Monday, April 4, 2022

FDLP-ECUADOR: ESTADO FALLIDO O CRISIS DEL CAPITALISMO BUROCRÁTICO?

 









marzo 28, 2022

ESTADO FALLIDO O CRISIS DEL CAPITALISMO BUROCRÁTICO?

 


 

Ante la crisis que atraviesa el gobierno y la institucionalidad estatal se han emitido varios pronunciamientos, entre esos, el del “Estado fallido”.

Curiosamente, miembros de la izquierda revisionista se apoyan en este “concepto” para identificar las dificultades que tiene el gobierno de Guillermo Lasso para controlar la Asamblea, la corrupción, el narcotráfico y la violencia que ha desbordado todos los referentes históricos del país.

La definición del Estado fallido es variopinto, va desde la supuesta existencia de una anarquía absoluta en la gobernanza, cuando no existe poder político centralizado; que el gobierno no pueda atender las demandas de las mayorías o que, el Estado, no tiene la capacidad o voluntad necesarias para desempeñar las funciones que le competen.

Todas estas definiciones (entre muchas más) se basan en el criterio de que el Estado tiene la responsabilidad y, a la vez, está diseñado para proveer una serie de bienes políticos a los ciudadanos, seguridad, un sistema jurídico y social, libertades políticas, derechos económicos, es decir, ciertas garantías que establecen un relativo equilibrio en la convivencia social de los ciudadanos. Cuando este “equilibrio, se rompe, evidentemente es porque el estado no funciona, no cumple su razón social de ser y deviene en fallido.

Desde luego que para los comunistas la teoría del Estado Fallido no pasa de ser sino una bribonada que en su trasfondo sigue sosteniendo una concepción idealista y hasta metafísica del Estado, como un ente abstracto, que es de todos y para todos, contraponiéndose a su verdadera razón histórica de ser y existir cuyo origen se remonta a la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción y con ella, la existencia de las clases.

En el Ecuador no hay un Estado fallido; hay crisis del capitalismo burocrático. El Estado funciona como una maquinaria generada para sostener la dictadura de grandes burgueses y grandes terratenientes. Bajo ningún punto de vista el Estado ha sido construido para que sirva de manera universal a los miembros de una sociedad.

Hoy, después de que la Asamblea Nacional negó el proyecto de ley propuesto por Lasso, llamada de Creación de oportunidades y que, como lo hemos sostenido permanentemente, busca privatizar casi todas las áreas del sector público y precarizar más aún el trabajo, lo hacemos básicamente para identificar la existencia de ciertas corrientes económicas y políticas que existe al interior de la gran burguesía.

La burguesía burocrática necesita de la institucionalidad estatal para reproducirse económicamente. Demandan de un estado grande, burocrático, que interviene de manera más directa en la vida y regulaciones de la sociedad en todos sus órdenes. Por el contrario, la burguesía compradora requiere del aparataje estatal, pero que no intervenga en la economía, quieren más libertades al respecto; pretenden que las leyes le beneficien de una manera más directa, que nos sean un estorbo para su codicia. En ese sentido, en el país, hemos asistido a un atizamiento de las contradicciones interburgueses. Coluden y pugnan; no obstante, en esta oportunidad la tendencia es la pugna por controlar el Estado y, desde allí, favorecer a sus intereses de clase.

Hoy la institucionalidad estatal incomoda al banquero, le pone trabas a sus ínfulas de privatizarlo todo. Con Correa  el capitalismo burocrático fue vinculado de mayor manera al estado, desarrolló capitalismo monopolista estatal; Lasso no, apunta a la supremacía del capitalismo monopolista privado, ahí está la contienda, la disputa, entonces sus comportamientos son propios de la burguesía compradora, sobre todo de los grupos financieros que no desisten de la posibilidad de caminar al fascismo; quieren reformular las leyes, de hecho, hasta la Constitución porque le opone trabas, apuntan a la negación de lo  demoliberal, la negación de las libertades burguesas, de la institucionalidad que se supone garantiza derechos; les apesta la Asamblea, porque no la pueden controlar. En esto tenemos que ser claros, Lasso ahora denuncia a quienes le pusieron precio a la votación a favor de su ley privatizadora, va por el escándalo (y tiene razón, hay que decirlo), quiere deslegitimarla para buscar la muerte cruzada, para eso requiere eliminar a sus potenciales contendientes, Hervas es eso, un contendiente neutralizado; Lasso lo hizo hábilmente, sabía que no tenía los votos necesarios para aprobar la ley y lo emboscó, le hizo caer en aquello que todos los asambleístas han caído, la corrupción. ¿Resultado? Hervas, un candidato presidencial con cierta capacidad de convocatoria, políticamente neutralizado por corrupto. Pachakutik ni a la esquina, de por medio, tienen a la presidenta de la Asamblea, una energúmena funcional a la gran burguesía. Sus asambleístas vinculados a actos de corrupción y venta de conciencias. La asambleísta Cerda, la que daba clases de cómo robar una vez más cayó fácil, no le funcionaron sus fórmulas de cómo ser corrupta, le quedó corto su principio de que “Si van a robar, roben bien y justifiquen bien”

