A continuación publicamos el escrito de un militante revolucionario en el que se analiza el papel de los distintos sectores del oportunismo electorero en el marco del actual Paro Nacional. Invitamos a nuestros lectores a la lectura del texto con el fin de profundizar la comprensión de la actual coyuntura nacional y tomar una posición correcta al respecto de cómo actuar y avanzar en esta lucha.
Desde el 28 de Abril se ha desarrollado en Colombia un gran paro nacional en el que el pueblo ha salido masivamente a luchar contra las reformas Tributaria y a la Salud que querían implantar desde el gobierno y en general contra las inaceptables condiciones de vida que solo se han agravado para el pueblo mientras los grandes ricos solo aumentan sus fortunas.
Se ha tratado de un claro conflicto social, inmensas movilizaciones, grandes batallas se viven en las calles y carreteras del campo y ciudad, se establecen bloqueos para afectar el comercio, se destruyen bancos y estaciones de policía, se exigen cambios favorables al pueblo y se van imponiendo victorias parciales como el retiro de ambas reformas y la renuncia del ministro de hacienda y de varios mandos de la represión. Por otro lado, el Estado se niega y ataca con voracidad al pueblo, gaseadas, aturdidoras, balas de goma y balas de plomo, censura, cortes de luz y acciones paramilitares. Pasados dos meses de paro se reportan más de 75 luchadores del pueblo asesinados por la represión, 28 luchadoras abusadas sexualmente por la policía, incontables heridos, 83 de ellos en los ojos y un incierto número de desaparecidos que va de 91 a 446 o más, algunos de los cuales se han encontrado muertos, con signos de tortura y hasta mutilados y calcinados. Todo esto da clara muestra del carácter dictatorial y terrorista del Estado en contra del pueblo, como también de la bravura del pueblo que no se deja someter y sigue aún con mayor indignación en la lucha.
Ante esto uno podría pensar que es un conflicto con dos bandos claramente definidos. Por un lado, el pueblo en paro y por otro lado el Estado criminal que reprime y nos quiere empobrecer cada vez más. Pero si miramos más en detalle, encontramos que hay actores aparentemente en el bando del pueblo, actuando como parte del paro, que participan activamente del Estado y tienen como objetivo obtener la dirección de este. ¡Es más, son estos los sectores que se dicen representar el paro!
Podría entonces pensarse que no, que el enemigo no es el Estado, sino el gobierno de Duque y estos sectores con participación e intereses en el Estado son una legítima oposición que está de nuestro lado. ¿Realmente el enemigo es el gobierno o lo es el Estado? ¿Estos sectores “de oposición” con intereses en el Estado están de nuestro lado? ¿Qué papel cumplen? ¿Qué actitud debe tener el pueblo ante estos sectores para avanzar cada vez más en la conquista de sus derechos? Analicemos quienes son, cómo han actuado, qué posición tienen y si sus intereses se corresponden a los del pueblo en lucha.
Cuando hablamos de estos actores, hablamos principalmente de dos: el Comité Nacional de Paro (CNP) y Gustavo Petro, actualmente principal candidato a la presidencia. El CNP, dirigido por la CUT, CGT, CTC, Fecode, entre otros, se encuentra en una posición más cercana a lo que sería la Coalición de la Esperanza (Partido verde, Partido Dignidad –antes MOIR-, entre otros). Estos sindicatos son ya bien reconocidos por su burocratismo y sus posiciones vendeparos, blandas y convenientes para las patronales y el gobierno. El Partido Verde, que se pinta de alternativa, también ha quedado cada vez más al desnudo con la alcaldía de Bogotá en manos de Claudia López. Esa que en campaña se colocaba del lado de los manifestantes y en contra del uso del ESMAD y una vez en el poder no duda en criminalizar la protesta, enviar al ESMAD a reprimir, ordenar desalojos a barrios pobres de la periferia y que incluso tiene las manos manchadas con la sangre de la masacre del 9 y 10 de Septiembre 2020. Ella misma criminalizaba el paro, diciendo que en pandemia era un atentado contra la vida salir a protestar y que no permitiría aglomeraciones, mientras ha condenado a millones de trabajadores a tener que salir a diario a trabajar y transportarse en el pésimo sistema de transporte de la ciudad conocido por el insoportable hacinamiento en sus buses. Fajardo, otro ya ampliamente desprestigiado por sus implicaciones en Hidroituango y sus posiciones blandas y permisivas con el gobierno de Duque, salió a decir que la protesta era legítima pero que no tenía sentido hacer grandes movilizaciones[1] y luego de que las grandes movilizaciones tumban la reforma tributaria, sale a celebrar con descaro oportunista el triunfo popular, tal como lo hace también Robledo.
