Aquí
presentamos un texto del Presidente Gonzalo acerca de algunas cuestiones de ACERCA
DEL ESTADO del documento del PCP: ¡QUE EL EQUILIBRIO ESTRATEGICO REMEZCA
MAS EL PAÍS!, Perú, agosto 1991, y luego el importante texto de Lenin Acerca del Estado.
Hoy, es más
necesario que nunca estudiar estos textos y aplicarlos para hacer la revolución
combatiendo la ofensiva contrarrevolucionaria general y para aplastar al
oportunismo y el revisionismo en tan importante problema, que no es otro que el
del Poder: que “nos demanda entender que es
el Estado, destruir el Viejo Estado, levantar el Nuevo Estado, establecer la
dictadura del proletariado y con ella transformar el mundo (democracia para el
pueblo dictadura para los derrumbados explotadores) y marchar hasta el
comunismo, ahí recién licenciaremos para siempre el Estado”, nos dice el
Presidente Gonzalo.
Armados con
el pensamiento gonzalo apuntamos a ver el proceso de
reaccionarización del Estado burgués, ver Marx en su Dieciocho Brumario. Luego
pues proceso necesario, sujeto a leyes que corresponde al desenvolvimiento del Estado
burgués, más aún en la actualidad, en el momento más bien largo de barrimiento
del imperialismo por la guerra popular en el mundo, en la ofensiva estratégica
de la revolución mundial, dentro del período de los “50 a 100 años” (Presidente
Mao). La revolución ha devenido la tendencia histórica y política principal en
el mundo de hoy. En todo el mundo hay una situación revolucionaria en
desarrollo desigual y se desarrolla la nueva gran ola de la revolución mundial
acicateada por la reacción.
El imperialismo está en su crisis general y
ésta abarca todos sus planos. Los revisionistas y oportunistas como Avakian, y
algunos lo repiten, niegan este proceo de reaccionarización del Estado burgués
que lleva a centralizar cada vez más el Poder en el Ejecutivo "mientras
que el Parlamento, las elecciones son marionetas, peleles” (Lenin). Mariáteguí
precisó con gran claridad, la crisis del parlamento burgués es la crisis de la
democracia burguesa”.
En los Estados Unidos, la superpotencia hegemónica única,
como ya hemos escrito anteriormente el Poder se centraliza cada vez más en el
Presidente, en el Ejecutivo, en desmedro del parlamento, etc. Los ministros,
asesores y más altos funcionarios son representantes de las Fuerzas Armadas y
los servicios secretos y de ese puñado de monopolios generados por el capital
financiero que dominan no sólo allí sino en el mundo. Poder que se traspasa a
los militares y los servicios secretos, cuyos más altos mandos y funcionarios pertenecen
a estos monopolios como asesores, directivos, etc. No se puede olvidar que los
imperialistas yanquis desarrollan su guerra contra el proletariado y el pueblo
de los Estado Unidos (en el interior) y la guerra de agresión imperialista y
otras formas de intervención en todo el mundo.
Este
proceso de reaccionarización del Estado burgués, según las condiciones
específica de cada país, puede darse como centralización absoluta del Poder con
absolutismo presidencialista, como es el caso para nosotros en los Estados
Unidos, que continúa con el recambio de autoridades reaccionarias del gobierno
genocida reaccionario de Obama al gobierno genocida del achireaccionario Trump. Tal como ya lo hemos analizado con
anterioridad. Retórica chovinista, ultra reaccionaria, más que cualquiera otro de su especie, donde
logícamente se encuentra ingredientes de toda clase, incluídos los fascistas,
pero fundamentados con la berborrea barata y obsoleta de las libertades de los
individuos y una falsa propaganda anti-Estado, lo que se puede comprobar muy
facilmente con el discurso de Trump y sus comparsas, incluído los ex del Tea
Parti, sobre el llamado "Obama Care", cuál es su “fundamento último”? que el
Estado obliga, que el Estado interviene en la libertad de elección del seguro
por los ciudadanos, que es un paquete que debe tomarse en conjunto,etc., etc.,-
iniciativa individual, libre elección individual, etc- Por otro lado no hubo en el gobierno de Bush jr., ni hay en este gobierno un plan coorporativo, de impulsar una
organzación gremial o corporativa de la sociedad. No hay un discurso que oponga
el viejo sistema caduco de la representación liberal burguesa reaccionaria, por
otro de la representación por gremios, Estado-patrones-obreros, etc. Más aún Trump no ha organizado un movimiento propio, como se ve es parte del Partido Republicano . Ver también las propuestas económicas, todas sirven a beneficiar "la libre empresa", la inversión de los monopolios particulares, aún en la inversión y construcción de la infrastructura como programa antí ciclico, y así todo, ya nos ocuparemos documentadamente de esto. Las últimas elecciones, el candidato y hoy presidente Trump es un símbolo y un signo más de la profundidad de la crisis en que esta sumido el país imperialista que es la superpotencia hegemónica única. Es la cabeza del gobierno imperialista yanqui. Muestra como se hunde irremediablemente el imperialismo yanqui.
Avakian
para negar este proceso material, para negar la lucha por la dictadura del
proletariado y el socialismo mediante la guerra popular en los Estados Unidos, dice simplemente, el
gobierno de Trump es fascista, “en nombre de la humanidad no aceptamos este
gobiernpo”, “Trump no es nuestro presidente”, "no lo aceptamos”. Parte de que el
fascismo sería cosa de un individuo o de individuos más reaccionarios. Eso es parte de ese pensamiento "pos-modernista" anti marxista que tiene en la cabeza Avakian. Así, según él y otros oprotunistas y revisionistas, hay
que luchar contra el fascismo y no contra la dictadura de la burguesía, no
contra la república burguesa y ¿cómo? Mediante la “resistencia pacífica” o “desobediencia
civil”como lo indican sus consignas esbozadas aquí. No corresponde. Eso lleva a
defender gobierno anterior y estar por cambio de gobierno, al menos para él
como la solución normalizadora, utilizando sus propias palabras.
Avakian y su partiducho revisionista (PCR-USA) se ponen detrás
de la democracia burguesa reaccionaria y del sector que moviliza la llamada “izquierda”
del PD de Obama y la Clintón. Benefició a la Clintón y al gobierno anterior que
así negociaron mejor la transferencia de gobierno. Todo eso es basura
revisionista. Eso favorece la manipulación reaccionaria de las masas para la política burguesa, para la guerra imperialista dentro y en el extranjero, para el chovinismo imperialista. Para Avakian parecería por esto que los únicos chovinistas son los fascistas, que Obama no fue chovinista, etc. Sea fascismo o no lo que corresponde allí y en todo el mundo es
hacer la revolución y para ello hay que reconstituir o constituir el PC y
contando con el heroico combatiente iniciar y desrrollar la guerra popular. A esto se opone Avakia y comparsas con más rabia que a Trump. Y saber, que hay otros que por no mover su propia cabeza repiten el "fascismo de Avakian". El marxismo les dice muevan su cabeza y ellos mueven los pies.
Avakian,
revisionistas y oportunistas niegan que Trump representa la continuidad del
gobierno de Obama, logicamente en peores condiciones para el imperialismo
yanqui, de fracaso del gobierno del Partido Democráta en sus tareas reaccionarias que son una necesidad del
imperialismo. Vamos a seguir con la continuidad de esta política en cuanto a la
contradicción principal (guerra de agresión contra los países oprimidos) y a la
tercera contradicción (agudización de la colusión y pugna interimperialista -
entre superpotencias y potencias). Luego volveremos al tema económico, etc.
