Reportaje sobre la situación en Paiporta
06/11/2024
Desde Servir al Pueblo hemos informado, en anteriores ocasiones, de la catastrófica y criminal gestión que el Estado ha hecho de la DANA. Como la prensa burguesa miente deliberadamente y está al servicio de los imperialistas, nos hemos desplazado a distintas zonas afectadas para ofrecer a los lectores una visión real de lo que está sucediendo.
Llegamos a uno de los puntos de encuentro de los voluntarios, en la zona San Marcelino -el barrio que está cercano a La Torre, una pedanía de la ciudad de València que fue muy afectada-. Estos puntos de encuentro son viralizados rápidamente por redes sociales y el boca a boca. Unos voluntarios llegan porque se han juntado previamente en otro lugar; otros, quedan directamente allí. Algunos son miembros de organizaciones barriales y sociales, otros muchos, son simplemente vecinos que han decidido ayudar al pueblo. Hay cientos de personas en estos puntos de encuentro, y es la primera experiencia de politización. La escena se repite todos los días: cientos y cientos de personas se encuentran, marchan por el sur por la carretera o por el puente peatonal, y se dividen para llegar a los distintos pueblos: Picanya, Massanassa, Paiporta, Benetússer…
Una chica joven dice a viva voz: “¿A dónde vais? Se necesita ayuda en Catarroja”, mientras intenta buscar voluntarios para hacer más grande su contingente. “Se necesita ayuda en todos. Que unos vayan a Catarroja y otros a Paiporta” responden otros. Todos los voluntarios comparten información acerca de las tareas de apoyo y reconstrucción: en qué calles de qué pueblos hace falta comida, agua, medicinas, cómo repartir la comida, etc. Otra chica nos dice: “comida hay de sobra, pero como no son de aquí, la dejan en camiones a la entrada del pueblo. Hay una iglesia que se llama Santa María de Catarroja llena de comida, pero está sin distribuir. Si vais allí, ir por las casas preguntando a los vecinos qué necesitan”.
Mientras tanto, varias enfermeras voluntarias reparten guantes de seguridad y dan consejos a todos los voluntarios. Dicen: “cuidado con las infecciones, se acumula mucha suciedad, especialmente con la ropa sucia, porque se reutiliza el agua para limpiar la ropa”. La enfermera explica que debemos cuidarnos la salud, porque “si no nos cuidamos nosotros, ¿quiénes van a ir a ayudar a los vecinos?”.
Los voluntarios, “armados” con nada más que su solidaridad, mochilas, cubos, capazos, palas y escobas, marchan en columnas de cientos hacia el sur. Muchos no tienen botas de agua, porque se han agotado en todos los negocios donde las venden. Pero la creatividad de las masas es todopoderosa, y se ha extendido una forma de hacer unas botas de agua improvisada: botas de montaña, bolsas de basura y cinta americana.
El punto de encuentro de San Marcelino está a reventar casi toda la mañana, mientras muchos voluntarios van y vuelven. Desde Servir al Pueblo marchamos con un contingente de cientos hacia Paiporta, el llamado “punto cero” por haberse contabilizado oficialmente más de 60 muertes. La situación es peor de lo que dice la prensa burguesa.
Paiporta está igual de mal después de la visita de Felipe VI y el gobierno. La prensa burguesa vende la imagen que hay muchos policías y militares ayudando, pero la realidad es bien distinta. Cualquier voluntario lo puede ver: la mayoría de los policías están impolutos, solo tienen manchadas las botas por el barro. Mientras tanto, los voluntarios están manchados de los pies a la cabeza. Los policías se encargan de dirigir el tráfico, y los militares, de operar con sus maquinarias pesadas para sacar los coches de la vía pública, o quitando el agua de los parkings con bombas de agua. El trabajo fácil y sencillo, vaya. La indignación está muy presente en los vecinos. “Mira a esa panda de hijos de puta” dice una vecina. Prosigue: “si no fuera por vosotros [los voluntarios] no quiero pensar donde estaríamos”.
