Pasando al tema de esta Nota (**), el capitalismo-burocrático en Bolivia experimentó, como mucho de sus pares Latinoamericanos, el “Boom de los precios de las materias primas” (2006-2014), dando una falsa imagen de desarrollo económico del país, esto solo fue un espejismo o una baratija vendida por ese fementido “socialismo” del MAS ( de “Evo”) y su continuador Arce. Desde el 2014 a la fecha, su economía exhibe cifras negativas. Son dos décadas de régimen del MAS que corresponden a “dos décadas pérdidas de desarrollo” (CEPAL) para Bolivia en el presente siglo, como ha sucedido con el resto de las economías de los países de América Latina y el Caribe. El régimen de la burocrática fracasó como tenía que fracasar al mando del viejo Estado que representa y defiende la podrida y caduca sociedad, el viejo orden de opresión y explotación.
Las brillantes y sorprendentes cifras de disminución de la pobreza y el hambre, que presentaba el régimen reaccionario encabezado por el MAS, con Evo o con Arce, fueron el resultado de la aplicación del sistema de bonos de asistencia social, que alcanza a aproximadamente 3.5 millones de personas. Estos bonos, que alcanza a solo una parte de la inmensa masa de indigentes, son la forma como se distribuye parte de las migajas de la inmensa riqueza que se llevan los grandes monopolios imperialistas y de sus agentes económicos de la gran burguesía nativa con la llamada “industria extractivista”. Ese es el trasfondo económico de las políticas sociales en América Latina y, en particular, en Bolivia a partir de la última década del siglo anterior hasta la actualidad. Es el reconocimiento por parte del imperialismo y los reaccionarios de estos países de la caducidad de su sistema de explotación, equivale a la limosna y ayuda a los pobres creada por la Iglesia en la época de la crisis final del feudalismo en Europa.
Aquí, destacamos que la política social, dentro de la cual están los “bonos de asistencia”, corresponde a las recomendaciones del llamado “Concenso de Washington” en su “segunda ola de reformas estructurales”, como complemento de las “reformas estructurales neo liberales”. Esta política social impulsa el imperialismo en nuestros países con el fin de apaciguar la explosividad de las masas, para generar demanda interna, para su nueva acumulación de capital e impulsar más el parasitismo en nuestras economías con “la capitalización de los aportes a la seguridad social” y para tratar de legitimar la mayor explotación de nuestros países. Esta política social
Carácter de la sociedad: la relación entre desarrollo económico - producción – empleo – miseria
Para abordar la cuestión hay que partir del carácter de la sociedad, tener en consideración la relación entre desarrollo económico o producción – empleo – miseria, ver el proceso económico latinoamericano de los 90 a la fecha en base a las cifras y hechos que dan los propios informes oficiales.
Tener presente, que estos informes oficiales no ven las raíces de estos problemas, las relaciones sociales de producción.
Es necesario distinguir entre:
- Pauperización proletaria. El ejército de reserva del trabajo y la superpoblación capitalista, sobre la forma en que ésta es engendrada por la industria maquinizada, sobre su significado en el movimiento cíclico de la industria y sobre sus principales formas de pauperización; y
- Pauperización “no proletaria”. La gran masa de pobres la inmensa mayoría a que se refieren las estadísticas oficiales, conformada principalmente por la inmensa masa de campesinos pobres, dentro de los cuales están los que han migrado a las ciudades, que al igual que los caracterizó Lenin: “pueden ser catalogados entre los indigentes”.
Indigentes es el nombre que les corresponde y que “deberían considerar los informes oficiales“ , pues “ello definiría de manera más exacta y real la actitud de la sociedad actual con respecto a esas capas de la población”.
Lenin, en una Reseña, parte de la inconsistencia de comparar la situación del proletariado en Occidente (los países capitalistas desarrollados de Europa) y el campesinado ruso provisto de tierra pues se encuentra en una situación mucho peor al proletariado rural de Occidente. Los campesinos rusos pueden ser catalogados entre los indigentes, nos dice.
¿Por qué la diferencia anotada anteriormente?
Porque, Lenin trata del proceso de desarrollo lento del feudalismo al capitalismo en Rusia, camino terrateniente en el agro, que es el camino que sigue el desarrollo del capitalismo burocrático en el agro en los países de América Latina. En este caso como Lenin, dice:
“Las instituciones caducas, al frenar el crecimiento del capitalismo tanto en la agricultura como en la industria, restringen la demanda de mano de obra sin amparar en modo alguno a los campesino contra la explotación más desvergonzada e ilimitada, ni incluso contra la muerte por hambre”.
