¡Proletarios de todos los países, uníos!
INFORME DEL PARTIDO COMUNISTA DE COLOMBIA (FRACCIÓN ROJA):
SOBRE EL GRAN LEVANTAMIENTO DEL PUEBLO COLOMBIANO
Han transcurrido ya tres semanas desde el inicio del paro nacional en Colombia el pasado 28 de abril. Tres semanas de protestas ininterrumpidas cuyo blanco inicialmente fue una antipopular propuesta de reforma tributaria presentada al congreso pero que se han convertido en un verdadero levantamiento popular en contra del gobierno del reaccionario Iván Duque y su partido el Centro Democrático1, dirigido por el terrateniente, jefe paramilitar y genocida Álvaro Uribe Vélez, enemigo del pueblo odiado profundamente por las masas colombianas especialmente por haber comandado las miles de ejecuciones extrajudiciales (conocidos como falsos positivos) que se realizaron en el país por parte de las reaccionarias fuerzas armadas durante su mandato (2002-2010) en medio de la guerra del viejo Estado contra las guerrillas revisionistas de las FARC2 y el ELN3.
El saldo de estas movilizaciones tras sus primeros 20 días permite dimensionar la masiva participación y la gran combatividad del pueblo en las actuales jornadas de protestas así como el sanguinario papel del viejo Estado colombiano al servicio de los grandes burgueses y terratenientes. Las confrontaciones han dejado para el viejo estado y los reaccionarios un saldo de 1 policía muerto y alrededor de 941 heridos, más de 1.000 vehículos de transporte público y 156 estaciones de transporte afectadas, al menos 30 peajes y 87 estaciones de servicio destruidas, aproximadamente 80 CAIs (instalaciones policiales) reportadas con daños materiales, más de 421 oficinas bancarias y 400 cajeros atacados con furia por el pueblo, alrededor de 300 acciones de sabotaje y recuperaciones populares contra establecimientos comerciales (principalmente del gran capital) y más de 7.000 actividades de movilización popular (marchas, plantones, bloqueos, tomas, etc.) distribuidas en 784 municipios a lo largo y ancho del país que tienen contra las cuerdas al gobierno que desesperadamente ha amenazado con escalar la represión para levantar por la fuerza los bloqueos en las vías. Frente a la cuota de sangre que ha pagado el pueblo durante estas jornadas de lucha, también ha sido elevada: al menos 50 hijos del pueblo asesinados por la policía o por civiles armados, alrededor de 800 heridos, hay denuncias de más de 500 desaparecidos y de 1.400 detenidos, 37 personas con lesiones oculares, 21 casos registrados de violencia sexual contra mujeres del pueblo y la militarización de algunas ciudades del país. Todas estas cifras pueden ser resumidas en una gran verdad sintetizada por el maoísmo: tras siglos de sometimiento, miseria y explotación ¡La rebelión se justifica!
Se reafirma así la acertada tesis maoísta de la situación revolucionaria en desarrollo desigual en que se encuentra el mundo entero actualmente y de la que Colombia, como una nación oprimida principalmente por el imperialismo yanqui, no se escapa. Como lo describió brillantemente Lenin hace más de 100 años: los de arriba ya no pueden seguir gobernando como antes y los de abajo no quieren seguir viviendo de la manera en que lo venían haciendo. Y esto es precisamente lo que está pasando en Colombia, para comprenderlo solo basta echarle un vistazo a las dos colinas, la del pueblo y la de la reacción.
Frente a la colina de la reacción, un gran desorden bajo los cielos es lo que ha reinado durante el gobierno del ultraderechista Iván Duque durante los tres años que lleva en la administración del viejo Estado. Una gran crisis económica ha iniciado durante su mandato, la cual se venía gestando desde hace algún tiempo pero que estalló de manera más cruda en el año 2020 con la llegada de la pandemia del Covid-19 al país alcanzando las criminales cifras de más de 21 millones de colombianos (42,5%) en la pobreza para el año 2020, una tasa de desempleo para marzo de este año del 14,2%, un índice de informalidad laboral para el primer trimestre del 2021 del 49% y más de 20 millones de personas obligadas a pasar hambre al no poder acceder a las 3 comidas diarias. Al interior de las clases dominantes se ha presentado intensa colusión y pugna, la cual se ha expresado en las divisiones al interior de la ultraderecha que se encuentra hoy en el poder y su imposibilidad de formar una coalición sólida y estable con otros sectores de las clases dominantes como los partidos de derecha y “centro”, pero que a la hora de condenar la rebelión del pueblo y buscar sofocarla por todos los medios posibles se unifican sin vacilaciones. Y por si esto no fuera poco, cada año de su mandato el pueblo ha puesto al gobierno de Duque contra la espada y la pared con grandiosas jornadas de movilización que lo han deslegitimado bajando su popularidad a niveles muy bajos (91% de desaprobación entre la juventud según reciente estudio) y que lo han obligado a ceder o cambiar sus planes frente a algunas medidas antipopulares orientadas por organismos multilaterales imperialistas con las que ha pretendido intensificar la explotación del pueblo, reimpulsar el capitalismo burocrático y conjurar la revolución en el país.
