28. January 2022
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¡Proletarios
de todos los países, uníos!
El Manifiesto del Partido Comunista es la Programa de las Comunistas
hasta el Comunismo
Este año en febrero se cumplen 174 años de la publicación del Manifiesto del
Partido Comunista y en este mes de enero se cumplen 174 años desde que Marx y
Engels, principalmente Marx lo establecieran. Es un gran acontecimiento que
estamos celebrando en este periódico junto al proletariado internacional, sus
partidos y organizaciones comunistas y con los pueblos del mundo.
“El manifiesto” es el punto de
partida del movimiento comunista internacional (MCI), son 174 años desde su
aparición. Antes hubo intentos ya hay antecedentes, si los hay; en el propio
trabajo de Marx y Engels tenemos su participación en la Liga de los Justos, que
por laucha a su interior de Marx y Engels se cambió a Liga de los Comunistas
era un amasijo de ideas diversas, no era una clara expresión del proletariado.
Es recién con el Manifiesto del Partido Comunista, que es su nombre completo,
que por vez primera los comunistas plantean su posición y su programa y es el
punto de partida, la piedra angular o la primera piedra sobre la cual se
levanta todo nuestro edificio, todo lo que es el grandioso
marxismo-leninismo-maoísmo; es a partir del Manifiesto que sigue siendo bandera
válida hasta el comunismo, no como dijo Jruschov: que había terminado su misión
con el programa del PCUS del año 61, pretendiendo quitarnos la posición de
clase e introducir una podrida concepción burguesa, una revisión cabal y
completa de todo el marxismo. Por eso, El Manifiesto es nuestro punto de
partida, la primera piedra miliar, miliar porque miles de años va a durar y
cuando haya comunismo seguirá siendo considerado como ese gran comienzo que
llevó a la nueva humanidad.
En enero de 1848, en el
Manifiesto Comunista elaborado por Marx y Engels se establecen los fundamentos
y el programa del proletariado. Por lo tanto, la ideología del proletariado
internacional, en el crisol de la lucha de clases, insurgió como marxismo
deviniendo marxismo-leninismo y, posteriormente, marxismo-leninismo-maoísmo.
Así, la todopoderosa ideología científica del proletariado, todopoderosa porque
es verdadera, tiene tres etapas: 1) marxismo, 2) leninismo, 3) maoísmo; tres
etapas, momentos o hitos de su proceso dialéctico de desarrollo; de una misma
unidad que en ciento setentaicuatroaños, a partir del “Manifiesto”, en la más
heroica epopeya de la lucha de clases, en encarnizadas y fructíferas luchas de
dos líneas en los propios partidos comunistas y la inmensa labor de titanes del
pensamiento y la acción que solamente la clase podía generar, sobresaliendo
tres luminarias inmarcesibles: Marx, Lenin, Mao Tse-tung, mediante grandes
saltos y tres grandiosos nos ha armado con el invencible
marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo de hoy.
Son 174 años de desarrollo de
la revolución proletaria mundial, algunos se llenan de pesimismo por las
derrotas que hemos tenido en nuestro largo, duro y glorioso camino y niegan
nuestro avance, nosotros somos optimistas orgánicos porque somos materialistas
dialécticos, vemos la historia de otro modo, savemos que lo avanzado nunca se
pierde, así fue como adquirimos el andar erguidos, también el niño no aprende a
caminar de una vez, sino que lo logra después de muchas caídas y levantadas,
pero siempre en avance.
Tomemos lo establecido por el Presidente Mao, sobre la continuación
de “la lucha antagónica entre proletariado y burguesía en el socialismo, entre
camino socialista y capitalista, y entre socialismo y capitalismo”.
Lenin, que instaurada la dictadura del proletariado seguía la lucha de
clases, cruenta e incruenta. El camarada Stalin, el 36, al fundamentar la
Constitución de la URSS, va a decir que en Rusia ya no hay clases antagónicas;
pero, en “Problemas del Socialismo” de los inicios de los 50, el camarada
Stalin va a reconocer que se ha equivocado, que existen clases antagónicas,
demasiado tarde, el camarada murió el 53.
El Presidente Mao, teniendo en cuenta ya lo dicho sobre clases, nos va a
plantear la ley fundamental del socialismo, o sea ley fundamental es la base
pues, el fundamento de la ley general, la línea política general, por eso le
llaman la línea política fundamental. ¿Cuál es el problema? El problema de que
hay lucha de clases antagónica, no está definido quién vencerá a quién;
históricamente, sí, sabemos que el proletariado vencerá, pero políticamente,
concretamente, prácticamente es una ardua contienda, encarnizada contienda. Es
ahí cuando el Presidente Mao comienza a desenvolvernos cada vez más la largueza
temporal de la lucha de clases y del socialismo, cada vez más y más claro el
Presidente nos plantea que el proceso de la lucha de clases y del socialismo va
a ser largo; por eso es que al final de su vida, él va a decirnos prepararse
para quinientos o mil años para llegar al comunismo, ¿así no dice?, ¿por qué
habrá dicho eso pues?, ¿así se concebía en tiempo de Lenin?, No camaradas.
“Restauración y contrarrestauración”. Lenin había dicho que había que
prevenirse contra la restauración. Pero es el Presidente Mao, quien va a
desarrollar esa tesis de Lenin que en Lenin es una idea germinal, básica,
obvio. El Presidente Mao nos va a plantear restauración-contrarrestauración. Ya
el 63, en la Carta China o la Proposición del Programa General, ahí se dice:
que los países socialistas tienen que ver la cuestión de
restauración-contrarrestauración.
El Presidente Mao estudia China, un gran conocedor de la historia China,
quien no conoce su pueblo ¿qué revolución quiere dirigir?, en la cabeza, en la
imaginación. En China, ellos habían tenido una gran contienda histórica entre
esclavismo y feudalidad, entonces lo nuevo era feudalidad, el Presidente
precisa que son 250 años los que necesitó la clase nueva -entonces la feudal,
los que necesitó para afincarse en el Poder. ¿Esa es una realidad?, sí, es una
realidad. El ejemplo de la revolución francesa, 1789, pero solo se afinca la
burguesía en el Poder en 1871, cien años después; entre tanto, hay varias
restauraciones, ¿o no es así?, hasta un imperio, el que se derrumba
precisamente el 70, el de Napoleón III. Así, que lo que dice el Presidente Mao
no es exclusivo para China, es un proceso de la historia: el afincamiento de las
clases nuevas en el Poder. En nuestro caso, como comunistas tenemos otra
situación que es la extinción del Poder, de la dictadura del proletariado, pero
eso es pues el comunismo, eso es el comunismo, no es nuestro problema, ni en lo
inmediato ni en lo mediato que sea nuestro problema; primero, tendríamos que
barrer al imperialismo y a la reacción de la faz de la tierra y aún no están
barridos, luego vendrá socialismo-capitalismo, ¿cuánto tiempo?, y luego vendrá
el comunismo recién. Así que largo trecho hay por delante, por eso es que los
comunistas podemos tener desinterés absoluto como ha demandado el Presidente
Mao, somos el ejemplo vivo de lo que es la clase porque ella nos ha formado
así, y si nosotros chocamos con esos principios de la clase, es el lastre que
tenemos. Este problema es sustantivo, restauración-contrarrestauración.