"ACERCA
DEL ESTADO"
PRESIDENTE
GONZALO
Es
conveniente que nos planteemos algunas cuestiones de "Acerca del
Estado" de Lenin, si se pudiera leer el texto (al menos los dirigentes)
sería útil porque apunta a ver el Estado, a prestarle más atención aún. Este
documento sirve a ver el proceso del Estado y a comprender cosas substantivas
tanto para nosotros como para combatir la ofensiva contrarrevolucionaria
general. En él Lenin nos dice, hablando del Estado y la dificultad de
estudiarlo, cómo se puede avanzar: Y nos será muy fácil volver a este problema,
pues se trata de una cuestión tan básica, tan fundamental de toda la política,
que no sólo en tiempos tan borrascosos, en tiempos de revolución como los que
ahora atravesamos, sino también en los tiempos más pacíficos, en todo período
que trate de cualquier cuestión económica o política tropezaréis a diario con
estas preguntas: qué es el Estado?, en qué consiste su esencia?, cuál es su
significado y qué posición adopta ante él nuestro partido, el partido que lucha
por el derrocamiento del capitalismo, el Partido Comunista? Esta es una
cuestión a la que, por uno u otro motivo, tendréis que volver todos los días. Y
lo esencial es que, como resultado de vuestras lecturas y de vuestra asistencia
a charlas y conferencias sobre el Estado, aprendáis a abordar por cuenta propia
este problema, puesto que tropezaréis con él por los más diversos motivos, en
cada pequeña cuestión, en las combinaciones más inesperadas, en las
conversaciones y disputas con los adversarios. Sólo cuando aprendáis a
orientaros por cuenta propia en este problema, podréis consideraros lo
suficientemente firmes en vuestras convicciones, sólo entonces podréis
defenderlas con éxito ante quien sea y en cualquier momento". Aquí lo
saltante es que con este problema tropezamos cotidianamente por los más
diversos motivos en cada pequeña cuestión, en las combinaciones más
inesperadas, en las conversaciones y en las disputas con los adversarios; esto
es certísimo, hoy más que nunca. Eso es lo importante.
Nos dice
más adelante: "Ya he dicho que la obra de Engels El origen de la familia,
la propiedad privada y el Estado os podría servir de ayuda. En ella,
precisamente, se afirma que todo Estado, en el que exista la propiedad privada
sobre la tierra y sobre los medios de producción y en el que domine el capital,
es, por muy democrático que sea, un Estado capitalista, una máquina en manos de
los capitalistas para mantener sometidos a la clase obrera y a los campesinos
pobres. Y el sufragio universal, la Asamblea Constituyente, el Parlamento, no
son más que la forma, una especie de pagaré, que no altera para nada el fondo
de la cuestión". Esto es lo que nos interesa, el Estado, "es una
máquina para mantener sometidos a la clase obrera y a los campesinos
pobres"; y el sufragio, la Asamblea Constituyente, el Parlamento?, son
forma, no son la esencia, el contenido. El contenido, la razón de esas
modalidades no es sino mantener la explotación, la opresión. Esto es lo que nos
interesa. Y añade a continuación: "La forma de dominio del Estado puede
ser distinta: el capital manifiesta su fuerza de una manera, donde existe una
forma, y de otra, donde existe otra forma, pero, en esencia, el poder continúa
siempre en manos del capital, lo mismo da que exista el sufragio restringido u
otro sufragio; que exista una república democrática, e incluso cuanto más
democrática sea, tanto más grosero y cínico es este dominio del capitalismo.
Una de las repúblicas más democráticas del mundo es la de los Estados Unidos de
América del Norte, y en ningún otro país (el que haya estado allí después de
1905, seguramente, se habrá dado cuenta de ello), en ninguna parte, el poder
del capital, el poder de un puñado de multimillonarios sobre toda la sociedad
se manifiesta en forma tan grosera, con tan descarada venalidad como allí. El
capital, una vez que existe, domina toda la sociedad, y ninguna república
democrática, ningún derecho electoral cambia la esencia del asunto". Es
muy bueno, está bien explicado y se entiende perfectamente. Continúa diciendo
así: "La república democrática y el sufragio universal, en comparación con
el régimen feudal, constituyeron un enorme progreso, pues permitieron al
proletariado alcanzar la unificación, la cohesión con que cuenta ahora y formar
las filas armónicas y disciplinadas que luchan sistemáticamente contra el
capital". El texto que sigue hay que leerlo, pero no lo vamos a analizar
ahora: más adelante destacar: "No sólo hipócritas conscientes, sabios y
curas apoyan y defienden esta mentira burguesa de que el Estado es libre y está
llamado a defender los intereses de todos, sino también multitud de personas,
que repiten sinceramente los viejos prejuicios y no pueden comprender el paso
de la vieja sociedad capitalista al socialismo. No sólo la gente que se halla
directamente supeditada a la burguesía, no sólo los que se hallan bajo el yugo
del capital o los que han sido sobornados por éste (una masa de toda suerte de
sabios, artistas, clérigos, etc., está al servicio del capital), sino también
personas que se encuentran simplemente bajo la influencia de los prejuicios de
la libertad burguesa, todos ellos se han movilizado en el mundo entero contra
el bolchevismo, porque, al fundarse, la República Soviética rechazó esta
mentira burguesa y declaró abiertamente: vosotros llamáis libre a vuestro
Estado, cuando, en realidad, mientras exista la propiedad privada, vuestro
Estado, aunque sea una república democrática, no es otra cosa que una máquina
en manos de los capitalistas destinada a aplastar a los obreros, y cuanto más
libre sea el Estado, con tanta mayor claridad se manifiesta este hecho".
Aquí debemos resaltar a cuántos se engaña, cuan arraigada está esa absurda idea
de que el Estado es libre, que está por encima de los demás, que sirve a todos.
Y nos dice se da en todo Estado; pone el ejemplo de Estados Unidos, de Suiza:
"En estos países hay menos soldados, el ejército regular es menor en Suiza
existe una milicia, y cada suizo tiene un fusil en su casa; en los Estados
Unidos hasta hace poco no había ejército regular y, por lo mismo, cuando
estalla una huelga, la burguesía se arma, emplea soldados mercenarios y aplasta
la huelga, y en ninguna parte este aplastamiento del movimiento obrero es tan
implacable y feroz como en Suiza y en los Estados Unidos, en ninguna parte se
halla el Parlamento bajo una mayor influencia del capital que precisamente en
dichos países". Nos plantea, ahí son muy democráticos, tienen ejército
pequeño, pero cuando hay una huelga, contratan mercenarios, se arman ellos
mismos; aquí estamos viendo algo similar, pero a raíz de que la guerra popular
torna insuficiente la cantidad de sus fuerzas represivas. Así, siempre arman
sus huestes, compran mercenarios, defienden su riqueza y poder. Antes, hay un
párrafo que también merece resaltar, hablando de estos países: "En ninguna
parte el capital domina tan cínica e implacablemente y en ninguna parte se
manifiesta eso con tanta claridad como precisamente en estos países, a pesar de
que son repúblicas democráticas, por muy elegantemente ataviadas que estén, y a
pesar de todas las palabras sobre la democracia del trabajo y la igualdad de
todos los ciudadanos". Muy buen párrafo. Por mucho que declamen su democracia, en ninguna parte, hay un
dominio tan cínico ni tan implacable; es un dominio cínico e implacable, no
importa cuán elegantemente ataviados estén ni toda la palabrería sobre
democracia del trabajo e igualdad de todos los ciudadanos. Lenin nos dice
más adelante, en esos países, Estados Unidos y lo países europeos, "La
fuerza del capital no es todo; la Bolsa lo es todo, mientras que el Parlamento,
las elecciones son marionetas, peleles...". Esto nos cae muy bien, hoy día
más aún, porque estamos viendo lo mismo en el Parlamento Peruano; sin embargo,
aquí nos atiborran de democracia, pero esto sirve a desenmascarar su democracia
y a sus paradigmas democráticas (Estados Unidos y países europeos), y nos hace
ver que implica, pues, este sistema; en síntesis, el Parlamento Peruano es una
gran muestra de su pudrición.