La Guardia Civil también acudió, pero a realizar tareas auxiliares de tráfico y de apoyo a los militares. Tienen sus trajes limpios, incluso sus camiones. Cualquier voluntario ve, de forma muy evidente, como el destino del pueblo depende única y exclusivamente del pueblo. La frase “solo el pueblo salva al pueblo” que se ha viralizado se vuelve en una verdad irrefutable. Incluso para las personas que nunca les ha interesado la política.
La comida es repartida en puntos concretos, pero también hay voluntarios que la llevan casa por casa a los ancianos que por cualquier motivo no pueden moverse. También les llevan medicinas y agua. Los vecinos de Paiporta comparten la comida que tienen con aquellos voluntarios que ven en sus calles.
La limpieza es lo más difícil. Hay montañas de barro y enseres de todo tipo, muebles y electrodomésticos, amontonados en las calles. Los voluntarios limpian las calles, pero hay algunos momentos en los que no se limpia, sino que se mueve el barro de sitio. Hasta que no lleguen los grandes camiones y se lleven la basura, es “remover la mierda de un lado a otro” como nos dicen. Aún así, se limpia una y otra vez las calles hasta quitar poco a poco la suciedad, y amontonar el barro en montañas en puntos estratégicos de Paiporta.
Un grupo relativamente pequeño de voluntarios, de unos 50, limpia de barro una escuela donde hay un colegio y varias viviendas. Es una calle empinada, por lo que limpian de arriba hacia abajo, ayudándose de la gravedad. En unos instantes, masas desorganizadas pasan a masas organizadas, y pequeños grupos de 4 a 6 personas limpian la calle. Escoba con escoba, hombro con hombro. Unos se van a comer, descansar o a trabajar (porque vienen en sus ratos libres) pero no pasa nada. Cuando un voluntario deja su puesto, otro retoma el puesto que abandonó. Otro vecino dice a unos voluntarios: “si cuando acabe todo, os acordáis de mi y de mi casa, venid a comer”.
Hablamos con un vecino que vivió personalmente la llegada y expulsión del Rey y el gobierno. Nos dice lo siguiente:
“Sabíamos que [el gobierno] iban a llegar esa mañana, pero nadie sabía cuando. Cuando llegaron, la voz se corrió como la pólvora. Estábamos descansando, sentados y comiendo, porque sería mediodía. Sobre las dos, ¿no? Bueno, el caso. Estábamos comiendo y alguien grita, ¡que viene Perro Sánchez, que viene el perro! Y vamos todos corriendo. La televisión dice que estaba organizado pero no es verdad. Fue un momento de impotencia y rabia espontánea de todos los que estábamos allí”.
Otro vecino nos enseña un video que grabó cuando llegó el Rey. El video no se ha publicado en redes sociales, lo ha querido mantener en privado. En el vídeo, se ve de cerca al Rey gritan: “¡Deja el palacio y coge una puta pala!”
Las supuestas patrullas ciudadanas de los fascistas, Revuelta y Frente Obrero, no son reales. Es mera propaganda al servicio del imperialismo. Acuden una o dos noches un rato, para “el postureo” como dice una voluntaria. Supuestamente, son para frenar los saqueos, pero es pura propaganda fascista y charlatenería. Un joven voluntario nos dice “cuidado con los nazis de Núcleo Nacional, que han venido”, advirtiendo que nos escucha hablando de política con un grupo de vecinas. Los nazis solo hacen trabajo liviano, se ocultan y solo salen a la luz cuando son varios por miedo a las agresiones antifascistas.
El camino de ida y vuelta hacia San Marcelino por “el puente de la solidaridad” o “la pasarela de la esperanza” está plagado de pintadas que señalan a Mazón como asesino y criminal. También hay carteles agradeciendo a los voluntarios, y carteles llamando a la movilización del sábado 9 de noviembre en València a las 18:00h.
Esto es solo un breve informe de lo que está sucediendo en Paiporta. Hemos conseguido contactar y entrevistar a los compañeros del Comité Revolucionario de València para que nos cuenten más a fondo la situación, y algunas cuestiones sobre la lucha de clases en la ciudad. Publicaremos la entrevista en cuanto la podamos transcribir.