¿El problema, cuál es?: mucho lloriqueo. Ya Lenin nos enseñó cuando
tuvieron un revés en un Congreso, ¿qué dijo él?: “no lloriqueéis”, “los
reveses, las derrotas no se las lloran, se saca lección”. Lo que tenemos que
ver es cómo el Poder de dictadura del proletariado se instaura y va avanzando y
son avances innegables: 1871, Comuna, efímera, pero Comuna, Poder nuevo,
dictadura del Proletariado por vez primera concretada en la Tierra; 1905, los
Soviets; 1917, 1949, 1966. Son pasos del desarrollo del Poder del proletariado
hacia el afincamiento de la dictadura del proletariado, afincamiento, no puede
decirse definitivo, ¿por qué?, porque conforme se ha establecido desde Marx,
reiterado por Lenin, por el Presidente Mao, el establecimiento de la dictadura
del proletariado es el comienzo de la extinción; si no pensamos en eso, no
somos comunistas, por eso no podemos decir afincamiento definitivo, su
afincamiento por un largo trecho histórico hasta que se dé el salto definitivo
al comunismo, ahí se extinguirá como magistralmente ha sido establecido por
Engels, ese término es extraordinario, ¡se extingue!, esta palabra es
insustituible, no puede ponerse otra.
Así, que lo que corresponde a los comunistas, es que debemos sacar
lecciones y más bien ver el derrotero de cómo la clase avanza a su
afincamiento, como la dictadura del proletariado avanza a su afincamiento, cómo
la vanguardia del proletariado avanza en conducir la revolución en todo el
mundo, eso hay que pensar. ¡Mucha jeremiada!. No se ve pues la ley
restauración-contrarrestauración, eso es, y no se ve los pasos dados ni el
avance de la clase. Esas jeremiadas ¿qué expresan?: ¡pesimismo histórico!
¿dónde está la firmeza de la clase, dónde está pues el rumbo histórico
incontrovertible al comunismo, quien lo va a detener? ¡nadie! Eso
es extraordinario.
Entonces, no puede haber confusión en cuanto se plantea sólo
“nueva era” y no la “era del imperialismo y la revolución proletaria”- en la Propuesta de Balance y actual Línea Política General publicado por el
Comité Coordinador de la Conferencia Internacional Maoísta Unificada-, aquí se
tiene la respuesta:
En primer lugar, que la Gran
Revolución de Octubre de 1917 abre la era de la revolución proletaria mundial.
Está bien claro que es nueva era, es la era de la revolución proletaria
mundial. ¿Qué quiere decir? Que ha terminado la revolución mundial dirigida por
la burguesía, eso quiere decir, que ha durado más o menos unos 400 ó 300 años.
En segundo lugar, que si antes
se puso así: “era del imperialismo y la revolución proletaria”, es porque el imperialismo está al comienzo de la
nueva era y, principalmente, porque madura las condiciones para la revolución.
Hoy estamos en el “período de los 50 a 100 años” en que barreremos al imperialismo de la faz de la tierra, de allí
todavía quedará a la clase un largo camino para entrar al comunismo de
sucesivas revoluciones culturales siempre mediante la guerra popular.
El Presidente Mao dijo: “el
triunfo de la revolución democrática no es sino un paso en un camino de diez
mil li”, ¿así no lo dice?, un paso en el camino de diez mil li, cada li tiene
500 metros o sea sería cinco mil kilómetros, ¡un paso! quedan 4,999 por
delante, ¿tenía una clara visión o no?, claro pues, esto es sumamente
importante. Hay quienes se desesperan y muestran profundo pesimismo y eso si no
se combate los llevará inevitablemente al pantano vecino.
Y, según Lenin, es la fase
superior y última del capitalismo, capitalismo monopolista, parasitario o en
descomposción y agonizante. Para ser mas claros:
Capitalismo. ¿Es el
capitalismo un modo de producción, es el último o no?, o ¿es el imperialismo
otro modo de producción? Para nosotros, es claro que el capitalismo es el
último modo de producción, lo que sucede es que se ha especificado un
pre-monopolista y un monopolista, eso es imperialismo, nada más, vemos cómo lo
que era una unidad, el capitalismo, se diferencia en dos partes, ¿o no? Ahora,
el imperialismo ¿será igual siempre o tendrá un proceso de desarrollo?, en
síntesis, ¿la descomposición del imperialismo se acrecienta o siempre ha sido
igual?, entonces está por definir los momentos del proceso del imperialismo, ¿o
no tendrá proceso? no existe nada en la tierra que no tenga, creemos que, es
así.
En la Propuesta de Balance y
actual Línea Política General publicado por el Comité Coordinador de la
Conferencia Internacional Maoísta Unificada, está escrito sobre el Manifiesto y
la historia del MCI en forma justa y correcta lo siguiente:
Nos reafirmamos en la plena
vigencia del Manifiesto del Partido Comunista de 1848 (incluidos todos sus
prefacios y notas escritos por Marx y Engels, especialmente el prefacio de
1872). Nos reafirmamos, en que es la partida de nacimiento y piedra angular del
Movimiento Comunista Internacional, que estableció los principios fundamentales
y el Programa de los revolucionarios proletarios. Dado que nuestros grandes
fundadores, Marx y Engels, emitieron este gran llamado y lema: “¡Proletarios de
todos los países, uníos!”, esta consigna de combate inspira las luchas del
proletariado en todo el mundo y lo guía por el camino de la emancipación. Las
llamas de la revolución encendidas por Marx y Engels incendiaron el mundo,
cambiando para siempre el curso de la historia mundial.
Marx dijo: “La experiencia del
pasado nos enseña cómo el olvido de los lazos fraternales que deben existir
entre los trabajadores de los diferentes países y que deben incitarles a
sostenerse unos a otros en todas sus luchas por la emancipación, es castigado
con la derrota común de sus esfuerzos aislados”.
