Tuesday, June 11, 2019

EL ACUERDO CON TRUMP ES UN ACUERDO VENDEPATRIA -CONTRA LA NACIÓN OPRIMIDA- QUE LÓPEZ OBRADOR VENDE COMO UNA VICTORIA DE MÉXICO



Sobre el "último acuerdo", QUE ES PRESENTADO COMO GRAN NOTICIA POR EL VENDEPATRIA PRESIDENTE DE MÉXICO; es en verdad un acto de sometimiento mayor, del gobierno del viejo Estado mexicano, Estado terrateniente -burocrático al servicio del imperialismo, principalmente yanqui, a la superpotencia hegemónica única y enemigo principal de los pueblos del mundo. En resumidas cuentas, el "acuerdo" consiste en que las Fuerzas Armadas de México se incorporan oficial y públicamente a las tareas de seguridad USNORTHCOM y que el famoso "muro" de Trump, de su anterior campana electoral, sólo ha sido humo para establecer este muro o fortaleza al sur en la frontera mexicama con Guatemala.

 La naturaleza del acuerdo es vendepatria y el muro mediante reforzamiento del contro fronterizo con la participación militar es contra el pueblo mexicano, contra la nación y anti-inmigrante , es decir contra la mayoría de los mexicanos y contra los pobres del sur del continente.

El gobierno de AMLO (Morena) se ha sometido a un acuerdo o tratado desigual, que implica la capitulación o entrega de los intereses nacionales a la política de seguridad y antimigratoria del imperialismo yanqui, sirviendo de paso al propósito de Trump de presentarse como un gran negociador para manipular al electorado para las elecciones próxima.

Mediante estes "acuerdo" el gobierno de AMLO se obliga a aplicar en México la política anti-migratoria de los Estados Unidos y   a desplegar 6.000 elementos de la Guardia Nacional a su frontera sur con Guatemala.

 Es la misma Guardia Nacional (GN) que con tantos bombos y platillos anunció AMLO, diciendo que era para dar seguridad a los mexicanos, cuando en realidad significaba una mayor militarización del país contra los pobres de dentro y de fuera. Mientras en su campana electoral había ofrecido la desmilitarización y enviar las Fuerzas Armadas a sus cuarteles y hacer una politica migratoria favorable a los migrantes del sur hacia los EE.UU.

 La frontera sur de México se convierte con este acuerdo en la muralla del imperio contra los bárbaros del sur que amenazan su seguridad, y las tropas de la GN y del Ejército mexicamos en los bárbaros asentados dentro de los límites del imperio entre el sur del Río Grande y la línea fronteriza con Guatemala, convertida así en la frontera migratoria de los Estados Unidos, estableciendo el famoso muro de Trump en la frontera sur de México.

De esta manera avanza la construcción de la “Nueva Estructura de Defensa de los Estado Unidos” incorporando ahora abiertamente a Guardia Nacional -que diga lo que diga el gobierno de Morena, es una estructura militar complementaria de las fuerzas armadas mexicana-, al Comando Norte de los Estado Unidos (USNORTHCOM ).


Corresponde por eso poner en vuestro conocimiento qué es este Comando Norte, sus funciones, su ámbito y como ha venido avanzado su impklementación o construcción en la propiua nación oprimida del Tercer Mundo que es México, antes de Morena y Trump. Leamos:

"El Comando Norte (United States Northern Command, USNORTHCOM) es un comando unificado de las Fuerzas de tierra, aire y mar, dependiente del Departamento de Defensa de Estados Unidos.Busca proteger el territorio nacional de ese país así como imponer los intereses de su gobierno.

El área de “responsabilidad” del USNORTHCOM incluye los espacios aéreo, terrestre y marítimo del propio Estados Unidos pero también, y sin rubor alguno, de Canadá, México y el Golfo de México. El cuartel general del Comando Norte se encuentra en Peterson Air Force Base, Colorado Springs, precisamente en el estado de Colorado.

En la misión del USNORTHCOM de controlar “su” área, muy buenos servicios le prestan los ejércitos de los otros países involucrados: Canadá y México" (Fuerzas Armadas Mexicanas, integradas al Comando Norte de EU, COLUMNA OPINIÓN ZONA CEROabril 30, 2017 at 12:30 am AUTOR: ZÓSIMO CAMACHO @ZOSIMO_CONTRALINEACOM.com.mx).

La misma fuente denunción:

"La integración de las Fuerzas Armadas Mexicanas al Comando Norte de Estados Unidos avanza tersamente y casi de manera silenciosa. Nuestros militares acuden por miles a “capacitarse” y a realizar “ejercicios conjuntos” con los efectivos castrenses de ese país.

En 3 años (2012, 2013 y 2014), 6 mil 653 elementos de instituciones mexicanas de defensa y seguridad acudieron a Estados Unidos a recibir capacitación a través de 524 programas de entrenamiento. Se trata de efectivos de las tres Fuerzas Armadas Permanentes y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, el organismo de inteligencia civil del Estado mexicano), la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Seguridad Pública, la Policía Federal y la Procuraduría General de la República

La misma fuente aporta números y lugares exactos de la incorporación planificada de los efectivos de la FF.AA. mexicanas al Comando Norte como parte de la construcción de la "nueva Estructura de Defensa de los Estados Unidos" :

"De los 6 mil 653 remitidos, alrededor de 6 mil 300 son elementos militares, es decir, integrantes del Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea Mexicana, la Armada de México y el Estado Mayor Presidencial. La mayoría de los 524 programas de entrenamiento a los que han acudido los mexicanos tienen que ver con contrainsurgencia, seguridad nacional, seguridad hemisférica, operaciones especiales, inteligencia, contrainteligencia, antiterrorismo, combate al crimen organizado, estrategia y mecánica.

