Giovanna Schaidhauer
25 NovIembre 2019
Los manifestantes promueven protestas combativas en Colombia. Foto: EPA
Del 21 al 23 de noviembre, grandes protestas combativas sacudieron a Colombia. El pueblo colombiano salió a la calle contra el nuevo paquete de medidas económicas destinadas a aumentar la explotación del pueblo, impuesto por el gobierno de Iván Duque. Las masas se enfrentaron al aparato represivo del viejo Estado, incluido el ejército y el toque de queda. Se voló una estación de policía, se quemaron vehículos y decenas de policías resultaron heridos.
El paquete incluye la eliminación del fondo de pensiones del Estado (Colpensiones), un aumento en la edad de jubilación y la contratación de jóvenes con salarios por debajo del mínimo (25% más bajos). Las medidas aún no han sido lanzadas oficialmente por el gobierno por temor a la sublevación popular, pero algunos de sus puntos han sido publicitados por los diputados y personas cercanas al gobierno. Los jóvenes también requieren más inversión en educación superior.
Las masas también critican el incumplimiento por parte del gobierno y los paramilitares de los acuerdos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que promueven una masacre de quienes dejaron sus armas para "integrarse" en el podrido sistema político. Las manifestaciones tienen lugar ahora que la aprobación de Iván Duque es muy baja, llegando a solo el 26%.
Las masas luchan por sus derechos.
El 23 de noviembre estuvo marcado por marchas multitudinarias en varias ciudades colombianas como Suba, Santa Isabel, Cali, Bogotá, entre otras, y por la brutal represión policial de los Escuadrones Antidisturbios de la Policía Nacional (Esmad), que atacaron marchas pacíficas con bombas de gas lacrimógeno y balas de goma.
En la marcha, los agentes de policía dispararon e hirieron gravemente a un adolescente de 18 años, Dylan Cruz, lo que provocó aún más ira entre los manifestantes. También ese día, miles de manifestantes se reunieron por la noche para protestar frente a la casa de Iván Duque, desafiando el toque de queda que comienza a las 6 de la tarde.
La multitud sale a la calle contra la injusticia social. Foto: AFP
El 22, en Patio Bonito, donde el ejército se estaba movilizando para implementar el toque de queda, unos 100 manifestantes se enfrentaron a la Policía Nacional contra la aplicación del toque de queda. En Usaquén, un gran grupo de personas se resistió al toque de queda, negándose a salir de las calles, cantando el eslogan ¡No vayamos!
Además de las movilizaciones y las marchas multitudinarias en todo el país, los manifestantes, en respuesta al establecimiento de un régimen de asedio y medidas de sobreexplotación, volaron una estación de policía en Santander de Quilichao, departamento del Cauca. La acción mató a tres policías e hirió a otros siete.
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El 21, en la ciudad de Suba, los manifestantes, por las mismas razones, promovieron diversas acciones combativas, como la quema de un auto de policía y la evasión del metro Transmilênio, así como el daño a los cajeros automáticos. También ese día, los manifestantes enfrentaron valientemente y resistieron la represión policial.
En Bogotá, la Plaza Bolívar se ha convertido en un campo de batalla entre los manifestantes y las fuerzas de represión. Atacados por los militares, un grupo de manifestantes intentó incendiar parte del Palacio Liévano, ayuntamiento de la capital colombiana. Varios periodistas denunciaron golpizas a miembros de la prensa por parte de agentes de policía ese día.
A pesar de la brutal represión, la juventud no se retiró. Foto: AFP
En Cali, el mismo día, los manifestantes se enfrentaron a la policía y derribaron semáforos y cámaras de tráfico. Se arrojaron piedras a los agentes después de la represión. Los enfrentamientos en la ciudad dejaron un total de 46 policías y 52 civiles heridos. Así lo informó el general de división William Ruiz, coordinador de la Policía Nacional, quien también confirmó que se llevaron a cabo 56 saqueos en la ciudad, en un contexto de profundo empobrecimiento del pueblo colombiano.