Lenin estableció que el
verdadero internacionalismo proletario requiere: “primero, la subordinación de
los intereses de la lucha proletaria en un país a los intereses de esta lucha a
escala mundial; segundo, que la nación que está alcanzando el triunfo sobre la
burguesía sea capaz y esté dispuesta a hacer los mayores sacrificios nacionales
en aras del derrocamiento del capital internacional”. El Presidente Mao caló el
internacionalismo en su más profundo sentido al afirmar que “es el espíritu del
comunismo”.
De esta forma, la historia del
Movimiento Comunista Internacional es un glorioso proceso de lucha, a través
del cual los comunistas en el mundo lucharon y luchan para unirse al servicio
de alcanzar la meta inalterable: la sociedad comunista.
En esta heroica lucha se
materializaron tres internacionales:
La Primera Internacional, o
Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), fue fundada por Marx y
Engels en 1864, en una dura lucha contra los anarquistas, los blanquistas y
otras posiciones para establecer que la ideología del proletariado era solo una
-el marxismo- sólida y científicamente fundada en la naturaleza internacional
del proletariado y su partido revolucionario, sentó las bases ideológicas de la
revolución proletaria. Cuando la Internacional se vio infiltrada y rodeada de
oportunistas que intentaban usurparla, Marx argumentó que sería mejor terminar
con la AIT que vérsela asesinada por una unidad sin principios.
La Segunda Internacional,
basada en el marxismo, fue fundada por Engels en 1889 y sirvió para multiplicar
las organizaciones y partidos socialistas obreros, especialmente en Europa y
América del Norte. Después de la muerte de Engels, el revisionismo de Bernstein
y Kaustky asaltó el liderazgo de la Segunda Internacional y ésta degeneró en
oportunismo, entrando en bancarrota definitiva durante la Primera Guerra
Mundial, cuando sus líderes se opusieron a luchar contra la guerra imperialista
bajo el pretexto del defensismo (defensa de la patria). Negándose transformarla
en revolución, apoyaron esta guerra imperialista y a la burguesía de sus
países, votando en el parlamento los créditos de guerra, deviniendo en
social-traidores, social-chovinistas.
La fundación de la Tercera
Internacional, en marzo de 1919, fue el resultado de la larga lucha de la
izquierda del MCI desarrollada bajo la Jefatura de Lenin y el Partido
Bolchevique, en lucha contra todo el revisionismo y oportunismo de los partidos
miembros de la Segunda Internacional, amoldados al viejo orden. Lenin concibió
y fundó la Tercera Internacional como una máquina de guerra para llevar a cabo
la Revolución Proletaria Mundial y la construcción de la dictadura del
proletariado. La fundación de la Tercera Internacional constituye un gran salto
en la historia del Movimiento Comunista Internacional.
La Tercera Internacional
-Internacional Comunista (IC) o Comintern- tuvo 24 años de existencia, durante
los cuales se celebraron siete congresos mundiales hasta su auto-disolución en
1943. Tuvo que desarrollarse en un contexto complejo representado por la
pérdida de su fundador y principal dirigente, el gran Lenin en 1924, los
grandes desafíos de la construcción del socialismo en la URSS, el ascenso del
fascismo al Poder en varios países del mundo, especialmente en Europa, y el
comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Su existencia estuvo
fuertemente influenciada por la intensa y dura lucha de dos líneas que se
desarrolló dentro del partido bolchevique y que duró 13 años, en el que la
izquierda, bajo dirección del camarada Stalin, tuvo que luchar tenazmente para
desenmascarar y aplastar al trotskismo, al bujarinismo y a la camarilla
oportunista de derecha de Kamenev-Zinoviev, entre otras pandillas y líneas
negras, contra su labor por socavar la dictadura del proletariado en la URSS,
sus intentos de usurpar el liderazgo de la IC y controlar aparatos para imponer
su política en varias secciones, nefastas acciones que causaron graves daños.
A causa de esto,
particularmente en el período comprendido entre el V y VI Congreso, la IC
sufrió desviaciones de derecha y de “izquierda” y emitió algunos consejos y
directivas erróneas que causaron ciertos daños a partidos y procesos
revolucionarios. Todavía lo principal fue que el camarada Stalin, desarrollando
la lucha de dos líneas, dirigió a la izquierda dentro de la Internacional
Comunista, conjurando la usurpación revisionista y aplastó la influencia
trotskista y zinovievista en su dirección. Bajo la dirección justa y correcta
del camarada Stalin, mantuvo su color rojo, prevaleció el marxismo-leninismo y
el revisionismo no pudo levantar cabeza.
De particular trascendencia
debido a las circunstancias del momento y a los desafíos que enfrentó, fue la
celebración de su VII Congreso Mundial en 1935. Este importante congreso tuvo
que responder en medio de una situación difícil y compleja a problemas nuevos y
de gran alcance.
El VII Congreso estableció la
táctica del Frente Antifascista Mundial y el Frente Popular para defender la
dictadura del proletariado y desarrollar la revolución proletaria combatiendo a
la ofensiva contrarrevolucionaria del fascismo. Con él, por primera vez en la
historia del MCI, logró unir al proletariado internacional y a las masas
populares de todo el mundo bajo la misma bandera, la misma política, el mismo
plan y bajo la misma dirección, como un solo ejército de combate, dando forma a
la tarea de Lenin de funcionar como una verdadera máquina de combate para la
Revolución Mundial.
Bajo su dirección cientos de
millones de masas se levantaron como un gran torrente de acero contra el
fascismo, por la revolución y en defensa de la URSS, destacándose la revolución
china que cambió la correlación de fuerzas en favor del socialismo y del
proletariado y los pueblos oprimidos, en la lucha contra el imperialismo y la
reacción en todo el mundo.
Bajo la dirección de la
Tercera Internacional, en decenas de países, no solo en Europa sino también en
Asia, los comunistas llevaron a cabo heroicas luchas armadas como guerra de
guerrillas, como durante la Guerra Civil española. En estos países en que la
revolución no pudo triunfar, su causa fue, principalmente, porque no había
partidos comunistas suficientemente maduros y preparados, basados en el
marxismo-leninismo. A pesar de esto, como lo muestra la historia, su lucha
contribuyó a la derrota del fascismo, y los comunistas demostraron al mundo el
alto valor y el heroísmo comunista, no permitiendo que la moral de la clase
fuera mellada.