Cuando vemos en qué lugares se han efectuado los cursos, observamos que, en todos los casos, se trata de instalaciones del Comando Norte. Entre las instituciones que más militares mexicanos han recibido para “capacitarlos” se encuentran la US Marine Forces Northern Command (Fuerzas Marítimas del Comando Norte); el US Army North (Ejército Norte de Estados Unidos); la Air National Guard (Guardia Nacional del Aire); el US Special Operations Command North (Operaciones Especiales del Comando Norte); el Center for Homeland Defense and Security (Centro de Defensa y Seguridad Interior); el Theater Sustainment Command-Brigade Combat Team (Comando de Apoyo en el Teatro de Operaciones-Brigada de Combate), y las Air Forces Northern (Fuerzas Aéreas del Comando Norte)".

Y concluye:

"El Comando Norte de Estados Unidos fue lanzado el 1 de octubre de 2002, por parte del entonces jefe del Departamento de Estado de ese país, Donald Rumsfeld. Luego del revuelo que causara en esas fechas conocer que las Fuerzas Armadas gringas habían incorporado a México dentro de su área de operaciones, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) mexicana se vio obligada a fijar una postura.

Mediante un boletín, la Sedena negó cualquier participación en operaciones del Comando Norte y rechazó que México vaya a ser parte de fuerzas combinadas. “En particular, la creación del Comando Norte no modifica la relación actual que se mantiene con ese país”, dijo, y rechazó que mexicanos en algún futuro se involucrarían en otros países… Cómo cambian los tiempos.

El escudo del Comando Norte es curioso. También lo son los particulares de cada arma del Comando Norte. Todos muestran “su” territorio: los espacios aéreo, marítimo y terrestre en el que operan. Por supuesto, en todos aparece México integrado a “su zona”. Son “curiosos” estos escudos, decíamos, porque en ninguno aparece un muro entre México y Estados Unidos. Dejan en claro los militares estadunidenses que para ellos no hay fronteras. Las vallas son sólo para los civiles: los migrantes, los trabajadores, los pobres. Como puede verse, México es “su” territorio. El único problema es que está lleno de mexicanos".

En conclusión el famosos triunfo de Trump y de su llamada "táctica del martillo" en las negociaciones no es nada nuevo, es el desarrollo o aplicación del plan militar de construcción del imperialismo yanqui en marcha desde inicios del presente siglo.

Consideramos necesario que nuestro lector se informe directamente del material extraído de las fuentes reaccionarias respecto al tema, aunque ninguna menciona nada sobre algo tam importante como el involucramiento del USNORTHCOM , consideramos que son de importancia para comprender el desarrollo de la situación internacional desde la posición del proletariado y el pueblo:

Internacional (La Razón, Espana, 11.06.2019)

López Obrador vende el acuerdo con Trump como una victoria de México
El presidente mexicano acepta militarizar la frontera con Estados Unidos para evitar que el vecino del norte le imponga aranceles de hasta un 25%


Daniel Blanco Esteban.
Ciudad de México.
Tiempo de lectura 4 min.
09 de junio de 2019. 19:59h

López Obrador en un acto en Tijuana/Efe

Lo que iba a ser un acto para defender la dignidad de México acabó convirténdose en una fiesta. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, mantuvo la convocatoria en Tijuana, pensada inicialmente como un acto de solidaridad ante la amenaza arancelaria de Estados Unidos y lo recicló en celebración una vez logrado el acuerdo.


López Obrador sacó pecho y ante los entusiasmados asistentes dijo que estaba dispuesto a responder con aranceles a productos estadounidenses si las negociaciones no hubiesen fructificado. Minutos antes, su Secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, había destacado que México salió del trance con “la dignidad intacta”. Según el canciller, México logró un buen acuerdo porque Estados Unidos quería imponer inicialmente condiciones más duras.

El clima de triunfalismo en el acto de Tijuana contrasta con la realidad. “Ahora sí se puede decir que México cedió ante Estados Unidos”, señala a este diario Mirsha Saynes, profesor de estudios regionales de Norteamérica del Instituto Polítécnico Nacional, en referencia a las condiciones del acuerdo por el que México se compromete a reforzar el control migratorio, a desplegar 6.000 elementos de la Guardia Nacional para este propósito y transige con recibir a la totalidad de los solicitantes de asilo en Estados Unidos mientras se resuelven sus trámites.

En primera instancia serán 8.000 los enviados, que se sumarán a los más de 10.000 que ya esperan en suelo mexicano, según confirmó Ebrard, pieza clave en las negociaciones y quien más reforzado sale de la crisis, junto al presidente de Estados Unidos Donald Trump.


Pocos en México se toman esta victoria en serio. Ciertamente lograron salvar el “matchball”, pero no salió gratis. Por el camino quedó la llamada política de puertas abiertas definitivamente enterrada, con la que la administración mexicana inició su mandato hace seis meses. La presión estadounidense ha obligado a dar un viraje total en la gestión migratoria de los centroamericanos que cruzan México hacia la frontera e imponer un modelo similar al de sus antecesores.

