¡LIBERTAD PARA EL DR. GN SAIBABA!
Las revoluciones y todas las transformaciones profundas de la
sociedad, solo ha sido posible materializarlas en medio de difíciles y
dolorosos sacrificios. Para el proletariado no es lo menos, el parto sangriento
de la revolución nos pone de frente a ese reto: vivir o morir, es la verdad, y
no dudamos en asumir nuestra condición de comunistas; los héroes de la Comuna
nos señalaron el camino, la gran revolución proletaria de octubre, la
revolución en China, la guerra popular en el Perú, son la huella trazada con el
ejemplo de cientos, miles de comunistas que han ofrendado sus valiosas vidas
por la revolución y la causa del proletariado internacional.
Sin violencia no hay destrucción, sin destrucción no hay construcción,
y sin ésta no hay Poder, nuevo Poder, es la dialéctica; pero también hay que
entender que al frente no tenemos un enemigo que palaciego se sienta a ver cómo
le arrebatamos el poder a sangre y fuego, aplica sus estrategia, su táctica, y
éstas son cruentas, no conocen de límites, son un enemigo herido que hará lo
que sea necesario para conjurar la revolución. Así ha sido, así es y así será
en todos los países donde el proletariado, junto al campesinado pobre y demás
masas explotadas tomen la decisión de entregarse al fuego purificador de la
revolución.
En la India, la respuesta que ha dado las hienas de la reacción al
proletariado y pueblo oprimido levantado en justa guerra popular, ha sido la
esperada. Sus sangrientas campañas represivas y de aniquilamiento como “Cacería
Verde”, done la persecución, encarcelamiento, tortura, asesinatos masivos y/o
selectivos de dirigentes revolucionarios y populares son siniestros y alevosos
actos cotidianos. Cierto es, nos golpea, nos duele, pero hay otro aspecto que
responde a este artero comportamiento, refleja la crisis y desesperación en la
que ha caído ya el viejo Estado, el viejo Poder.
Muchos dirá: ¡es una atrocidad!, sí, es la verdad, pero jamás esperamos
menos; a esa reacción contrarrevolucionaria hay que profundizar la guerra
popular hasta no dejar piedra sobre piedra, ningún vestigio del viejo Poder, eso
debemos hacer, es la lección que sacamos de 1871 en París.
El Dr. Saibaba es una más de las tantas víctimas del viejo Estado de
la India. Encerrado en las viejas mazmorras semifeudales de por vida, pretende
ser convertido en un escarmiento para debilitar y constreñir las luchas del
pueblo. Sueños de perro viejo y flaco. Al igual que en el Perú, en Filipinas,
en Turquía, la reacción se equivoca una vez más, no entienden que ese tipo de
atrocidades y otras cargadas de mayor sevicia no detienen la justa lucha de los
pueblos, por el contrario, la azuza, la vivifica. Nuestros presos, nuestros
desaparecidos, nuestros muertos, son leña que atiza el fuego de la revolución.
El proletariado y pueblo del Ecuador exige la liberación del Sr.
Saibaba, rechaza y combate su sentencia a cadena perpetua. Asume su
encarcelamiento como el de uno de los más insignes representantes de los
pueblos oprimidos del mundo, en esa medida, el viejo Estado de la India debe
comprender que encontrará respuesta a sus negros desafueros en cualquier lugar
del mundo donde el proletariado haya abrazado el marxismo-leninismo-maoísmo y
la defensa de cualquier hijo de la clase y del pueblo.
¡LIBERTAD PARA EL DR. SAIBABA!
¡LIBERTAD PARA TODOS LOS PRISIONEROS POLÍTICOS!
¡VIVA EL PROLETARIADO Y PUEBLO DE LA INDIA!
¡VIVA LA GUERRA POPULAR EN LA INDIA!
¡DEFENDER LA SALUD Y VIDA DEL PRESIDENTE GONZALO!
¡VIVA LA GUERRA POPULAR!
¡A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: EL
MAOÍSMO!