En la aplicación de las
resoluciones del VII Congreso, el PCCh, dirigido por el Presidente Mao, supo
llevar a cabo la política de Frente especificada a las necesidades de la
Revolución en China, aplicando independencia y autodecisión, derrotando al
fascismo japonés y continuando con la Guerra de liberación conquistar el Poder
en todo el país, derrotando a las clases dominantes locales y sus amos
imperialistas y culminando la revolución de Nueva Democracia, dando paso
ininterrumpido a la revolución socialista. La aplicación creadora del
marxismo-leninismo y de la línea establecida por el VII Congreso a la práctica
concreta de la Revolución China condujeron al desarrollo de una comprensión más
completa y cabal del frente único y desarrollando cabalmente la teoría militar
del proletariado: la guerra popular.
Los problemas y las
desviaciones que ocurrieron en muchos países estuvieron principalmente en
aplicación, cuya responsabilidad principal recae en los partidos comunistas,
quienes son los responsables por la aplicación de la línea de la Internacional
en sus respectivos países. Partiendo de lo planteado por el Presidente Mao,
para establecer un justo balance de esta experiencia es preciso marcar una
clara línea divisoria entre aquellos que se mantuvieron en el marxismo y los
que se despeñaron en el revisionismo y, dentro de los primeros, diferenciar los
errores de principio de aquellos cometidos en el trabajo práctico. Además el
Presidente Mao va a desarrollar las cinco leyes del frente único e acerca de
los tres instrumentos fundamentales de la revolución y su interrelación.
En algunos países, como Italia
y Francia, debido a posiciones oportunistas de derecha en la dirección de los
partidos comunistas, después de llevar a cabo una lucha armada de resistencia
heroica contra el nazifascismo, estos partidos se apartaron de las
orientaciones de la IC y de los principios fundamentales del
marxismo-leninismo, sus direcciones capitularon ante sus burguesías centrando
en la defensa del régimen demo-burgués y traicionaron a la revolución,
degenerando en el más extremo y podrido revisionismo.
A nivel mundial, bajo la
dirección del camarada Stalin, se aplicó brillantemente el Frente Antifascista,
cuyo centro era la defensa de la dictadura del proletariado representada en la URSS.
A través de ella, la dictadura del proletariado enfrentó al fascismo y la
Revolución Mundial avanzó. La victoria de la guerra antifascista fue una
victoria del socialismo, una victoria del proletariado internacional y de los
pueblos oprimidos del mundo sobre el imperialismo y la reacción mundial, una
victoria del marxismo-leninismo contra el revisionismo.
Con la victoria en la guerra
antifascista, el campo imperialista se debilitó y la revolución proletaria se
fortaleció. Gracias al glorioso papel del ejército rojo y las guerras de
resistencia, la revolución se extendió a través de Europa Oriental y de Europa
Central hasta parte de Alemania, ampliándose así el campo socialista.
Notablemente, con la victoria de la revolución china en 1949, la correlación de
fuerzas entre revolución y contrarrevolución en la arena internacional cambió
en favor de la Revolución Mundial, que avanzó a la etapa del equilibrio
estratégico, emergió un poderoso campo socialista y surgió un poderoso
movimiento de liberación nacional en las colonias y semicolonias.
Por eso, consideramos que el
VII Congreso fue un importante congreso marxista-leninista que armó al
proletariado internacional con una línea política justa y correcta para luchar
contra el fascismo y hacer avanzar la Revolución Proletaria Mundial.
Aunque en su curso la
Internacional Comunista y el camarada Stalin cometieron ciertos errores, el
problema de las desviaciones y traiciones graves tiene su causa en el
revisionismo en la dirección de estos partidos y no pueden atribuirse al
camarada Stalin, el PC (b) de la URSS o la Internacional Comunista.
Al vislumbrar la historia del
MCI y la Revolución Proletaria, vemos que el camarada Stalin supo, en medio de
una situación compleja y difícil, aplicar con firmeza y genialidad la
definición de Lenin del verdadero internacionalismo proletario y sujetar los
intereses particulares y nacionales a los intereses del proletariado
internacional en su conjunto, poniendo en primer lugar la defensa de la
Revolución Proletaria Mundial y la causa del comunismo.
En 1943, la IC se
auto-disolvió y el MCI entró en un período de relativa dispersión, generada
principalmente por la acción escisionista y traidora del revisionismo
contemporáneo. El revisionismo moderno o contemporáneo fue una contracorriente
representada por Browder, Tito, Togliatti, Thorez y principalmente Jruschov y
el infame XX Congreso del PCUS, donde su camarilla ha usurpado la dirección del
PCUS, degenerándolo en un partido revisionista y destruyendo la dictadura del
proletariado, socavando los principios básicos de unidad del Movimiento
Comunista Internacional.
La tarea de los comunistas
para unirse a nivel mundial, después de la Segunda Guerra Mundial y la muerte
del camarada Stalin, se da en feroz lucha contra el revisionismo contemporáneo,
en la que el Presidente Mao se erige como la Jefatura creciente de la
Revolución Mundial.
En 1957 y 1960 se llevaron a
cabo dos conferencias internacionales de los partidos comunistas y obreros en
Moscú. Las declaraciones de estas conferencias corresponden al desarrollo de la
lucha de dos líneas en el MCI en ese momento, teniendo en consideración que el
peso del PCUS era muy grande, y reflejan el manejo acertado de la lucha
desenvuelta por la izquierda dirigida por el Presidente Mao y el PCCh,
aplicando el principio de actuar con razón, ventaja y sin sobrepasarse.
En 1961 se celebró el XXII
Congreso del PCUS, en el cual se sistematizaron las posiciones del revisionismo
moderno. El Presidente Mao, dirigiendo el Partido Comunista de China, definió
la esencia del nuevo revisionismo que se sistematiza en las “tres pacíficas” y
los “dos todos”. Jruschov torció la tesis de coexistencia pacífica de Lenin que
diferencia las relaciones entre los Estados de aquellas al interior de los
Estados, para plantear una “coexistencia pacífica” como línea general del
Movimiento Comunista Internacional. Para Jruschov el problema era evitar la
guerra porque, según él, las armas atómicas no distinguían a explotadores de
explotados, por lo cual los hombres tenían que confraternizar para evitar la
desaparición de la humanidad. La “transición pacífica” planteaba que la
revolución ya no necesitaba la violencia revolucionaria, sino que se podría
cambiar un sistema social por otro a través de la “vía pacífica”, a través de las
elecciones, a través del parlamentarismo. Con la “emulación pacífica” sostenía
que para destruir el sistema imperialista, el sistema socialista debería hacer
una emulación para demostrar a los imperialistas que el sistema socialista es
superior y así los imperialistas se iban a pasar al socialismo. La tesis
revisionista del “Estado de todo el pueblo” pretendía negar el carácter de
clase del Estado y concretamente apuntaba contra la dictadura del proletariado.