Y continúa
diciéndonos: "Pero, cuanto más tiempo pasa, tanto más claramente van
viendo los obreros y tanta mayor difusión adquiere la idea del Poder soviético,
sobre todo después de la sangrienta matanza por la que acabamos de pasar",
habla de la I Guerra Mundial, "La clase obrera ve, cada vez más claro, la
necesidad de una lucha implacable contra los capitalistas". Después que hizo el derrotero de todo el
Estado, partiendo de hacernos ver la necesidad de estudiar el problema del
Estado, llega al Estado burgués, son los párrafos finales que hemos leído. Ahí
está la democracia burguesa desenmascarada, la falacia de libertad del Estado,
el vil engaño de que sirve a todos y el engendro demagógico de la democracia
del trabajo y de la igualdad de los ciudadanos, y expuesta la condición de
peleles de todos los Parlamentos. Las elecciones son marionetas, nos dice,
porque dónde está el poder, la fuerza de la burguesía?, está en la fuerza del
capital; este es todo, nos dice, la Bolsa es todo y por coincidencia hace poco
se abrió la Bolsa en el Perú. Llegado aquí, Lenin sostiene: los obreros
cuestionan el orden burgués, comprenden la necesidad de derrumbar el Viejo
Estado y por ende se desarrolla una lucha implacable contra los capitalistas, y
termina diciendo del nuevo sistema, del Nuevo Estado: "Cualesquiera que
sean las formas con que se encumbra la república, aunque se trate de la
república más democrática, si es burguesa, si en ella continúa existiendo la
propiedad privadansobre la tierra y las fábricas y si el capital privado
mantiene en esclavitud asalariada a toda la sociedad, es decir, si en ella no
se realiza lo proclamado por el Programa de nuestro partido y por la
Constitución Soviética, tal Estado es una máquina destinada a la opresión de
unos por otros. Y esta máquina la pondremos en manos de aquella clase que debe
derrocar el poder del capital. Rechazaremos todos los viejos prejuicios de que
el Estado es la igualdad para todos, pues esto es un engaño: mientras exista la
explotación, no puede haber igualdad. El terrateniente no puede ser igual al
obrero, el hambriento no puede ser igual al harto. Esa máquina, llamada Estado,
ante la cual la gente se detiene con respeto supersticioso, dando fe a los
viejos cuentos de que es el poder de todo el pueblo, el proletariado la
rechaza, diciendo que es una mentira burguesa. Nosotros arrebatamos esta máquina
a los capitalistas y nos apropiamos de ella. Con esta máquina o garrote
destruimos toda explotación y cuando en el mundo no haya quedado la posibilidad
de explotar, no haya quedado más propietarios de tierra y de fábricas, no
ocurra que unos se hartan mientras otros padecen hambre, solamente cuando esto
ya no sea posible arrojaremos esta máquina al montón de la chatarra. Entonces
no habrá Estado y no habrá explotación. Este es el punto de vista de nuestro
Partido Comunista." Buen texto para
estudiar y entender el problema del Estado y mejor aún para hacer llegar a las
más amplias masas un tema necesario de conocer, más hoy. Muy bueno por que
después del derrotero, repito, llega a la democracia burguesa, la critica a
fondo, despanzurra su esencia y luego nos plantea el Estado nuestro, que viene
a ser conquistar el Poder, hacer la propia máquina estatal destruyendo la vieja
maquinaria estatal; y con ella dice, destruimos, todo rastro de explotación, de
opresión, y recién habrá igualdad, y, cuando tal haya no habrá clases, entonces
ya no habrá Estado. La cuestión es que mientras el Estado no cumpla el programa
del Partido Comunista, no será un Estado que beneficie realmente a la clase, al
pueblo; así, solamente el Nuevo Estado es el único que le puede servir. Esto es
muy bueno, nos plantea el rumbo y la perspectiva final; y lo que es principal,
nos demanda entender que es el Estado, destruir el Viejo Estado, levantar el
Nuevo Estado, establecer la dictadura del proletariado y con ella transformar
el mundo (democracia para el pueblo dictadura para los derrumbados
explotadores) y marchar hasta el comunismo, ahí recién licenciaremos para
siempre el Estado.
Acerca del
Estado
V. I. Lenin
Conferencia
pronunciada en la Universidad Sverdlov*
el 11 de
julio de 1919
Primera
publicación: El 18 de enero de 1929, en Pravda, núm 15.
Fuente:
Biblioteca de Textos Marxistas.
Esta
edición: Marxists Internet Archive, 1 enero 2001.
Camaradas,
el tema de la charla de hoy, de acuerdo con el plan trazado por ustedes que me
ha sido comunicado, es el Estado. Ignoro hasta qué punto están ustedes al tanto
de este tema. Si no me equivoco, sus cursos acaban de iniciarse, y por primera
vez abordarán sistemáticamente este tema. De ser así, puede muy bien ocurrir
que en la primera conferencia sobre este tema tan difícil yo no consiga que mi
exposición sea suficientemente clara y comprensible para muchos de mis oyentes.
En tal caso, les ruego que no se preocupen, porque el problema del Estado es
uno de los más complicados y difíciles, tal vez aquel en el que más confusión
sembraron los eruditos, escritores y filósofos burgueses. No cabe esperar, por
lo tanto, que se pueda llegar a una comprensión profunda del tema con una breve
charla, en una sola sesión. Después de la primera charla sobre este tema,
deberán tomar nota de los pasajes que no hayan entendido o que no les resulten
claros, para volver sobre ellos dos, tres y cuatro veces, a fin de que más
tarde se pueda completar y aclarar lo que no hayan entendido, tanto mediante la
lectura como mediante diversas charlas y conferencias. Espero que podremos
volver a reunirnos y que podremos entonces intercambiar opiniones sobre todos
los puntos complementarios y ver qué es lo que ha quedado más oscuro. Espero
tambien, que ademas de las charlas y conferencias dedicarán algún tiempo a
leer, por lo menos, algunas de las obras más importantes de Marx y Engels. No
cabe duda de que estas obras, las más importantes, han de encontrarse en la
lista de libros recomendados y en los manuales que están disponibles en la
biblioteca de ustedes para los estudiantes, de la escuela del Soviet y del
partido; y aunque, una vez más, algunos de ustedes se sientan al principio,
desanimados por la dificultad de la exposición, vuelvo a advertirles que no
deben preocuparse por ello; lo que no resulta claro a la primera lectura, será
claro a la segunda lectura, o cuando posteriormente enfoquen el problema desde
otro ángulo algo diferente. Porque, lo repito una vez más, el problema es tan
complejo y ha sido tan embrollado por los eruditos y escritores burgueses, que
quien desee estudiarlo seriamente y llegar a dominarlo por cuenta propia, debe
abordarlo varias veces, volver sobre él una y otra vez y considerarlo desde
varios angulos, para poder llegar a una comprensión clara y definida de él.
Porque es un problema tan fundamental, tan básico en toda política y porque, no
sólo en tiempos tan turbulentos y revolucionarios como los que vivimos, sino
incluso en los más pacíficos, se encontrarán con él todos los días en cualquier
periódico, a propósito de cualquier asunto económico o político, será tanto más
fácil volver sobre él. Todos los días, por uno u otro motivo, volverán ustedes
a la pregunta: ¿que es el Estado, cuál es su naturaleza, cuál es su
significación y cuál es la actitud de nuestro partido, el partido que lucha por
el derrocamiento del capitalismo, el partido comunista, cuál es su actitud hacia
el Estado? Y lo más importante es que, como resultado de las lecturas que
realicen, como resultado de las charlas y conferencias que escuchen sobre el
Estado, adquirirán la capacidad de enfocar este problema por sí mismos, ya que
se enfrentarán con él en los más diversos motivos, en relación con las
cuestiones más triviales, en los contextos más inesperados, y en discusiones y
debates con adversarios. Y sólo cuando aprendan a orientarse por sí mismos en
este problema sólo entonces podrán considerarse lo bastante firmes en sus
convicciones y capaces para defenderlas con éxito contra cualquiera y en
cualquier momento.
Luego de
estas breves consideraciones, pasaré a tratar el problema en sí: qué es el
Estado, cómo surgió y fundamentalmente, cuál debe ser la actitud hacia el
Estado del partido de la clase obrera, que lucha por el total derrocamiento del
capitalismo, el partido de los comunistas.