Las medida recuerdan al Plan Frontera Sur que aplicó el ex presidente Enrique Peña Nieto en 2014. En aquella ocasión también se reforzó la presencia policial y se clausuraron las principales rutas que seguían los migrantes, donde se había tejido una red de albergues y asistencia. El resultado fue un camino más peligroso y expuesto a la delincuencia.

El acuerdo firmado este viernes deja muchas incógnitas sobre su aplicación real y una gran sorpresa, según la última serie de tuits de Trump en la mañana del domingo, donde afirma que una parte importante del acuerdo “no fue mencionada en el comunicado de ayer” y “será anunciada a su debido tiempo”.

A pesar de los vítores a López Obrador y Ebrard en Tijuana, muchos en México han criticado el acuerdo. Amnistía Internacional denunció que de forma simbólica “México extendió el muro de Estados Unidos a la frontera sur” con la militarización de la frontera sur.

Esta crisis se ha superado, pero nada asegura que sea la última, como se encargó de recordar el propio Trump en su red social favorita, donde expresó que si México no coopera en asuntos fronterizos “siempre podemos volver a nuestra posición anterior, muy rentable, de tarifas



Acuerdo entre los gobiernos de Trump y AMLO: quién gana con el pacto migratorio que evita la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos
Redacción
BBC News Mundo
11 junio 2019



Los gobiernos de López Obrador y Donald Trump llegaron a un acuerdo migratorio.
México evitó el golpe de los aranceles, ¿pero a qué precio?.

Esa es la pregunta que muchos analistas mexicanos se hacen este lunes luego de que el gobierno de Donald Trump y el de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegaran a un acuerdo migratorio.

Trump había anunciado que este 10 de junio impondría aranceles del 5% a "todos los productos" que México exporta a su país si el gobierno de AMLO no detenía la creciente inmigración ilegal.

"México gana; evita aranceles", decía el diario Excélsior en su portada el sábado, un día después de que se anunciara un acuerdo entre ambos países para evitar la amenaza arancelaria, mientras que El Heraldo de México titulaba "Ebrard desactiva a Trump" en referencia al canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

Trump suspende los aranceles con los que había amenazado a México: qué se sabe del acuerdo migratorio alcanzado entre los dos países
En cambio, el diario El Sol de México tomó otra perspectiva del conflicto: "Donald Trump dobla al gobierno de AMLO".

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Ebrard, jefe de la negociación por México, consideró que su gobierno llegó al mejor acuerdo posible dadas las condiciones apresuradas de la negociación.

"Al final del día no podemos decir que ganamos todos los puntos que México planteó, porque eso no sería honesto decirlo; sí logramos cosas, sí logramos lo más importante: que el lunes no va a haber tarifas, no vamos a tener ni pérdida de empleos ni vamos a perder la posibilidad de ratificar el Tratado de Libre Comercio", dijo el canciller en Tijuana.

El presidente mexicano encabezó el sábado un acto de celebración del acuerdo en la ciudad fronteriza de Tijuana, en el norte de México.
Sus palabras las pronunció en un acto masivo de celebración encabezado por AMLO en la frontera y en el que participaron líderes políticos, empresariales y religiosos.

Pero para algunos analistas, en cambio, hay poco qué celebrar del acuerdo, pues como el presidente Trump anunció, en tres meses revisará el progreso de lo acordado y, de ser necesario, reconsiderará la amenaza arancelaria.

Este lunes Marcelo Ebrard reveló que en 45 días se evaluará si México logró disminuir al flujo de migrantes hacia Estados Unidos. Si no es así, entonces ambas partes volverán a negociar más medidas.

¿Qué obtuvo México?
Casi 8 de cada 10 productos fabricados en México tienen como destino Estados Unidos.

De ahí que el evitar un impuesto de 5% -Trump amenazaba con incrementar el arancel hasta 25% en octubre si no había acuerdo- fue considerado como una victoria mexicana.

En la negociación México también logró evitar convertirse en un "tercer país seguro", un modelo en el cual cuando una persona abandona su país para solicitar asilo en otro, este segundo país puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que considere que puede darle las mismas atenciones.

Qué es un “tercer país seguro” y por qué Trump quiere convertir a México en uno
"El precedente establecido en Washington debe ayudar a que la condición de 'tercer país seguro' no esté sobre la mesa en negociaciones futuras", destacó el analista León Krauze en una columna en el diario El Universal.

El canciller mexicano Marcelo Ebrard negoció durante 3 días en Washington el acuerdo binacional con su contraparte estadounidense.

"Vale reconocer el asomo en este capítulo de un presidente pragmático y disciplinado. López Obrador lo fue, sin duda, en esta negociación", señala como positivo Jesús Silva-Herzog Márquez en Reforma.

Pero más allá de este par de ganancias, algunos analistas consideraron que las concesiones de México hacia su vecino fueron mayores.

¿Qué obtuvo Estados Unidos?

El número de solicitudes de asilo de migrantes que llegan a Estados Unidos se ha elevado tanto en los últimos años que Trump asegura que el sistema está al borde del colapso.

Los solicitantes van a un juicio en el que se resuelve si reciben o no el asilo, pero dada la gran cantidad de peticiones, las audiencias pueden tardar en celebrarse meses o hasta años.

