A continuación compartimos un artículo publicado por Servir al Pueblo.

Notas acerca del nuevo gobierno de Catalunya, la huida de Puigdemont y la crisis del viejo Estado

La pasada farsa electoral catalana fue un fracaso mediático para la burguesía: las elecciones burguesas del 12 de mayo acabaron con un 42% de abstención y una distribución de escaños que dificultaban un gobierno estable. De media, cuatro personas de cada diez rechazaron participar de cualquier forma en la farsa electoral. La situación parlamentaria era difícil, pues la única posibilidad real de formar gobierno autonómico recaía en Salvador Illa y el PSC (Partido Socialista de Catalunya). Para que Illa formara gobierno, el PSC tendría que llegar a pactos con las fuerzas independentistas, algo que negaron activa y pasivamente en la campaña electoral. Pero como de costumbre, se tragan sus propias palabras y han llegado a un pacto con ellos. El Estado no se puede permitir una repetición electoral, pues sería un tremendo golpe para su propaganda. La abstención aumentaría del 42% y se acercaría peligrosamente al 50%, lo que evidenciaría -si es posible, aún más- la “crisis de gobernabilidad” del país, que es una de las formas en las que se plasma la crisis del viejo Estado. Finalmente, el pasado 8 de agosto, Salvador Illa fue envestido como President de la Generalitat.

El pacto se ha dado entre el PSC y ERC (Esquerra Republicana per Catalunya). Este pacto permite que Illa sea presidente a cambio de un concierto fiscal para Catalunya que consiste en que pueda manejar sus propios impuestos. En otras palabras, es una cesión histórica del Estado para la burguesía catalana en su proyecto de independencia (separación y constitución como Estado burgués propio) como paso previo. Pero, en realidad, la transformación del régimen común de Catalunya a un régimen foral es solo una declaración de intenciones. No se ha roto “la solidaridad fiscal entre todos los españoles” como dice Feijóo, ni tampoco “es un paso más cercano a la independencia” como dice ERC. Es una cesión histórica de palabra, no en los hechos.

Según el propio ordenamiento jurídico burgués, se trata de una operación legislativa difícil de ejecutar, porque se requiere de la modificación de la Ley de Financiación Autonómica (LOFCA) y la Ley de Financiación de Las Comunidades Autónomas de régimen común o de la Ley de Cestión de Tributos. Esta operación legislativa “de gran envergadura” (como la define la prensa) no se ha hecho, de ahí que decimos que hasta la fecha, el nuevo concierto fiscal para Catalunya es solo una declaración de intenciones.

Lo que más se acerca a la realidad, por ahora, es lo que ha dicho la Comisión Ejecutiva del PSOE: “al fin hay una Generalitat comprometida con España y con la unidad, sin soluciones ficticias de un independentismo que ha tocado su fondo”. Irónica y paradójicamente, el PSOE tiene razón: la burguesía catalana es incapaz de dirigir la independencia de Catalunya.

¿Por qué se ha investido a Salvador Illa? Porque es la mejor opción, pues todas las demás opciones son malas o muy malas para la burguesía catalana y la oligarquía financiera española -principalmente mala para la burguesía catalana-. Una repetición electoral aumentarían los niveles de abstención, pero además, ERC seguiría perdiendo escaños. Ni a unos ni a otros le interesa que se repitan las elecciones.

Y entre todo esto, vemos la maniobra mediática de la otra cara de la burguesía catalana: Junts y Puigdemont. El ex-President de la Generalitat Carles Puigdemont volvió al Estado, dio un mitin independentista y se fue ayudado por varios Mossos d’Esquadra sin ser detenido. Esta huida es digna de ser escena de una película. Puigdemont no es un personaje de Los doce del patíbulo (The Dirty Dozen) sino que ha entrado y salido de Catalunya como Pedro por su casa.

Las contradicciones entre la oligarquía financiera española y la burguesía catalana son evidentes, pero hay algo más evidente aún: al Estado imperialista español no le interesa seguir agitando el avispero. Ha dejado libre a Puigdemont porque le interesa. No ha sido una maniobra astuta de Puigdemont, sino que el Estado le deja ir y venir porque no es un peligro real. Puigdemont está totalmente desprestigiado en el movimiento independentista más combativo, y cada vez más entre las capas independentistas más acomodadas.

Es obvio que el CNI (Centro Nacional de Inteligencia) conocía los pasos de Puigdemont, conocía incluso los pasos de quienes iban a ser sus falsos captores. E hizo la vista gorda ante su huida. El Estado imperialista español es ese carcelero que deja la puerta abierta y mira para otro lado, y cuando el reo se escapa, hace una parafernalia pública: ¿¡cómo es posible que se haya escapado!?

En resumen:

¿Cómo entender el pacto de investidura que lleva a Salvador Illa (PSC) a la presidencia? Como la opción menos mala de la burguesía catalana en el panorama político actual. Repetir las elecciones aumentaría la abstención, aumentaría aún más su desprestigio entre muchos votantes independentistas y por tanto, perdería más escaños y privilegios.

¿Cómo entender la maniobra mediática de Puigdemont? Como intento de la burguesía catalana de seguir levantando la bandera de la autodeterminación, de conseguir una “hazaña” después de derrota tras derrota y de tanto desprestigio.

