Editorial
Semanal – Asistimos a la muerte lenta de un sistema mundial
REDACCIÓN
DE AND
21/03/2023 2 minutos de lectura
La quiebra
de tres importantes bancos norteamericanos presagia conmociones en el seno de
la economía imperialista más poderosa del planeta. El primero fue Silicon
Valley Bank; luego quebró Silvergate y Signature Bank, los cuales operaban en
el mercado de criptomonedas. Luego, varios bancos del sistema financiero global
fueron clasificados como “activos tóxicos” (riesgo de quiebra), de los cuales
los más destacados fueron el Swiss Credit Suisse y el American First Republic
Bank.
Como
resultado, el estado imperialista yanqui salió a la palestra para salvar la
riqueza de los magnates del capital financiero. El Fondo de Seguro de Depósitos
de propiedad estatal fue convocado por la Casa Blanca, aportando más de 100 mil
millones de dólares. Una transferencia descarada de dinero del erario público a
la oligarquía financiera.
Asistimos a
la lenta y prolongada descomposición de un sistema mundial de dominación y
opresión, el imperialismo. El Foro de Davos -donde se reunieron los 2.700
oligarcas más poderosos del capital financiero-, en su informe de 2023 titulado
“Riesgos globales”, da fe de esta grave crisis estructural del sistema
imperialista: “El mundo enfrenta inflación, crisis de costo de vida, guerras
comerciales , fuga de capitales, descontento social generalizado, confrontación
geopolítica y el espectro de la guerra nuclear”. Graves riesgos del sistema
imperialista que, según sus propios defensores y beneficiarios, “se magnifican
por niveles insostenibles de endeudamiento, época de bajo crecimiento, baja
inversión, retroceso del desarrollo humano”. “Estas crisis están convergiendo
para dar forma a una década única, incierta y turbulenta que tenemos por
delante”, concluye el informe. Incluso llaman a la pesadilla en la que están
sumergidos: “poli-crisis”. Sinónimo artificial de la crisis general de
descomposición del capital en etapa terminal, con la que quieren ocultar la
realidad al borde del abismo al que han arrastrado al mundo.
¿Qué
encuentra el informe de los magnates? La crisis general de descomposición del
imperialismo, pero a un nuevo nivel de calidad en esta década, un nivel de
crisis general sin precedentes. Basta observar que desde el final de la Segunda
Guerra Mundial, las tasas de crecimiento del PIB mundial demuestran, de manera
relativa, la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, revelada
por Marx en “El Capital”. Según datos del propio Banco Mundial, entre 1961 y
1970 las tasas de crecimiento variaron en un promedio de 5,4% anual, antes de
caer a 3,12% anual entre 1981-1990, y luego alcanzar el promedio de 2,2% anual
durante el última década (2010-2020).
Sólo existe
una fórmula para que los imperialistas intenten frenar momentáneamente la
tendencia a la baja de la tasa de ganancia, pero sin ningún efecto positivo
sobre el parasitismo de su economía: profundizar a niveles nunca antes vistos
la máxima explotación, del proletariado. y de las naciones oprimidas, y
destruir las fuerzas productivas en gran escala, lo que conducirá a la extrema
concentración y centralización del capital, monopolizando los mercados y
fuentes de materias primas y energía en manos de un número aún menor de
superpotencias y potencias, y ampliar las guerras de rapiña y saqueo de las
naciones oprimidas mucho más allá de lo que hacen hoy, objetivos que sólo una
gran guerra mundial puede hacer posibles, como lo demuestran las dos grandes
guerras de principios y mediados del siglo XX. Si bien las superpotencias y
demás potencias imperialistas temen una nueva guerra mundial, primero, por
todas las incertidumbres sobre su propio destino con ella, y segundo, por la
experiencia histórica de las dos anteriores que tuvieron a su término (la
primera, la Gran Revolución Socialista de Octubre y, la segunda, un campo
socialista), a pesar de ello, es el camino y la dirección en la que marcha el
capital. Tales son las guerras más recientes en Siria y Ucrania, en las que sus
intereses rivalizan por detrás; Sumado a esto, para tratar de dar vida a su
sistema, las medidas draconianas en los propios países imperialistas –como se
ve, ahora, en Francia, cuando el gobierno por decreto impuso una reforma de las
pensiones rechazada unánimemente por las masas– y el crecimiento de la Policías
estatales y con crecientes restricciones a las libertades y derechos,
fomentando las fuerzas políticas de extrema derecha a escala mundial y en la
misma proporción engrosando el caldo de cultivo del fascismo.
Las masas,
sin embargo, experimentadas en más de un siglo por los engaños y frustraciones
de la democracia burguesa o por los experimentos del fascismo, no aceptarán ser
gobernadas como antes. La tendencia histórica y política es la revolución, un
nuevo período de revoluciones, como temen los mismos señores de Davos.