Es por ello que en virtud del acuerdo, EE.UU. enviará a México a miles de migrantes - de entrada más de 8.000- bajo el programa "Quédate en México" en el que los solicitantes de asilo deberán permanecer en sueño mexicano hasta que se resuelva su situación.

Ciudades de paso de migrantes como Tijuana recibirán a los solicitantes de asilo que devuelva Estados Unidos.
México también garantizó a EE.UU. el despliegue de 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para apoyar las labores de vigilancia y control migratorio.

También las autoridades mexicanas anunciaron la detención de líderes de caravanas migrantes y el bloqueo de cuentas de presuntos traficantes de indocumentados para satisfacer los deseos de EE.UU.

3 medidas que México ya tomó para frenar la llegada de inmigrantes y evitar que Estados Unidos le imponga aranceles

¿Quién gana entonces?
A pesar del alivio de evitar la imposición de aranceles, analistas mexicanos coincidieron en que su país pagó un alto precio.

Por una parte, el tener que albergar, dar alimentación y atender la salud de los solicitantes de asilo se convertirá en una carga pesada de asumir dado que pueden estar en el país meses o años.

Los operativos contra migrantes en el sur de México se iniciaron desde la semana pasada en la frontera con Guatemala.
"Estamos hablando de miles de personas y familias que no quieren quedarse en México, sino llegar a Estados Unidos, que no buscan asentarse y hacerse productivos en nuestro país, sino simplemente esperar a que se les autorice a cruzar la frontera", dice el analista Jorge Fernández Menéndez.

Al respecto, Krauze advierte que México está asumiendo "responsabilidades sin precedentes en la agenda migratoria bilateral".

"La presencia de la numerosa población centroamericana podría terminar en una pesadilla humanitaria que ni siquiera imaginamos", señala.

Los riesgos del “muro militar” con el que el gobierno de AMLO se comprometió a frenar la migración para evitar los aranceles de Trump

Entre el mismo oficialismo hay voces que criticaron las concesiones de México sobre migración, como el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo.

"Lo que es en mi criterio inmoral e inaceptable es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur. Por una parte, exigimos que nos abran las puertas; y por el otro lado sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a los Estados Unidos", señaló en su discurso el sábado en acto en Tijuana encabezado por AMLO.

El nuevo acuerdo busca frenar la migración hacia Estados Unidos, pero no ofrece mejores condiciones para la estancia de migrantes.

Por otro lado, para el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis González, el que la Guardia Nacional asuma labores migratorias -aún no especificadas- podría convertirse en una militarización de la frontera sur.

"El despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur difícilmente resultará exitoso y, por el contrario, podría propiciar que se vulneren los derechos de las personas, si no se definen objetivos claros para su presencia", señaló en un artículo para el diario El Universal.

Pero un problema más grande que observan los analistas es que Trump dijo que la imposición de aranceles solo está "suspendida", y en 90 días habrá una revisión de los acuerdos.

¿Cuáles son los riesgos de una potencial guerra comercial entre México y EE.UU.?

"No se puede festejar por una razón fundamental: esto no ha terminado. Por el contrario, apenas está comenzando", dijo el analista Leo Zuckermann en su columna en Excélsior.

"Quizá este hubiera sido un buen acuerdo si, efectivamente, se hubiera logrado el compromiso de no aranceles y el respeto al libre comercio en definitiva", señala.

"El daño está hecho y es enorme. Mientras Trump esté en la Presidencia, el Tratado de Libre Comercio con ese país (…) no dará la certeza a los inversionistas de que los productos mexicanos entrarán libres de aranceles a Estados Unidos".

La guerra ganada de Trump
La crisis con México ha concedido al republicano el relato que buscaba, pero los pulsos comerciales con Europa y China serán más difíciles de capitalizar


Washington 9 JUN 2019 - 21:10 CEST El País

Poco se conoce del acuerdo migratorio entre Estados Unidos y México y menos aún le preocupa eso a Donald Trump. El viernes por la noche, después de ocho días bajo la amenaza de una guerra arancelaria, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador aceptó el despliegue de miles de militares en la línea que separa su país con Guatemala y que la primera potencia mundial le envíe de vuelta a 8.000 solicitantes de asilo, sobre todo centroamericanos, que cruzaron el territorio mexicano hasta llegar a la frontera estadounidense. También prometió acelerar las deportaciones. Por lo demás, no está claro ningún otro punto del pacto, ni cuándo entra en vigor, ni los objetivos globales ni el plazo para lograrlos.


El documento pone negro sobre blanco algunas de las medidas que México ya había tenido que empezar a aplicar, la mano dura que López Obrador quiso evitar al llegar al Gobierno, pero que ahora se han convertido en vinculantes y han ofrecido al gobernante estadounidense el relato que buscaba. Los estadounidenses se toparon el pasado 30 de mayo con su presidente lanzando un obús contra el país vecino y ahora con una claudicación. “Esta es una oportunidad perfecta para obtener rédito político, porque está claro que este asunto [la inmigración] es muy importante para el electorado y, en especial, para el republicano, aquí hay un cálculo sobre sus posibilidades de reelección a la Casa Blanca”, comentaba Duncan Wood, director del Instituto México en el Atlantic Council de Washington, antes del acuerdo.