¿Cómo entender que se haya escapado? Como una huida posible gracias a la pasividad del Estado, que piensa que es mejor que la burguesía catalana siga destruyendo el movimiento independentista, de movimiento de masas combativo a proyecto parlamentario pacífico, a detenerle y seguir “agitando el avispero”.

Todo esto nos lleva, de nuevo, a la crisis del viejo Estado como centro de todo. La crisis de gobernabilidad, los pactos antinaturales, la repetición de elecciones, el aumento de la abstención, la reaccionarización y fascistización de las instituciones políticas de la burguesía, el recorte de derechos y libertades públicas dentro de la democracia burguesa, etc. Crisis del viejo Estado que es cómo se manifiesta la crisis y descomposición del imperialismo en los estados burgueses.

Recordemos algunas notas que fueron publicadas anteriormente en Servir al Pueblo:

El torrente de movilización y furia del movimiento de liberación nacional catalán, cuyo salto cualitativo vimos el 1 de octubre de 2017 con la realización del referéndum declarado ilegal por el Estado español -y su posterior represión-, no ha conducido a nada. Debemos sacar lección de lo ocurrido.

Los políticos burgueses catalanes han traicionado al pueblo catalán una y otra vez. Han gobernado de la misma forma que los políticos representantes de la burguesía imperialista española. La política de la Generalitat de Catalunya (Junts, ERC, y PSC, incluso las CUP) frente al aumento del IPC y de precios ha sido la misma: ninguna. La política respecto a la cuestión de la vivienda ha sido la misma: permitir la gentrificación de los centros urbanos, permitir el incremento abusivo de los alquileres, desahuciar a las familias más pobres y desalojar centros sociales. La política sanitaria ha sido la misma: privatización y recorte de recursos. La política de derechos democráticos ha sido la misma: reprimir movilizaciones y atacar/torturar presos políticos. La política educativa ha sido la misma: permitir el avance de la concertada y privada, recortar recursos y atacar derechos laborales del profesorado. Con una mano abanderaban falsamente el derecho a una educación en catalán mientras que con la otra golpeaban la educación. La política internacional con el Estado de Israel ha sido la misma: negación constante del derecho a existir y defenderse de Palestina. La política migratoria ha sido igual… ¡incluso peor! Los abusos de la Guardia Urbana de Barcelona y los Mossos d’Esquadra en toda Catalunya son notables. Y un largo etcétera en todas las políticas específicas del gobierno.

Menos mal que gobiernan los nuestros y no el PP y Vox” dicen en las tertulias de TV3. La realidad es que ERC, Junts y PSC gobiernan exactamente igual que PSOE, PP y Vox. Los políticos burgueses catalanes son enemigos de clase del proletariado y enemigos del pueblo. Buscan la independencia solo para sus intereses económicos, no dudan en aplastar al proletariado y les da absolutamente igual la lengua y cultura catalana

(…)

Hay dos caminos en el movimiento de liberación nacional catalán: el camino burgués y el camino proletario. Los dos caminos son completamente distintos en intereses de clase, en método y objetivos.

El camino burgués sirve a la burguesía catalana, que busca la independencia de Catalunya del Estado español para convertirse ella misma en imperialista, seguir oprimiendo a su propio pueblo y dar el salto a oprimir a otros pueblos del mundo. El camino burgués mantiene al proletariado y al pueblo en la pobreza, como lo ha hecho durante siglos. Subida de precios y aumento del IPC, explotación laboral, subida de los alquileres, desahucios y violencia policial, etc. Los políticos burgueses catalanes en Barcelona han gobernado de la misma forma que los políticos burgueses españoles en Madrid. El camino burgués insta a las masas a participar en la farsa electoral, buscan apagar el anhelo del pueblo de derechos y libertades democráticas y difunde racismo y chovinismo contra los pueblos (tanto el pueblo español como de las naciones oprimidas de América Latina, África y Asia).

El camino proletario sirve al proletariado y a otras capas democráticas que forman el pueblo catalán (pequeña burguesía democrática, pequeños campesinos, artesanos y semiproletarios, etc.), defiende el derecho de autodeterminación y separación de las naciones con uñas y dientes, y combate ferozmente los ataques del chovinismo español contra la lengua y cultura catalanas. El camino proletario busca la emancipación del proletariado, destruyendo el Estado burgués opresor -sea el español o un hipotético Estado catalán- para construir el socialismo, para construir el Estado proletario. El camino proletario llama al internacionalismo proletario y lucha común del proletariado de las naciones del Estado español (España, Catalunya, Euskadi, Galiza) para luchar contra el mismo enemigo, el Estado imperialista español, con la perspectiva de una República Socialista federada de naciones y pueblos inspirándose en la grande y heroica Unión Soviética. Si el camino burgués llama a participar en las elecciones y legitimar el Estado burgués, el camino proletario llama a desechar falsas ilusiones parlamentarias y prepararse para los combates presentes y los que están por venir.

(Adelanto electoral en Catalunya: desechar ilusiones y prepararse para la lucha. ¡Boicot a la farsa electoral!; publicado en Servir al Pueblo 18 de marzo de 2024)