Ya he dicho
que difícilmente se encontrará otro problema en que deliberada e
inconcientemente, hayan sembrado tanta confusion los representantes de la
ciencia, la filosofía, la jurisprudencia, la economiá política y el periodismo
burgueses como en el problema del Estado. Todavía hoy es confundido muy a
menudo con problemas religiosos; no sólo por los representantes de doctrinas
religiosas (es completamente natural esperarlo de ellos), sino incluso personas
que se consideran libres de prejuicios religiosos confunden muy a menudo la
cuestión especifica del Estado con problemas religiosos y tratan de elaborar
una doctrina -- con frecuencia muy compleja, con un enfoque y una argumentación
ideológicos y filosóficos -- que pretende que el Estado es algo divino, algo
sobrenatural, cierta fuerza, en virtud de la cual ha vivido la humanidad, que
confiere, o puede conferir a los hombres, o que contiene en sí algo que no es
propio del hombre, sino que le es dado de fuera: una fuerza de origen divino. Y
hay que decir que esta doctrina está tan estrechamente vinculada a los
intereses de las clases explotadoras -- de los terratenientes y los
capitalistas --, sirve tan bien sus intereses, impregnó tan profundamente todas
las costumbres, las concepciones, la ciencia de los señores representantes de
la burguesía, que se encontrarán ustedes con vestigios de ella a cada paso,
incluso en la concepción del Estado que tienen los mencheviques y eseristas,
quienes rechazan indignados la idea de que se hallan bajo el influjo de
prejuicios religiosos y están convencidos de que pueden considerar el Estado
con serenidad. Este problema ha sido tan embrollado y complicado porque afecta
más que cualquier otro (cediendo lugar a este respecto solo a los fundamentos
de la ciencia económica) los intereses de las clases dominantes. La teoría del
Estado sirve para justificar los privilegios sociales, la existencia de la
explotación, la existencia del capitalismo, razón por la cual sería el mayor de
los errores esperar imparcialidad en este problema, abordarlo en la creencia de
que quienes pretenden ser cientificos puedan brindarles a ustedes una
concepción puramente cientifica del asunto. Cuando se hayan familiarizado con
el problema del Estado, con la doctrina del Estado y con la teoría del Estado,
y lo hayan profundizado suficientemente, descubrirán siempre la lucha entre
clases diferentes, una lucha que se refleja o se expresa en un conflicto entre
concepciones sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación
del Estado.
Para
abordar este problema del modo más cientifico, hay que echar, por lo menos, una
rápida mirada a la historia del Estado, a su surgimiento y evolución. Lo más
seguro, cuando se trata de un problema de ciencia social, y lo más necesario
para adquirir realmente el hábito de enfocar este problema en forma correcta,
sin perdernos en un cumulo de detalles o en la inmensa variedad de opiniones
contradictorias; lo más importante para abordar el problema cientificamente, es
no olvidar el nexo histórico fundamental, analizar cada problema desde el punto
de vista de cómo surgió en la historia el fenómeno dado y cuáles fueron las principales
etapas de su desarrollo y, desde el punto de vista de su desarrollo, examinar
en qué se ha convertido hoy.
Espero que
al estudiar este problema del Estado se familia rizarán con la obra de Engels
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Se trata de una de
las obras fundamentales del socialismo moderno, cada una de cuyas frases puede
aceptarse con plena confianza, en la seguridad de que no ha sido escrita al
azar, sino que se basa en una abundante documentación histórica y política. Sin
duda, no todas las partes de esta obra están expuestas en forma igualmente
accesible y comprensible; algunas de ellas suponen un lector que ya posea
ciertos conocimientos de historia y de economía. Pero vuelvo a repetirles que
no deben preocuparse si al leer esta obra no la entienden inmediatamente. Esto
le sucede a casi todo el mundo. Pero releyéndola más tarde, cuando estén
interesados en el problema, lograrán entenderla en su mayor parte, si no en su
totalidad. Cito este libro de Engels porque en el se hace un enfoque correcto
del problema en el sentido mencionado. Comienza con un esbozo histórico de los
orígenes del Estado.
Para tratar
debidamente este problema, lo mismo que cualquier otro -- por ejemplo el de los
orígenes del capitalismo, la explotación del hombre por el hombre, el del
socialismo, cómo surgió el socialismo, qué condiciones lo engendraron --, cualquiera
de estos problemas sólo puede ser enfocado con seguridad y confianza si se echa
una mirada a la historia de su desarrollo en conjunto. En relación con este
problema hay que tener presente, ante todo, que no siempre existió el Estado.
Hubo un tiempo en que no había Estado. Este aparece en el lugar y momento en
que surge la división de la sociedad en clases, cuando aparecen los
explotadores y los explotados.
Antes de
que surgiera la primera forma de explotación del hombre por el hombre, la
primera forma de la división en clases -- propietarios de esdavos y esclavos
--, existiá la familia patriarcal o, como a veces se la llama, la familia del
clan (clan: gens; en ese entonces vivían juntas las personas de un mismo linaje
u origen). En la vida de muchos pueblos primitivos subsisten huellas muy
definidas de aquellos tiempos primitivos, y si se toma cualquier obra sobre la
cultura primitiva, se tropezará con descripciones, indicaciones y
reminiscencias más o menos precisas del hecho de que hubo una época más o menos
similar a un comunismo primitivo, en la que aún no existiá la división de la
sociedad en esclavistas y esclavos. En esa época no existiá el Estado, no había
ningón aparato especial para el empleo sistemático de la fuerza y el
sometimiento del pueblo por la fuerza. Ese aparato es lo que se llama Estado.
En la
sociedad primitiva, cuando la gente vivía en pequeños grupos familiares y aún
se hallaba en las etapas más bajas del desarrollo, en condiciones cercanas al
salvajismo -- época separada por varios miles de años de la moderna sociedad
humana civilizada --, no se observan aún indicios de la existencia del Estado.
Nos encontramos con el predominio de la costumbre, la autoridad, el respeto, el
poder de que gozaban los ancianos del clan; nos encontramos con que a veces
este poder era reconocido a las mujeres -- la posición de las mujeres,
entonces, no se parecía a la de opresión y falta de dere chos de las mujeres de
hoy --, pero en ninguna parte encontramos una categoría especial de individuos diferenciados
que gobiernen a los otros y que, en aras y con el fin de gobernar, dispongan
sistemática y permanentemente de cierto aparato de coerción, de un aparato de
violencia, tal como el que representan actualmente, como todos saben, los
grupos especiales de hombres armados, las cárceles y demás medios para someter
por la fuerza la voluntad de otros, todo lo que constituye la esencia del
Estado.
Si dejamos
de lado las llamadas doctrinas religiosas, las sutilezas, los argumentos
filosóficos y las diversas opiniones erigidas por los eruditos burgueses, y
procuramos llegar a la verdadera esencia del asunto, veremos que el Estado es
en realidad un aparato de gobierno, separado de la sociedad humana. Cuando
aparece un grupo especial de hombres de esta clase, dedicados exclusivamente a
gobernar y que para gobernar necesitan de un aparato especial de coerción para
someter la voluntad de otros por la fuerza -- cárceles, grupos especiales de
hombres, ejércitos, etc. --, es cuando aparece el Estado.
Pero hubo
un tiempo en que no existiá el Estado, en que los vínculos generales, la
sociedad misma, la disciplina y organización del trabajo se mantenian por la
fuerza de la costumbre y la tradición, por la autoridad y el respeto de que
gozaban los ancianos del clan o las mujeres -- quienes en aquellos tiempos, no
sólo gozaban de una posición social igual a la de los hombres, sino que, no
pocas veces, gozaban incluso de una posición social superior --, y en que no
había una categoría especial de personas que se especializaban en gobernar. La
historia demuestra que el Estado, como aparato especial para la coerción de los
hombres, surge solamente donde y cuando aparece la división de la sociedad en
clases, o sea, la división en grupos de personas, algunas de las cuales se apropian
permanentemente del trabajo ajeno, donde unos explotan a otros.
