Editorial -
Sólo la Revolución Salvará al Brasil de la barbarie
Las acciones policiales contra las
poblaciones de las favelas de Río de Janeiro son una muestra de la guerra civil
reaccionaria desatada contra el pueblo por el viejo Estado con el incentive del
monopolio de la prensa. Para mal o para bien, Río de Janeiro ha sido el
escaparate de genocidio diario que el Estado lleva a cabo en todo el país. De
hecho, Río es la realidad más evidente de la situación revolucionaria que se
desarrolla en Brasil. Las protestas de las masas están demostrando claramente
que el pueblo no acepta más vivir bajo la bota del viejo orden y se indica que
sólo mediante la revuelta violenta puede defenderse de la injusticia, el abuso,
la explotación y el salvajismo del Estado genocida, del caos en el que se hunde
el país, en la pendiente a la barbarie.
Editorial
AND # 187
Escenas
recientes de destrucción del parlamento paraguayo revivió el recuerdo de los
eventos de 2013, cuando el joven enojado quemó parte del Palacio Tiradentes,
sede de la legislatura de Río de Janeiro. Recordado, también, las últimas
escaramuzas de los funcionarios públicos con mora en sus salarios y amenazados
de perder sus derechos.
Cuando se
habla de la revuelta del pueblo, ya se ha convertido en rutina la protesta de
las poblaciones de las favelas contra las ejecuciones extrajudiciales y las
"balas perdidas" promovidas por la policía militar. En Río de
Janeiro: en Acari, Chapadao, Ciudad de Dios, Tide, Alemán, Manguinhos, Morro
dos Macacos, Lins Complex y Dona Marta son sólo una muestra de los últimos
quince días de la guerra civil reaccionaria desatada contra el pueblo por las
clases dominantes brasileñas, a través de su Viejo Estado, con el estímulo y
cínica justificación del monopolio de la prensa.
Para mal o para bien, Río de Janeiro ha sido el
escaparate del genocidio diario que el Estado lleva a cabo en todo el país. De
hecho, Río es la realidad más evidente de la situación revolucionaria que se
desarrolla en Brasil.
Por un lado,
tenemos desde 2013 las acusaciones contra Cabral, gobernador, aun cuando los
maestros y los jóvenes le hicieron un asedio que condujo a su renuncia. Desde
luego se juntaron las revelaciones de corrupción de Cabral, Cunha, Cavendish,
Odebrecht, Moreira Franco, Bigfoot, Eduardo Paes, Picciani, Eike Batista, y
ahora la cúpula del Tribunal Estatal de Cuentas (TCE), que debe contar con al
menos un centenar más de ocupantes "nobles" de los suntuosos techos
de hacinamiento en Leblon, Sao Conrado y Barra da Tijuca (prisiones dorados,
nota traductor).
El robo
descarado en Petrobras y las arcas del Estado y en la ciudad de Río de Janeiro
tuvieron el efecto de transformar de un momento a otro, activos banales en fabulosos
potentados. Atracones homéricos, viajes indescriptible, joyas, regalos y
bebidas caras eran parte del derroche de dinero ilimitado, hijo del robo
estratosférico.
La
corrupción desenfrenada como modus operandi de este capitalismo burocrático atrasado
tiene en la situación de quiebra del Estado de Río de Janeiro su cara expuesta.
Sólo que esta situación hace ampliar exponencialmente más la pobreza endémica
de la población, el abandonado de las cuestiones básicas de la vida social como
la salud, la educación, el transporte, la vivienda, el saneamiento, en su
existencia permanente a merced de la violencia del Estado y de la delincuencia.
Estamos lejos
de pensar que esta situación sólo se produce en Río de Janeiro! Esa es también
la realidad de los Estados como Minas Gerais, Rio Grande do Sul y otros en el
resto del Brasil. Lo que ocurre es que en Río de Janeiro el bandidaje de las
clases dominantes fue potenciada por la certeza de que, para los ricos, el
crimen paga, al igual que la prueba de la situación de los condenados a arresto
domiciliario.
En la otra
cara de la moneda, Río de Janeiro es el escaparate más temible para las clases
dominantes y su recua de politicastros. Tomando como marco las grandes
manifestaciones de 2013 contra la Copa Confederacion, en contra de la Copa de
la FIFA, por el castigo de los torturadores del régimen militar, contra los excesos
de Cabral, el boicot de la farsa electoral en 2014 y 2016 que resulta en número
extremadamente bajo de voto de los "elegidos", las manifestaciones en
contra de la retirada de los derechos de los funcionarios y trabajadores en
general - con las reformas reaccionarias de la Seguridad Social y del Trabajo -
y especialmente las protestas diarias de los residentes de los barrios y los
barrios pobres contra la represión policial cobardes y el acceso a los
servicios públicos. Todas estas manifestaciones están demostrando claramente
que el pueblo no van a aceptar vivir bajo la bota del viejo orden y se indica
que sólo mediante la revuelta violenta se puede defender de la injusticia, el
abuso, la explotación y el salvajismo del Estado genocida, del caos en el que
se hunde el país,en la pendiente en la
barbarie.
Cansado de
ver las promesas electoreras de todas las siglas del partido único a la nada o
empeorar la situación, y escéptico de las instituciones infames del "Estado
democrático de derecho" (es decir, el Estado de las clases dominantes para
oprimir y explotar a las masas), sólo le queda al pueblo luchar por una
revolución.
Una revolución
llevada a cabo por el frente único de las clases oprimidas, bajo la hegemonía
del proletariado: la clase obrera y el
amplio semiproletariado urbano, de los campesinos principalmente pobres, los
quilombiolas, maestros, funcionarios, pequeños y medianos propietarios (de industrias, de comercios,
de los servicios y del campo), los pueblos indígenas, junto con todos los
pueblos oprimidos. Revolución de Nueva Democracia para barrer la
semifeudalidade, el capitalismo burocrático y el imperialismo, basado en la
confiscación de tierras, la confiscación y nacionalización de los bancos, las
propiedades imperialistas, gran burguesía local y la cancelación de la deuda
interna y externa.
Con tales
características, la revolución puede poner en práctica la transferencia de las
tierras a los campesinos pobres y sin tierra o con poca tierra, promover la
producción nacional con el trabajo, alimentación, educación, salud, transporte,
vivienda y saneamiento para toda la población, ya que, a diferencia de las
promesas de campaña electoral, la revolución tendrá a su disposición el
producto de la confiscación de los bienes de capital y de los explotadores del
pueblo.