Thursday, May 2, 2024

Prensa Chiripilko de Curicó-Maule, Chile: 1° de Mayo: ¡Viva la clase obrera, campesina y popular!

 

MIÉRCOLES, 1 DE MAYO DE 2024

1° de Mayo: ¡Viva la clase obrera, campesina y popular!

El presente artículo fue elaborado con los datos disponibles más recientes publicados por los organismos del viejo Estado Chileno. 

Sobre las condiciones laborales de las masas agrarias y acciones en medio de la conmemoración del 1° de Mayo

El 1° de Mayo, día internacional de la clase obrera, campesina y popular, es un hito histórico donde la clase y el pueblo demuestra su fuerza y se levanta contra sus enemigos, opresores y lacayos. En todo el mundo el grito de guerra contra el imperialismo y por la revolución crece inconteniblemente. En nuestro país los esfuerzos revolucionarios no cesan para avanzar en la atrasada tarea de aplicar la siembra roja, retomando a Recabarren y reconstituir su partido para hacer la revolución y construir una nueva sociedad.

“1° de Mayo - Viva la clase campesina y obrera” - FRP

En la actualidad, Chile es un país semicolonial (principalmente de EE.UU.), semifeudal, donde se desenvuelve un capitalismo burocrático. Las clases sociales que ostentan el poder político y administran los intereses del imperialismo al interior de nuestro país son la gran burguesía y los terratenientes, con respaldo del oportunismo y del revisionismo que en la actualidad conforman el gobierno genocida y vendepatria de Boric - FMI.

Las clases populares son los obreros, los campesinos, la pequeña burguesía y parte de la burguesía media o nacional que también es constreñida por el gran capital y el latifundio. Y dadas las características de nuestro país y el atraso existente, el campo es, extensamente, uno de los escenarios más importantes y, paradójicamente, más olvidados y subestimados por las fuerzas revolucionarias.

Siendo una de las “tres montañas” que, como pueblo debemos derrotar, la semifeudalidad se manifiesta tanto en las ciudades como en el campo, pero es mucho más evidente en los sectores donde el latifundio extiende sus brazos para mantener el orden a su beneficio. Usualmente es el agro donde los terratenientes tienen su mayor poder y sus manifestaciones se traducen en el uso del clientelismo, la servidumbre, los “favores”, la falsa bondad, la figura del patrón, el caciquismo. Todas éstas se amparan en el atraso social y cultural, en las características físicas de la ruralidad que muchas veces están ligadas a malas conexiones viales y de pésima cobertura de telecomunicaciones, el uso de las tradiciones y supersticiones del pueblo así también la “inundación” de alcohol y drogas entre las masas populares; todo esto como parte de las tareas de la reacción para conjurar la revolución agraria.

Los verdaderos comunistas, revolucionarios y reales demócratas ya han podido vivenciar y se mantienen sorteando todas estas expresiones, a la vez que usan sus fuerzas para hacer crecer el camino revolucionario entre los más pobres del “Chile Histórico”, camino que nos reafirma cada vez más en amar la tarea de servir de todo corazón a nuestro pueblo y a odiar implacablemente a nuestros enemigos, especialmente al latifundio.


A continuación entregamos algunos datos y análisis sobre las condiciones de las masas trabajadoras del campo en el Maule, región del Chile Central característica por su alta ruralidad:

El peso de las masas campesinas, temporeras y operarias en el Maule

El último Censo Agropecuario (Octubre 2022), arrojó que existen 412.736 trabajadores agrícolas de los cuales 390.856 son temporeros (hombres y mujeres) en todo el país. 

Esta cifra es extremadamente dinámica puesto que es distinto establecer la cantidad de trabajadores agrícolas de temporada en verano, donde se desarrollan las cosechas en los campos y los embalajes en los packings, existiendo una gigantesca demanda por mano de obra, siendo la cosecha de cerezas - temporada 2023-2024 - capaz de exportar a nivel nacional 413.979 toneladas de fruta fresca, principalmente a China y EE.UU., versus el periodo de invierno donde las labores agrícolas se reducen a tareas de mantenimiento, podas y otras tareas que requieren mucho menos personal. 

