Wednesday, June 30, 2021
A NOVA DEMOCRACIA BRASIL: EDITORIAL.- GRANDES PELIGROS, GRANDES PERSPECTIVAS
Redacción AND
28 Junio 2021
I
Las manifestaciones que se apoderaron de todo Brasil el 19 de junio, sucesoras de las que tuvieron lugar el 29 de mayo, indican un potencial ascenso del movimiento de masas. Esta posibilidad es un factor de extraordinaria importancia, cuando la crisis agudiza los enfrentamientos entre los intereses más inmediatos de las masas populares y los de las clases dominantes. Más aún cuando el principal núcleo político de la reacción, su aparato de Estado, se encuentra comandado por un gobierno militar genocida desmoralizado, apoyado por un Congreso miserable de corruptos y malhechores. El detonante de una gran movilización de masas que une el torrente de la Revolución Agraria con sus tomas de tierras en el campo es el peso que puede desequilibrar todo el equilibrio de fuerzas en la lucha entre contrarrevolución y revolución, a favor de esta última; es el factor que puede detener e imponer grandes retrocesos en la marcha de la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva y la culminación del golpe de Estado militar.
II
Mientras tanto, en las afueras de Rondônia, una organización campesina de masas se enfrenta a una contrarrevolución hidrófoba sedienta de sangre. Esta es la Liga de Campesinos Pobres (LCP). El Campamento Manoel Ribeiro organizado por ella, que vivió meses de asedio militar, hostigamiento, espionaje y otros medios de guerra (combinado con ejecuciones de simpatizantes de la lucha por la tierra en pequeñas localidades, intimidación de pequeños ocupantes ilegales vecinos y allanamientos policiales en las viviendas de residentes de la región y sede del movimiento), a pesar de todo esto, salió victorioso. Las familias, por decisión unánime de su Asamblea Popular, asumieron un hecho histórico: desde la zona, completamente rodeada, se retiraron silenciosamente a la oscuridad del amanecer, dejando a los comandantes y tropas represivas que, días después, cuando asaltaron el campamento, solo se quedaron estupefactos con una frase desafiante y magnífica escrita en una banderola: ¡Regresaremos más fuertes y más preparados!
Los campesinos y su gloriosa lucha por la tierra despertaron la solidaridad de cientos de entida
des populares, organizaciones revolucionarias nacionales e internacionales, asociaciones y personalidades democráticas entre intelectuales y artistas a la gran verdad de nuestro tiempo: es necesario dar todo el apoyo y la fuerza en las ciudades, por la sagrada lucha por la tierra conducida bajo dirección revolucionaria. Sin ella hay, y no puede haber, transformación alguna, y menos la construcción de un Nuevo Brasil, de una democracia nueva, independiente y desarrollada: la República Popular de Brasil.
III
Entendamos: hay en el país un estado de ánimo de revuelta y generalizado en las masas populares de las ciudades -manifestado en los días de junio 2013-2014 y más tarde por sus protestas dispersas y diurnas-, combinado con un auspicioso movimiento campesino combativo, y todo dentro de una crisis generalizada del capitalismo burocrático y también del aparato estatal.
Ante este verdadero "terror" -este es el sentimiento que asalta a los sinvergüenzas ante el pueblo en lucha- los reaccionarios, en particular el Alto Mando de las Fuerzas Armadas, desencadenaron una ofensiva contrarrevolucionaria preventiva, cuya marcha -después de derrocar a la presidenta Dilma- resultó en un gobierno militar de facto de Bolsonaro, marcado por las luchas por definir su mando entre su extrema derecha y la derecha hegemónica de la ACFA. Bolsonaro promueve maquinaciones para imponer un régimen militar que consuma el golpe, y ACFA para desmembrar la actual Constitución con “reformas” contrarrevolucionarias coaccionadas. El objetivo tanto de las fuerzas reaccionarias anticomunistas como americanas es imponer una sola línea y dirección en forma de centralización absoluta del poder en el Ejecutivo, con su respectivo proyecto, para salir de la crisis y, para ello, buscan somete a algunos grupos de las clases dominantes, privilegie a otros y “despeje el terreno” para imponer su línea.
Esta crisis muy profunda, que produce las amenazas del fascismo y el resurgimiento del golpe de Estado militar, es un hecho social con raíces profundas, a saber, la división de la sociedad en condiciones tan extremadamente antagónicas, frente a una masa hambrienta de más de 100 millones de campesinos y proletarios a la opulencia de unos pocos miles de grandes burgueses y terratenientes, además de las corporaciones imperialistas.
Lo que estamos presenciando es la conformación creciente de dos polos, cuyo peso gravitacional y atracción obligan a toda la Nación a alinearse con uno de ellos. Los polos son la reacción, en una lucha interna entre los dementes Pocketnarists y sus pacificadores militares, por un lado, y las amplias masas populares, por el otro. Y cualquier demócrata sincero exclama hoy que el centro gravitacional de las masas populares se está desplazando gradualmente hacia el camino de la lucha revolucionaria y radicalizada, célebremente expresada en el LCP. Luchas en torno a las cuales, paulatina y cada vez más, se configurará un nuevo frente de fuerzas revolucionarias y democráticas de masas en abierto enfrentamiento al gobierno militar genocida de Bolsonaro, al viejo Estado de los grandes burgueses y terratenientes, servidor del imperialismo, principalmente norteamericano, luchando inseparablemente contra el revisionismo y el oportunismo electorero de todo tipo. Exactamente y precisamente porque es lo contrario de este gobierno, su negación más radical y con las condiciones reales para imponerle profundas derrotas.
Esta fisura en la vieja sociedad precede y, al mismo tiempo, prepara guerras y enfrentamientos verdaderamente épicos en los que se decide el destino de la Nación e incluso del mundo entero. Son grandes peligros y, al mismo tiempo, grandes perspectivas, imposibles las segundas sin ir acompañadas de las primeras. La catástrofe que acecha al país y empobrece a nuestro heroico pueblo brasileño es el entorno en el que se está produciendo el determinado contingente de revolucionarios proletarios que, tomando conciencia y educados, se entrenan cada vez más en la marcha en zigzag de los acontecimientos. Junto a él, se instruirá y se sumará, por olas y en mucho tiempo, un inmenso mar de masas cansadas de la degradante explotación y opresión en la que se encuentran sumergidas. Si es consciente, bajo la guía de la ideología correcta y justa del proletariado internacional y dirigida por su reconocido Estado Mayor, esta inmensa masa humana realizará hazañas como verdaderos milagros. En este sentido, y con esta perspectiva, hay que decirlo sin reservas cobardes: por estremecedoras y tormentosas que sean, ¡ bienvenida sean las tormentas!
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