¿Y el oportunismo y revisionismo? Haciendo lo que mejor saben hacer: echándole un salvavidas al viejo y decrépito Estado colombiano al contener y desviar las luchas del pueblo, canalizando la inmensa indignación popular expresada en las calles hacia la salida reaccionaria a la crisis que más les conviene a sus mezquinos intereses, en este caso la renovación de puestos burocráticos dentro del Estado apuntando a un cambio de gobierno mediante la farsa electoral. Aprovechándose del fuerte sentimiento antiuribista4, abiertamente han propagado la idea de que estas jornadas de lucha deben convertirse en un “voto responsable” para la próxima convocatoria al circo electoral citado para el 2022, subiendo a un nuevo “gobierno alternativo” para la administración del estado burocrático-terrateniente por los próximos 4 años. Ante la cercanía de las elecciones presidenciales el oportunismo ha estado muy activo durante el paro nacional propagando entre las masas sus reaccionarias tesis del pacifismo y la confraternización con la policía, la prédica abstracta de la paz y el rechazo a los “infiltrados y vándalos” (esto es, a todo aquel que vaya más allá del orden establecido). También los oportunistas y revisionistas de todos los pelambres han jugado un papel clave para intentar desmovilizar al pueblo llamándolo a “plantones virtuales” al inicio de las protestas o recientemente han llamado a convocatorias pacíficas semanales para contrarrestar lo que ellos llaman la “movilización cotidiana, diaria y peligrosa”. Al no lograr contener la furia del pueblo han promovido desvergonzadamente el no “malgastar fuerzas” en el paro actual que según ellos ya ha alcanzado sus objetivos y mejor “acumular fuerzas” pensando en las elecciones del próximo año. Esta nefasta influencia de organizaciones oportunistas y revisionistas como Colombia Humana, Partido Verde, Dignidad, Polo Democrático, PCC revisionista, UP, Comunes (antiguas FARC), entre muchas otras, ha logrado tener cierto efecto sobre algunos sectores de las masas al sembrar confusión e infundir temor entre la población, apuntando a desmovilizar y negar el carácter antagónico de la lucha actual entre oprimidos y opresores, promoviendo sus trasnochadas tesis de reconciliación nacional.
En cuanto a la colina del pueblo, este invariablemente ha aplicado su lógica sintetizada por el Presidente Mao Tsetung: luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo y volver otra vez a luchar hasta conseguir la victoria. En los últimos 4 años se han presentado memorables jornadas de lucha del pueblo colombiano que expresan la creciente protesta popular como lo fueron el paro nacional universitario en el 2018, la minga indígena de 2019, las históricas jornadas de movilización nacional iniciadas el 21 de noviembre de 2019, las heroicas batallas contra la represión policial del 9 al 11 de septiembre de 2020 y el grandioso paro nacional actual iniciado el 28 de abril de este año. Todas estas luchas evidencian la profunda inconformidad de las amplias masas populares con el podrido y decadente sistema económico y político que rige esta vieja sociedad, así como sus ansías por probar las mieles del poder, su fuerte deseo de cambio, su clamor –aún inconsciente pero latente- por una auténtica Revolución de Nueva Democracia en el país que convierta en realidad todas sus fantasías: que expulse a los invasores imperialistas, que barra con los reaccionarios terratenientes y que aplaste a los miserables grandes burgueses del país construyendo paso a paso el nuevo poder dirigido por el Partido Comunista y basado en la alianza obrero-campesina. Esto es lo que las masas piden a gritos en las calles haciendo estremecer el viejo orden al levantarse en nuevas oleadas de rebelión como lo han hecho durante estas jornadas de protestas masivas, legítimas, combativas y con una amplia participación de la juventud en las que han salido a las calles con rebeldía atacando los símbolos de los grandes burgueses y terratenientes como las instituciones del capital financiero, las oficinas estatales y las grandes cadenas de supermercados y centros comerciales. Pero en cada una de estas luchas sin excepción ha predominado la salida reaccionaria a la crisis y las ilusiones de las masas cifradas en estas han terminado en desmovilización del pueblo, infructuosas mesas de negociación e incumplimientos sistemáticos de los compromisos adquiridos por parte del Estado con la complicidad criminal de los traidores oportunistas y revisionistas.
