25. November 2022
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¡Proletarios de
todos los países, uníos!
El imperialismo en crisis: El
creciente torrente de repudio y crisis del parlamentarismo
Elecciones generales suecas de
2022
“… la tendencia histórica principal es la fusión de la
guerra popular que dirige el Partido con ese gran torrente que suman los millones
de no inscritos, no votantes y quienes votaron en blanco o nulo; es este
torrente al cual el Partido está coadyuvando a estructurar como parte del mar
de masas armadas que barrerá necesariamente el viejo orden de explotación y
opresión”
– Partido Comunista del Perú, “¡Elecciones,
no! ¡Guerra popular, si!”, 1990
Las elecciones son la forma de renovar la
administración gubernamental de la dictadura de la burguesía, es decir, de
renovar a sus mediadores. Como Marx señaló acertadamente “¡Cada pocos años los oprimidos están autorizados a
decidir qué miembros de la clase opresora los representarán y aplastarán en el
parlamento!” Los partidos burgueses
son instrumentos al servicio del mantenimiento del orden establecido, de su
conservación y evolución.
El imperialismo es la etapa superior y ultima del
capitalismo, es la reacción en toda la línea. Este cambio de fondo provocó una
crisis en las formas de gobierno. Hoy el imperialismo se encuentra en una fase
de descomposición avanzada y en su crisis final en la que será barrido, se
enfrenta a una profunda crisis cíclica desde finales de 2019 y todo ello agrava
aún más su crisis política.
La Revolución Proletaria Mundial avanza y el mundo ve
una marea alta en el movimiento de liberación nacional. La historia universal
entra en un nuevo período de revoluciones y, en correspondencia con esta
situación, hoy los comunistas marchan hacia la Conferencia Internacional
Maoísta Unificada y a la Nueva Organización Internacional del Proletariado.
Estas son las condiciones generales en los dos
aspectos de la contradicción, la condición de nuestras fuerzas y las del
enemigo, de nuestra colina y de la suya. Nosotros somos en perspectiva y
esencia el aspecto poderoso y principal. Vemos que avanzamos sobre la base de
las características de nuestra época, que determinan el resultado; la
inevitable victoria históricamente definida del proletariado internacional. Lo
vemos característicamente expresado en la tendencia de los de abajo a negarse a
vivir como antes y de los de arriba a no poder gobernar como antes, y esto se
manifiesta concretamente entre otros en el torrente de masas que rechazan o
repudian la farsa electoral burguesa por un lado, y la crisis del
parlamentarismo por otro, y esto, como todo, sigue la ley del desarrollo desigual.
El 11th de septiembre se celebraron simultáneamente las
elecciones parlamentarias, municipales y regionales en Suecia. El resultado
indeciso requirió largas negociaciones antes de que el Primer Ministro sueco
entrante y líder del partido “Los Moderados”, Ulf Kristersson, pudiera anunciar
la formación de un gabinete el 18 de octubre , compuesto por “Los Moderados
(M)”, “Los Liberales (L)”, “Los Demócratas Cristianos (KD)”, y con “Los
Demócratas Suecos” como apoyo en el parlamento.
Estadísticas seleccionadas de las elecciones generales
suecas de 2022
Porcentaje de la población total con derecho a voto (7.775.390) |
En números |
|
Los
Socialdemócratas |
25.15 |
1,955,972 |
Los
Demócratas Suecos |
17.01 |
1,322,774 |
Los
Moderados |
15.83 |
1,231,109 |
El Partido
Izquierda |
5.58 |
434,410 |
Votado |
84,21 |
6,445,298 |
Abstención |
15.79 |
1,227,734 |
Votos en
blanco o nulos |
1.27 |
99,166 |
Total de
abstenciones y votos en blanco o nulos |
17.06 |
1,326,900 |
El resultado de las elecciones se enmarca en la
tendencia general de la crisis del parlamentarismo, y se ajusta a su particular
expresión en Suecia durante los últimos años, como se ha visto en la última
legislatura de 2018-2022.
Los resultados de las elecciones generales de 2018
también dieron lugar a una situación complicada. Los Socialdemócratas liderados
por Stefan Lövfen formaron primero el gobierno minoritario Lövfen I, pero
perdieron una moción de censura el 25 de septiembre , lo que obligó a una votación
parlamentaria sobre un nuevo gobierno.
Fue necesario un largo proceso antes de poder formar
un nuevo gobierno. Finalmente, se encargó a Lövfen la formación de un nuevo
gobierno, pero sus propuestas fueron rechazadas en el Parlamento. Finalmente,
en enero de 2019, se alcanzó el “Acuerdo de enero” y se formó el nuevo gobierno
de Lövfen II.
A partir del descontento y el desacuerdo con los
resultados y las consecuencias del acuerdo de enero, se inició una moción de
censura contra el gobierno de Lövfen II, a raíz de la cual, “La Alianza”,
formada por cuatro de los principales partidos que existían desde 2004, quedó
efectivamente disuelta a nivel nacional. A pesar del voto de censura, el
gobierno de Lövfen II seguiría gobernando durante la pandemia de COVID-19.
En junio de 2021, se desencadenó otra moción de
censura, principalmente por el desacuerdo con una propuesta sobre el control de
los alquileres propuesta por los “partidos de enero”. Como resultado de la
moción de censura, el Gobierno de Lövfen II fue derrocado y, por primera vez en
la historia de Suecia, el primer ministro fue destituido en una moción de
censura.