Y esta
división de la sociedad en clases, a través de la historia, es lo que debemos
tener siempre presente con toda claridad, como un hecho fundamental. El
desarrollo de todas las sociedades humanas a lo largo de miles de años, en
todos los países sin excepción, nos revela una sujeción general a leyes, una
regularidad y consecuencia; de modo que tenemos, primero, una sociedad sin
clases, la sociedad originaria, patriarcal, primitiva, en la que no existían
aristócratas; luego una sociedad basada en la esclavitud, una sociedad
esclavista. Toda la Europa moderna y civilizada pasó por esa etapa: la
esclavitud reinó soberana hace dos mil años. Por esa etapa pasó también la gran
mayoría de los pueblos de otros lugares del mundo. Todavía hoy se conservan
rastros de la esclavitud entre los pueblos menos desarrollados; en Africa, por
ejemplo, persiste todavía en la actualidad la institucion de la esclavitud. La
división en propietarios de esclavos y esclavos fue la primera división de
clases importante. El primer grupo no sólo poseía todos los medios de
producción -- la tierra y las herramientas, por muy primitivas que fueran en
aquellos tiempos --, sino que poseía también los hombres. Este grupo era
conocido como el de los propietarios de esclavos, mientras que los que
trabajaban y suministraban trabajo a otros eran conocidos como esclavos.
Esta forma
fue seguida en la historia por otra: el feudalismo. En la gran mayoría de los
países, la esclavitud, en el curso de su desarrollo, evolucionó hacia la
servidumbre. La división fundamental de la sociedad era: los terratenientes
propietarios de siervos, y los campesinos siervos. Cambió la forma de las
relaciones entre los hombres. Los poseedores de esclavos con sideraban a los
esclavos como su propiedad; la ley confirmaba este concepto y consideraba al
esclavo como un objeto que pertenecía íntegramente al propietario de esclavos.
Por lo que se refiere al campesino siervo, subsistía la opresión de clase y la
dependencia, pero no se consideraba que los campesinos fueran un objeto de
propiedad del terrateniente propietario de siervos; éste sólo teniía derecho a
apropiarse de su trabajo, a obligarlos a ejecutar ciertos servicios. En la
practica, como todos ustedes saben, la servidumbre, sobre todo en Rusia, donde
subsistío durante más tiempo y revistío las formas más brutales, no se
diferenciaba en nada de la esclavitud.
Más tarde,
con el desarrollo del comercio, la aparición del mercado mundial y el desarrollo
de la circulación monetaria, dentro de la sociedad feudal surgió una nueva
clase, la clase capitalista. De la mercancía, el intercambio de mercancías y la
aparición del poder del dinero, surgió el poder del capital. Durante el siglo
XVIII, o mejor dicho desde fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX,
estallaron revoluciones en todo el mundo. El feudalismo fue abolido en todos
los países de Europa Occidental. Rusia fue el último país donde ocurrió esto.
En 1861 se produjo también en Rusia un cambio radical; como consecuencia de
ello, una forma de sociedad fue remplazada por otra: el feudalismo fue
remplazado por el capitalismo, bajo el cual siguió existiendo la división en
clases, así como diversas huellas y supervivencias del régimen de ser vidumbre,
pero fundamentalmente la división en clases asumió una forma diferente.
Los dueños
del capital, los dueños de la tierra y los dueños de las fábricas constituían y
siguen constituyendo, en todos los países capitalistas, una insignificante
minoria de la población, que gobierna totalmente el trabajo de todo el pueblo,
y, por consiguiente, gobierna, oprime y explota a toda la masa de trabajadores,
la mayoría de los cuales son proletarios, trabajadores asalariados, que se
ganan la vida en el proceso de producción, sólo vendiendo su mano de obra, su
fuerza de trabajo. Con el paso al capitalismo, los campesinos, que habían sido
divididos y oprimidos bajo el feudalismo, se convirtieron, en parte (la
mayoría) en proletarios, y en parte (la minoría) en campesinos ricos, quienes a
su vez contrataron trabajadores y constituyeron la burguesia rural.
Este hecho
fundamental -- el paso de la sociedad, de las formas primitivas de esclavitud
al feudalismo, y por último al capitalismo -- es el que deben ustedes tener
siempre presente, ya que sólo recordando este hecho fundamental, encuadrando
todas las doctrinas políticas en este marco fundamental, estarán en condiciones
de valorar debidamente esas doctrinas y comprender qué se proponen. Pues cada
uno de estos grandes periodos de la historia de la humanidad -- el esclavista,
el feudal y el capitalista -- abarca decenas y centenares de siglos, y presenta
una cantidad tal de formas políticas, una variedad tal de doctrinas políticas,
opiniones y revoluciones, que sólo podremos llegar a comprender esta enorme
diversidad y esta inmensa variedad -- especialmente en relación con las
doctrinas políticas, filosóficas y otras de los eruditos y políticos burgueses
--, si sabemos aferrarnos firmemente, como a un hilo orientador fundamental, a
esta división de la sociedad en clases, a esos cambios de las formas de la
dominación de clases, y si analizamos, desde este punto de vista, todos los
problemas sociales -- económicos, políticos, espirituales, religiosos, etc.
Si ustedes
consideran el Estado desde el punto de vista de esta división fundamental,
verán que antes de la división de la sociedad en clases, como ya lo he dicho,
no existía ningún Estado. Pero cuando surge y se afianza la división de la
sociedad en clases, cuando surge la sociedad de clases, también surge y se
afianza el Estado. La historia de la humanidad conoce decenas y cientos de
paises que han pasado o están pasando en la actualidad por la esclavitud, el
feudalismo y el capitalismo. En cada uno de ellos, pese a los enormes cambios
históricos que han tenido lugar, pese a todas las vicisitudes políticas y a
todas las revoluciones relacionadas con este desarrollo de la humanidad y con
la transición de la esclavitud al capitalismo, pasando por el feudalismo, y
hasta llegar a la actual lucha mundial contra el capitalismo, ustedes
percibirán siempre el surgimiento del Estado. Este ha sido siempre determinado
aparato al margen de la sociedad y consistente en un grupo de personas
dedicadas exclusiva o casi exclusivamente o principalmente a gobernar. Los
hombres se dividen en gobernados y en especialistas en gobernar, que se colocan
por encima de la sociedad y son llamados gobernantes, representantes del
Estado. Este aparato, este grupo de personas que gobiernan a otros, se apodera
siempre de ciertos medios de coerción, de violencia física, ya sea que esta
violencia sobre los hombres se exprese en la maza primitiva o en tipos más
perfeccionados de armas, en la época de la esclavitud, o en las armas de fuego
inventadas en la Edad Media o, por último, en las armas modernas, que en el
siglo XX son verdaderas maravillas de la técnica y se basan íntegramente en los
últimos lo gros de la tecnología moderna. Los métodos de violencia cambiaron,
pero dondequiera existió un Estado, existió en cada sociedad, un grupo de
personas que gobernaban, mandaban, dominaban, y que, para conservar su poder,
disponían de un aparato de coerción física, de un aparato de violencia, con las
armas que correspondían al nivel técnico de la época dada. Y sólo examinando
estos fenómenos generales, preguntándonos por qué no existió ningún Estado
cuando no había clases, cuando no había explotadores y explotados, y por que
apareció cuando aparecieron las clases; sólo así encontraremos una respuesta
definida a la pregunta de cuál es la esencia y la significación del Estado.
El Estado
es una máquina para mantener la dominación de una clase sobre otra. Cuando no
existían clases en la sociedad, cuando, antes de la época de la esclavitud, los
hombres trabajaban en condiciones primitivas de mayor igualdad, en condiciones
en que la productividad del trabajo era todavía muy baja y cuando el hombre
primitivo apenas podía conseguir con dificultad los medios indispensables para
la existencia más tosca y primitiva, entonces no surgió, ni podía surgir, un
grupo especial de hombres separados especialmente para gobernar y dominar al
resto de la sociedad. Sólo cuando apareció la primera forma de la división de
la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando una clase
determinada de hombres, al concentrarse en las formas más rudimentarias del
trabajo agrícola, pudo producir cierto excedente, y cuando este excedente no
resultó absolutamente necesario para la más mísera existencia del esclavo y
pasó a manos del propietario de esclavos, cuando de este modo quedó asegurada
la existencia de la clase de los propietarios de esclavos, entonces, para que
ésta pudiera afianzarse era necesario que apareciera un Estado.
