Principios de clase y valores democráticos
Arte y cultura, Periódico El Pueblo 83 (agosto, 2019).
Combinando la música, la danza y el teatro, La Ventolera conmueve a su público, difundiendo historias de luchadores populares. Su último trabajo, titulado “Hijas del Pueblo”, busca reconstruir las valientes historias de cuatro mujeres que sirvieron a las clases populares, fueron ejemplo de revolución y emancipación de la mujer: Aracely Romo y Teresa Flores en Chile, Juana Azurduy del territorio de Alto Perú y Olga Benario en Alemania.
EP: ¿Quiénes son y cómo nace la agrupación?
Hoy somos ocho músicos y siete bailarines, estudiantes y trabajadores que dedicamos nuestros otros tiempos a desarrollar el arte. No tenemos estudios artísticos, pero demostramos que personas comunes y corrientes podemos hacer arte para nuestro pueblo.
Iniciamos en el Ballet Folclórico de la Universidad de Santiago (Bafusach). Sabiendo que Víctor Jara fue funcionario de la Universidad Técnica del Estado (actual Usach), quisimos retomar su obra y montamos “Herminda de la Victoria”. Para ello armamos otra agrupación, en la que las diferencias internas llevaron a la separación definitiva.
Muchos de quienes vivimos la experiencia de Herminda seguimos juntos. Escuchando a Víctor Jara y Quilapayún, llegamos al nombre, entendiendo la ventolera como un viento fuerte, que levanta tierra y remueve, que incomoda. No queríamos ser reconocidos como arte lindo, sino como algo que molesta. Se ha ido convirtiendo en tradición que en algunas presentaciones importantes se pone a correr una ventolera, ¡incluso nos ha llovido!.
Uds. realizan presentaciones al aire libre, parte de los principios de su agrupación. Cuéntennos sobre ellos
Nos guían cuatro principios para enfocar nuestro trabajo:
El centralismo democrático ha sido efectivo y nos permite avanzar. Por un lado, tenemos la dirección artística, que reúne las decisiones y propuestas. Luego, hay espacios de asamblea, donde todos opinamos y discutimos; con esas ideas la dirección toma las decisiones. Siempre estamos en un proceso interno de debate y lucha. Muchas veces sucede que cada uno quiere algo distinto o representar a la agrupación de forma individual; este principio no ha sido fácil de implementar.
El autosostenimiento se justifica por los recursos para la puesta en escena, vestuario, etc. No utilizamos la palabra autogestión, ya que alude a generar recursos de manera aislada. Nosotros no cobramos por presentación, así que hacemos otras actividades como peñas o rifas que sirven para acercarnos al pueblo, a la vez que nos apoyamos en las masas.
El uso de espacios públicos es un rechazo a los escenarios. No planteamos arte para unos pocos, sino para todos. Desde un inicio quisimos retratar las luchas del pueblo, sus conquistas. Es por ello que presentamos en plazas públicas, pues está pensado para llegar a las masas. Nos fijamos también en incluir espacios de interacción.
El combate al egocentrismo es un principio que estamos siempre desarrollando. El protagonismo unipersonal se da mucho en el mundo del arte. Todos nosotros participamos en compañías donde había artistas irremplazables. Queremos que aquí todos puedan hacer también el papel del otro. No ha sido fácil, pero es necesario para servir mejor al pueblo y no a intereses individuales.
¿Qué los llevó a realizar la obra “Hijas del Pueblo”?
Queríamos resaltar la valentía y decisión de luchar de mujeres latinoamericanas principalmente, como ejemplo de emancipación de la clase obrera y de la mujer, encontrando cuatro tremendos ejemplos:
La historia de Teresa Flores ha sido de las más difíciles de reconstruir, ya que lo que más se conoce es que fue compañera de Luis Emilio Recabarren. Investigando hemos podido reconstruir su dirección en “las huelgas de las cocinas apagadas”. Las mujeres de los tiempos de las salitreras se dieron cuenta de que en su doble opresión, por ser clase obrera y ser mujeres, no tenían nada que perder. Conquistaron mejoras inmediatas usando su creatividad, impulsaron a sus compañeros a ir a la huelga, agarraban el trasero de los policías para intimidarlos, obligaron a administradores de las pulperías a bajar los precios de los alimentos o se lanzaban a las vías del tren para impedir la llegada de los rompehuelgas.
Aracely Romo fue una joven que participó en sus inicios luchando por el reconocimiento de los combatientes caídos y al cabo de un tiempo comprendió que el mejor homenaje era tomar ella misma en sus manos la responsabilidad de la lucha armada. Formó parte del MIR y tuvo que despedirse de lo que ella conocía para organizarse y luchar clandestinamente.
Juana Azurduy luchó contra las fuerzas armadas de la realeza, tomando posición por los pueblos originarios. Era una “india chola” del territorio de Alto Perú, que hoy forma parte de Bolivia y Argentina, donde es reconocida como heroína de la independencia. Formó un ejército de mujeres y fue reconocida por su valentía en la defensa del territorio, tomando altos cargos en el ejército independentista. Existen películas y canciones que le hacen homenaje.
Por último, la historia de Olga Benario, quien nació en Alemania y combatió a los nazis. Exiliada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se formó como cuadro militar y fue designada como guardaespaldas de Luis Carlos Prestes, comunista brasileño también exiliado. Con la ayuda de Olga logró ingresar de forma clandestina a Brasil para impulsar la revuelta y la constitución del Partido Comunista. En estas luchas ambos son detenidos y Olga es deportada a Alemania, donde ingresa a un campo de concentración y se da cuenta que espera un hijo de su compañero.