Diplomacia de martillo
La diplomacia del martillo de Trump funciona con México, muy dependiente de las exportaciones a Estados Unidos. Las cosas se complican frente a China o Europa, pero cualquier avance que consiga en esos frentes, después de los aspavientos oportunos por parte del neoyorquino, pueden capitalizarse bien de cara a la reelección en 2020 mientras los mercados financieros no penalicen sus andanadas en materia comercial. Para Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional, el republicano juega con fuego. El uso de los aranceles como mecanismo de presión en el debate migratorio ha marcado un punto de inflexión. “Si los aranceles se pueden subir de forma unilateral, por decreto presidencial, vinculándolo con la política de la frontera en lugar de la relación económica, los mercados se darán cuenta de que el presidente puede no cumplir con sus acuerdos comerciales con China o México”, explica.

Pero los mercados, de momento, apenas han penalizado los bombardeos comerciales y la llamada economía real —la productiva, la que funciona al margen los mercados financieros— no ha sufrido aún efectos relevantes de las embestidas. Los perjuicios que los agricultores han sufrido en algunos productos por las represalias de China han sido limitados y la Administración ha respondido con ayudas millonarias. El presidente de Estados Unidos se ha embarcado en esta poliguerra durante un ciclo inusualmente prolongado de la economía estadounidense, que este mes cumple 10 años de crecimiento ininterrumpido y que en julio batirá el récord del periodo más largo con datos en positivo. Ningún análisis sobre el trumpismo comercial puede obviar este dato. Tampoco que China no es una mera obsesión del magnate.

La política de mano dura contra el régimen de Xi Jinping ha concitado hasta ahora un amplio apoyo bipartito en Estados Unidos, en un momento en el que el consenso entre republicanos y demócratas resulta una rareza. “Manténgase duro con China, presidente Trump, no dé marcha atrás. La fuerza es la única forma de ganar con China”, escribió el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. Para la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que es hoy por hoy uno de los grandes azotes de Trump, su escalada arancelaria contra Pekín “es un reconocimiento de que algo debe hacerse”.

Washington trata de llegar a un acuerdo con China mientras endurece los gravámenes sobre sus productos. El 10 de mayo elevó del 10% al 25% los aranceles ya existentes sobre miles de productos chinos, valorados en 200.000 millones, a lo que Pekín respondió con un incremento del mismo calibre a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares. Conforme el presidente republicano ha ido intensificado su batalla, las críticas de demócratas y republicanos han empezado a surgir, pero pocos cuestionan que hay que cambiar las reglas del gigante asiático.

El enemigo asiático
La integración económica de China, convertida en el primer exportador del mundo, no ha derivado en el proceso de democratización que los Gobiernos occidentales podían esperar. En 2018 el legislativo chino aprobó una reforma constitucional que permite al presidente Xi Jinping perpetuarse al mando del Partido Comunista y ejercer una influencia cada vez mayor en la economía y la sociedad. Durante años, las firmas extranjeras se han visto obligadas a compartir tecnología y asociarse con firmas locales y los subsidios han dañado la competencia.

El problema es si Trump puede ir solo a esta guerra contra el gigante asiático. Y si es buena idea atacar a los viejos aliados europeos y decir que “son tan malos como China, solo que más pequeños”, como hizo el verano pasado. En el pulso tecnológico por el 5G, el estadounidense se queda solo: apenas tres de la treintena de aliados militares de EE UU han vetado a Huawei.

El desafío migratorio ofrece más réditos políticos a Trump. El problema es real: solo el pasado mayo los agentes estadounidenses arrestaron a más 144.000 migrantes, lo que supone el máximo en 13 años. El neoyorquino lanza formalmente su candidatura a la reelección a la Casa Blanca la próxima semana y es fácil advertir que México y esta última crisis creada y resuelta por él en ocho días saldrá a la luz.

El sábado, López Obrador se reivindicaba “pacifista” e inspirado en Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela. Trump, mientras, tuiteaba que México también había accedido a comprar más productos agrícolas estadounidenses. No se sabe de dónde lo sacó, no figuraba en el acuerdo, no importa.


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El canciller Ebrard asegura que en 45 días harán la primera evaluación de las medidas adoptadas
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JAVIER LAFUENTE
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AMANDA MARS
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México / Washington 11 JUN 2019 - 02:17 CEST

Migrantes centroamericanos tratan de cruzar el río Suchiate para entrar en territorio mexicano. PEDRO PARDO FOTO: AFP VIDEO: REUTERS
A medida que se conocen más detalles del acuerdo sobre migración alcanzado el pasado viernes entre el Gobierno de México y el de Estados Unidos, se consolida la idea de que ni mucho menos es un pacto definitivo, sino más bien un balón de oxígeno para México, que gana tiempo y evita la imposición de aranceles de forma inmediata. No solo porque las amenazas de Trump no han cesado desde que se firmase el documento, sino porque los compromisos adquiridos por el Gobierno de López Obrador no van a depender exclusivamente de México.

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El jefe de la diplomacia mexicana, Marcelo Ebrard, ahondó este lunes en los detalles del documento suscrito con el Gobierno de Trump, un texto repleto de buenas intenciones, pero que conlleva más compromisos de los descritos, a tenor de las explicaciones que ha dado el canciller. Además de confirmar que se desplegarán 6.000 efectivos de la Guardia Nacional –en el texto no especifica la cifra–, Ebrard explicó que se agilizará el proceso de registro de migrantes en México. “No podemos tener transitando a 600.000 personas y no saber cómo se llaman. Vamos a pedirles que se registren y vamos a decirles qué opciones hay. México no puede permitir en su territorio un flujo de millón y medio de personas que no sabe cómo se llaman”, admitió Ebrard.