Lenin, esta en plena preparación de su obra El desarrollo del Capitalismo en Rusia, por eso estudia una serie de materiales, para su Reseña cita a otro autor sobre el concepto de “pauperización no proletaria”, como leemos en la cita:
“El libro del señor Grózdev es útil porque reune datos sobre el proceso de
"pauperización no proletaria"* y caracteriza con Just1cia ese proceso como la forma más baja y peor de diferenciación del campesinado. El señor Gvózdev, por lo visto, conoce bien las publicaciones económicas rusas (…)” (* Parvus. El mercado mundial y la crisis agraria. San Petersburgo. 1898, 8, nota . Lenin, Obras Completas, t. 04, ·"RESEÑA, R . Grózdev. "Los kulaks usureros, su significado social y económico)-
El Presidente Mao, ya en las condiciones del imperialismo sobre este proceso, estableció:
“Para servir las necesidades de su agresión, el imperialismo creó en China el sistema comprador y el capital burocrático. La agresión imperialista estimuló la economía social del país, provocó cambios en ella y creó los elementos contrarios al imperialismo: la industria nacional y la burguesía nacional de China y, en particular, el proletariado chino en las empresas explotadas directamente por los imperialistas, en las del capital burocrático y en las de la burguesía nacional. Para servir las necesidades de su agresión, el imperialismo arruinó al campesinado chino, explotándolo por medio del intercambio de valores desiguales; de este modo, creó inmensas masas de campesinos pobres que sumaban centenares de millones y representaban el 70 por ciento de la población rural del país.(…)
(DESECHAR LAS ILUSIONES, PREPARARSE PARA LA LUCHA *
14 de agosto de 1949)
Capitalismo burocrático: “ escaso crecimiento económico y de la productividad en la región”
El “desarrollo económico” de América Latina, para referirnos solo al periodo de los años 90 al presente. no ha sido otra cosa que “crecimiento económico sin desarrollo” basado en las exportaciones primaria para las necesidades del imperialismo, es decir, desarrollo del capitalismo burocrático sobre la base de la manutención de su condición semicolonial y semifeudal, que solo puede generar más atraso y miseria, contra lo que sostiene la LOD, que con el “neoliberalismo estos han devenido en capitalistas.
Los propios informes de los organismos oficiales ponen de relieve el escaso crecimiento de los rasgos fundamentales y típicos del desarrollo del capitalismo frenados por la base semifeudal y semicolonial, confirmando que el capitalismo burocrático como capitalismo tardío nace enfermo como sus padres el imperialismo y la semifeudalidad. en el proceso de desarrollo del capitalismo burocrático de los últimos 70 anos.
El informe de la CEPAL 2024, dice: “crecimiento económico sin desarrollo”, “décadas perdidas”, “está pasando por una crisis de desarrollo” . La misma que admite el fracaso del camino burocrático encabezado por una u otra facción de la gran burguesía, cuando dice:
“La historia de reformas en América Latina y el Caribe para transformar diversos aspectos de los patrones de desarrollo es larga, desde estrategias lideradas por el Estado hasta estrategias que confían en el poder de
los mercados, la desregulación y la apertura económica. Esta dicotomía Estado-mercado no ofrece soluciones adecuadas(…).”
Frente a lo cual propone ser más “pragmáticos” combinando ambos factores, como si eso ya no se hubiera hecho y fracasado como parte del mismo camino.
En contra de lo que sostiene la LOD, los planes del imperialismo aplicados por sus lacayos de la gran burguesía nativa no lleva al desarrollo capitalista de nuestros países, sino a más atraso, repasemos los datos oficiales al respecto:
- Entre 2015 y 2023, las economías de América Latina y el Caribe crecieron a una tasa media anual del 0,9% (promedio ponderado), es decir, menos de la mitad del 2,3% que se observó en la llamada década perdida de los años ochenta. Este bajo crecimiento no se ha circunscrito a la última década, sino que es una tendencia de largo plazo.
- El crecimiento promedio de la región disminuyó del 5,5% en los casi 30 años que van de 1951 a 1979, al 2,7% en los siguientes 30 años (1980 a 2009), y a solo el 1,8% de 2010 a 2024 .
- Como resultado, el nivel del producto interno bruto (PIB) per cápita promedio de la región en 2023 era igual al de 2013.