El CNP también está bastante deslegitimado entre las masas. Mientras el pueblo se preparaba a salir al paro el día 28, sin la menor duda de que había que salir a luchar, de que no se podía permitir esa reforma, el CNP se convocaba tímidamente y con dudas bajo el pretexto del COVID19. Las masas fueron contundentes, salieron masivamente a paro y no han dejado de hacerlo diariamente hasta la fecha. El CNP, ante la segunda gran jornada de paro, la del 1 de mayo, decide “convocar” al paro nacional…¡Pero VIRTUAL!. Las masas salen masiva- y combativamente a la lucha mientras “los representantes” se reúnen por zoom. Mientras el pueblo genera múltiples movilizaciones por día, el CNP convoca en fechas esporádicas a enormes marchas. Salen grandes jornadas en que se ve el peso de la multitud y el apoyo popular, pero crece el descontento contra la dirigencia del CNP que burocráticamente y muy recelosos de prevenir que la rabia del pueblo se exprese en combativas acciones, manda a las marchas multitudinarias siempre por rutas cortas que no tocan ninguna vía principal. Tampoco se les ha pasado por la cabeza movilizar un paro de la producción y sumar la fuerza obrera. Mientras el pueblo conquistaba sus victorias parciales haciéndose sentir combativamente en las calles, el CNP condenaba la violencia y se concentraba en poder sentarse con el gobierno en una mesa de negociación. La táctica de estos bravos negociadores fue ir cediendo a todas las demandas del gobierno hasta no tener con qué más negociar. Cuando el gobierno puso como condición levantar los bloqueos el CNP en unos días cedió, alardeando el levantamiento del 80% de los bloqueos en todo el país[2] sin conseguir nada a cambio por parte del gobierno. Se hizo evidente que había que cambiar de estrategia, pero el cambio que impulsaron fue el de suspender las movilizaciones, el de rendirse, darle la espalda al pueblo en las calles, esperar a elecciones y tocar a fondo en cuanto a arrodillados desmoviliadores sinverguenzas. Así le fueron haciendo el favor al gobierno y a los grandes ricos del país, y así el pueblo aumentaba su desprecio al CNP y reafirmaba que el paro sigue con o sin ellos.
Ya Petro es un caso distinto, pues un considerable sector del pueblo que participa y/o apoya el paro lo ve como la esperanza de cambio para el país o como el complemento necesario para las luchas en las calles. ¿Pero realmente qué tan distinto es? Miremos las posiciones que ha planteado Petro frente al paro y analicemos de fondo qué perspectiva representa.
El 27 de abril Petro sacó un video[3] en que se dirigía al pueblo, allí planteaba que se debía hacer un paro de consumo (no comprar en las grandes cadenas y no usar los bancos), que eso es más importante que la movilización y que quien quisiera salir a movilizarse tomara medidas de bioseguridad y salieran con tranquilidad y alegría. Que “los amigos de la reforma” quieren violencia y que el pueblo debía tener en la cabeza que la policía no es su enemigo. Claro que no pudo nombrar ni una sola ocasión en la historia de las luchas del pueblo en que la policía ha estado de su lado, así como guardó silencio ante los constantes y diarios ultrajes que sufre el pueblo por parte de esta institución y ni hablar de las masacres, como la cometida recientemente en las protestas de septiembre de 2020 por el asesinato de Javier Ordoñez en Bogotá.
