and rEDACCIÓN 09 DE SEPTIEMBRE DE 2020
La lucha dentro del gobierno entre los diferentes grupos de poder de las clases dominantes nativas, en particular de las dos fracciones de la gran burguesía, la compradora y la burocrática, ya adquiere dimensiones claras. ¡Se basa en la crisis general del capitalismo burocrático y agónico, cuya debacle económica se revela en la brutal caída del 9,7% del Producto Interno Bruto (PIB) solo en el segundo trimestre! Esto es absurdamente sorprendente, incluso refleja un país en ruinas, gobernado por este general estadounidense entrenado. Esta crisis está lanzando a nuevos millones a la pobreza y al terror del desempleo.
Ahora, hay otras facetas de la crisis y es necesario observar su dinámica política. Desde el principio hemos dicho que este gobierno reaccionario está condenado a la división. Paulo Guedes y compañía, apologistas de la “austeridad fiscal” y los recortes de derechos, sólo tienen en mente una perspectiva: la “seguridad fiscal”. Es decir, sólo le importa enviar el siguiente mensaje al capital financiero internacional: “invierta” aquí que le garantizamos su morbosa renta, aunque esté obligando al pueblo a pasar hambre y sin ningún derecho. Como parte de esto, estos secuaces exigen mantener el “techo de gasto”, medida draconiana dictada al bandido Temer, en 2017, para que se imponga al país, entre otras cosas, el congelamiento por 20 años en inversiones en salud, educación, etc., además de para reducir el gasto en obras y otros monopolios estatales.
A su vez, los generales, con su política contrarrevolucionaria de intentar desalentar la radicalización de la lucha de clases y frenar la rebelión de masas, buscan como eje central de la política económica tratar de mitigar la crisis, apostando por la prescripción de la fracción burocrática de la gran burguesía local, el miserable "desarrollismo" anti-trabajador y la venta de tierras. Con base en la deuda pública para generar ocupación extensiva de la fuerza de trabajo, “trabajos rápidos”, “recuperación del poder adquisitivo”, atestados de masivas ayudas corporativas y electorales, pretenden retener a gran parte de las masas empobrecidas y desamparadas. Por ningún otro motivo y objetivo impusieron urgentemente ayudas de emergencia, temiendo profundamente la explosión de saqueos y una gran inestabilidad ante el hambre que ya vivían grandes contingentes de masas y en la que se hundirían de repente. Con la ayuda, aunque el valor no es suficiente para asegurarnos el sustento y todavía cunde el hambre, se logró mitigar temporalmente el sentimiento de abandono y desprecio, abandono y desprecio real que estos gobiernos y el viejo estado le dan a nuestro pueblo. Toda esta política tiene como preocupación central la inevitable degradación social, que cada día se agrava y está a punto de convertirse, de un salto, en un caos social y en grandes rebeliones de masas.
Ciertamente, ambos planes no rompen, ni pueden romper, la crisis misma del capitalismo burocrático, cuya base fundamental es la fuga de los máximos beneficios aquí extraídos a las potencias imperialistas, a través del latifundio, que transfiere sistemáticamente valor al exterior a costa de la miseria. explotación servil y de otro tipo de las masas campesinas - y de la propia gran burguesía en ambas fracciones, asociada y subordinada, de una forma u otra, al imperialismo, principalmente yanqui (Estados Unidos, EUA). Para solucionar esta crisis, sólo la Revolución Democrática, Agraria y Antiimperialista, como decimos hasta el agotamiento.
Por ahora, la facción burocrática se está imponiendo de tal manera en el gobierno -sobre todo en el “Plan Marshall” del general Braga Netto- que, el 11 de agosto, Paulo Guedes lo inmovilizó diciendo que si el gobierno rompe el “techo de gasto” - gastando a un ritmo más alto que el crecimiento de la inflación - puede ir a la “zona oscura del juicio político”. Esto ocurrió luego de que el gobierno consultara la posibilidad de liberar créditos extraordinarios para obras de infraestructura.
A pesar de las luchas, ambas fracciones convergen en que es necesario sacarlo todo a las masas populares, mientras ven muy difícil e indigesta esta tarea para legitimarse a través de la farsa electoral. Por eso Bolsonaro, que aboga por un régimen militar fascista, se está desenmascarando como un “salvador más del país” que se entrega al sistema político putrefacto, pisoteando sus propias promesas demagógicas de cambio. Solo pensar en las masas rebeldes hace que los reaccionarios tengan quebraderos de cabeza para lograr sus objetivos, que son incrementar la sobreexplotación de las masas populares y presa de la Nación, lo cual debe hacerse reduciendo el gasto público en salud, educación, etc. y reorientarlos hacia los monopolios y, al mismo tiempo, evitar que el pueblo se rebele ante la sobreexplotación y restricción de derechos. Es, por tanto, una encrucijada, y surgen las contradicciones más curiosas en términos, como el de los “neoliberales” que defienden un mayor presupuesto para salud, educación y “programas sociales”, al mismo tiempo que reclaman atención al techo de gasto. !
En la propuesta del gobierno de generales y Bolsonaro, Salud tendrá una reducción presupuestaria discrecional del 13% y Educación, del 8%. Para la agricultura, la ganadería y el abastecimiento - principalmente al latifundio - hubo un aumento del 16,53% en los fondos discrecionales (de R $ 2 mil millones a R $ 2,4 mil millones). Es un escarnio.
Pero que nadie se deje engañar pensando que no hay plan B si los reaccionarios no logran "desactivar la bomba" de la rebelión popular o el inicio de una Revolución. La propuesta de presupuesto total del gobierno para las Fuerzas Armadas reaccionarias -defensoras del sistema de explotación y opresión y que hoy promueven operaciones intimidatorias contra los campesinos en la Amazonía- aumentará 48,8% en 2021. Pasó de R $ 73 mil millones a R $ 108 , 56 mil millones. A pesar de que el 91% se gasta en sueldos (especialmente con los altos funcionarios y generales), es necesario señalar que esta es una preparación similar a la que se hace antes de una guerra. No se equivoquen, la guerra para la que se preparan, no la actual guerra del día a día, sino otra, de mayor magnitud, será contra las propias masas. Sabrán responder, a su manera y cuando más les convenga, esto es lo que indica la historia. El tiempo en el que transitamos nos lo dirá, más temprano que tarde.