el XVIII Congreso del Partido Comunista de la URSS, presentado el 10 de marzo de este año, y por el discurso de Molotov del 30 de mayo ante el Soviet Supremo de la URSS, pienso que la Unión Soviética no cambiará este principio básico. Aun en el caso de que se llegue a concluir tal tratado, la Unión Soviética de ningún modo aceptará nada que pueda restringir su libertad de acción para ayudar a China. Los intereses de la Unión Soviética nunca chocarán con los intereses de la liberación nacional de China, sino que siempre concordarán con ellos. No creo que quepa duda alguna al respecto. Los que tienen prejuicios antisoviéticos están aprovechándose de la firma del Acuerdo de Armisticio de Nomonjan y de los rumores sobre un tratado de no agresión nipo-soviético, para sembrar la confusión y perjudicar el buen entendimiento entre nuestras dos grandes naciones, China y la Unión Soviética. Esto es lo que están haciendo los intrigantes ingleses, norteamericanos y franceses y los capituladores chinos; estas sucias maniobras son más que peligrosas y debemos denunciarlas a fondo. Obviamente, la política exterior de China debe ser antijaponesa. Esta política significa que debemos apoyarnos principalmente en nuestros propios esfuerzos y, a la vez, no dejar de buscar toda la ayuda exterior posible. Ahora que ha estallado la guerra mundial imperialista, la ayuda exterior de que hablamos puede provenir, principalmente, de tres fuentes: 1) la Unión Soviética socialista; 2) los pueblos de los países capitalistas, y 3) las naciones oprimidas de las colonias y semicolonias. Estas son nuestras únicas fuentes de ayuda dignas de confianza. Toda otra ayuda exterior, aunque llegue a producirse, sólo puede ser considerada suplementaria y pasajera. Por supuesto, hay que buscar incluso esa ayuda exterior suplementaria y pasajera, pero nunca se puede depender de ella ni considerarla segura. China debe mantenerse estrictamente neutral en relación con las partes beligerantes en la guerra imperialista y no sumarse a ninguna de ellas. La opinión de que China debe incorporarse al frente imperialista anglo-francés es una opinión de los capituladores y perjudica a la Guerra de Resistencia y a la causa de la independencia y la liberación de la nación china, y debe ser rechazada categóricamente. Este es el cuarto problema que deseaba tratar. Los problemas arriba expuestos están siendo discutidos ampliamente por nuestros compatriotas. Es muy bueno que ellos, guiados por el deseo de alcanzar la victoria de la resistencia al Japón, se interesen por el estudio de los problemas internacionales, por la relación entre la guerra mundial imperialista y la Guerra de Resistencia de China, y por las relaciones chino-soviéticas. Aquí he planteado mis puntos de vista básicos sobre estos problemas y espero que los lectores tengan la bondad de señalar si son o no acertados.
NOTAS
[1] Organización que después de la Primera Guerra Mundial formaron Inglaterra. Francia, el Japón y otras potencias imperialistas para regatear sobre el reparto del mundo y reajustar temporalmente sus contradicciones. En 1931, el imperialismo japonés ocupó el Nordeste de China y, en 1933, se retiró de la Sociedad de las Naciones a fin de poder extender su agresión con mayor libertad. El mismo año, el fascismo alemán subió al Poder, y se retiró también de ella para facilitar sus preparativos de una guerra de agresión. En 1934, cuando crecía la amenaza de una guerra fascista de agresión, la Unión Soviética ingresó en la Sociedad de las Naciones, y así transformó esta organización, que era un instrumento imperialista para discutir el reparto del mundo, en un instrumento que podía ser útil a la causa de la paz. En 1935, Italia se retiró de ella después de invadir Abisinia.
[2] Ambos pactos fueron concluidos en 1935.
[3] Uno de los líderes del Partido Liberal, partido de la burguesía inglesa. Durante las negociaciones anglo-franco-soviéticas, declaró en el Parlamento que "rechazar las proposiciones soviéticas equivale a rechazar la paz".
[4] Expresión que proviene del dicho: "Cuando pelean garza y almeja, el pescador hace fácil presa." En la sección "crónicas del reino de Yen", de las Crónicas de los Reinos Combatientes. se cuenta que una garza, viendo que una almeja abría su concha, trató de picarle la carne, pero la almeja cerró de golpe las valvas atenazándole el pico. Un viejo pescador que acertaba a pasar, las vio enzarzadas en la pelea y las atrapó a ambas.
[5] El 1.º de septiembre de 1939, las tropas alemanas invadieron Polonia y ocuparon la mayor parte de su territorio. El día 17, el reaccionario Gobierno polaco huyó al extranjero. En la misma fecha, la Unión Soviética hizo entrar sus tropas en la parte este de Polonia a fin de recuperar el territorio que le pertenecía, emancipar a las oprimidas nacionalidades ucraniana y bielorrusa y prevenir el avance hacia el Este de las hordas fascistas alemanas.
[6] En mayo de 19;9, las tropas del Japón y del Estado títere del "Manchukuo" atacaron conjuntamente a las tropas de la Unión Soviética y de la República Popular de Mongolia, en Nomonjan, zona fronteriza entre Mongolia y el "Manchukuo"; las tropas soviéticas y mongolas las derrotaron por completo en una heroica guerra de autodefensa. El Japón y el Estado títere del "Manchukuo" solicitaron entonces un armisticio. En septiembre, se firmó en Moscú el Acuerdo de Armisticio de Nomonjan, cuyo contenido principal era el cese inmediato del fuego y la formación de una comisión de cuatro, con dos representantes de cada parte, para demarcar la frontera entre la República Popular de Mongolia y el "Manchukuo" en la zona donde se había producido el conflicto.
[7] A fines de julio y comienzos de agosto de 1938, las tropas japonesas cometieron actos de provocación contra las tropas soviéticas en Changkufeng, donde confluyen las fronteras entre China, la Unión Soviética y Corea. En un resuelto contraataque, las tropas soviéticas derrotaron a los japoneses, quienes solicitaron la paz. El 11 de agosto se concluyó en Moscú el Acuerdo de Armisticio de Changkufeng, que establecía el cese inmediato del fuego y la formación de una comisión de cuatro, con dos representantes de la Unión Soviética y los de parte del Japón y el "Manchukuo", encargada de examinar las fronteras y demarcarlas definitivamente.