El “partido de todo el pueblo” es otro engendro que negaba el carácter de clase
del Partido como partido del proletariado. Así, Jruschov sostuvo que el XXII
Congreso del PCUS era el nuevo programa de los comunistas y sustituyó el
Manifiesto Comunista por la consigna burguesa de “libertad”, “igualdad” y
“fraternidad”. El Manifiesto es el programa de los comunistas y su negación
atizó y agudizó la lucha entre marxismo y revisionismo.
El 14 de junio de 1963 se
publica la “Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista
Internacional”, conocida también como “la Carta China”, que seguida por la
difusión de “los 9 Comentarios” en los que brillantemente el Presidente Mao y
el PCCh desenmascararon y aplastaron al revisionismo contemporáneo en todas sus
facetas.
Solo con el profundo deslinde
producido por la Gran Polémica, dirigida por el Presidente Mao y el Partido
Comunista de China, el Movimiento Comunista Internacional pudo elevar el
proceso de reunificación en torno a la Jefatura del Presidente Mao y sus
contribuciones a la Revolución Proletaria Mundial.
El Presidente Mao ha
desarrollado esta lucha simultáneamente a la lucha contra la linea oportunista
de derecha dentro del PCCh, que había usurpado importantes aparatos del partido
y el Estado.
El Presidente Mao y el PCCh
consideraron que, en tales circunstancias, no era adecuado para que se
conformase una nueva Internacional Comunista porque la base ideológica y
política, que debería ser el marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung, no
estaba definida. Especialmente el Partido del Trabajo de Albania, dirigido por
Hoxha, no aceptaba el pensamiento mao-tsetung y quería una internacional basada
únicamente en el marxismo-leninismo, sin considerar el nuevo desarrollo que
éste tenía, porque en esencia, Hoxha era opuesto al pensamiento mao-tsetung.
Con la Gran Revolución
Cultural Proletaria en China se desenvuelve en forma creciente la influencia
del Presidente Mao por el mundo. El PCCh se centra en problemas muy urgentes,
como recuperar el Poder en la República Popular de China de la usurpación revisionista
de Liu Siao-chi y Teng Siao-ping, y en cómo continuar la revolución bajo la
dictadura del proletariado. Como tal, el Presidente Mao, en la lucha de clases
nacional e internacional contra el revisionismo, se convierte en el gran
maestro del proletariado y en Jefe de la Revolución Mundial, y su pensamiento
deviene en la tercera etapa del marxismo, aunque la lucha por su definición y
reconocimiento solo se dará más tarde. La CIMU es un paso de gran importancia
en este mismo camino.
En septiembre de 1976 muere el
Presidente Mao y los revisionistas chinos dan un golpe contrarrevolucionario
apuntando contra el Presidente Mao y su pensamiento. Así, la unidad de los
marxistas entró en graves y complejos problemas. Con la muerte del Presidente
Mao y la usurpación revisionista en China por Teng y sus compinches, los
comunistas nos quedamos desperdigados en el mundo, sin centro ni base de la
Revolución Mundial; la contrarrevolución sacó sus garras para negar al
Presidente Mao y la validez del marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung y se
desencadenó el triple ataque revisionista de Teng Siao-ping (revisionismo
chino), Hoxha (revisionismo albanés) y Brezhnev (revisionismo ruso).
El golpe contrarrevolucionario
en China en 1976 abrió un nuevo período de profunda dispersión en el MCI, sobre
el cual surgió una ofensiva contrarrevolucionaria general desatada por el
imperialismo yanqui que apuntó central y principalmente su ataque a arrancar el
alma a la revolución, su ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente
el maoísmo.
En el otoño de 1980, trece
partidos y organizaciones comunistas suscribieron una declaración “A los
marxista-leninistas, a los obreros y a los oprimidos de todos los países” por
la cual llaman a los comunistas a unirse en torno al marxismo-leninismo y toman
al Presidente Mao, pero sin considerarlo una nueva etapa y, por tanto, que no
tiene validez universal, labor conducida por el Partido Comunista
Revolucionario de los EE.UU, principalmente.
En 1984 se celebró la II
Conferencia que decidió fundar el Movimiento Revolucionario Internacionalista
(MRI). En su declaración de fundación se afirmó que éste se guiaba por el
marxismo-leninismo-pensamiento mao-tsetung.
El MRI, significó un paso
adelante en el camino de la reunificación, de ahí la necesidad de hacer un
correcto y justo balance de esta experiencia. Para ello, es necesario analizar
el proceso de la lucha de dos líneas dentro del MRI y el papel que le tocó
jugar a cada partido. Como en todo organismo revolucionario, en el desarrollo
de la lucha de dos líneas en su seno se definió la izquierda, el centro y la
derecha.
En la década de 1980, el
Partido Comunista del Perú (PCP), bajo la Jefatura del Presidente Gonzalo,
enarboló, defendió y aplicó el maoísmo como la tercera, nueva y superior etapa
del marxismo en el Movimiento Comunista Internacional. La principal
contribución del Presidente Gonzalo al Movimiento Comunista Internacional fue
haber definido el maoísmo completa y científicamente, enarbolando, defendiendo
y aplicándolo con el inicio y desarrollo de la guerra popular en el Perú,
iniciada el 17 de mayo de 1980. Este evento fue de fundamental importancia para
la Revolución Proletaria Mundial y el Movimiento Comunista Internacional,
porque probó la vigencia del maoísmo y la guerra popular. Con su entrega
heroica en 11 de septiembre de 2021, asesinado después de 29 años resistiendo
en régimen de aislamiento absoluto, en las mazmorras del imperialismo y la
reacción, su nombre se inscribió definitivamente en la galería de los grandes
titanes del proletariado internacional.
A través de la acción del PCP
dentro del MRI, éste llegó ha reconocer el maoísmo como la nueva etapa del
marxismo en 1993.