El presidente del parlamento, Andreas Norlén, propuso
que Lövfen formara un nuevo gobierno, y en julio, Lövfen fue reelegido primer
ministro y se formó el gobierno Lövfen III, formado por los socialdemócratas y
el Partido Verde. En noviembre de 2021, Lövfen dimitió de todos sus cargos
políticos y fue sucedido apresuradamente por Magdalena Andersson.
Se esperaba un gobierno de coalición entre los
socialdemócratas y el Partido Verde, pero este último retiró su apoyo por su
desacuerdo con la propuesta presupuestaria planteada. Se esperaba que el nuevo
gabinete se pusiera en marcha el 26 de noviembre, pero debido al cambio en la
composición del gobierno, Andersson dimitió.
El presidente Norlén inició una votación de
confirmación en la que votó Adersson, y así se formó el gabinete Andersson, un
gobierno en minoría de los socialdemócratas, que tomó posesión el 30 de
noviembre. Fue el gobierno sueco más pequeño desde 1979, contando con 100 de
los 349 miembros del parlamento (28,65%).
La contradicción interna dentro del Estado burgués, el
aumento de la connivencia y la lucha entre los partidos que representan en lo
principal a las respectivas facciones de la burguesía sueca, es el resultado de
la presión a la que se enfrentan. Con la gravedad de la situación, luchan más
por lograr una relativa unidad sobre los métodos para preservar y desarrollar
el viejo orden. Por un lado, es una manifestación de la crisis del
parlamentarismo, expresión de la crisis general del imperialismo. Por otro
lado, en el período transcurrido desde las elecciones generales de 2018,
también debe verse como una consecuencia de la presión de la crisis cíclica
cuyos efectos aún están ominosamente presentes en la economía sueca. En este
momento, la economía sueca se dirige hacia una recesión y la inflación se sitúa
cerca del 10%.
También vemos en Suecia la manifestación de la
tendencia general a la dispersión del voto y la consiguiente indecisión
electoral, que con el aumento de la connivencia y la lucha que le sigue, tiene
tendencia a dar lugar a bloqueos parlamentarios. La tendencia a la dispersión
del voto es característica del proceso en el que sectores de las masas pasan
por diferentes etapas cualitativas desde la pérdida de fe en el sistema
electoral burgués, al rechazo y finalmente al repudio. Las primeras etapas de
este proceso se manifiestan, en primer lugar, en la pérdida de fe en los
partidos principales y tradicionales, y lo vemos a escala mundial con el rápido
ascenso y la mayoría de las veces la caída de los nuevos partidos
“alternativos”, que inevitablemente demuestran a las masas que depositan su
voto a favor de ellos que, en esencia, son lo mismo que todos los partidos del
parlamento: representantes de diversas facciones o secciones de la gran
burguesía monopolista e imperialista en connivencia y lucha por el papel de
mediadores de la dictadura burguesa.
La participación en las elecciones generales de 2018
fue del 87,18%, la más alta en 33 años. El máximo fue en 1976 con un 91,76% y
en las elecciones generales de 2022 disminuyó un 2,97% hasta el 84,21% (menos
un 1,27% nulo o en blanco, es decir, un 82,94% de participación real). Esto
confirma la ley del desarrollo desigual. El desarrollo nunca es recto, lineal y
uniforme. En Suecia vemos que en la contradicción está más desarrollado el
aspecto de crisis del parlamentarismo que el aspecto del torrente de
abstención, rechazo y repudio, que también se desarrolla. Además, el desarrollo
del primero de los aspectos, en el que se revela la impotencia del sistema
parlamentario, seguramente impulsará el desarrollo del otro. De todos modos, la
parte de la población que no votó a uno de los partidos burgueses sigue siendo
el segundo “partido” más importante (con un 17,06%, por delante de los
Demócratas Suecos, con un 17,01%, y por detrás de los Socialdemócratas, con un
25,15%). Y no hay que olvidar la contra-tormenta reaccionaria temporalmente
exitosa establecida por la burguesía por medio de los Demócratas Suecos, como
lo hicieron también por ejemplo en Austria con el “FPÖ”, en Alemania con la
“AFD” o en Italia con los “Hermanos Italianos”.
Con la crisis del parlamentarismo, los cimientos del
viejo Estado sueco se debilitan, y éste, como todos los Estados, tendrá que
depender cada vez más de las meras fuerzas armadas y represivas para mantener
su dominio, y así se demarcará aún más a sí mismo y a su carácter, alimentando
la corriente de repudio al viejo Estado burgués. Las ilusiones de una democracia
pacífica y voluntaria se harán añicos cuando se revele claramente para todos
que la columna vertebral de todo Estado son las fuerzas armadas.
Con cada elección, la farsa electoral burguesa se
demuestra una y otra vez como lo que es, por ejemplo, en la reciente campaña
electoral nadie dijo una palabra sobre la entrada de Suecia en la OTAN y el fin
de la centenaria “política de neutralidad”, desde el reinado de Karl XIII
Bernadotte. Por lo tanto, una parte de las masas avanza en mayor o menor grado,
a través de las etapas de este proceso, y a través de este proceso crece el
torrente de rechazo y repudio. Corresponde a los comunistas recoger este
torrente espontáneo, elevarlo y devolverlo a las masas, liquidando todos los
restos de ilusiones parlamentarias al servicio de las tareas a corto, medio y
largo plazo. Esto se expresa, una vez mas, en la necesidad del proletariado de
reconstituir su Partido Comunista, tarea urgente y atrasada.
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