- Entre 1950 y 1980, las economías de América Latina y el Caribe duplicaron sus niveles de productividad laboral. 43 años desde la llamada crisis de la deuda, la región no ha sido capaz de volver a los niveles de productividad que tenía antes de dicha crisis.
- Entre 1980 y 1990, la productividad laboral promedio de la región se contrajo un 16,5%.
- De 1990 a 2013, un período de aumento de la productividad con altibajos, que culminó en 2013 con el fin del superciclo de los precios de los bienes primarios.
- Pese a 23 años de recuperación, en 2013 la productividad laboral de la región era ligeramente inferior a la de 1980.
- 2013 a la fecha, ha seguido nuevamente una tendencia a la baja.
La notable desaceleración de la inversión en América Latina y el Caribe a partir de la década de 1990 (con decrecimientos en ciertos años), ha tenido un impacto adverso sobre los acervos de capital, la productividad y el crecimiento económico de la región . A su vez, el menor ritmo de actividad económica ha tenido un efecto negativo sobre la dinámica de la inversión , lo que ha desacelerado la producción.
- La tasa de variación anual de la inversión, medida a través de la formación bruta de capital fijo, ha sufrido una importante desaceleración en América Latina y el Caribe en los últimos 70 años.
En las décadas de 1960 y 1970 se observó una tasa de expansión promedio anual del 5,6% y el 6,3%, respectivamente. En la década de 1980, la inversión se contrajo a una tasa promedio anual del 2,1%. En las décadas de 1990 y 2000, se expandió un 3,6% y un 3,4%, respectivamente, mientras que en la década de 2010 presentó un magro crecimiento promedio del 0,8% . Además, el ciclo de la inversión ha sido más corto que el ciclo económico, lo que implica una mayor volatilidad.
Las fases recesivas del ciclo de la inversión han sido más frecuentes, de mayor duración y contracción que las del PIB. Lo que es aún peor, la pérdida acumulada por la inversión durante la fase recesiva del ciclo económico fue mayor que la ganancia en períodos de auge.
- Este bajo nivel de inversión es una de las principales causas del escaso crecimiento económico y de la productividad en la región.
- Asociada con el bajo crecimiento está una baja tasa de generación de empleo. El período 2011-2019 registró la tasa anual promedio más baja de creación de empleo de los últimos 70 años (1,5%).
- La creación de puestos de trabajo ha venido disminuyendo desde la
década de 1970, cuando el crecimiento anual promedio regional del número de ocupados fue del 3,9%.
- Además, casi la mitad de los empleos se generan en condiciones de informalidad y se caracterizan por una baja productividad.
Del informe: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo: transformaciones indispensables y cómo gestionarlas (LC/SES.40/3-P/-), Santiago, 2024.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Bolivia es el país con mayor trabajo informal del mundo, con el 85% de su fuerza laboral; lo cual la sitúa inclusive ampliamente por encima de la informalidad de América Latina y el Caribe, que tiene un 53,7%, según los últimos datos al 2022. En el Perú varía entre 76 y 79%.
Sobre la relación entre producción – empleo, etc se refleja también en la siguiente cita del prologo del informe CEPAL (2025):
“La baja capacidad para crecer se manifiesta, por ejemplo, en la tasa de crecimiento promedio de América Latina y el Caribe entre 2014 y 2023, que fue de solo un 0,9% anual, cifra inferior a la del 2,0% registrada durante la famosa década perdida de los años ochenta. La CEPAL ha advertido sobre el hecho de que la región acaba de finalizar una segunda década perdida, caracterizada no solo por el escaso crecimiento económico, sino también por una muy baja tasa de creación de empleo y por la ralentización de la trayectoria de reducción de la pobreza que se venía observando desde principios de los años noventa. También ha advertido acerca de la importancia de redoblar los esfuerzos en varios frentes para evitar que tenga lugar una tercera década perdida.”