El MRI tuvo algo más de 20
años de vida, desde su fundación en 1984 hasta que entró en liquidación el 2006
por la traición de Prachanda a la guerra popular en Nepal y la pretensión del
PCR de los Estados Unidos de que este organismo se sujetara a la “nueva
síntesis” revisionista de Avakian. Su disolución formal se produjo en 2012. Su
existencia reflejó la lucha de dos líneas en el Movimiento Comunista
Internacional. El MRI sirvió a la revolución proletaria mundial y a la tarea de
bregar por la reunificación de los comunistas mientras la izquierda, en dura
brega, pudo mantener en su seno la lucha por imponer el maoísmo como el único
mando y guía de la revolución mundial.
Sin embargo, con la detención
del Presidente Gonzalo en 1992 y luego de los golpes sufridos por la guerra
popular en el Perú -que debilitaron la acción de la izquierda al interior del
MRI- el PCR de los Estados Unidos, convergiendo con la línea oportunista de
derecha (LOD), revisionista y capitulacionista, aprovechó la compleja situación
para atacar a la izquierda y avanzar en su hegemonismo barato, para difundir
primero en forma encubierta y luego abiertamente la llamada “nueva síntesis”
revisionista, opuesta al marxismo-leninismo-maoísmo.
El MRI cada vez entraba en
mayor descohesión. Esto se agravó cuando el PCR de los Estados Unidos con
Avakian a la cabeza, haciendo dupla con Prachanda, en colusión y pugna, después
publicar la Declaración: Por un Siglo de Guerras Populares del MRI (2000)
pasaron a negarla y ambos se fueron despeñando por el camino del revisionismo,
incrementando sus ataques contra el maoísmo. En los años siguientes la pugna
por la hegemonía entre ambas corrientes y capitostes revisionistas, no solo en
el MRI sino a nivel de todo el MCI, se fue agudizando y también la descohesión
ideológica, política y organizativa del MRI. Finalmente las posiciones
hegemonistas revisionistas se impusieron en el Comité del MRI. Como
consecuencia, el MRI dejó de desempeñar un papel positivo y degeneró, entrando
en bancarrota y liquidación.
Hoy, cuando en el mundo se
desenvuelve una Nueva Gran Ola de la Revolución Proletaria Mundial con guerras
populares en curso en India, Perú, Turquía y Filipinas, y en preparación en
varios otros países, cuando se presentan heroicas luchas de resistencia nacional
y de resistencia popular por todo el mundo, cuando la crisis general del
imperialismo y su hundimiento se han intensificado enormemente, es urgente y
necesario, elevar la lucha de dos líneas en el seno del MCI a un nivel
superior, para establecer y desarrollar su necesaria, justa y correcta Línea
Política General y potenciar esta Nueva Gran Ola, a través del estallido de la
revolución con guerra popular en muchos países y de mayores avances donde ya
está aconteciendo, así como en el movimiento revolucionario antiimperialista
bajo la hegemonía del proletariado.
Por eso es necesario
profundizar la lucha ideológica y política sobre la base del justo y correcto
balance de la experiencia histórica de la revolución proletaria y la dictadura
del proletariado en general, balance que sintetice en particular la experiencia
de la aplicación de la tercera etapa del marxismo, el maoísmo.
La lucha para imponer el
marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, como mando y guía de la
revolución mundial es larga, compleja y difícil. El marxismo nunca ha avanzado
sin una lucha dura, pero al fin el maoísmo está guiando la Nueva Gran Ola de la
Revolución Proletaria Mundial, que ya ha comenzado y necesita ser impulsada,
para barrer al imperialismo y la reacción de la faz de la tierra a través de la
guerra popular, para llevar a cabo revoluciones democráticas, socialistas y
culturales proletarias, según sea el caso, y transitar al luminoso y siempre
dorado comunismo.
En particular, es necesario
continuar profundizando la lucha contra el nuevo revisionismo que, en sus
diferentes expresiones, pese a haber sido desenmascaradas y aplastadas en el
MCI, aún tienen influencia a través de las posiciones oportunistas de derecha y
“izquierda”, centristas, liquidacionistas, etc., y dañan la unidad del MCI en
su conjunto, pues es peligro principal en el MCI.
Breve historia del Manifiesto
Según el PREFACIO A LA EDICIÓN
ALEMANA DE 1872 de ambos autores, en el primer párrafo y en las notas 1 y 2 al
final del Manifiesto. PREFACIO A LA EDICION INGLESA DE 1888 escrito por Engels
donde reconoce la principalía de Marx al señalar que la tesis fundamenmtal, el
núcleo del Manifiesto pertenece a Marx. Además en este prefacio se declara su
plena vigencia, se establece la necesidad de su aplicación concreta según las
circunstancias históricas y se dan las pautas de como estudiar el Manifiesto.
Documento: C. MARX F. ENGLES
MANIFIESTO DEL PARTIDO
COMUNISTA
EDICIONES EN LENGUAS
EXTRANJERAS
PEKIN 1964
PREFACIO A LA EDICION ALEMANA
DE 1872
La Liga de los Comunistas,
asociación obrera internacional que, naturalmente, dadas las condiciones de la
época, no podía existir sino en secreto, encargó a los que suscriben, en el
Congreso celebrado en Londres en noviembre de 1847, que redactaran un programa
detallado del Partido, a la vez teórico y práctico, destinado a la publicación.
Tal es el origende este Manifiesto, cuyo manuscrito fue enviado a Londres, para
ser impreso, algunas semanas antes de la revolución de Febrero. Publicado
primero en alemán, se han hecho en este idioma, como mínimum, doce ediciones
diferentes en Alemania, Inglaterra y Norteamérica. En inglés apareció
primeramente en Londres, en 1850, en el Red Republican, traducido por Miss
Helen Macfarlane, y más tarde, en 1871, se han publicado, por lo menos, tres
traducciones diferentes en Norteamérica. Apareció en francés por primera vez en
París, en vísperas de la insurrección de junio de 1848, y recientemente en Le
Socialistes, de Nueva York. En la actualidad, se prepara una nueva traducción.
Hizose en Londres una edición en polaco, poco tiempo después de la primera
edición alemana. En Ginebra apareció en ruso, en la década del 60. Ha sido
traducido también al danés a poco de su publicación original.