El 20, en respuesta al intento del gobierno de eliminar los derechos del pueblo, 19 autobuses fueron atacados con piedras y otros elementos en Cali, y cinco paradas de autobús se vieron afectadas de diferentes maneras en su estructura. Un total de 125 personas habían sido arrestadas en Cali por violar el toque de queda decretado entre el 20 y el 21 al amanecer.
Los estudiantes se enfrentan a la policía en las universidades.
Durante los días 20 y 21, los estudiantes se manifestaron y confrontaron a la policía dentro de la Universidad de Antioquia (Medellín) y la Universidad Nacional (Bogotá).
El día 20, en la Universidad de Antioquia, las calles que daban acceso a la universidad fueron cerradas por la Policía Nacional, evitando que los estudiantes protestaran. En respuesta, los jóvenes arrojaron bombas Molotov y destruyeron cajeros automáticos en la universidad.
Ya el 21, estudiantes combativos se enfrentaron a la policía en el campus y otros estudiantes fueron rodeados dentro de los edificios debido a la represión policial. Además, los residentes de la Casa de Estudiantes de la universidad informaron que la policía allanó la escena y arrojó bombas de gas por los pasillos.
Gobierno promueve medidas preventivas ante la rebelión popular
El gobierno ha implementado previamente una serie de medidas para evitar levantamientos populares en el país. El 19, la policía irrumpió en las casas de los líderes del movimiento que organizaban manifestaciones en Bogotá, Medellín y Cali.
Los puestos fronterizos también se cerraron entre Colombia y Venezuela, Brasil, Ecuador y Perú desde el comienzo del 20 hasta las 5 de la mañana del 22, para "evitar que los agitadores del exterior perturben el orden público". Además, se ordenó a las fuerzas militares para seguir acuarteladas en primer grado (alerta máxima) durante la semana.
Los revolucionarios colombianos hicieron graffitis en los que afirman que la rebelión está justificada y piden una revolución en el país
Esta semana, en Bogotá, se vieron varios soldados del ejército armados con rifles en el centro y algunas avenidas, aunque el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, dictaminó que se trataba de una "militarización".
Además, durante los días de las protestas, el ejército patrullaba diferentes distritos de la ciudad de Cali durante el toque de queda de la ciudad. Los militares llegaron a barrios como Valle del Lili, El Caney y La Hacienda, acompañados por la policía y Esmad. Además, el helicóptero policial sobrevoló el sur de la ciudad como parte de estas operaciones.
En cuanto a la "libertad de prensa", el 21, la sala de redacción de la prensa del Cartel Urbano fue invadida por la policía con el argumento de que los explosivos y el material impreso fueron "almacenados en sus instalaciones para causar desorden". Sin embargo, la Press Freedom Foundation (Flip) dijo que después de tres horas de búsqueda, la policía "no encontró nada en la sede".
"En otro evento que pretende censurar, la Policía Nacional exigió a los medios digitales Cerosetenta que eliminen de su sitio web un manual de autoprotección contra el Esmad", informó Flip.
Un grupo de indígenas cierra una carretera durante el día de protesta cerca de Caldono, en el sur de Colombia.
Docenas de manifestantes son heridos y arrestados por las fuerzas de represión, cientos detenidos
Justo el 21, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, confirmó que dos personas murieron en Buenaventura, una en Candelária. En total, 122 resultaron heridos, 98 fueron arrestados y 207 más fueron arrestados. Además, hubo 53 enfrentamientos provocados por la Policía Nacional. "En las últimas horas, las autoridades confirmaron la muerte de dos personas en Buenaventura en medio de disturbios y una más en Candaleria, ambas municipalidades del Valle", dijo.
A fines del 21 hubo enfrentamientos entre la fuerza represiva y los manifestantes, que dejaron 122 civiles con heridas leves y 151 policías heridos, según el informe oficial. También hubo 98 capturados.