El canciller mexicano detalló que si las medidas adoptadas no surten efecto, en 90 días volverán a sentarse a hablar para ver qué otras adicionales se deben acometer. Por ello, Ebrard explicó que dentro de 45 días, mes y medio, se tendrá que evaluar por primera vez si las medidas han tenido éxito, lo que se antoja una carrera contra el reloj para México.

El tiempo apremia para el Gobierno de López Obrador, porque la solución no depende solo de México. La cancillería mexicana se dispone a entablar conversaciones con los Ejecutivos de Guatemala, El Salvador y Honduras, así como con organizaciones de migrantes en estos países centroamericanos y también en México, para que entre todos puedan frenar el flujo de migrantes. Conseguirlo en tan poco tiempo, cuando nunca antes se ha logrado, es lo que para muchos resulta una quimera.

México, no obstante, sigue vendiendo como un triunfo lo que se presupone que no es más que un balón de oxígeno. El propio Ebrard, durante su explicación del acuerdo, admitió que la negociación de la semana pasada ha sido el momento más crítico para el Gobierno de López Obrador en su primer medio año. “La negociación fue muy difícil, de muchas horas y muy tensa; en esencia lo que ocurrió es que la relación comercial y la económica se subordinó al tema migratorio. Eso no había ocurrido”, argumentó Ebrard.

El objetivo de México fue separar los retos en materia de migración de los comerciales, de ahí que se vea como un logro el pacto. Sobre el arancel del 5% que Estados Unidos quería imponer a los productos mexicanos, Ebrard aseguró: “Se ha alejado el peligro”. El canciller admitió que la medida podía haber puesto en peligro el tratado de libre comercio adoptado con Estados Unidos y Canadá, pendiente de aprobación en los Congresos de los distintos países. Además, Ebrard detalló que, según los cálculos del Gobierno de México, el IVA se podría incrementar de golpe en un 10%, se perderían 1,2 millones de empleos y el Productor Interno Bruto (PIB) caería al menos un punto. El propio López Obrador, en el acto en defensa de la soberanía que había convocado el sábado en Tijuana, admitió que de no haberse firmado un acuerdo, la sombra de una crisis económica se hubiese instalado sobre México.

Disipada esa amenaza, lo que no consigue México es espantar las amenazas e insinuaciones de Trump contra su vecino del sur. Este mismo lunes, el inquilino de la Casa Blanca, a través de un nuevo tuit, volvió a abonar la idea de que lo pactado con México va más allá del despliegue militar en la frontera o la recepción de 8.000 solicitantes de asilo ahora en suelo estadounidense, otro de los acuerdos que se han conocido en las últimas horas. “Hemos firmado y registrado otra parte muy importante del acuerdo de seguridad e inmigración con México, una que Estados Unidos ha estado pidiendo durante muchos años. Se hará público en un futuro no muy lejano y requerirá el voto del poder legislativo mexicano”, escribió en su cuenta de Twitter. Si el Parlamento no lo bendice, añadió, “volverán los aranceles”.

La crisis no está resuelta.
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David Brooks, corresponsal | viernes, 07 jun 2019 22:56 Compartir en Facebook  Compartir en Twitter

El presidente Donald Trump durante una conferencia de prensa el pasado 05 de junio de 2019. Foto Afp

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Washington. La crisis bilateral provocada por Donald Trump hace una semana se solucionó temporalmente con el anuncio de un acuerdo que, en su esencia, no marca un gran cambio ni contiene casi nada nuevo, pero evita una guerra comercial unilateral opuesta no sólo por México sino por casi toda la cúpula política y económica de Estados Unidos.

“Me complace informarles que Estados Unidos de América ha logrado un acuerdo firmado con México. Las tarifas programadas para ser implementas por EU el lunes, contra México, son así suspendidas indefinidamente”, tuiteó a las 20:25 el mandatario poco después de su regreso de Europa.

Siguiendo por tuit, afirmó: “México, por su parte, ha acordado tomar medidas firmes para frenar la marea de Migración por México, y hasta nuestra frontera sureña. Esto se está haciendo para reducir en gran medida, o eliminar, la inmigración ilegal llegando desde México y a Estados Unidos”.

Casi inmediatamente después, las cancillerías de ambos países emitieron una declaración conjunta que afirma que, ante la “emergencia humanitaria y la situación de seguridad prevalecientes” de la migración centroamericana, los gobiernos de México y Estados Unidos “trabajarán conjuntamente” para alcanzar una “solución duradera”.

El canciller Marcelo Ebrard, acompañado por la embajadora Martha Bárcena, salieron del Departamento de Estado donde se realizó la ronda final de la negociación durante 12 horas, y siete días después de iniciarse, para compartir el comunicado y comentar su significado.

El acuerdo consiste de cuatro puntos, con el primero y más inmediato, un incremento significativo por México de sus medidas de aplicación de ley para reducir el flujo migratorio empezando con un despliegue más acelerado de la Guardia Nacional. Ebrard detalló que se dará prioridad a los 11 municipios de la frontera sur, “de manera que este despliegue empezará el día lunes y dentro de un programa nacional que ya estaba en curso”.