Aunque las condiciones hayan
cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los
principios generales expuestos
en este Manifiesto siguen siendo hoy, en su conjunto,
enteramente acertados. Algunos
puntos deberían ser retocados. El mismo Manifiesto explica que la aplicación
práctica de estos principios dependerá siempre y en todas partes de las
circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede
importancia exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del
capitulo II. Este pasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera, en
más de un aspecto. Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los
últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la
clase obrera; dadas las experiencias prácticas, primero, de la revolución de
Febrero, y después, en mayor grado aún, de la Comuna de París, que eleva por
primera vez al proletariado, durante dos meses, al Poder político, este
programa ha envejecido en algunos de sus puntos. La Comuna ha demostrado, sobre
todo, que “la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina
estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines”. (Véase “Der
Burgerkrieg in Frankreich, Adresse des Generalrats der Internationalen
Arbeiterassoziation”, de la edición alemana, donde esta idea está más extensamente
desarrollada.) Además, evidentemente, la crítica de la literatura socialista es
incompleta para estos momentos, pues sólo llega a 1847; y al propio tiempo, si
las observaciones que se hacen sobre la actitud de los comunistas ante los
diferentes partidos de oposición (capítulo IV) son exactas todavía en sus
trazos generales, han quedado anticuadas en la práctica, ya que la situación
política ha cambiado completamente y el des arrollo histórico ha borrado de la
faz de la tierra a la mayoría de los partidos que allí se enumeran.
Sin embargo, el Manifiesto es
un documento histórico que ya no tenemos derecho a
modificar. Una edición
posterior quizá vaya precedida de un prefacio que pueda llenar la laguna
existente entre 1847 y nuestros dias; la actual reimpresión ha sido tan
inesperada para nosotros, que no hemos tenido tiempo de escribirlo.
CARLOS MARX FEDERICO ENGELS
Londres, 24 de junio de 1872.
PREFACIO A LA EDICION INGLESA
DE 1888
El “Manifiesto” fue publicado
como programa de la “Liga de los Comunistas”, una
asociación de trabajadores, al
principio exclusivamente alemana y más tarde internacional, que, dadas las
condiciones políticas existentes antes de 1848 en el continente europeo, se
veía obligada a permanecer en la clandestinidad. En un Congreso de la Liga,
celebrado en Londres en noviembre de 1847, se encomendó a Marx y Engels que
preparasen para la publicación un programa de tallado del Partido, que fuese a
la vez teórico y práctico. En enero de 1848, el manuscrito, en alemán, fue
terminado y, unas semanas antes de la revolución del 24 de febrero en Francia,
enviado al editor, a Londres. La traducción francesa apareció en París poco
antes de la insurrección de junio de 1848. En 1850 la revista “Red Republican”,
editada por George Julian Harney, publicó en Londres la primera traducción
inglesa, debida a la pluma de Miss Helen Macfarlane. El “Manifiesto” ha sido
impreso también en danés y en polaco.
La derrota de la insurrección
de junio de 1848 en París — primera gran batalla entre el proletariado y la
burgue sia — relegó de nuevo a segundo plano, por cierto tiempo, las
aspiraciones sociales y políticas de la clase obrera europea. Desde entonces la
lucha por la supremacia se desarrolla, como había ocurrido antes de la
revolución de Febrero, solamente entre diferentes sectores de la clase
poseedora; la clase obrera hubo de limitarse a luchar por un escenario político
para su actividad y a ocupar la posición de ala extrema izquierda de la clase
media radical. Todo movimiento obrero independiente era despiadadamente
perseguido, en cuanto daba señales de vida. Así, la policía prusiana localizó
al Comité Central de la “Liga de los Comunistas”, que se hallaba a la sazón en
Colonia. Los miembros del Comité fueron detenidos y, después de dieciocho meses
de reclusión, juzgados en octubre de 1852. Este célebre “Proceso de los
comunistas en Colonia” se prolongó del 4 de octubre al 12 de noviembre; siete
de los acusados fueron condenados a penas que oscilaban entre tres y seis años
de reclusión en una fortaleza. Inmediatamente después de publicada la
sentencia, la-Liga fue formalmente disuelta por los miembros testantes. En
cuanto al “Manifiesto”, parecía desde entonces condenado al olvido.
Cuando la clase obrera europea
hubo reunido las fuerzas suficientes para emprender un nuevo ataque contra las
clases dominantes, surgió la Asociación Internacional de los Trabajadores. Pero
esta asociación, formada con la finalidad concreta de agrupar en su seno a todo
el proletariado militante de Europa y América no pudo proclamar inmediatamente
los principios expuestos en el “Manifiesto”. La Internacional estuvo obligada a
sustentar un programa bastante amplio para que pudieran aceptarlo las
tradeuniones inglesas, los adeptos de Proudhon en Francia, Bélgica, Italia y
España y los lassalleanos en Alemania[1]. Marx, al escribir este programa de
manera que pudiese satisfacer a todos estos partidos, confiaba enteramente en
el desarrollo intelectual de la clase obrera, que debía resultar
inevitablemcnte de la acción combinada y de la discusión mutua. Los propios
acontecimientos y vicisitudes de la lucha contra el capital, las derrotas más
aún que las victorias, no podían dejar de hacer ver a la gente la insuficiencia
de todas sus panaceasfavoritas y preparar el camino para una mejor comprensión
de las verdaderas condiciones de la emancipación de la clase obrera. Y Marx
tenía razón. Los obreros de 1874, en la época de la disolución de la
Internacional, ya no eran, ni mucho menos, los mismos de 1864, cuando la
Internacional había sido fundada. El proudhonismo en Francia y el
lassalleanismo en Alemania agonizaban, e incluso las conservadoras tradeuniones
inglesas, que en su mayoríahabían roto todo vínculo con la Internacional mucho
antes de la disolución de ésta, se iban acercando poco a poco al momento en que
el presidente de su Congreso, el año pasado en Swansea, pudo decir en su
nombre: “El socialismo continental ya no nos asusta.” En efecto, los principios
del “Manifiesto” se han difundido ampliamente entre los obreros de todos los países.
Así, pues, el propio
“Manifiesto” se situó de nuevo en primer plano. El texto alemán había sido
reeditado, desde 1850, varias veces en Suiza, Inglaterra y Norteamérica. En
1872 fue traducido al inglés en Nueva York y publicado en la revista “Woodhull and
Claflin’s Weekly”. Esta versión inglesa fue traducida al francés y apareció en
Le Socialiste de Nueva York. Desde entonces dos o más traducciones inglesas,
más o menos deficientes, aparecieron en Norteamérica, y una de ellas fue
reeditada en Inglaterra. La primera traducción rusa, hecha por Bakunin, fue
publicada en la imprenta del Kólokol de Herzen en Ginebra, hacía 1863; la
segunda, debida a la heroica Vera Zasúlich, vio la luz también en Ginebra en
1882. Una nueva edición danesa se publicó en “Socialdemokratisk Bibliothek”, en
Copenhague, en 1885; apareció una nueva traducción francesa en Le Socialiste de
París en 1886 . De esta última se preparó y publicó en Madrid, en 1886, una
versión española. Esto sin mencionar las reediciones alemanas, que han sido por
lo menos doce. Una traducción armenia, que debía haber sido impresa hace unos
meses en Constantinopla, no ha visto la luz, según tengo entendido, porque el
editor temió sacar un libro con el nombre de Marx y el traductor se negó a
hacer pasar el “Manifiesto” por su propia obra. Tengo noticia de traducciones
posteriores en otras lenguas, pero no las he visto. Y así, la historia del
“Manifiesto” refleja en medida considerable la historia del movimiento moderno
de la clase obrera; actualmente es, sin duda, la obra más difundida, la más
internacional de toda la literatura socialista, la plataforma común aceptada
por millones de trabajadores, desde Siberia hasta California.