Y apareció
el Estado esclavista, un aparato que dio poder a los propietarios de esclavos y
les permitió gobernar a los esclavos. La sociedad y el Estado eran entonces
mucho más reducidos que en la actualidad, poseían medios de comunicación
incomparablemente más rudimentarios; no existían entonces los modernos medios
de comunicación. Las montañas, los ríos y los mares eran obstáculos
incomparablemente mayores que hoy, y el Estado se formó dentro de límites
geográficos mucho más estrechos. Un aparato estatal técnicamente débil servía a
un Estado confinado dentro de límites relativamente estrechos y con una esfera
de acción limitada. Pero, de cualquier modo, existía un aparato que obligaba a
los esclavos a permanecer en la esclavitud, que mantenía a una parte de la
sociedad sojuzgada y oprimida por la otra. Es imposible obligar a la mayor
parte de la sociedad a trabajar en forma sistemática para la otra parte de la
sociedad sin un aparato permanente de coerción. Mientras no existieron clases,
no hubo un aparato de este tipo. Cuando aparecieron las clases, siempre y en
todas partes, a medida que la división crecía y se consolidaba, aparecía
también una institución especial: el Estado. Las formas de Estado eran en
extremo variadas. Ya durante el período de la esclavitud encontramos diversas
formas de Estado en los países más adelantados, más cultos y civilizados de la
época, por ejemplo en la antigua Grecia y en la antigua Roma, que se basaban
integramente en la esclavitud. Ya había surgido en aquel tiempo una diferencia
entre monarquía y república, entre aristocracia y democracia. La monarquía es
el poder de una sola persona, la república es la ausencia de autoridades no
elegidas; la aristocracia es el poder de una minoría relativamente pequeña, la
democracia el poder del pueblo (democracia en griego, significa literalmente
poder del pueblo). Todas estas diferencias sur gieron en la época de la
esclavitud. A pesar de estas diferencias, el Estado de la epoca esclavista era
un Estado esclavista, ya se tratara de una monarquía o de una república,
aristocrática o democrática.
En todos
los cursos de historia de la antigüedad, al escuchar la conferencia sobre este
tema, les hablarán de la lucha librada entre los Estados monárquicos y los
republicanos. Pero el hecho fundamental es que los esclavos no eran
considerados seres humanos; no sólo no se los consideraba ciudadanos, sino que
ni siquiera se los consideraba seres humanos. El derecho romano los consideraba
como bienes. La ley sobre el homicidio, para no mencionar otras leyes de
protección de la persona, no amparaba a los esclavos. Defendia sólo a los
propietarios de esclavos, los únicos que eran reconocidos como ciudadanos con
plenos derechos. Lo mismo daba que gobernara una monarquía o una república:
tanto una como otra eran una república de los propietarios de esclavos o una monarquia
de los propietarios de esclavos. Estos gozaban de todos los derechos, mientras
que los esclavos, ante la ley, eran bienes; y contra el esclavo no sólo podía
perpetrarse cualquier tipo de violencia, sino que incluso matar a un esclavo no
era considerado delito. Las repúblicas esclavistas diferían en su organización
interna: había repúblicas aristocráticas y repúblicas democráticas. En la
república aristocrática participaba en las elecciones un reducido número de
privilegiados; en la republica democrática participaban todos, pero siempre
todos los propietarios de esclavos, todos, menos los esclavos. Debe tenerse en
cuenta este hecho fundamental, pues arroja más luz que ningún otro sobre el
problema del Estado, y pone claramente de manifiesto la naturaleza del Estado.
El Estado
es una máquina para que una clase reprima a otra, una máquina para el
sometimiento a una clase de otras clases, subordinadas. Esta máquina puede
presentar diversas formas. El Estado esclavista podía ser una monarquía, una
república aristocrática e incluso una república democrática. En realidad, las
formas de gobierno variaban extraordinariamente, pero su esencia era siempre la
misma: los esclavos no gozaban de ningún derecho y seguian siendo una clase
oprimida; no se los consideraba seres humanos. Nos encontramos con lo mismo en
el Estado feudal.
El cambio
en la forma de explotación trasformó el Estado esclavista en Estado feudal.
Esto tuvo una enorme importancia. En la sociedad esclavista, el esclavo no
gozaba de ningún derecho y no era considerado un ser humano; en la sociedad
feudal, el campesino se hallaba sujeto a la tierra. El principal rasgo de la
servidumbre era que a los campesinos (y en aquel tiempo los campesinos
constituían la mayoría, pues la población urbana era todavía muy poco
desarrollada) se los consideraba sujetos a la tierra: de ahí se deriva este
concepto mismo -- la servidumbre. El campesino podía trabajar cierto número de
días para si mismo en la parcela que le asignaba el señor feudal; los demás
días el campesino siervo trabajaba para su señor. Subsistía la esencia de la
sociedad de clases: la sociedad se basaba en la explotación de clase. Sólo los
propietarios de la tierra gozaban de plenos derechos; los campesinos no tenían
ningún derecho. En la práctica su situación no difería mucho de la situación de
los esclavos en el Estado esclavista. Sin embargo, se había abierto un camino
más amplio para su emancipación, para la emancipación de los campesinos, ya que
el campesino siervo no era considerado propiedad directa del señor feudal.
Podía trabajar una parte de su tiempo en su propia parcela; podía, por así
decirlo, ser, hasta cierto punto, dueño de sí mismo; y al ampliarse las
posibilidades de desarrollo del intercambio y de las relaciones comerciales, el
sistema feudal se fue desintegrando progresivamente y se fueron ampliando
progresivamente las posibilidades de emancipación del campesinado. La sociedad
feudal fue siempre más compleja que la sociedad esclavista. Había un importante
factor de desarrollo del comercio y la industria, cosa que, incluso en esa
época, condujo al capitalismo. El feudalismo predominaba en la Edad Media. Y
también aquí diferían las formas del Estado; también aquí encontramos la
monarquía y la república, aunque esta última se manifestaba mucho más
débilmente. Pero siempre se consideraba al señor feudal como el único
gobernante. Los campesinos siervos ca recían totalmente de derechos políticos.
Ni bajo la
esclavitud ni bajo el feudalismo podía una reducida minoría de personas dominar
a la enorme mayoría sin recurrir a la coerción. La historia está llena de
constantes intentos de las clases oprimidas por librarse de la opresión. La
historia de la esclavitud nos habla de guerras de emancipación de los esclavos
que duraron décadas enteras. El nombre de "espartaquistas", entre
parentesis, que han adoptado ahora los comunistas alemanes -- el único partido
aleman que realmente lucha contra el yugo del capitalismo --, lo adoptaron
debido a que Espartaco fue el héroe más destacado de una de las más grandes
sublevaciones de esclavos que tuvo lugar hace unos dos mil años. Durante varios
años el Imperio romano, que parecía omnipotente y que se apoyaba por entero en
la esclavitud, sufrió los golpes y sacudidas de un extenso levantamiento de
esclavos, armados y agrupados en un vasto ejército, bajo la dirección de
Espartaco. Al fin y al cabo fueron derrotados, capturados y torturados por los
propietarios de esclavos. Guerras civiles como éstas jalonan toda la historia
de la sociedad de clases. Lo que acabo de señalar es un ejemplo de la más
importante de estas guerras civiles en la época de la esclavitud. Del mismo
modo, toda la época del feudalismo se halla jalonada por constantes
sublevaciones de los campesinos. En Alemania, por ejemplo, en la Edad Media, la
lucha entre las dos clases -- terratenientes y siervos -- asumió amplias
proporciones y se trasformó en una guerra civil de los campesinos contra los
terratenientes. Todos ustedes conocen ejemplos similares de constantes
levantamientos de los campesinos contra los terratenientes feudales en Rusia.