El segundo punto es ampliar el ya existente programa conocido como Permanecer en México a toda la frontera donde solicitantes de asilo que cruzan a Estados Unidos serán retornados “sin demora” a México para esperar la resolución de sus casos ante autoridades estadunidenses. Ebrard indicó que si las medidas del primer punto tienen éxito, “no esperaríamos que muchas más personas estarán en México esperando” la resolución de sus casos. A la vez, añadió que en este acuerdo no se fijaron cuotas específicas.

El tercer punto establece la disposición de ambos países para que si las medidas adoptadas no tienen resultados esperados, continuarán pláticas sobre otras medidas posibles dentro de un plazo de 90 días.

Finalmente, subrayo que Estados Unidos reiteró su compromiso a la iniciativa mexicana para fomentar el desarrollo económico regional -en el sur de México y Centroamérica- para abordar las causas “a fondo” de la migración.


Ebrard resaltó que aunque los estadunidenses propusieron un Tercer País Seguro, eso “no está aquí, lo cual es muy importante”. Señaló que ante propuestas más “drásticas” que Washington promovió al inicio, México logró que se alcanzara “un punto medio” y expresó que “estamos satisfechos con el acuerdo”.

Como lo ha hecho repetidamente desde que fabricó la crisis bilateral con México el jueves pasado al amenazar con imponer aranceles contra México si no frenaba por completo la inmigración “ilegal” desde Centroamérica, Trump continuó jugando con México hasta el último momento, con un tire y afloje incesante sobre si procedería o no con su amenaza, y advirtiendo que aunque podría haber un acuerdo, deseaba usar su arma arancelaria.

Ayer, desde el avión al iniciar su regreso a esta capital de su gira en Europa, Trump de repente envió mensajes optimistas sobre un posible acuerdo, pero recordando que su amenaza seguía vigente mientras las negociaciones bilaterales se realizaron durante todo el día en esta capital, manteniendo un tenso suspenso para las cúpulas políticas y económicas del ambos países.

“Si logramos un acuerdo con México, & hay una buena posibilidad de que eso será, ellos empezarán a comportar productos granjeros y agrícolas a niveles muy altos, empezando de inmediato”, declaró en un tuit esta tarde en ruta a Washington, dando entender que había avances pero provocando consternación porque de pronto y por primera vez no vinculó comercio con migración -de hecho no mencionó a inmigrantes.

Mientras tanto, no se sabía mucho de las negociaciones a lo largo del día en el Departamento de Estado, y en ese vacío cundió la especulación sobre lo que estaba sucediendo y todos los escenarios que se perfilaban, incluyendo la posibilidad de intensificar una de las crisis más graves en la relación bilateral en tiempos recientes.

El acuerdo evita lo que se perfilaba como un conflicto mayor con el Congreso y alivia lo que se convirtió en una inusual confrontación pública entre legisladores republicanos y su presidente, como también un creciente coro de oposición por diversos sectores empresariales y financieros que advertían de las consecuencias dañinas de los aranceles no sólo contra el país vecino, sino sobre Estados Unidos.

Sin embargo, nadie cree, al iniciar el ciclo electoral de 2020, que se ha superado el uso del tema migratorio por Trump, y que seguramente no será la última “negociación”.

En algo no relacionado, Trump difundió hoy otro tuit sobre sus visiones del universo, afirmando que la agencia espacial NASA ya no debería de hablar de regresar a la Luna, ya que “hicimos eso hace 50 años. Deberían estar enfocados en las cosas mucho más grandes que estamos haciendo, incluyendo Marte (del cual la Luna es una parte), defensa y ciencia”. Ese es con quien el gobierno mexicano, entre otros, tendrá que negociar en el futuro.



Trump: aranceles, si el Senado de México no aprueba el pacto
Ap, Afp, Europa Press y Sputnik | martes, 11 jun 2019 07:36

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con imponer aranceles a México si el Senado del país vecino no aprueba el acuerdo alcanzado el viernes pasado. Foto Ap


Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con imponer aranceles a México si el Senado del país vecino no aprueba el acuerdo alcanzado el viernes pasado, e insistió en que pronto serán divulgados nuevos aspectos del convenio.

En un par de tuits, el magnate afirmó: “Hemos firmado y documentado completamente otra parte muy importante del acuerdo de inmigración y seguridad con México, uno que Estados Unidos estuvo pidiendo sin respuesta durante años (…) Será revelado en un futuro no lejano y necesitará un voto del cuerpo legislativo de México.

No prevemos que haya problemas con la votación, agregó, pero, si por alguna razón la aprobación no llega, los aranceles se restablecerán, advirtió.

Funcionarios de la Casa Blanca no respondieron a solicitudes para que hicieran declaraciones sobre la postura de México o a qué se refería Trump. El mandatario tampoco hizo ninguna precisión durante una entrevista telefónica con CNBC ayer en la mañana.

Muchos han pensado que quizá el mandatario republicano se refirió a la idea de que México se convierta en tercer país seguro, lo que dificultaría que los refugiados que pasen por México pidan asilo en Estados Unidos.

Un alto funcionario bajo anonimato dijo el fin de semana que México mostró apertura a la idea durante las negociaciones y que ambos países continuarían discutiendo el asunto en los próximos meses, aunque el vecino del sur se ha opuesto desde hace tiempo a la idea de ser el tercer país seguro.

Un acuerdo de tercer país seguro necesitaría la aprobación de los legisladores mexicanos y se desconoce si tendría apoyo dada la impopularidad de la propuesta.

