El 24 de abril de 1917 inauguró sus tareas la VII Conferencia (Conferencia de Abril) del Partido bolchevique.
Por primera vez, desde que existía el Partido, se reunía abiertamente una conferencia bolchevique, que, por su importancia, ocupa en la historia del Partido el mismo lugar que un congreso.
La
Conferencia de Abril, en la que estaban representados los bolcheviques de toda
Rusia, reveló el desarrollo impetuoso del Partido. Asistieron a ella 133
delegados con voz y voto y 18 con voz pero sin voto, representando en total a
80.000 miembros organizados del Partido.
La Conferencia de Abril discutió y trazó la línea del Partido en todos los problemas fundamentales de la guerra y al revolución: la situación del momento, la guerra, el Gobierno provisional, los Soviets, el problema agrario, el problema nacional, etc.
Lenin desarrolló en su informe los puntos de vista expuestos
ya por él en las Tesis de Abril. La misión del Partido consistía en realizar el paso de la primera etapa
de la revolución, "que ha dado el Poder a la burguesía... a su segunda
etapa, que pondrá el Poder en manos del proletariado y de los campesinos más pobres"
(Lenin). El Partido deberá poner rumbo hacia la preparación de la revolución
socialista. Como la tarea más inmediata del Partido, Lenin lanza la consigna de
"¡Todo el Poder a los Soviets!".
(…)
Tuvo gran
importancia el informe del camarada Stalin sobre el problema nacional. Ya antes
de la revolución, en vísperas de la guerra imperialista, Lenin y Stalin habían
trazado las bases para la política del Partido bolchevique respecto al problema
nacional. Lenin y Stalin decían que el Partido proletario debía apoyar al movimiento
de liberación nacional de los pueblos oprimidos contra el imperialismo. En
relación con esto, el Partido bolchevique defendía el derecho de autodeterminación
de las naciones hasta llegar a la separación del Estado a que pertenecían para
formar Estados propios e independientes. Este punto de vista fue el que defendió
en la Conferencia, informando por el C. C., el camarada Stalin.
En contra
de Lenin y Stalin intervino Piatakov, quien ya durante la guerra había adoptado
ante el problema nacional, en unión de Bujarin, una posición
nacionalchovinista. Piatakov y Bujarin eran contrarios al derecho de
autodeterminación de las naciones.
La posición
resuelta y consecuente del Partido ante el problema nacional, la lucha del Partido
por la igualdad plena de derechos de las naciones y por la destrucción de todas
las formas y modalidades de opresión y desigualdad nacionales, le valieron la
simpatía y el apoyo de las nacionalidades oprimidas.
He aquí el
texto de la resolución sobre el problema nacional aprobado por la Conferencia
de Abril:
"La
política de opresión nacional, herencia de la autocracia y de la monarquía, es
defendida por los terratenientes, los capitalistas y la pequeña burguesía en
interés de la conservación de sus privilegios de clase y de la desunión de los
obreros de distintas nacionalidades. El imperialismo moderno, con su tendencia reforzada
a la sumisión de los pueblos débiles, es un nuevo factor de agudización del
yugo nacional.
En la
sociedad capitalista es posible acabar con la opresión nacional, en la medida
en que ésta lo permite, sólo mediante un régimen republicano consecuente
democrático y un sistema de gobierno que garantice la plena igualdad de
derechos de todas las naciones y lenguas.
Debe
reconocerse a todas las naciones enclavadas dentro de Rusia el derecho a
separarse libremente y a formar Estados independientes. La negación de este
derecho y la negativa a tomar las medidas encaminadas a garantizar su
realización práctica, equivale a apoyar la política de conquistas o anexiones.
El reconocimiento por el proletariado del derecho de las naciones a su
separación es lo único que garantiza la plena solidaridad de los obreros de
distintas naciones y permite un acercamiento verdaderamente democrático entre
éstas...
El problema
del derecho de las naciones a separase libremente, no debe confundirse con el
problema de la conveniencia de que se separe tal o cual nación y de que esta separación
se lleve a cabo en tal o cual momento. Este problema deberá resolverlo el
Partido del proletariado de un modo absolutamente independiente en cada caso
concreto, desde el punto de vista de los intereses del desarrollo de toda la sociedad
y de la lucha de clases del proletariado por el socialismo.
El Partido
exige una amplia autonomía regional, que se acabe con la fiscalización desde
arriba, que se suprima la existencia de una lengua oficial y obligatoria y se
delimiten las fronteras de los territories descentralizados y autónomos, sobre
la base de las condiciones económicas y de vida, apreciadas por la propia
población local, del censo nacional de población, etc.
El Partido
del proletariado rechaza resueltamente la llamada "autonomía
nacional-cultural", que consiste en sustraer de la competencia del Estado
los asuntos escolares, etc., para ponerlos en manos de una especie de dietas
nacionales. La autonomía nacional-cultural traza fronteras artificiales entre
los obreros que viven en la misma localidad y que incluso trabajan en la misma
empresa, según pertenezcan a ésta o a la otra "cultura nacional", con
lo que refuerzan los lazos entre los obreros y la cultura burguesa de cada
nación por separado, siendo así que la misión de la socialdemocracia consiste
en fortalecer la cultura internacional del proletariado del mundo entero.
El Partido
exige que se incluya en la Constitución una ley fundamental por la que se
declare nula cualquier clase de privilegios a favor de una nación y toda clase
de infracciones contra los derechos de las minorías nacionales.
Los
intereses de la clase obrera exigen la fusión de los obreros de todas las
nacionalidades de Rusia en organizaciones proletarias únicas, tanto políticas
como sindicales, cooperativas, culturales, etc. Sin esta fusión de los obreros
de diversas nacionalidades en organizaciones únicas, el proletariado no podría
mantener una lucha victoriosa contra el capitalismo internacional y contra el nacionalismo
burgués" ("Resoluciones del P.C. (b) de la U.R.S.S.", parte I,
páginas 239-240).
Así fue desenmascarada, en la Conferencia de Abril, la línea oportunista, antileninista, de Kamenev,
Zinoviev, Piatakov, Bujarin, Rykov y sus contados adeptos.
La Conferencia marchó unánimemente detrás de Lenin, adoptando una actitud clara y decidida ante todos los problemas fundamentales y trazando el rumbo hacia la victoria de la revolución socialista.
Historia del Partido Comunista (B) de la U.R.S.S., Stalin, págs. 203 y ss.