Para
mantener su dominación y asegurar su poder, los señores feudales necesitaban de
un aparato con el cual pudiesen sojuzgar a una enorme cantidad de personas y
someterlas a ciertas leyes y normas; y todas esas leyes, en lo fundamental, se
reducían a una sola cosa: el mantenimiento del poder de los señores feudales
sobre los campesinos siervos. Tal era el Estado feudal, que en Rusia, por
ejemplo, o en los países asiáticos muy atrasados (en los que aún impera el
feudalismo) difería en su forma: era una república o una monarquía. Cuando el
Estado era una monarquía se reconocía el poder de un individuo; cuando era una
república, en uno u otro grado se reconocía la participación de representantes
electos de la sociedad terrateniente; esto sucedía en la sociedad feudal. La
sociedad feudal representaba una división en clases en la que la inmensa
mayoría -- los campesinos siervos -- estaba totalmente sometida a una
insignificante minoría, a los terratenientes, dueños de la tierra.
El
desarrollo del comercio, el desarrollo del intercambio de mercancías,
condujeron a la formación de una nueva clase, la de los capitalistas. El
capital se conformo como tal al final de la Edad Media, cuando, después del
descubrimiento de América, el comercio mundial adquirío un desarrollo enorme,
cuando aumentó la cantidad de metales preciosos, cuando la plata y el oro se
convirtieron en medios de cambio, cuando la circulación monetaria permitió a
ciertos individuos acumular enormes riquezas. La plata y el oro fueron
reconocidos como riqueza en todo el mundo. Declinó el poder económico de la
clase terrateniente y creció el poder de la nueva clase, los representantes del
capital. La sociedad se reorganizó de tal modo, que todos los ciudadanos
parecían ser iguales, desapareció la vieja división en propietarios de esclavos
y esclavos, y todos los individuos fueron considerados iguales ante la ley,
independientemente del capital que poseyeran -- propietarios de tierras o
pobres hombres sin más propiedad que su fuerza de trabajo, todos eran iguales
ante la ley. La ley protege a todos por igual; protege la propiedad de los que
la tienen, contra los ataques de las masas que, al no poseer ninguna propiedad,
al no poseer más que su fuerza de trabajo, se empobrecen y arruinan poco a poco
y se convierten en proletarios. Tal es la sociedad capitalista.
No puedo
detenerme a analizarlo en detalle. Ya volverán ustedes a ello cuando estudien
el programa del partido: tendrán entonces una descripción de la sociedad
capitalista. Esta sociedad fue avanzando contra la servidumbre, contra el viejo
régimen feudal, bajo la consigna de la libertad. Pero era la libertad para los
propietarios. Y cuando se desintegró el feudalismo, cosa que ocurrío a fines
del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX -- en Rusia ocurrió más tarde que en
otros países, en 1861 --, el Estado feudal fue desplazado por el Estado
capitalista, que proclama como consigna la libertad para todo el pueblo, que
afirma que expresa la voluntad de todo el pueblo y niega ser un Estado de
clase. Y en este punto se entabló una lucha entre los socialistas, que bregan
por la libertad de todo el pueblo, y el Estado capitalista, lucha que condujo
hoy a la creación de la República Socialista Soviética y que se está
extendiendo al mundo entero.
Para
comprender la lucha iniciada contra el capital mundial, para entender la
esencia del Estado capitalista, debemos recordar que cuando ascendió el Estado
capitalista contra el Estado feudal, entró en la lucha bajo la consigna de la
libertad. La abolición del feudalismo significó la libertad para los
representantes del Estado capitalista y sirvió a sus fines, puesto que la
servidumbre se derrumbaba y los campesinos tenían la posibilidad de poseer en
plena propiedad la tierra adquirida por ellos mediante un rescate o, en parte
por el pago de un tributo; esto no interesaba al Estado; protegía la propiedad
sin importarle su origen, pues el Estado se basaba en la propiedad privada. En
todos los Estados civilizados modernos los campesinos se convirtieron en
propietarios privados. Incluso cuando el terrateniente cedía parte de sus
tierras a los campesinos, el Fstado protegía la propiedad privada, resarciendo
al terrateniente con una indemnización, permitiéndole obtener dinero por la
tierra. El Estado, por así decirlo, declaraba que ampararía totalmente la
propiedad privada y le otorgaba toda clase de apoyo y protección. El Estado
reconocía los derechos de propiedad de todo comerciante, fabricante e
industrial. Y esta sociedad, basada en la propiedad privada, en el poder del
capital, en la sujeción total de los obreros desposeidos y las masas
trabajadoras del campesinado proclamaba que su régimen se basaba en la
libertad. Al luchar contra el feudalismo, proclamó la libertad de propiedad y
se sentía especialmente orgullosa de que el Estado hubiese dejado de ser,
supuestamente, un Estado de clase.
Con todo,
el Estado seguía siendo una máquina que ayudaba a los capitalistas a mantener
sometidos a los campesinos pobres y a la clase obrera, aunque en su apariencia
exterior fuese libre. Proclamaba el sufragio universal y, por intermedio de sus
defensores, predicadores, eruditos y filosófos, que no era un Estado de clase.
Incluso ahora, cuando las repúblicas socialistas soviéticas han comenzado a
combatir el Estado, nos acusan de ser violadores de la libertad y de erigir un
Estado basado en la coerción, en la represión de unos por otros, mientras que
ellos representan un Estado de todo el pueblo, un Estado democrático. Y este
problema, el problema del Estado, es ahora, cuando ha comenzado la revolución
socialista mundial y cuando la revolución triunfa en algunos países, cuando la
lucha contra el capital mundial se ha agudizado en extremo, un problema que ha
adquirido la mayor importancia y puede decirse que se ha convertido en el
problema más candente, en el foco de todos los problemas políticos y de todas
las polémicas políticas del presente.
Cualquiera
sea el partido que tomemos en Rusia o en cualquiera de los países más
civilizados, vemos que casi todas las polémicas, discrepancias y opiniones
políticas giran ahora en torno de la concepcion del Estado. ¿Es el Estado, en
un país capitalista, en una república democrática -- especialmente en
repúblicas como Suiza o Norteamérica --, en las repúblicas democráticas más
libres, la expresión de la voluntad popular, la resultante de la decisión
general del pueblo, la expresión de la voluntad nacional, etc., o el Estado es
una máquina que permite a los capitalistas de esos países conservar su poder
sobre la clase obrera y el campesinado? Este es el problema fundamental en
torno del cual giran todas las polémicas políticas en el mundo entero. ¿Qué se
dice sobre el bolchevismo? La prensa burguesa lanza denuestos contra los
bolcheviques. No encontrarán un solo periódico que no repita la acusación en
boga de que los bolcheviques violan la soberanía del pueblo. Si nuestros
mencheviques y eseristas, en su simpleza de espiritu (y quizá no sea simpleza,
o quiza sea esa simpleza de la que dice el proverbio que es peor que la
ruindad) piensan que han inventado y descubierto la acusación de que los
bolcheviques han violado la libertad y la soberanía del pueblo, se equivocan en
la forma más ridicula. Hoy, todos los periodicos más ricos de los países más
ricos, que gastan decenas de millones en su difusión y diseminan mentiras
burguesas y la política imperialista en decenas de millones de ejemplares,
todos esos periódicos repiten esos argumentos y acusaciones fundamentales
contra el bolchevismo, a saber: que Norteamérica, Inglaterra y Suiza son
Estados avanzados, basados en la soberanía del pueblo, mientras que la
república bolchevique es un Estado de bandidos en el que no se conoce la
libertad y que los bolcheviques son violadores de la idea de la soberanía del
pueblo e incluso llegaron al extremo de disolver la Asamblea Constituyente.
Estas terribles acusaciones contra los bolcheviques se repiten en todo el
mundo. Estas acusaciones nos conducen directamente a la pregunta: ¿que es el
Estado? Para comprender estas acusaciones, para poder estudiarlas y adoptar
hacia ellas una actitud plenamente conciente, y no examinarlas basándose en
rumores, sino en una firme opinión propia, debemos tener una clara idea de lo
que es el Estado. Tenemos ante nosotros Estados capitalistas de todo tipo y
todas las teorías que en su defensa se elaboraron antes de la guerra. Para
responder correctamente a la pregunta, debemos examinar con un enfoque crítico
todas estas teorías y concepciones.