En tanto, el secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró a periodistas: Si llega a darse el caso de que no estemos avanzando lo suficiente, existe el riesgo de que se impongan dichos aranceles.

También anunció que su país enviará personal a Centroamérica para negociar acuerdos con los gobiernos de la región y ayudar a reducir el flujo de migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos.

Vamos a trabajar con los países de América Central. Buena parte de quienes llegan a nuestro país lo hacen a través de México y no son originarios de México.

El funcionario añadió que Estados Unidos tendrá personal trabajando esta semana para lograr acuerdos con esos países y asegurarse de que esas personas no son las que están pasando desde México hacia Estados Unidos.

Pompeo dijo que el Departamento de Estado va a evaluar diariamente los esfuerzos de México y manifestó su confianza en que se observarán progresos para frenar el flujo migratorio.

Trump anunció a finales de mayo la imposición de aranceles de 5 por ciento a todos las importaciones mexicanas, que irían aumentado cinco puntos porcentuales mensualmente hasta un tope de 25 por ciento el primero de octubre, si su vecino del sur no detenía el flujo migratorio hacia territorio estadunidense.

El viernes a última hora, ambos gobiernos alcanzaron un acuerdo después de tres días de negociaciones intensas en Washington, en las que Estados Unidos retiró su amenaza de imponer aranceles a su vecino.

México se comprometió a aumentar la seguridad en su territorio, principalmente en la frontera sur, y expandir su política de devolver a los migrantes centroamericanos mientras Estados Unidos procesa las peticiones de asilo.

Descarta Ebrard pacto secreto; evaluación en 45 días
Alonso Urrutia | lunes, 10 jun 2019 07:59

Ciudad de México. Con la firma del acuerdo con Estados Unidos, México obtuvo dos objetivos en la negociación: impedir la imposición de 5 por ciento de aranceles a las exportaciones mexicana al país del norte y la inclusión del Programa de Desarrollo Integral de Centroamérica como fórmula para atender las causas de la migración, aseveró el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard .

En la conferencia diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador, Ebrard descartó que haya algún punto secreto  de acuerdo o la obligación de México de incrementar sus compras agrícolas a Estados Unidos.


 Sin embargo, reconoció que el pacto se revisará en 90 días y en 45 días comenzará la evaluación de las medidas acordadas en la reducción de flujo de migrantes hacia Estados Unidos.

Ebrard explicó que si las cifras no se redujeron de manera significativa, tendrá que discutirse un plan que incluya al Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) y a países como Guatemala, Panamá y Brasil, puntos clave del tránsito de migrantes. En ese caso, la Secretaría de Relaciones Exteriores tendrá que recabar el respaldo del Senado.

Además del acuerdo difundido el viernes y de este esquema de opción regional en el caso de un fracaso del plan original, "no hay nada", indicó Ebrard.

Sobre el comercio agrícola, indicó que sin los aranceles con los que amenazó Trump, podrá crecer el intercambio, pero subrayó que no hubo pacto alguno sobre productos específicos.

El canciller indicó que el eventual acuerdo regional es parte de un enunciado del comunicado conjunto del viernes, que prevé que, en caso de que las medidas adoptadas no tengan resultado, las partes convinieron en tomar medidas adicionales.

 En sucesivos mensajes por Twitter, el presidente Donald Trump ha afirmado desde el fin de semana que hay una parte no revelada de los convenios bilaterales, uno de los cuales incluye el respaldo del Congreso y otro implica un aumento sustancial de las compras que hace México de productos agrícolas estadunidenses.

Logros de la negociación

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En lo inmediato se logró separar el ámbito comercial del migratorio en la relación con Estados Unudos, dijo Ebrard como uno de los resultados positivos de la negociación de la semana pasada.

El canciller agregó que lo más importante para México era detener la imposición de aranceles este lunes, que de haber llegado al 25 por ciento, como amenazó Trump, "hubiera sido un colapso para la economía mexicana".

Una guerra comercial hubiera tenido para México un efecto similar a incrementar en diez por ciento el Impuesto al Valor Agregado, la pérdida de 1.2 millones de empleos y la caída de un punto del Poducto Interno Bruto, que podría desatar una crisis económica en el país.

Para el canciller, el despliegue de la Guardia Nacional no implicará la militarización de la frontera sur, toda vez que en los proyectos del gobierno mexicano estaba contemplado esa distribución, sólo se acelera la movilización.

En cualquier caso, aseguró, corresponderá fundamentalmente al Instituto Nacional de Migración desarrollar las políticas para la contención de los flujos migratorios.

Señaló que para México el derecho de asilo y la solidaridad es fundamental, de ahí que se haya aceptado la posibilidad de que los migrantes centroamericanos que pidan asilo a Estados Unidos permanezcan en México mientras se desarrolla su proceso en el país vecino.

Reconoció que las negociaciónes fueron muy difíciles y "muy tensas" ante la inminencia de la imposición de aranceles. Dijo que la delegación estadunidense llegó a la mesa de negociaciones con un tono de "ultimátum", con la demanda de que México se convirtiera en un "tercer país seguro", equivalente a que los migrantes realizaran su proceso de asilo en territorio mexicano.

Aunque el objetivo estadunidense es que sea cero el flujo migratorio, se trata de una aspiración irreal, dijo Ebrard, pero señaló que sí es posible una reducción.