Sin embargo, cuando fue
escrito no pudimos titularle Manifiesto Socialista. En 1847 se llamaban socialistas, por una parte,
todos los adeptos de los diferentes sistemas utópicos: los owenistas en
Inglaterra y los fourieristas en Francia, reducidos ya a meras sectas y en
proceso de extinción paulatina; de otra parte, toda suerte de curanderos
sociales que prometían suprimir, con sus diferentes emplastos, las lacras
sociales sin dañar al capital ni a la ganancia. En ambos casos, gentes que se
hallaban fuera del movimiento obrero y que buscaban apoyo más bien en las
clases “instruidas”. En cambio, la parte de la clase obrera que había llegado
al convencimiento de la insuficiencia de las simples revoluciones políticas y
proclamaba la necesidad de una transformación fundamental de toda la sociedad,
se llamaba entonces comunista. Era un comunismo rudimentario y tosco, puramente
instintivo; sin embargo, supo percibir lo más importante y se mostró
suficientemente fuerte en la clase obrera para producir el comunismo utópico de
Cabet en Francia y el de Weitling en Alemania. Así, el socialismo, en 1847, era
un movimiento de la clase burguesa, y el comunismo lo era de la clase obrera.
El socialismo era, al menos en el continente, cosa “respetable”; el comunismo,
todo lo contrario. Y como nosotros manteniamos desde un principio que “la
emancipacion de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma”, para
nosotros no podía haber duda alguna sobre cuál de las dos denominaciones
procedia elegir. Más aún, después no se nos ha
ocurrido jamás renunciar a
ella.
Aunque el “Manifiesto” es
nuestra obra común, considérome obligado a señalar que la tesis fundamental, el
núcleo del mismo, pertenece a Marx. Esta tesis afirma que en cada época
histórica el modo predominante de producción económica y de cambio y la
organización social que de él se deriva necesariamente, forman la base sobre la
cual se levanta, y la única que explica, la historia política e intelectual de
dicha época; que, por tanto (después de la disolución de la sociedad gentilicia
primitiva con su propiedad comunal de la tierra), toda la historia de la
humanidad ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre explotadores
y explotados, entre clases dominantes y clases oprimidas; que la historia de
esas luchas de clases es una serie de evoluciones, que ha alcanzado en el
presente un grado tal de desarrollo en que la clase explotada y oprimida – el
proletariado — no puede ya emanciparse del yugo de la clase explotadora y
dominante – la burguesía — sin emancipar al mismo tiempo, y para siempre, a
toda la sociedad de toda explotación, opresión, división en clases y lucha de
clases.
A esta idea, llamada, segun
creo, a ser para la Historia lo que la teória de Darwin ha sido para la
Biología, ya ambos nos habíamos ido acercando poco a poco, varios años antes de
1845. Hasta qué punto yo avancé independientemente en esta dirección, puede
verse mejor en mi “Situación de la clase obrera en Inglaterra”[2] . Pero cuando
me volví a en contrar con Marx en Bruselas, en la primavera de 1845, él ya
había elaborado esta tesis y me la expuso en términos casi tan claros como los
que he expresado aquí.
Cito las siguientes palabras
del prefacio a la edición alemana de 1872, escrito por nosotros conjuntamente:
“Aunque las condiciones hayan
cambiado mucho en los últimos veinticinco años, los
principios generales expuestos
en este Manifiesto siguen siendo hoy, en su conjunto,
enteramente acertados. Algunos
puntos deberían ser retocados. El mismo Manifiesto explica que la aplicación
práctica de estos principios dependerá siempre, y en todas partes, de las
circunstancias históricas existentes, y que, por tanto, no se concede
importancia exclusiva a las medidas revolucionarias enumeradas al final del
capitulo II. Este pasaje tendría que ser redactado hoy de distinta manera, en
más de un aspecto. Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los
últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la
clase obrera; dadas las experiencias prácticas, primero, de la revolución de
Febrero, y después, en mayor grado aún, de la Comuna de París, que eleva por
primera vez al proletariado, durante dos meses, al Poder político, este
programa ha envejecido en algunos de sus puntos. La Comuna ha demostrado, sobre
todo, que ‘la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina
estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines’. (Véase “The
Civil War in France; Adress of the General Council of the International
Working-men’s Association”. London, Truelove, 1871, p. 15 donde esta idea está
más extensamente desarrollada.) Además, evidentemente, la critica de la
literatura socialista es incompleta para estos momentos, pues sólo llega a
1847; y al propio tiempo? si las observaciones que se hacen sobre la actitud de
los comunistas ante los diferentes partidos de oposición (capitulo IV) son
exactas todavía en sus trazos generales, han quedado anticuadas en la práctica,
ya que la situación política ha cambiado completamente y el desarrollo
histórico ha borrado de la faz de la tierra a la mayoría de los partidos que
allí se enumeran.
Sin embargo, el Manifiesto es
un documento histórico que ya no tenemos derecho amodificar.” La presente
traducción se debe a Mr. Samuel Moore, traductor de la mayor parte de “El
Capital” de Marx. Hemos revisado juntos la traducción y he anadido unas notas
para explicar las alusiones históricas.
FEDERICO ENGELS
Londres, 30 de enero de 1888.
1. Personalmente Lassalle nos
declaró siempre que ers un discípulo de Marx y que, como tal, se colocaba sobre
el terreno del “Manifiesto” Sin embargo, en su agitación publica en 1862-1864
no fue más allá de la excigencia de cooperativas de producción apoyadas por el
crédito del Estado. (Nota de F. Engels.)
2. “The Condition of the
Working Class in England in 1844”. By Frederick Engels. Translated by Florence
K. Wischnewetzky, New York, Lovell — London. W. Reeves, 1888. (Nota de F.
Engels.)