Tuesday, February 2, 2021

Periódico El Pueblo Chile: Presidente Gonzalo, el prisionero político más peligroso del mundo

 

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Presidente Gonzalo, el prisionero político más peligroso del mundo

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Militares custodian el traslado del Presidente Gonzalo en un navío de guerra hasta el penal de la base naval del Callao, abril de 1993.

por Centro de Investigación Popular Juan Segundo Leiva, para Periódico El Pueblo nro. 93, edición especial sobre prisión política en Chile y el mundo.

El Presidente Gonzalo, nombre de partido de Abimael Guzmán Reinoso, es la jefatura del Partido Comunista del Perú que dirigió la revolución peruana en guerra popular, iniciada en 1980. La enorme influencia ideológica y política que el Presidente Gonzalo y el Partido Comunista de Perú (PCP) alcanzaron entre el pueblo peruano y en la revolución mundial hizo que su captura fuera tarea prioritaria para el gobierno peruano y la CIA de los Estados Unidos. Su captura en septiembre de 1992, durante el gobierno del genocida Alberto Fujimori, fue presentada como la “captura del siglo”. Pero para detener la revolución de nueva democracia en el Perú no bastaba con la captura de su dirección, sino que sería necesario apuntar a destruir su prestigio como dirigente comunista y buscar hacerlo renegar de su ideología: el maoísmo y el pensamiento gonzalo.

En un esfuerzo por mostrarlo como un derrotado y ridiculizarlo, fue presentado ante la prensa al interior de una jaula, con un traje a rayas y un número. Sin embargo desde su condición de prisionero de guerra, el Presidente Gonzalo levantó un mensaje a los comunistas y al pueblo peruano, señalando: “Estamos aquí como hijos del pueblo y estamos luchando en estas trincheras, también son trincheras de combate, ¡y lo hacemos porque somos comunistas! Porque aquí estamos defendiendo los intereses del pueblo, los principios del partido y la guerra popular. ¡Eso es lo que hacemos, lo estamos haciendo y continuaremos haciéndolo!”, y calificó su propia captura nada más como un “recodo” en el camino de la revolución.

El Presidente Gonzalo fue condenado inicialmente a cadena perpetua por un tribunal de jueces militares sin rostro bajo los artículos 15 y 16 de la ley 25.475, adoptada por el gobierno de Fujimori en mayo de 1992, luego de su autogolpe. Se trató de un juicio relámpago en el cual el procesado se sentaba frente a un gran espejo sin poder ver el rostro de quién o quiénes le juzgaban, y cuya voz se difundía distorsionada a través de un parlante.

Ese primer juicio fue declarado inconstitucional por no cumplir con ninguna garantía de proceso y un nuevo juicio se inició el 5 de noviembre de 2004. Esa fue la última oportunidad en que el Presidente Gonzalo pudo expresarse frente a la prensa internacional, la cual estaba aislada en una sala insonorizada. Las únicas palabras que pudieron ser registradas fueron las del saludo combativo: “¡Viva el Partido Comunista del Perú! ¡Gloria al marxismo-leninismo-maoísmo! ¡Gloria al pueblo peruano! ¡Vivan los héroes de la guerra popular!”, tras lo cual los micrófonos fueron silenciados y la prensa no pudo oír nada de los alegatos siguientes. Cuando el juicio se reanudó el 12 de noviembre ya no fue permitida la prensa, dos jueces se recusaron a sí mismos y el juicio terminó en un caos. Tampoco se permitió la prensa en ninguno de los juicios de 2005 y 2006, en los cuales fue sentenciado a cadena perpetua. Una segunda cadena perpetua fue agregada en 2014.

Aislamiento absoluto para intentar quebrar su voluntad

El Presidente Gonzalo se ha mantenido desde 1992 en una celda subterránea, en una prisión especial construida al interior de la base naval del Callao. Se trata de una unidad fortificada y rodeada de extremas medidas de seguridad. Sobre él se impuso “un régimen sumamente estricto de aislamiento total, con solo 30 minutos al día de salida al patio y ninguna posibilidad de conversar, leer ni escribir”, según describían en 2005 los medios peruanos.

En 2012, el Comité contra la Tortura de la ONU, constató in situ esta situación, expresando en su informe “su preocupación por las condiciones en la prisión de alta seguridad de la Base Naval del Callao con el confinamiento solitario prolongado, el aislamiento sensorial, la prohibición de comunicarse”, demandando al Estado peruano “utilice el régimen de aislamiento como último recurso y durante el menor tiempo posible, con la posibilidad de control judicial” y “sean tratados de conformidad con las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos”.

El aislamiento total sobre el Presidente Gonzalo se mantiene hasta la actualidad, al margen de cualquier tratado internacional y disposición humanitaria, como demostración política de que no ha habido ningún tipo de negociación entre el jefe de la revolución y el archirreaccionario Estado peruano, ni que ninguna reclamación de “solución política a los problemas derivados de la guerra popular” ha venido de su parte.

Mantener el aislamiento absoluto sigue siendo una necesidad para el viejo Estado peruano, a fin de montar la segunda parte de su esfuerzo por frenar la guerra popular: presentarlo como un “arrepentido” dispuesto a establecer tratos para abandonar el camino de la guerra popular, tal como ha sido divulgado numerosas veces por los medios de prensa monopolistas. Sin embargo, todas las informaciones que supuestamente vinculan al Presidente Gonzalo con las “cartas de paz” y con el grupo Movadef han salido a la luz por medios indirectos, a través de la inteligencia peruana, sus abogados y a través de ex miembros del comité central del PCP – como quien fuera su pareja sentimental, Elena Iparraguirre – a quien inclusive se le ha permitido dar entrevistas para que diga públicamente que ella y Abimael (como ahora le llama) han abandonado el camino de las acciones armadas y concluir que “aceptamos el marco legal republicano”. Lo único verificable, realmente, es que nunca ha sido presentada ninguna evidencia del supuesto “arrepentimiento” del Presidente Gonzalo respecto al camino de la revolución, el maoísmo y la guerra popular.

Los reaccionarios no se equivocan en querer aplastar al Presidente Gonzalo no solo físicamente, sino que a su Pensamiento, porque al ser actualmente la aplicación más alta de la ideología proletaria, hace aflorar comunistas por donde quiera estas semillas caen, sorteando fronteras y adversidades de todo tipo.

En la actualidad, diversas organizaciones en el movimiento comunista internacional estudian y reconocen cada vez más las contribuciones del Presidente Gonzalo a la revolución mundial, y han levantado una campaña permanente en su defensa bajo la consigna “defender la salud y la vida del Presidente Gonzalo”, el prisionero político maoísta más importante del mundo y el más peligroso para el imperialismo y la reacción mundial.

Campaña por la defensa de la salud y la vida del Presidente Gonzalo en Irlanda