Lo anterior en Informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2025). América Latina y el Caribe a 30 años de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social: hacia un pacto mundial por el desarrollo social inclusivo (LC/CDS.6/3), documento preparado para la Sexta Reunión de la Conferencia Regional (2 a 4 de septiembre en Brasilia) sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, organizada por la CEPAL, el Ministerio de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Lucha contra el Hambre del Brasil y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
LA POLÍTICA SOCIA
EL “CONSENSO DE WASHINGTON” Y LOS BONOS DE ASISTENCIA
Para documentar lo que venimos diciendo sobre el tema de este subtítulo transcribimos del Informe citado anteriormente, lo siguiente:
“La década de 1990 estuvo marcada por las recomendaciones del Consenso de Washington, que, en el caso de la política social, plantearon la idea de racionalizar el uso de los recursos escasos mediante el uso
de modelos de focalización hacia los más pobres, a través de instrumentos como la ficha CAS de Chile, el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (SISBEN) de Colombia, el Sistema de Identificación de la Población Objetivo (SIPO) de Costa Rica y el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN) de la República Dominicana, entre otros. “La preocupación por la eficiencia en la gestión, asociada a los requerimientos de disciplina fiscal (…) . A esto se sumó la incorporación de una “lógica de mercado de servicios sociales con fomento de los subsidios a la demanda”, que buscaba incentivar la competencia entre proveedores públicos y privados, lo que también incluyó la distribución de recursos mediante licitaciones y concursos para financiar programas y proyectos de administración pública y privada ( Lo anterior en Informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. (2025), capítulo I, B).
Continuando dice:
“En este contexto, se expandió el desarrollo de las redes de seguridad y los fondos de inversión social (FIS), que marcaron la gestión social de aquellos años (...) Los FIS desempeñaron un papel importante en este sentido y, posteriormente, se convirtieron en la base de las entidades que ejercían la autoridad social, en particular en lo que respecta a la protección social no contributiva. En la mayoría de los países, esto dio lugar a los actuales Ministerios de Desarrollo Social.
(...). A esto se sumó la externalización o tercerización de servicios, lo que impulsó la participación de entidades privadas y organizaciones no gubernamentales en la administración de recursos y la implementación de la oferta de servicios sociales.
En el ámbito de la protección social contributiva, esto se refleja de manera clara en el surgimiento de los regímenes de capitalización individual de los fondos de pensiones y el aseguramiento privado de la salud.
Desde la década de 1990, y dada la experiencia obtenida de los FIS y los programas de transferencias condicionadas, la región ha experimentado un proceso de creciente institucionalización de las políticas de lucha contra la pobreza y de acceso a los servicios para el ejercicio de los derechos sociales (…) 23 de los 26 países sobre los que se dispone de información cuentan con ministerios especializados en políticas de desarrollo e inclusión social establecidos por ley (...).”
Un artículo publicado en Bolivia, que transcribimos al final, confirma todo lo dicho anteriormente, citamos:
1. Llaman “sectores más vulnerables” a los indigentes.
“Los bonos sociales, en particular el Bono Juancito Pinto, el Bono Juana Azurduy, la Renta Dignidad y el bono para personas con discapacidad grave, están diseñados para atender de manera focalizada a algunos de los sectores más vulnerables. Su alcance es considerable: aproximadamente 3.5 millones de personas se benefician directamente, lo cual en un país de Bolivia significa un impacto extensivo en la población económicamente más débil.”
2, Subsidio a la demanda:
“Uno de los puntos más destacados que emerge del análisis del gasto en estos bonos es el efecto multiplicador que generan sobre la economía nacional, debido a que el 95% de estos recursos se destina al consumo inmediato, principalmente en alimentos, vestuario, transporte y servicios básicos.”
3. Para control de la explosividad de las masas, para “legitimar” el viejo Estado y la explotación directa del imperialismo y el capitalismo burocrático:
“La vigencia y continuidad de estos programas son, además, vitales desde una perspectiva social y política. Al fortalecer el vínculo entre el Estado y sectores históricamente marginados, los bonos sociales actúan como un instrumento de legitimación institucional y cohesión social, evitando tensiones y conflictos derivados de inequidades extremas. Su aporte a la construcción de una base mínima de seguridad socioeconómica también es clave para la gobernabilidad y la estabilidad política en un contexto donde la inseguridad económica puede ser un factor de desestabilización”. (Bonos sociales en Bolivia: Una inversión estratégica para la inclusión, el desarrollo y la estabilidad, eldeber.com.bo, 11/08/2025
El Banco Mundial y el BID son los encargados de monitorear la aplicación de todos los gobiernos lacayos de América Latina, que comenzó como Bolsa Escola en el Brasil y el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) en México comienzos de los 90 del siglo pasado. para luego imponerse en todo el ámbito como resultado de la llamada Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995, programa de bonos impulsados y monitoreados por el Banco Mundial.
La actual situación de Bolivia muestra el fracaso del gobierno reaccionario en sus tareas reaccionarias, entre ellas de su política scial.