En el caso del Maule, según el último boletín del Termómetro Laboral - informe elaborado por el Observatorio Laboral del Sence-Maule, ejecutado por la Universidad Católica del Maule - la ocupación total en la región alcanza a 503.748, lo que correspondería a un 53,3%, siendo mayor la ocupación masculina (63,3%) que la femenina (43,9%)

El informe, que corresponde al último trimestre de 2023, revela una característica del capitalismo burocrático que es su dependencia al imperialismo y el bajo o nulo desarrollo (por ejemplo, industrial) que impulsa en el país. Esto se refleja en que el Maule requiere de trabajadores con mayor especialización y capacitación ya que habrían identificado “en nuestra región puestos de trabajo que son difíciles de completar y hay déficit de operarios”.

Por dar un sencillo ejemplo, en el valle del Mataquito que abarca gran parte de la provincia de Curicó no existe ningún liceo técnico - agrícola, menos aún algún instituto técnico o universidad que permita evitar el éxodo de los jóvenes que quieren mejorar sus condiciones de vida y que emigran a los centros urbanos como Curicó, Talca o la capital Santiago para poder estudiar y obtener un título técnico y profesional.

El mismo informe también devela un aspecto de la “cuarta montaña”, es decir, la doble opresión a las mujeres: La inactividad laboral femenina es de un 51,2%, siendo el principal motivo las responsabilidades familiares permanentes, en contraste al principal motivo de la inactividad laboral masculina que tiende a ser el estar estudiando o preparándose para estudiar. Esto es otra demostración de como el capitalismo burocrático y la semifeudalidad en nuestro país atan a las mujeres a ser esclavas del trabajo doméstico no remunerado y las presiones culturales, religiosas y sociales finalmente las privan de su necesario desarrollo e independecia económica.

Otro dato no menor que arroja es la tasa de ocupación informal de la región que es de un 32,4%, cifra que en invierno tiende a crecer dados los escasos puestos de trabajos disponibles y donde muchos campesinos pobres sin tierra, temporeros y pobladores se vuelcan a trabajos informales como la recolección de callampas, moras y otros frutos silvestres.


La precariedad laboral de los trabajadores agrícolas

En ocasiones anteriores hemos denunciado las precarias condiciones laborales y los bajos salarios que perciben los trabajadores agrícolas, especialmente los temporeros. 

Actualmente en Chile el sueldo mínimo es de $460.000, salario que en el caso de los temporeros puede verse mermado por los días de lluvia u otras situaciones fortuitas que no le permiten laborar y que, dado que la mayoría que trabaja con contrato lo hace bajo la modalidad de “contrato por faena”, el empleador no paga el día.

Las duras y extensas jornadas, laborando con altas temperaturas en verano y gélidos fríos en invierno, exponen a las masas a desarrollar enfermedades tanto a corto, mediano y largo plazo. Sumado a esto está la exposición a agrotóxicos como pesticidas y fertilizantes que poco y nada se regulan en las faenas.

Otros aspectos como inexistencia de agua potable, falta de comedores apropiados y baños son parte de la larga lista de precariedades que sufren las masas del campo. 

No podemos dejar de mencionar los casos de trata de personas, esclavitud moderna y similares que se han encontrado en nuestra región y que tiempo atrás hicimos una entrevista a Fundación Libera que nos relató con detalles un caso originado justamente en la capital provincial Curicó.

Pero hay otro aspecto que pocas veces se analiza con detención. Nos referimos a los recurrentes accidentes laborales, de trayecto y enfermedades.

Según el último Informe Regional de la Superintendencia de Seguridad Social, en Chile la tasa nacional de accidentes es de 2,8 por cada 100 trabajadores. En el caso del Maule, el informe detalla que en las faenas agrícolas, en 2022 se registraron 1.920 accidentes del trabajo, 216 accidentes de trayecto y 40 enfermedades profesionales. 