Ante este escenario, resulta clave el papel de los maoístas en el país. Allí en las ciudades donde los maoístas vienen actuando cada vez con mayor firmeza e intrepidez, rápidamente va cambiando la fisonomía de la lucha de clases, tanto las masas como el oportunismo y la reacción advierten que una nueva fuerza radicalmente diferente a las demás ha llegado y su presencia no resulta indiferente para nadie. En medio de la activa participación en la lucha de clases y la intensa lucha de dos líneas a su interior, una nueva línea roja se ha venido templando y dando importantes saltos cualitativos en su proceso, avanzando en la tarea estratégica y retrasada de los comunistas en el país de reconstituir el Partido Comunista de Colombia para iniciar y desarrollar la Guerra Popular hasta la conquista del poder para el proletariado y las masas populares. La exitosa actuación del aún pequeño pero firme contingente maoísta en Colombia se refleja en su cada vez más amplia convocatoria y movilización de las masas que durante la coyuntura actual ha apuntado a sabotear los planes anticrisis de la reacción; la valiosa educación que viene impartiendo a las masas en la violencia revolucionaria, la lucha contra el oportunismo y la necesidad de una lucha prolongada con el enemigo que no se resolverá definitivamente en medio de las actuales movilizaciones; la férrea lucha contra las tendencias oportunistas de derecha (electorerismo, burocratismo y pacifismo) e “izquierda” (aventurerismo y caudillismo militar) en el seno del movimiento de masas; la forja de una ardorosa y disciplinada militancia; la construcción de una cada vez más amplia base de masas bajo su influencia y de un sólido frente revolucionario; los avances a la hora de organizar y dirigir sectores cada vez más extensos de las masas ligando la lucha reivindicativa al exigir las necesidades más básicas del pueblo con la lucha por el poder educando en la perspectiva revolucionaria como enseña el Presidente Gonzalo, etc.
La gran tarea que tienen delante los verdaderos comunistas es la de participar activamente de esta nueva oleada de rebelión popular combatiendo en las calles junto al pueblo, agitando y propagandizando con mayor fuerza entre las masas la grandiosa perspectiva revolucionaria, ayudando a las masas a sintetizar las lecciones ganadas en la lucha distinguiendo sus amigos y sus enemigos así como el camino que debe tomar para la conquista de sus derechos y organizándolas bajo la guía del maoísmo avupg hacia la verdadera salida revolucionaria a la crisis económica, política y social que atraviesa el país forjando así la fuerza que con años de intenso trabajo entre las masas será capaz de hacerle frente al viejo poder ostentado por los grandes burgueses y terratenientes del país. En últimas, la responsabilidad de los maoístas consiste en que esta nueva coyuntura de la lucha de clases en el país sirva a elevar el nivel de conciencia del pueblo y fortalecer su organización, dando pasos concretos en el proceso de construcción de los 3 instrumentos (Partido, Ejército y Frente) que mediante Guerra Popular habrán de destruir el viejo Estado y sus fuerzas armadas reaccionarias, erigiendo sobre sus cenizas la construcción del nuevo poder basado en la alianza obrero-campesina. Para ello la organización revolucionaria de las masas campesinas bajo dirección del proletariado es fundamental y por el desarrollo de esta deben trabajar incansablemente los comunistas en el país.