Un resumen que muestra el fracaso de la política social impulsada por el imperialismo:
“La crisis derivada de la pandemia de COVID-19 generó un deterioro significativo de estos indicadores: la pobreza aumentó casi 3 puntos porcentuales (lo que significó un retroceso de 12 años con respecto al nivel
de incidencia observado en 2008) y la pobreza extrema subió casi 2 puntos porcentuales (equivalentes a los niveles registrados en los años noventa). A partir de 2021, se inició un proceso paulatino de recuperación, y se estima que para 2024 se habría alcanzado la incidencia más baja de pobreza en la región (26,8% o 170 millones de personas) y se habrían logrado niveles de pobreza extrema similares a los de los años previos a la pandemia (10,4% o 66 millones de personas). Pese a dicha recuperación, los niveles de pobreza y pobreza extrema observados en la mayoría de los países de la región distan mucho de acercarse a lo establecido en los compromisos de los ODM y los ODS”. (CEPAL, 2025)
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Apéndices:
A. Un resumen de una de las propias instituciones imperialistas, que ilustra lo que decimos a propósito de la caducidad del capitalismo burocrático que no es capaz de alimentar a sus propios esclavos teniendo que recurrir a los “bonos de la pobreza” :
“Es interesante recordar que en la Europa Medieval las instituciones cristianas crearon la limosna, y en algunos casos las solidaridades con los pobres, a partir de la figura de Cristo. El pobre que llegaba a una casa o a un palacio a pedir una limosna, de acuerdo a la tradición evangélica, podía ser Cristo transfigurado. La Iglesia Católica tuvo como una de sus grandes responsabilidades en la sociedad la protección de los pobres, y para lograrlo creó un vasto tejido de hospitales para peregrinos, hospicios para niños abandonados, y casas de cuidado para el necesitado. La limosna
fue la primera forma de contribución social. Fue el impuesto para la pobreza. El vasto y sólido tejido de instituciones constituyó una red de protección social que canalizaba importantes recursos.” (NACIONES UNIDAS COMISION ECONOMICA PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE LAS POLÍTICAS SOCIALES EN AMERICA LATINA
GERMAN W. RAMA Seminario “La teoría del desarrollo en los albores del siglo XXI”Santiago de Chile, 28-29 de agosto de 2002)
B. " Bonos sociales en Bolivia: Una inversión estratégica para la inclusión, el desarrollo y la estabilidad
Fecha publicación: 11/08/2025 - 04:00
El sistema de bonos de asistencia social implementado por el gobierno boliviano constituye una herramienta fundamental para la mitigación de la pobreza y la reducción de desigualdades en uno de los países con más vulnerabilidad social en América Latina.
Estos programas, lejos de ser simples ayudas económicas asistenciales, representan una inversión estratégica en la cohesión social, el desarrollo humano y la estabilidad económica del país. La diversidad de beneficios otorgados, que incluyen desde incentivos educativos hasta apoyos a mujeres embarazadas, personas mayores y con discapacidad, refleja la intención de cubrir necesidades multisectoriales, apuntalando así derechos fundamentales como el acceso a la educación, la salud y la inclusión social.
El sistema de bonos de asistencia social en Bolivia alcanza a aproximadamente 3.5 millones de personas, distribuidas entre los principales programas vigentes. Los beneficiarios se agrupan en cuatro grandes categorías relacionadas con los bonos más relevantes: estudiantes, mujeres embarazadas y niños pequeños, adultos mayores y personas con discapacidad grave o muy grave.
Los datos aproximados para 2024-2025 son los siguientes:
• Bono Juancito Pinto: Beneficia a cerca de 2.3 millones de estudiantes de primaria y secundaria en unidades educativas fiscales y de convenio. El monto anual por persona es de Bs 200, lo que implica una erogación anual estimada de Bs 460 millones.
• Bono Juana Azurduy: Dirigido a unas 300,000 mujeres embarazadas, puérperas y niños menores de 2 años. El monto promedio real recibido es de Bs 1,200 por beneficiaria, con una erogación anual estimada en Bs 360 millones.
• Renta Dignidad: Beneficia a aproximadamente 1.1 millones de personas mayores de 60 años, con un pago mensual que varía entre Bs 350 para no jubilados y Bs 300 para jubilados. La erogación anual alcanza los Bs 4,440 millones, siendo el mayor gasto social directo del Estado boliviano.
• Bono para personas con discapacidad grave o muy grave: Cubre a unas 70,000 personas certificadas, con un monto mensual de Bs 250 y una erogación anual estimada en Bs 210 millones.
En total, la erogación anual estimada para estos bonos suma aproximadamente Bs 5,470 millones.
