Hemos recibido el siguiente informe de Estrasburgo.

El 17 de abril hubieron concentraciones por todo el país en frente de los ayuntamientos. La ocasión se dio por el discurso del presidente sobre la reforma de las pensiones. Hubieron llamadas para boicotear el discurso y hacer una concentración en frente de los ayuntamientos con caceroladas. En Estrasburgo varios centenares de personas se reunieron con la intención de hacer ruido y mostrar su descontento. Participaron miembros de sindicatos, masas no organizadas y diferentes fuerzas revolucionarias. También hubo un contingente de revolucionarios proletarios presentes para unirse a la lucha.

Las masas organizadas en asambleas golpearon las cacerolas y las sartenes y gritaron eslóganes combativos como “Jubilación a los 60 años – ¡hemos luchado para ganarlo, lucharemos para defenderlo!” También hubieron eslóganes contra la policía y el Estado burgués que fueron acogidos por las masas con gran entusiasmo.

Después de una hora frente al ayuntamiento, se realizó una manifestación combativa que estaba compuesta principalmente por los participantes más jóvenes de la concentración. Los manifestantes tomaron la calle y se movieron por la ciudad con bajo sus propias normas, resistiendo a los ataques de intimidación de la policía. A pesar de los muchos intentos de las “fuerzas del orden” de atacar y bloquear la manifestación, así como el uso repetido de gas lacrimógeno, no consiguieron su objetivo y fueron una y otra vez superados por la manifestación que impidió que se movieran por las barricadas.

Por toda la ciudad resonaban los eslóganes “¡Abajo con el Estado, la policía y los fascistas!”, “¿Las calles a quién pertenecen? ¡Nos pertenecen a nosotros!” y “¡Todo el mundo odia a la policía! Durante la manifestación, hubieron repetidas muestras de apoyo por parte de los viandantes, quienes alentaban a los manifestantes a continuar la lucha. Al final la manifestación pudo ser disuelta, lo que permitió a la policía buscar enfurecidamente por la ciudad a los participantes. Sin embargo, esto no los paró para destruir la propiedad de los habitantes de la ciudad al estrellar los coches de policía contra las bicicletas que estaban aparcadas a lo largo de la carretera.