Finalmente, cabe señalar que en Colombia el paro nacional continúa. A pesar de algunos llamados del oportunismo apuntando a desmovilizar y a desmontar el paro, la última jornada de movilización nacional convocada para el 12 de mayo nuevamente tuvo una participación masiva y las banderas de lucha se han ampliado más allá de la reforma tributaria. Hasta ahora, producto de la movilización popular se han conquistado algunas reivindicaciones importantes: el retiro del criminal proyecto de reforma tributaria que desencadenó las protestas, la renuncia del impopular banquero ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla quien diseño y defendió el proyecto de reforma, la propuesta de reforma a la salud radicada en el congreso está a punto de caer, el gobierno ha salido a prometer que no cobrará matrículas a estudiantes universitarios de los estratos más bajos y que generará miles de empleos para los jóvenes intentando apaciguar a la juventud, la captura de algunos policías acusados de los asesinatos a hijos del pueblo durante las protestas y la renuncia de algunos otros funcionarios públicos y mandos policiales de alto nivel, pero nada de esto ha logrado apagar las llamas de la rebelión popular. El pueblo colombiano en las calles está exigiendo que se detenga la sangrienta ola de represión en su contra y que se haga justicia y se castigue a los verdugos responsables de los más de 50 asesinatos perpetrados directamente por el Estado a través de su aparato represivo legal (policía, ESMAD, ejército) y su brazo armado ilegal (sicarios y paramilitares); está exigiendo la liberación de los más de 1.400 presos políticos capturados en medio de las combativas manifestaciones; está exigiendo que se retire definitivamente la nueva reforma a la salud que pretende privatizar aún más la salud, negándole a las masas más básicas la posibilidad de acceder a este derecho; está exigiendo soluciones concretas y apoyos económicos reales para paliar el hambre, el desempleo y la informalidad laboral que angustiosamente abundan en las familias más pobres; está exigiendo que la actual crisis económica la paguen los ricos, los grandes burgueses y terratenientes del país de sus fabulosas fortunas que ascienden a miles de millones mientras que la dura realidad de más del 70% de las masas colombianas es que viven con un salario mínimo (8 dólares al día) o mucho menos.
Tras las rebeliones en Brasil, Chile, Ecuador, Bolivia, Perú, Estados Unidos, Francia, España y otros países, ahora el turno le corresponde a Colombia con su tercer gran levantamiento durante los últimos 3 años. Con el nuevo periodo abierto de revoluciones en el mundo la explosividad de las masas ha alcanzado dimensiones impresionantes, mientras que la debilidad del imperialismo y todos los reaccionarios se ha hecho más evidente demostrando que estratégicamente son tigres de papel y que se encuentran en su más profunda crisis desde inicios del siglo pasado. Las condiciones objetivas para el avance de la revolución proletaria mundial (RPM), especialmente en los países del Tercer Mundo, llevan mucho tiempo maduras para la revolución y hoy más que nunca son magníficas. Pero el factor principal que cambia radicalmente la situación y lo diferencia de otras épocas es el avance incontenible del maoísmo y de esta nueva gran ola de la RPM en la cual cada vez más Partidos y Organizaciones Comunistas vienen asumiendo con decisión la tarea de reconstituir los Partidos Comunistas allí donde no los hayan e iniciar la Guerra Popular o desarrollar las que ya se encuentra en marcha. Por este motivo hacemos eco del llamado realizado en la declaración conjunta del Primero de Mayo por parte de numerosos Partidos y organizaciones Maoístas en el mundo: “Las masas en todo el mundo claman por la revolución. A los comunistas corresponde organizarlas y dirigirlas para que expresen todo su capacidad transformadora y así no habrá fuerza en el mundo capaz de contenerlas”.
¡Viva el gran levantamiento del pueblo colombiano!
¡Honor y gloria a las heroicas masas colombianas!
¡Viva el Maoismo! ¡Abajo el revisionismo!
¡Adelante camaradas! ¡Por la reconstitución de los Partidos Comunistas, el inicio de nuevas Guerras Populares en el mundo, el avance de las Guerras Populares que ya están en curso y la Revolución Proletaria Mundial como única salida para la crisis!
Partido Comunista de Colombia (Fracción Roja)
20 de mayo de 2021
1Partido de ultraderecha actualmente en el poder y uno de los principales representantes de los intereses de terratenientes y grandes burgueses en el país
2Después de los acuerdos de paz dividida en un podrido partido electorero y algunas disidencias aun en lucha armada bajo la misma errónea línea anterior
3Aun en armas, pero que viene intentando desde hace años establecer diálogos con el gobierno para iniciar un acuerdo de paz similar al realizado en el 2016 con las FARC
4Profundo odio, especialmente de la juventud, hacia Uribe Vélez y su partido de ultraderecha que han estado en el poder desde hace casi 20 años y tienen fuerte control de diversas instituciones estatales