Los
bonos sociales, en particular el Bono Juancito Pinto, el Bono Juana
Azurduy, la Renta Dignidad y el bono para personas con discapacidad
grave, están diseñados para atender de manera focalizada a algunos
de los sectores más vulnerables. Su alcance es considerable:
aproximadamente 3.5 millones de personas se benefician directamente,
lo cual en un país de Bolivia significa un impacto extensivo en la
población económicamente más débil. Las cuantías, aunque
modestas en términos absolutos, tienen un peso significativo en los
hogares destinatarios, permitiendo cubrir gastos básicos como
alimentos, medicinas, transporte y útiles escolares, elementos que
muchas veces marcan la diferencia entre la permanencia o la deserción
escolar, o incluso entre la vida y la muerte en el caso de atención
materno-infantil.
Uno de los puntos más destacados que emerge del análisis del gasto en estos bonos es el efecto multiplicador que generan sobre la economía nacional, debido a que el 95% de estos recursos se destina al consumo inmediato, principalmente en alimentos, vestuario, transporte y servicios básicos. Con una propensión marginal a consumir (PMC) estimada en 0.95, el multiplicador keynesiano simple sería teóricamente muy alto (20), pero en la realidad, considerando fugas por importaciones, impuestos y ahorro, el multiplicador realista se ubica entre 1.5 y 2.5. Este consumo activo no solo beneficia a los hogares titulares de los bonos, sino que también impulsa la producción local, favorece la actividad comercial y contribuye a la generación de empleo. De hecho, aun considerando supuestos realistas y ajustes por fugas económicas, se estima que el impacto indirecto de este gasto social equivale a un aumento del 3.2% del PIB boliviano.
La vigencia y continuidad de estos programas son, además, vitales desde una perspectiva social y política. Al fortalecer el vínculo entre el Estado y sectores históricamente marginados, los bonos sociales actúan como un instrumento de legitimación institucional y cohesión social, evitando tensiones y conflictos derivados de inequidades extremas. Su aporte a la construcción de una base mínima de seguridad socioeconómica también es clave para la gobernabilidad y la estabilidad política en un contexto donde la inseguridad económica puede ser un factor de desestabilización.
Asimismo, desde el punto de vista fiscal, la inversión destinada a estos bonos es relativamente baja, representando menos del 2% del PIB. Sin embargo, su importancia en términos distributivos es muy alta, superando en eficiencia a otro tipo de subsidios menos focalizados y más regresivos, como los dirigidos a combustibles. Esto indica que, incluso en escenarios de restricciones presupuestarias, el financiamiento de estos programas es sostenible y prioritario por su alta rentabilidad social y económica.
Los beneficios del sistema no se limitan exclusivamente a los receptores directos, sino que contribuyen a la movilidad social y a la reducción de brechas estructurales a largo plazo. Por ejemplo, el Bono Juancito Pinto ha demostrado disminuir significativamente la deserción escolar, fomentando la permanencia en el sistema educativo y, por ende, mejorando las futuras perspectivas laborales y económicas de las nuevas generaciones. El Bono Juana Azurduy impacta directamente en indicadores de salud materno-infantil, reduciendo la mortalidad y promoviendo un acceso más equitativo a servicios básicos. Mientras tanto, la Renta Dignidad proporciona una red de soporte para los adultos mayores, mejorando su autonomía financiera y dignidad.
Mantener y fortalecer estos programas es, por lo tanto, una decisión ética con profundas implicaciones económicas y sociales. Representan una política pública coherente con los objetivos de desarrollo sostenible, alineándose con compromisos internacionales para erradicar la pobreza, eliminar el hambre y garantizar salud y educación de calidad para todos. Más allá de ser un gasto, los bonos sociales actúan como motores de inclusión, desarrollo y estabilidad, transformando realidades domésticas precarias y contribuyendo a la construcción de un país más justo y equitativo.
En
síntesis, los bonos sociales en Bolivia son mucho más que una ayuda
económica: son una inversión en dignidad, equidad y futuro.
Prescindir de ellos sería desconocer el rol indispensable que tienen
en la construcción de un tejido social más resiliente, en la
generación de oportunidades y en la consolidación de una economía
dinámica y sostenida en el bienestar colectivo. Por ello, cualquier
esfuerzo para mantener y mejorar estos programas debe ser considerado
una prioridad nacional que trascienda coyunturas políticas y se
consolide como una política pública permanente, inclusiva y
eficaz.” (eldeber.com.bo)