Tuesday, July 5, 2022

A NOVA DEMOCRACIA BRASIL: Editorial Semanal - Carta blanca legal para matar

 

REDACCIÓN AND

 04 JULIO 2022

Editorial Semanal - Carta blanca legal para matar

 

 


La aprobación del proyecto de ley, en la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, que instituye la “exclusión de la punibilidad” es una completa aberración y normaliza jurídicamente lo que en vida ya es, absurda y lamentablemente, un hecho como regla: la no sanción para agentes de la represión por su conducta de tropa de ocupación contra los pobres; o los “castigos” suaves para los casos escandalosos, que son tan suaves que suenan a advertencia de la imprudencia del exceso y de dejarse atrapar.

 

Vale la pena recordar el proyecto: agentes de los más diversos matices de la represión (militares de las tres Fuerzas Armadas y policías militares, civiles, federales y viales federales, bomberos, policías criminales de todos los niveles, además de policías legislativos) no cometería un delito matando “en estado de necesidad, en defensa propia y en cumplimiento de un deber legal o en el ejercicio regular de un derecho”, o “en defensa de la inviolabilidad del domicilio”. Se excluye el requisito que antes existía -sólo en el papel, es cierto- de que el agente hiciera un "uso moderado de los medios necesarios". Para colmo, el relator del proyecto – el diminuto Daniel Silveira, el mismo detenido por defender la golpiza a los ministros del STF – incluyó como agravantes la “agresión injustificada” el “acto contra el orden público” y el “terrorismo”.

 

En primer lugar, la “exclusión de punibilidad” es una vergüenza para las masas, ya que todos aquellos que tienen al menos un conocimiento superficial de la realidad de los barrios pobres saben que una cuota fija de muertos en operativos policiales se llena de inocentes, no pocas veces, de flagrantes. forjado en la escena del crimen, asesinado por la desgracia de ser negro, pobre y en el lugar y tiempo equivocado (es decir, en tu barrio, en el momento en que se realiza la operación). Los agentes de la represión que ejecutan, ya sea por temeridad deliberada o por puro y simple sadismo -muchas veces se mezclan ambas cosas-, ya que siempre están “en cumplimiento de un deber legal”, no incurrirán en delito alguno, a los ojos de las normas jurídicas . No es necesario ser vidente para concluir que la cantidad de jóvenes inocentes asesinados en ausencia del humor policial se disparará. La extensión de esto a las Fuerzas Armadas reaccionarias también indica que habrá un crecimiento en el empleo de estas tropas en acciones de “seguridad pública”, lo que aumentará aún más el número de muertos.

 

En segundo lugar, hacen falta más líneas para recordar el concepto de esta chusma de extrema derecha sobre el “terrorismo” (basta recordar cómo se etiquetó a la Liga de los Campesinos Pobres, un movimiento campesino revolucionario de masas que lucha por la tierra y por la Revolución Agraria). Pero vale recordar que la ley antiterrorista, sancionada por el gobierno oportunista de Dilma/PT, abre brechas para considerar como terroristas los desarrollos comunes de toda gran explosión social. Además, ampliar la exclusión para combatir “actos contra el orden público” es lo mismo que permitir que la represión ejecute, a juicio del comandante en terreno, a los manifestantes que participen en cualquier protesta digna de ese nombre.

El avance de este proyecto de ley da señales claras: primero, nos muestra claramente para qué se preparan los reaccionarios y cuáles son sus pronósticos para los próximos años; segundo, es una prueba más de cómo el parlamento en su mayor parte -tratando de presentarse como un santuario para la "democracia"- es relativamente flexible a las necesidades de la contrarrevolución armada, siempre que se garanticen espacios de poder y privilegios (como el presupuesto secreto del ponente) y que no sean en sí mismos un estorbo. En cuanto a ciertos “demócratas” de nuestro parlamento, la contrarrevolución siempre podrá contar con ellos. Es un tiro en el pie que no se puede evitar, porque para defender el sistema de explotación y opresión que les es común, dependen de la reacción en todas las líneas y, al mismo tiempo, cuanto más poder le dan a la contrarrevolución armada, más fortalecerán la que, en última instancia, vendrá a desmentirlas y reemplazarlas por el poder absoluto de los fusiles y las bayonetas.

 

Las libertades y los derechos democráticos están, por tanto, únicamente en manos del proletariado revolucionario y otras masas populares, los únicos que pueden defenderlos, garantizarlos y expandirlos con el advenimiento de la Revolución de Nueva Democracia.