La izquierda democrática, neutralizada. Pachakutik, se neutralizó a sí mismo, por oportunista y corrupto. A Lasso, en la muerte cruzada, solo le queda dirimir con los crorresístas. Aquí entramos en otra vieja nueva etapa, campaña contra los crorresístas para deslegitimarlos. No tiene que hacer mucho esfuerzo porque estos fascistas están con las manos untadas de corrupción. El peligro en este escenario es que Lasso y la burguesía compradora “correizó” la lucha de clases, es el problema a resolver.

Pero el gobierno no se queda ahí, apela al populismo con una burda campaña publicitaria. También apunta a corporativizar al movimiento sindical, y tiene relativo éxito, porque en la mayoría de casos no encuentra oposición, sobre todo en aquellos sindicatos manejados por la CTE y el FUT. LA CUT, ese monstruo perverso que creó Correa para corporativizar al movimiento sindical, ahora le es útil a Lasso. Ataca y divide al sindicato más grande y organizado, la Osuntramsa, coloca ilegalmente en su directorio a sus testaferros, a los oportunistas, Igual, se devoró el sindicato de los eléctricos, en los dos casos con honrosas excepciones, la Fetsapí (trabajadores de la salud de pichincha), los sindicatos de la salud de Esmeraldas y Napo, y otros pocos; en el caso de los eléctrico tampoco pudieron con Emelnorte, ¿por qué?, porque ahí hay dirección proletaria, no son oportunistas y revisionistas, hay elemento consciente de la clase. De todas formas, la correlación de fuerzas es compleja, en alguna medida está a favor del viejo estado, y es ahí donde debemos trabajar mejor si no queremos que la reacción y el proyecto del gobierno lo devoren todo.

Lasso no necesita violencia directa desde el Estado, tiene a su favor la violencia de sicarios y bandas delictivas. Estos grupos hacen lo que otrora hacía la policía y las FFAA, crean un estado de terror generalizado que llega a desmovilizar y, en ciertos casos, a neutralizar la acción de los dirigentes populares. La violencia en el país no es gratis, no es un hecho social aislado y focalizado, es funcional para los intereses de clase de la burguesía compradora.

¿Qué decimos con todo esto?, que no hay estado fallido, que hay crisis del capitalismo burocrático; que el viejo estado funciona como un  reloj que eventualmente requiere ajustes en favor de la gran burguesía, y no solo de ellos, sino del imperialismo.

No le podemos pedir al estado que cumpla con las masas, que su aparato sea oportuno y atienda las demandas de las grandes mayorías. Como ellos dicen, que atiendan por lo menos la pobreza muldimensional, es decir, que las masas tengan salud, empleo, niñez sin desnutrición, etc., por el contrario, el Estado, con todas sus variantes legales, faculta a las clases dominantes tengan control de la economía, la política y en definitiva de la sociedad para que sostenga lo que tiene que sostener, la dictadura de grandes burgueses y grandes terratenientes.

¿Queremos un Estado que esté al servicio de las grandes masas de trabajadores, campesinos pobres y demás clases hoy explotadas y oprimidas?, pues bien, destruyamos el actual, no dejemos piedra sobre piedra de este viejo Estado y construyamos un nuevo, de Nueva Democracia y sí, que sirva al proletariado y su aliado fundamental en esta etapa, el campesinado pobre.

Con o sin Asamblea, con o sin gobierno electo en las urnas, a nosotros, a las masas de trabajadores del campo y la ciudad nos corresponde luchar, esa es la única vía que nos permite detener a los explotadores, a los gobernantes déspotas. Hay que hacer que respeten las conquistas logradas con años de lucha; de hecho, que respeten su mamotreto jurídico que también responde a los logros de la clase y del pueblo, y hacer de cada lucha, de cada movilización, un elemento que vaya canalizando a las masas a la lucha por el poder.

Hay que combatir al gobierno, sí, pero también a todo su aparataje estatal, además, al imperialismo, pero toda esta lucha será estéril si no combatimos al revisionismo y al oportunismo, caso contrario tendremos que reeditar en el futuro lo que vivimos ahora, los sueños de las masas endosadas a la dirigencia del movimiento indígena que en la Asamblea vende su conciencia por un plato de lentejas; a organizaciones políticas como Unidad Popular, Partido Socialista y la dirigencia de la Conaie que poco o nada le importa el país, las masas, sino su fino cálculo de cara al nuevo proceso electoral que se avecina.

SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, SI NO COMBATIMOS AL OPORTUNISMO, ¡NADA HABREMOS HECHO!