El 7 de mayo, como parte de la disputa partidaria, miembros de la “Coalición de la Esperanza” filtraron unos audios[4] en los que Petro planteaba que el Paro se debió haber bajado el día en que se retiró la reforma tributaria, que ya los jóvenes populares no tenían claro por qué estaban luchando, que había que evitar que fuera un paro continuo y peligroso como el de Chile y había que hacer marchas esporádicas, masivas y pacíficas para “acumular fuerzas para lo que seguía” (entiéndase las elecciones de 2022) y que el comité de paro debería negociar dos puntos rápido -trabajo y educación- con el fin de satisfacer a la juventud (entiéndase desmovilizarla).
En redes y en una “segunda alocución al pueblo colombiano” ha fomentado un discurso de infundir temor ante un posible estado de conmoción interior y un supuesto golpe de Estado por parte de Uribe contra Duque, planteando que la tarea ahora es “Salvar a Duque de Uribe” y dirigiéndose a Duque como a un joven confundido que puede convencerse de ser una buena persona, alguien a quien hay que tenderle la mano e invitarlo a distanciarse de Uribe.
En las columnas de “Los Gustavos” de la página Cuarto de Hora ha planteado más a fondo sus posturas, principalmente en dos de ellas: “Con la violencia gana Uribe”[5] y “De la barricada a la multitud”[6]. La esencia de estos escritos está en la idea de que el camino de la lucha combativa no le sirve al pueblo (ignorando el hecho de que así se conquistaron todas las victorias parciales del paro), que la lucha combativa solo lleva a situaciones donde matan a los jóvenes y que quien se beneficia es el uribismo. El razonamiento es que si el pueblo lucha con mucha fuerza, desde el Estado se responderá con la conmoción interior, un golpe militar y, lo que más le preocupa, no habría elecciones en 2022, y que por tanto el pueblo no debe luchar combativamente, debe desmontar las barricadas y bloqueos y hacer movilizaciones pacíficas. También plantea que la violencia lleva a una mayor polarización y a que un sector que vota temeroso o cansado de las protestas tome más fuerza en apoyo al uribismo.
Es decir que plantea la misma posición del CNP: hacer un paro lo más pasito y arrodillado posible con la esperanza de que así le ablandará el corazón a los gobernantes que se sentarán a negociar los cambios que el país necesita o que mantendrá el orden social para ir a las urnas votar por el cambio que el representaría. Petro quiere utilizar al movimiento, pero para ello debe ser un movimiento que exprese la voluntad de cambio, pero que no sea radical y que no polarice ni asuste a un sector que podría apoyar la idea de un gobierno distinto, pero moderado. Que la gente debe exigir hasta donde la amenaza de reacción violenta por parte de las clases dominantes permita y que la forma de enfrentar esta amenaza es agachando la cabeza.
Lo que Petro no quiere que el pueblo vea, es que no son cambios moderados los que necesita la amplia mayoría. El pueblo lucha por trabajo digno, por tierra, por poder producir y prosperar, por no seguir aguantando hambre como 2,4 millones de hogares colombianxs en este momento[7], por no vivir sobreviviendo en el rebusque, por tener un hogar y no ser desalojado violentamente de tugurios por el ESMAD, por salud, educación y una perspectiva de futuro para lxs jóvenes. Si vemos cada una de estas cosas por las que lucha el pueblo, veremos que esta situación no es casualidad. El país funciona muy bien para algunos como Sarmiento Angulo que gana 1293 dólares por segundo, aumentando su riqueza incluso en medio de esta crisis. Si vemos cada uno de estos problemas veremos que el país necesita un desarrollo nacional propio y al servicio del pueblo que no le conviene a las clases dominantes. La miseria en el campo no se puede separar del hecho de que en este país el 80% de las tierras está en manos del 1% de propietarios. Y ese 1% no soltará las tierras que le deberían pertenecer al pueblo por las buenas. Un desarrollo nacional y al servicio del pueblo necesita que haya pequeños y medianos propietarios que compitan y cooperen para producir y prosperar en función del pueblo colombiano y no a un puñado de terratenientes que explotan al campesinado, que muchas veces ni ponen a producir las tierras y que cuando lo hacen solo producen materias primas para los imperialistas del extranjero. Lo mismo en las ciudades donde la economía es famélica, pues no hay prácticamente industrialización, predomina el comercio y dominan las multinacionales extranjeras que venden caro lo que producen en países desarrollados con las materias primas que saquean de países como el nuestro. Hasta algo tan básico como educación o salud gratuita y de calidad es una ofensa a las multinacionales y banqueros que hacen millonadas con estos derechos convertidos en mercancía, basta mirar el caso de ICETEX. El pueblo lucha porque este país que funciona tan bien para magnates, banqueros y terratenientes no funciona en absoluto para el pueblo y salir de esta situación tendrá que pasar inevitablemente por sobre quienes la quieran mantener. La lucha de clases es inevitable dentro de una sociedad de clases y el camino de conciliación entre clases que propone Petro y el CNP solo puede llevar a buscar inútilmente la forma en que el pueblo acepte la explotación y opresión por parte de un sistema y unas clases que cada vez lo hunden más.