Sin embargo, debemos considerar que estas cifras representan los accidentes que son declarados, dejando fuera un montón de otros donde los empleadores y patrones se niegan a “autodenunciarse” y obligan a guardar silencio a los trabajadores, quiénes por miedo de perder su puesto de trabajo, no denuncian. Esto es bien usual en los fundos y packings del Maule y de otras partes del país.

El citado informe indica que la agricultura y pesca son la segunda actividad económica con mayor tasas de accidentabilidad de trabajo (3,7), sólo superada por la Industria Manufacturera (4,0) en nuestra región.

Otra cifra alarmante es que los trabajadores agrícolas figuran sólo con un 67% de cobertura en nuestra región; peor aún, esta cifra no refleja la realidad ya que debe ser menor dados los numerosos tratos informales de trabajos que no son contabilizados. 


Municipios y poder terrateniente

Como mencionamos anteriormente, la semifeudalidad se manifiesta de diversas formas, siendo ésta uno de los pilares de la opresión de las clases dominantes contra nuestro pueblo. 

Para ejercer esa opresión, el viejo Estado, como herramienta de la gran burguesía y los terratenientes, se sirve de múltiples mecanismos e instituciones. Una de las más importantes son las municipalidades dado su caracter de control y ejercicio del poder a nivel local tanto en el campo como en la ciudad.

La figura del alcalde en las zonas campesinas sigue siendo un rol político muy importante para el viejo orden, donde muchas veces su estilo emula al del patrón de fundo, "aquel que todo controla en su hacienda", siendo la comuna “su gran latifundio”. Su caracter de autoridad del Estado, cercana a las masas, hace de él un importante eslabón en la contención de las posibles rebeliones del pueblo. “No se mueve una hoja sin que el alcalde lo sepa”  es un dicho que a veces se puede oir entre el pueblo.

Los alcaldes suelen ofrecer puestos de trabajo permanentes o semi-permanentes, facilidades de pagos de permisos municipales, ayudas sociales y más a las personas, siempre a cambio de posibles favores políticos, especialmente en periodos electorales. Los concejales cumplen un rol muy similar pero con la diferencia de que tienen menores atribuciones e ingresos que los que tiene un alcalde. 

A modo de comparación, si tomamos el salario que perciben los alcaldes de las comunas del valle del Mataquito y del resto de la provincia de Curicó tenemos que en promedio obtienen una renta bruta de $5.822.030,4, es decir, ¡casi 13 sueldos mínimos!.

Los concejales de las zonas referidas perciben (casi todos) una renta bruta de $1.010.771, equivalente a casi 3 sueldos mínimos.

Y como si no fuera de por sí indignante, muchos municipios han sido descubiertos conformando redes y mecanismos de corrupción, donde la propia justicia burguesa ha condenado a alcaldes, concejales y funcionarios municipales de todos los partidos electoreros. De hecho, hoy en día hay más causas por corrupción que municipios en Chile, siendo 642 las causas abiertas según expone el medio nacional El Mostrador. Respecto a esto, las municialidades de la provincia de Curicó no son la excepción y prontamente ahondaremos en ello.

Siendo este un año electoral para las municipales, desde ya los revolucionarios se vuelcan a la táctica del boicot electoral, denunciando el caracter reaccionario de las votaciones y señalando que el único camino para transformar la sociedad a favor de las clases trabajadoras, especialmente de los obreros y campesinos, es el de la revolución. No dejarse engañar por las falsas promesas y que la indignación apunte a comprender que sólo conquistando el poder político, el proletariado y demás clases revolucionarias alcanzará su emancipación.



¡VIVA EL 1° DE MAYO, DÍA INTERNACIONAL DE LA CLASE OBRERA, CAMPESINA Y POPULAR!

¡ABAJO EL IMPERIALISMO, EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO Y LA SEMIFEUDALIDAD!

¡NO VOTAR, ABAJO LA FARSA ELECTORAL!

¡SALVO EL PODER: TODO ES ILUSIÓN!



Fotos: Múltiples acciones hechas por el Frente Revolucionario del Pueblo - FRP en faenas agrícolas y zonas campesinas del Maule. Se embandera la hoz y el martillo, símbolo de la Liga Comunista Internacional - LCI como parte del internacionalismo proletario.