Ya les he
aconsejado que recurran al libro de Engels El origen de la familia, la
propiedad privada y el Estado. En él se dice que todo Estado en el que existe
la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina
el capital, por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en
manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los
campesinos pobres. Y el sufragio universal, la Asamblea Constituyente o el
Parlamento son meramente una forma, una especie de pagaré, que no cambia la
esencia del asunto.
Las formas
de dominación del Estado pueden variar: el capital manifiesta su poder de un
modo donde existe una forma y de otro donde existe otra forma, pero el poder
está siempre, esencialmente, en manos del capital, ya sea que exista o no el
voto restringido u otros derechos, ya sea que se trate de una república
democrática o no; en realidad, cuanto más democrática es, más burda y cinica es
la dominación del capitalismo. Una de las repúblicas más democráticas del mundo
es Estados Unidos de Norteamérica, y sin embargo, en ninguna parte (y quienes
hayan estado allí después de 1905 probablemente lo saben) es tan crudo y tan
abiertamente corrompido como en Norteamérica el poder del capital, el poder de
un puñado de multimillonarios sobre toda la sociedad. El capital, una vez que
existe, domina la sociedad entera, y ninguna república democrática, ningún
derecho electoral pueden cambiar la esencia del asunto.
La
república democrática y el sufragio universal representaron un enorme progreso
comparado con el feudalismo: permitieron al proletariado lograr su actual
unidad y solidaridad y formar esas filas compactas y disciplinadas que libran
una lucha sistemática contra el capital. No existió nada ni siquiera parecido a
esto entre los campesinos siervos y ni que hablar ya entre los esclavos. Los
esclavos, como sabemos se sublevaron, se amotinaron e iniciaron guerras
civiles, pero no podian llegar a crear una mayoría consciente y partidos que
dirigieran la lucha; no podían comprender claramente cuáles eran sus objetivos,
e incluso en los momentos más revolucionarios de la historia fueron siempre
peones en manos de las clases dominantes. La república burguesa, el Parlamento,
el sufragio universal, todo ello constituye un inmenso progreso desde el punto
de vista del desarrollo mundial de la sociedad. La humanidad avanzó hacia el
capitalismo y fue el capitalismo solamente, lo que, gracias a la cultura
urbana, permitió a la clase oprimida de los proletarios adquirir conciencia de
si misma y crear el movimiento obrero mundial, los millones de obreros
organizados en partidos en el mundo entero; los partidos socialistas que
dirigen concientemente la lucha de las masas. Sin parlamentarismo, sin un
sistema electoral, habría sido imposible este desarrollo de la clase obrera. Es
por ello que todas estas cosas adquirieron una importancia tan grande a los
ojos de las grandes masas del pueblo. Es por ello que parece tan dificil un
cambio radical. No son sólo los hipócritas concientes, los sabios y los curas
quienes sostienen y defienden la mentira burguesa de que el Estado es libre y
que tiene por misión defender los intereses de todos; lo mismo hacen muchisimas
personas atadas sinceramente a los viejos prejuicios y que no pueden entender
la transición de la sociedad antigua, capitalista, al socialismo. Y no sólo las
personas que dependen directamente de la burguesia, no sólo quienes vi ven bajo
el yugo del capital o sobornados por el capital (hay gran cantidad de
cientificos, artistas, sacerdotes, etc., de todo tipo al servicio del capital),
sino incluso personas simplemente influidas por el prejuicio de la libertad
burguesa, se han movilizado contra el bolchevismo en el mundo entero, porque
cuando fue fundada la República Soviética rechazó estas mentiras burguesas y
declaró abiertamente: ustedes dicen que su Estado es libre, cuando en realidad,
mientras exista la propiedad privada, el Estado de ustedes, aunque sea una
república democrática, no es más que una máquina en manos de los capitalistas
para reprimir a los obreros, y mientras más libre es el Estado, con mayor
claridad se manifiesta esto. Ejemplos de ello nos los brindan Suiza en Europa,
y Estados Unidos en América. En ninguna parte domina el capital en forma tan
cínica e implacable y en ninguna parte su dominación es tan ostensible como en
estos países, a pesar de tratarse de repúblicas democráticas, por muy
bellamente que se las pin te y por mucho que en ellas se hable de democracia
del trabajo y de igualdad de todos los ciudadanos. El hecho es que en Suiza y
en Norteamérica domina el capital, y cualquier intento de los obreros por
lograr la menor mejora efectiva de su situación, provoca inmediatamente la
guerra civil. En estos países hay pocos soldados, un ejército regular pequeño
-- Suiza cuenta con una milicia y todos los ciudadanos suizos tienen un fusil
en su casa, mientras que en Estados Unidos, hasta hace poco, no existía un
ejército regular --, de modo que cuando estalla una huelga, la burguesia se
arma, contrata soldados y reprime la huelga; en ninguna parte la represión del
movimiento obrero es tan cruel y feroz como en Suiza y en Estados Unidos, y en
ninguna parte se manifiesta con tanta fuerza como en estos países la influencia
del capital sobre el Parlamento. La fuerza del capital lo es todo, la Bolsa es
todo, mientras que el Parla mento y las elecciones no son más que muñecos,
marionetas. . . Pero los obreros van abriendo cada vez más los ojos y la idea
del poder soviético va extendiéndose cada vez más. Sobre todo después de la
sangrienta matanza por la que acabamos de pasar. La clase obrera advierte cada
vez más la necesidad de luchar implacablemente contra los capitalistas.
Cualquiera
sea la forma con que se encubra una república, por democrática que sea, si es
una república burguesa, si conserva la propiedad privada de la tierra, de las
fábricas, si el capital privado mantiene a toda la socicdad en la esclavitud
asalariada, es decir, si la república no lleva a la práctica lo que se proclama
en el programa de nuestro partido y en la Constitución soviética, entonces ese
Estado es una máquina para que unos repriman a otros. Y debemos poner esta
máquina en manos de la clase que habrá de derrocar el poder del capital.
Debemos rechazar todos los viejos prejuicios acerca de que el Estado significa
la igualdad universal; pues esto es un fraude: mientras exista explotación no
podrá existir igualdad. El terrateniente no puede ser igual al obrero, ni el
hombre hambriento igual al saciado. La máquina, llamada Estado, y ante la que
los hombres se inclinaban con supersticiosa veneración, porque creian en el
viejo cuento de que significa el Poder de todo el pueblo, el proletariado la
rechaza y afirma: es una mentira burguesa. Nosotros hemos arrancado a los
capitalistas esta máquina y nos hemos apoderado de ella. Utilizaremos esa
máquina, o garrote, para liquidar toda explotación; y cuando toda posibilidad
de explotación haya desaparecido del mundo, cuando ya no haya propietarios de
tierras ni propietarios de fábricas, y cuando no exista ya una situación en la
que unos estan saciados mientras otros padecen hambre, sólo cuando haya
desaparecido por completo la posibilidad de esto, relegaremos esta máquina a la
basura. Entonces no existir á Estado ni explotación. Tal es el punto de vista
de nuestro partido comunista. Espero que volveremos a este tema en futuras
conferencias, volveremos a él una y otra vez.
Nota
[*] La
Universidad Comunista I. M. Sverdlov se fundó sobre la base de unos cursillos
de agitadores e instructores, organizados en 1918, adjuntos al Comité Ejecutivo
Central de toda Rusia. Más tarde los cursillos fueron reorganizados en Escuela
de Trabajos de los Soviets. Después de la resolución, adoptada por el VIII
Congreso del PC(b) de Rusia, de organizar una escuela superior adjunta al CC
para preparar cuadros del Partido, la Escuela se transformó en Escuela Central
de Trabajos de los Soviets y del Partido; en el segundo semestre de 1919 por
decision del Buró de Organización del CC del PC(b) de Rusia, Ia Escuela recibió
el nombre de Universidad Comunista I. M. Sverdlov.
Lenin dio en ella dos conferencias acerca
del Estado. El texto de la segunda, pronunciada el 29 de agosto de 1919, no se
ha conservado.