Petro tiene sus intereses con las clases dominantes. Si el pueblo lucha duro contra ellas, Petro no resulta una alternativa viable para las clases dominantes. Él busca ser el candidato, que mediante reformas secundarias pueda calmar los ánimos de lucha del pueblo y mantener algún tiempo más la dominación de quien lo explota. Petro es la ficha de los explotadores de “cambiar algo para que no cambie nada”. Si el pueblo se sale de control hasta un punto donde Petro ya no se vería útil para contenerlo, la alternativa preferida no sería la careta “humana” del petrismo, sino la abierta represión dictatorial contra el pueblo.
Petro trata de infundir temor con esta segunda posibilidad, así por lo menos intenta pasar como “lo menos peor”, la vieja confiable de la politiquería, pero la historia lo demuestra y es clara en ello: donde hay opresión, hay resistencia. Un régimen cada vez más descarado solo aumentaría la inconformidad popular, su disposición de lucha, la urgencia de acabar con este mundo injusto y despiadado de una vez y por todas. El camino que propone Petro es el de prolongar la enfermedad con pañitos de agua tibia y desmovilizar al pueblo para que no rompa las cadenas. La represión ha sido esencial para este sistema de explotación que siempre entra en crisis más profundas, por tanto es inevitable. El camino del pueblo no puede ser el de presentarse sumiso y retroceder ante la amenaza de represión, sino el de templar sus fuerzas enfrentándola, el de organizarse cada vez más y comprender que sus problemas profundos solo los solucionará usando toda esa fuerza y organización invencible del pueblo en la lucha por romper las cadenas de este sistema de explotación, en la lucha por la Revolución de Nueva Democracia. Para ello debemos comprender que ningún politiquero de este Estado granburgués-terrateniente va a ser favorable a que el pueblo avance por su camino de lucha, que el camino a seguir es el de la lucha independiente de este viejo Estado y todos sus politiqueros.
¡NO VOTES, ORGANIZATE Y LUCHA POR LA REVOLUCIÓN!
¡LUCHA, LUCHA, LUCHA, NO PARES DE LUCHAR, POR UN ESTADO OBRERO, CAMPESINO Y POPULAR!
¡QUE VIVA EL HEROICO LEVANTAMIENTO DEL PUEBLO COLOMBIANO!
¡A PARAR PARA AVANZAR, VIVA EL PARO NACIONAL!
¡EL PARO ES DE LOS DE ABAJO Y EN LAS CALLES!
[1] https://twitter.com/sergio_fajardo/status/1386770834216439817
[2]https://noticias.canal1.com.co/nacional/80-bloqueos-pais-levantado-comite-paro/
[3] https://www.youtube.com/watch?v=keyj0aibN9s
[4] https://www.bluradio.com/politica/petro-al-comite-del-paro-al-caer-la-tributaria-se-debio-declarar-victoria-popular-y-frenar-marchas
[5] https://cuartodehora.com/2021/05/09/con-la-violencia-gana-uribe/
[6] https://cuartodehora.com/2021/05/16/de-la-barricada-a-la-multitud/
[7]http://ieu.unal.edu.co/en/medios/noticias-del-ieu/item/con-la-pandemia-una-de-cada-tres-personas-sufre-de-inseguridad-alimentaria-en-la-mayoria-de-capitales-del-pais